Capítulo 9.
Si yo soy un mono, tú eres una cucaracha.
Y tú una babosa.
Estábamos a punto de batir el récord a la discusión más larga de la historia, si es que no lo habíamos batido ya... Y si no existía, acabábamos de inventarlo nosotros.
Tengo hambre.
Este es un buen ejemplo de cómo cambiar de tema sutilmente. Sí, seguro...
No puedo entender cómo puedes estar tan delgada con todo lo que comes...
¿Que yo como mucho? No es por nada, Malfoy, pero son las 6 de la tarde y aún no he comido nada en todo el maldito día. No me vayas a decir que tú no tienes hambre...
Sí que tengo, pero yo no me quejo tanto como tú.
Habíamos llegado a la carretera. El tráfico era un completo caos. Largas caravanas se formaban en torno a los semáforos. Algunos conductores listillos optaban por saltárselos, mientras que otros bastante impacientes no paraban de tocar el claxon.
Cruzamos con un poco de dificultad, pasando entre los coches y motos parados. Justo en la acera de enfrente había una pizzería.
¿Entramos aquí?- sugerí.
Si tienes dinero...
Mmm, aún me queda un poco. Será suficiente.
Vale, entremos...
Agarré el pomo y empujé. En ese momento, los clientes comían al compás de una canción de Sean Paul y charlaban animadamente.
Ve eligiendo la mesa que yo vuelvo ahora- le digo a Malfoy mientras me dirigía hacia el mostrador.
La dependienta, que tenía cara de tonta, estaba leyendo un papel de no sé qué.
Por favor¿me puedes decir dónde está el baño?
Y ni puto caso, ella siguió a lo suyo.
Después de un rato, subió la cabeza y me miró como si yo acabara de llegar.
Buenas tardes.
Ja, si se creía que le iba a dar las buenas tardes lo tenía claro.
¿Me puedes decir dónde queda el baño, por favor?
¿Puedo servirte en algo?
Vamos a ver¿ésta era idiota o se lo hacía?
No sé yo... A lo mejor, y sólo es una sugerencia, podrías contestarme a lo que te he preguntado.
¿Y me puedes repetir la pregunta, por favor?
¿ME...PUEDES...DECIR...DÓNDE...ESTÁ...EL...BAÑO?
La tía me miró ofendida.
Piso 2, a la izquierda- contestó al fin con voz de pava.
Ya te ha costado trabajito contestar esa tontería, hija mía.
Me di media vuelta y busqué las escaleras. Éstas estaban en un rincón muy escondido las jodidas.
Perdón¿sabes dónde está el baño?
Una chica, que debía tener más o menos mi edad, acababa de aparecer por detrás de mí.
Sí, por estas escaleras.
Vale, gracias. Es que no las encontraba y la dependienta no parecía estar por la labor de decirme por dónde era.
Ya, a mí me costó trabajo sacárselo.
A la chica se le cayó un libro, de los tantos que llevaba encima, y rápidamente se agachó a cogerlo.
Lo siento, no me he presentado. Hermione Granger.
Amy Lee, encantada.
Lo mismo te digo.
Bueno, no sé tú, pero yo tengo que subir ya. Me están esperando. Y a este chico no creo yo que la haga mucha gracia eso de esperar...
Las dos subimos y llegamos a una puerta pequeña, con el dibujo de un muñeco mal hecho con vestido. La abrimos y entramos en el baño. Éste era muy chico; sólo tenía un espejo, un lavabo y un báter. Ella se fue hacia el báter y yo me quedé mirándome en el espejo. Los pelos se me habían quedado horribles, más enredados que un estropajo. Además, por si fuera poco, mi camiseta, antes blanca, ahora había adquirido un color entre amarillento y marrón. Y, para rematar la faena, llevaba la campana de los pantalones completamente chorreando. Vamos, que me llega a ver mi madre y me mata.
Ufff, lista- dijo Hermione saliendo del báter.
Era una chica con la piel no muy pálida, ojos color miel, el pelo enmarañado como el que más, y muy natural, sin nada de maquillaje. Iba vestida con una falda corta, medias claras y una camiseta sin mangas.
¿Has venido sola?- le pregunté entrando en el báter y cerrando la puerta.
Pues sí... En realidad sólo entré para ir al baño. No creo que hubiese aguantado hasta casa- me contestó desde afuera.
Al salir, mis ojos se clavaron en la pila de libros que llevaba.
