Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rowling.

No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.

AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.

Ignora la historia del sexto libro pero toma datos de él.

Es un SS/OMC (personaje original masculino)

Capítulo 18. Aspid

Severus arqueó la espalda y aferró puñados de sábana entre los dedos mientras Charnag recorría sus ingles con la lengua y despues descendía por sus testículos hasta la hendidura entre sus nalgas.

- ¡Charnag!.- Las rodillas la temblaban tanto que era ridículo.

- Relájate...

No tenía que repetirlo, la humedad en la entrada del ano, la lengua entrando... Severus se deshacía de placer. Charnag se incorporó y subió por su cuerpo. Severus manoteó por el suelo hasta coger de nuevo la botella de whisqui que habían abierto despues del champagne, echó un trago y despues se la pasó a Charnag, que dio dos tragos con una sonrisa.

En general no le gustaba indulgir en el alcohol, pero esta noche lo necesitaba, realmente lo necesitaba. No se sentía capaz de continuar con aquello estando sobrio, no porque Charnag no le excitase, sino por el asco que se daba a sí mismo. Estaba acostandose con Charnag por algo mas que deseo o afecto, era por información... se sentía como una prostituta y no podía soportarlo. No quería pensar, no podía pensar y hacer aquello... dejó que el deseo tomara el control para no tener que verse hacer algo tan bajo. Solo sentir, nada más...

Se relamió y se lanzó contra Charnag, besándole con ansiedad, chupando su lengua, absorviendo los labios, rodaron sobre la cama y se frotaron con lujuria hasta que Charnag se incorporó a duras penas.

Severus bebió de aquel cuerpo, los músculos sudorosos, los pectorales, los pezones oscuros, le recorrió hasta el hinchado miembro viril que practicamente creció de expectación bajo su intensa mirada. Le deseaba, solo eso importaba en ese momento, y malditos fueran todos los factores que convertían aquello en una locura y a él en el ser despreciable que todos decían que era.

- Severus... podrías hacer que me corriera solo mirándome de ese modo...

- Ahora sabes como me siento yo cuando tú lo haces.

- Puedo hacerte sentir aun mejor.

Charnag puntualizó sus palabras masajeandole los muslos, recorriendo la cara interna hasta que Severus abrió las piernas facilitándole el colocarse entre ellas. Charnag se inclinó lamiéndole el ombligo y Severus gimió intentando frotar su verga contra su amante.

- Charnag... por favor...

- Pronto...

- Pronto no, ahora... ya.

Exigente y cortante incluso en el mas apasionado de los encuentros. Le encantaba.

- Estoy tan excitado, borracho y... enamorado que me temo que seré decepcionante esta noche.- Confesó mirandose el miembro, estaba goteando pre-eyaculación.

- ¿Crees que yo estoy mejor?.- Replicó Severus intentando con todas sus fuerzas no tocarse la inflamada hombría. No quería hablar... eso equivalía a razonar. Enamorado... si realmente Charnag sentía amor... estaba utilizando a un hombre enamorado. No, no quería pensar en ello, maldita sea.

Charnag rió levemente y sus ojos brillaron con intensidad a la luz de las velas.

- Voy a darte la mejor experiencia sexual de tu vida, Severus Snape.

- Mucho hablar y poco hacer.- Jadeó Severus.

Las palabras murieron en su boca cuando el rostro de Charnag manifestó las orejas mas alargadas, los ojos con pupilas iridiscentes... y entre sus piernas Severus encontró la suavidad de las escamas de una serpiente.

- ¿Charnag? No creo que...

- Cierra los ojos y relájate.

Resultó terriblemente dificil pero obedeció... y pronto se olvidó de las infibiciones. El cuerpo ofidio de Charnag empezó a deslizarse sobre él, rodeándole, acariciándole, sujetándole sin comprimirle, los anillos le recorrían... era delicioso, era poderosamente erótico... Cuando el extremo mas delgado de la cola de Charnag envolvió sus testículos Severus intentó mover las caderas... sin éxito.

- ¡Charnag!

- Delicioso, ahora estas a mi merced...

Charnag se tumbó sobre él, le tenía completamente envuelto en el amasijo de su cola ofidia. Se besaron, Charnag descendió por la sensible piel del cuello besando y chupando, marcandole al tiempo que movía los anillos de su cola... comprimiendo y acariciando la hombría atrapada de Severus.

- Eres... eres un...

