Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rowling.
No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.
AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.
Ignora la historia del sexto libro pero toma datos de él.
Es un SS/OMC (personaje original masculino)
Capítulo 12. Reptando
Harry, Ron y Hermione disfrutaban del fin de semana en Hogsmade. Se notaba un ambiente mas preocupado y reticente al habitual, pero seguía siendo agradable salir al pueblo y disfrutar de un poco de aire libre. Harry sonrió esquivando una bola de nieve lanzada por unos chicos de segundo curso. Daba gusto ver un poco de normalidad entre los infantes, le aliviaba bastante. Y la última semana había sido muy instructiva.
Dumbledore había estado enseñándole imágenes de un Pensador, para ayudarle a comprender al mente de Tom Riddle y su pasado. Sus antepasados, su madre, el orfanato... Harry tenía que conocer a su enemigo.
El profesor Charnag daba clases extra gracias al club de duelo, en las que ya solo quedaban los mejores. Harry disfrutaba mucho en las clases de Defensa y las de Duelo, donde ponía a prueba todo cuanto había aprendido. Y sobre todo disfrutaba pudiendo practicar contra los slytherins.
Las demas clases habían transcurrido con normalidad y sorprendente las clases de pociones habían sido pasables, Snape parecía menos tenso, de mejor humor, naturalmente seguía siendo agrio, pero menos dispuesto a saltar a la yugular del primer temblor de un estudiante.
Solo tenía una espina clavada, Draco Malfoy. El slytherin se había vuelto mucho mas sigiloso y no había conseguido seguirle para descubrir la contraseña. Harry habría pedido a Hermione que empezase a preparar una poción al respecto pero recordar el ultimo desastre le impedía hacerlo. Aunque Hermione fuese muy habil en pociones no se atrevía a volver a ponerla en peligro. Además Snape le arrancaría la cabeza si volvía a tener un accidente ilegal de pociones.
De modo que no le quedaba otro remedio que pedir ayuda a Dumbledore, pero estaba muy ocupado, quizá a Charnag... o en ultima instancia a Severus... Definitivamente prefería probar suerte con Charnag.
- ¿Vamos a tomar unas cervezas de mantequilla?
Ron siempre tenía buenas sugerencias. El trio Gryffindor fue a la taberna de Rosemerta, Las Tres Escobas, y tomó una mesa apartada para disfrutar de un merecido descanso de fin de semana.
Ya servidos con tres jarras de cerveza de mantequilla brindaron y tomaron un trago esperando que el curso no fuese a mal dadas las circunstancias.
- Ey¿Esos dos no son Snape y Charnag?
Los tres dirigieron la mirada hacia la mesa que les indicaba Ron y se quedaron mirando con todo el disimulo del que fueron capaces.
Efectivamente los dos profesores estaban en una mesa que hacía esquina, los dos solos tomaban dos platos de comida humeante y compartían una botella de vino. Parecían estar charlando amigablemente.
- Ugh , mirad al narizota, no me lo puedo creer...- Ron puso cara de disgusto, nunca se libraría de su prejuicio contra Snape.
- Solo están hablando.- Replicó Harry.- Ya os dije que ese rumor era una tonteria.
- Y te creo, pero no negaras que ahora parecen... bueno, pareja.- Dijo Hermione.
Harry y Ron se miraron con escepticismo y luego miraron de nuevo a la mesa, la idea de Snape y el amor o peor aun, el sexo, les resultaba incompatible. Era Snape por favor, era feo como un buitre, arisco como una cobra y acorazado como un armadillo. Ese tipo de personas eran solteros incurables que no tenían ninguna vida mas allá de su trabajo.
- Oh, vamos, miradles bien, es obvio que disfrutan de su mutua compañía.
Hermione suspiró ensoñadoramente, recibiéndo una mirada sorprendida de los chicos.
- ¿Hermione? Pero... pero...
- Oh, Ron, no seas infantil, muchas personas encontrarían esa escena muy tierna.
