¡La Li Ho¡Ya termine los exámenes! No más Universidad para mí hasta el 22 de mayo. Por cierto, alguien me mencionó que el cap. anterior salió bien sádico… xD culpen a Elfen Lied por eso. Si lo han visto, saben a lo que me refiero; sino, pues a menos que tengan gran tolerancia al gore, no lo vean.

Sumario: Recuerdos del inicio. Una visión a las vidas de Juubei y Kazuki antes de llegar a la Fortaleza Ilimitada y la acción que llevó a Kazuki a ser uno de los Reyes de los VOLTS.

Advertencia: Shounen ai.

Disclaimer: Get Backers no me pertenece, así que no me demanden. En serio, no se llevarán nada útil.


"No te preocupes, Kazuki. Mamá ya está contigo." Le susurró al oído y una lágrima escapó de sus ojos.

Y aunque el panorama era gris y sombrío, aquellas palabras dichas por su madre le dieron la seguridad que el día de hoy no moriría.

Cap. 3: Escape del Hogar:

El abrazo de su madre pareció durar una eternidad, pero apenas habían pasado unos segundos desde que llegó a la habitación a salvarlo. A pesar del fuerte olor a humo y sangre, el aroma de su madre seguía siendo el mismo. Olía a especias y a flores.

La mujer apretaba a su hijo contra su pecho, y mientras lo hacia, pasaba sus manos por la espalda y brazos del chico para ver si había alguna herida, por suerte no había ninguna. La vocecilla ronca de Kazuki la hizo separarse. "Madre, que bueno que estás bien. Desde que comenzó el ataque, no he podido encontrarme con mi padre."

La mujer emitió un suspiro hondo y se mordió el labio inferior. La escena que la había recibido cuando llegó a la escuela fue la de la cabeza de su esposo clavada sobre una de las espada; no muy atrás se encontraban las cabezas de los esposos Kakei. La madre de Kazuki había quedado tan sorprendida y asqueada ante tal acto, que no se dio cuenta cuando uno de los enemigos la atacó por la espalda. Si bien logró herirla superficialmente, el hombre no pudo escapar con vida ante el ataque de sus cientos de hilos.

"Kazuki, escúchame bien." Dijo la mujer, tomando el rostro de su hijo para verlo a los ojos. "Tienes que irte de aquí ahora mismo. Y por más que quieras, no mires atrás y no te regreses."

De pronto, un sentimiento de pesar se acomodó en el interior del joven Fuchouin¿por qué le estaba pidiendo algo como eso?

"No madre." Fue la respuesta que recibió la mujer. "¡No puedo irme y dejarte a ti y a los demás aquí!"

De sus ojos se escaparon unas cuantas lágrimas mientras acariciaba el rostro de su hijo que era tan similar al de ella. Sin pensarlo, estrechó a Kazuki en sus brazos y repasó mentalmente el por qué de todo. Sabía muy bien que no iba a sobrevivir, si ayudaba a Kazuki a escapar, eso significaba que ella tendría que quedarse atrás como carnada, lo cual no le molestaba en lo más mínimo. Pero, si su hijo lograba salir con vida de la mansión, lo que lo esperaría afuera, ya fuera en ese momento o dentro de unos años, sería mucho peor.

Bruscamente, empujó a su hijo. "¡Vete ya, Kazuki!" Y con mucho pesar, agregó. "¡Vete a la Fortaleza Ilimitada!"

Kazuki yacía en el suelo, sin saber que hacer ante la reacción de su madre. ¿En verdad tendría que irse? Resuelto, el muchacho decidió desobedecer por primera vez a su madre. No le importaba morir, y al menos tendría la seguridad de que lo haría al lado de alguien querido.

La puerta se vino a bajo ya que las llamas la habían debilitado. Tanto madre como hijo se voltearon al tiempo para ver a un Juubei cubriéndose la nariz, luciendo unas cuantas heridas y rasguños. En sus ojos se acumulaban unas cuantas lágrimas que aún no se había atrevido a derramar. La madre de Kazuki supuso que debió haber visto la cabeza de sus padres.

