Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rowling.

No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.

AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.

Ignora la historia del sexto libro pero toma datos de él.

Es un SS/OMC (personaje original masculino)

Capítulo 8. Lengua bífida

Harry se sentó en la mesa de Gryffindor con un suspiro, Dumbledore le había amonestado severamente sobre los juicios rápidos y acerca de comportarse como un salvaje. Incluso había quitado puntos a Gryffindor, algo muy raro en el director. Cuando empezó a cenar se dio cuenta de que todo el comedor estaba dirigiendo miradas y hacia la mesa de profesores y cuchicheando. En la mesa de profesores Severus había cambiado el asiento con Flitwick para no sentarse junto a Charnag.

Finalmente miró a Ron y Hermione, ambos susurrando y con la cara ruborizada.

- ¿Qué ocurre?

- ¿No te has enterado?.- Seamus le miró boquiabierto.

- ¿De qué?

- Pero si todo el colegio habla de ello.- Intervino Dean.

- ¿Pero de que estais hablando?.- Harry empezaba a impacientarse.

Colin se apresuró a informar a Harry, su espiritu periodistico al mando.

- Oloth y Snape son amantes.- Le susurró entusiasmado.

Harry se quedó de piedra pero poco a poco comprendió... los estudiantes que habían visto el tropiezo de Charnag y Snape habían ido extendiendo la noticia y el rumor se había ido convirtiendo en una enorme bola de mentiras y exageraciones.

- No, no, no.- Harry se apresuró a explicar la verdad.- Eso es falso, fue un accidente.

- ¿Qué?

- Draco y yo estabamos peleandonos y, bueno, hubo un accidente, Charnag tropezó y cayó sobre Snape.

- ¿Tu lo viste?.- Seamus le miraba con los ojos como platos.- ¿Y entonces se besaron?

- No se besaron.- Insistió Harry.- Solo quedaron el uno sobre el otro.

Inmediatamente hubo una oleada de rubores y Harry se dio cuenta de que tenía que tener cuidado con sus palabras porque iban a ser interpretadas de la peor manera posible.

- Fue un tropiezo, un accidente¿entendeis? Solo fue un segundo.

- ¿Solo se dieron un pico? Pues MacMillan me dijo que su prima les vió, que Snape estaba en ropa interior y que Charnag le estaba besando.

- Snape no estaba en ropa interior, estaba en bata.

Su aclaración no hizo mucho pues a todos les pareció que Snape en bata era el equivalente a un Snape en ropa interior.

- Justin dice que ambos estaban el suelo y que tenian la ropa revuelta y parecían cansados... bueno, que tenían todo el aspecto de acabar de... ejem.

Harry se puso rojo como la grana, al igual que todos los presentes.

- Eso es porque acababan de sujetarnos a Draco a mi para que no nos peleasemos.

Como si no hubiese dicho nada, solo Hermione le miró con solemnidad.

- Te creo Harry, pero comprenderas que la versión chismorreo resulta mucho mas atractiva, aunque no sea cierta.

- ¿Crees que ellos ya se han enterado?.- Preguntó Harry no poco preocupado.

- Por favor, Harry.- Suspiró Dean.- Laura Dean estaba alli y me ha contado de primera mano Charnag les guiñó un ojo y les dijo textualmente "¿A que se nota que tiene un buen trasero?"

Harry se quedó de piedra mirando hacia la mesa de profesores.


Severus miró a Flitwick como si el jefe de Ravenclaw hubiera sufrido unas fiebres africanas.

- ¿Quién demonios te dijo semejante mentira?.- Preguntó bajando la voz.

El profesor de Encantamiento miró la cara del docente mas joven sorprendido por la sinceridad de la sorpresa de Snape.

- Lo dice todo el mundo¿no es cierto?

- No.- Espetó Snape no sin cierto enfado por la pregunta.

