Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rowling.
No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.
AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.
Ignora la historia del sexto libro pero toma datos de él.
Es un SS/OMC (personaje original masculino)
Capítulo 4. Mudas de piel- ¡Nagini!
La gigantesca mezcla de cobra y anaconda retrocedió inmediatamente ante el grito, y aunque las serpientes no podían ser muy expresivas Harry creyó distinguir sorpresa y confusión.
- ¿Nagini¿Quién es Nagini?
Como hablador de Parsel, Harry podía comprender el lenguaje de las serpientes, y hablarlo a su vez, lo que le había ocasionado no pocos problemas durante el segundo curso, a causa de la apertura de la Cámara de los Secretos, cuando el Basilisco había sido liberado por el colegio.
- ¿No eres Nagini?.- Preguntó Harry, con no poca desconfianza. No le había hecho ninguna gracia encontrarse subitamente con una serpiente de la misma especie que el familiar de Voldemort.
- No se quien es Nagini, mi nombre es Waess.
- Oh, lo siento... te he confundido con otra serpiente muy parecida.
- ¿Potter?
El profesor estaba sentado tras su escritorio, observando con curiosidad la conversación en Parsel. Harry sintió un nudo en la garganta al percatarse de que ahora el nuevo profesor sabía que hablaba parsel... claro que acabaría enterandose. De todos modos¿por qué tenía el profesor Oloth una serpiente de la misma especie que Nagini?
- Ah... buenas noches, profesor Oloth, vengo por mi detención.
- Cierto, casi lo había olvidado. He traido muchos libros que hay que organizar, ponlos en esa estantería de allí por orden alfabetico.
Harry asintió y miró de nuevo a la serpiente, Waess, que se deslizó tranquilamente hasta enrollarse comodamente sobre un gran butacón.
- No te preocupes por Waess, ya ha cenado.
Hubiese preferido que le dijera que no atacaba a personas o que estaba controlada a oir que sencillamente no le atacaría porque no tenía hambre en ese momento. Harry miró las cajas llenas de libros y empezó a ordenarlos mientras de vez en cuando curioseaba con la mirada.
El despacho estaba decorado al estilo de Charnag, con alegres tonos verdes esmeralda, turquesas y azules pastel, del techo colgaban unos farolillos de papel con simbolos orientales y en las paredes había colgado unos cuadros de paisajes varios, un tranquilo atardecer en algún mar de la China, unas placidas ruinas aztecas en una imponente selva, un castillo japones entre bosques de bambu, unas mesetas y praderas en un amanecer... paisajes placenteros y bucólicos en numerosas partes del mundo, africa, sudamerica, la india, china... Por supuesto estaban animados, y se podían ver animales salvajes moviéndose por el cuadro y pajaron volando por los cielos.
Sobre la chimenea y la mesa se disponían estauillas de motivos egipcios, con gatos, halcones y serpientes.
Charnag parecía ocupado leyendo unos libros y Harry siguió ordenando la estanteria.
- ¿Desde cuando hablas parsel, Potter?
Harry se volvió hacia Charnag, había esperado aquella pregunta despues de hablar con la serpiente.
- Desde hace mucho tiempo, profesor.
Súbitamente, Harry se percató de que estaba contestando en parsel... y que de hecho Charnag también le había hablado en la siseante lengua de las serpientes.
- Usted habla parsel, también.
- Cierto.- Cofirmó Charnag cerrando el libro que había estado leyendo.- Me has sorprendido, aquellos que hablamos parsel somos pocos.
Ansioso de saber mas sobre la habilidad, Harry dejó los libros y miró al profesor directamente.
- ¿Cónoce usted a mas gente que hable parsel?
Charnag sonrió ampliamente.
- No, Harry¿puedo llamarte Harry?
- Claro, profesor.
- Hablar parsel es una habilidad interesante¿la tienes de nacimiento?
Harry no estaba seguro de ello, teoricamente si, había descubierto su habilidad antes de ir a Hogwarts, aunque entonces no había sabido lo que hacía. Pero su capacidad de hablar Parsel estaba ligada a la conexión que tenía con Voldemort. ¡Pero no podía decirle eso a un desconocido!
- Si, desde que era un niño he podido hacerlo¿usted también?
- Solo los que nacemos con la habilidad podemos hablarlo Harry, es un poder que viaja por lineas de sangre. Tus padres también tendrían ese don.
- Yo no conocí a mis padres.- Explicó Harry.
