Er… Holas… u K tal estáis? Jejeje… (Miles de ojos asesinos se clavan en La Peye). Er… en realidad yo no soy La Peye… Soy su doble u (si, como si colara xD).
Basta de paranoias mías xD Antes que nada siento muchísimo la larga espera para algo que ya está escrito… Ni yo misma me explico cómo he podido tardar tanto en actualizar. Supongo que ha sido un cúmulo de nuevas obsesiones (Naruto para ser más exactos xD) y los estudios (bachiller es más difícil de lo que pensaba --u Ouch).
Pero weno, aquí estoy una vez más. Y para recompensaros, os vuelvo a dejar dos caps! (abucheos se oyen en la sala). Ya, ya sé que no os sirve xD Pero algo es algo.
Y ahora que me doy cuenta… Si este es el cap 17 y el siguiente el 18… Sólo me quedan tres más para acabar la historia! Ahhhhh! (Creo que tenía 21, aunque ahora mismo no estoy muy segura).
Y eso… Habéis visto Hp4? Es la puta caña! Para mí ha sido la mejor de todas (después de la decepción de la tercera…).
Bueno, bueno, ya no me enrollo más. Respondo reviews y os dejo con los caps!
Reviews:
Clawy: Wolas! Bienvenida! Me encanta conocer a nuevas y encantadoras personas que siguen mi fic:D:D Bueno, siento haberte dejado con la intriga tanto tiempo… Pero aquí tienes dos caps! Besos! Y gracias por tu review!
IratyScry: Wenasss! Ya veo que tienes nuevo nick! xD Sí, la verdad es k soy bastante radikal xDDDD Cosas de la vida. Así k te liaste con uno, eh! (dios, no debe hacer tiempo ya de eso xD) Pues yo corté con mi novio el viernes, justamente el día k cumplíamos los 4 meses xDDD Ya te contaré si eso. Besos!
IratíScry: Wolas de nuevo! xD Juasss. Pues la verdad es k no recuerdo en k cap t quedaste… Así k tendrás k ir leyendo al menos algo pa ver si te acuerdas xD Muajajajaja soy cruel :P Er… creo k lo k mencionabas aún no había pasao… xD Espero k los lectores no lean los reviews, xk sino… pedazo spoiler k les has metio! xDDDDD En fin, cosas k pasan xD Gracias por tus reviews! Besos!
Mish1: Sí… hay k ver este Draco… xDDD Gracias x tu review! Besos!
Mish1: Recuérdame k siga leyendo tu fic el de Shadowy Dreams, k joder, tngo una memoria k da asko… xD Gracias x tu review!
ElyChan: Wow O.o Un poco más y me escribes el quijote en lugar de un review! xD La verdad es k me había propuesto eso de publicar más a menudo, xo náh, no tngo remedio xD Lo de descalorificar me lo inventé, de hecho, el word me lo acaba de detectar como falta ortográfica xD Puff, las parejitas así son odiosas xD No las soporto. Y sí, yo también le habría sacado los ojos a Malfoy, aunque los hubieses guardado, que los tiene preciosos xD Lo de por qué nunca llamaron a Amy de Hogwarts, no te lo voy a revelar aún… xD Lo siento. Yo también amo a los Hobbits! (L)(L) Juasss xD Me temo que Samara y la fantasma de mi historia son algo diferentes… xo sí, podría tener cierto parecido xD Si quieres ver su aspecto, déjame tu e-mail y te mando un dibujo que me hizo una lectora y amiga mía En fín, no puedo decirte quién es el ser, ya lo sabrás xD Muchísimas gracias por tu review! Espero k ya te mejoraras de la amigdalitis y hicieras bien el examen. Besos!
Y ahora sí, os dejo con el cap.
Capítulo 17.
La nada; el sentimiento más extraño e inquietante que había probado en mi vida. Un vacío espiritual, mental, espacial y temporal; el gran paréntesis vital completo; el silencio eterno. Durante ese proceso de transición no era, no sentía, no pensaba... Simplemente no existía. Y sin embargo, podía ser lo que quisiera; el agua, la brisa del mar..., aquella flor entre tantas iguales dentro de un jardín recóndito...
Pero lo que yo quería, mi más profundo e inconsciente deseo, era no ser. Sólo eso. Quedarme así para siempre. No tener que pisar esa realidad que en verdad nunca había vivido; no tener que ver cosas que para nada me servían; no tener que ser alguien a quien ya no recordaba; no tener que añorar una vida que detestaba tan sólo por el hecho de que mi presente era aún peor que el pasado.
