Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rowling.
No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.
AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.
Ignora la historia del sexto libro pero toma datos de él.
Es un SS/OMC (personaje original masculino)
Capítulo 3. SierpesEl nuevo profesor de DAO llegó a la clase con puntualidad exacta. Y en instante en que pasó un minuto de la hora empezó a quitar un punto por cada persona que llegaba tarde.
- Dos puntos menos para Ravenclaw, tres puntos menos para Gryffindor y un punto menos para Slytherin. Sentaos.
Los alumnos tomaron asiento con gruñidos y gesto agrio. Ron, que se había entretenido en el desayuno sacó los libros y los desplomó sobre la mesa de mal humor.
- Y tan majo que parecía ayer.
- Él ha sido puntual, tiene derecho a exigirnos lo mismo.- Replicó Hermione.
Harry se permitió una leve sonrisa, Ron y Hermione eran un dúo dinámico, hubiesen hecho una fortuna en uno de aquellos programas de humor de la televisión muggle.
Era una lástima que Harry no tuviese deseos de unirse a su debate. No tenía ganar de reír, no después del desastre del Departamento de los Misterios, había perdido demasiado. Se sentía como un vórtice de fatalidad que atraía la desgracia hacia él y hacía quienes le rodeaban.
Sirius había muerto, le había perdido... y ya no sentía por Dumbledore aquella confianza ciega que siempre le había animado a seguir adelante. Después de la charla tras la perdida de Sirius... o mas bien cuando Harry había gritado y liberado su ira y frustración contra Dumbledore... resultaba duro entender, las razones de Dumbledore no le bastaban.
¿Cómo pretendían que entendiera¿Cómo esperaban que aceptara aquel destino? Lo estaba perdiendo todo, había perdido a sus padres, había visto morir a Cedric, y acababa de ver morir ante sus ojos a los mas parecido a una familia que había tenido en su vida. Sirius, su padrino, su amigo.
Y le decían que tenía que luchar contra Voldemort, que era el único que podía hacerlo, y si no lo hacía, Voldemort le mataría a él.
Y al mismo tiempo le mantenían en la ignorancia, como si solo fuese un arma que dispararían en el momento preciso, nada más.
Grandioso destino. Harry Potter, el niño que vivió, el niño que vivió para crecer sin una familia real, para no tener infancia.
- Potter¿qué tiempo hace por ahí arriba?
La voz de Charnag Oloth le llevó ve vuelta a la clase, donde descubrió que todos le estaban mirando. El profesor le había llamado y ni se había enterado. Y no tenía ganas de sentirse culpable¿es que nadie veía que se venía el mundo encima? No podía concentrarse.
- Precipitaciones abundantes y mal tiempo en general, profesor.
Toda la clase quedó en un silencio sepulcral... y entonces Charnag empezó a reír.
Era una carcajada franca y contagiosa, que dejó a Harry de piedra. Había esperado muchas reacciones, pero no esa. Resultaba... algo perturbador a decir verdad.
- Bueno, si ahí arriba hace tan mal tiempo debería emigrar a climas mas cálidos. Mi clase, por ejemplo. Ahora que el hemos recuperado, ilumíneme¿qué conjuros defensivos nos protegerían de la magia ofensiva directa? Como por ejemplo el Expeliarmus.
Quizá este profesor podría enseñarles algo después de todo.
- ¿El caparazón de tortuga?
- Correcto, aunque ese conjuro tiene algunos defectos que lo hace poco recomendable. Veo que tenéis información algo... difusa, de modo que empezaremos por las defensas mágicas mas primarias.
Sorprendente. Los alumnos escucharon extasiados las explicaciones de Charnag, lo cierto era que había algo en su aspecto y voz que le hacían hipnótico. Quizá era esa energía que parecía poseer, Harry pensó inmediatamente en Remus Lupin, si este no hubiese padecido licantropía quizá sus clases hubiesen sido asó, alegres y directas.
Le echaba de menos.
De momento la charla de Oloth resultaba lo suficientemente interesante para apartas de su mente los problemas.
La clase pasó demasiado rápido. Muchos rezongaron apenados, en un par de horas habían aprendido más que en algunos cursos completos.
- Bien, parece que eso es todo, para la próxima clase quiero una lista de conjuros de defensa contra la magia que afecte a la mente, con un resumen de su naturaleza. Resumido, por favor, no quiero que hagáis una tesis.
Por fin un profesor con sentido de la realidad.
- Es fantástico.- Comentó Ron entusiasmado.- Excepto con Remus nunca había tenido una clase mejor. Espero que pronto hagamos prácticas.
- Yo también lo espero.
Harry salía de clase cuando el profesor llamó a su atención.
- Potter, un momento por favor.
- ¿Si, profesor?
- Detención esta tarde en mi despacho.
No podía haberle dejado mas descolocado.
- Pero...
- Comprenderás que no puedo permitir que ningún alumno me falte al respeto¿verdad? Hasta la tarde.- Despidió con una sonrisa maliciosa.
