Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rowling.
No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.
AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.
Ignora la historia del sexto libro pero toma datos de él.
Es un SS/OMC (personaje original masculino)
Este capítulo tiene SLASH explicito, advertidos quedais.
Capítulo 11. Física
Los vestuarios de Ravenclaw resultaron el lugar privado mas cercano.
Severus se prometió cambiar de indumentario mientras ayudaba a Charnag a desatar los interminables botones de su túnica negra hasta revelar su camisa.
- ¿A prueba de impacientes?
- Cállate.
- Hazme callar.
No tenía que decirlo dos veces, Severus se había vuelto adicto a aquellos labios. Se besaron con impaciencia mientras se desvestían el uno al otro tirando de la ropa con ansiedad.
Charnag apartó finalmente la camisa blanca para revelar el torso de Severus, acariciando la piel, regalandose en el cuerpo fibroso, el vello negro entre los pectorales, los pezones mas oscuros que el resto de la piel. Charnag los rozó con los pulgares, los presionó con mimo, y Severus le correspondió yendo directamente contra su bragueta, soltando los botones uno por uno, hasta que Charnag se arqueó y gimió en el interior de la boca de Severus al sentir la mano de largos y engañosamente delicados dedos palpar el bulto de su hombria sobre la ropa interior.
Severus perdió toda duda respecto a las posibles intenciones de Oloth. Tenía bajo su mano la dura y caliente prueba de que Charnag realmente le deseaba con tanta fuerza como él. Ya no tenía porque preocuparse de adonde quería ir aquel arrebato. Hundió las manos en la sedosa y espesa melena negra azulada y siguió besándole, uniendo sus cuerpos sin reserva.
Charnag molió sus caderas contra las de Severes, frotando sus hombrias en una fricción deliciosa e insuficiente. Ambos gimieron entre besos hambrientos y siguieron desnudándose el uno al otro, apenas pudiendo detener el vaiven de sus caderas mientras trataban de quitarse los pantalones sin dejar de estimularse.
Los pantalones quedaron colgando precariamente de sus respectivas cinturas y cuando volvieron a abrazarse y acariciarse solo la fina ropa interior se interponía en el frotamiento de sus miembros enhiestos.
- Charnag... espera...
- ¿Qué?... ¿por... qué?
- Vas... me voy a... es demasiado...
Y así era, hacía demasiado tiempo, Charnag era demasiado atractivo, aquello era demasiado excitante... si seguían iba a correrse sin siquiera quitarse los calzoncillos.
- No te preocupes.- Y Charnag deslizó la mano entre sus cuerpos y tomó la firme hombría de Severus bajando la ropa interior.
- ¡Charnag!.- Exclamó Severus aferrandose a la fuerte espalda de Oloth.
Musica para sus oidos. Charnag acarició el mas que correcto falo, al parecer ese ridiculo mito de los hombres con nariz grande tenía un acierto. Masturbó a Severus con deleite, y los gemidos ahogados eran tan eróticos que hubiesen bastado para hacerle derramarse aunque la mano de Severus no le hubiese imitado aferrando su hombría con firmeza.
- Charnag...
Solo lo susurró, Charnag miró el rostro de Severus en el orgasmo, y dudó de volver a ver algo mas erótico que aquella expresión de placer, el rostró vuelto, los magullados labios entreabiertos, los ojos entrecerrados tan negros y húmedos como el petroleo, las pálidas mejillas ruborizadas...
Charnag se derramó con un gruñido de placer y ambos hombres se abrazaron apoyandose en uno en el otro mientras jadeaban y recuperaban en aliento.
Una masturbación mutua a escondidas en el vestuario Ravenclaw... que ridiculamente juvenil. Severus se apartó lentamente y se limpió los restos del encuentro con un movimiento de varita. Se vistió metodicamente hasta volver a tener su habitual estampa serena y siniestra... Charnag por su parte seguía practicamente desnudo con una sonrisa de satisfacción que no pudo sino volver a ruborizar a Severus. Charnag era en ese momento pura pornografia.
Tenía cosas que hacer... o eso pretendía. Severus fue hacia la puerta del vestuario.
- ¿Sin beso de despedida?