- Me temo que mis alumnos han tergiversado ligeramente lo que vieron.- Comentó Sprout con una sonrisa benevolente.

- ¿Ligeramente?.- Severus miró a la profesora de Herbología con disgusto.- Al parecer la versión que le ha llegado a Flitwick dista mucho de la realidad.

Sprout suspiró con aire de arrepentimiento.

- Me temo que es lo que pasa con un rumor, seguramente mis alumnos solo hicieron un comentario y la imaginación adolescente hizo el resto, lo lamento mucho.

Severus asintió sin importarle demasiado sus excusas y siguió cenando, maldito fuera el día en que Charnag Oloth apareció en Hogwarts.

- Severus...

- No quiero hablar más del tema.- Gruñó.

- Es que quizá debas saber que Charnag nos dijo... cuando te fuiste, quizá lo que les llevó a error...

- ¿Qué¿Qué dijo Oloth?

- Les comenté que se notaba que tenías un buen culo.

Severus miró la feliz expresión de Charnag y el rubor de Sprout y Sinistra, que lo habían oido al estar a ambos lados del profesor de DAO. En aquel momento Severus estaba tan pasmado que podrían haberle dado un puñetazo y no se había movido del sitio. Cuando el pasmo pasó no pudo evitar que las mejillas se le encendieran.

- Les dijiste...

- Te pones tantas ropas que es casi imposible verte la figura pero cuando llevabas solo el camisón y la bata se podía discernir.- Explicó Charnag como quien habla del tiempo.

Dumbledore ya no podia ahogar la risa y se cubría torpemente con una servilleta, maldito viejo...

- Dudo que ese comentario fuera pertinente, ni entonces ni ahora.- Espetó Severus tan tenso que clavaba las uñas en la mesa.

- Solo trataba de explicarme, es curioso que todos imaginasen que somos amantes, quizá hacemos buena pareja.

MacGonagall se atragantó y escupió el vino que había estado bebiendo. Severus se puso lívido, aquel hombre estaba loco.

- Ya basta.- Gruñó en voz peligrosamente baja.

Charnag le sonrió con una falsa inocencia. Se acabó, Severus se puso en pie y abandonó el Gran Comedor.

Ya mas calmado, Severus se mesó el pelo y logró rebajar su temperatura. No recordaba la ultima vez que se había ruborizado de ese modo.

Pronto la vergüenza se convirtió en rabia.

Maldito Charnag, todo era culpa suya, todo aquel embrollo por culpa de un... de un lo que fuera que pensaba que era divertido burlarse del horrible profesor de pociones. Se las devolvería todas juntas. Nadie, nadie volvería a hacer burla del narizotas, pelo grasiento y estirado Snivellus, era Severus Snape, y tenía el poder de vengarse.

Charnag tenía clases de Defensa con los Ravenclaw y Huffelpuff de segundo curso en una hora y la clase duraba dos.

Tiempo de sobra para registrar su despacho en busca de pruebas. Aplastaría a aquel engreido, ese maldito bufón, esa imitación de los Merodeadores.


Las protecciones de la puerta eran buenas, magníficas, pero no inexpugnables.

Severus se deslizó tras la puerta atento a cualquier cable trampa. Efectivamente tuvo que retirar dos trampas mágicas para pasar al despacho sin peligro.

El despacho en sí no tenía nada anormal, Severus se permitió admirar los preciosos paisajes y tallas. Finalmente, sabedor de que tenía un tiempo límite, se sentó tras la mesa del despacho y pasó a inspeccionar los cajones. La poción Revelaere le resultó util para revelar los bajos falsos habilmente camuflados.

Encontró algunos objetos mágicos, un chivatoscopio, unas pulseras con protecciones mágicas, un collar de visión verdadera... todos objetos útiles, muy caros y algunos raros, pero no ilegales. Los objetos de Moody hubieran dado mucho mas de que hablar.

