Wenasssss, mis queridos portentos!!! (Conciencia: qué se ha fumao hoy ésta??? O.o) (su otro yo: no tengo nidea u.u' pero me averguenza). ¬¬ Aburridos.
Weno, weno... Esta vez no me he tardado tanto, o sí???? Nop, creo que no. De toas formas, tratándose de un puente taaaaan largo, ya podría haber subido más de un cap... Pero no, mis interminables compromisos (léase cama, comida, televisión, cine, sofá, ordenador, tareas escolares y algún que otro contratiempo más) me lo han impedido u.u' Así que procuraré que en lo que queda, usease, en estos dos días que se pasarán en ná, subir algo más. Ya depende de los reviews ;)
En fín, como estamos en puente, mis dedos también van a descansar un poco, así que no me enrrollo más, que a este paso borro las teclas O.o Disfruten de lo que os quea de mini-vacaciones, que ya no falta tanto pa la navidad, y palante con lo que venga ;)(K) Besossss.
Uh O.o Pero qué digo???? Si faltan los reviews!!!! XDDD Ay, qué despiste maxo.
Mish1: Holasssssss!!!!!! (sí, en plural porque te mando varios xDDD ojú, k mal estoy u.u') K tal el puente???? Has tomado mi ejemplo (usease, huevoneando to los dias) o has trabajo algo???? xDDDD Bueno, esta vez no te me quejarás, eh? Que no me e tardao tanto. Tú si ¬¬u Si me comiera las uñas te aseguro que ahora mismo estaría manca. En fín, a ver si terminas ese cap (mira kién fue a hablar xD la que estira la historia como si fuera un elástico sólo por no hacer de una maldita vez el último cap u) Muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuxos Besosssssssssssss8pero sin pasarse, que me los gastas ¬¬).
Saku: Sa roxioooooooooo!!!! K pasa peyeja?????? Disfrutando er puente, eh??? Wowowo xDDD Como ves no e seguío tu consejo xD Esto es lo unico k e subio en to el puente u pero a sido por una buena causa ;) ah, que no conoces la Asociación de Wevones Anónimos???? Pos es mu conocía, oye. Allí van to los vagos de España xDDD En fín, que se me va la oya. Le voy a tener k decir a mi madre k cocine ya pork sino se nos escapa. Ala, a disfrutá el cap. Y no me seas tan peyeja, k te conozco xD Besosssssssssssssssss (K)(K)(K) (los 3 primeros son pa mi, el resto te los puedes queá ;))
Fera Weasley: Wolas wapa!!!!! Yo de rápida tng poco xD Soy más lenta que un caracol cansado. Pero bueno, se hace lo que se puede. Esta vez no tardé tanto, eh??? ;) En fín, a ver si tng tiempo y leo algún fic tuyo, que me has metio la intriga xDDD Lo malo es eso, que tiempo no es que me sobre precisamente. Pos ná, disfruta este cap ;)(K) Besos.
Disclaimer:
1.- Todos los personajes que reconozcáis no me pertenecen. Como ya sabreis, son propiedad de la gran Rowling ù.ú Algunas nacen con suerte.
2.- La protagonista, entiendase Amy, sí que me pertenece, así como los miembros de su familia.
3.- La historia tambien me pertenece. Algo de mérito debía tener, no??
A Fera Weasley, por seguir acompañando a Amy aunque esto ya se repita más que el ajo. Eres una muy buena lectora ;) (y fan xDDD)
Capítulo 4.
Un rayo de luz me dio en los ojos, haciendo que me despertara. Miré a mi alrededor un poco desconcertada. Creía que todo había sido un sueño, un muy agradable sueño, pero no, era la realidad.
- Por ahora sigo viva- pensé en voz alta con una gran sonrisa.
- ¿Creías que te iba a comer o algo por el estilo?
Otra vez ese fría voz... Cómo la odiaba.
- Muy gracioso. Buenos días a tí también.
La sensación que sentí al verle es difícil de describir. El chico se giró en su saco, dejando al descubierto su pálida cara. Ahora si que le veía bien. Para mi pesar, era muy muy guapo, con unos ojos grises increíbles, y una boca de infarto. ¿Por qué todos los guapos eran gays o unos completos cretinos? Bueno, estaba exagerando, los había guapos y no eran nada de eso, pero tenían novia.
- ¿Qué miras? ¿No has visto un chico guapo en toda tu vida?
¿¡Se había dicho guapo a sí mismo!? ¡Pues sí que estaba creído!
- Sí, he visto muchos. Pero tan feos como tú... No, creo que eres el primero.
El chico me dirigió una mirada tan fría que me heló la sangre.
- Pues tú no te creas que eres una Veela.
¿Esa palabra salía en el diccionario? No sé, a lo mejor mi diccionario se estaba quedando un poco anticuado...