- ¿Acaso espera uno, Oloth?.- Respondió Severus sin mirar atrás.
- Desde luego que no.- Charnag finalmente empezó a vestirse.- Pero creo que es un buen momento para empezar a llamarme Charnag.
- No ponga muchas esperanzas en ello.
Charnag se abrochó el abrigo con una media sonrisa mientras veía a Severus salir del vestuario y dirigirse hacia la multitud que regresaba del partido.
Y pese a la fria despedida, Charnag no se sentía en absoluto disuadido.
" No ponga muchas esperanzas en ello"
No había dicho que no pusiese ninguna.Y eso, en aquel hombre, era todo un triunfo. O mas aun no haber sido convertido en una bolsita de cenizas por el atrevimiento.
Severus se relajó bajo el agua de la ducha. Victoria Slytherin en Quidditch y encuentro apasionado con el profesor de DAO... si Draco no fuese un cabeza dura aquel hubiese sido un día perfecto. Pero estaba dispuesto a hacer una concesión y decidir que aquel era el mejor día que había tenido en mucho tiempo. Un magnífico día.
Draco Malfoy tenía planes. Grandes planes.
No iba a ser el lacayo de nadie eso lo tenía claro. Era un socio, un aliado. Nunca caería tan bajo como su padre.
¿Arrodillarse¿Ser servil¿Obedecer sin dudas? Ese no era el estilo de Draco Malfoy, de hecho no debería ser el estilo de ningún Malfoy. Nunca sería como su padre, sería mucho mayor, mucho mejor. Estaba haciendo poderosos aliados.
Los mortífagos no era su destino, no sería un esclavo del señor tenebroso, se acabaría el vivir con miedo. No volvería a sentir temor cuando su madre fuese llamada a un encuentro mortífago, salvaría a su madre de aquel mundo. Se pondría de lado del ganador definitivo y llegado el momento sería poderoso y libre. Su nuevo amigo le garantizaba poder y protección y ni siquiera le pedía servidumbre, solo servicios ocasionales.
No podía confiar nada a nadie, tampoco a Snape. No lo entendería y tampoco podía confiar plenamente en él. Severus era un mortífago con el favor del señor tenebroso, no era un aliado factible. Quizá llegado el momento, incluso tendría que caer con el señor tenebroso. Era inevitable.
Se dirigió al tunel secreto que le reuniría con su socio.
Pronto Draco Malfoy ocuparía el lugar de honor que le correspondía. Cayese quien cayese.
- Buenos días, Draco.
Draco sonrió y sacó la bolsa.
- He traido lo que me pidió.
- Magnífico, sabía que no me equivocaba al hacerte partícipe, Draco.
Draco se llenó de orgullo. Su nuevo amigo era realmente un gran tipo, le había conocido antes del inicio de ese curso, en las vacaciones de verano, en un principio habían hecho un trato de información, pero cada vez iba a más, y Draco no dudaba de que en poco tiempo podría ser partícipe completo de la operación, fuera cual fuera.
- He cumplido mi parte¿y la suya?
- La duda ofende, aquí tienes, Draco, tu parte.
Perfecto. No era que Draco necesitase dinero, su familia era rica y ni siquiera el embargo a Lucius le afectaba en demasia, después de todo su madre no era de familia pobre precisamente. Pero nunca estaba de más tener un poco de dinero negro con desconocimiento de su madre, y lo mas importante, los objetos y la información.
Su socio ya le había conseguido los ingredientes y la guía para hacerse animago, un amuleto que le permitía ver lo invisible y unos libros prohibidos sobre la defensa mental. Cosas de gran valor, dificiles de obtener. Todo a cambio de información y algunos favores.
Como el de ahora.
- Bien, Draco, me alegro de me hayas conseguido estas contraseñas de dormitorios.
- No ha sido muy dificil.
- Necesito cierta información, Draco, una pequeñez.
- Adelante.- Draco se metió las manos en los bolsillos con sobervia.
- Nombres de mortífagos.
- Ya conoces a mi padre.- Replicó Draco.- Está Lestrange...
- Mortífagos no fugitivos, amigo mio. Mortífagos ocultos.