- Mmmmh... ¿qué soy?

Severus no pudo contestar, el orgasmo le quitó el aliento. Charnag aflojó los anillos y le besó todo el rostro mientras le permitía recuperar el aliento.

- Charnag... recupera tus piernas por favor...

- ¿Te molesta...?.- Charnag sintió un breve ataque de pánico.

- Claro que no, pero tengo planes para ti que requieren un sistema reproductor que yo conozca.

Charnag obedeció al instante.


Media hora después dos hombres desnudos se miraban con estúpidas sonrisas de satisfacción y todas las señales de haber fornicado hasta la extenuación.

Severus quería cerrar los ojos y dormir, dormir un sueño apacible sintiendose seguro. Pero no podía permitirselo... ahora ya no podía volver atrás.

- Dijiste que eras nómada... pero sin duda debes tener un hogar.

Charnag sonrió y miró el techo ensoñadoramente.

- Claro que si, el imperio Naga, el lugar mas maravilloso que puedas imaginar.

- ¿Cómo es?

- Es enorme, monumental, nuestros edificios son enormes, todos de piedra. Tenemos un estilo entre azteca y egipcio, para que te hagas una idea. Y todo lleno de vegetación frondosa en armonía con los edificios, y cascadas y rios y flores, todo está lleno de aromas...

- Suena magnífico¿está muy lejos?

- Demasiado lejos.- Charnag cerró los ojos.- Lo hecho de menos, hace demasiado tiempo que estoy lejos.

¿Sería muy obvio preguntar directamente donde estaba? Severus tragó saliva... tenía que hacerlo, averiguar algo maldita sea... Se tumbó boca arriba y miró la oscuridad del dormitorio. Se sentía sucio y no era por estar sudado y con restos de la pasión de ambos. Por Dumbledore, sientete culpable después.

- Me preguntó donde diablos se habrá metido ese viejo.

- ¿Mmmh?

- Dumbledore¿no te has fijado? Hace diez días que dijo que tenía que hacer un viaje y no se le ha vuelto a ver... tendré que informar al señor tenebroso de ello.

Ya lo había soltado, se la había jugado, Charnag tendría que decirle algo al respecto.

- Que curioso. Estará comprando dulces muy lejos...

¿Eso era todo? Severus enarcó una ceja pero no añadió nada más, se suponía que no sabía donde estaba Dumbledore, después de todo también se suponía que no había dicho a nadie que Charnag era una naga. ¿Charnag no iba a decirle donde estaba Dumbledore? Vale, aquello le molestaba. O quizá Charnag aun no lo sabía, como espía sabía que las comunicaciones con agentes dobles era siempre una complicación.

Ahora tenía un problema, tendría que informar a Voldemort de la desaparición de Dumbledore o Charnag descubriría que algo iba mal... ¡maldito fuera! Pero realmente no entendía porque Charnag no le decía nada. Dolía.

- Severus¿por qué te uniste a Voldemort?

Severus se estremeció, esto era culpa suya por intentar utilizar la clasica charla de almohada post-coital. Idiota, idiota... era lo que se merecía.

- ¿Te parece extraño?

- Eres orgulloso, me parece inconcebible que desearas arrodillarte ante alguien.

Estaba herido, deseaba contestar, estaba destrozado y Voldemort era lo único que parecía una salida, mi madre había muerto a manos de mi padre muggle, no tenía amigos a excepción de Lucius, y habían tratado de matarle... Sirius Black le había servido en bandeja para ser la cena del licántropo, Remus Lupín... y el castigo de estos había sido perder puntos de su casa. Su vida no valía nada para nadie, pero Lucius le había dicho que Voldemort, el gran mago tenebroso, el heredero de Slytherin, deseaba conocerle.

¡A el, al narizota grasiento y empollón cuya vida no tenía valor para nadie! Voldemort buscaba jovenes con talento para su causa¡y el tenía talento¡tenía poder!

- El Señor Tenebroso tiene grandes planes, el mundo mágico está podrido y necesita cambios urgentemente.

- Vamos, Severus, sé que ese no puede ser el motivo.

- Odio al ministerio y odio Hogwarts.- Gruñó Severus finalmente, y despues de todo era cierto.

- ¿Odias Hogwarts?.- Charnag estaba desconcertado.

Severus cogió un almohadón y se sentó recostado, quería aquello, quería escupir todo su odio, toda su frustración.

