Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rowling.

No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.

AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.

Ignora la historia del sexto libro pero toma datos de él.

Es un SS/OMC (personaje original masculino)

Capítulo 12. Secretos

- ¿Espiando, Waess?

La serpiente se deslizó desde los bajos de la cama hasta enroscarse frente a la chimenea encendida, sus ojos frios miraron a Charnag con reprimenda, o lo hubieran hecho de ser más expresivos.

- Juegas a juegos peligrosos.

- El riesgo nunca me ha asustado.

Charnag se estiró y se acomodó semirecostado sobre una almohada mirando a su compañero de cama, el pelo negro revuelto sobre la almohada y ocultando el rostro. Charnag alargó la mano y apartó cuidadosamente los mechones para revelar un rostro sorprendentemente relajado, en la serenidad del sueño Severus reflejaba su verdadera edad y perdía los diez años que le ponían las arrugas de expresión.

- Espero que sepas lo que haces.- Le espetó Waess.- Nuestra misión es mas importante que tus escarceos amorosos...

Charnag se contuvo de arrojar algo contra el osado ofidio para no despertar a Severus, pero sus ojos se iluminaron con clara amenaza.

- No te atrevas a sermonearme, prima, cumpliré mi misión y tendré el amante que se me antoje.

- ¿Es mucho pedir no escuchar siseos escalofriantes a primera hora de la mañana?

Charnag rió por lo bajo ante el tono irritado de Severus, que se tapó hasta las orejas y se volvió remoloneando.

- Alguien tiene mal despertar.

- Alguien quiere dormir hasta tarde un domingo sin oir a su compañero de cama charlar en parsel con su mascota.

- No soy una mascota.- Waess siseó enojada.

- Waess dice que lo siente.

Insultada en su amor propio, la gran serpiente se deslizó indignada fuera del dormitorio. Charnag chasqueó la lengua, ya lidiaría mas tarde con Waess, ahora tenía un cuerpo que abrazar. Un cuerpo cálido y maravilloso que nunca se cansaba de recorrer.

- ¿Te has creido que soy tu muñeco de peluche?

- Tengo que aprovechar ahora que estas medio dormido.

Severus gruñó algo contra la almohada, probablemente un insulto o una queja, pero Charnag no encontró resistencia alguna mientras le abrazaba por la espalda y aspiraba el olor del cabello negro como la pez. La respiración de Severus no tardó en hacerse profunda al regresar al sueño y Charnag se sonrió apartándose lentamente. Antes de irse miró el pálido antebrazo de Severus, con un siseo cargado de magia el conjuro de ilusión desapareció y la marca de la calavera con la serpiente saliendo de la boca de esta se hizo acusadoramente visible.

- Me encantan los juegos peligrosos.- Siseó.


- Ejem...- Severus carraspeó tratando de ignorar las miradas que le lanzaban los jefes de las otras Casas.

Severus tomó aire tratando de tranquilizarse, por mas cuidado que había puesto en mantener su relación con Charnag con cierta privacidad parecía que ya era el cotilleo del día. Estaba seguro de que MacGonagall no se había ido de la lengua, no era una chismosa, pero los rumores de los alumnos no habrían hecho sino aumentar, ayudados sin duda por el director Dumbledore, que sí que era una vieja chismosa.

Tener un chupón estrategicamente situado por encima del cuello alto de su túnica no ayudaba mucho. Estaba seguro de que Charnag se lo había hecho a proposito aquella mañana, después una madrugadora sesión de frotagge ingle contra ingle.

- Ah, si¿dónde estábamos?.- Dumbledore se mesó la barba.- Por supuesto, esperaba que no fuese necesario pero tendremos que restringir las visitas a Hogsmade a los viernes por la tarde y con dos profesores acompañando a los alumnos.

- Deberíamos eliminar esos viajes a Hogsmade.- Replicó Severus.

- Director, Severus tiene razón, es peligroso.- Coincidió Minerva.

Dumbledore miró a Flitwick, que asintió de acuerdo con sus otros colegas y solo Sprout disintió de la opinión de los jefes de Slytherin, Gryffindor y Ravenclaw.