- Lástima.
No había compasión en la voz de Charnag, de hecho a Harry le resultaba curioso, muy curioso, que el profesor no supiese ya de memoria su vida, todos los periodicos hablaban del famoso Harry Potter, el pobre huerfano que había derrotado a Voldemort siendo solo un bebe... Era... agradable hablar con alguien que no le conocía y por tanto no tenía ninguna idea preconcebida.
- Ya he terminado, profesor.
- Bien, puedes irte y procura concentrarte más en clase.
- Si, profesor.
Charnag observó marcharse al estudiante y despues examinó la estantería para asegurarse de que estaba bien organizada, por suerte así era.
De modo que quedaba confirmado Harry Potter era capaz de hablar parsel...
- Conozco esa mirada, estas planeando algo.
Charcag mostró una expresión de falsa inocencia que desde luego no convenció a la gran serpiente.
- Hay que conocer todas las piezas del tablero, antes de mover, amiga mia.
Los cuervos saludaron al recién llegado con los graznidos habituales. Conocían a este cuervo, aunque no fuese un miembro habitual del grupo. Era un pajaro curioso, conseguía comida y refugio para la bandada en invierno. Era un buen amigo.
Y los favores que pedía siempre eran divertidos de cumplir. Un cuervo de la banda se acercó al extraño cuervo y le entregó el encargo, una carta sellada.
El extraño cuervo agradeció la entrega y recogió la carta para después emprender el vuelo de regreso a su hogar, el extraño cuervo vivía en el castillo. El extraño cuervo voló entre los torreones y finalmente elevó el vuelto hasta la torre de Astronomia, donde entró y se posó en el suelo con un aleteo de sus negras alas, dejando el mensaje a sus pies.
Después empezó el cambio. En un remolino de plumas y bruma el cuerpo negro del cuervo empezó a cambiar y transformarse en un vuelo de ropa negra.
En unos segundos, donde antes estaba un cuervo estaba ahora un hombre, alto, delgado, enfundado en ropas de un negro tan profundo como lo eran las plumas de cuervo, la cara era afilada y angulosa, de rasgos severos marcados por una nariz prominente y aguileña, los ojos eran de un negro intenso pero de mirada dura, el rostro palido y con un poco sano tinte amarillento estaba enmarcado en una media melena negra y lacia y descuidada.
Severus Snape era descrito de muchas maneras, un murcielago gigante, un buitre negro... y lo cierto era que lo mas correcto hubiera sido compararle con un cuervo. Oscuro, mal augurio y con muy mala imagen.
Severus recogió con cautela todas las plumas que se le habían desprendido en la transformación, su forma de animago era un secreto que mantenía muy bien escondido y quería que siguiera así, aquella habilidad le había salvado la vida en muchas ocasiones y la complicidad de los cuervos del Bosque Prohibido era una gran ayuda.
Como ahora, jamas hubiese pensado en enviar una lechuza u otro animal amaestrado para contactar con Karkaroff, los animales correo eran bastante eficientes pero podían ser rastreados o interceptados, ni siquiera quería arriesgarse a usar algún mensajero no oficial. Usar un pajaro común y salvaje, sin ningún adiestramiento ni contacto humano era el metodo mas seguro e indetectable. Los cuervos siempre estaban dispuestos a ayudar.
Resultaba ironico, los cuervos tenían una fama horrible, se les consideraba carroneros agoreros, preludio de muerte y portadores de mala fortuna. Y sin embargo los cuervos eran pajaros sociables que incluso se detenían a ayudar a compañeros heridos, el hecho de que abundaran en torno a cadaveres no les convertía exclusivamente en carroñeros, todos los pajaros eran carroñeros, incluidos los gorriones, sencillamente los cuervos eran mas grandes y fuertes y espantaban al resto de la competencia.
Y aquí estaba el mensaje de Karkaroff respondiendo a su petición. Por fin.
El mensaje era breve, no había otro remedio teniendo en cuenta el medio de transporte no magico y la situación de Karkaroff.
C.O. Buen profesor de artes oscuras, pero misterioso pasado. Hablar parsel no es la mas sospechosa de sus habilidades. Parece dedicarse a recopilar información. Antes de estar en Dumnstrang estuvo dos años como instructor de Runas Antiguas en Beauxbatons. Posible relación con una organización mayor, ignoro cual.
