Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rowling.

No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.

AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.

Ignora la historia del sexto libro pero toma datos de él.

Es un SS/OMC (personaje original masculino)

Capítulo 6. Escamas

Severus abrió los ojos y se encontró en la enfermería... otra vez.

Por un instante se preguntó sino habría sido todo un sueño, la poción explosiva, el desastre del trío Gryffindor...

Entonces vio a Potter y al profesor Oloth sentados junto a su cama.

- Profesor Snape...- Por primera vez Potter parecía avergonzado y arrepentido, toda una novedad.- Gracias por salvarme la vida. Siento mucho los problemas que le he causado.

Severus se quedó a cuadros, no había sido un sueño... y Potter estaba allí... agradeciéndole que le salvara la vida. Severus tuvo la tentación de pellizcarse para asegurarse, jamás, jamás en todos aquellos años había recibido un agradecimiento de aquel egocéntrico muchacho.

- Si cree que agradecerme que impidiera que matase a Weasly a mí y a usted mismo, le va a salvar, está muy equivocado, Potter. Cien puntos menos para Gryffindor, y Weasly y usted están castigados hasta próximo aviso. Les quiero ver en mi despacho mañana por la tarde, van a limpiar la clase que han destrozado hasta sacarle brillo.

Para mayor sorpresa Potter se limitó a asentir con la vista baja, todo un acontecimiento, y se marchó. Severus se preguntó que habría ocurrido... y entonces miró la sonriente cara de Charnag Oloth.

- ¿Y que se supone que hace usted aquí?.- Gruñó.

- Oh, fui yo quien les encontró, oí la explosión desde mi clase. Estaban inconscientes, intoxicados por el humo de la poción. Un desastre, por cierto.

Intoxicación. De modo que la explosión había sido sobre todo gaseosa, no una combustión total. Esperaba que Weasly no hubiese quedado muy afectado por el humo, aunque si afectaba al cerebro no habría ninguna diferencia.

- ¿Dónde está Madame Pompfrey?

- Oh, está atendiendo al señor Weasly, nada preocupante.

Severus se incorporó, por lo que veía ya estaba atardeciendo, de modo que había dormido unas cuatro o cinco horas. Al levantar la cabeza sintió un mareo inmediato y un aguijonazo de jaqueca... probablemente efectos secundarios de la intoxicación.

- Poppy ha dicho que debe guardar cama hasta mañana, Severus.

Otra vez llamándole por el nombre de pila, aquel hombre le sacaba de quicio y no era lo que necesitaba en ese momento.

- Bien, eso pienso hacer.- Severus se movió al borde de la cama y recogió su varita para después recoger su ropa de los pies de la cama.

- Curiosa manera de guardar cama.

- En mi cama, profesor Oloth.- Gruñó Severus.

Severus fue a quitarse la bata de la enfermería cuando se percato de que Oloth seguía allí de pie... mirándole de un modo que le hacía sentir realmente incómodo.

- Ejem... ¿le importa?

- Claro que no.

Cuando pensaba que no había en el mundo persona más irritante que Sirius Black aparecía Charnag Oloth a suplir la vacante.

Pues maldito fuera si le permitía pensar que le incomodaba. Con un gruñido se quitó la bata y empezó a vestirse ignorando al impertinente profesor de DAO dándole la espalda. Mientras se abrochaba la hilera de botones tuvo una horrible certeza. Oloth sabía que había arriesgado su vida para salvar a Potter... si era un agente de Voldemort... por Merlín... si Oloth era un agente de Voldemort acababa de ver su traición... su verdadera lealtad...

El dolor de cabeza se acentuó y un fuerte mareo le hizo perder pie. Para ser sujetado por los fuertes brazos de Oloth a su alrededor.

- Tómeselo con calma, Severus, no es bueno forzarse de ese modo.