- Creo que eso crearía un gran malestar entre los alumnos, los animos ya son lo bastante bajos como para encerrarles.

- Eso mismo pienso yo, Pomona.- Dumbledore miró a los otros tres profesores.- Los alumnos estan preocupados, tienen miedo... si les tratamos como a refugiados en vez de niños no haremos sino fortalecer sus temores.

Severus y Minerva se miraron de reojo, estaban acostumbrados a ser los que mas discutían con el director y sabían que si había decidido algo lo haría fuera cual fuera su opinión. Por una parte Albus tenía razón, por otra, se estaba arriesgando.

- Piense en la seguridad de los alumnos, director.- Severus trató de ser razonable, contando con el apoyo de Minerva quizá podría conseguir que Albus se retractara.

- Es un riesgo demasiado alto, aun con dos profesores como carabina no hay seguridad de poder proteger a todos los alumnos.- Añadió Minerva.

Dumbledore alzó las manos con gesto apaciguador.

- Restringiremos la salida a Hogsmade a los alumnos un curso más, y también las zonas de Hogsmade. Eso y dos carabinas deberían ser suficiente.

Era inutil hacerle cambiar de opinión, Minerva alzó las manos con desesperación pero Albus no dio el brazo a torcer.

- Comprendo vuestra preocupación, también es la mía, pero me dolería el alma ver como los alumnos se convierten en refugiados asustados con miedo a salir de entre estos muros.

Lo que daría poder a Voldermort sobre ellos, pues su arma era el miedo. Severus no pudo seguir discutiendo. Sprout se levantó sonriente, seguida de un resignado Flitwick y una malhumorada Minerva, Severus se dispuso a seguirlas pero Dumbledore le indicó que esperara. Severus se sentó, pero ya sabía lo que iba a preguntarle Albus.

- No, no sé nada del ataque mortífago de ayer.

- ¿No ha habído ningún contacto o indicio?

- Nada, pero por lo torpe del ataque y el menguado número de mortífagos me atrevería a pensar que fue un acto independiente. Buscaban actuar por su cuenta para subir puntos a ojos de quien-tu-ya-sabes.

Dumbledore se tomó uno de sus caramelos de limón y ofreció otro a Severus antes de continuar.

- De acuerdo... es de suponer que Voldemort te hará llamar pronto a causa de esto.

- Seguramente, querrá averiguar quienes fueron los atacantes y castigarles por actuar sin su permiso y encima fallar.

Severus no estaba preocupado, sería otra sesión de tortura ajena y aprovecharía para obtener más información de los demás mortífagos y posibles planes para atacar Hogsmade, si Voldemort veía impaciencia entre sus secuaces sería mas facil que compartiera con ellos sus planes para saciar la sed de acción.

- Bien, avísame cuando te llame, Severus.

- Naturalmente.

- Y dentro de otro tema... Severus, sobre el profesor Oloth.

Severus se sintió como el adolescente cuestionado por su madre sobre si tiene o no novio, entre avergonzado, incómodo y enojado.

- ¿Qué pasa con él?.- Preguntó poniendose instintivamente a la defensiva.

La reacción no pasó desapercibida al observador Albus, que se sonrió con calided.

- Oh, nada, solo me gustaría que le felicitaras de mi parte por su eficacia protegiendo ayer a los alumnos.

- Debería hacerlo usted mismo.- Replicó Severus levantandose para marchar cuanto antes.

- Bueno, también quería que supieras lo que me alegra que hayas superado tu hostilidad hacía Charnag y seais tan buenos amigos.

Severus apretó los dientes y cruzó los brazos sobre el pecho con gesto defensivo.

- No somos amigos.- Gruñó.

- Bueno, ya sé que sois más que amigos.- Dumbledore sonreía ahora con toda candidez y Severus se ruborizó intensamente.

- Ya... bueno... si eso es todo me voy.

