Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rowling.

No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.

AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.

Ignora la historia del sexto libro pero toma datos de él.

Es un SS/OMC (personaje original masculino)

Capítulo 2. Encuentros

El gran Salón estaba ya listo y los alumnos habían tomado a asiento en sus respectivas mesas mientras los recién llegados esperaban pacientemente mientras Minerva McGonagall sacaba la lista que los iría llamando a la silla donde el sombrero seleccionador les dirigiría a una de las cuatro casas.

Había pocos alumnos, generalmente el gran salón era un gran bullicio, sobre todo el primer día, con la expectación y los nervios de los alumnos de primer curso. Pero este año estaba algo desangelado.

No era extraño dada la situación, el periodico de el Profeta era practicamente un necrológico ultimamente. Los asesinatos y desapariciones de contrarios a las ideas de Voldemort se sucedían, el ministerio no conseguía resultados, lo que le llevaba a una actuación paranoica y al encarcelamiento indiscriminado.

El miedo podía olerse, los padres no enviaban a sus hijos a Howgarts, muchos recordaban los viejos tiempos y querían mantener a su prole a salvo. El colegio ya no les parecía un lugar seguro, despues de todo Hogwarts estaba en el punto de mira de Aquel que no debía ser nombrado. La presencia de Harry Potter era como un faro de atención para Lord Voldemort y los mortífagos.

Severus observó con atención a los alumnos, paseando la mirada por la mesa de su Casa, los alumnos de Slytherin. Con especial atención a Draco Malfoy.

El muchacho destacaba con su elegancia natural, se notaba que era un lider en su curso, todos los alumnos de su edad y menores se peleaban por estar a su lado, inclinándose en las mesas para poder oirle y ansiosos de contar con la aprobación del rubio prefecto.

Tanto talento que tenía el joven Malfoy... desaprovechado. Y todo por la pereza que produce el éxito facil. Draco era un niño mimado, Lucius era uno de esos padres ausentes, demasiado ocupados para abrazar a sus hijos pero subsanando el cariño con juguetes, regalos, dinero y permisividad total.

Y ahora Lucius ya no estaba, había sido capturado en la lucha del Departamento de los Misterios y ahora el aristocrata estaba en una celda de Azkaban. Pero no estaría mucho tiempo allí, no con los Dementores aliándose con Voldemort. Azkaban caería.

Severus frunció el ceño al oir a Draco hablar sobre el justo merecido a los sangre sucia y la verdadera justicia cuando su padre volviera.

Severus se hizo un apunte de tener una charla con Draco sobre ese tema. Llevaba demasiado tiempo luchando en su propia Casa para mantener a los Slytherin aparte de la guerra, intentando que no marchasen inmediatamente hacia el camino de Mortífagos. Si Draco decidía unirse a Voldemort muchos estudiantes le seguirían como borregos.

Igual que había ocurrido años atrás, con Lucius reclutando a los futuros mortífagos allí mismo, en Howgarts. ¿No era irónico que fuese Howgarts el lugar en que germinaban aquellas desgracias? Era un sintoma de algo que Severus había tratado de hacer ver al director hacía mucho tiempo, el sistema educativo de Howgarts estaba podrido.

Perdido en sus pensamientos, Severus ni siquiera se percató de que el nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras se sentaba a su lado.

McGonagall llamó uno por uno a los nuevos estudiantes para la selección despues del tradicional cántico del sombrero refiriendo las cuatro casas y la fuerza de la unión. Severus anotó mentalmente a sus nuevos pupilos con ojo clínico. Este año había pocos alumnos, pocos para Slytherin, menos para Ravenclaw, varios para Huffelpuff y mayoria para Griffindor.

Severus se preguntó cuantos alumnos idiotas presionaban al estúpido sombrero para que les pusiese en Griffindor solo porque pensaban que el coraje era lo mas importante, en vez de la inteligencia Ravenclaw, la entereza Huffelpuff o la astucia Slytherin.

- Valientes idiotas.- Masculló entredientes.

- Solo son niños.- Sonó una voz a su lado.

Severus reprimió un respingo y miró con lentitud y amenazador cálculo al recién llegado que había tomado a siento a su diestra.

Pero solo vió una capucha violeta eléctrico.

Cuando pensaba que no había nadie con peor gusto que Sybill combinando colores se las veía con esto, un tipo que llevaba la capucha echada dentro de un edificio, y de un color tan intenso además.