- Es... es Snape.- Replicó Ron con el gesto que reservaba para reflejar el asco que le producía el profesor.- Snape y la palabra tierno son incompatibles en una frase.
- No tengo mas remedio que estar de acuerdo con eso.- Asintió Harry.
Hermione se resignó, había cosas que unos chicos de dieciseis años no estaban preparados para entender. Por ejemplo el atractivo que tenía el profesor de pociones pese a su total falta de belleza clásica. Hermione suponía que hacía falta cierta madurez para entenderlo y no tener una predisposición negativa. Ambas cosas de las que carecía mucha gente respecto a Snape.
En la mesa lejana, Snape y Oloth proseguían con su charla.
- No me lo puedo creer.
- Yo tampoco me lo creía en su momento, le obligué a repetir la fórmula paso a por paso... y volvió a explotar.
Charnag soltó una carcajada.
- ¿Y solo era una poción de primer curso? Increible.
- Una poción de chicle, se supone que el mayor peligro que puede ocasionar es que la goma de mascar se quede demasiado blanda. Pero Longbottom volvió a marcar historia.
- Ese chico tiene que quedarse en Herbología y no salir de allí jamas. En realidad me dá lástima, en mi clase se ponía tan nervioso que destrozaba todo excepto a su oponente.- Charnag sirvió mas vino a Severus.
- Le enfrentaste a Nott.- Recordó el profesor de pociones.- El chico apareció en pociones con los bordes de la tunica chamuscados.
- Longbottom marcó toda su silueta en la pared sin acertarle ni una vez. Si hubiese sido a proposito le hubiera dado una medalla.
Ambos rieron de buena gana, Severus no sabía como se había dejado convencer para comer juntos el sábado pero no se arrepentía, Charnag era un excelente conversador y tras un interesante debate sobre los posibles adelantos en cuestión de pociones habían desviado hacia temas mas livianos y jocosos.
- ¿Cómo se portan los Slytherins?
- Malfoy está profundamente despistado.
Severus se sorprendió, DAO y Pociones eran los puntos fuertes de Draco, había tenido los mejores maestros en el tema, su padre y él mismo.
- Malfoy ha tenido siempre buenos resultados en DAO.
- Pues este año no tiene los pies en la tierra, se nota que tiene talento pero... supongó que todos los adolescentes se despistan algún año. Son como sacos de hormonas con patas.
- A veces prefiero dar clases a cuarto que a sexto.- Coincidió Snape.
- En Beauxbatons las clases de sexto eran el infierno.
- Aaah, el pobre profesor acosado por las alumnas altas, rubias y con ojos claros.
Severus rió entre dientes la expresión se sufrimiento exagerado de Charnag.
- Riete de mi desgracia, tu no has tenido una clase llena de chicas recién desarrolladas que se recogían el dobladillo de la falda antes de entrar en mi clase.
- Muchos hombres pagarían por eso.
- Se arrepentirían profundamente a los dos minutos, sobre todo cuando intentaran enseñar runas de forjado enano y no dejaran de escuchar cuchicheos sobre maquillaje, moda y pociones para el dolor menstrual.
Severus no pudo ahogar una carcajada.
Ron estuvo ahogandose un rato, la carcajada de Severus le había provocado tal sorpresa que la cerveza de mantequilla se le había ido por el sitio equivocado. Harry le daba palmadas en la espalda tratando de ayudarle.
- Snape se ha reido, si eso no es una señal del apocalipsis...
- Eres un exagerado.
- Se hace tarde, vayamos a por unas golosinas para comer mientras hacemos los deberes.- Sugirió Harry, deseoso de desaparecer de la presencia de los profesores.
Salieron de Las Tres Escobas hacia al tienda de Honeydukeys, en busca de grageas de sabores misteriosos y ranas de chocolate.
Mientras caminaban despreocupadamente no percibieron los ojos maliciosos que les seguían.
- He oido hablar de la tienda, tiene gran fama.
