Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rowling.
No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.
AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.
Ignora la historia del sexto libro pero toma datos de él.
Es un SS/OMC (personaje original masculino)
Capítulo 7. ColmillosLos alumnos observaban, el silencio era absoluto. El duelo dio comienzo.
- Expeliarmus.
- Protego, Stupefy.
- Relashio, Incendio.
- Aquianis, Confundo.
- Mentis, Incarcerous.
- Liberins, Sectumsempra.
- Helmo.
La magia golpeaba los escudos, el fuego se disolvía en agua, la confusión se anulaba en una mente fuerte, las cuerdas magicas se deshacían antes de atar el cuerpo, el ataque de filo magico se estrelló contra la coraza protectora... Los alumnos estaban asombrados observando el intercambio, ataque y defensa, un conjuro detrás de otro, pronunciados con apenas segundos de intervalo...
Pronto los conjuros verbales demostraron su ineficacia en semejante duelo y solo las varitas hablaron.
Y vaya si hablaron, relámpagos, esferas de destrucción, cadenas vivientes, bolas de fuego... de no ser por la precaución de poner barreras contra la magia en torno a la tarima del duelo los alumnos habrían tenido que salir corriendo por los conjuros que poseían onda expansiva.
Charnag se volvió en un excelente giro esquivando el mortal rayo relampagueante y contraatacó conjurando lanzas de hielo que se estrellaron y se hicieron añicos contra la defensa adamantium de Severus, quien con un gesto veloz lanzó su capa negra y con un conjuro la transformó en una bandada de murcielagos que se lanzó contra el profesor de DAO, lo que le dio tiempo de conjurar una telaraña.
Charnag se vió atrapado por la telaraña pero logró liberar los brazos, arremetiendo contra Snape con una lluvia de flechas de fuego. El escudo de adamantium se destruyó y Severus esquivó agilmente la andanada rodando sobre si mismo e irguiendose como un gato para lanzar un conjuro de aliento de dragón, un poderoso conjuro que Charnag, sin su escudo elemental, no podría detener.
No obstante, para consternación de Severus, Charnag resistió el conjuro... su ropa se chamuscó, el conjuro había sido efectivo... pero el fuego lamió su piel sin resultados, Charnag le dirigió una maliciosa sonrisa desde el infierno de llamas conjuradas, su rostro poseerdor de una belleza indudable en medio de las lenguas de fuego, y dirigió su varita contra el momentaneamente indefenso Severus.
De ningún modo iba a perder. Severus dejó fluir su magia... aquel torbellino que bullía siempre dentro de él... No pensaba perder, nunca.
Severus liberó un arrollador ataque mental contra Charnag.
Sintió entonces la mente del profesor de DAO, su barrera de protección... y un instante después Charnag cayó de rodillas dejando caer su barita.
Los Slytherin aplaudieron a rabiar mientras los partidarios de Oloth maldecían y se lamentaban, unos cuantos estudiantes corrieron a la tarima a ayudar al profesor a levantarse.
Severus se sentía realmente relajado. La tensión que había tenido bajo la piel todos aquellos días había desaparecido. El gasto mágico le había agotado, pero su espíritu se sentía como nuevo. Y maldito fuera Charnag... Severus estudió al mago con sospecha profunda... aquella reacción ante el conjuro, lo que había percibido en su mente...
Draco estaba a su lado con expresión de profunda admiración. Severus recordó entonces que estaban rodeados de estudiantes, en el fragor de los contraconjuros se había olvidado por completo de la audiencia. Al otro lado de la tarima se había congregado otro grupo de estudiantes en torno a Charnag, que trataba de volver a ponerse el pelo enmarañado dentro de una coleta sin mucho éxito. Tenía la chaqueta desabrochada y todo el conjunto cubierto de restos de telaraña, alguna que otra zona chamuscada y un morado en la mejilla por un expeliarmus esquivado por los pelos.
Severus se miró la ropa, que tampoco tenía mejor aspecto, había perdido la capa, tenía los bajos de la túnica raidos y los pies helados por el conjuro de cono de frio.
Harry y Ron corrieron en ayuda de Charnag, que se bamboleó antes de recuperar el equilibrio y mantenerse en pie ayudado por los alumnos y sobre todo sus alumnas. Sonreía con aire de disculpa por haber perdido pero aun así era obvio que todos estaban igualmente impresionados.
Draco por supuesto estaba orgullosamente situado junto a Snape, con una prepotente sonrisa, francamente orgulloso del triunfo del jefe de la Casa de Slytherin.
