Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rowling.

No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.

AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.

Ignora la historia del sexto libro pero toma datos de él.

Es un SS/OMC (personaje original masculino)

Capítulo 17. Nido de sierpes

Charnag se sorprendió gratamente cuando al asomar por la puerta no se vió directamente expulsado por el profesor de pociones. Severus alzó la vista un segundo del caldero y despues volvió a centrarse en su labor.

- ¿Puedo pasar?

Severus sintió extrañeza... nunca Charnag había sonado tan delicado, pero en el desayuno de ayer también había tenido esa expresión y ese tono de voz, realmente era un buen actor. Parecía tan arrepentido que un hombre menos escaldado sin duda se habría tragado la patraña.

- Claro.

En realidad deseaba decirle que se largara, que le odiaba, que se desquitara de nuevo matándole a traves de Voldemort y acabase con aquella tortura, pero no podía. Tenía un papel que cumplir en la partida de aquella guerra.

Charnag avanzó lentamente, como si atravesara un campo de minas, y se paró a unos metros de Severus, dejándole espacio. Tras unos minutos de espeso silencio tragó saliva y se cuadró.

- Vengo a pedirte perdón... de nuevo, lo siento mucho, de veras.

- Acepto tus disculpas.

Charnag se quedó sin palabras y balbuceó un rato antes de poder volver a vocalizar.

- Eh... ¿de veras?

No, maldito mentiroso, no las acepto. Severus dejó de remover la poción y alzó la vista mostrando el aspecto mas calmado del que era capaz.

- Si, acepto tus disculpas.

- Yo... sabotee tus pociones, no esperaba que el castigo fuera tan... excesivo. Solo quería... estaba enfadado por...

- Lo entiendo.

No lo entendía. ¿Esperaba que creyera que le había llevado a la tortura de Voldemort por equivocación? Todos sabían que Voldemort era un monstruo despiadado, un asesino y un sádico. Si era cierto que Charnag no había predecido la reacción de Voldemort era un espía patético. Lo que no significaba que le creyera, desde luego que no.

- No comprendía que te sintieras...- Charnag sentía la necesidad de explicarse, y no teniendo experiencia en ello se sentía como un pulpo en un garage.- Que te sintieras tan ofendido por... mi raza, fue muy... desconsiderado por mi parte.

¿Ofendido por su...? Severus parpadeó rapidamente, ah, era cierto, se suponía que su enfado se debía a que su amante era una naga no a que le hubiese seducido por ser un espía mortífago. Devolvió la vista al caldero. Y debía decir que el hecho de que Charnag fuese una naga le incomodaba un poco.

- Respecto a eso.- Severus se concentró en su tarea.- Debo admitir que me sobrepasé cuando te abofetee. Fue una reacción exagerada e inadecuada.

Charnag no podía creerselo, Severus practicamente se había disculpado por abofetearle, jamas había imaginado que aquello sería tan facil, había esperado tener que volver a luchar durante semanas para recuperar un trato de habla con Severus.

- Tenías derecho a hacerlo.- Dijo cautelosamente, nunca sabías cuando Severus podía explotar en un ataque sarcastico.

- Quizá... pero fue algo precipitado.

Oh, gracias, gracias Quetzalcoalt por tanta fortuna... Charnag no sabía si podía atreverse a abrazar a Severus sin ser maldecido de modo que se limitó a acercarse más, había echado de menos la cercanía de aquel hombre.

- Me alegra mucho oir eso.

Severus quería abofetearse, se daba asco. No le importaba mentir a Voldemort, no le importaba mentir a Lucius, ni a Draco... pero aquel juego con Charnag, simulando seguir seducido por aquel manipulador repugnante... y sobre todo no poder evitar sentir un calor tan obvio en su cercanía.

Cuando alzó la vista para encontrar los ojos de Charnag descubrió nuevamente lo horriblemente facil que resultaba olvidar el dolor que le habían ocasionado aquellos iris azul oscuro. Maldito fuera¿es que tenía síndrome de estocolmo? Como esas patéticas mujeres maltratadas que seguían enamoradas de sus maridos, como su estúpida madre, que aguantaba palizas e insultos y aun así justificaba a su agresor y vivía por sus besos.

Charnag le había hechizado, tenía que ser eso... Por Dumbledore, Severus tomó aire, debes hacerlo para que confíe en ti, para poder rescatar a Dumbledore.

