Sé que el final no les va a gustar, y en lo personal no era lo que tenia planeado... pero ya no puedo más 9.9... Si no publico, créanme, jamás terminaré esta cosa.

Pero bueno. Un agradecimiento general a todos ustedes y de corazón, espero que les guste .o.

Lo que duele un silencio

(Parte dos)

Una brillante luz molestaba a las membranas, incitándolas a abrirse y dejar al descubierto un par de pupilas confundidas.

Como primer impulso, el cuerpo se sentó de golpe en la cama, cubierto por las sabanas blancas y una toga del mismo color.

La mano que antes había descansado en el pecho, ahora se deslizaba por el semblante contrariado de aquél custodio, en un ademán por hacer nítidas las experiencias vividas y las que creyó perdidas.

¿O fue sólo un sueño?

No, imposible.

El dolor experimentado fue tan real. Sus lágrimas, las gotas carmesí que pendían de su boca al pelear... ¡Todo lo sintió!

El posible sueño quizá formaba parte de la realidad, pero lo que ahora veía, tocaba o la forma en que su corazón golpeaba dentro de la caja torácica, todo ello, ¿Podría acaso pasar por una ilusión?

Algo le alertó entonces, la presencia de seres que antes de cerrar los ojos, no estaban ahí...

-"Aldebarán... Saga... Mascara de Muerte... Shaka... ¡Aioros!... Shura... Camus... Afrodita... Shion..."- Nueve entidades que no deberían estar. Eso, sin contar, las de Mu y Aioria que habían sucumbido a su lado en las garras de Radamanthys, y las de Dohko y Kanon que había perecido después.

Es que simplemente no podía ser. Él estaba muerto... ¿o no?

Pero el acuariano también... ¿Cómo podía entonces percibirlo a dos templos de distancia?

Con aquella duda y la emoción acrecentándose en su interior, se despojó de las sabanas y trató de salir de su habitación, aunque las piernas le flaqueaban y tenia que apoyarse en la pared para andar.

-"Estas vivo..."- Dijo en voz baja, tropezando y recobrando enseguida la postura para continuar hacia a delante.

No comprendía nada de lo que estaba ocurriendo, sólo sabia que peleó hasta morir por su diosa y que dejó este mundo en el mismo instante que el cuerpo de Camus se desvaneció cuando el tiempo se hubo terminado...

Cruzó por el pasillo que lo llevaría a la salida de octavo templo, cuando se detuvo en uno de los corredores, uno que conducía al salón donde una noche se había celebrado una fiesta por la reunión de todos como santos dorados y no como pupilas (NA: Cap 5).

Habían transcurrido un par de años desde entonces, pero los recuerdos estaba en su mente, los mismos que se despertaron cuando caminó hacia aquella habitación. Abrió las puertas y trato de distinguir entre la oscuridad, las imágenes de esa noche, una donde aprendió que el corazón mandaba sobre la cognición.

Flash Back

Era grato verles a todos una vez más... bueno... con sus excepciones; pero como bien dijo MM, estaban los que tenía que estar.

La mayoría reía a grandes carcajadas por las ocurrencias de Milo y Aldebarán, sólo Aioria, Shaka y Camus se encontraban sentados, hablando los últimos dos, el mínimo sin deseos de nada.

El escorpión dejó que Tauro se encargara de ser el bufón de la noche, mientras él iba a buscar al francés. El canceriano se quejó de la mala música del lugar –misma que Afrodita había traído- y cuando el griego dijo que no tenían más variedad, fue Shura quien salvó la noche al correr hacia su recinto para traer algo diferente.

El octavo guardián regresó a su búsqueda, aunque al encontrarle no le gustó del todo hallarlo con Shaka. Ambos le atraían físicamente, pero no sabía a cual celaba más. Pronto pensó en una forma de separarlos aunque fuera un instante.

Se dirigió hacia la mesa donde tenía el banquete, tomó una bandeja y la llevó consigo.

-"¡Oye, Camito!"- Exclamó acercándose a ellos –"¿Podrías darnos más hielos?"- El mencionado dejó de prestarle atención al rubio, para reclamarle con la mirada

-"¡Milo, no soy tu refrigerador personal"- Gruñó.

-"Anda… solo un poco… es que ya se acabaron y…"

-"De acuerdo…"- Rodó los ojos y concentrando un poco de poder en el recipiente de su amigo, luego de llenarlo con varios cubos de hielo, se volvió a sentar junto a Shaka.