Draco no dudó, no tenía lealtad alguna con los mortífagos. Y su socio no era miembro del ministerio en absoluto. No había problema.
- Goyle, McNair, Yaxley, Snape...
- Fascinante.- Los ojos de susocio seiluminaron.-Preséntame a uno de ellos.
Severus apenas pudo reaccionar cuando una mano tiró de su túnica y le empujó contra la pared en el oscuro recoveco de un pasillo.
Una boca cuyo sabor ya conocía cubrió la suya. Tras un intenso beso Severus tuvo que apartarse de Charnag con fuerza.
- Oloth.- Severus no alzó la voz pero siseó con rabia.- ¿Qué crees que estas haciendo?
- Dar un poco de picante a la vida del docente.
- Mi vida ya es bastante emocionante sin tu ayuda.- Replicó Severus.
- Tengo una hora muerta hasta mi proxima clase.
Severus se calló una ácida réplica mirando aquellos oscuros iris y la lengua que asomaba entre los deseables labios...
- Yo tengo quince minutos.
- Suficiente, incluso con tus botones.
Severus se contentó con darle un codazo en venganza por la critica a su vestimenta.
Silencioso, cuando Severus gemía lo hacía suavemente, ahogado, como si le molestase que Charnag supiese de su placer.
Le encantaba conseguir hacerle gemir. Charnag pasó la lengua por toda la longitud del miembro y jugueteó con la punta poniendo al descubierto el glande antes de cubrirlo con los labios como si se tratase de un caramelo.
Las manos de Severus se hundían en su melena con desespero y se apoyaba en la mesa del aula, mientras Charnag, arrodillado frente a él, le hacia una limpieza de sable digna de rememorar.
Severus se mordió el labio y cerró los ojos, incapaz de seguir mirando a Charnag con los labios rodeándo su miembro de adelante a atrás con un ritmo lento devastador. Las manos recogían sus testículos con delicadeza, moviéndolos con los dedos.
- Char... Charnag, diez minutos.
Aun podía pensar en el tiempo, Charnag puso mas ímpetu, que Severus aun tuviese uso de razón decía poco a favor de su habilidad. Trabajó la base con una mano mientras succionaba con mas agresividad y moldeaba el escroto con algo de rudeza.
Fue recompensado con un revelador gemido profundo y masculino seguido de una respiración audible. Delicioso.
Severus arqueó la espalda y aferró los mechones de cabello de Charnag, el orgasmo le recorrió con un estremecimiento relajante. Charnag se incorporó sin dejar de masajearle los testículos y le besó con suavidad, compartiendo su esencia.
Esa expresión picaresca... Severus se arregló las ropas echando un vistazo a su reloj de pulsera, cuya aguja se acercaba a Clase de Pociones.
- ¿Necesitas ayuda con alguna poción esta tarde?
- Si, los ingredientes para las pociones del segundo cuatrimestre necesitan una revisión de calidad.
- Me pasaré por tu despacho entonces.
Severus se preguntó si se estaba volviendo loco cuando la perspectiva de estar en compañía de Charnag le resultaba tan atractiva¿era solo por la posibilidad de un más que satisfactorio encuentro sexual en su despacho? Esperaba que solo fuese eso.
Charnag era peligroso, no era lo que aparentaba... y sin embargo todo eso se le olvidaba con una facilidad que le asustaba.
- Severus...- Dijo Charnag antes de que Severus cerrara la puerta tras de sí.
- ¿Si?
- Es una cita.
Severus cerró la puerta inmediatamente. Llegaba tarde a clase. Y jamas daría a Charnag la satisfacción de ver hasta que punto le afectaba una simple frase. ¿Por qué le preocupaba más una supuesta cita que el sexo?
- ¿Le preocupa algo, profesor Snape?
Severus apenas contestó con un murmullo, demasiado enfrascado en sus pensamientos mientras daba vueltas con el tenedor entre las verduras sin dar bocado. Minerva alzó las cejas pero no insistió, aunque era curioso ver a Snape con aquella expresión como de ensoñación, perdido en sus pensamientos, aunque lo que lo hacía extraño era que no fruncía el ceño ni estaba enfadado o sarcártico.
