TOMA 4

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El vapor inundaba la habitación entera, los gritos de ánimo resonaban en las paredes blancas tanto de pintura como de harina.

¡Yo! ¡Ja!

¡Otra vez! ¡Uno menos!

Las manos de Honoka se movían a una rapidez extraordinaria, amasando y estirando la masa blanca de mochi antes de que su mazo bajara con fuerza en el mortero. La práctica de los años y la costumbre las llevaron a crear el ritmo perfecto del trabajo, Umi era la fuerte y Honoka la rápida. Era increíble cómo incluso en la cocina llegaban a complementarse y si Umi era sincera, no estaba dispuesta a dejar este papel a alguien más aparte de la propia familia de Honoka.

Sentía que, así como el kendo, hacer mochi en la cocina de la tienda de Honoka era algo que les pertenecía a ambas, y no podía imaginar un escenario en donde no hicieran alguno.

¡Aún falta trabajo por hacer, muévanse! —Les gritó el padre de Honoka, un hombre robusto de facciones duras y serias que estaba en el otro extremo terminando la pasta de judías rojas.

¡Señor, sí, señor!

Eso solo hizo que aumentaran el ritmo, sacando a mayor velocidad la masa que Yukiho, la hermana menor de Honoka se encargaba de moldear.

Estar en la residencia Kousaka durante el fin de año era todo un caos, con entregas por hacer en hogares, los productos de la propia tienda y los encargos de la Junta de Vecinos, eran días tan ajetreados con tantas manos que se necesitaban, que podía ignorar un poco de sus responsabilidades en el dojo a cambio de ayudar en todo lo posible y obtener alguna recompensa en forma de manjus y mochis que su familia tanto adoraba, aunque más que eso, poder ser parte de Honoka era lo único que evitaba pensar en todo como un problema.

¡Está listo esta ronda! —Honoka exclamó, volteando una última vez la masa en turno y esperando el golpe del mazo para pasarlo a su hermana.

Sólo hasta ese momento, ambas pudieron soltar un respiro y Umi se permitió relajar sus músculos tensos del trabajo por unos minutos, antes de ponerse a trabajar en el Sanaemochi blanco, que la madre de Honoka ya comenzaba a preparar, esparciendo harina en la gran mesa del centro.

Ver a toda la familia tan unida en la faena, le producía algo. No es que se quejara de la suya; tenían sus propias cosas y sus buenos momentos, sólo que, siendo una estirpe de larga tradición guerrera, las reglas y límites siempre estaban a la orden. Estar ahí, con los Kousaka, con la casa tan llena de vida, tan animada, hacía que incluso el trabajo pareciera menos rígido.

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Pasaron horas hasta que finalmente la labor se terminó. Ambas chicas se quitaron los delantales y los paliacates para meterse bajo el kotatsu de la sala, con el frío de la tarde acentuándose cada vez más. Los padres de Honoka se fueron a hacer las entregas y Yukiho subió a su cuarto a hacer sus tareas de invierno.

El dulce aroma del té genmai era agradable y hacía una combinación perfecta con los mochis y manjus frescos en la mesa. La chica jengibre tenía su mejilla recargada en el kotatsu, con una clara expresión de somnolencia.

Honoka, no te duermas —Le dijo, dejando que sus manos se calentaran con la taza de té.

Está bien, está bien~ ¡hemos trabajado mucho hoy! Papá estaba muy contento de tener nuevos clientes, ¡seguro tendremos mesada extra este año!

Seguro que sí —Umi sonrió, fascinada por la forma en cómo la nariz de Honoka se ponía cada vez más roja gracias al frío, pese a tener casi todo el cuerpo bajo las mantas.

¡Cierto, olvidé contarte lo que ocurrió el otro día! ¡Fue tan sorprendente! —exclamó animada Honoka, irguiéndose sobre el kotatsu. Umi levantó una ceja interrogante— Yuki casi se desmaya, y yo no entendía por qué, ¡casi llamo a una ambulancia!