Fue un buen pretexto, pero eso no logró retener su atención por mucho.

Shura en ese momento llegaba con la música. Milo fue a atenderle y aunque no era precisamente lo que tenían en mente, a los dorados no les quedó de otra más que ponerse a bailar entre ellos. Ahí fue donde se le ocurrió otra idea. Si invitaba a bailar a Shaka, podía separarlo de Camus por más tiempo, y quien sabe, investigar si estaba sintiendo celos de amigo o celos de otro tipo...

Retornó el camino hacia ambos luego de dejar la vendeja con hielos en la mesa.

Y ahí estaba acuario, pensando en quien sabe que cosa. Tenía la mirada perdida y las mejillas tenuemente matizadas a carmín.

El griego se aclaró la garganta para llamar su atención, obteniendo su mirada

-"¿En que piensas Camito?"

-"En nada"- Sonrió ruborizándose levemente. Escorpio le regresó el gesto afable. Si no quería contarle ahora, quizá lo haría después. Situó entonces sus pupilas sobre las hindú, quien se sonrojó.

-"Angelito hermoso, ¿Quieres bailar?"- La cara del santo de Virgo se puso aún más roja que antes y aceptando con la cabeza, tomó la mano que Milo le había ofrecido para que se levantara.

Sus pies se movían al mismo ritmo del tocar de la música, entre risas y miradas nerviosas por parte del rubio. Lo que siguió después se convirtió en un peligroso acercamiento que terminó en un beso magistral para el sexto custodio; pero para Milo, sólo fue una señal.

Entre tu y yo,

esta creciendo algo,

en mi interior,

estas quedándote

Creyó que su trato con Camus era por pura amistad, que todo lo que hacia por él, incluso el basto tiempo dedicado, era porque le debía la vida; pero estaba equivocado. Le gustaba como hombre, de eso podía estar seguro. Jamás lo había besado. MM si, por eso podía darse el lujo de odiarlo; no obstante, entendía el porque de sus celos... porque eso fueron... celos. Y había otras cosas que podía entender.

Se disculpó con Shaka y fue en su búsqueda, aunque muy tarde descubrió que ya se había marchado, quizá desde el momento en que no le invitó a bailar a él, si no a Virgo.

Y eso, hasta cierto buen punto era magnifico ¿no, porque gracias a eso deducía que también sintió celos.

Así que decidió jugar un poco con esa carta.

Por eso el mal genio de Shaka a la mañana siguiente, y el porque de su comportamiento tan anormal con Afrodita, durante el entrenamiento.

End of Flash Back

Dos rodillas atezadas se estrellaron contra el mosaico, mientras una respiración entrecortada se dejaba oír por le habitación silenciosa.

El recordar le debilitaba, no entendía la razón; pero parecía que el forzar más la mente que el cuerpo, drenaba toda fuerza.

Se que tú y yo,

tenemos un pasado,

que a lo mejor,

no vuelve a sucedernos.

Esa noche agradeció amarlo, pese a todos los obstáculos y confusiones que hubo; ahora ya no estaba completamente seguro de que aquello fuera una bendición, no si se sentía traicionado.

Abandonó el salón con sus pasos lánguidos.

Se sentía como un niño que apenas aprendía a caminar, y quizá, después de revivir, es lo que era.

Las piernas poco a poco recuperaron movilidad, aunque aún no podía andar con agilidad; la velocidad recuperada era un logro para subir y pedirle una explicación. Comenzó a escalar cada peldaño conforme el cuerpo recordaba su función, con el corazón latiendo vivamente y los recuerdos de una disculpa conspirando en su contra.

Flash Back

Trató de hacerse el sordo, de ignorar cuantas veces él pedía entablar una charla; pero no podía, simplemente le quería y no podía anular de un día para otro, todo lo que compartieron. De hacerlo, sería comportarse en la misma forma

-"Por favor, Milo, habla conmigo"- Rogaba Acuario una vez más. Desde que bajaron del recinto del patriarca le había pedido lo mismo; pero el griego no planeaba darle tregua tan fácil, no después de crearle una idea de ser culpable.

Pero Camus no encontraba la forma de hacerle entrar en razón, de decirle cuanto lo sentía. Si hubiera comprendido antes que sus últimas horas con vida tendría que dedicarlas a amarlo en vez de lo contrario, nada de eso hubiera sucedido.