Snape, sin embargo, no tenía en su rostro la esperada sonrisa despectiva de superioridad, de hecho parecía enfadado, miraba a Charnag con una profunda desconfianza.
- ¿Se encuentra bien, profesor Oloth?.- Preguntó Hermione educadamente.
- Tranquilos chicos, mañana estaré como nuevo.
- Ha sido impresionante, profesor.- Añadió Ron con los ojos brillantes.
- Gracias, bueno chicos, eso es un señor duelo.- Charnag se sentó al borde de la tarima con un gesto agil.- Ah, profesor Snape, gracias por su colabo... ración?
Pero Snape ya se había marchado.
Severus recorrió Hogwarts como una sombra veloz, directo al despacho del director.
Maldito fuera Charnag Oloth, maldito por siempre.
Se había dejado ganar, había fingido su derrota. Severus apretó los puños con rabia. No había nada que le irritase más que la condescendencia y que jugasen con él. Y Oloth había hecho las dos cosas... por no hablar de lo que había vislumbrado durante el combate...
Se puso frente a la gargola que guardaba el despacho del director y tras pronunciar la contraseña, como siempre un nombre de golosina, entró hecho un vendaval.
- ¡Director!
- Severus, por las barbas de Merlin, me has asustado.
- Tenemos que hablar sobre Oloth, Director.
- ¿Otra vez? Por cierto¿quién ha ganado? He apostado contra Moody a tu favor.
Severus no se sorprendió de que Albus hubiese participado en aquellas apuestas pero si le molestó que el director no se tomara en serio su actitud.
- He ganado yo Albus, y puedo confirmar que ese tipo es mucho mas de lo que parece.
- De acuerdo, sientate y explicate Severus, me canso de mirarte a las rodillas.
Irritante, pero al menos le iba a escuchar.
- Ha resistido las llamas de un conjuro de aliento de dragón¡sin escudos! Pocas criaturas mágicas poseen semejante resistencia mágica o elemental, y desde luego ningún mago puede presumir de ellas de forma innata.
- Quizá llevaba ropas ignifugas, no sería raro en un duelo.
- Su ropa se chamuscó, y te aseguro que las llamas le lamieron la cara. Lo ví de cerca, director, el bastardo ni siquiera parpadeó.
- ¡Severus, ese lenguaje!.- Saltó Albus con recriminación.
Severus ignoró el reproche, necesitaba que el director comprendiera la situación.
- Le dirigí un ataque de onda mental y...
Ahí Albus se mostró notablemente alarmado.
- ¿Una onda mental? Severus, sabes lo peligroso que es ese poder mejor que nadie, el uso de la psionica es muy peligroso, podrías haber dejado a Charnag catatonico.
- ¡Pero no ocurrió así!.- Replicó Severus hastiado.- Charnag fingió su derrota como si mi ataque le hubiese derrotado, fue un teatro para simular que no era tan poderoso. Pero yo noté su barrera, Albus, era poderosa y sobre todo, no era humana.
Eso atrajo la atención de Albus, al fin.
- ¿No era humana?
- Conozco las mentes, Albus, la mente tiene barreras y todas las razas tienen una mentalidad diferente que caracteriza su defensa mental mas básica.
- Entiendo y sé de que me hablas, desde luego eres un experto.
Severus pronto se vió arrastrado por su vena de profesor, siempre le ocurría cuando el tema le interesaba y sobre todo si hablaba con alguien que realmente estaba interesado en escucharle, Albus sabía que las clases avanzadas de Severus, donde solo se iba opcionalmente, eran magníficas.
- En terminos muy simples podríamos definirlo así, la mente muggle tiene una barrera tipo muro de piedra, la de un mago es un muro de placas, la de un gnomo es una compuerta de seguridad, la de un elfo domestico son celdas de colmena... la de Charnag es completamente diferente.
- ¿Cómo?
- Director, rozar la barrera del profesor Oloth fue como tirarse a un gigantesco nido de anacondas.
El director meditó largo y tendido mirando la seria expresión de Severus.
- Severus, no dudo de tus palabras, pero aunque Charnag no sea humano eso no es motivo para pensar lo peor.
- Pero está ocultándose. Albus, sea lo que sea está en el colegio bajo una falsa identidad, creo que es motivo suficiente para tomar medidas.
Dumbledore cerró los ojos para meditar con serenidad. No dudaba de Severus, el maestro de pociones era un mago poderoso, de gran potencial e inteligencia. Si Severus había sentido un poder no humano en Charnag, le creía. Pero Dumbledore siempre trataba de comprender, Charnag no era humano, bueno, Hagrid era medio gigante, Firenze era un centauro, Bins un fantasma... si Charnag ocultaba su verdadera naturaleza no iba a juzgarle solo por ese hecho.