¿Eh?

Y luego esa chica estaba ahí, riendo en el suelo, ¡y Yukiho me lanzó una bolsa para callarme!

Honoka, no te estoy entendiendo nada.

Oh, lo siento —La chica se rascó la mejilla, sin perder la diversión. Tomó un poco de su té y se comió un par de manjus—, verás, el otro día cuando estábamos atendiendo, una chica misteriosa entró a la tienda, con lentes oscuros y un sombrero raro, era castaña, pequeña y tenía el flequillo tan corto que hacía que su frente se viera gigante, Yukki la reconoció y gritó, y ahí fue cuando casi se desmaya. Me asusté y la chica se asustó y estuve a nada de llamar al hospital porque, ¡pensé que Yukiho tenía un infarto! Pero ella rogó que no lo hiciera y me quitó el celular, ¡fue taaan divertido!

Lo creo —respondió soltando una ligera risa imaginando la cómica escena, ella sabía de la torpeza innata de Honoka—, entonces, ¿quién era esa persona?

Una idol y actriz juvenil, ¿puedes creer que apenas es un año mayor que nosotras? ¡Y es tan famosa! ¡Se llama Kira Tsubasa!

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La mayor parte del viaje hacia las oficinas de la compañía se la pasó en silencio, recordando una y otra vez el fatal encuentro. En nada ayudaba la jaqueca que sentía, martilleando su cabeza incesantemente.

Por supuesto que no había manera de que saliera bien. Era una tonta por pensar que funcionaría, ni siquiera duró un minuto y la única culpable, de nuevo era ella. Aun así, sentía que algo en lo ocurrido estaba mal y no sabía por qué.

—¿Estás segura de querer ir ahora? Podrías dejarlo para mañana.

Maki conducía el auto, ella la había llevado antes al parque porque sentía que no estaba en condiciones de manejar con toda la ansiedad acumulada y ahora, de regreso, era la única buena idea.

—Le prometí a Nozomi que iría a verlas, no he estado presente en días y aún no he revisado bien la lista de actores. No puedo retrasarlas más.

—Creo que lo entiendo, pero ¿tan mal estuvo el encuentro?

Podía continuar evitando respuestas que la llevaran a recordar. Sólo que, pasaron siete largos años para que el pasado regresara, ¿cuánto más podría ocultarse antes de que la alcanzara?

Con Honoka, ni siquiera intentó decir nada dejando que fuera ella quien empezara, y con lo ocurrido, con ésa incertidumbre, ¿valía la pena? Maki era una buena persona, más de lo que aparentaba con su pared de orgullo, incluso le contó sobre su vida al lado de sus padres y el poco apoyo que tuvo cuando dijo a qué quería dedicarse el resto de su vida. Nunca le había remunerado su ayuda, tal vez era tiempo de empezar a hacerlo.

—Ella me pidió que intentemos retomar nuestra vieja amistad —explicó, hundiéndose en el asiento.

—Eso suena bien. Aunque sigo sin entender qué es lo que hiciste para echarlo a perder, pero si su amistad era tan grande como parecía, podría ser un buen inicio —aprovechando un alto en un semáforo, Maki volteó a mirarla—, sin embargo, no estarías así, si todo hubiese estado bien.

—La acepté —respondió—, quise creer que en verdad podíamos recuperar un poco de aquello, poder verla más seguido y hablar con ella, me conformaba con escuchar su voz… pero, cuando intenté abrazarla, ella me empujó y después se fue corriendo —La sorpresa en Maki no se hizo esperar, Umi apretó los puños—. Maki, ella me tenía miedo.

—¿Qué? ¿Miedo a ti? —preguntó con una risa, una que se apagó cuando vio el semblante serio de su amiga. Puso el coche en marcha de nuevo—, eso suena imposible, es decir, eres muy seria y un poco indiferente. De ahí a dar miedo, ¿estás segura de que no te confundiste? No sé, podría solo estar en shock, no se han visto en años.

