Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rowling.
No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.
AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.
Ignora la historia del sexto libro pero toma datos de él.
Es un SS/OMC (personaje original masculino)
Capítulo 9. CamaleónSeverus se levantó del suelo con manos temblorosas, Voldemort le había sometido a un Crucio breve, pero igualmente doloroso, por su retraso. No importaba cuantas veces se sufriera, el conjuro Crucio era el infierno en la tierra, como si todos los nervios del cuerpo se inflamaran. Y Voldemort abusaba demasiado de aquel conjuro.
Todos los mortífagos estaban allí. Severus esperaba que Voldemort les hubiese llamado para hacer planes, lo que le permitiría llevar algo de información util a Hogwarts.
- Tendré que conseguirte un traslador para evitarte estos disgustos.- Le susurró el mortífago su diestra.
- ¿Lucius?.- Severus miró la máscara del mortífago y adivinó los ojos grises de Lucius Malfoy.
- Recien fugado.- Confirmó este.- Ya no hay mortífagos en Azkaban.
Severus supo entonces que aquella reunión era debido a aquello.
- Miss mortífagos.- Voldemort se irguió cuan alto era en lo alto de las escaleras, impresionante en su cabello blanco como la nieve, la piel como el marmol y los ojos deslumbrantes y rojos.- Esta noche todos estamos reunidos y tenemos motivos de celebración, todoss los que tomasteis la marca tenebrosa, mi marca, estais a punto de liderar una nueva era a mi lado.
La emoción podía palparse, Severus lo veía su alrededor. Todas las mascaras dirigidas hacia el señor oscuro, los ojos brillantes de expectación y de adoración. Ciegos todos ellos¿qué les había hecho Voldemort? Se habían vuelto ciegos a sus defectos y a su locura, aceptaban sus inhumanos castigos, sus ordenes inmorales, y le adoraban y justificaban toda la sangre derramada, incluso la propia.
- Tenemos alianzas poderosas, razas inferiores que se han unido a nosotros y serán la base de un nuevo mundo, con los aqui presentes a la cabeza.
Severus apretó los puños. Solo Voldemort gobernaría con mano de hierro, los Mortífagos seguirían siendo sus perros, sus esclavos, cumpliendo los deseos de su amo como marionetas poderosas, nada más. Puede que incluso tuviese lugar una purga inicial para librarse de los mortífagos que pudiesen amenazar la superioridad de Voldemort.
Pues ya no quedaba rastro de Tom Riddle, solo el demente Voldemort.
- Mañana celebraremos essta reunión y vengaremos los años pasados en Azkaban.
Murmullos de excitación, deseos de venganza, el aire estaba saturado de locura y rencor. Odio y sed de sangre. Azkaban enloquecía a las personas y a los mortífagos les convertía en psicópatas. Ya no quedaban Dementores en la prisión, pero esta había quedado impregnada de su poder.
- Mañana, bajo el manto de la noche caeremos sobre loss necioss que sirven al Ministerio, los Shacklebolt, los Jones y los Ressien serán exterminados en una unica noche en un ataque simultaneo que no pasará dessapercibido a nadie.
No tenía que jurarlo. Tres familias de Aurors, asesinados en una sola noche. Con eso Voldemort no solo demostraría fuerza sino organización. El mundo mágico temblaría al leer el titular.
Tenían que detenerle, ese ataque tenía que fallar.
- Dolohov, dirigirass el primer grupo contra Shackelbot, Mulciber tu el segundo contra los Jones, Rookwood tu te ocuparass de los Ressien.
Tres recien salidos de Azkaban, llenos con el suficiente rencor como para ser leales y sadicos pero sin haber estado tanto tiempo como para haberse vuelto locos. Voldemort aun tenía una lucidez enfermiza.
Esta vez al menos Severus no temía ser enviado en una misión de asesinato, era mas valioso para Voldemort como espía en Hogwarts y la Orden del Fenix. Voldemort seleccionó a los mortífagos elegidos para cada grupo y empezó a darles instrucciones privadas respecto a la hora y lugar de los ataques. El resto de los mortífagos empezó a desaparecerse al no ser requerida su presencia.
- Es bueno ser libre de nuevo.- Comentó Lucius.
- ¿Qué harás, Lucius? No podrás volver a la mansión.
- Ya hice mis preparaciones, Narcissa tiene un refugio perfecto para mi.
Severus tuvo una terrible duda.
- No habras metido a Draco en esto.
Lucius arqueó las cejas con una sonrisilla.
- ¿A Draco¿Qué pasa¿Le has pillado haciendo travesuras?
Severus agradeció la máscara porque su expresión asesina hubiera dado que hablar.
- Tu hijo debería preocuparte un poco más, Lucius, acabará metiendose en problemas reales y eso le costará la vida.
- ¿No estás exagerando un poco?
