Hola, es otro fic de Gundam Wing, jejeje, esta vez va a ser un poco largo, espero que lo disfruten, cualquier cosa la dicen no más, jejeje, estoy en línea cada vez que pueda (casi todos los días ¬¬... fanática del Internet), bueno yo me largo (despido), los quiere Carol .

Precisamente, deseo disculparme por mi manera tan absurda de relatar esta historia, créanme que reconozco cuando hago mal las cosas y a este fic lo he hecho tan, tan, mal que necesite del apoyo de Lady Une Barton para que me lo diga (gracias, muchas gracias), esta vez trataré de hacerlo mejor, si me dan una oportunidad pondré todo en este fic, me falta emoción, lo sé, lo siento muchísimo, créanme… bueno, creo que eso era todo, les prometo mejorar, eso si, por favor, nos veremos en otro momento

Gracias a todos por dejarme reviews, (no nombro porque me olvidaré de alguien y luego me matan, jeje )

CAMBIO MORTAL

Cap. 5

-¡Hilde!- gritó asustado el ex trenzado, rápidamente cubrió su decadente cuerpo con algo de su ropa, no quería que su preciosa hermana lo viera de esa manera, era infame, asqueroso, se odiaba a sí mismo por degradarse tanto, mas no podía hacer nada, si Hilde estaba cautiva… lo mejor era obedecer a esos hombres, por su bien, por el bien de su hermanita.

-Duo…- la pequeña no daba crédito a lo que sus ojos llenos de lágrimas observaban, otra vez su hermano se había humillado por su culpa, -¡Perdóname!- se desplomó en sus rodillas llorando desconsoladamente.

-¡No Hilde basta!- no le gustaba que ella hiciera eso, ya le había dicho que no se angustiara tanto, todo era por su bien, pero, de cierta forma sabía, que si él sufría, ella lo acompañaría, -Te he dicho que no llores así…- fue interrumpido por la negación rotunda, tan firme… sonrió, aún conservaba coraje.

-¡No!... ¡esto es por mi culpa!... si tan solo no hubiera sido una… completa idiota… nada de esto hubiera pasado… ¡perdóname!-

Duo se levantó a duras penas, cubriéndose por completo, se agachó a la altura de Hilde y la abrazó con ternura, -Ya, ya pasó, estoy bien, soy muy fuerte- sabía que eso no era verdad, él era vulnerable como cualquier persona.

-Pero… pero…- no podía decir nada más, si su hermano mayor afirmaba algo, no podía objetarle nada.

-Ya no llores, estoy bien… ahora tendré que salir por un momento, prométeme que te portarás bien, no… no los hagas enojar- el ex trenzado se levantó y recogió todo lo que había en el suelo: el resto de sus ropas, la información dada sobre el banco que saquearía y…. el cuchillo… el cual sería usado para suicidarse en caso de que fracasara con la operación, lo observó varios instantes, pero al fin decidió guardarlo y llevarlo consigo, mas no pensaba quitarse la vida, si fallaba, tomaría el riesgo y atacaría a sus "dueños"… debía salvar a Hilde por encima de todo.

-Bueno… me voy Hilde, cuídate mucho…- se acercó y le dio un suave beso en su frente, le acarició el cabello corto azul y le sonrió en señal de despedida, se levantó y corrió por los escalofriantes pasillos de aquel lugar, salió y se preparó para su operación, confundiéndose con la oscuridad de la noche.

-No puedo creer nada de esto… Duo…- el pequeño árabe sollozaba en brazos de Trowa, quién lo abrazaba protectoramente, lucía mejor a pesar de un poco de dolor por el golpe recibido.

-Calma mi ángel, estoy seguro que todo se resolverá- le besó la frente, acurrucándose más en el sillón.

La policía había llegado poco después de que se fuera Duo, hablaron con todos, pero afirmaron que no habían visto al asesino… Duo aún era su amigo y no lo culparían por algo que de seguro… no deseó hacer; Heero no dijo ni una sola palabra, estaba tan perdido en sus pensamientos que no le tomó importancia al asunto, sentía pena por el chino, pero ahora solo le importaba su "baka" amigo, nada más. Se llevaron a Wu Fei, luego se realizaría su entierro.

-Heero…- le llamó el rubio, dirigiéndose a él, el ojiverde se había dormido.

-…-

-¡Heero!- lo zarandeó un poco.

-¿Qué sucede?- se volteó a ver a su amigo, pero su mirada se perdió de nuevo, una lágrima surcó su mejilla.

-Heero…- le abrazó, el de ojos cobalto recargó todo su cuerpo hacía éste, se dejó llevar por la calidez de su cuerpo, no pudo reprimir más el llanto.