-"Perdóname por favor"- El escorpión se paró en seco y le dio la cara, aunque con una expresión molesta.

-"Después de lo que me hiciste anoche..."

-"Fue un error."- Interrumpió caminando hacia él; mas el otro, la misma distancia acortada, fue la que retrocedió.

-"Error el que cometí yo por creer que en realidad podrías sentir"- Contestó con desdén, recordando las propias palabras de Camus dichas hacia Death Mask

"Soy el santo de Acuario, el caballero de los hielos, los sentimientos están prohibidos para mi… no puedo amar..."

-"¿De que me hablas?"- Inquirió extrañado. Escorpio se cruzó de brazos, conservando la mirada acusadora.

-"Olvídalo. Si querías que te odiara ya te lo ganaste."- Las pupilas francesas titilaron ante su respuesta. Si bien ese era su plan previo, el escuchar aquella frase mortal de sus labios, le lastimaba.

-"¿Me odias?"- Preguntó tragando saliva con dificultad. A Milo le costó trabajo retenerle la mirada mancillada

-"Y no sabes cuanto"- Confesó. Camus cerró los ojos y sonrió tenuemente.

-"De acuerdo. Sólo quiero que sepas que en verdad lo siento, que te amo y que hubiera querido evitar esto; pero creo que es lo mejor"- Comenzó a caminar hacia la salida de Escorpio, con algo que le oprimía el pecho.

-"Yo también."- Murmuró el griego mirando su espalda y la cascada de cabellos marinos que pendían por esta.

Apretó los puños. Más le valía mostrar rechazo hacia su persona, al menos hasta que la guerra con los bronceados terminara, entonces pactaría con el francés una tregua, hasta entonces su trato con acuario sería hostil.

Caminó hacia su habitación, acallando cualquier impulso de su cuerpo por correr y abrazarlo.

End of Blash Back

Apoyó los dedos en el concreto, cuando el peso de su cuerpo en conjunto con los recuerdos, le obligaron a sucumbir; mas, tan pronto como cayó, volvió a incorporarse.

En ese instante no fue consiente de lo que ocurriría en el ocaso, cuando hubieran transcurrido once horas desde que una flecha atravesó el pecho de su diosa, acusada entonces como blasfema. En el momento que le dijo que lo odiaba, no sabia que lo perdería cuando la tierra fuera tocada por los últimos rayos de Apolo.

Flash Back

Las extremidades inferiores griegas, guiaron a su dueño a al entrada del templo que custodiaba. Su mirada azulada enfocaba la escalinata que el acuariano debí ascender.

Hacia una hora que cruzó por su templo para llegar a libra, e interceptar a uno de los santos de bronce, que sin explicación lógica, había aparecido de la nada. A Milo le sorprendió aquélla acción, y aún más que el asesino del pupilo acuariano ya no diera señales de vida.

Por fin la silueta francesa se vio a los lejos. Escorpio se escondió tras un pilar para que al pasar, Camus no le viera.

Cuando Acuario penetró en el octavo templo, el dueño de dicho lugar le oyó decir: «No debí... fue una bajeza...». El griego se preguntó sin fin de veces la causa de la tribulación de quien fuera su más grande amor.

Observó su semblante contrariado y la profunda tristeza que parecía inundarlo o acabar con su vida como un veneno letal; y no pudo evitar sentirse... mal, como lo haría cualquier persona que no es inmune al dolor ajeno.

-"¿Qué hiciste?"- Le cuestionó abandonando su resguardo. Apenas Camus escuchó su voz, giró sobre sí mismo hasta enfocarlo con sus glóbulos oculares.

-"Milo..."

-"¿Por qué tuviste que ser tú quien lo interceptara? ¿Por qué no me dejaste ser yo quien acabara con él?"- Las palabras brotaron solas de sus labios, más que como dudas, reclamos. El francés evitó mirarlo a los ojos. –"Me estoy cansando de tu silencio"- Lo tomó por el brazo con un brusco agarre, al que el otro no se resistió. –"Estas tomándote este pleito personal, ¿No es cierto?"

-"No... yo..."

-"Explícame entonces porque. Dame una sola cuenta de tus actos."

-"Hyoga reposa en un ataúd de hielo, Milo. Nadie jamás podrá liberarlo a menos que..."