Al otro lado de la mesa encontró un par de fotos, una de Charnag en compañía de dos preciosas mujeres que le daban besos en las mejillas y otra de un par de hermanos gemelos albinos que le saludaban solemnemente.

Todos poseían los rasgos de Charnag, las orejas levemente puntiagudas y la forma ovaladay exóticadel rostro.

Nada util. Tendría que buscar mas profundamente.

Observó que la superficie de la mesa parecía tener algo extraño. Con un gesto de varita apartó la ilusión, Charnag había ocultado los papeles de su mesa con invisibilidad. Una carta a medio escribir a juzgar por la pluma y tinta cercanos. Estaba escrito en un idioma que Severus no conocía o bien estaba cifrado.

No le preocupaba, Severus tejió un conjuro de comprensión idiomatica y después se bebió un vial de poción de Claridad. Se concentró en el mensaje. Sin embargo y pese a su experiencia apenas logró sacar nada en claro, algo sobre un informe, Hogwarts, sobre un contacto con la oscuridad... O bien el mensaje estaba poderosamente protegido o bien estaba escrito en un idioma mas antiguo que el conjuro de comprensión.

Concentrado como estaba, todo el cuerpo se le tensó al notar como algo le rozaba la pierna.

Que sea un gato, por favor, que sea un gato...

Pero no era un gato. Severus se cubrió de sudor frio y bajó la vista al cuerpo largo y grueso que se enrollaba lentamente subiendo alrededor de su cuerpo.

Una serpiente, una serpiente enorme de la raza mágica de Nagini.

Nagini, la horrible serpiente de Voldemort. Severus se estremeció al recordarla. La maligna sierpe solía moverse en los encuentros de Mortífagos y se enroscaba a los pies de su amo, si no se le ocurría elegir los de un desafortunado mortífago para hacerlo. Severus lo había sufrido en sus carnes. Molestar a Nagini era molestar a Voldemort, y la serpiente lo sabía, de modo que hacía lo que le venía en gana.

Severus miró a aquella versión masrojiza de Nagini... la mordedura de aquellas serpientes era terrible, sus habilidades mágicas de resistencia notables. Si hacía un movimiento que la molestase...

La serpiente se enroscó en su cintura, se acomodó en torno a él bajo sus brazos y le miró a la cara con aquellos ojos frios llenos de una antinatural inteligencia. La criatura siseó, pero Severus ni hablaba ni entendía el parsel, de modo que se quedó quieto sin decir nada, sosteniendole la mirada.

Solo podía esperar que la serpiente se cansase y se marchara antes de que regresara Charnag.

No iba a tener esa suerte. La serpiente se le colgó del cuello y recostó la cabeza en su regazo. Severus tragó saliva, tenía que salir de allí, si se movía bruscamente la serpiente le mordería, tenía que intentar paralizarla o dormirla en silencio y sin moverse.

Movió la varita lentamente hacia la cabeza de la sierpe... Y en un movimiento rápido que le desbocó el corazón la serpiente se lanzó contra su mano y le arrebató la varita con los reflejos de una cobra.

Mierda, mierda, mierda... ahora tendría que esperar a que Charnag volviera y le encontrara allí, en esa situación, sentado en su despacho.

Los anillos de la serpiente se apretaron a su alrededor, conocía ese juego, Nagini también era asidua a estrangular a los mortífados y soltarles justo antes de ahogarles. Esperaba que esta serpiente tambien le soltara llegado el caso.

Cuando la puerta del despacho se abrió, Severus ya estaba mareandose.

- ¡Waess!... Oh, un profesor de pociones envuelto para regalo, gracias. Suéltale Waess, le estas haciendo daño.

Severus respiró hondo y tosió un poco antes de respirar rapidamente recuperandose de la constricción. Se puso en pie pero tuvo que apoyar las manos sobre la mesa hasta que la cabeza dejó de darle vueltas. Charnag se acercó y se apoyó casualmente en la mesa.