Severus se dio cuenta de que estaba entre los brazos de Oloth, su espalda contra su pecho, Oloth apoyó la barbilla en su hombro y Severus se sintió inundado del fresco olor a ozono y hierba mojada... el aliento de Oloth en su oído le envió un escalofrío por la espalda, y no uno desagradable...

- Profesor Snape.- Gruñó nuevamente, tratando de deshacerse de los brazos de Oloth.

Oloth le soltó y Severus se volvió con expresión amenazadora.

- No vuelva a tocarme, Oloth.

Parecía que su furiosa expresión, que había enviado terror a los corazones de aurors y ministros, era totalmente inefectiva contra Oloth, que mostraba la misma sonrisa que había convertido a las mujeres del claustro en un montón de quinceañeras balbuceantes. Los ojos azul prusia parecían tener un brillo propio que le recordaba mucho a los de Dumbledore cuando algo salía como él quería o planeaba algo.

Fuera lo que fuera no le gustaba.

Y si Oloth era realmente un espía del señor Oscuro aquella sonrisa no presagiaba nada bueno. Volvió a sentir un nudo de ansiedad afectándole. Tenía que marcharse, ir a su habitación y alejarse de Oloth. Alejarse de todos.

Apartó al profesor de DAO de un empellón y se dirigió a las mazmorras a paso ligero, tenía que calmarse, descansar, pensar en todo lo que había ocurrido y planear que debía hacer a continuación. Tenía que recuperarse. Bajó las escaleras prácticamente a la carrera, tenía el corazón desbocado, sentía su latido en las sienes, le temblaba todo el cuerpo, el mundo a su alrededor se desdibujaba... la intoxicación...

Todo se le venía encima, el rostro de Jacobi Erssen, su ira, su odio, su desesperación, sus últimas palabras "a mi familia, no"... Y después las lágrimas de las mujeres, su última protección para sus hijos, sus ojos vacíos tras el Ava Kedavra... los gritos de los niños... la risa de Voldemort, su felicitación...

Todos los sentimientos que su voluntad y férreo autocontrol habían encerrado se desbocaron al sentir su momentánea debilidad. Llegó hasta su despacho y llegó a tiempo de desplomarse sobre su sofá.

Gritó con angustia contenida durante demasiado tiempo.


- Buenos días, Albus.

El nuevo profesor de DAO era desde luego toda una bendición. Albus saludó a Charnag con un afectuoso saludo.

- Buenos días, Charnag¿en qué puedo ayudarte?

- Estoy interesado en reabrir el club de duelo, para hacer practicas en un entorno menos escolar para los mas interesados.

- Una magnífica idea, Charnag, tienes mi apoyo.- Dumbledore indicó la silla frente a su mesa.- Pero siéntate, cuéntame como te va todo.

Charnag se acomodó amigablemente y prácticamente se abalanzó sobre el té con pastas que conjuró Albus. El Director había descubierto del gusto que ambos compartían por los dulces y le encantaba el carácter abierto de Oloth. Lo cierto era que el profesor de DAO era apreciado por todos y cada uno de los profesores... excepto Severus.

Hablando de Severus, ese tema le preocupaba.

Hacía ya dos semanas desde la reunión con Voldemort, dos semanas desde que Severus había asesinado a la familia Erssen... y el profesor Snape parecía estar al borde del abismo, la tensión a su alrededor palpable como una muralla de cuchillas. La magia vibraba por donde pasaba, provocando una tensión subyacente que provocaba mas de un incidente. Severus había dejado de asistir a las comidas y apenas si salía de sus mazmorras, donde ya vivía como un ermitaño.

Dumbledore estaba terriblemente preocupado por Severus. Hacía unos días Harry había ido a verle para preguntarle, para sorpresa de Albus, por el bienestar de Severus. Parecía que finalmente el incidente de la poción explosiva había hecho ver al joven Potter que realmente Severus estaba de su parte.

- ¿Albus?

Charnag parecía divertido por la perdida de atención y Albus se apresuró a disculparse.

- Oh, lo siento, Charnag, tenía la cabeza perdida en dios sabe que...