- Si, lo odio, odio el sistema de las casas de Hogwarts, odio que mis Slytherins sean sistematicamente maltratados como si fueran magos oscuros en potencia desde que son seleccionados. Los slytherins somos tachados de malignos, todos nos odian, nos señalan con el dedo y nos dicen que somos malvados, que somos serpientes traidoras, nos lo dicen tan alto y tantas veces que nos lo creemos.

Charnag le miraba en silencio, era realmente tranquilizador.

- Me uní a los mortífagos porque... mira¿sabes cual es la verdad? Soy un mortífago porque no veía otro camino para mí, era lo único que parecía tener sentido en su momento.

- ¿Y ahora no lo es?

Severus se mordió la lengua¿es que había olvidado con quien estaba hablando?

- No he dicho eso.

- Severus por favor, ya te dije que lo del sabotaje de tus pociones fue un horrible error... no voy a ir corriendo a chivarme al señor Tenebroso porque no seas un fanático de su causa.

Dudas. Severus bajó la vista y Charnag le miró con ojos de cordero.

- Cambiemos de tema.

- Severus, no tienes porque preocuparte tanto.

Si que tenía, por desgracia. Severus suspiró y volvió a acostarse cubriéndose con la manta, ahora dormir le parecía perfecta. Dormir con Charnag y soñar que podía amarle, soñar que podían disfrutar sin segundas intenciones y mentiras. Y olvidar que acababa de tratar de sonsacarle a cambio de sexo... agradeció profundamente estar tan cansado como para poder dormir con eso en su conciencia... aunque en ella tenía cosas peores.

Charnag no dijo nada limitándose a abrazarle y apoyar la cabeza en su hombro. Al rato ambos estaban dormidos.


Charnag abrio los ojos. Le gustaba mirar a Severus mientras dormía, totalmente relajado, tranquilo. La naga le besó suavemente la mejilla rasposa, en general le gustaba el vello facial de los humanos aunque reconocía que en Severus no le gustaba demasiado.

Tenía que irse ahora, pero volvería, en cuanto fueran al gran comedor a desayunar se pensaba llevar a Severus a hacer un picnic al borde del lago Negro. Había muchas cosas de las que quería hablar con él, miles de cosas que quería saber sobre Severus... y se lo llevaría a ver la Ciudad Naga cuando regresara, lejor de allí, se lo llevaría con él. Aunque mucho se temía que a Severus no le gustaría demasiado la idea de... bueno, practicamente un secuestro.

Salió del dormitorio y fue andando a paso ligero hasta su propio despacho.

- Ya era hora de que aparecieras.- Siseó Waess.

- Oh, vamos, ha sido una gran noche, no me la estropees.

- Anoche llegó un mensaje del Imperio Naga.

Charnag gruñó pero fue hasta la mesa del despacho, donde ya descansaba un pequeño dragon faerico, el draco era un habil mensajero, indetectable. Charnag se recordó a sí mismo que tenía que convencer a los magos naga de introducir el sistema de habla mediante chimeneas que usaban los magos humanos. Cogió el mensaje y se regaló leyendo en su lengua original, le producía no poca nostalgia.

Leyó el mensaje y lo hizo arder con un susurro. Meditó largo y tendido sobre las instrucciones de sus mayores.

Que Quetzalcoalt le llevara... no podía creerselo, era tan repentino. Aunque por otra parte tenía sentido dadas las circunstancias explicadas. Las nagas iban a la guerra, ya. Hogwarts sería el campo de batalla y debía ser pronto, cuanto antes y con la máxima premura. Debía reunirse con Voldemort. El ataque debía tener lugar cuanto antes, no sería dificil convencerle de realizar un precipitado pero necesario movimiento. Que reuniese a sus mortúfagos y a todos sus aliados para la toma de Hogwarts.

Dumbledore estaba en la ciudad Naga. Eso era realmente sorprendente. Charnag se preguntó como podía haber sido descubierto por el director del colegio. Nunca nadie había sospechado de él, excepto Severus y quizá un poco Karkaroff. Pero nadie había descubierto su verdadera naturaleza sin la voluntad de Charnag.

Ya se lo preguntaría al viejo mas adelante. Ahora tenía una misión, su mente regresó a su amante.

- Severus...- Había tomado una decisión a ese respecto.

- Charnag, temo saber en que estas pensado y debo...