—Sé lo que vi —replicó casi enojada—, puede que haya pasado tiempo, pero aún creo ser capaz de saber algunas cosas sobre ella y puedo asegurar que lo que vi, era temor, ¡ella estaba asustada!

—Calma, Umi —Maki la miraba de reojo, prestando atención a los cruces de calles y al ensordecedor tráfico de las calles—, está bien, digamos que estaba asustada, ¿por qué? No encuentro razón de una reacción tan exagerada.

La escritora se encogió de hombros, también confundida.

—Yo tampoco lo comprendo —miró las manos en su regazo, tratando de asimilar la sensación del vacío después de ser empujada.

—Dije que esperaría a que estés lista para contarme. Hoy o mañana, no importa. Sin embargo, viéndote así, me hace pensar en que no es una cosa tan simple, ¿acaso lo que ocurrió entre ambas fue tan grave como para provocar esa reacción?

Umi no dijo nada enseguida, frunciendo el ceño mientras se perdía de nuevo, tratando de atraer esos recuerdos.

Siete años atrás, cuando ambas estudiaban la preparatoria eran tan felices disfrutando la una de la otra. El cariño, el confort que Honoka le proporcionaba y las veces en que Umi la presionaba para cumplir con sus deberes, cuando entrenaban juntas por la tarde hasta que se hacía de noche en el dojo y Honoka tenía que quedarse a dormir. La calidez de su cuerpo pegado al suyo al compartir la cama, la sensación de paz y tranquilidad que ella le daba y el crecimiento del amor que poco a poco creció… todo eso se acabó porque…

El dolor que llegó de golpe a su cabeza la hizo gritar, Maki se asustó y perdió la concentración por un momento haciendo que el coche se saliera un poco del carril, obstruyendo el paso a otro vehículo rojo detrás, que tuvo que dar un frenón para evitar el impacto. Maki hizo lo mismo, y pronto las bocinas de los autos comenzaron a reclamarle su falta.

Chasqueó molesta, retomando el control y regresando a su carril lo más rápido que pudo, dejando que el coche detrás pasara a su lado.

«¡Aprende a manejar, idiota!» Escuchó gritar a la conductora, que a través de los vidrios semi-polarizados, alcanzó a ver a una niña de cabello negro y lentes oscuros, ¿¡quién diablos dejaba que una niña conduciera!?

Maki la maldijo también, golpeando el volante.

—¡Demonios, Umi! ¡Casi haces que choquemos! ¿Qué diablos fue eso?

En vez de una disculpa, Maki escuchó jadeos. Umi tenía los ojos muy abiertos con las manos sosteniendo su cabeza y su mirada en sus piernas mientras temblaba.

—¿Umi?

Ella no respondía, metida en una especie de trance. Maki la llamó de nuevo sin recibir de nuevo respuesta.

—Esto no está bien —murmuró, manejando por las calles mientras buscaba un lugar donde estacionarse— ¡Me estás asustando, Umi!

Fue con ese grito que ella regresó a la realidad, manteniendo la expresión de pánico.

—¿Qué?

—¡Eso es lo que debo preguntarte! ¿Qué ha sido eso?

Umi estaba estupefacta, sin comprender lo que acababa de ocurrirle.

—Yo… no lo sé —respondió, sobándose la sien—, hubo un fuerte dolor en mi cabeza, no pude pensar ni sentir nada más que el dolor, fue horrible.

—Eso no parecía una simple jaqueca —repuso Maki, mirándola apenas mientras seguía conduciendo—, hace un momento estabas bien.

—No estoy enferma —aseguró— no me siento enferma, sólo quería hablar de lo que pasó con Honoka y el dolor llegó.

—¿Ibas a contarme? —Maki no puedo evitar el tono de sorpresa. No es que no quisiera saber, sino que eso significaba lo emocionalmente mal que se encontraba Umi como para estar dispuesta a hablarlo ahí.

—Necesito hacerlo —respondió Umi sin alejar las manos de la cabeza—, quiero creer que podrías ayudarme, más de lo que ya has hecho.