-Tranquilo amigo, ya verás que Duo volverá en sí… ya lo verás…-

-No Quatre… yo tuve la maldita culpa… ¡es mi culpa!- se derrumbó en sus rodillas, el rubio todavía lo abrazaba, ambos seguían unidos en el suelo… Heero sollozando y Quatre consolándolo lo mejor que podía; sin medirlo… el de ojos aqua le prodigó un casto beso en la mejilla mojada de Heero, se observaron por varios segundos.

-Estoy tan solo Quatre… moriré de dolor…-

-No lo harás… Duo-… no pudo seguir hablando, los labios de Heero sobre los suyos se lo impidieron, abrió de golpe los ojos al darse cuenta de lo que Heero estaba haciendo, pero los cerró pausadamente, disfrutando inconscientemente de ese beso; era un error, uno muy grande, pero Heero no parecía desistir, convirtiéndose en uno salvaje y apasionado, se tocaban sus temblorosos cuerpos, deseando explorarse el uno al otro con urgencia, la necesidad de aire les separó.

-Esto… no está bien Heero… Trowa…-

-Ssshhh… por favor… yo… te necesito…-

De nuevo un beso lleno de deseo, Heero bajó una de sus manos a la hombría del árabe, oyendo complacido los gemidos de éste cuando la masajeó.

-No… detente… no… mmmm….-

-Lo deseas tanto como yo… hagámoslo…-

Las caricias y besos aumentaron, pero se detuvieron en seco al ver que Trowa parecía despertar.

-Mmmm… ¿mi ángel?...- llamó Trowa frotándose los ojos adormilado.

-Aquí estoy- se acercó depositando un beso en sus labios.

Casi de inmediato de ver a Trowa moverse, se pusieron de pie y arreglaron sus ropas y cabellos, dejando todo como si nunca hubiera pasado nada.

-Aaaaahhh ¿qué hora son?- se le escapó un bostezo.

-Son las doce… creo que mejor nos vamos a dormir, ha sido un día muy largo- habló Heero encaminándose a su alcoba, antes de irse miró a Quatre, él lo miró también, Heero tenía un semblante triste y Quatre estaba confuso, pero aún así, asintió sonriendo, Heero se sorprendió, ¿acaso el rubio quería terminar lo que empezaron?

-''Iré a tu cuarto en la noche''- fue lo que Heero entendió al leer los labios del blondo, sonrió asintiendo, luego se retiró y cerró la puerta.

-Vamos mi amor- dijo Trowa levantando a Quatre hasta ponerlo en un hombro.

-No bájame Trowa, ¿qué haces?-

-Pienso hacerte el amor- lo arrojó a la cama y se colocó encima de él, Quatre desvió la cara para que no lo besara.

-¿Qué pasa?- el ojiverde se incorporó, quedando arrodillado en la cama.

-Es que… tengo sueño, mejor mañana ¿si?-

-Bien… está bien- se levantó y se fue al baño, Quatre lo siguió.

-Amor no te molestes… es que…-

-No estoy molesto- Trowa tenía espuma de la pasta de dientes en su boca y sonrió.

-Te vez gracioso-

-Hn- escupió la pasta y acarició el cabello de Quatre, -No estoy molesto, es cierto que ha sido un día agitado y estamos cansados-

-Si, pero te juro que mañana si lo hacemos-

-OK-

-Me iré a dormir, te veo en la cama- Quatre se acostó con el pijama puesto, esperando que Trowa llegara y una vez que se durmiera iría al cuarto de Heero… amaba a Trowa como a nadie en el mundo, pero últimamente el sexo con él estaba siendo muy monótono, -"Supongo que con Heero se me pasa esto"- pensó, talvez tener sexo con Heero reviviría su parte salvaje y también lograría mejorar el ánimo del ojiazul, -"No es más que sexo… lo hago para luego motivar a Trowa a algo más fuera de la rutina… nunca me enamoraría"-; Trowa estaba plácidamente dormido, Quatre se levantó con cuidado, se deshizo del pijama, quedando en ropa interior y fue a la habitación de Heero.

Heero estaba esperando la llegada de ese "niño" tan erótico, miraba la puerta ansioso, frotándose perezosamente el bulto bajo sus boxers, estaba dispuesto a tener sexo con él, pero sabía que no lo amaba, solo era algo carnal, la primera vez que lo había besado pensó en Duo… si, esa era la solución… pensaría en Duo cuando tuviera a Quatre entre sus brazos, así la depresión de no tenerlo a su lado disminuiría un poco.

Finalmente la puerta se abrió dejando pasar a un hermoso árabe en boxers, los cuales salieron de su cuerpo de inmediato, quedó desnudo frente a la mirada cobalto, que se encendió de lujuria.

-Estoy listo Heero-

Duo corría a toda velocidad, las sirenas de la policía se oían a lo lejos, su ropa negra estaba cubierta de sangre, tenía en su poder el dinero de todo el banco, el trabajo había sido un éxito, pero la policía estaba muy cerca.