- Ahora estoy algo ocupado... pero podríamos hablar en otra ocasión.

- ¿Vendrás al baile de Navidad?.- Charnag no sabía si podía forzar su suerte, Severus parecía forzado, frio. No podía culparle por ello.

- Yo...- Severus sabía que tenía que decir que si, que debía seguirle el juego pero...- No lo sé.

Charnag asintió y se retiró, no se atrevió a recordarle la apuesta... sería una mala idea dadas las circunstancias. Mucho se temía que tendría que pasar un tiempo hasta poder volver a pensar en recuperar aquella preciosa intimidad que habían llegado a tener.


- ¿Muerdago?

- Listo.

- ¿Flores?

- Listo.

- ¿Aroma de Afrodisia?

- Listo

- ¿Fuegos artificiales?

- Listo.

Hermione tachó la ultima marca de la lista y sonrió satisfacha.

- Operación Cita Perfecta lista para su inicio.

- ¿Podemos cambiar el nombre de la misión?.- Preguntó Ron timidamente mientras trataba de cargar con la caja de fuegos artificiales.

Harry no podía creerse que estuviera colaborando en aquella locura¿trabajar para que el baile de Navidad fuese la gran cita de Oloth y Snape? Lo que había que hacer... claro que todo fuera por mejorar el humor del profesor de pociones. La ultima vez que había cruzado la mirada con Snape había sentido... algo mas que la rabia del profesor... algo que parecía tristeza. Nunca antes la amargura de Snape había sido tan obvia.

- Seguro que todo saldrá sobre ruedas.

- Es una locura, Snape nos matará.- Masculló Longbottom.

- No seas tan negativo.- Recriminó Luna.- Además según mi padre...

Luna soltó una de sus teorias absurdas y profundamente cómicas, esta vez acerca de las propiedades afrodisiacas que produce ver fuegos artificiales, con un 60 de éxito en la relación, dejando a Neville totalmente anonadado.

Finalmente cada uno de los presentes se apresuró a cumplir con su parte de la misión.


Charnag se ajustó el pañuelo de seda abombandolo adecuadamente y su reflejo en el espejo le guiño un ojo. Desde luego estaba resplandeciente. Era el baile de Navidad y quería causar sensación, provocar unos cuantos enamoramientos, beber, divertirse...

Suspiró al pensar en su falta de pareja de baile... se temía que Severus no acudiría. Era extraño, le había perdonado y volvía a hablarle, pero había algo forzado en él, nada muy obvio, solo algo que Charnag percibía, una falta de... de chispa en el profesor de pociones.

Suponía que perdonar no significaba olvidar.

Antes no le hubiese preocupado llamar a la puerta de Severus y seducirle descaradamente para convencerle de ir al baile, pero ahora... de pronto se sentía nervioso, culpable y estúpido. Mucho se temía que Waess tenía razón. Se había fijado en Severus, después se había encaprichado y ahora... ahora estaba enamorado de un espía mortífago. Era para partirse de risa mientras se daba cabezazos contra la pared.

Llamaban a la puerta. Charnag se precipitó a abrir esperando con todas sus fuerzas que se tratara de Severus... en su lugar se encontró a Harry Potter... con un ramo de flores, unas preciosas orquideas blancas y moradas por cierto.

- Euh... buenas tardes, Harry... ¿necesitas algo?

Harry enrojeció pero tomó aire, tenía que cumplir con su papel.

- Buenas... buenas tardes, profesor Oloth, verá... yo.. eh... tengo una cita y...

Charnag sonrió ampliamente.

- ¿Buscas consejo, Harry?

- Lo siento... es que no sabía... me daba vergüenza preguntarle a la jefa de mi casa.

- Desde luego, Harry, pasa tranquilo, bonitas flores por cierto.

Harry entró al despacho con el corazón en un puño, bueno, por suerte el tenía la lavor mas amable de aquella misión, Charnag era una persona amable y comprensiva. Mucho peor lo tendrían quienes debían tratar con Snape.


Severus arqueó la elegante ceja ante el comportamiento de Longbottom, el muchacho estaba tan nervioso que iba a hiperventilar en cualquier momento. En cuanto a Luna Lovegood, de aquella muchacha nunca podía esperarse algo normal, era incapaz de mantener la atención en algo durante mas de dos minutos.

- Ejem... – Severus carraspeó esperando a que los estudiantes le dijeran porque habían ido a su despacho.