Albus ahogó la risa hasta que Severus hubo salido de su despacho huyendo de sus comentarios "inocentes". Nada le proporcionaba mas alegría que ver el cambio, para mejor, que había supuesto Charnag para Severus, y sobre todo que este hubiese sido capaz de abrirse lo suficiente como para permitirse una relación pese a su tensa doble vida. No todo estaba perdido para aquel corazón de piedra.


- ¿Es necesario que hagas eso?

- ¿Qué haga el qué?

Como si no lo supiera, Severus paseó la vista por la estancia llena de velas aromáticas y volvió a centrarse en Charnag, vestido con cierta elegancia, con pantalones de impoluto blanco y camisa con chaleco verde de escamas irisadas, el galan estaba sentado frente a su mesa, que había cubierdo para la ocasión con un mantel e improvisado una cena para dos en su despacho de profesor.

- Cuando accedí a venir a ayudarte con la proxima clase sobre conjuros sin componente verbal accedí solo a eso. No te dije que esto fuese una cita.

- Solo he pensado en compartir una agradable cena entre colegas, como no bajaste a cenar al salón.- Charnag quería transmitir inocencia, pero no lo conseguía, aunque estaba claro que no esperaba ser creido.

Severus cerró la puerta tras de sí, se había perdido la cena por terminar de corregir unos trabajos y lo cierto era que tenía hambre. Miró a Charnag malhumorado y su estomago se quejó tímidamente al oler la cena que había pedido el profesor.

- Muy bien... pero no es una cita.- Agh¿por qué sonaba tan infantil?

- No es una cita.- Concedió Charnag sirviendo el vino.

Era casi tan manipulador como Dumbledore. Pero por supuesto Dumbledore no tenía ese físico ni ese encanto sensual... de modo que bien podían estar igualados. Severus se sentó a la mesa y apoyó la babilla entre las manos mirando a Charnag con cara de poker.

- ¿Tengo algo en la cara?.- Charnag miró su reflejo en la copa con preocupación.

- Es imposible discutir contigo¿verdad?

- Oh, no, seguro que tarde o temprano lograremos tener una discusión, ya verás, solo hay que ponerle empeño.

Lo dicho, era imposible. Severus miró la vela entre ellos, hipnótica en su llameante danza y suspiró. Que Merlín le ayudara pero mucho se temía que había caido por completo en una relación con Charnag.

- Es una cita.

- Que conste que lo has dicho tú.


Una semana sin noticias de Voldemort, decir que Severus estaba nervioso era decir poco. Después del ataque a Hogsmade había previsto la llamada del lord tenebroso pero nada, la marca tenebrosa había permanecido en silencio.

Sospechoso e inquietante. Severus examinó la poción de Draco y frunció el ceño al ver que en las manos del joven Malfoy había un anillo... con aura mágica.

- Señor Malfoy, le recuerdo que está prohibido el uso de joyería en mi aula.

- Lo siento, profesor.

Severus se contuvo de quitar puntos a Draco a duras penas, el muchacho estaba cada día más descuidado, realmente tenía la cabeza en otra parte. Y ese anillo... a Severus le sonaba de algo pero no estaba seguro de donde lo había visto. Lo que era seguro era de que Draco seguía con sus tejemanejes. Y que la poción de Extasis que estaba preparando estaba camino de ser una poción de engrudo color avellana para uso misterioso. Y esta vez Severus no podría hacer la vista gorda con esa poción a menos que un Gryffindor hiciese algo aun mas desastroso.

Desde luego que no pensaba quitar puntos a su casa, para eso se bastaba MacGonagall y Dumbledore, que siempre estaba regalando puntos a Gryffindor, no había año que no desease tirar algo a la cabeza del director.

- Señor Malfoy, repita esa poción, me temo que no es su mejor trabajo.

Draco abrió la boca para protestar pero Severus entrecerró los ojos amenazadoramente, si se atrevía a replicarle no dudaría en castigarle. Afortunadamente Draco se controló y no replicó mientras sacaba otro caldero y empezaba de nuevo la poción. Weasly soltó una risilla y Severus se alegró de poder quitar puntos por ello.