- El Ministerio está paranoico y lo sabes¿quieres ver a Draco en Azkaban?
Le hubiera gustado añadir si quería verlo retorcerse de dolor bajo el Cruciatus de Voldemort pero hubiese sonado "poco mortífago", de modo que se contentó con la semilla de preocupación que se traslució en la pretenciosa sonrisa de Lucius.
- Draco sabe cuidarse.
- No, no sabe. Escondete e intenta que Draco se concentre mas en sus estudios y menos en el trabajo de los mortífagos.
Lucius no dijo nada. Severus sintió deseos de zarandearle, Lucius era tan inteligente y a la vez tan necio. Su actitud era enervante, Lucius... su primer amante, su unico amigo en Hogwarts... aunque fuera una amistad extraña y difusa. Y sin embargo sabía que jamas podría compartir con él su fuero interno, porque Lucius se había ahogado en su sobervia y el miedo que Voldemort le inspiraba. Malfoy tenía demasiado miedo, y sobre todo demasiado que perder si volvía a caer en desgracia a ojos de Voldemort.
Resultaba duro, muy duro. Severus no podía protegerle de si mismo, ni de Voldemort.
- Me alegro de verte.- Dijo al fin.
- Y yo también a ti.
Lucius salió de la casa y se desapareció en la noche. Severus fue a seguirle cuando oyó un siseo a su espalda, y aquella voz.
- Esspera Severus, desseo hablar contigo.
Nada era tan facil. Nunca.
Nagini se enroscaba entre sus piernas, inquieta, removiéndose. Severus aguantó, sin moverse aunque le dolían las piernas por la tensión. Nagini y Voldemort siseaban, hablándose, Severus se tragó el miedo que amenazaba con consumirle.
- Otra serpiente te ha dejado su olor, Severus. Nagini está ansiosa por saber quien.
E- l nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras tiene por familiar a una serpiente de la misma especie, mi señor.
Voldemort abrió los ojos con sorpresa y se acercó, olfateando él mismo a Severus, que se controló a duras penas de la oleada de pánico que le ordenaba marcharse de allí.
- Sssi, lo huelo... interesante.
Severus esperó que Voldemort, de saber algo al respecto, le diera mas información. Pero si la tenía se la guardó con una sonrisa demoniaca.
- Quedate en Hogwarts y vigila a Dumbledore de cerca... y tengo un pequeño encargo para ti.
- ¿Mi señor?
Voldemort le pasó una mano gélida pero suave por el rostro, retirando la máscara y tocándole la piel en una caricia que le horrorizó.
- Luciuss ya me falló una vez, sé que os conoceiss bien, quiero que le vigiles, descubre cual es su escondite y comunicamelo. Ssi decide escapar habrá que matarlo.
Severus asintió, blanco como la tiza por la orden.
- Pareces tener problemas con la misión que te encomiendo.- Voldemort entrecerró los ojos peligrosamente.
- No, no, mi señor.
- Me parece que he percibido dudas en ti, Severus, no puedo permitir que marches con esas dudas en tu corazón. Permiteme que te aclare las ideas.
Severus cerró los ojos al azarse la varita. Sabía cual era la tecnica de Voldemort para erradicar la duda entre los mortífagos. Se esforzó por no gritar.
Pero no lo consiguió.
Albus escuchó las noticias que le traía Severus con gran preocupación. Un ataque triple contra tres familias de Aurors, dos de las cuales eran leales a Hogwarts, con miembros de la Orden del Fenix en su seno.
Solo tenían un día para prepararse. Advertir a las tres familias y procurarles protección. La poca que podrían proporcionarles dada la situación. Pediría ayuda al ministerio, pero este exigiría saber de donde había sacado la información, y eso no podía revelarlo, lo que sin duda haría que no le tomaran demasiado en serio. Tendría que servir la precaución, y enviar miembros de la Orden del Fenix como refuerzo.
- Gracias Severus, esta información puede salvar muchas vidas.
Severus asintió, demasiado cansado para continuar con la charla. Solo queria acostarse, eran solo las once de la noche pero despues de la tortura de Lord Voldemort se sentía como una muñeca rota o un animal herido que busca un lugar donde caer muerto, su cabeza latía, le dolían los huesos y sentía la garganta como el papel de lija.
Se incorporó ignorando como pudo el dolor sordo en el cuerpo.
- ¿Severus? Pareces dolorido, deberías ir a ver Poppy.
- Estoy bien.
No quería ver a nadie y la enfermería era el lugar que menos quería ver en Hogwarts. Había informado, había cumplido.
Y si el ataque fracasaba porque los objetivos estaban demasiado bien preparados, Dumbledore sonreiría y el mundo mágico respiraría tranquilo. Excepto Severus, que pese a haber hecho lo correcto volvería a un encuentro con Voldemort a ser torturado por el enojado y enloquecido mago tenebroso. Y el mundo seguiría despreciandole cuando regresara torturado por su supuesto señor.