- Olivanders es algo más que fama, realmente tiene calidad, y esa teoria suya de que la varita elige al mago no está muy desencaminada.
- He oido hablar de ello, lo de los materiales adecuados para el mago adecuado parece tener su punto de lógica. ¿Compraste así tu varita?
Severus sacó orgullosamente su larga varita negra.
- En Olivanders, el dinero mejor gastado de mi vida, valió la pena coger tunicas y libros de segunda mano a cambio de una varita de esa tienda.
- ¿Materiales?
- Madera de nogal, nervio de dragón negro, veintinueve centimetros.- Severus se llenaba de orgullo mirando su pulcra varita, en perfecto estado después de tantos años.
Charnag asintió observando la varita, madera de nogal, madera dura, homogénea y poco porosa, y en su interior un nervio de dragón negro, bestias draconicas, ariscas, solitarias y con aliento de ácido capaz de derretir hasta el acero.
Realmente era la varita quien elegía al mago acorde a sus características. Charnag sacó la suya, una preciosa varita de color blanco acremado ligeramente agrisado.
- Comprada en Japón, madera de fresno, cabello de naga, veintiocho centimetros.
Fresno, una madera de gran elasticidad y tenacidad, y en su corazón un cabello de naga, criaturas antiguas con torso humano y una larga cola de serpiente en lugar de piernas, tan misteriosas como poderosas.
- En Japón, pero tú no eres japones.
- Mis padres eran nómadas sin remedio y me legaron su espíritu inquieto. Nunca he estado mas de cuatro años en el mismo sitio.
- Y en Hogwarts estoy seguro de que solo durarás un año, la maldición del puesto se encargará de ti.- Severus sonrió ampliamente, pero sin veneno en su voz.
- ¿Apostaría por ello?
- Sin duda alguna.
- Hagamos una apuesta entonces, yo apuesto a que el curso que viene sigo en Hogwarts impartiendo clases, si la maldición se cumple, tu ganas.
- ¿Y qué ganaré?
- Eso está en tu mano decidirlo.
Severus sonrió con malicia pensando en algo realmente cruel que apostar cuando los gritos se hicieron oir desde el exterior. Ambos profesores se pusieron en pie varita en mano y salieron a la calle en dirección contraria a la de la multitud asustada.
- ¡Harry, corre!
Naturalmente Harry hizo caso omiso del grito de Hermione, su amiga había caido presa de un conjuro paralizador y las oscuras siluetas de los mortífagos iban hacia ella. Ron tampoco pensaba irse, pero un conjuro de Confundo le había dejado totalmente incapacitado y trataba de avanzar hacia los atacantes sin conseguir otra cosa que seguir andando contra una pared y golpearse a si mismo.
No dejaría a sus amigos indefensos en manos de los mortífagos. Los tres enmascarados habían salido de las sombras de un callejón y en un momento habían sembrado el caos con hechizos incendiarios y sónicos, ahuyentando a los transeuntes y acorralando a su objetivo, Harry Potter.
Si sus amigos morían por su culpa jamas podría superarlo ni perdonarse, no después de Cedric, no después de Sirius.
Volvió a intentar lanzar un conjuro pero el mortífago le contrarrestó con un simple gesto de varita y le apuntó.
- El Señor Tenebroso te espera, Potter, no le hagamos esperar.
Pero el mortífago no pudo hacer nada más, una ráfaga azul le golpeó la mano hacindole perder la varita, el mortífago gritó de dolor con la mano y el brazo completamente congelados por el conjuro.
- Hablan demasiado.
La voz de Charnag sonó como música en sus oidos, Harry miró a su profesor con una sonrisa y aprovechó el tiempo ganado para conjurar sobre Hermione un conjuro de Libertad que permitió a la joven ponerse en movimiento conjurando rápidamente una barrera entre ella y los mortífagos. No duraría mucho pero le permitiría alejarse.
- Les has enseñado bien.- Concedió Severus.
- Deberían haberlo hecho mejor.- Suspiró Charnag.