- Quizá no me refería a los niños.- Siseó al atrevido.

- Pobre de aquellos a quienes se refiriese en ese caso.

Severus se dispuso a dirigir al recien llegado una buena dosis de puro veneno Slytherin cuando la tradicional obertura del director Dumbledore le interrumpió.

Bienvenidos nuevos alumnos, y a nuestros viejos alumnos, bienvenidos de nuevo, otro año nuevo de educación mágica os aguarda...

El resto fue la clásica advertencia contra el bosque prohibido, zonas a evitar, avisos de quiditch...

- Y ahora os pido una cálida bienvenida para nuestro nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, Charnag Oloth.

Charnag Oloth se incoporó echando su capucha hacia atrás teatralmente para recibir su presentación.

Cuchicheos inmediatos, Severus se mantuvo impreterrito dirigiendo al progesor de DAO la misma mirada disimulada. Charnag Oloth era sin duda un personaje, como lo habían sido los anteriores a él. En seguida pudieron oirse las exclamaciones extasiadas del alumnado femenino.

El rostro era de rasgos afilados, facciones fuertes pero elegantes, pomulos altos enmarcando una nariz perfecta, amplia sonrisa de dientes perfectos, grandes ojos azul prusia de mirada alegre coronados por cejas finas y tan negras como la larga y espléndida melena de un azul tan oscuro que parecía negro. Las orejas eran ligeramente puntiagudas y estaban llenas de pendientes y aros, lo que añadido a su amplia sonrisa y almendrados ojos le daba un aire de exotismo de innegable atractivo.

La vestimenta no le dejaría pasar inadvertido, vestía un chaleco verde esmeralda con espirales doradas que dejaba entrever un perfecto torso de estilizada complexión y cincelada musculatura, holgados pantalones ahuecados de color aguamarina con un cinto azul violaceo marcando la cintura y multitud de joyas y adornos colgando de su cuello y adornando sus dedos y muñecas.

Severus desvió la vista al resto del alumnado tratando de ignorar la aberración de colorido que estaba a su lado. Charnag Oloth practicamente irradiaba vitalidad.

- Muchas gracias, Director, me siento honrado de poder ejercer la docencia en una institución tan respetada como lo es Hogwarts. Espero tener un periodo lectivo mas largo del que es habitual en los anteriores profesores que ocuparon mi puesto.

El comentario provocó hilaridad general, menos Severus por supuesto, que se limitó a semisonreír con sorna, desde luego que no duraría un año entero, era su consuelo.

Charnag volvió a su asiento y Dumbledore continuó con su discurso.

Cuando el director mencionó el regreso de Quien-tu-ya-sabes un silencio sepulcral reinó en el comedor y Severus sintió un nudo en el estomago al vislumbrar sonrisillas entre los slytherin, unos por simpatía con la causa, otros por creerse a salvo.

Tenía tanto tanto trabajo...

Volvió a dirigir su atención a Charnag. El profesor de DAO daba buena cuenta del postre de tarta de manzana, de hecho se había adueñado de la mitad de la tarta en su plato y conversaba entre bocado y bocado con Sinistra, la profesora de astronomia. La mujer estaba obviamente encantada por el atractivo caballero y le miraba con ojos de cordero.

Charnag Oloth, atractivo, educado, cordial, divertido... Severus le miró de refilón con sospecha, tenía por norma desconfiar de los profesores de DAO, sobre todo despues del desastre del falso Moody, solo de pensar que un mortifago fanaticamente leal a Voldemort había estado impartiendo clases allí mismo le enervaba. Ahora que Voldemort estaba totalmente en activo cabía la posibilidad de que Charnag fuese otro de sus seguidores, no solo los mortífagos eran leales a Voldemort, había otros agentes que no necesitaban tener la marca tenebrosa para estar de su parte.

O quizá era un espía del Ministerio, pese a que el buen nombre de Dumbledore había quedado reestablecido tras el reconocimiento de la resurrección de Voldemort aun había un cierto resentimiento hacia Hogwarts por los sucesos durante la dirección de Umbridge en nombre del Ministerio.

No iba a descartar nada, por lo que ha Severus concernía, Charnag Oloth era culpable hasta que se demostrara lo contrario.