- Disculpa a Waess, es muy cariñosa y no controla su fuerza.

- ¿Cariñosa?.- Gruñó Severus enojado.

- Creeme que si hubiera estado enfadada no estarías vivo, le has caido bien.

Según esa teoria Nagini debía estar enamorada de él. Severus sintió que se le revolvía el estómago.

- Una... extraña elección de familiar.

- Oh, no tanto de donde yo vengo, bueno¿deseas que hablemos, Severus?

Severus se sintió algo perdido¿no estaba enfadado¿Ni siquiera irritado? Había roto sus defensas y espiado entre sus cosas y el muy petulante ni siquiera parecía preocupado. Severus se quedó apoyado sobre la mesa sin saber que decir.

- Bueno, si quieres pasar directamente a la acción tanto mejor.- Charnag le miraba... ¿hambriento?

- ¿Pasar a la...¿Pero en que demonios está pensando?

Charnag se relamió sugerentemente.

- Me encanta cuando se hacen los inocentes.

Oh, oh... Charnag pensaba que había entrado en su despacho a hurtadillas para... para esperarle y... Severus no se lo podía creer.

- Pero... ¡Por supuesto que no he venido para... para "eso"¿Cómo se le ocurre?

Se alejó de Charnag y se cruzó de brazos protectoramente en el medio del despacho, y cerca de la puerta. El profesor de DAO alzó las cejas, claramente divertido por la efusiva reacción.

- No creo que sea una deducción tan extraña.

- Los ridículos rumores se le han subido a la cabeza, Oloth, y le han trastornado.

- ¿Trastornado¿Por qué ha de ser un trastorno?

- Obviamente le han afectado a la vista o al cerebro.- Casi escupió Severus con desprecio.

Charnag se mostró visiblemente confuso, ladeando la cabeza de forma consternada por la crítica a su vista.

- ¿Mi visión? Creo que me he perdido...

- Oh, vamos, ni loco voy a tragarme esta ridícula burla. Puede olvidarse de reir a mi costa, Oloth, tengo ojos en la cara.

- Y son unos ojos preciosos.

A Severus se le cerró la boca con el comentario pero logró recuperarse.

- Pierde el tiempo, no voy a creer en sus ridículas insinuaciones.

- ¿Ridículas?.- Charnag se acomodó sentado en el borde de la mesa de cara a Severus con una confusión tan sincera que Severus se sintió descolocado.

- Si, es... es ridículo que alguien muestre interes hacia mi. Soy perfectamente consciente de mi aspecto y de lo absurdo de que...

Para su sorpresa, Severus se vió interrumpido por una carcajada...

- Debo... ¿debo deducir que la gene te dice que eres feo?...- Mas carcajadas.- ¡Que idiotas!

Charnag tenía sin duda el dón de apabullarle. El maestro de pociones miró al hombre como si se hubiese vuelto loco. Un siseo a sus pies llamó su atención mientras el profesor de DAO reía. Miró hacia abajo y vió que la gran serpiente le ofrecía algo con la boca... su varita. Severus la recuperó no sin cierto respeto y aprensión, la sierpe miró a Charnag, le miró a él, y hubiese jurado que por la mente de la criatura pasaba algo así como "Si, está como una cabra, que cruz tengo."

- Ay... ya está, ya está... lo siento. Es que me parece tan ridículo...

- Oloth, usted es ridículo.- Replicó Severus.

Charnag suspiró y recuperó cierta seriedad. Cuando volvió a fijar los ojos en Severus este sintió que era de nuevo absorvido por aquellas profundides azul oscuro, como el fondo del oceano. Desconcertado por la facilidad con que parecía hipnotizarle, Severus frunció el ceño decidido a no apartar la vista.

- Bueno, si mi atractivo me ha fallado y no esta usted aquí por mi presencia... ¿a que debo el honor de su visita?