Una brisa podría haberse llevado volando a Harry Potter, tal era su estado de pasmo.
Severus Snape salió del aula de pociones de mal humor, dos alumnas de sexto curso de Hufflelpuff, que ya deberían saber manejarse adecuadamente entre los materiales habían destrozado un caldero y abierto un agujero en el suelo por pensar que podían gastarse menos dinero en un caldero de saldo y usar el resto para comprarse adornos.
Por supuesto el caldero de mala calidad no había podido contener la acidez de una poción en ebullición para hacer el antídoto del veneno de las marismas.
Ahora tenía que reparar el suelo del aula. A veces parecía que hablaba para las paredes, si pedía unos materiales y exigía un nivel de competencia era porque su asignatura así lo precisaba. Pociones y Quidditch tenían el mayor índice de accidentes y últimamente, gracias a Longbottom, Pociones tenía el record de alumnos enviados a la enfermería.
Y en contra de lo que pensaran los alumnos, no le hacía ninguna gracia.
Y ahora tenía que averiguar que habían estado haciendo Harry y Draco, sobre todo que había tenido a Draco vagabundeando por el castillo por la noche. Y en su forma de animago, además, lo que le recordaba que tenía que preguntarle a Narcissa si tenía registrada la habilidad de su hijo.
¿En que estaba pensando Draco y qué pretendía hacer? O lo que era mucho peor¿qué le habían ordenado hacer? Tenía que saberlo¿había entrado Draco en las filas de los mortífagos? Era solo un crío, era demasiado joven para tomar la marca¿en que estaba pensando?
Narcissa... era una mujer endurecida y amargada por un matrimonio sin amor pero amaba a su hijo. Si Draco había entrado al servicio de Voldemort habría sido por sí mismo, cegado por la venganza o quizá por el miedo, la caída en desgracia de Lucius quizá había llevado a Draco a pensar que así podía proteger a su madre.
Hipótesis, solo hipótesis. Severus esperaba fervientemente equivocarse y que Draco solo planeara sus clásicas bromas de mal gusto contra los gryffindors.
Al doblar la esquina se dio de bruces con otro enigma del nuevo curso. Charnag Oloth, que les sepultó en una montaña de libros.
- Mire por donde va.- Gruñó Severus quitándose de encima los libros, el profesor de DAO le había atacado con media biblioteca sobre... ¿Slytherin y el parsel¿Hablar con Serpientes, el arte maligno?
- ¿Documentándose?- Inquirió Severus echando un vistazo a los libros que Charnag volvía a apilar.
Todos sobre Salazar Slytherin y la casa fundada por él. Biografías no oficiales del mago, ensayos de magia vinculada a Slytherin y muchos tomos de la Sección Prohibida referentes a Salazar en general.
- Si, documentándome, me alegro de haber chocado contra usted.
- ¿Cómo?.- Severus estuvo a un instante de sacar la varita y maldecir al atrevido con el conjuro mas desagradable que se le vino a la cabeza.
Oloth pareció ver sus intenciones en su furiosa expresión y se apresuró a explicarse.
- Me refiero a que agradecería su opinión en un estudio, para una clase teórica.
Severus chasqueó la lengua y se incorporó adecentando su ropa, sacudiéndose el polvo de los vetustos libros.
- Dudo que un profesor necesite preparar con tanto ahínco una materia que debería dominar.- Espetó.
- Renovarse o morir, profesor Snape.
Sonaba a amenaza y Severus no dejaba pasar ese tipo de cosas, mientras Oloth acumulaba en sus brazos los libros, Severus le encajó en el pecho uno de los libros con acritud y cierta fuerza innecesaria.
- ¿La adaptación es un problema para usted, Oloth?
- En absoluto, pero suele serlo para los reptiles.
- Quizá son tan perfectos en su inicio que no precisan de evolución alguna.
Oloth sonreía nuevamente, con esa insoportable sonrisa que parecía decir a voces que aquel hombre sabía mucho mas de lo que parecía a simple vista y quería decir muchas mas cosas de las que decía. A Severus le daban ganas de sacarle aquellos profundos ojos azul oscuro.
- Interesante razonamiento.- Concedió Oloth.- ¿Está seguro de no querer compartir mas pedazos de sabiduría conmigo?
- Muy seguro.
Severus no dedicó un instante mas de su tiempo con aquel hombre y pasó por su lado con un estudiado vuelo de túnica.
Entonces oyó el siseo.
Se volvió como un rayo y miró al suelo en busca del ofidio, no podían tener serpientes sueltas por el colegio, estaba lleno de niños. No vio nada, a menos que...
Alzó la vista y se encontró de nuevo con aquella expresión entre amable y burlona de Charnag Oloth que le miraba por encima de los libros.
El profesor de Dao hablaba parsel.
El parsel era una habilidad de nacimiento y no podía aprenderse.
