Capítulo 8.
Llevábamos caminando más de 3 horas, y no exagero, cuando por fin encontramos una maldita fuente para poder refrescarnos. Nos encontrábamos en un pequeño paseo cercano al mar, por el que circulaba gran número de personas. El Sol ya estaba bien alto, iluminando las crestas de las olas.
¿No piensas beber o qué?
¡Estupendo! Con tanto fijarme en el paisaje me había olvidado de que tenía a mi alcance la bendita agua que tanto había deseado. Lentamente, disfrutando del momento, sumergí las manos en ese cristalino líquido y dejé que uno de los chorros que expulsaba la estatua, que por cierto tenía forma de pez, cayera sobre mi pelo y me mojara toda la cara. Sí, ya lo sé, corría el riesgo de coger una pulmonía¡pero me estaba deshidratando¿Qué hubieseis hecho en mi lugar, eh? Posiblemente lo mismo. Vamos hombre, si está claro que todos los jóvenes somos igual de impulsivos. No pensamos en esas cosas, actuamos según el momento.
¿Pretendes ahogarte?
Cada vez daba más el perfil de ser una suicida. Primero, casi me tiro debajo de un coche, y segundo, me quedo un buen rato debajo de un chorro de agua. Decididamente, no le estaba dando muy buena impresión a Draco. Pero¿y qué¡Ni que a mí me importara lo que él pensara de mí! Mejor, cuanto más loca me creyera, más miedo me tendría y más tranquila estaría.
¿Me has oído?
Saqué la cabeza del chorro de una buena vez y me escurrí el pelo. Había pasado de estar muerta de calor a helarme de frío. Pero es normal¿a quién se le ocurre estar tanto rato con un chorro de agua helada cayéndole por la cabeza? A nadie, sólo a mí que soy gilipollas.
Dejando a parte mis maravillosos comentarios sobre mis propios actos descerebrados, volveré a la historia que es lo que realmente os puede interesar.
Draco me miraba divertido, con una media sonrisa lasciva que más bien parecía que se le había quedado cogido un nervio o algo así.
¿Tienes algo que decir o seguimos?
Nada...
Proseguimos el camino. Mis pies daban un paso tras otro, dejando el suelo mojado. Sí, al parecer mis zapatos también haban querido refrescarse y no se les había ocurrido una mejor forma que pisar un charco. Subí la mirada para no ver más mis pisadas, porque me parecía algo ridículo, y me encontré con un espectáculo rarísimo.
Oye, una pregunta.
Draco me miró de reojo y puso los ojos en blanco.
¿Sólo una? Viniendo de ti lo dudo mucho...
¡Venga ya!
Está bien¿qué quieres...?
¿Por qué esos tíos llevan unas pancartas con dibujos de delfines?
Van a una reunión de "Amantes de los delfines".
Pues sí que sois raritos los ingleses...
Eso te incluye a ti.
No, yo soy rara, pero no inglesa. Además, eso ya sobrepasa mi idea sobre lo que es extraño.
Ah¿pero no eres inglesa?
Era increíble que llevásemos tres o cuatro días viajando juntos y no hubiésemos hablado sobre nosotros.
No.
¿Entonces?
Uff, una mezcla... Mi padre es norteamericano, de Detroit. Y mi madre es española, de Cádiz.
Extraña combinación.
No hace falta que lo jures...
¿Y tú dónde naciste?
En Madrid, España. Allí viví sólo unos meses. Luego nos mudamos a Cádiz. Y más tarde vinimos a Surrey, hace un mes o así.
Pero sabes hablar el inglés perfectamente, no te lo había notado...
He dado clases desde pequeña.
¿Y el profesor te aguantaba? Deberían haberle dado un premio por ello.
Tres, dos, uno... �¡Explosión!
�¿Qué has dicho!- le miré amenazadoramente- Mira, o te dejas de tanto cachondeo o me quedo aquí y no me mueve ni Dios.
Uhh, qué problema...
Mi poca paciencia estaba llegando a su límite. Me giré y me crucé de brazos, intentando controlarme para no bajarle los humos de una buena ostia.
Vamos, Amy, pareces una niña pequeña.
¿Yo? Ja¿entonces tú qué pareces¿Un bebé?