Todo eso eran cosas superficiales, fragmentos de recuerdos incoherentes que poco a poco se iban borrando de mí. Y quería que se borraran para siempre, quedando así perdidos en el inexistente espacio junto con mi personalidad, mi vida y todo lo que ello conllevaba. Ya no habría Amy, ni Lee, ni cada uno de esos nombres insignificantes que las personas se empeñaban en adjudicarme. ¿Para qué hacerlo? Con cualquier nombre habría sido lo mismo; pequeños jirones de humo formando lo que la gente llama "alma"; millones de células constituyendo un cuerpo que de todas formas habría de consumirse con el tiempo. ¿Para qué esperar entonces¿Para qué intrigarse por la muerte¿Para qué temerla?
Yo ya había visto lo que era; la nada.
No había ningún Dios que me felicitara por haberlo hecho bien, por no cometer ningún crimen ni pecado; ni nubecillas de caramelo flotando por doquier; ni pequeños angelitos sonrientes que me guiaran por el lugar. Tampoco estaba allí Satán, sonriendo lascivamente, celebrando mis malos actos; ni había fuego refulgente esperando bajo mis pies; ni esclavos del más allá guiándome a la hoguera eterna. Lo único que había, era no haber nada.
- ¿Están ya los preparativos?
Abrí los ojos lentamente, pese a que no deseaba hacerlo. Esa voz me había sacado de mi estado ausente, y puesto que ya no podría haber vuelto a él por mucho que lo intentara, mejor era volver a la realidad cuanto antes. No había llegado a entender del todo la frase, pero dijera lo que dijese, allí no había nadie que pudiera haberla pronunciado. ¿O tal vez sí? No veía.
Intenté centrarme un poco. Preguntas como "¿quién soy?", "¿dónde estoy?" o
"¿cómo he llegado hasta aquí?", acudían a mi mente en grupos de 8 como mínimo. Realmente me sentía muy perdida.
Y sin darme cuenta, mi vista pareció volver a recordar en qué consistía su función. Poco a poco pude ver un vestido blanco que cubría mi cuerpo, vendas enrolladas en torno a mis muñecas y tobillos, cuerdas que me ataban al tronco de un alto árbol... y finalmente el suelo, 6 metros por debajo.
El vértigo se fue apoderando de mi mente.
- Zabinni, Lestrange... Atenla.
La misma voz de nuevo. Esta vez sonaba aún más fría y parecía más real. Pero allí seguía sin haber nadie, y el miedo comenzaba a azotarme los órganos.
- ¿Qué hago?
Me observé las manos. Siempre he tenido las muñecas excesivamente delgadas, por lo que pude desatarme fácilmente escurriéndolas bajo las cuerdas. Ya desatada, y sintiéndome segura con la última cuerda, la cual me agarraba por la cintura, me dispuse a buscar una manera de salir de allí ilesa.
– Lo cual es improbable- decidí inmediatamente- Muy improbable.
Y entonces caí en las vendas. ¿Qué hacían ahí? Me quité una cuidadosamente, desenrollándola vuelta a vuelta hasta que se convirtió en un hilo suelto que pendía de mi mano. Mis dedos se abrieron de repente, dejándola caer ondeando en el aire. Por suerte no llegó al suelo, sino que quedó enganchada en mi pie, y me apresuré a cogerla como pude y a volver a ponerla en su anterior sitio. ¿La razón de mi pequeño sobresalto? Lo que escondían. Mi muñeca aparecía cortada por la parte de las venas, mostrando una cicatriz inusual y con muy mal aspecto. La sangre seca se agolpaba alrededor de la marca, dándole la forma de un rayo.
El susto me duró varios segundos.
– Pásame el puñal, Malfoy.
Malfoy... Recordaba ese nombre. Sabía que lo había oído antes. No tenía constancia de dónde, ni de quién era, sólo lo conocía de algo. Con cada frase que pronunciaba esa voz, mi desconcierto iba en aumento, pero también mis recuerdos. El cerebro se me iba llenando a partes. Conversaciones, nombres, caras... Incluso sueños de hacía más de dos años. Nunca antes me había percatado de la gran capacidad de almacenamiento que tiene nuestra mente. Nos suele pasar desapercibido, como tantas cosas esenciales en la vida. Y es en momentos como éste, después de una experiencia paranormal, cuando nos damos cuenta de todos esos minúsculos detalles que conforman nuestra existencia.
- ¿Para qué la necesita, señor?
– Es una bruja, y por lo tanto nuestro último y más importante sacrificio. Malfoy, muy amablemente, me desveló ese pequeño detalle justo antes de... JAJAJAJAJAJA.