- Severus, confio en ti, tomaré cartas en el asunto a su debido tiempo, mientras tanto te pido que no te enfrentes a Charnag a menos que tengas pruebas irrefutables de su mala fe.
Severus no estaba muy satisfecho pero asintió y se marchó sin quejarse. Se conformaría con eso, de momento.
Y si Dumbledore le pedía pruebas, pruebas le daría.
Harry se cubría bajo su capa de invisibilidad. Era la cuarta vez que seguía a Malfoy hasta aquel almacén.
Como las otras ocasiones, Draco entró en el aula vieja, que servía de almacén para mesas y sillas que se habían quedado viejas o irreparables. Harry abrió la puerta tras el rubio pero cuando entró en el aula, Draco ya no estaba, como en las otras ocasiones.
Buscó bajo mesas y sillas, buscando a Draco o su homonimo visón blanco, pero no encontró nada. La poción Revelaere hubiera sido de gran ayuda para encontrar la puerta mágica o tunel camuflado que Malfoy hubiera usado.
Draco tramaba algo para estar yendo allí tan silenciosamente, y se proponía descubrirle con las manos en la masa.
Se preguntó si Snape sabía algo de aquello, quizá debería hlar con él y decírselo... Harry deshechó la idea, Snape seguía siendo Snape, seguramente le castigaría por deambular aunque realmente eso no era una falta si no era de noche, puede que fuera el espia de la Orden y realmente se preocupara por su vida, pero seguía siendo el Snape injusto y desagradable de siempre.
Esta vez Harry se sentó en una silla dispuesto a esperar hasta la noche si hacía falta, tarde o temprano Draco tendría que volver y Harry le estaría esperando.
Severus oyó el ruido inconfundible de una pelea y blasfemó mirando el reloj¿quién montaba ese escándalo justo después de comer? Había conseguido echarse una siesta y ahora lo despertaban solo media hora después.
... estupido Potter... ¡Tarantalanegra!..
Draco Malfoy y Harry Potter, como no. Discutiendo y peleando por encima de su cabeza.
Severus se levantó y se limitó a ponerse una bata negra, sabía que si se retrasaba acabaría recogiendo a alguno de los dos alumnos con escoba y recogedor.
Siguiendo el ruido intermitente de objetos cayendo y gritos de conjuros... lo que le recordaba que tenía que comentarle a Draco que bastaba con decir el conjuro, gritarlo no iba a aumentar su eficacia. Subió las escaleras y se desvió al pasillo de las aulas viejas usadas de almacén.
Y por el camino se encontró con Oloth y Peeves.
El profesor de DAO equivaba las bolas de papel mojado que le estaba tirando Peeves, el irritante poltergeist, y trataba de acertar al veloz fantasma con un conjuro de desvanecimiento.
Dumbledor no estaría contento si el fastidioso Peeves desaparecía, de modo que Severus intervino con un conjuro que paralizó a Peeves y lo dejó farfullando pegado a la pared.
- Perfecto.- Charnag apuntó con la varita.- Bueno, fantasmón¿listo para la segunda marcha?
- No lo hagas, Charnag.- Se apresuró a interceder Severus.- Peeves está bajo la protección del director, es un fantasma de Hogwarts.
- ¡Oh, Sev, mi heroe!.- Alabó Peeves con voz chillona de falsete.
- Cierra el pico, llamaré al Barón para que te enseñe a mofarte de los demás.
El poltergeist se mostró lo suficientemente horrorizado y calló rapidamente. Era un ser irritante y travieso, pero un cobarde. Severus se volvió hacia Charnag, que le miraba de arriba abajo con una sonrisilla. Al maestro de pociones no le hizo ninguna gracia que le viera en camisón y bata.
- ¿Algo le hace gracia, profesor Oloth?
- Que lástima.- Comentó Charnag chasqueando la lengua.
- ¿Lástima?.- Severus estaba bastante confuso.
- Antes me llamaste profesor Charnag, que lástima que vuelva a ser Oloth.
Pero era una necesidad, Severus necesitaba mantener aquella frontera, las distancias, para sentirse seguro¿había tenido el desliz de llamarle Charnag? No era agradable pensar que había bajado las defensas, le preocupaba.
Los ojos de Charnag volvieron a recorrer su bata y Severus se sintió realmente incómodo, ojalá se hubiese vestido antes de salir.
- El duelo de ayer fue muy estímulante, Severus¿me concederás la revancha?