- ¿En dónde estamos?- pregunté ignorando por completo su comentario.
- Es obvio. ¿No ves que es un campo?
¡Claro que veía que era un campo! Tan cortita de mente no era.
- Ja, ja.
- Estamos en las afueras de Surrey. Eso creo, tampoco soy un mapa.
- Y... ¿Adónde nos dirigimos?
- Como ya te dije, es un secreto. Yo tampoco lo sé exactamente. Lo único que sé es mi objetivo, en dónde conseguirlo ya lo veremos.
Estupendo, eso significaba que tal vez sólo tuviesemos que ir al pueblo de al lado o por el contrario llegar hasta Pekín.
- Sin rumbo fijo...
- Exacto. Y ahora levántate ya. Cuando antes no pongamos en marcha, antes terminaremos con esto.
- Ejem, querrás decir terminarás.
- Eso he dicho.
- No, dijiste terminaremos.
- ¿Lo sabré yo mejor que para eso lo he dicho?
Preferí no insistir en el tema, estaba visto que no le gustaba que le corrigieran.
Comenzamos a caminar, subiendo una gran colina.
- Tengo hambre- me quejé para molestar, aunque tampoco era una gran mentira.
- Pues como no te quieras comer un puñado de hierba...
- No, la hierba no me gusta. No soy una cabra (estoy como una cabra, que es algo muy distinto...).
- ¿Una qué?
¿No sabía lo que era una cabra o se estaba quedando conmigo?
- Una cabra. ¿No sabes lo que es?
- No.
- Un animal que come hierba, tiene cuernos en la cabeza...
- ¡Ah ya! Los bichos esos.
- ¿Pero tú en qué mundo vives chaval?
- En uno distinto al tuyo.
- Sí, en el mundo de los gilipoyas...
- Oye tú, sin insultar.
Seguimos caminando en silencio por la verde hierba, bajando la colina que acababamos de subir. Cuando llegamos abajo, pude ver una carretera a lo lejos. Entonces recordé la ropa que llevaba puesta...
- Un momento, no puedo seguir vestida así.
- ¿Y por qué no?
- Porque no es plan de ir caminando por mitad de la carretera en bata.
- Entonces quítatela.
- ¿Y quedarme en pijama? Peor el remedio que la enfermedad.
- ¿Qué?
- ¿No conoces ese dicho?
- No, es la primera vez que lo oigo.
Declarado, aquel chico no era de este mundo. ¿Sería un marciano venido de Marte que quería absorverme el cerebro? Tantas películas de terror me estaban afectando seriamente.
- Bueno, si no puedes seguir así, quédate aquí. Yo no puedo hacer nada.
- Oh, no. Si yo me quedo, tú te quedas.
- ¿Y cómo piensas impedirme que me vaya?
Esa pregunta era muy fácil de responder para mí.
- Fácil, si no quieres que te pegue una ostia, mejor que te quedes aquí.
- Vaya, la muggle nos ha salido chulita...
- Mira quién fue a hablar, el que no para de pavonearse por todos lados.
- ¡Ya basta! A ver, si yo arreglo lo de tu ropa, ¿te importaría no mencionárselo a nadie?
No comprendí muy bien por qué no quería que se lo mencionase a nadie, pero acepté la propuesta.
- Bien, pero ya sabes, ni una palabra de esto a nadie.
El chico se metió la mano en uno de sus bolsillos y empezó a buscar algo. Cuando la sacó, llevaba una larga varita agarrada.
- ¿Qué pretendes hacer con eso?- dije riéndome- ¿Magia?
- Exactamente- contestó el chico, muy seguro de lo que iba a hacer.
- Venga, adelante.
Y luego me decían a mí que yo estaba loca... Porque no lo conocían a él, que si no...
- Visualiza tu ropa.
Me concentré para visualizarla, algo que me costaba mucho porque no paraba de reirme.
- ¡Cambiatto!- gritó el chico mientras me apuntaba con su varita.
Como era de esperarse, no noté absolutamente nada.
- ¡Oh, que hechizo más efectivo!- me burlé- ¿Lo ves? Aún llevo mi ba... ¡¿Qué?!
Miré impresionada mis pantalones negros y mi camiseta blanca sin mangas con capucha.
- Impresionada, ¿eh?
- ¿Cómo has hecho eso?
El chico no contestó. Simplemente guardó su varita y caminó hacia el frente. Yo le seguí, impresionada todavía. ¡Había hecho magia! Y no la clase de magia que hacen los magos que salen en la tele : trucos baratos con cartas, sacar conejos de sombreros... ¡Esto era magia de verdad! Empezaba a ver a ese chico de una forma diferente.
Sin darme cuenta habíamos llegado a la carretera que había visto antes.
- Eh, para el carro. ¿Quieres que te atropelle un coche?- dijo el chico, echándome hacia atrás con su mano.