—Podemos esperar a estar en el departamento, no tienes que forzarte.

—¡De verdad quiero hacerlo! —La escritora la miró con el atisbo de decisión en sus ojos ámbar, Maki no encontró manera de replicar— Perdón, es que… tal vez lo que necesito es hablarlo con alguien, lo he guardado por mucho tiempo y, quiero creer que hacerlo aligerará un poco mi cargo, aunque sé que será inútil.

—No pienses así, te dije que te ayudaría, aún no sé exactamente cómo pero eres mi amiga. Cielos, creo que eres mi única mejor amiga y voy a hacer todo para que estés bien. Lo hice antes y esta vez estaré contigo —Aprovechando un alto, la compositora tomó la mano de Umi que estaba en su regazo, infundiéndole confianza y apoyo, que Umi correspondió con una sonrisa.

—Está bien —Soltó la mano de Maki para que maniobrara el volante y se recostó en el asiento—, intentaré de nuevo. Hace años yo…

El dolor volvió con más fuerza esta vez, apagando su voz. Ninguna lo esperaba solo que, a diferencia de antes, Maki no perdió el control del auto. La escritora volvió a encorvarse sosteniendo su cabeza con ambas manos.

—¿¡Por qué duele tanto!?

—¡Umi! —Maki aceleró la velocidad, buscando rápidamente un lugar para aparcar. Cuando estuvieron detenidas, se desabrochó el cinturón para poder girar hacia su amiga—. Este ataque, de ninguna manera esto es normal. Hacía mucho que no los tenías, ¿por qué ahora?

Umi estaba aterrorizada, había un dolor palpitante cuando intentaba pensar en aquello. Peor aún, su mente era un caos en blanco.

—No logro recordarlo.

—¿Qué?

—¡NO RECUERDO LO QUE PASÓ! —gritó, mientras el temblor regresaba— Cuando trato de pensar, de recrear lo que ocurrió exactamente, el por qué me fui y la dejé, ¡no hay nada! ¡Mi mente está en blanco y este dolor no me deja en paz!

—¿Me estás diciendo que todos estos años te has culpado y deprimido sin saber por qué? Dime que es una broma.

Umi no sabía que decir, ella misma estaba en pánico, ¿por qué no recordaba nada? ¡Era estúpido! ¡Ella se alejó de quién más amaba por una razón! ¿Cómo no iba a recordarlo...?

—Sé que le hice daño y la hice sufrir mucho. Y separarme ha sido lo más doloroso de mi vida, creía saber la razón, ¡pero ahora simplemente no se me viene nada a la cabeza!

—Sea lo que sea, no es normal, ¿te golpeaste la cabeza acaso? —Umi negó, dejando a Maki pensando.

—Recuerdo nuestra vida antes, la felicidad a su lado, la alegría y el tiempo en el Dojo y la Tienda de Honoka —añadió Umi, entrecerrando los ojos—, y recuerdo cuando tomé las maletas y me fui de la casa, pero... pero hay un espacio en blanco, justo en donde debería estar lo que ocurrió.

Una idea vino a la mente de Maki tras el relato. Sonaba tan de película y extraño, ¿qué posibilidad habría de que pasara?

—¿Podría ser amnesia? —preguntó incrédula, sintió la mirada de Umi sobre ella. Maki tomó su botella de agua que estaba en el lado de su puerta para pasárselo, la cual ella aceptó y mientras bebía.

—¿Te burlas de mí?

—¡No lo hago! Hablo en serio —aseguró, aunque sonaba loco e irreal, si lo pensaba bien, muchas de las actitudes de su amiga concordaban con ciertos patrones de conducta— ¿Qué otra explicación tienes?

Umi se mordió el labio, negándose esa posibilidad. Sonaba absurdo, ¿ella teniendo amnesia? ¿No podía recordar nada? ¡Era imposible! ¿Cómo podía olvidar lo que hizo que todo acabara así? Ella dañó a su mejor amiga… ¿Cómo exactamente? Intentó recordar de nuevo, obligando a su mente a regresar con tanta fuerza que retorcía sus entrañas.