-"¿A menos que qué?"- Volvió a cuestionar. El francés suspiró

-"Un arma de libra tiene la capacidad de cortar todo lo que se le ponga al paso; y por lo que sé, uno de esos santos bronceados es discípulo del antiguo maestro"- Sus ojos se centraron en los labios del octavo guardián, quien al leer su mirada, no evitó un sonrojo

-"Eso no fue lo que te pregunté"- Soltó su extremidad, mientras observaba la sonrisa entristecida en sus labios

-"Es lo único que puedo responderte, no me pidas más explicaciones"- Milo le hizo un desdén

-"Ya no tenemos más que hablar"- Le dio la espalda y comenzó el camino hacia sus aposentos

-"Sabes que te amo ¿Cierto?"- Escorpio se paró en seco. Era consiente de los sentimientos de Camus, incluso de cuantos le generaba a él mismo con ese tacto anterior o intercambio de palabras.

Y a flor de piel hay un adiós difícil de olvidarlo,

pero también se dio un amor que puede hacer milagros.

-"No me hagas despreciarte de nuevo"

-"De acuerdo."- Suspiró –"Quizá sea la última vez que nos veamos"- Dijo en voz baja

-"¿Que?"

-"Que es hora de márchanos. Bueno, de que yo me vaya."- Mintió con un ligero temblor en la voz. –"Adiós Milo"- Sus pisadas metálicas rompieron el sepulcral silencio. El octavo custodió viró para observar su andar. Camus se detuvo, dio la vuelta y fue a su encuentro, tomándole por sorpresa cuando atrapó sus labios y le dio un beso agridulce, con más sabor a despedido que reencuentro. –"Te amo... te amo... te amo."- Decía entre su propia caricia. Se injurió por ser débil, por tener que guardar aquello como un funesto secreto. –"Perdóname"- Cruzaron una mirada y Acuario le abandonó.

-"Ca-¡Camus!"- Escorpio gritó saliendo de su perplejidad –"Yo también te amo"- Pero lejos de hacerle sentir mejor, las pupilas francesas se desbordaron de dolor, al mismo tiempo que ambos amantes y compartían un adiós no pronunciado.

Se abrazaron con la estorbosa armadura en sus cuerpos. Se besaron con el ansia que recorría cada célula en su sistema. Se entregaron a las caricias del otro y se otorgaron el último contacto que tendrían.

El reloj ya marcaba Virgo cuando decidieron separarse. Estaban muy avanzados los bronceados y ya habían demostrado ser más fuertes de lo pensado. Camus tenía miedo de que su sueño fuese realidad y tenía que asegurarse que Escorpio estaría a salvo.

-"¿Crees en las predicciones"- Preguntó Acuario tomando un rizo azulado del otro.

-"No, sólo creo en las almas gemelas, el destino y las promesas"- El francés se quedó callado.

Ahora que lo recordaba, la tarde lluviosa en que Milo le dijo que lo amaba, también había mencionado ciertas palabras con las que le sacó una promesa

«El maestro de Shaka le dijo que te marcharías, y por la manera en la que me lo dijo… tal parecía que jamás iba a volver a verte»

Incluso el rubio estaba al tanto de su funesto destino, y lo peor era que Camus no podía cumplir su palabra

«Yo no me voy a ir… y aunque lo hiciera, yo regresaría por ti…»

No era posible regresar a la vida. Faltaría a su juramento y obtendría sólo odio por parte del griego...

Todo en lo que Milo creía, estaba en contra del amor de su vida.

-"¿Quieres decirme algo"- Inquirió el griego extrañado por la expresión en el semblante de Camus.

-"No... digo sí. No quiero que pelees contra Hyoga si él llega a ser liberado de su ataúd"

-"¿Por qué?"

-"Me gustaría pelear con él y saber que tan fuerte es"- Mintió, cuando en realidad todo lo que no quería, era que Milo muriera.

-"Creo que no deberías hacer esto personal"

-"Sólo eso te pido. Quiero saber que tan fuerte es y si mi pupilo era tan débil como para morir en sus manos, en Siberia"

-"De acuerdo. Será como tú quieras."- Respondió el escorpión no muy convencido de la idea.

Camus dejó la última huella de su existencia en los labios griegos, antes de partir con el corazón destrozado, sabiendo que la llamaba de su vida estaba por extinguirse en pocas horas.