El idioma tenía la mala fama de ser un arte maligno únicamente porque Salazar Slytherin había sido dueño de esta, al igual que todos sus descendientes y por lo tanto, Lord Voldemort. Era posible, gracias a pociones y entrenamiento, que otros magos consiguiesen comprender la siseante lengua, pero no hablarla ellos mismos. Harry Potter era la excepción... pero ese un efecto secundario de la unión que por desgracia compartía con el lord oscuro.
Con un gruñido Severus reemprendió la marcha. Esta vez hacia el despacho del director, ahora si que veía urgente el saber mas sobre el nuevo docente.
- No creo que sea necesario, Severus.
- Creo recordar que me dijiste lo mismo de Quirrel.- Replicó Severus.
Albus suspiró y conjuró un par de tazas de té. Severus tomó una pero se limitó a calentarse las manos con ella. Sabía perfectamente que el director ponía suaves sedantes en el te para mantener las conversaciones difíciles bajo control.
Por supuesto a Severus siempre le ponía tanto que había acabado por distinguir el sabor, no se podía engañar hasta ese punto a un maestro en pociones.
- El profesor Charnag tiene excelentes referencias, Severus, ha sido profesor en Dumstrang desde hace tres años y tenía una carta de referencia genuina.
- ¿Y por qué ha abandonado su empleo? Por lo que sé Karkarov da unos excelentes sueldos.
- Pero que sutil eres, Severus, si lo que querías era un aumento podías haberlo pedido directamente, de hecho creo que te lo mereces después de...
- Esa es una manera muy torpe de tratar de cambiar de tema, director.- Espetó Severus bastante molesto.
Albus se tomó uno de sus caramelos de limón.
- Severus, lo que intento es que dejes de preocuparte tanto, te aseguro que no es necesario que te obsesiones con el profesor Charnag, es un caballero encantador con experiencia profesional, y a Fawkes le gusta mucho.
Perfecto, al pajarraco incendiario le gusta, todo arreglado, dejemos que el fénix de tendencias suicidas elija a los profesores. A veces Severus se preguntaba por qué se molestaba en ser razonable con el director cuando al final todo quedaba igual.
- Por favor, director Dumbledore, me sentiré mucho mas tranquilo si me deja ver el expediente de Oloth.
- Sabes que no puedo, es confidencial.
- Es sospechoso.
- Sospechas de todos nuestros profesores de DAO, Severus.
- Y siempre tengo razón, te dije que Quirrel era mucho mas que un cobardica y acerté, te dije que Lockheart era un fraude y tenía razón, te dije que Lupin ayudaría a Black y también tenía razón. Y en cuanto a Moody mejor no hablemos, aunque hubiese sido el Moody real no hubiese sido buena idea.
- Bueno, bueno...- Dumbledore alzó las manos tratando de calmar los ánimos.- ¿Qué te hace sospechar de Charnag?
Severus abrió la boca y luego la cerró... en realidad Charnag no había hecho nada... aun.
- Habla Parsel.
- Aja... creo que ya sabes que hablar parsel no es un delito, y el mito de que es un arte oscura está completamente infundado. Hay gente que habla parsel y no tiene relación alguna con las artes oscuras.
- Eso ya lo sé.- Gruñó Severus dejando el te sobre la mesa.- Pero en estos momentos resulta una extraña casualidad¿no?
- Sigue sin ser un motivo lógico para que te preocupes tanto por ello.
De acuerdo, no tenía nada de lo que acusar a Charnag Oloth, pero no pensaba darse por vencido.
Puede que Dumbledore no quisiese darle la información, pero conocía a alguien que le daría todo lo que le pidiese. Karkarov.
- Necesito que estes atento, Ron.
- De acuerdo, sabes que puedes contar conmigo.
Harry dejó su capa de invisibilidad en manos de Ron y marchó a cumplir con su primera detención del año. Y solo era el segundo día de curso, no quería ni pensar cuantas tardes iba a acabar castigado, sobre todo cuando tuviese su primera clase de pociones.
Eso no le impediría vigilar a Draco Malfoy. Sabía que el rubio tramaba algo, le había visto el callejón Diagon, entrando en aquella zona tan tenebrosa... el callejón Knockturne. Entrando en una tienda, la misma tienda en la que un día le había visto con su padre... obteniendo objetos de magia negra.
Ahora que Lucius estaba cumpliendo su justo castigo en Azkaban llegaría la hora del hijo. Draco no se saldría con la suya por mas tiempo, no si él podía evitarlo.
Con un suspiro se encaminó al despacho de DAO. Todos los profesores habían decorado aquel despacho según su personalidad, se preguntaba que aspecto tendría con el profesor Charnag. Llamó no sin cierta dosis de curiosidad.
- Adelante.- Sonó una voz al otro lado de la puerta.
Harry abrió la puerta. Se quedó paralizado de terror.
Y se encontró cara a cara con una gigantesca serpiente.
¡Nagini!
Nota de la autora: Releyendo este capitulo me fijé en la cantidad de faltas de ortografia y me alarmé con mis descuidos, me he limitado a corregirlo, tengo que tener mas cuidado cuando escribo rápido.