En lugar de escuchar su respuesta, a mis oídos llegaron dos voces desconocidas.
Vaya, Malfoy, veo que estás bien acompañado- dijo una voz masculina.
Sí, tú no pierdes el tiempo¿eh?- añadió recelosa otra voz femenina.
Bien, eso de escuchar a personas que no veo no es lo mío, así que les eché un vistazo. El chico, que llevaba una túnica igual que la de Draco, era moreno, con el pelo de punta y el flequillo cayéndole por la cara. Los ojos los tenía muy oscuros, algo parecido a mí en ese aspecto. Tenía una sonrisa idéntica a la que había puesto Draco hacía un rato. La chica, que sonreía de la misma manera que ellos dos, también era morena, con una larga melena lisa y facciones duras. Algo así como un bulldog con movimientos y gestos de tío, y voz de chica. Iba vestida con una túnica negra bastante ajustada, que marcaba muy bien sus curvas. Ésta, en la parte de abajo, tenía un dibujo de una gran serpiente muy chula. No paraba de mirar a Malfoy entre mosqueada y altiva. De vez en cuando también me miraba a mí, con celos. Debía estar enamorada del rubio.
Zabinni, Parkinson...- saludó éste.
Aquí ya me volví a girar, adoptando la misma posición de enfado que antes.
Qué Malfoy¿ya lo hiciste? Nosotros venimos de hacerlo¿verdad, Pansy?
Aj�, Blaise.
Suerte que no podían verme la cara, porque si no me habría caído una buena... Es que la dichosa frase tenía cojones... ¿O no os suena a...? Bueno, ya sabéis.
Aún no lo hice.
�¿No!- exclamó el chico moreno- Pues te quedan sólo tres días... ¿Qué has estado haciendo todo este tiempo?
Algunos imprevistos...
Sentí que las tres miradas se clavaban en mí con poca discreción. Así que me consideraba un simple imprevisto¿eh? Ya ajustaría cuentas con él más tarde.
No será...- comenzó a decir la chica con cara de bestia.
Es muggle- se apresuró a contestar Draco.
Le noté un poco nervioso, pero pensé que eran imaginaciones mías.
Me llamo Amy, ya que Malfoy es tan poco caballeroso que ni siquiera me presenta...
Los dos rieron ante mi comentario, mientras el aludido me miraba molesto y algo avergonzado.
Me gusta, tiene carácter- dijo el chico.
Sí, seguro que de ser bruja estaría en Slytherin- comentó la chica.
La verdad, yo no tenía ni puta idea de qué era Slytherin, pero por el tono con el que lo decían debía ser algo de lo que sentirme orgullosa.
Bueno, Malfoy, ya sabes lo que tienes que hacer si no quieres tener problemas...
El chico le puso una mano en el hombro a Draco y le dirigió una mirada grave. Luego se acercó a mí.
Así que Amy¿eh? Bonito nombre- me guiñó un ojo- Espero volver a verte algún día.
Lo mismo te digo, Bleize.
Me costó un poco recordar su nombre, pero gracias Dios lo logré.
Draco, prométeme que tendrás mucho cuidado.
Patty, que si no recuerdo mal ése era su nombre, abrazó a Draco.
Adiós Amy, no te dejes avasallar por éste¿eh?
Descuida, Patty, no lo haré. Adiós.
Los dos se marcharon. Malfoy se había quedado estático en su sitio, aparentemente pensando en algo importante. Después de un rato, se giró hacia mí con expresión neutra.
Vámonos- fue lo único que dijo antes de alejarse.
Tú no esperes¿eh? Que es malo para la salud.
No seas tan lenta y te esperaré. Por cierto, se llaman Blaise y Pansy, no Bleize y Patty. Si serás mala para recordar las cosas...
Maldita memoria de los cojones. ¿Para qué me servía tenerla? Sólo para dejarme en ridículo, eso es.
Mira quién fue a hablar, el que no sabe ni lo que es una cabra.
Si que lo sé.
Venga, dime qué es.
Tú eres una cabra.
No te cansas¿verdad?
Mmm... ¡No!
Pues prefiero ser una cabra antes que un choco mal parido como tú.
La Peye Malfoy