¿Era Charnag Oloth un aliado de Voldemort? Cinco años como docente, dos en Beauxbatons y tres en Dumnstrang para después ir a Hogwarts... Severus meditó mientras el atardecer teñía de rojos y anaranjados el cielo. Desde luego esos cambios de lugar de trabajo sin motivo aparente eran algo sospechosos, pero no acertaba a comprender que se suponía que podía querer averiguar alguien yendo de una institución escolar a otra. Si Oloth había sido un agente de Voldemort y le había estado buscando durante su muerte hubiera sido mas lógico ir directamente a Hogwarts, donde estaba Potter. Quizá era un agente reciente... muy reciente.
Karkaroff no le había confirmado nada, pero no era de extrañar pues el antiguo mortífago había caido en desgracia muy pronto al delatar a los demás mortífagos. Incluido Severus, que solo había evitado Azkaban por la intervención de Dumbledore.
¿Y de donde había salido Oloth antes de estar en Beauxbatons?
Eso también podía averiguarlo, Hagrid tenía un romance con la directora de la escuela, Madame Maxime, otra semigigante, con la cual había ido a visitar a los gigantes para intentar obtener su lealtad o al menos alejarles de aliarse con Voldemort.
Y por lo que Severus sabía habían fracasado, Voldemort contaba con los gigantes entre sus filas, al igual que con los Dementores y los licántropos.
Le pediría a Hagrid que hablase con Maxime sobre el nuevo profesor.
Despues de corregir los trabajos que había mandado en clase de pociones, de hacer pociones especiales para la enfermeria de Madam Pomfrey y de empaquetar las pociones de Matalobos que Voldemort le había encargado preparar para los licantropos de Fenrir Greyback con el fin de poder encargarles misiones en estado de transformación.
Estaba perdiendo el tiempo. Severus descendió por las escaleras de la torre de Astronomia.
Mientras caminaba por los pasillos de Hogwarts hacia las mazmorras volvió a sentir aquel leve sentimiento de que algo estaba fuera de lugar.
Severus era muy habil percibiendo ese tipo de cosas, era por naturaleza muy observador, tenía buen oido, una decente visión nocturna y magnifico olfato. Y conocía aquel olor, lo había percibido en el encontronazo con Oloth. Un olor masculino con un toque de... de el olor del ambiente despues de una tormenta.
¿Otra vez iba por ahí oculto con un conjuro de invisibilidad?
- ¿Profesor Oloth?
- Tiene que decirme como lo hace, profesor Snape.
La magia se disipó con un leve silbido y la media sonrisa de Oloth apareció a escasos pasos de Snape.
- Acostumbro a encontrar rapidamente a los mentirosos y los furtivos.
- Una magnífica habilidad sin duda.
- ¿Ha vuelto a perderse y a ser atacado por Peeves?.- Preguntó Severus con sarcasmo.
- En absoluto, he salido de caza.
Severus se tensó inmediatamente, por alguna razón Oloth siempre le ponía en guardia, percibía en él una actitud subyacente que nada tenía que ver con el encantador profesor y amable caballero que todos los demas profesores veían. Oloth le producía la impresión de un lobo con piel de cordero.
- ¿De caza?
- Si, de hecho la misma que practica usted. Caza de estudiantes.
Tras un instante de perplejidad Severus arqueó la ceja con elegante escepticismo.
- ¿Ha salido invisible para sorprender a los estudiantes que vagabudean por la noche?
- Así es, Minerva me comentó que el conserje Filch y usted suelen encargarse de hacer guardias esporádicas para mantener el orden en las horas nocturnas.
Ya hablaba de McGonagall en primeros nombres... a Severus le resultó irritante que la segura y sensata jefa de Gryffindor ya hubiera entrado en familiaridades con Oloth.
- Esta... caza de estudiantes, como usted la llama tiene como objetivo proteger a los estudiantes, no es un juego.- Recrimió Severus... aunque en realidad en años mas tranquilos, antes de la llegada de Potter, si que había considerado sus rondas de un modo bastante... maliciosamente jovial.
- Ah, pero resulta tan gratificante ver sus expresiones de horror al ser sorprendidos con un buen susto.- Replicó Oloth con una sonrisa digna del gato de cheshire.
Severus tuvo que hacer un esfuerzo consciente por reprimir una sonrisa. Aun recordaba no con poca satisfacción las expresiones horrorizadas de Ron Weasly y Harry Potter cuando les había sorprendido por la espalda en su segundo curso. Había sido un cierto alivio tras la preocupacion que le habían hecho pasar.