Los cogí de la Biblioteca- contestó como si hubiese leído mis pensamientos- me he quedado unos días en casa de mi abuela y, como me aburría, pensé en leer un poco.
Eso aburre mucho más...
Aclaro, no es que no me guste leer, es más, me encanta hacerlo, el problema es que los libros que había cogido esa chica podrían dormir a un muerto. Matemáticas fáciles, Guía de formulación avanzada, Accidentes Geográficos del Mundo... ¡Parecía que se estaba preparando la Selectividad o algo así!
Bueno, ha sido un placer.
¿Por qué no te quedas a comer con nosotros?
Oh, no quiero molestar...
Tranquila, lo cierto es que necesito alguien con quien hablar. ¿Sabes? Mi compañero de viaje es un tanto "difícil" de tratar y no hacemos más que discutir.
De qué me sonará eso...
Es algo muy común. Sobre todo en los chicos.
No hace falta que lo jures...
Salimos del baño y bajamos las escaleras. Malfoy parecía un poco desesperado. Estaba apoyado sobre la mesa, con la cabeza sujeta entre sus manos.
Heeeee vueeeeeltoooo...- canturreé.
Ya era hoooraaaa- contestó de mal humor imitando mi voz.
Cuando levantó la cabeza, Hermione retrocedió unos pasos. Él la miraba con el ceño fruncido y pude percibir una pizca de sorpresa en su expresión. Lentamente, una sonrisa se fue dibujando en sus labios.
Vaya, vaya... La pequeña Sangre Sucia.
¿Qué?
Pasé mi mirada del uno al otro, esperando que alguno me explicara qué coño quería decir eso. Muy bueno no debía de ser, porque Hermione estaba con el corazón encogido, a punto de echarse a llorar.
Eh, Malfoy, no le digas eso, sea lo que sea.
Yo le digo lo que me dé la gana.
¡Basta de discusiones! Callaos los dos y olvidad el tema.
Vaya, a lo tonto a lo tonto, la chica tenía carácter...
Bien¿comemos o esperamos a mañana? Estoy muerta de hambre.
Y yo.
Las dos nos sentamos en la mesa, enfrente de Malfoy.
¿Cómo¿Granger también va a comer con nosotros?
Sí¿pasa algo¿Acaso querías tener una velada a solas conmigo?
Marcador: Chicas 1, Malfoy 0. Hermione y yo nos dimos una palmada de triunfo.
No, pero si queréis os dejo solas. Ya sabéis, para que podáis "intimar" más.
Ala, eso se merecía bien el empate a 1. El rubio sonrió burlón.
Buenas tardes¿tenéis ya decidido lo que vais a tomar?
Otra con lo de buenas tardes... Esto creaba adicción.
Sí, tres cocacolas y una pizza mediana de jamón y atún.
De acuerdo, en cuanto esté preparado os llamaré.
La camarera se alejó.
Bueno... ¿De qué os conocéis vosotros dos?- quise saber.
De Hogwarts- contestó Draco.
Por desgracia...- comentó Hermione.
Cómo lo sabes...
Ah, entonces tú debes de ser una bruja...
Aj�, y tú supongo que serás muggle...
Sí.
Yo soy hija de muggles.
¿Sí¿Y cómo es que eres bruja?
No sé, nací con ese don...
Eso quiere decir Sangre Sucia, mago o bruja nacido de muggle...
Y luego dicen que en el colegio se aprende todo... Ja, ni de coña me enseñarían a mí eso en la clase.
Joder, pues si significa eso no veo que tenga nada de malo que te lo digan...
Es un insulto- explicó Hermione mirando fijamente a la mesa- El peor insulto que le pueden decir a un mago o bruja.
Ah, ya sé, algo así como hijo o hija de puta.
Algo así...
Entonces no deberías habérselo dicho, Malfoy.
Le miré amenazadoramente. Me había caído muy bien esa chica, aunque conociera poco de ella, y no iba a permitir que la insultara de esa forma. Ni él ni nadie.
Tú te callas que no entiendes nada. ¡Ninguna de las dos lo entiende!
Se levantó mosqueado y se largó por el pasillo, ante la mirada atenta de todos los presentes. En ese momento, la dependienta le llamó y fue a recoger la comida. Luego volvió a la mesa sin decir nada. Este chico tenía unos prontos más raros...
¿Por qué has hecho eso?
No te importa.
Lo dejé por imposible y cogí un trozo de pizza. Aún recuerdo el sabor que tenía, mmm...
La Peye Malfoy