End Of Flash Back

Los pensamientos que rondaban por su mente eran dedicados a Camus, aunque muchos de ellos eran encontrados: ilusión, desesperanza, alegría, tristeza, amor y odio por sobre todo.

Si alguna vez piensas en mi,

tal vez cuando me ves te hace feliz,

quizás entre los dos,

aún hay algo de amor, oh oh.

¿Por qué no le dijo que iba a morir? ¿Por qué lo guardó como su secreto negándole al menos la oportunidad de despedirse?

Lo peor de todo es que le hizo cargar un sentimiento de culpa, sabiendo que de haber matado al cisne, jamás hubiera peleado contra él.

Al apoyar la planta del pie en el recinto acuariano, la debilidad era cosa del pasado. Ya podía moverse con mayor libertad y el cuerpo le respondía perfectamente.

La única razón por la que había atravesado Sagitario y Capricornio era para pedirle una explicación, para recriminarle por su falta de juicio...

-"Milo"- Nunca antes el escuchar su nombre con tal acento extranjero fue motivo de júbilo para el nombrado. Y ahí estaba, parado delante de él con su toga blanca y el mismo aspecto que antes había presentado el octavo guardián.

Entre tú y yo,

hay viejos sentimientos,

pensé que no,

volverían jamás.

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que se vieron? Acaban de despertar, por lo que era muy difícil saberlo. ¿Cuántos suspiros o palabras habían abandonado los labios de ambos, previamente a encontrarse en ese momento y suplicar por una inmediata adhesión?

Antes de cualquier palabra ofensiva o reclamo que quisiera hacer, ya caminaba hacia él y rodeaba su silueta francesa con las extremidades, hundiendo el rostro en el cuello del otro, mojándole hasta hacerle saber lo mucho que le lastimó su lejanía, lo basto que fue el martirio por saberle muerto y ser conciente de que no cumpliría su promesa de volver, para hacerlo y resultar ser un traidor al que tuvo el deseo de matar.

Sé que tú y yo,

tenemos una historia,

que nos dejó,

en medio de la soledad.

Sintió los brazos débiles del otro corresponder su abrazo, situándose detrás de su espalda. Trató de calmarse y enfocar toda atención en la misión por la que había ascendido hasta Acuario, tan sólo para hacerle saber un desprecio que no sentía.

-"¿Por qué?"- Cuestionó rompiendo el contacto y mirándole con recelo. Camus apoyó las manos sobre los hombros griegos para sostenerse

-"No quería lastimarte..."- Dijo, pero a Milo eso no le bastaba

-"Si algo me mató fue tu silencio"- El francés bajó la vista, dispuesto a darle la espalda con tal de no observar más esa mirada recriminatoria; mas el escorpión se le puso al paso –"Tú sabias que Hyoga iba a matarte y no me lo dijiste... ¡Maldición, incluso te atreviste a pedirme que no lo matara!"

-"Te estaba protegiendo..."- Se defendió el onceavo guardián

-"Soy un santo dorado, no necesito que me defiendas"

-"Estuvo a punto de matarte. ¿Crees que no lo vi? Congeló todos los puntos de tu constelación en un solo ataque."

-"Me descuidé..."

-"Él mató a Cristal porque era más fuerte, porque tenia a la diosa de su lado. Sé que lo sentiste cuando peleaste con él y cuando peleó conmigo..."

-"Eso ya lo sé, ¡pero estamos hablando de nosotros!"

-"Shaka te dijo que yo me iba a marchar, ¿Lo recuerdas?"- Escorpio asintió. -"Estaba hablando de mi muerte. A él Buda se lo dijo, yo tuve un sueño donde estaba peleando contra Hyoga, en Acuario. La única forma de que él subiera era derrotándote y creí que habías muerto... que morirías... no lo hubiera soportado..."

-"Pero fuiste tan egoísta que preferiste que fuera yo quien te viera morir a que lo hicieras tú, ¿No es cierto?. Y por si no fuera poco te atreviste a callarte y dejarme que lo salvara cuando sabias que él... ¡justamente él, iba a matarte!"

Flash Back

Milo corrió hacia la salida de Escorpio cuando sintió el choque entre dos poderosas cosmo energías. Una ya la conocía, le pertenecía al francés. La otra le resultaba familiar, pero no recordaba que fuera tan... poderosa.

Y a flor de piel hay un adiós difícil de olvidarlo,

pero también se dio un amor que puede hacer milagros.