La cabeza me retumbó con esa horrible carcajada. Era una mezcla entre el ladrido de un perro furioso, la risa de una hiena y el grito de una banshee. La onda producida me recorrió cada neurona durante más de cinco minutos, y pensé que nunca acabaría. Pero tan súbitamente como había venido, desapareció, dejándome sumida en el más absoluto silencio del bosque.
La palabra bruja había sido la llave para devolverme la cordura, al menos toda la que había llegado a poseer en mi corta vida. De repente recordé quién era, de dónde venía, por qué estaba allí... Las conversaciones que oía continuamente pertenecían al período de tiempo que había pasado inconsciente, que sin explicación posible habían quedado almacenadas en mi cerebro como si realmente las hubiese oído y procesado. Pude ver claramente a Malfoy, Draco Malfoy, un chico pálido y de ojos grises, con el pelo rubio e impecable. Recordé todas nuestras discusiones de esos días, la forma que tenía de sonreír y burlarse, su caminar altivo... Y su voz, que antes me parecía tan fría y calculadora, pero que ahora añoraba con todas mis fuerzas. Sí, echaba de menos al chico y todos sus defectos, por muy malos que fueran. Dicen que hay personas que nacen para romper la monotonía; yo sabía que él era una de esas personas.
El último recuerdo que llegó a mí fue el de verle tirado en el suelo, inerte... No pude reprimir una lágrima cuando me vi intentando reanimarle, cuando le tomé el pulso y no pude encontrárselo, cuando me acerqué para oír su inexistente respiración...
– Tal vez tú no naciste para ser bueno...
Y entonces llegó el recuerdo de esa voz fría, de notar esa sensación punzante en todas mis extremidades antes de que la cabeza me diera mil vueltas y cayera tendida en el suelo. Luego ya todo era confusión, fragmentos incoherentes como esas escuetas frases referidas a mi persona, el frío de la hoja de un puñal sobre mi piel, o el olor a azufre seco que aún podía percibir como si penetrara por mis fosas nasales en ese instante.
Sentí más miedo que nunca antes en mi vida. Malfoy estaba muerto, no podía salir de allí, y para colmo aún había algo que no me cuadraba, instantes pasados que habían desaparecido de mi alcance. Recordaba haber estado con Draco cerca de un lago, haber soñado algo mientras dormía en la cabaña del viejo loco, haber conocido a alguien... Y todas esas escenas estaban incompletas.
De repente noté un breve temblor en mi pecho. Tanteé con mi mano derecha hasta agarrar una fina cadena dorada. De ella colgaba una llave que posiblemente había visto antes¿pero cuándo? Vibraba un poco.
– Te la di yo.
Miré hacia el frente, sorprendida. Allí había algo, una mancha clara y lúcida. La silueta era la de una chica, con voz conocida, quien me miraba fijamente mediante dos puntitos amarillos.
- ¿Qu-quién eres t-tú?- atiné a preguntar.
Nunca obtuve la respuesta, puesto que repentinamente noté que la cuerda que me mantenía sujeta se aflojaba. Al momento sentí cómo caía, gritando a viva voz, pero antes de llegar al suelo, una fría mano me agarró por la muñeca. Ambas aterrizamos suavemente en tierra firme.
- Debes huir- me dijo al soltarme.
Yo la miré extrañada.
- ¿Por qué debería hacerlo?- le pregunté algo reacia a creer sus palabras.
Ella se apartó un poco de mí.
– Sólo hazlo- murmuró.
Aguardé un momento, mientras mi cerebro se llenaba por completo. Ya recordaba la cajita del sueño, que más tarde se había convertido en un espejo singular, y el momento en el que me había dado la llave.
- ¿Para qué sirve?- interrogué con curiosidad, acariciando con un dedo su superficie lisa y pulida.
– No tiene ningún fin. Simplemente actúa por sí sola.
Arrugué la nariz. ¿Qué había querido decir con eso? Para algo me había dado la llave¿no¿O sólo era un regalo? No pude averiguarlo.
Pero al momento siguiente se me olvidó la llave, ya que había llegado a mí el último recuerdo que me quedaba.
- Eres tú¿verdad? Me refiero a... la chica de las fotos que vi en esa casa. Eres tú, lo sé. ¿Vivías allí?
Nuestra sesión de revelaciones quedó interrumpida de improvisto. La chica desapareció, y tras el "¡plof!" que produjo, pude oír unos pasos que se acercaban. Aún con la mente medio dormida, el cuerpo entumecido y algún que otro dolor no localizado, eché a correr hacia el arbusto más cercano y me escondí tras él, observando atentamente el panorama por los huecos que quedaban entre hoja y hoja.