Charnag se había acercado sinuosamente, le hablaba con un sugestivo susurro, poniendo especial inflexión en la palabra "estimulante", la mano de Charnag se apoyó en su cadera, caliente a traves de la escasa ropa, Severus se estremeció y se le puso la carnde gallina al sentir el calor de aquella mano traspasandose a su piel contra el frio del invierno cercano... Charnag estaba tan cerca, su aliento le hacía cosquillas en los labios... los ojos centelleaban en la oscuridad, hipnotizándole, clavandole en el suelo... no podía moverse bajo aquella influencia, rodeado por ese olor tan agradable y particular...
- Éeel estaa, ahí sentado frente a tiii... no te ha dicho naada aun, pero algo te atraae... no ha dicho nada y no lo hará, sino le besas yaaaa... bésalooo...( )
El canturreo murmurado de Peeves recordó a Severus donde estaba y por supuesto donde estaba Peeves.
- Su revancha esperará, profesor Oloth¿qué hace aquí?
Charnag retrocedió con expresión decepcionada y Peeves se lamentó con un oooooh, igualmente decepcionado.
-Oí unos ruidos, Severus, de hecho creo que lo unico extraño aquí es encontrarte a ti en pijama a las tres y media de la tarde.
En ese momento Severus recordó porqué estaba allí¡Potter y Malfoy!
- ¡Maldita sea!.- Apartó a Charnag y fue hacia el aula de la que había provenido el último ruido, esperaba no llegar tarde.
Abrió la puerta y se encontró con los dos adolescentes peleándose a patadas y puñetazos por el suelo, abrían la boca sin decir nada, lo que indicaba que se habían atacado simultaneamente con conjuros de silencio, lo que explicaba que, no sabiendo conjurar en silencio, hubiesen recurrido a la violencia física.
- ¡Basta!
Su voz no bastó esta vez, los dos estudiantes estaban demasiado ocupados matándose.
- Que pareja tan encantadora.- Comentó Charnag a su espalda.
Severus gruñó y volvió la vista sobre su hombro.
- Haga algo util y ayúdeme a separarlos.
Era mas facil decirlo que hacerlo, Draco y Harry pateaban y trataban de seguir golpeándose aun cuando cada profesor agarró a uno de ellos para alejarlo.
- ¡Ya basta, Draco¡Es suficiente!
- ¡El cretino me ha atacado primero!.- Replicó Dracó, que seguía dando patadas al aire sin quitarle la vista de encima al otro joven.
- Harry, cálmate...
- ¡Ese gusano es un espía de los mortífagos!
A Severus se le heló la sangre en las venas, no sabía si Harry decía eso con motivos o no, pero que lo gritara y que cualquiera puediese tomarlo por verdad le enfebrecía.
- ¡Potter, cierre esa sucia bocaza¡Estate quieto, Draco!
- ¡Ha insultado a mi madre!
- ¡Ha intentado matarme!
- Chicos, por favor, deberíais...
Tras unos minutos mas de forcejeo los chicos estuvieron lo suficientemente cansados como para que los profesores pudieran soltarles.
- Se acabó, salgan, van a ir de cabeza al despacho del director.
Draco salió con la cabeza gacha, mas por haber enfadado a Snape que por otra cosa, seguido por Severus y Charnag.
Harry recogió su capa y salía tras el profesor de DAO cuando se percató de que Draco le hacía burla asomando por la puerta. Se le subió la sangre a la cabeza.
- ¡Expeliarmus!
Con tan mala suerte que el conjuro afectó parcialmente a Charnag, que estaba delante él, Severus se había vuelto al oir el conjuro y se vió empujado por el profesor de DAO que salía catapultado contra él.
Severus cayó al suelo del pasillo con Charnag encima, mas cocretamente entre sus piernas, Charnag logró no aplastar a Severus apoyando las manos a ambos lados de su cabeza. Ambos se miraron a los ojos con las narices tocándose.
La postura en que quedaron resultó ser en la que fueron sorprendidos por Sprout y un nutrido grupo de alumnos Hufflepuff.
Las expresiones y exclamaciones dejaban bien claro lo que estaban interpretando. Severus apartó de Charnag de un fuerte empujón y se puso en pie con toda la dignidad de que fue capaz, intentando mantener las cosas con cierta normalidad agarró a Harry y a Draco por los hombros y les empujó.
- ¡Al despacho del director! Profesor Oloth, adios.
Que el estúpido profesor de defensa arreglara aquella situación, él no pensaba dar explicaciones a nadie.
Huffelpuffs, encima tenían que ser Hufflepuffs.
Nota de la autora: ( ) Vease la canción de la Sirenita, originalmente "Bésala"