Después miró a Charnag, que no hablaba con nadie, comía con una sonrisa de alegría interior... y de vez en cuando miraba al profesor Snape de reojo, y la sonrisa se ensanchaba.
Parecía como si... Minerva se permitió una suave sonrisa, parecía que había algo de verdad en los rumores que circulaban por el colegio. Parecía que Severus había caido por fín... aunque jamas hubiese imaginado que sería con alguien como Charnag Oloth.
Albus miraba alternativamente a Severus y Charnag considerando la situación, al parecer su profesor de pociones parecía haber abandonado su terca reticencia a aceptar las atenciones del seductor profesor de DAO.
Solo podía esperar que aquello resultara para bien.
Severus dió un respingo cuando oyó el estallido que avisaba de la aparición de un elfo doméstico en su laboratorio de pociones. Aquellas criaturas podían ser serviles, obedientes e inofensivas, pero nunca dejaría de perturbarle el hecho de que pudieran aparecerse y desaparecerse a voluntad en Hogwarts ignorando todas las protecciones mágicas y físicas.
- Profesor Snape, señor, ha llegado una carta para usted, profesor.
El elfo le tendía una carta mirándole con aquellos enormes ojos marrones. Severus cogió la carta y el elfo doméstico se desapareció con un parpadeo. La carta de Madame Maxime, directora de Beauxbatons, con la información sobre Charnag que le había solicitado a traves de Hagrid. Casi se había olvidado después de tanto tiempo.
Llamaron a la puerta. Severus se guardó la carta, tendría que leerla mas tarde.
- Buenas noches, Severus.
- Buenas noches.- Severus cogió cada botella y empezó a rellenarlas.- Coja cada botella y llene hasta el cuello de la botella. Séllelas con un conjuro de cera.
- Vamos a ello.
Estuvieron trabajando en silencio, pero esta vez Severus se sentía nervioso, cuando descubrió que las manos le habían empezado a temblar soltó la botella y blasfemó.
- Vaya, cualquier otro estaría de mejor humor.
- Yo no soy cualquier otro.- Gruñó Severus mirando las botellas como si quisiera romperlas todas.
- Y eso me encanta.
Severus miró a Charnag y se obligó a ser sensato y mantener la calma.
- Oloth... no tengo intención que mantener una relación sentimental con nadie. Quiero que eso quede claro.
Charnag mantuvo una expresión impreterrita y dedicó unos minutos a mirar la poción con aire pensativo antes de volver a alzar la vista y mirar a Severus.
- Ni siquiera tenemos exactamente una¿por qué no probar?
- Porque no sé quien eres y tú no sabes quien soy yo.
- Podemos aprender. Y se lo suficiente para saber que me interesas.
- Lo dudo, de hecho no puedo comprender que te ha dado tanta insistencia.
Charnag tomó asiento con un balanceo de piernas digno de bailarín, pero con expresión realmente seria.
Permiteme, en primer lugar, y por extraño que te resulte, encuentro tu físico muy deseable.- Charnag alzó la mano para acallar el previsible excepticismo.- Nadie diría que eres guapo. Pero solo un ciego o un eunuco negaría tu atractivo, tu... sex-appeal.
Severus se frotó el brazo... en una ocasión Lucius le había dicho lo mismo, pero Severus no le había creido, creía que Lucius solo había sentido morbo, nada más. Pero que dos personas se lo dijeran y ambas hubiesen tenido relaciones sexuales con él...
- En segundo lugar encuentro muy refrescante tu carácter, un temperamento fuerte, es cierto que eres arisco, pero también seguro de ti mismo, decidido y sin miedo de ser directo y decir tu opinión sin preocuparte de lo politicamente correcto.
- Yo no...
- Dejame terminar, muchos dirían que eres hiriente, pero en realidad tienes un sentido del humor ácido, realmente original e inteligente.
Charnag se puso en pie, hablaba con entusiasmo, redescubriendose todo aquello que le había atraido hacia Severus en primer lugar. Severus estaba nervioso, no estaba acostumbrado a los halagos, nunca había recibido halagos, y cuando los había recibido habían sido fruto del interes. No sabía como reaccionar ante ellos.