- Le quiero.- Interrumpió Charnag, miró a su amiga y compañera de viaje.- No permitiré que nada me aparte de él.

- Es un mortífago, está al servicio de Voldemort.

Charnag se mantuvo impasible, no daría su brazo a torcer. Había tomado una decisión.

- Voy a reunirme ahora con el heredero de Slytherin.

La naga se puso un abrigo y salió, Voldemort le había dado un traslador para poder reunirse. Ahora le daría buen uso.


En la mitad de su clase de pociones Severus sintió el ardor en el brazo. Salvajemente insistente, Voldemort llamaba con fueza.

Severus se aferró el antebrazo con precupación, Charnag no había acudido al desayuno ni le había visto en el castillo aquella mañana. Y le resultaba raro que Voldemort le llamase de día, con frecuencia las reuniones eran nocturnas para procurarse una pantalla para los mortífagos ocultos con vidas publicas.

Miró a Draco con curiosidad, el joven no hacía gesto alguno hacia su antebrazo, luego no tenía la marca tenebrosa, gracias a Merlín.

- Señor Malfoy.

¿Profesor?

- Tengo que irme, le dejo al cargo del resto de la clase.

Los estudiantes de Gryffindor, entre ellos el trio problemático, palidecieron ante la expresión de maliciosa complacencia del rubio Malfoy. Severus ignoró las miradas suplicantes y salió del aula. Aquello era una llamada urgente, después de lo ocurrido con las pociones Voldemort le arrancaría la piel a tiras si llegaba tarde.

Un cuervo voló desde Hogwarts hasta el Bosque Prohibido, se convirtió en hombre, y despareció en la palida luz de la mañana invernal.


Todos... mortífagos, licántropos, gigantes, vampiros, dementores... todos los aliados de Voldemort estaban representados en la carverna. Y Voldemort se erguía en un promontorio, con Charnag Oloth en su forma de naga a su diestra, en la penumbra, con los ojos ofidios brillantes.

Voldemort empezó a hablar...

Guerra. Las fuerzas de Voldemort marcharían sobre Hogwarts dentro de dos días, las nagas iban a destruir los escudos de Hogwarts permitiéndoles el paso. Dumbledore no estaba allí para enfrentarles, tomarían el colegio y lo convertirían en su bastión inexpugnable desde el cual tomar el resto del mundo mágico y mas tarde el muggle.

Voldemort estaba exultante mientras compartía esas noticias y sus seguidores jaleaban eufóricos.

Tenía que avisar a la Orden del Fenix. Severus apretó los puños, aquello era una invasión en toda regla, y una que sería dificil, por no decir imposible de parar. Sin Albus, y siendo atacados también por las Nagas... solo le consolaba que el ataque tenía lugar cuando la mayoría de los estudiantes hubiese regresado ya a sus casas por Navidad. La evacuación pasaría desapercibida como algo habitual.

Tenía que dar la alarma.

Voldemort repartió las instrucciones rapidamente. Todos debían estar preparados y conocer su posición para el ataque. Cuando la reunión finalizó los aliados de Voldemort se dispersaron, unos mortífagos se encargaron de dar trasladores a los aliados no-magos para que pudieran marchar. Los demás se desparecieron con animos en lo mas alto.

Severus también se desapareció. Debía darse prisa.

Cuando se apareció en el Bosque Prohibido rapidamente se percató de que tenía compañía. Charnag estaba esperándole.

- Severus... tenemos que hablar.

No tenía tiempo, Severus se quitó la máscara y se bajó la oscura capucha.

- Ahora no, Charnag, tengo que hacer los preparativos para la batalla.

- No quiero que participes.

Severus se quedó en silencio, confundido. Nada se oía en el bosque, la nieve lo amortiguaba todo, los animales estaban letárgicos, los árboles dormían con las ramas desnúdas... dos figuras, una vestida en penetrante oscuridad y la otra en reflectante verde, se miraban en el Bosque Prohibido.

- ¿De que estas hablando?

- Lo siento, Severus, es por tu bien.

Severus abrió los ojos como platos cuando Charnag le apuntó con la varita.

Desmaius.

Nota de la autora: Salube, gracias por el review. Me gusta que me animen, pero también que me critiquen porque solo así se pueden hacer correcciones, de hecho he tomado nota de que en la escena slashsi que faltaba el conflicto emocional. Y lo he corregido porque estabas en lo cierto. Gracias a ti a todos los que me habeis dejado reviews.