- Eh... uh... ah... nosotros… eh… uh…

Si seguía tratando de sacar información de Longbottom este acabaría teniendo una crisis nerviosa y un paro cardiaco a la vez.

- Señorita Lovegood¿le importaría decirme a que han venido?

- Verá, profesor Snape, nos preguntabamos si iba a ir al baile de Navidad.

- Eso no es de su incumbencia señorita Lovegood¿han venido a mi despacho a malgastar mi tiempo?

- No... no, profesor... es... es que...- Longbottom empezó a juguetear con los botones de su chaqueta.- No.. es.. es...

Eran lo mas insoportable que había tratado en su vida, el tímido y la hiperactiva.

- Sino va a ir al baile de Navidad nos gustaría dar hoy unas clases extra para el examen del viernes.

Severus se quedó boquiabierto, era cierto que siempre ofrecía clases extra fuera del horario escolar pero... solo unos pocos slytherin y ravenclaw de septimo las pedían. Tecnicamente no podía negarse a dar las clases extra para exámenes, era un motivo importante... miró a Lovegood y Longbottom.

¿Clases extra con el mayor destructor de calderos y la mas efectiva creadora de efectos multicolores inexplicables¿A la vez?

- Me temo que eso no será posible, voy a atender al baile de Navidad.


Charnag sonrió aspirando el aroma avainillado de las orquideas, era realmente maravilloso. El olor era embriagador y relajante.

- No es necesario, Harry, de veras.

- No,no, además usted ya me ha dicho que Cho se sentira muy abrumada si le doy un ramo tan grande. Le doy la mitad del ramo, en agradecimiento.

Charnag acarició las delicadas flores, las orquideas eran realmente bonitas. En el pasado se les había atribuido cualidades curativas... y afrodisiacas.

- Gracias, Harry.

- Deselas a su pareja de esta noche.- Aconsejó el estudiante.

Dudaba que Severus apreciara recibir un ramo... y dudaba que fuera a asistir al baile.

- No tengo pareja.- Confesó.

- Seguro que irá.

Charnag alzó la vista de las flores hacia Harry, el estudiante sonreía como si realmente supiera de lo que hablabra.

- Tengo que irme, muchas gracias, profesor... Y lleve las flores, seguro que le haran falta.

Curioso y mas curioso.


Severus se dirigió hacia el baile con gesto amargo, detestaba aquellas fiestas, y mucho mas cuando no había nada que celebrar. Todos reirían y bailarían fingiendo que la realidad no estaba llena de asesinos y monstruos. Una absurda hipocresia.

Apenas había entrado en el gran salón dispuesto para el baile cuando un estudiante chocó ruidosamente contra él echandole encima parte de un frasco de colonia.

- ¡Estúpido Weasly! Diez puntos menos para Gryffindor por semejante torpeza¿es que Granger necesita estar drogada con colonia para bailar con usted?

Ron Weasly se puso tan rojo como una langosta cocida mientras murmuraba sus disculpas y se alejaba. Estúpido pelirrojo cabeza de chorlito, Severus no comprendía como aquella familia podía tener miembros tan alocados.

Se sacudió la túnica como pudo pero el penetrante olor seguía allí, no era desagradable pero Severus detestaba usar colonia, con el desodorante se bastaba y era casi inoloro. Suspiró y siguió su camino entrando en el baile, el aroma era agradable, avainillado, relajante... había algo... casi erótico en él... ¡Afrodisia! Severus busco al desastre de Weasly con la mirada, ese mocoso había conseguido esencia de afrodisia. Maldita fuera la edad del pavo siempre pensando con el material reproductor, la afrodisia podía usarse como perfume erótico porque estímulaba las hormonas y aumentaba el deseo.

Maldito fuera, ese día todo parecía estar en su contra.

Se volvió sobre si mismo dispuesto a volver a su despacho y olvidarse de todo cuando se vió cara a cara con Charnag... y un ramo de orquideas bajo sus narices.

- No sabía si vendrías.- Charnag sintió que le temblaban las rodillas.

Severus miró las orquideas y después a Charnag... cielos, estaba arrebatador con el traje de gala blanco perlado. Sonreía como un niño que ha descubierto su regalo favorito bajo el arbol de navidad.

Estaba magnífico.

- No creo que te guste coger el ramo, pero me harías muy feliz aceptanto una flor, aunque solo sea para que los demas asistentes se mueran de envidia por verte conmigo.