Antes de que terminara la cena Severus abandonó la mesa y marchó con paso ligero, mientras abría la puerta sintió un par de ojos a su espalda y volvió la vista con sospecha. Sus ojos se encontraron con el intenso azul prusia de Charnag y el recién llegado le guiñó un ojo con una sonrisa que destilaba malicia. Severus frunció aun más el ceño y se marchó cerrando la puerta tras de sí. No pensaba quedarse tranquilo hasta saberlo todo del profesor de DAO.


Entrada la noche, Severus Snape era una sombra más entre la oscuridad de los pasillos de Hogwarts. Aunque Filch y su gata, la señora Norris, eran magníficos patrulleros, Severus acostumbraba a aprovechas las noches de insomnio para hacer su propia ronda desde las mazmorras, además una sola persona no podía controlar todo el castillo de modo que ,entre Filch y el Baron Sangriento, Severus trataba de mantener una cierta vigilancia. La primera noche del curso Severus prestaba especial atención a la vigilancia porque algunos alumnos superiores gastaban bromas a los novatos dejandoles fuera de los dormitorios mandandoles a hacer algo esperando que se perdieran, cosa que solía ocurrir.

Antes de las doce Severus tuvo que devolver a cinco alumnos de Slytherin y tres de Gryffindor a sus respectivos dormitorios, espantar a Peeves para que dejase de poner del reves los cuadros del pasillo y rescatar una ardilla, el inquieto familiar de una alumna de Ravenclaw, de las garras de una de las lechuzas de mensajería.

Estaba regresando a las mazmorras cuando tuvo uno de los presentimientos de que... ¿tan pronto? Severus se dio la vuelta y miró inquisitivamente a su alrededor, hasta que finalmente dio con la fuente de su presentimiento.

Alargó la mano y de un tirón apartó la capa de invisibilidad.

- Señor Potter, diez puntos menos para Gryffindor por estar fuera de los dormitorios a estas horas, diez puntos menos por hacer uso de una capa de invisibilidad no registrada y diez puntos menos por seguir a hurtadillas a un profesor

- No le estaba siguiendo.- Refunfuñó inmediatamente el atrevido Gryffindor.

- Y diez puntos menos por responder, y ahora vamos inmediatamente a sus dormitorios, ni una palabra más.

No estaba de humor para las paranoias de Potter, tenía de sobra con las propias. Lo de aquel mocoso no tenía nombre, era el primer día de clase y ya estaba ignorando las normas y haciendo lo que le venía en gana¿es que no podía estarse quietecito?

- Pero Draco...- Replicó Harry con furia.

Draco Malfoy no está por ahí dando vueltas en medio de la noche como un vulgar ladrón, Potter, así que muevase inmediatamente.

- ¡Pero si que lo está, está ahí mismo!

Severus estaba a un segundo de inmovilizar al joven Harry Potter y llevarle hasta los dormitorios a rastras cuando percibió un movimiento por el rabillo del ojo, se volvió como un rayo y entonces vió como un visón blanco se escabullía saliendo de un aula.

Aquellos dos iban a sacarle canas.

- Señor Malfoy, vuelva aquí ahora mismo.

No necesitaba alzar la voz. Severus y Draco se conocían lo suficiente como para que el joven Malfoy supiera cuando no podía forzar más la nota.

El visón regresó obedientemente y recuperó la forma humana.

- ¡Estaba siguiendo a Potter!.- Dijo inmediatamente Dracó con un dedo acusador hacia Harry.

- ¡No es cierto, yo le seguía a él!.- Replicó Harry.

Los Potter y los Malfoy... los tiraria por la ventana y lo dejaría todo en manos de la gravedad. Eran como juntar glandula de dragón y cola de quimera, explosivo puro.

- No me importa lo mas mínimo quien seguía a quien, Draco, vuelva inmediatamente a los dormitorios. Potter, usted lo mismo.

Los dos jovenes rivales se miraron con odio unos minutos antes de darse la espalda y emprender el regreso a donde deberían estar.

Severus suspiró en cuanto estuvo solo. No se lo iban a poner facil. Y a saber que estaría tramando Draco. Lo investigaría mas tarde, empezaba a recuperar el sueño.

Estaba ya en las mazmorras cuando volvió a sentir una presencia invisible. Maldito fuera, se había olvidado de requisar la capa de Potter, aunque lo cierto era que poco importaba porque el director se la devolvería. Lo que le irritaba era que el mocoso insistiera en seguirle¿es que ni después de ver que era miembro de la Orden del Fenix iba a comprender ese crio que estaban en el mismo bando? Era igual que su padre y su padrino... solo pensar en ello le subía la bilis a la garganta.