Mientras los alumnos salían al final de la clase, Severus oyó los chismorreos antes de que Charnag irrumpiese en la clase mientras algunos aun recogían sus cosas. Si se le ocurría decir algo que echase mas leña al fuego de los rumores...

- Buenos días, Severus, en una semana llegará la Navidad y el director quiere decorar tooodo el castillo. Sobre mi recae la dura tarea de convencerte de poner estrellitas en las mazmorras... y muerdago.

La forma en que dijo muerdago y la familiaridad con que se sentó sobre su mesa dejó a los alumnos anonadados y Severus no dudó de que en una hora los alumnos de todos los cursos tendrían una versión de la historia en que Charnag había entrado en el aula y le había proclamado amor navideño al tiempo que le cogía en brazos y le daba un beso de tornillo, gracias oh imaginación de alumnos cotillas y maleducados. Severus se inclinó para mirar a los alumnos rezagados.

- Si les gusta tanto estar en esta clase puedo arreglar clases extra obligatorias para ustedes.

Los alumnos salieron volando de la clase.

- Olvídalo, me gusta mantener mi pequeño reducto libre de abominaciones navideñas.

- Lo sé, y le comunicaré a Dumbledore mi completo fracaso en la misión. Solo tenía que cumplir con el mensaje.- Charnag le guiñó con picardía.

Severus sintió un alivio inmediato, el año pasado no había tenido ningún problema porque Umbridge no había tenido interes alguno en llevar la Navidad a las mazmorras pero en años anteriores Severus había tenido que combatir contra Dumbledore a sangre y a fuego para no permitir la entrada del espumillón y las hadas de colores en el aula de pociones y las mazmorras en general.

- ¿No te gusta la Navidad? Está llena de sorpresas.

- No me gustan las sorpresas.

- Pero tengo una muy especial para ti.- Charnag se inclinó sobre la mesa mirando a Severus cara a cara.- Una sorpresa que te encantará.

- ¿Qué parte de "no me gustan las sorpresas" te niegas a comprender?

- Es obvio que la parte del "no me gustan".

Charnag le dio un beso rápido y se puso en pie.

- Esta te gustará. Esta noche tenemos una cita.

- No, no la tenemos.- Severus se relamió a su pesar, nunca habían llegado a tener sexo anal, Severus aun tenía reservas al respecto, pero cada día que pasaba se pensaba mucho más aquella posibilidad.

- Te apuesto el baile de Navidad a que la tendremos.

- Acepto la apuesta.- Severus sonrió presuntuosamente, para conseguirlo lo unico que tenía que hacer esa noche era encerrarse en su despacho, corregir un par de trabajos y dormir. Aunque la lascivía con que le miraba Charnag estaba a punto de hacerle cambiar de idea y perder la apuesta a propósito. Solo de pensar en las cosas que era capaz de hacer Charnag con la lengua...

El profesor de DAO chasqueó la lengua y salió a paso ligero del aula. Algo planeaba, eso seguro, pero en ese momento Severus estaba mas ocupado aliviando un poco la torturante presión de sus pantalones.


Entrada la noche Severus supo que no tendría que preocuparse de la posible cita con Charnag, se había librado de cualquier futuro acoso para ir al baile de Navidad. Tenía una cita muy diferente con otras personas.

La marca tenebrosa ardía.

Severus dejó a un lado el libro que estaba leyendo y se puso las vestimentas de mortífago tras enviar un mensaje a Dumbledore, avisándole de su partida.Sin perder mas tiempo y con la odiada máscara blanca sobre su cara, Severus Snape tomó uno de los pasadizos hasta el exterior de Hogwarts, donde se desapareció.

Para aparecerse en lo que parecía ser una vieja iglesia en ruinas, a Voldemort parecía gustarle demasiado el teatral efecto gótico de esos lugares abandonados y decaidos. Aunque estaba a tono con las oscuras y macabras imágenes que eran los mortífagos allí reunidos en un semicírculo frente a su amo y señor.

- Mis leales mortífagos.- Voldemort esgrimió una sonrisa de afilados colmillos y siseó con una lengua semibífida..- Un nuevo aliado ha venido a apoyarnos en nuestra justa lucha. Una raza que nos proveerá de las fuerzas necesarias para tomar Hogwarts y aplastar el unico obstaculo que hay en nuestro camino.