"Kazuki, dama Taichiko, vine para sacarlos de aquí." Dijo el muchacho, mientras se acercaba a ellos.

Taichiko esbozó una leve sonrisa. Le sorprendía que un chico tan joven como el siguiera el código de honor del samurai al pie de la letra. En verdad había sido una buena idea asignarle la tarea de proteger a Kazuki.

"Juubei, saca a Kazuki de aquí, busca a tu hermana, porque probablemente para estas horas habrán atacado tu hogar, y aléjense lo más posible." Le ordenó la mujer. El sonido de pisadas se hacía más notorio y Taichiko se había colocado entre la puerta y los chicos.

Juubei la miró a los ojos por unos momentos, preguntándose por qué ella no se iría con ellos. Y lo comprendió. Eran muchos los atacantes y si ellos trataran de huir, los asesinarían. Dama Taichiko se quedaría atrás para asegurarse que el heredero de la familia pudiera escapar. Juubei no tuvo que preguntar o comentar por su decisión; el muchacho asintió, decidiendo que sería mejor no causarle más problemas y tomó la mano de Kazuki.

El joven Fuchouin no comprendía lo que estaba sucediendo, Juubei lo estaba halando y, por más que tratará, no podía competir con la fuerza física del otro chico. Antes de dejar la habitación, Kazuki vio que su madre le sonrió y que Juubei le hizo un ademán con su cabeza.

Lo siguiente fue muy confuso. Juubei lo estaba halando y corrían rápidamente en los pasillos cubiertos de fuego y cadáveres de lo que una vez fue la mansión Fuchouin. "Aguanta la respiración." Le pidió su amigo, mientras corrían en los pasillos llenos de humo.

Una vez fuera, siguieron corriendo, alejándose cada vez más y más del lugar que una vez conoció como hogar. Kazuki podía ser muchas cosas, inocente, mimado, pero nunca tonto, y comprendió lo que había sucedido y el sacrificio que había hecho su madre. Más lágrimas escaparon de sus ojos mientras seguía corriendo, y más adelante, pudo notar que Juubei también estaba llorando.

"Lo siento mucho, Kazuki. No fuimos lo suficientemente fuertes como para proteger a tu familia… Pero te prometo que me haré más fuerte, así podré proteger las cosas que son importantes." Le comunicó el joven Kakei, sin siquiera mirar atrás. Más que una promesa, era un juramento.

Si antes ellos habían estado unidos por una amistad de largos siglos, ahora estaban unidos por la tristeza y la muerte. Y eso es más eterno que el mismo honor.


Una criada hacía su camino hacía la habitación del joven Kirishima. Desde hacía unos días, el muchacho lucía depresivo y quizás algo enfermo. Inconscientemente le había tomado cariño al muchacho.

Sonriendo a medias, la muchacha se arrodilló en el tatami antes de abrir la puerta. Pero de pronto sintió que la tela de su kimono y sus rodillas se había empapado con algo. Curioso, mientras venía, no había visto nada líquido en el suelo. Dirigió su mirada al suelo y luego emitió un sonoro grito antes de dejar caer la bandeja con el té. En vez de salir corriendo, la joven criada, temiendo lo peor, abrió la puerta rápidamente, encontrando los cuerpos inmóviles y llenos de sangre de toda la familia Kirishima en la habitación.

En las paredes, pintadas con sangre, se leía el siguiente mensaje: "Aquí yacen aquellos hijos desterrados del paraíso, que por celos han sido llevados a los Abismos."

La muchacha no podía creer lo que estaba viendo y sólo se dejó caer. Los demás criados fueron llegando para enterarse de toda la conmoción y, entre murmullos, trataban de planear lo que vendría más adelante.

No muy lejos de ahí, una figura oscura observaba el panorama que le otorgaba una ventana abierta. Sus ojos amarillos y dilatados le daban al ambiente oscuro que le rodeaba una imagen terrorífica. De sus largas garras se escurrían incontables gotas de sangre…


El camino se veía nublado. La joven Sakura ya no tenía fuerzas para seguir adelante, sus pies la llevaban, pero ella misma no tenía idea hacía dónde. Se encontró con una piedra en su camino, y se tropezó con ella, cayendo al suelo y sintiendo ninguna intención para ponerse de pie nuevamente.