- Oloth...
- He tenido tu pene en la boca, creo que deberías llamarme Charnag.
Severus se ruborizó intensamente, Charnag ganaba mucha autoridad cuando decía algo sin aquella imperecera sonrisa. Le dio la espalda con aprensión.
- Charnag...- Concedió finalmente.
- Gracias.- Charnag suspiró aliviado por haberlo conseguido.
- Charnag, aunque realmente pienses eso... nome interesauna relación sentimental, te aseguro que pienses lo que pienses al respecto no funcionará.
- Desde luego no funcionará si ni siquiera empieza.- Chanag se acercó y se apoyó en su espalda, escuchando el corazón de Severus, apoyando la cabeza entre sus hombros.
- Charnag, no sé practicamente nada de ti. Es absurdo que...
- Descubriras muchas cosas de mí si me dás una oportunidad.
El olor de Charnag, el calor de su cuerpo... su energía, su inteligencia, su poder tangible... resultaba tan terriblemente tentador...
- ¿Y como se supone que empieza una relación sentimental?.- Preguntó con severidad.
- Bueno, en general hay charlas, te, cenas y sexo, mas o menos en ese orden. Nosotros hemos tenido el sexo en primer lugar de modo que podemos llevar el orden que nos venga mejor.
Severus rió levemente pero se controló rápidamente, enojado por la perdida de control de la situación.
- ¿Entonces?
- Ya es tarde para cenar, de modo que sugiero un agradable té caliente.
- Solo tengo café.- Replicó Severus, acariciando las manos entrelazadas sobre su vientre antes de poder darse cuenta de ello.
- No somos muy clasicos desde luego, espero que nadie se ofenda por nuestro profundo desprecio de las convenciones sociales. Café antes de acostarnos no será tampoco muy - adecuado.
- La charla creo que ya la estamos teniendo.- Convino Severus.
- Parece que hoy solo nos queda el sexo.
- Eso parece.
Severus miró por encima del hombro la sonriente cara de Charnag y enarcó una ceja con el mismo aire pícaro que parecía ser tarjeta de presentación del profesor de DAO.
- Menuda relación "sentimental", en mi opinión sigue siendo sexo sin compromiso.
- Seguir otro orden no la hace menos sentimental, solo distinta.
- Ya, claro.- Severus sonrió maliciosamente.- Puedes considerarlo una relación si quieres, ese es tu problema.
Permiteme probarte lo equivocado de tu estimación.- Charnag echó una mirada al sofá que había en el laboratorio.
Severus se dejó llevar sintiendose como un adolescente... de hecho nunca se sintió mas energético. Si Charnag quería considerar aquello algo mas que una relación esporádica, allá él, Severus no iba a permitir que fuera mas allá. O eso esperaba.
Llamaban a la puerta.
Severus ignoró el irritante sonido. No tenía gana alguna de levantarse. Estaba tumbado en el sofá, que gracias a dios era amplio y mullido, y tenía una manta humana a medias sobre él, una manta cálida y viva que olía maravillosamente bien y apoyaba la cabeza en su pecho. Severus acarició la sedosa cabellera, tan sedosa ni siquiera estaba enredada tras la noche.
Otra vez llamaban a la puerta, con mas insistencia. Podía llamar lo que quisiera. Severus estaba en su pequeña burbuja, desnudo, calentito, acompañado y tranquilo. El mundo podía quedarse fuera. Estaba muy comodo... con Charnag. Hacía mucho que no se sentía tranquilo en compañía en otra persona. Charnag tenía algo especial, algo distinto.
Y dale a llamar a la puerta, pero fue un claro Alohomora lo que le hizo abrir los ojos.
- ¡Severus, esto es demasiado! Draco Malfoy necesita una lección de...
- Continúa Minerva¿qué es eso tan importante que precisa que me busques hasta mi laboratorio, habras mi puerta sin permiso y me despiertes?
MacGonagall se había quedado de piedra, una cosa era sospechar que Severus Snape y Charnag Oloth tenían una relación y otra muy diferente era encontrar a dos hombres desnudos uno encima del otro en un sofá, y con esos cuerpos de escultura griega.