Severus casi sonrió, le costó evitarlo. La sensación se amargó rapidamente cuando recordó que precisamente verle con Charnag era lo que MacGonagall y los demás querían... aunque fuera una farsa.

Cogió una de las orquideas con un deje de tristeza que no pasó inadvertido.

- ¿Severus?

¿Cómo podía sonar tan sincero? Severus se tragó aquella bola de tristeza y trató de aparentar dureza... se preguntó porque resultaba mucho mas facil engañar a Lord Voldemort que a aquella naga, y la respuesta a aquella duda le daba miedo.

- Vaya, parece que alguien se ha puesto bajo el muerdago.- Comentó Sybill al pasar por su lado.

Ambos espias alazaron la vista para comprobar que, efectivamente, habían ido a parar precisamente bajo el muerdago. Aquella noche estaba llena de casualidades.

- Me temo que en honor a la tradición tengo el deber y la obligación de darte un beso.- Comentó Charnag divertido.- ¿Tengo tu permiso?

- Si te lo niego¿qué harás?

- Dartelo de todas formas, después me matarás, pero habrá valido la pena.

Cuando Severus Snape y Charnag Oloth se besaron bajo el muerdago con orquideas entre ellos y fuegos artificiales saltando en el preciso momento con explosiones verdes, azules y rojas, los manipuladores estudiantes de Gryffindor no perdieron tiempo en felicitarse por un trabajo bien hecho.


Doce de la noche... y estaba sentado hombro con hombro con Charnag en uno de los bancos de piedra del jardín de Hogwarts bajo la palida luz de las estrellas y el cuarto de luna creciente. Que romanticón, era algo tan empalagoso... y aun así tan agradable.

Dio vueltas a la orquidea en su mano. Le tenían por un hombre sin escrúpulos, pero aquello estaba mal en tantos sentidos... tenía tantas dudas sobre Charnag. Era horrible no poder confiar en sus sentidos, te dejaba a ciegas.

No, no, Charnag le había utilizado, le había mentido...

- Un penique por tus pensamientos.

- ¿Por qué orquideas¿Por qué... todo?

- Porque te quiero.

Severus se quedó tan pasmado que dejó caer la flor... Charnag no tenía necesidad de decir eso, no lo había hecho cuando se habían acostado juntos ni hacía falta que lo hiciera ahora... ¿por qué le decía eso?

- ¿Severus?

- No te creo.

Charnag suspiró... sabía que no podía ser tan facil.

- Sé que no te he dado muchos motivos para fiarte de mi palabra.

- Déjalo, no es necesario que...

- Es necesario para mi.- Interrumpió Charnag.- Necesito decirlo, nunca me había sentido así, al menos nunca con un humano.

Severus alargó la mano tras el banco y cogió la botella de champagne que Charnag había traido con ellos, necesitaba algo de alcohol desesperadamente.

- Charnag no soy aficionado a estas... situaciones.

- Lo sé.

- Una cosa es ser amantes y aliados y otra muy distinta es lo que estas diciendo. Espero que seas consciente de ello.

- Severus, mirame a los ojos.

Así lo hizo. Charnag tomó su rostro entre las manos con suavidad.

- Aunque no lo sepamos todo el uno sobre el otro... aunque haya hecho alguna estupidez... y ocurra lo que tenga que ocurrir, te juro que no permitiré que te pase nada malo. Pase lo que pase, yo te protegeré.

Protegerle, nadie podía hacer eso... Severus se cubrió las manos de Charnag con las suyas, pero deseaba que fuese cierto.

- Tienes las manos heladas.- Susurró Charnag.

- Es invierno, idiota, hace frio.- Respondió Severus en otro susurro.

- Me encanta cuando replicas así.

Se besaron, Severus se aferró a Charnag como a su balsa salvadora, desesperado por aquel calor, desesperado por su situación, porque no podía dejar de sentirse bien en compañía de Charnag, porque sabía que la naga le había mentido pero él hacia exactamente lo mismo, porque si ganaba Voldemort tendría a Charnag pero perdería su alma, y si ganaba Dumbledore ganaría su libertad pero perdería a Charnag.

Pasase lo que pasase, ganase quien ganase aquella guerra, aquella locura... Severus Snape siempre perdería.

Solo podía vivir el momento... y traicionar a Charnag.

- Vamos a mi habitación, ahora.

- Eso me encanta aun más.