Severus frunció el ceño, tenían a los gigantes, a los dementores y a los hombre lobo¿pero qué otra especie podía haberse unido a Voldemort para llevarle a planificar ya el ataque a Hogwarts? Era precipitado por no decir una locura, Dumbledore levantaría la mano y no solo tendría a los profesores de Hogwarts luchando a su lado sino a muchos aurors y no pocos magos poderosos. No estaban preparados, o eso esperaba Severus.

Y aunque los centauros hubiesen decidido renegar de la guerra, Severus sabía que acabarían enfrentandose a Voldemort solo por el hecho de que esteacabaría por atacar el bosque prohibido para llegar a Hogwarts por varios frentes.

- Las antiguass Nagas han regresado para apoyar nuestra causa y mi derecho de nacimiento.

¡NAGAS! Severus sintió un golpe imaginario en el pecho, no podía creer lo que oía. Las nagas, una raza terriblemente poderosa, cabeza, torso y brazos humanos sobre una larga cola de serpiente, un pueblo antiguo con magia primigenia corriendo por sus venas con tanta o mas fuerza que en los magos y brujas.

Nagas, monarcas de las serpientes. Severus se estremeció al comprender que ahora el heredero de Slytherin, Voldemort, tenía el apoyo de criaturas con las que tenía bastante en común.

Los mortífagos no cabían en sí de gozo.

- Ssu enviado entre nosotros sse puso en contacto conmigo essta semana.- Los rojos ojos centellearon.- Un pequeño beneficio colateral desspues de la estupidez de tress de mis mortífagos.

¿El ataque a Hogsmade? Severus frunció el ceño¿un enviado naga se había comunicado con Voldemort mediante los mortífagos que habían aparecido allí?

- Ahora tenemos su apoyo, las nagas se unirán a nossotross para formar parte de nuestro imperio de ssangre pura.

A un gesto de su amo, los mortífagos se arrodillaron obedientemente, como perros bien amaestrados.

- Ssu emissario ha venido para repressentar a su pueblo entre nosotros. Le dareiss el resspeto que su herencia se merece.

Un siseo en parsel desde la oscuridad de un atrio y el emisario naga reptó con elegancia hasta la luz provocando exclamaciones de asombro y respeto.

Severus sintió el mayor de los horrores. Se cubrió de sudor frio, su cuerpo se sentía pesado como una roca... las manos le temblaban y temió vomitar en cualquier momento.

La larga y gruesa cola de serpiente cubierta de brillantes escamas verdes y azules era una armonía que recordaba la belleza del oceano, las escamas de la zona interior eran anaranjadas como un atardecer y en perfecto contraste análogo, el tonificado torso humano estaba desnudo, a excepción de un paño sujeto con un cinto de oro enjoyado sobre la unión del torso y una prenda verde oscuro sobre el cuello en forma de triángulo invertido sobre las clavículas.

Sus manos tenían anillos y brazales de oro con gemas rojas, las uñas eran oscuras pero no sucias. Había una gran elegancia en la criatura, un poder tangible para todos, una magia palpable.

Severus quería cerrar los ojos, quería cerrarlos y abrirlos para despertar en su cama tras aquel mal sueño. Cualquier cosa menos aquello.

Porque conocía aquella melena, mas larga de lo que recordaba pero reconocible, una larga y espesa melena de un azul oscuro, las orejas eran mas largas y puntiagudas pero conocía aquel rostro hemoso, aquella sonrisa divertida y misteriosa, aquellos intensos ojos azul prusia...

Charnag Oloth, aquella naga era Charnag Oloth...

Nota de la autora: Para mayor comodidad pondré la imagen que me ha inspirado para la descripción de Charnag en mi blog, la dirección está en mi homepage. Tengo curiosidad por saber si la trama va bien¿he conseguido crear algo de misterio o está siendo muy obvio? Es la primera vez que hago un fanfic con tantos factores y me mareo yo sola.