- ¿Su profesor de pociones por ejemplo? Hace días que no se le ve. Si no siguiese dando sus clases ni nos enteraríamos de que existe.

Albus meditó unos instantes... quizá...

- Charnag, según me dijo Poppy fuiste tú quien llevó a Severus a la enfermería tras el accidente de pociones.

- Así es, menudo desastre por cierto. Estos chicos no tienen la cabeza sobre los hombros, demasiado audaces.

Charnag tenía un magnifico don de gentes, Dumbledore no tenía motivo alguno para dudar de él... pese a la aversión inicial de Severus hacía Charnag, pero claro, la reacción de Severus ante cualquier desconocido era la hostilidad. Tenía que buscar una manera de sacar a Severus de su encierro y a la vez ayudarle a librarse de aquella tensión que le dominaba.

- Creo que sería una magnifica idea que invitases a Severus a un duelo de demostración.

Que Albus supiera, Severus jamás había dejado pasar la oportunidad dehumillar a un nuevo profesor de DAO públicamente.


Harry estornudó por sexta vez consecutiva mientras apilaba los tomos. Ron y él realmente estaban castigados hasta nuevo aviso, Snape les había hecho limpiar la clase, después les había puesto a fregar calderos y finalmente les había encargado ordenar por curso los exámenes viejos. Al parecer en Hogwarts no se tiraba nada y los exámenes escritos de casi cuarenta años de antigüedad seguían en cajas que ahora debían ser organizadas para su traslado a la biblioteca.

- Ja, mira esto, lo que voy a poder echarle en cara a mi madre a partir de ahora.

Ron le enseñó un viejo examen... ¡de Molly Weasly! Claro, después de todo sus padres habían estudiado allí y sus exámenes también estarían allí. Harry empezó a ordenar los papeles con mas atención para ver si daba con el examen del padre de algún conocido y sobre todo de sus padres.

En ese momento la puerta del despacho se abrió de golpe, Harry y Ron casi ni reaccionaron, aunque los primeros días habían saltado aterrorizados ante el súbito golpe y tensión mágica en el ambiente.

Snape era como un vórtice de energía negativa. Desde el día que les había salvado de la explosión de la poción, el profesor tenía una actitud más irritable que la habitual, y de un modo terrorífico. Ya no era una respuesta sarcástica o una sonrisa de desprecio, su ceño estaba permanentemente fruncido en una expresión de disgusto y de furia fría, como si estuviese haciendo un constante esfuerzo por contenerse. El silencio que mantenía antes de hablar era algo que producía temor incluso en los Slytherins.

Aunque en realidad al menos ahora no dedicaba media hora a avergonzar a los alumnos torpes, lo que era un alivio.

Sin dirigirles una sola mirada, Snape se sentó tras el escritorio y empezó a escribir, probablemente corrigiendo exámenes. Mejor así, aquellos ojos negros eran como una tormenta y producían un miedo instintivo en cualquiera que estuviese bajo su atención.

- Nunca imaginé que se enfadaría tanto, hemos hecho cosas peores.- Susurró Ron.

Harry no dijo nada, sospechaba que la explosión de la poción Revelaere era solo la gota que había colmado el vaso. Sabían que Snape era un espía de la Orden del Fénix pero nunca habían pensado en que consistía exactamente eso. Y ahora que pensaba en ello... no debía ser en absoluto agradable.

Llamaron a la puerta y el profesor Charnag Oloth entró con andar resuelto.

Fue como introducir electricidad en una nube cargada. Inmediatamente un temblor recorrió toda la habitación y los frascos de cristal tintinearon. La expresión de Snape era tan siniestra que hubiera hecho enrojecer de envidia a Lord Voldemort.

- Buenas tardes, Severus.

- Profesor Snape.

Solo eran dos palabras, pero sonaron con la gravedad y reverberación de un trueno, los ojos de Snape estaban concentrados en Charnag con tanta intensidad que Harry no se hubiera sorprendido de ver al profesor de DAO caer muerto allí mismo.