Toda buena accion tenía su justo castigo.
Salió del despacho del director directo a su habitación.
- ¿Aun le duele el brazo?
Ahora no... Severus ignoró a Charnag, no estaba de humor para el otro mago.
- Te ves horrible, Severus, pero es de muy mala educación ignorar a las personas.
Severus se volvió y sus ropas negras se movieron como un vendaval tras él.
- No tengo tiempo ni humor para ti, Oloth.
- Pero yo los tengo para ti, Severus. Pareces enfermo, deberías ir a la enfermería, o dejar que yo te ayude.
Estaba harto¿ayuda? La unica ayuda que quería era que alguien matara de una vez a Voldemort para poder abandonar por fin aquel infierno, quería el perdón de sus pecados, la muerte del señor tenebroso y un lugar tranquilo en el que dormir sin tener pesadillas.
En cambio tenía un amo que le torturaba, otro que utilizaba su sentimiento de culpa, unos estudiantes que le odiaban, unos colegas que le despreciaban y un profesor de DAO que ocultaba demasiado y que se burlaba de él con su supuesto filtrear.
- Alejate de mi, Oloth.
- Eres tú quien se acerca, Severus.
- Pues respira tranquilo, no volverá a ocurrir.
Le dio la espalda y continuó su camino, volver a las mazmorras. En las mazmorras se sentía seguro, allí se olvidaría del horrible mundo exterior. Se tomaría una poción de restaruración o simplemente un somnífero suave y se olvidaría de todo hasta la mañana.
Charnag observó a Severus desaparecer escaleras abajo. Curioso y mas curioso...
- Es un lobo solitario.
Charnag se volvió hacia Dumbledore, el director tenía la mirada perdida en la oscuridad del pasillo por el que acababa de marchar el maestro de pociones. El generalmente alegre director tenía un deje melancolico.
- No negaré que su maestro en pociones tiene una personalidad... siniestra.
- A usted no parece preocuparle.- Sonrió Dumbledore.
- En absoluto, es justo mi tipo. Está soltero¿verdad?
Ambos rieron levemente y Dumbledore puso una mano sobre el hombro de Charnag con camaradería.
- Charnag, es usted un gran profesor y un buen hombre, deje que le advierta sobre algo.
- Soy todo oidos.
- Si hace daño a Severus, se ganará muchos enemigos. Y yo seré el primero en sacarle de Hogwarts a patadas.
Charnag sintió el poder de Dumbledore en todo el castillo, como una tormenta. Y se percató de que subestimar a aquel viejo y tomarse aquello a broma no era una opción sensata. Asintió ciertamente intimidado y se marchó.
Dumbledore se sintió un poco mas tranquilo. Severus llevaba su dolor bajo la piel, pero podía verse si se observaba lo suficiente.
Ya era bastante duro verle sufrir por lo necesario como para soportar que nadie mas le dañase. Severus era fuerte, pero no sabía hasta cuando podría aguantar sin romperse.
Dumbledore no estaba, probablemente había ido a organizar la defensa de las familias amenazadas. Severus no podía hacer nada más.
Miercoles, el peor día. Clase de pociones para primer curso por la mañana y clase de pociones para segundo curso por la tarde, máximo numero de accidentes y mínima atención a las lecciones. Cuando terminó la clase de primero tenía dos calderos dañados y un alumno que cambiaba de color alternativamente del rojo al verde.
- Señor Abercrombie, quedese donde está mientras preparo la poción que le devolverá a su color habitual.
El alumno que miraba sus manos con bastante preocupación asintió y se sentó en silencio, a Severus le consolaba un poco ver que el muchacho estaba mas preocupado que divertido por sus inofensivos cambios de color, al menos no se reía del desastre de la poción y tendría mas cuidado en otra ocasión. Severus preparó el caldero y empezó a trocear los ingredientes necesarios para el antídoto. El Gryffindor llegaría tarde a Transfiguraciones pero sería su castido el tener que enfrentar a MacGonagall, que por una vez la mala del cuento fuese ella.
La puerta de la clase se abrió y no tuvo que alzar la vista para saber quien era gracias al joven Euan Abercrombie.
- Buenas tardes, profesor Oloth.- Saludó el pequeño de primer año.
- Buenas tardes, bonito color de piel¿cómo lo has conseguido?
- Ha sido un accidente, señor.
Charnag rió ante la mirada herida del pequeño, sin duda avergonzado. Severus ni siquiera alzó la vista, dándole el tratamiento del silencio. Al parecer estaba ocupado de modo que Charnag se acomodó en un pupitre y esperó viéndole trabajar.