Severus tenía un problema, si actuaba directamente contra los mortífagos sería cruelmente cuestionado por el señor tenebroso, pero sino hacía algo se llevarían a Potter, o Charnag le cuestionaría y sospecharía.
Por suerte fue el mismo Charnag quien le solucionó el dilema.
- Me ocuparé de esto, Severus, sino te importa dejarme la diversión y sacar a los crios de aquí.
- Por esta vez, Charnag.- Dirigió la varita hacia el confuso Weasly.- Desmaius, Levilicorpus.
Eran tres mortífagos, pero habiendo visto lo que era capaz de hacer Charnag, tanto o mas poderoso que él mismo, no dudaba de que aguantaría.
Mientras se marchaba con el inconsciente pelirrojo no tardó en ser alcanzado por Granger y Potter a la carrera.
- Granger, lleve usted a Weasly hasta Hogwarts. Potter, usted conmigo, hay que avisar a esos incompetentes aurors.
Finalmente encontraron a dos aurors de camino, totalmente avergonzados por la pesima labor de vigilancia y Severus les indicó de malos modos hacia donde tenían que correr para hacer su trabajo.
- Vamos, Potter, tiene que regresar a Hogwarts.
- ¿Y el profesor Oloth?.- Replicó Harry mirando por encima del hombro con preocupación.
- Sabe cuidar de sí mismo, preocupesé por usted, Potter. Vamos.
Pero en realidad, mientras se acercaban a la seguridad de Hogwarts, Severus se descubría una y otra vez mirando hacia atrás en busca de Charnag, queriendo dar media vuelta. En cuanto llegaron al castillo, Severus dio un empujón a Potter para entrarlo por la puerta.
- Digale a MacGonagall lo ocurrido. Yo volveré a por Charnag.
Harry se quedó de piedra en el sitio, jamas había oido a Snape tratar por el nombre de pila a un profesor de DAO, los unicos con el privilegio ocasional eran MacGonagall y Albus.
- ¿Está esperando una nota firmada¡Muevase como si tuviera prisa, Potter!
Harry corrió en busca de la jefa de Gryffindor mientras Severus daba media vuelta y corría de regreso a Hogsmade.
Cuando llegó al lugar donde había dejado a Charnag encontró a este arrodillado junto a uno de los aurors, administrandole magia curativa. De los mortífagos ni rastro, debían haber huido antes de ser derrotados o habían decidido que no valía la pena con Potter fuera de su alcance.
- ¿Y el otro auror?
- Muerto.- Charnag suspiró mientras su paciente respiraba profundamente en un sueño curativo.- Un Ava Kedabra, este ha tenido mejor suerte pero casi lo matan.
- ¿Y tu?
Charnag alzó la vista con aquellos ojos vivarachos.
- ¿Preocupado por mi?
- No sería adecuado perder al profesor de DAO tan pronto, no encontraríamos sustituto.- Replicó Severus tratando de sonar despreocupado.
- No debes preocuparte, pienso ganar esa apuesta.
- ¿Los mortífagos?
- Huyeron en cuanto percibieron mi absoluta superioridad. Esta mal que yo lo diga pero es la verdad, soy muy honesto.
Charnag se incorporó ya seguro de la recuperación del Auror.
- Honesto, ya, y sobre todo modesto.
- Eso siempre.- Un gesto de dolor cruzó el rostro de Charnag.
- Te han herido.- No era una pregunta sino una afirmación.
- Nada grave, me han magullado un poco pero me he curado, solo es dolor fantasma.
Que la herida o la maldición hubiesen sido curados era bueno, pero con frecuencia el cuerpo experimentaba "dolores fantasma". Un ataque mágico creaba daño y ese daño podía ser curado rápidamente con medimagia pero el cuerpo solía seguir enviando señales de dolor por no poder comprender de forma natural una curación tan rápida.