- ¿Acaso parezco una suicida?
- Eh...- comenzó a decir el chico.
- Ni contestes- le corté.
Ya sé que una chica que habla sola, se imagina cosas un tanto raras, sigue a un chico que no conoce de nada y casi se echa debajo de un coche, no es que sea muy normal, pero tampoco es para llamarla suicida. Bueno, lo del coche si es propio de una suicida.
- Estos trastos muggles... ¿A quién se le ocurre inventar algo que te puede atropellar?
- ¿Sería mucho pedir que me dijeses qué es muggle?
- Tú eres muggle, tus padres son muggles, la mayoría de la gente que ves caminando por aquí son muggles...
- Eso no me aclara mucho... ¿Tú también eres muggle?
- No, nadie de mi familia lo es.
Vaya lío. ¿No era más fácil explicarlo directamente?
- Ah, ya sé. Los muggles son los de clase media, ¿no?
- No. Los muggles son las personas no mágicas, independientemente de si son de clase media, baja o alta. Y no hagas más preguntas, odio los interrogatorios.
Esperamos a que el semáforo se pusiese en verde y cruzamos la carretera. Al otro lado los edificios eran muy altos, algunos de ellos debían tener más de 30 pisos. Me alegré de no encontrarme en uno de ellos, pues la verdad es que tengo un poco de vértigo.
- Sigo teniendo hambre- dije.
- Y yo, pero no puedo hacer nada. No tengo dinero muggle.
Suspiré decepcionada. No podría aguantar mucho sin comer (me llevo la mitad del día con hambre).
- ¡Yo si tengo!- exclamé de repente.
Había recordado que en los bolsillos tenía dinero. Corrí hacia la primera tienda de chucherías que ví y cogí todo lo que se me antojó : bolsas de patatas fritas, chicles, caramelos, chupachups, chocolatinas, refrescos... Pagué todo y salí de la tienda con una gran bolsa que pesaba bastante la jodida.
- Pues sí que tenías hambre- dijo el chico, mirando la bolsa impresionado.
- No seas tonto, es para los dos y para varios días. O al menos varias comidas...
Eso de varios días no lo veía yo muy claro... Cuando se trataba de comer, y más aún si eran chucherías, no me conformaba con poco. Gracias a Dios que soy muy activa y no engordo.
- Sírvete- le dije mientras desenvolvía una chocolatina y le daba un bocado.
Estuvimos un rato comiendo, sentados en un banco. Cuando ya no podíamos comer ni un solo caramelo más, algo que tardó en ocurrir, nos pusimos en pie y seguimos caminando. El Sol nos daba de frente, quemándonos las caras e impidiéndonos ver bien. La gente nos miraba de forma rara. Bueno, en realidad le miraban a él, pero como yo era su acompañante no podía evitar que me mirasen también. Su ropa negra resaltaba más aún el blanco de su piel y su pelo rubio. Seguramente creerían que estabamos metidos en una secta satánica de esas.
- ¿Todos los muggles son tan entrometidos?
- ¿Por qué dices eso?
- Porque no paran de mirarme.
- Si te miran será por algo.
- ¿Qué insinúas?
- Nada, olvídalo.
Habíamos llegado a un parque. Los niños correteaban a sus anchas, mientras que las madres charlaban tranquilamente sentadas en los bancos. Estaba rodeado de pequeños naranjos llenos de flores. Respiré la suave brisa con olor a verano que llegaba hasta mi nariz. Nunca había sentido tanta paz. Pero la paz se acabó pronto...
- ¿Piensas quedarte ahí parada todo el día?
- No sé en tu mundo, pero en el mío existe algo que se llama descanso.
El chico me cogió del brazo y tiró de mí hacia la acera. Era bastante bruto.
- ¡Suéltame! Me haces daño.
- Perdón, señorita delicada. No quería romperle una uña.
- No te hagas el gracioso.
- No me hago el gracioso, soy gracioso.
- Sí, gracioso... La gracia la tienes en el culo, como las avispas.
A ver que cuente... Esa era la 5ª vez que discutíamos ese día, si no me equivoco. El chico se molestó por el comentario y no volvió a dirigirme la palabra hasta 1 hora después. Para mí era un alivio, porque cada vez que abría la boca lo que hacíamos era discutir. Nunca había odiado tanto a una persona.
- Espérame aquí- me dijo al llegar delante de un edificio de color verde.
- Vale...- contesté a regañadientes.
Él entró en el edificio corriendo y comenzó a subir las escaleras. Yo iba a decirle que utilizase el ascensor, pero ya había desaparecido de mi vista. Peor para él, se tendría que hartar de subir.
Pasó media hora y el chico no venía. Me harté de esperarle y fui a sentarme en un banco cercano. En ese momento, alguien se sentó también en el banco.
La Peye Malfoy