La respiración le falló cuando sintió que ambas disminuían rápidamente

-"Camus... no..."- Musitó. Sus pupilas titilaban mientras enfocaba el lejano templo circular de Acuario. Entonces recordó la noche pasada, el sueño de su pareja, el extraño comportamiento y una pregunta acerca de si creía en las predicciones. –"Ya lo sabias..."- Los labios le temblaron y los ojos comenzaron a arderle mientras se teñían a rojizo.

Pronto algunos cristales blanquecinos cayeron sobre su cabeza y en la mano que estiró para tomar uno.

-"No te atrevas a despedirte... no así..."- Pero era demasiado tarde. En el onceavo recinto el cuerpo del francés caía frente al pupilo de Cristal, con unas palabras de perdón para el escorpión y unas lágrimas que no alcanzaron a desprenderse de sus ojos.

End Of Flash Back

Mírame bien,

que aún yo sigo aquí,

muriéndome,

por encontrarte en mi,

Acuario no se atrevió a contradecir su acusación, ni siquiera a mirarle directamente. Fue Milo quien le obligó a hacerlo al levantarle el mentón con la punta de sus dedos

-"Y eso no fue lo peor, Camus."- Prosiguió con el juicio –"Prometiste volver por mi..."

-"No puedes..."

-"Lo hiciste y lo sabes, pero no eras más que un vil traidor"- Si de algo tenia ganas eso era sacar todo el dolor que había acumulado en su corazón; y aunque las palabras no fueran del todo merecidas para el galo, por lo menos le servirían a él para complementar su deshago.

Indignado, el acuariano retiró aquellos dedos de su barbilla mientras le daba la espalda y buscaba apoyo en la pared

mírame bien,

que aún yo sigo aquí,

escúchame,

no se vivir sin ti.

-"Y tú sabes a la perfección que jamás fui un traidor. Si de algo puedo presumir es de ser leal hasta morir"- Apretó los puños mitigando las ganas de írsele encima por dudar de él. Escorpio por su lado le dio la vuelta, haciendo que la espalda del otro se apoyara en el muro, mientras se dedicaba a perforar su mirada marina y a cautivar el cuerpo débil del galo, con el suyo ya restablecido

Sorprendiendo al aguador que permanecía estático, situó la mano derecha en su cintura y la otra en el pómulo siniestro, resbalándola sutilmente por aquella prominencia y explorando cada palmo del semblante acuariano que hubiera extrañado, hasta finalizar el recorrido en los dos carnosidades sonrosadas que hacia tanto no probaba.

Si alguna vez piensas en mi,

tal vez cuando me ves te hace feliz,

quizás entre los dos,

aún hay algo de amor.

Lentamente su cara fue acortando distancia a la par con el cuerpo. Los párpados pesadamente se fueron cerrando hasta que la membrana ocultó tras sí dos pares de pupilas, cerúleas y marinas. Los labios quedamente se fueron fusionando, tocándose como si jamás lo hubieran hecho, percibiendo calidez y dulzura del otro par como si fueran desconocidos. Reconociendo el sabor tatuado en su paladar, de a poco el movimiento se fue intensificando hasta que parecía no tener fin.

Las manos francesas subieron hasta los hombros del otro, donde se acomodaron y decidieron aplicar fuerzas para separarle de su lado.

-"Fuiste muy injusto"- Reclamó jadeante. Milo, en la misma situación sofocada, le riñó con gusto.

-"Me guardaste un secreto que yo debía saber. No me hables de injusticia"- Y apresó nuevamente sus labios galos sin permitirle objeción, o incluso, una resistencia que el otro pretendía emplear.

Escorpio tardó un poco en hacer que dejara de luchar; pero, al obtener la victoria, fue correspondido con ansia y pasión, con la misma que el aguador le había regalado antes de saber si quiera que moriría.

Ahora todo tenía sentido, y el haber pasado tanto para al final quedar nuevamente juntos, era un premio mucho mayor de lo especulado.

Comprendiendo la torpeza en sus acciones y lavando las culpas del pasado, se apartaron con una sonrisa en los labios y ese brillo enamorado que desde la primera vez en que se vieron, justamente en ese pasillo, siempre los había caracterizado.

FIN

Ahora si me muero TwT... Gracias por tomarse la molestia de leerme... las quiero... y gracias a Camuscita por recordarme que aún tenia endiente este fic n.nU