-Aquí Maxwell… he conseguido el dinero, pero la policía me sigue, repito: la policía me sigue… cambio…-

-Aquí "master one"… pasa cerca del establecimiento comercial… encontrarás una puerta roja, entra, te veré allí, cambio…-

-Entendido, cambio y fuera- apagó el comunicador y divisó la puerta, entro y efectivamente estaba un hombre de cabello negro corto, ojos cafés, de apariencia tosca y un smoking.

-Te tardaste imbécil- le da una fuerte bofetada, pero no logra derribarlo.

-Lo siento- agacha su cabeza con pesar, odiaba todo lo que estaba viviendo, era como el infierno.

-No esperaba más de una puta-

Ese comentario hace que Duo derrame unas cuantas lágrimas.

-Oh, te ofendí ¿verdad, jajaja, no sabía que las putas tenían sentimientos-

-Pues no señor, yo no poseo sentimiento alguno- levantó su vista, la cual era fría, era verdad, no interpretaba nada, tal como Heero solía tenerla, pero la de Duo era más espeluznante, como si pudiera intimidar al más fuerte de los hombres con ella y evidentemente el hombre retrocedió asustado.

-Bueno… vamos-

Duo lo siguió en silencio, el hombre lucía tensionado, miraba de reojo al ex trenzado, que aún lucía esa mirada fría, más que el mismo hielo.

-Aquí es- señaló una puerta negra.

-Bien- abrió la puerta.

Duo abrió sus ojos en asombro, el lugar era un prostíbulo, mujeres de todas las edades, era inhumano, hasta incluso niñas de diez años o menos, le dio repugnancia.

-¿Dónde está…?-

-¿El jefe, sígueme-.

Pasaron por ese horrible lugar de prisa, por donde mirase encontraba los rostros de resignación de esas mujeres y los de miedo de esas niñas indefensas, sintió lástima, pero a fin de cuentas él estaba en la misma situación; pararon en una puerta color vino, que tenía una cortina y un hombre con gafas oscuras la vigilaba.

-¿A dónde creen que van?- habló rudamente mirando con deleite al hermoso jovencito que acompañaba al grotesco hombre.

-Venimos a ver al señor Ludown- dijo el hombre.

-¿Quién le busca?-

-Su esclavo: Maxwell- rió, al oír ese nombre, el de gafas oscuras abrió la puerta sin perder tiempo, Duo entró, su sangre se heló y palideció al contemplar el lugar; era otro prostíbulo, pero uno de jovencitos, como él, también niños de seis a trece y otros de catorce a dieciocho, tapó su boca con una mano, estaba más que sorprendido, los tímidos adolescentes bailaban en una pasarela mientras hombres asquerosos los manoseaban y regalaban dinero.

-Maxwell- se oyó la voz de un hombre detrás de él, era el mismo que había abusado de él.

-Buenas noches, amo- se inclinó saludándolo.

-Si, si, si… ven acá- le tomó del brazo, prácticamente arrastrándolo hasta sentarse en una de las mesas.

-¿Y?- sacó un cigarrillo, lo prendió y sopló el humo en la cara de Duo, que desvió su rostro.

-Misión cumplida amo, ya no se preocupe-

-Mh, que bien, que bien… ¡hey tú mesero!-

El joven aludido llegó hasta el hombre, el chico estaba usando un short muy pequeño de color azul, sandalias y una camisa negra, se veía muy amedrentado.

-¿Si, ¿qué desea?- le preguntó lánguidamente, jugando nervioso con sus manos.

-Quiero servicio de buena calidad, quisiera un niño de unos… mmm… doce años- sonrió maliciosamente.

-Si… enseguida- se retiró haciendo una reverencia.

-¿Qué, amo… pero…-

-Tú te callas Maxwell, te quedas aquí hasta que yo diga, ¿entendido?- le miró fieramente.

-Si, como ordene- sentía que la rabia se apoderaba de él, quería eliminar con sus propias manos a ese ser tan repulsivo, pero se contuvo, si moría ahora, nunca podría ayudar a Hilde. Después de unos minutos un niño de doce años, cabello castaño corto, ojos celestes, llegaba donde ellos.

-¿Busca mis servicios señor?- el pequeño lucía más que nervioso, con el mismo atuendo del primer chico.

-Claro preciosura, primero empieza por "éste"- el hombre sacó de su pantalón su miembro algo rígido, el niño cerró los ojos con agobio y se puso a hacer su trabajo, mientras que Duo cerraba sus ojos con fuerza, recordando las atrocidades de su existencia vivida en ese infierno.

CONTINUARÁ….

Notas de la autora:

Hola, ¿ahora si estuve bien, espero que si, ya saben sus reviews son muy importantes para mi, les prometo contestarlos cuando tenga más tiempo, en el próximo cap. Relataré lo sucedido hace 5 años, espero les agrade, ¿qué pasará con Heero y Quatre, espero que ansíen la respuesta, bueno, nos veremos pronto, besitos, chao!