Pronto empezaron a llegar curiosos y una vieja bruja se ofreció a cuidar del auror. Severus sabía que pronto llegarían los aurors a empezar los interrogatorios y era mejor que regresasen a la seguridad de Hogwarts, su cabeza rodaría si le encontraban en el escenario de un ataque mortífago, el ministerio estaba paranoico y él no tenía un expediente limpio.
- Vámonos Charnag, no sé si tienes experiencia, pero hay pocas cosas mas desagradables que los aurors con sindrome de fracaso.
- Tomo nota.
Charnag acabó apoyándose en Severus mientras regresaban al colegio. Severus miró el imponente castillo con preocupación. Hogsmade no era seguro, Hogwarts tampoco lo era, ya no había lugares seguros... No se podía escapar del mundo.
- No estoy tan mal, Sev, no pongas esa cara.
Severus clavó las uñas en el costado de Charnag haciendole solar un gemido de dolor.
- Si vuelves a llamarme Sev te tiraré al lago negro con una piedra al cuello.
- No volveré a hacerlo, palabra.- Gimió Charnag mientras Severus desclavaba los dedos con dolorosa lentitud.
- Mas te vale.
Cuando llegaron a Hogwarts Albus les recibidó con preocupación clara y un conocido destello en la mirada que Severus supo atribuir de inmediato al hecho de que estaba llevando a Charnag por la cintura y este le pasaba un brazo por los hombros. Viejo manipulador metomentodo.
- Charnag¿se encuentra bien?
- Nada que un poco de descanso no cure.- Contestó este despreocupadamente.
- Me alegro mucho, en ese caso ya hablaremos mañana de las medidas a tomar después de este incidente. Ahora descanse y recuperese, le debemos mucho.
Severus gruñó por lo bajo que ya había sugerido prohibir los fines de semana en Hogsmade pero Dumbledore le ignoró muy oportunamente. Finalmente llevó a Charnag hasta su dormitorio para que se recuperase del dolor fantasma con un poco de descanso.
- Así que mortífagos... ya había leido sobre ellos en los periodicos y sobre el regreso de Voldemort pero...
El nombre producía estremecimientos involuntarios en Severus, no era de extrañar teniendo en cuenta el miedo que se aprendía a tener cuando se te torturaba con frecuencia por atreverte a pronunciarlo sin el debido respeto.
- Ahora que les has enfrentado te tendrán por enemigo.- Severus se preguntó quienes habían realizado el ataque.- Han escapado e informarán al señor tenebroso.
- Cosas que pasan.
- No deberías tomártelo a broma.- Replicó Severus acidamente mientras Charnag desactivaba las barreras de su despacho y les frenqueaba la entrada.
- La otra opción sería alarmarme y hacer las maletas, cosa que no pienso hacer.
- Los valientes acaban muertos.
Charnag siseó saludando a la gran serpiente, Waess, que se había deslizado para recibirles. Severus evitó a la sierpe con aprensión y ayudó a Charnag a llegar a la puerta del dormitorio.
- Tengo cosas que hacer¿podrás arreglartelas?
- ¿Si digo que no conseguiré que por una vez tengamos sexo en una cama?
Severus puso cara de circunstancias y suspiró.
- Digas lo que digas tengo una vida aparte de tu existencia, asi que puedas o no arreglartelas, hasta mañana.
- Eres demasiado estricto.
Charnag abrió la puerta del dormitorio y la abrió apoyándose en ella languidamente, mirando a Severus con deseo mientras se echaba a un lado y revelaba un amplio lecho de sedosa colcha esmeralda con doseles blancos.
- Dolor fantasma.- Severus alzó una ceja con escepticismo.- Que rapido se te ha pasado.
- ¿Sigues teniendo cosas que hacer?.- La voz de Charnag, grave y ronroneante era una promesa de placeres interminables.
Severus meditó, tenía que... bueno, todo lo que tenía que hacer podía esperar un día al menos, después de todo aun estaban a sábado...
Entró en el dormitorio y Charnag ronroneó como un gatito.
