Capítulo 10.

Habíamos pasado un rato comiendo en silencio. El ambiente era bastante incómodo, con ellos dos que no se dirigían la palabra, apenas se miraban, y yo sin saber cómo romper el hielo. Y así estábamos cuando empezó a sonar My Inmortal, una de mis canciones favoritas.

I'm so tired of being here

Supressed by all of my childish fears

And if you have to leave

I wish that you would just leave...

Me encanta esta canción, es preciosa- comenté.

Muchas veces, cuando estoy más nerviosa de lo habitual, pongo esa canción y me tumbo en la cama con los ojos cerrados. Relaja mucho, os lo aseguro.

I've tried so hard to tell myself that you're gone...

¡Amy!

Noté que una mano me pasaba por delante de la cara.

¿Qué queréis?- pregunté exaltada, a lo que ellos respondieron con una simple encogida de hombros.

¿Acaso una ya no podía ni escuchar música tranquilamente o qué?

Nada- contestó Hermione- Parecías ida.

Sí- corroboró Draco- Hasta estabas callada...

¡Plaf! Mi mano quedó marcada en su cara sin piedad alguna.

�¿Por qué has hecho eso!

Porque ya me tenías harta.

¿Te lo sugirió Granger? Ella es una experta en estas cosas.

No¿por?

La chica me contó que una vez, en Hogwarts, le había dado una ostia igual que yo. Y no me extraña, el rubio se lo merecía con creces.

Vaya, Malfoy, pensé que eras más macho. Mira que dejar que las niñas te peguen...- me burlé con ganas.

sí, venga, ridiculizarme más.

Esta vez sí que se levantó molesto. Cogió su túnica negra y nos dejó allí tiradas.

La hemos hecho buena... Como no le encuentre, no sé yo qué voy a hacer...

Podrías venirte conmigo- sugirió la castaña con una mirada de comprensión.

Después de todo, las dos teníamos culpa del enfado de Malfoy.

Gracias, pero no puedo. Tengo que buscarle. Ha sido un placer.

Nos dimos la mano, dejé el dinero sobre la mesa, no sin antes echar una fugaz mirada de burla a la estúpida dependienta, y corrí hacia la puerta en busca de Malfoy. No me costó mucho encontrarle, se había alejado apenas tres pasos.

¿Qué? No podías marcharte sin mí¿eh?- dije alcanzándole.

Ja, qué más quisieras tú...

Al parecer se le había ido pronto el enfado. Demasiado pronto diría yo.

¿Entonces por qué te has parado, eh?- cuestioné con algo de suspicacia.

No te...

Importa. Me sé la frase de memoria, chaval¿tan poca inteligencia tienes?

CA-LLA-TE-DE-U-NA-MAL-DI-TA-VEZ.

NO-ME-DA-LA-GA-NA.

La tarde empezaba a refrescar un poco. El Sol estaba a punto de ocultarse por esa fina línea imaginaria conocida como horizonte, y los pájaros, entonando suaves melodías, volaban hacia sus hogares para pasar la noche calientes y tranquilos. Habíamos seguido por la acera, pasando por delante de multitud de tiendas y establecimientos. Yo me entretenía viendo los escaparates. Era increíble la cantidad de productos inservibles que eran capaces de vender a precios exagerados. Y lo peor de todo es que había idiotas que los compraban sin reparo alguno. ¿Tan cortos de mente eran? Pues sí que...

Aligera el paso, vamos muy retrasados y la noche está por caer. No querrás caminar a oscuras por un lugar desconocido¿verdad?

Estaba tan harta de que me metiera prisa cada dos por tres, que eché a correr y me adelanté unos metros. Pero me sirvió de poco, Malfoy enseguida me alcanzó.

Creo que ya basta por hoy- dijo el chico mirando al cielo que poco a poco se iba llenando de diminutas y brillantes estrellas.

Siguió hablando, pero yo ya no le prestaba atención. Mi interés en aquel instante era el lago que se encontraba delante de nosotros. Sentía una extraña atracción hacia él, como si algo me llamara desde su interior. Me fui acercando lentamente hasta que llegué a la orilla. Era un lago completamente normal a la vista, pero había algo raro en él. Al mirar sus aguas, perdí el control de mi cuerpo y no pude evitar caerme. No podía nadar, tenía el cuerpo paralizado al 100. Cada vez me hundía más y más, mis pies estaban a punto de tocar el suelo, sólo faltaba un poco... Un poco...

Y lo toqué, pero ya no me encontraba en el lago, sino en la habitación de mi sueño. Esta vez no perdería el tiempo, ya sabía lo que tenía que hacer: coger la caja. Corrí hacia el centro de la habitación, me agaché, cogí la caja y la abrí. Y dentro había...

¿Un espejito?

Efectivamente, un espejo que podría considerarse normal de no ser por el hecho de que era diminuto, del tamaño de una foto de carné.Pues vaya decepción que me llevé, la verdad, esperaba algo más interesante, grandioso, incluso me conformaría con que fuera una piedra preciosa del tamaño de un garbanzo. Vale, eso es algo demasiado ambicioso.

Este espejo no sirve ni para reflejar la palma de tu mano- me quejé y lo tiré al suelo, sin importarme que se rompiera.

A continuación busqué la salida. Estaba por irme cuando algo me impidió girar el pomo de la puerta, como si me olvidara de hacer una cosa importante. Me giré y miré fijamente el diminuto espejo. De repente, el ya nombrado objeto comenzó a crecer y crecer hasta alcanzar el tamaño de uno de esos espejos que reflejan tu cuerpo entero.