Con un veloz giró agarró la invisible ropa y tiró hacia él.

- ¡Potter, veinte puntos menos para...!

- No sabía que los profesores también perdíamos puntos, pero no me llamo Potter, creo que él es mas bajito.

De pronto Severus vió que lo que tenía agarrado era el cuello del chaleco del profesor Charnag Oloth y a dicho profesor sonriéndole a un palmo de distancia.

- ¿Oloth¿Qué hace aquí¿Y por qué se había hecho invisible?

- Si me suelta estaré encantado de contestarle.

Severus soltó al furtivo profesor y dio un paso atrás para mantener las distancias.

- ¿Y bien?

- En orden de preguntas, si, soy yo, Charnag Oloth, encantado.

Severus observó la mano extendida como se le estuviesen ofreciendo veneno y miró a los ojos a Charnag con suspicacia.

- Eso ya lo veo.

- Si, eso parece, fascinante por cierto¿cómo ha sabido de mi presencia?

Severus no estaba de humor para aquello.

- Explica primero tu presencia aquí, y de forma tan furtiva, Oloth.- Exigió, bajo sus túnicas su mano se cerró sobre la varita.

- Oh, me había perdido buscando mi habitación. Lamento haberle importunado.

Tras tan escueta excusa Severus se cruzó de brazos. Su propia naturaleza era ser escéptico y desde luego la explicación de Oloth explicaba mas bien pocas cosas, y desde luego no daba ninguna excusa para ir por el castillo bajo un conjuro de invisibilidad.

Charnag Oloth parecía tener gato encerrado. Puede que su alegre aspecto y encantos pudiese servir a cualquier otro, pero no al jefe de la casa de Slytherin. No había sobrevivido tanto tiempo en un doble juego por ser concesivo.

- Por supuesto.- Comentó Severus con sarcasmo.

- Si, me temo que es un castillo muy grande.

Severus sacó su varita y se dio unos toques en la barbilla con un gesto pensativo que tenía una clara subtitulación amenazadora.

- Entiende esto, Oloth. Como bien mencionaste en el gran comedor, tu puesto no es famoso por la duración de sus ocupantes. Un comportamiento poco precavido por tu parte podría tener consecuencias nefastas.

Oloth, lejos de parecer amenazado, sonrió con toda tranquilidad y no cierto toque divertido.

- Gracias por su preocupación, profesor Snape, tendré en cuenta su consejo.

Severus enarcó una elegante ceja, Oloth no le caía bien, para empezar no le gustaba su aspecto, no le gustaba su actitud y detestaba a las personas que tenían su misma altura, perder el factor de intimidación que le proporcionaba la altura le irritaba.

Y haberle sorprendido andando invisible a su espalda no añadía nada bueno.

- Bien... ¿podría indicarme por donde se va al despacho de DAO? El director me dijo que mi dormitorio estaría dos puertas a la derecha de este.

Severus chasqueó la lengua, estaba seguro de que Oloth sabía donde estaba su despacho pero si no lo sabía...

- Vuelva sobre sus pasos, tuerza en la primera intersección a la derecha y se encontrará con un cuadro, uno de una mujer con unas tijeras y una rueca, Atropos, la Parca.

- Aja¿y una vez allí?

- Una vez allí despierte a la Parca y preguntele a ella.- Finalizó con malicia.

Severus Snape se volvió con un revuelo de su negra túnica dejando a Charnag Oloth completamente anonadado.

Charnag se alegró inmensamente al llegar a su dormitorio. Cuando había despertado a Atropos, la Parca había escupido improperios y maldiciones sin ton ni son y le había puesto a caldo hasta que el escandalo había atraido al Barón Sangriento, el fantasma de la casa de Slytherin, quien, entre gruñidos, le había indicado el camino de bastante malas maneras.

Severus Snape. Un hueso duro de roer.

- Pero nadie dijo que esssto fuera a ssser facil¿verdad, mis amigasss?

Las serpientes sisearon su acuerdo.

Nota de la autora: Por un error personal borré sin darme cuenta este capítulo, pero he aprovechado para hacer algunas correcciones, no hay mal que por bien no venga. No es habitual en mi hacer este tipo de cosas, mantendré una continuidad sin retrocesos de ultima hora.

Gracias por el primer review, aqui está mi actualización y procuraré mantener un buen ritmo.