Era anestesiante ver trabajar a Severus. Totalmente concentrado en su trabajo, las manos de largos y estilizados dedos cortando, mezclando y midiendo con exactitud y facilidad engañosa. Los ojos negros como la noche mas oscura, reflejaban el fulgor verdoso de la poción como si de agua negra se tratara. Eran ojos de un fascinante y puro azabache.
- Su poción, señor Abercrombie.
- Gracias señor.
El pequeño Gryffindor era extraordinariamente educado sin caer en el tartamudeo miedica, lo que le daba una cierta medida de piedad por parte de Severus. Se tomó la desagradable poción sin rechistar y Severus le despidió con un gesto seco.
Charnag observó divertido como Severus continuaba ignorándole, dedicandose a limpiar para despues sacar otros ingredientes, alinearlos y prepararlo todo para hacer otra poción diferente. Apoyó en la cabeza entre las manos divertido por el cuidado que ponía el maestro en pociones de no mirarle ni de reojo.
- ¿Una poción complicada?
No hubo respuesta. Aquellas manos volvieron a llamar su atención y finalmente Charnag dejó de tratar la atención de Severus, absorto en el espectaculo del trabajo de un auténtico Maestro en Pociones. Siguió el gracil movimiento de los dedos, el rostro de característico perfil... Cuando empezó a remover la poción una larga vara, Charnag probó suerte de nuevo.
- Una poción de forma gaseosa, nunca había visto hacer una en tan poco tiempo.
Nuevamente ignorado. Charnag suspiró, realmente Severus era todo un desafio. Charnag disfrutaba recorriendole con la mirada, imaginando el cuerpo bajo las ropas negras, cuando le había visto enla enfermeríahabía llenado algunos de los huecos de su imaginación pero no los suficientes.
Severus Snape era alto, tanto como él, de hombros anchos e imperiosos, la túnica negra enmarcaba un cuerpo recto y firme, los brazos se adivinaban fuertes bajo las mangas negras y largas... Y Charnag nunca iba a olvidar lo que había visto en la enfermería mientras Severus se cambiaba, aunque por desgracia el profesor había mantenido la túnica interior al vestirse, Charnag había percibido todos los detalles de un cuerpo fibroso, estilizado y deseable.
Severus sentía la presencia de Charnag y cada minuto le resultaba mas dificil ignorarle. Y desde luego se convirtió en tarea imposible cuando el profesor se levantó del asiento y se inclinó junto a él observando la poción.
- Está molestandome, Oloth, diga lo que quiere y márchese.
Y esa voz. Charnag podría escucharla una y otra vez y descubrir un nuevo matiz en ella, era una voz grave, sedosa en ocasiones, cortante en otras, ese siseo como de hierro candente metido en agua cuando se irritaba, cargaba sus emociones en la voz como un paño húmedo...
- ¿No puedo venir a disfrutar de su compañía?
- No, no puede. Por una vez vaya al grano, si quiere algo digalo o márchese inmediatamente.
- Dumbledore me ha pedido que sea su asistente.
Severus abrió los ojos desmesuradamente y después siseó con disgusto.
- Le dije a Dumbledore que yo mismo eligiría a un estudiante de septimo.
- El director al parecer lleva esperando un mes a que lo hagas así que al final parece haber elegido a dedo.- Charnag se señaló con el pulgar.- Y aquí está el afortunado.
¿Dumbledore le mandaba a Charnag como asistente? Severus sintió un acceso de ira hasta razonarlo, si finalmente Dumbledore había decidido confiar en el instinto de Severus quizá esta era su manera de tener controlado a Charnag.
- ¿Y sus clases?.- Replicó aun así.
- No hay problema, este años hay pocos estudiantes como ya habrá notado. Y como he llegado a partes mas practicas que teoricas no tengo que corregir exámenes ni trabajos.
Severus no estaba seguro de aquello. Si que quería mantener a Charnag vigilado pero tampoco había pretendido tenerle cerca, la presencia de Charnag le provocaba sensaciones contradictorias que le dejaban una sensación incómoda. Resultaba dificil mantener la guardia alta, resultaba complicado conciliar su profunda desconfianza con... tenía que admitirlo, el refrescante carácter de Charnag, con sus ingeniosas aunque irritantes respuestas a todos los ataques... Y lo que le había dicho en el despacho...
- Bueno... ¿ha venido a ser mi asistente o a ocupar espacio? Empiece por traerme los ingredientes de una poción contra la gripe común, Madame Pompfrey necesita dos litros como mínimo para el invierno.
Aunque no pudiese evitar estremecerse al sentir aquellos ojos recorriendole... Haría que la estancia de Charnag fuese lo mas desagradable posible, de eso estaba seguro.
- A tus ordenes, Severus.
Sonrie... pensó Severus, ya te borraré esa sonrisa de la cara.