No obstante Charnag Oloth era el hombre más peculiar que hubiera conocido, Harry sentía una gran simpatía por él, y lo cierto es que de igual manera ocurría con los demás estudiantes. Nada parecía capaz de enfadar a Charnag o hacerle perder la paciencia, sus castigos eran eficaces, no hacía favoritismo alguno y si bien era simpático y cordial era perfectamente capaz de ser estricto e intransigente sin perder la sonrisa.

Charnag era capaz de mandarte a limar las uñas a un dragón y hacerte sentir que te estaba haciendo un favor.

- Profesor Snape.- Concedió Charnag con su inalterable cordialidad, pero a diferencia de Remus, Charnag exudaba autoridad resuelta.- Verá, Dumbledore me ha dado permiso para reabrir el club de Duelo.

La expresión de Snape no cambió, pero Harry hubiera jurado que los ojos habían adquirido un resplandor casi propio del Avra Kedavra.

- ¿Y?

- Me ha sugerido que inicie el club con un duelo de ejemplo, le ha mencionado a usted. ¿Le gustaría batirse en un duelo amistoso?

La sonrisa diabólica que se extendió lentamente por el rostro de Snape decía de todo menos que iba a ser amistoso. Harry miró a Ron, que tenía la misma mirada de expectación. En el pasado habían admitido disfrutar al ver como Severus dejaba a Lockheart en su sitio, y realmente podía ser algo impresionante ver batirse a dos magos del talento demostrado de Snape y del talento previsible de Charnag.

- Estaré encantado, profesor Oloth.

Harry y Ron se miraron, la noticia iba a correr como la pólvora.


En la sala del club de duelo jamás se había visto tanta gente. Los alumnos mayores echaban a los pequeños para ocupar los mejores puestos y todas las casas estaban presentes. Fred y George, los gemelos Weasly, estaban yendo de un lado para otro recogiendo las apuestas del duelo, que si bien daban mas apoyo a Oloth estaban muy reñidas porque todo Slytherin apostaba por el jefe de su casa.

Harry y Ron, por ser los portadores de la noticia habían conseguido un puesto privilegiado y habían colado a Hermione junto a ellos. Aquel era un suceso que nadie quería perderse.

Finalmente la puerta se abrió y Charnag Oloth entró con su tranquilo andar, subió a la tarima y miró a los presentes no sin cierto asombro. Tras un momento puso una expresión seria de cierto reproche, aunque sus ojos traslucían su diversión.

- Creo que solo aquellos que vayáis a inscribiros en el club de duelo deberíais estar aquí. Los demás deben irse.

Se oyeron unos gruñidos de desilusión y los alumnos de primero abandonaron la sala, solo te podías apuntar a partir de segundo. Pero el resto, excepto los que realmente tenían aprensión a participar en duelos, se quedaron. Oloth rió por lo bajo y sacudió la cabeza dirigiendo una mirada a Harry y Ron, que sonrieron tímidamente admitiendo que era cosa suya que todo el mundo se hubiese enterado.

Oloth vestía para el combate, pantalones ajustados de montar en color blanco con botas negras brillantemente limpias, chaqueta de media caña color verde esmeralda y la espléndida melena recogida con un lazo del mismo tono.

Severus Snape entró poco después, con el mismo aspecto amenazador de siempre.

- Bien, queridos alumnos, inauguraré el club de vuelo con una demostración de un duelo mágico con mi colega Severus.

Al ser mencionado por el nombre de pila Severus apretó los dientes y prácticamente todos los estudiantes retrocedieron un paso por temor a que tuviese lugar una combustión espontánea o algo por el estilo.

- Creo que ya tenéis algunas bases de este tipo de duelos, de modo que pasemos directamente a la demostración¿está de acuerdo?

Severus mostró una sonrisa gélida.

- Sin duda. Comencemos.

- ¡En guardia!