¡Joooder, macho!- exclamé asombrada sin quitarle los ojos de encima al raro objeto.

Me planté delante de él. Su cristal, inexplicablemente, no reflejaba mi cuerpo. Es más, no reflejaba absolutamente nada. Tan sólo era un trozo de vidrio cuya superficie parecía líquida y se movía. Un momento¿se movía¿Desde cuándo las superficies de los cristales eran líquidas y se movían?

Esto es de locos.

El movimiento cesó, y en el cristal del espejo fue apareciendo el reflejo de un objeto. Era... Era...

Amy... Amy...

El espejo se alejó de mí, toda la habitación se estaba alejando a la vez que una voz lejana llegaba a mis oídos. Espera, era yo la que me alejaba. Retrocedía y retrocedía. En medio de la oscuridad iban apareciendo círculos de luz blanca. Todo se volvía blanco poco a poco, todo...

�¡Amy!

Mis ojos se abrieron de par en par como si les hubieran aplicado electricidad. Malfoy me miraba con... ¿Preocupación podía ser? Sí, aunque parezca increíble, el rubio estaba preocupado por mi. O al menos por algo.

�¿Por qué hiciste eso¿Estás loca o qué!

Me incorporé un poco para poder mirarle mejor.

No sé qué me pasó- contesté confundida.

¡Venga ya! No me vengas con esos cuentos.

¡Pero si es la verdad! No podía dejar de mirar el lago, era como si me llamara o algo así. Tuve que acercarme a la orilla.

Y ya que estaba allí, decidiste suicidarte¿no?

Le pegué un empujón con mis manos mojadas. Ya sé que ese detalle sobraba, pero así la cosa me queda más poética¿o no?

No, gracioso, al llegar se me quedó el cuerpo paralizado y me caí.

Sí, ya... Sólo te diré una cosa; la próxima vez que te intentes suicidar, acierta.

Esto ya era demasiado hasta viniendo de él, se había pasado tres pueblos.

Eso que has dicho es muy grave¿lo sabías?

Oh, no me digas...Se me escapó una lágrima de impotencia, de rabia por no tener palabras hirientes para contestarlo a algo así. Aunque fuera tan cabrón, eso nadie me lo negar�, había momentos en los que hasta me llegaba a caer medianamente bien, por ejemplo con sus chistes y bromas sarcásticas. Incluso me divertían los intercambios de insultos con él. Pero esto eclipsaba todo eso, pasaba por delante y lo borraba.

Vamos Amy, no pensarás que lo dije en serio¿no?

¡Vete al infierno!

Me limpié las malditas lágrimas que bañaban mi cara, haciéndome parecer débil ante él, y me puse de pie.

Si no quieres vivir en el mismo mundo que yo, será mejor que te suicides tú porque ésta que está aquí no piensa hacerlo.

Me juré a mí misma que no volvería a llorar delante de él y de ningún chico o chica que intentara pisarme.

¡Yo no he dicho eso!

No, qué va...

Yo... Estaba enfadado... No sabía bien lo que decía...

¿Habló tu boca sola?

No- contestó en un suspiro, subiendo la cabeza y mirándome a los ojos.

Está bien, lo pasaré por alto. De todas formas no me afectan tus palabras...

Malfoy sonrió.

No puedes vivir sin mí¿eh?

¿No será al revés?- pregunté arqueando una ceja.

Qué más quisieras...

Bien, todo había vuelto a la normalidad. Está claro que no debería haberme dicho eso, pero no soy una chica rencorosa y además me había pedido una medio disculpa, se podía interpretar más o menos como eso, y sin él no sabría a dónde ir.

¿Me ayudas a buscar un rincón oculto para pasar la noche?- me preguntó- No es seguro quedarnos a campo abierto.

Déjame en paz.

¿Sigues enfadada? Creía que ya no...

Dije que lo pasaría por alto, no que lo olvidaría.

¿Y qué diferencia hay?

Que lo pase por alto significa que no habrá venganza, pero tampoco te creas que encima te voy a ayudar. Sería el colmo.

El rubio suspiró a la vez que negaba con la cabeza.

No tienes remedio...

Tú sí que lo no tienes.

Espera aquí a que te llame.

Pasó por al lado del lago en el que yo me había caído y se internó entre unos densos y altos árboles. Yo, tal y como me había mandado, me quedé allí. No porque él lo hubiese dicho, sino porque no tenía ganas de caminar. Me tumbé en la hierba y observé el cielo. Todo estaba demasiado tranquilo para mi gusto, necesitaba un poco de acción.

May it be... ¿Cómo sigue la letra? Piensa, Amy, pien...

Estornudé. Y no me extraña, tenía la ropa chorreando. A este paso acabaría pillando una pulmonía.

Jajajajajajaja.

Me levanté sobresaltada. Una de dos, o estaba empezando a imaginarme cosas o acababa de oír las risas lejanas de unos niños. Miré hacia todos lados para asegurarme de que no era real. Me pareció ver algo que se movía justo en el lado contrario al que había ido Malfoy. Seguramente era una de sus bromas, pues al ser mago te podías esperar cualquier cosa como esa de él, así que me acerqué sigilosamente hacia allí. No había nada raro, tan sólo un hueco entre dos árboles. Sonreí divertida por el ingenio que tenía Draco para las bromas y entré por el hueco, dispuesta a encontrarme con él y ser yo la que le diera el susto.


La Peye Malfoy