Pero no pensaba dejar pensar a Oloth que podía encandilarle como había hecho con todos los demás.
- No creo que sea una actitud muy profesional para alguien que lleva tiempo en la enseñanza.
- No hay que dejar que los años apaguen el espíritu.
¿Los años? Severus se cruzó de brazos y alzó el mentón con no poca indignación.
- Dudo que la edad tenga nada que ver con la profesionalidad.
- Ni era mi intención decir nada parecido.
- ¿Y cuales son sus intenciones, Oloth?
Para ambos estaba muy claro que la pregunta nada tenía que ver con lo que hubiese querido decir Charnag y el brillo pícaro de su mirada lo confirmaba.
- ¿Mis intenciones? No sé¿qué otra cosa podría significar encontrarme aquí excepto la que he respondido? Sorpréndame, Severus.
El uso de su nombre de pila no hizo sino enojar aun más al jefe de Slytherin.
- Profesor Snape.- Le espetó.- Y podría significar que usted no tiene como unico objetivo enseñar Defensa en Hogwarts.
- No, por supuesto que no.- Confirmó Oloth sin vergüenza alguna.- Sin duda tengo un motivo oculto y misterioso para rondar por aquí.
Oloth se acercó... hasta quedar incomodamente cerca de Severus.
- Quizá tenga motivos tan oscuros como los suyos, Severus.
Suficiente. Severus sacó la varita como un rayo y la clavó en el cuello de Oloth con una expresión asesina en el rostro, no pensaba dejar que el presuntuoso recien llegado se pensase que podía pasarle un solo pelo con él.
- No se quien te has creido que soy, Oloth, pero no creas que...
Entonces sintió el cortante dolor de su antebrazo.
Voldemort llamaba. Y no admitía retrasos ni excusas.
El aguijonazo se hizo mas intenso, ardía, Severus no pudo reprimir un gesto de dolor y apartó la varita del cuello de Oloth, que no parecía intimidado, solo consternado.
- ¿Se encuentra bien?
- Mi bienestar ciertamente no es de su incumbencia, Oloth, continuaremos esta... conversación, en otro momento.
No dio tiempo a Oloth a responderle con alguna ironia o malicia, el brazo le dolía demasiado y dolería mas a cada segundo... nunca era tan doloroso, o bien había pasado algo malo o bien Voldemort le llamaba solo a él.
No podía aparecerse desde Hogwarts, las protecciones del castillo lo impedían, tenía que ir a los limites exteriores para poder marchar. Y el brazo dolía tanto. No necesitaba remangarse para saber que la marca de la calavera y la serpiente estaba encendida con intensidad. No podía perder mas tiempo. Recurriendo a uno de tantos pasillos ocultos en el colegio llegó hasta el campo de Quidditch y cogió una de las escobas de practicas. Tenía que acudir a una cita poco agradable, y no podía llegar tarde.
Hagrid suspiró frotándose la dolorida cabeza. Su hermanastro gigante, Grawp había tenido un buen día pero aun así le había tirado a la cabeza una rama de arbol demasiado grande para ser un simple juguete. Era dificil razonar con él, pero Hagrid no había sido capaz de dejar a su hermano con los demás gigantes que tan mal le habían tratado.
Con el tiempo mejoraría y podría dejarle libre por el bosque, quizá hasta podría hacerse amigo de Fluffy, el perro tricefalo.
Mientras andaba de regreso a su cabaña vió una figura oscura que salía del bosque prohibido.
- ¡Eh¿Quién anda ahí?
La figura se detuvo y se bajó la capucha revelando el inconfundible y exhausto rostro del profesor Snape. Hagrid se apresuró hacia él. Sabía lo que hacía Severus, no era la primera vez que el profesor volvía a altas horas de la noche del bosque prohibido.
- Hagrid...- El profesor se apoyó en un arbol y cuando Hagrid llegó hasta él pudo comprobar que Snape no se encontraba en su mejor momento.
Nunca había tenido un aspecto saludable, pero ahora Snape parecía un muerto en vida, su piel tenía un tono blanco enfermizo, sus ojos estaban apagados y temblaba como una hoja. Cuando Hagrid se acercó a ayudarle el profesor se dobló y vomitó contra el arbol.
- Oosh... madre mia, profesor Snape... dejeme que le ayude.
Snape se desplomó en las enormes manos del guardabosques.