Debía quedarse ahí, quedarse ahí para morir. Eso era lo único que le restaba.

Sabía muy bien que sus padres habían muerto, o así lo dijeron los hombres que fueron a atacar su hogar. Y sólo Dios sabía donde su hermano se había metido, quizás muerto también, y ante tal pensamiento, la chica no pudo evitar ahogar un sollozo. ¿Por qué no había muerto ella también?

Eso era muy fácil.

El ser humano sólo reacciona ante los impulsos más primitivos. En ese momento, el de ella era sobrevivir. Nunca lo había dicho, pero siempre había envidiado a su hermano menor. Juubei vivía día a día entregado a su misión, a su orgullo. Los acontecimientos le hicieron ver nuevamente lo diferentes que eran al ver a Juubei correr por seguir su misión y a ella correr por seguir con vida.

Pero era esa misma terquedad de Juubei que le aseguraba que su hermano estaba aún con vida. Invocando todas las fuerzas que le quedaban, Sakura se puso de pie y siguió su camino, cual sea que fuera, sabiendo que encontraría a su hermano y que, quizás, podría enmendar su cobardía.

La joven Kakei no buscó mucho. Después de haber caminado por un par de horas, se encontró en el claro del bosque. Ahí, debajo de un árbol, se encontraba Juubei dormido con Kazuki en brazos. Ambos parecían haber sido sacados del mismísimo infierno. Sus rostros estaban manchados por el humo y su hermano lucía unas cuantas manchas de sangre. Por su parte, el joven Fuchouin sólo estaba algo desajustado.

Lo principal en todo esto, y el motivo por el cual Sakura sonrió levemente, es que ambos estaban con vida.

La chica se acercó a ellos y se dio cuenta que Kazuki abrazaba con fuerza a su hermano, y que de sus ojos aún emanaban unas cuantas lágrimas. Sakura se sentó al lado de ellos y extendió sus brazos para abrazar a su hermano y darle el apoyo que estaba segura necesitaba en esos momentos.

Los tres jóvenes permanecieron así por varias horas, dejando que, por algunos momentos, la paz volviera a sus mentes. Y quizás, cuando despertaran, el camino que tendrían que seguir fuera un poco más claro.

CONTINUARA…


¡Al fin! Salió algo cortito, pero lo mejor esta por venir. Lo siguiente será la llegada a la fortaleza, lo que estaba esperando. –Hace bailecito de felicidad- Antes de irme, quiero dejar unas cuantas cosas claras:

"Kazuki, dama Taichiko, vine para sacarlos de aquí." Dijo el muchacho, mientras se acercaba a ellos. ----- No tengo ni la más mínima idea de cómo se llamaba la madre de Kazu-chan xD, quise ponerle uno porque no me hubiera gustado llamarla durante todo este cap. "madre" o "ella" o "la mujer".

Taichiko esbozó una leve sonrisa. Le sorprendía que un chico tan joven como el siguiera el código de honor del samurai al pie de la letra. ---- Siempre vi a Juubei como un samurai xP creo que el código se llamaba Bushido.

No muy lejos de ahí, una figura oscura observaba el panorama que le otorgaba una ventana abierta. Sus ojos amarillos y dilatados le daban al ambiente oscuro que le rodeaba una imagen terrorífica. De sus largas garras se escurrían incontables gotas de sangre… ---- xD Ejem… bueno, para comprender esto… tendrán que leer el otro fic de Get Backers que tengo, porque mi mente maligna me dio una genial idea y ahora datos que, si ven muy bien a través de todo lo que escriba, irán apareciendo en otras historias de esta sección.

Bien, creo que eso era todo. Gracias por leer. Si creen que hay algo más que deba agregar o si bien quieran darme un consejo, están libres de hacerlo, aprecio las correcciones. Hasta la próxima y dejen review, onegai! n.n