Dos hombres bien altos, de negro impoluto y con capuchas en la cabeza, caminaban aprisa en dirección al árbol donde yo me encontraba atada supuestamente. Sonreí al imaginarme sus caras cuando se percataron de que yo había desaparecido. Durante un rato permanecieron parados en el sitio, paralizados por la sorpresa. Luego, uno de ellos que ya se había recuperado de la primera impresión, comenzó a mirar hacia todos lados, buscando una posible salida. Hubo un instante en el que observó fijamente el arbusto, mostrando una máscara blanca que cubría su rostro, escondiendo sus facciones. Después se dispuso a examinar el suelo, intentando ver en él mis huellas marcando el camino que había seguido. Contuve la respiración momentáneamente, creyendo que mis décadas de vida restantes se habían reducido a un par de segundos, pero suspiré aliviada cuando el hombre se incorporó y le hizo una señal a su compañero para que se marcharan. Y, produciendo otro famoso "¡plof!", desaparecieron del lugar.
– "Joder, qué manera de acojonar a la gente".
Eché un vistazo a mi espalda. Tenía la impresión de que en cualquier momento me sorprenderían por detrás, lo cual no hacía más que afianzar mi fama de paranoica. Tardé un buen rato en atreverme a salir de mi escondite.
– Qué pena que se hayan desaparecido...- dije fastidiada, pero al momento tuve que retractarme- ... aunque vinieron andando...
Una pequeña bombilla se había encendido en mi cabecita desorientada.
– Huellas- musité, tocando la hierba mojada por la escarcha.
Los "invitados", dada su fuerza y corpulencia, habían hundido tanto la hierba que podía ver las marcas de sus pies perfectamente. Me costó poco seguirlas, y a medida que avanzaba por un camino libre y despejado, me sentía con más fuerzas y aumentaba mi velocidad.
Aún así tardé un buen rato en recorrer aproximadamente la mitad, antes de tener que parar y sentarme bajo la sombra de un árbol cercano. Mi respiración era agitada y muy desproporcionada.
– Me estoy haciendo vieja para estas cosas...
Inconscientemente, me llevé la mano a la llave. Con un pequeño tirón, arranqué la cadena de mi cuello, y observé detenidamente el objeto que descansaba en mi palma. A pesar de la poca luz, su brillo nunca disminuía. Daba pequeños destellos plateados y de diversos colores, convirtiendo los elementos cercanos en alegres racimos coloridos. Seguía sin saber para qué servía, pero al menos me transmitía paz y seguridad en mí misma. No estaba pasando un momento fácil, ni mucho menos, lo que me hacía sentir tan insignificante como una diminuta pulga perdida entre el pelaje de un gran bulldog.
– No me hiciste caso.
La chica apareció por detrás del tronco donde yo apoyaba la espalda, caminando de puntillas entre bonitas flores violeta. Se agachó un momento, y agarrando con dos dedos el pétalo de una, lo arrancó con cuidado, colocándoselo después en el pelo. Lo siguiente fue verdaderamente sorprendente. Una vez acogido entre los mechones ondulados de su negro pelo, el pétalo se convirtió en un pincho más para su corona de alambre.
- ¿Hacerte caso?- le pregunté yo, cogiendo a mi vez una de las flores para ver si encontraba el truco; pero eran tan normales como las rosas de mi jardín.
– Te dije que huyeras... y sigues aquí. ¿Por qué?
Buena pregunta¿por qué no le había hecho caso¿Por qué la otra vez tampoco se lo hice?
– No lo sé- respondí sinceramente con un prolongado suspiro.
– No le debes nada- alegó ella con tranquilidad.
- ¿A quién?- me extrañé.
– A ÉL.
- ¿Te refieres... a Draco?
– Ajá.
Volví a suspirar, pasando de nuevo la cadena por mi cuello y echando el cierre.
- ¿Y por qué siento que sí se lo debo?
– Eso me lo deberías responder tú a mí...
Recapacité un poco, mirándome las manos como si en ellas fuera a encontrar escrita la respuesta tal que una chuleta en un examen.
– Supongo que lo siento porque es así; le debo el haber cambiado radicalmente mi vida, el haberme cambiado a mí misma...
- ... el haber entrado en tu corazón...
- ¿Eh?
Una vez más, desaparecía en el momento oportuno. Me puse en pie de un salto, y miré hacia todos lados. Ni rastro de ella.
- ¿Por qué siempre me dejas así?- bufé al cielo, molesta.
– Por que tú eres la que debes responderte a esas cuestiones...
¿Por qué tenían que ser tan ciertas sus palabras?
– Será mejor que prosiga mi camino... y que piense un poco. Por una vez no me hará mal.
La Peye Malfoy