Severus tenía ganas de lanzar a la profesora de transfiguración un conjuro de ceguera, ya era bastante irritante ser sorprendido con Charnag en una situación tan obvia como para que la escena fuera objeto de deseo para Minerva MacGonagall.
- ¿Y bien¿Vas a pintar un cuadro?
- Yo... ah... lo siento, esperaré... mas tarde... lo siento.
La profesora se marchó profundamente avergonzada y cerró la puerta tras de sí, teniendo al menos el detalle de cerrarla con un conjuro base.
- Mmmh... la estirada y severa MacGonagall me ha visto el trasero, que sensación tan extraña.
- Seguro que le has alegrado el día.- Gruñó Severus mirando la cabeza de pelo negro azulado.
- Mi buena acción del día, entonces.
- Ya puedes ser malvado el resto, en ese caso.
Charnag rió contra su pecho, haciendole cosquillas, finalmente se levantó de encima suyo y se estiró como un gato. Severus recorrió aquel cuerpo con la mirada, después de una felación mutua y acariciarse explorando cada centímetro de piel no podía sino maravillarse de tener en su sofa a un hombre tan deseable.
- Me encanta mirarte, Severus.
Y un hombre que encima parecía tan profundamente sincero en su aprecio de su cuerpo.
- Entonces tus gustos son bastante desviados, Charnag, apreciar así a un esqueleto amarillento.
- Tonterias, no eres tan delgado en absoluto, y lo que eres es fibroso. Aunque te recomiendo comer mas variado, te faltan vitaminas.
- ¿Y perder mi magnifico tono amarillento enfermizo?
- Reconozco que eso sería una lástima.- Respondió Charnag con el mismo sarcasmo.
Severus se levantó y se estiró haciendo crujir los huesos, tendría que ir a hablar con MacGonagall y descubrir que demonios era tan urgente para irrumpir de esa manera. Posiblemente Draco había molestado a uno de sus preciosos Gryffindor y quería que le echase una bronca. Tonterías.
- Nos hemos dormido.- Charnag suspiró.- Agh, tengo clase de Ravenclaw y Huffelpuff de segundo en cinco minutos.
- No te mueras de aburrimiento.
- Lo intentaré.- Charnag se vistió rapidamente y antes de salir por la puerta cogió a Severus y le dio un rápido pico.- Hasta la comida.
Severus sonrió y se volvió a sentar en el sofá. Sentía una felicidad curiosa, como si estuviese algo borracho... cielos, que ñoñería tan repugnante y sin embargo no podía evitarla...
Su mirada cayó sobre la carta de Maxime... dudó unos instantes y finalmente la cogió y la abrió.
La leyó detenidamente, una, dos y tres ves.
Bajó la carta, después hizo una bola y la lanzó a la chimenea donde ardió hasta desaparecer.
Severus terminó de vestirse, respiró hondo... y una sonrisa sincera, amplia como nunca había estado en su rostro.
"Querido profesor Severus Snape,
Su curiosidad por el profesor Charnag es comprensible, durante dos años impartió clases de Runas Antiguas aquí en Beauxbatons, y es sin duda un hombre fascinante.
Charnag vino a mi colegio con referencias de estudios superiores en la Universidad Mágica de Nueva Zelanda y fue un profesor excelente de magníficas maneras.
Es un hombre de mundo, que ha viajado por todo el globo, le aseguro que las historias de sus viajes me han amenizado numerosas tardes aquí en nuestra escuela.
Es algo excéntrico y sin duda experimentado en alta magia, pero le aseguro que es de total confianza.
Atentamente, Madame Maxime."
Era todo lo que necesitaba.
Una pequeña voz en su cabeza siguió susurrándole la advertencia.
Sabes que no es humano, sabes que oculta algo.
Severus se permitió esa debilidad y ahogó aquella voz. Por una vez en la vida quería permitirse aquella felicidad, por breve que sabía que sería.
Nota de la autora: Tardé en actualizar en anterior capítulo por vacaciones, pero gracias a ellas pude escribir mucho de este cápítulo y subirlo rápido. A ver si puedo volver a recuperar el ritmo y no haceros esperar otra vez.