No podía enfrentarle hasta tener pruebas sólidas, Dumbledore no estaría satisfecho. Y Severus sabía a ciencia cierta que el viejo director no era solo palabras amables y preocupación, sabía ser cruel a su muy especial manera y sabía bien como hacerle daño mientras seguía siendo su "amigo".

Por otro lado no había muchas explicaciones para violar las defensas del despacho de otro profesor y mirar sus cosas en cajones ocultos.

- No me fió de usted, profesor Oloth, no confié en los anteriores profesores y acerté, no creo que usted sea la excepción.

- Ya lo he notado, lo dejó muy claro desde el principio. Ya he sentido tu varita en el cuello, un poco exagerado quizá.

- Sus juegos podrán distraer a los demás pero no a mí. Tengo motivos para desconfiar de usted, Oloth, no crea que está a sus anchas en Hogwarts.

Charnag, como en otras ocasiones, no estaba alterado en absoluto. Se movió con gracia sinuosa, caminando hasta ponerse frente a frente con Severus.

- Directo, agresivo... no escondes los colmillos.

- Usted Oloth, si que esconde algo, y no le quepa duda de que no seguirá siendo secreto mucho tiempo.

- Me amenazas en todas nuestras conversaciones, Severus.

- Quizá deba cumplir mis amenazas.- Gruñó Severus con un fogonazo de furia iluminando su mirada.

- Quizá en otro duelo.

- ¿En uno en el que no finjas que te han derrotado?.- Replicó Severus.

Charnag miró a Severus con gran respeto y aplaudió lentamente.

- Formidable, así que es por eso que estas tan enojado conmigo, ahora lo entiendo.

- No creas que con halagos...

No pudo decir más, su brazo se inflamó y Severus se lo agarró en un reflejo por el dolor, la Marca Tenebrosa volvía a su vida con fuerza.

- ¡Severus¿Otra vez ese brazo?

Era la segunda vez que Charnag estaba presente cuando le llamaban, Severus gruñó.

- No es nada, una vieja herida que se abre.

- Dejame verla.

Severus se alejó violentamente, no podía permitir que Charnag viese la marca tenebrosa o sospechase siquiera que la tenía.

- No es agradable de ver, yo sé ocuparme de ella. Me voy.

- Parece dolerte mucho, soy muy bueno en medimagia, por favor deja que...

- No necesito tu ayuda, tengo que irme.

Severus se volvió hacia la puerta solo para encontrarla cerrada a sus espaldas, se volvió hacia Charnag con rabia y no cierta desesperación, el brazo le dolería mas a cada segundo, y aun sufriría mas por cada segundo de retraso cuando se presentase ante Voldemort.

- Abre la puerta.

- Es obvio que el brazo te duele mucho, Severus, dejame ayudarte. Seguro que puedo...

- No puedes hacer nada, solo puede tratarse con pociones, pociones que yo poseo, y ahora abre la puerta.

- Pero...

El antebrazo sentía como si lo asaran sobre una hoguera.

- ¡Abre la condenada puerta!

El tono de desesperación pareció alarmar a Charnag, que finalmente abrió la puerta con un movimiento de varita y una contraseña siseada en parsel.

Severus salió a la carrera dejando atrás a Charnag.


Algo oculta, puede que mas aún que tu

Charnag asintió, de acuerdo con la serpiente.

Es el antebrazo, le dolía justo el antebrazo...

Charnag abrió los ojos con sorpresa y soltó una carcajada al percatarse de lo que ocultaba el siniesto y agresivo maestro en pociones y sin duda experto en artes oscuras.

Que sorpresa, Waess, que grata sorpresa.

Nota de la autora: Estoy embalada subiendo capítulo por día,y es que, aunque solo tenga reviews de una lectora (gracias, gracias, me anima muchísimo), una escribe porque le gusta, espero continuar con esta racha, hasta el proximo capítulo.