Hace siete años ella…

«¡UMI-CHAN!»

Cerró los ojos buscando el hilo de la concentración, el sonido de su voz adolescente la atraía.

«¡UMI-CHAN!» Gritos, Honoka le gritaba pero no podía ver nada, había una bruma que le impedía avanzar «¡POR FAVOR! ¡PARA! ¡DETENTE!» Estaba llorando, gritos y llanto «¡YA NO MÁS! ¡UMI!»

—¡UMI!

Cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que Maki la abrazaba con fuerza. Su cuerpo se sacudía violentamente, sentía el sudor y las lágrimas mezclarse, sentía una angustiante opresión en la garganta que le impedía respirar y su cabeza parecía a punto de explotar. Miedo, el horrible miedo hormigueaba en cada parte de su piel dándole escalofríos.

—Tranquila, Umi, ya pasó. Respira lento, debes calmarte —La voz de Maki sonaba a arrullo, intentando hacer que regresara a su estado normal con leves caricias en su espalda. No entendía por qué le estaba sucediendo esto.

—¿Esto es parte de mi castigo? ¿Tardé tanto en ser castigada? —sollozó en el abrazo, sintiendo el esfuerzo de sus cuerdas vocales al hablar.

—Umi, ¿de verdad quieres a Honoka de vuelta en tu vida? Pensar en esto te está haciendo daño, puedes… simplemente dejarlo, no tener tanta relación con ella durante la grabación y cuando acaben, pueden continuar con sus vidas. Lo has hecho bien estos años…

—¡No! —gimió, alzando la cabeza para mirar a la compositora con los ojos empañados— No, no quiero. Ella… la necesito, Maki. La necesito en mi vida, ella fue mi luz, fue mi refugio, mi hogar, me dio alegría, me hizo vivir, y yo destruí eso. Por mucho tiempo creí que no tendría otra oportunidad, que viviría con este arrepentimiento por siempre, pero ahora que la he visto, que me ha sonreído, lo sé. Debo recuperarla y hacer las cosas bien esta vez… la quiero, como no tienes idea.

Hubo un brillo en las facciones de Maki, de reconocimiento y nostalgia. Los años y la angustia no fueron suficientes para enterrar el sentimiento, por eso su amiga seguía sintiéndose miserable a pesar de los pocos avances que lograron. No había duda, Umi amaba a esa chica

—Vamos a buscar ayuda —dijo firme la compositora—, buscaremos un profesional para que diga si esto es amnesia o no, alguien que pueda manejar esta situación. Vas a salir de esto y vas a arreglar las cosas con tu vida y con esa chica.

Maki ni siquiera preguntaba, ella estaba afirmando lo que harían y no dudaba en que cumpliría. No iba a negarse tampoco, odiaba esta sensación, odiaba no saber qué le hizo a Honoka y si con esto podía recuperarla, lo haría. La quería de vuelta una vez más, la necesitaba.

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El auto aparcó en el estacionamiento de las oficinas centrales de Sunrise, Inc. la compañía que produciría la película de la afamada novela de Umi. No era un edificio tan imponente, apenas tenía cuatro pisos y unas 20 oficinas, incluyendo una sala de entrenamiento especial donde armaban las coreografías de batallas y entrenaban con armas. El estudio de grabación se encontraba en otra zona, a unos cuantos kilómetros del barrio de Suginami, mucho más grande y amplio para recrear las escenografías en las filmaciones.

Ambas jóvenes bajaron del auto rojo, Maki renegando que estuvieran ahí, ella había insistido en ir al departamento a descansar, el ataque de pánico de Umi era extraño y demasiado anormal como para pasarlo por alto y aunado al posible trauma, lo mejor era que pudieran encontrar a alguien pronto que resolviera el problema, demasiadas emociones en un día. Pero la escritora había insistido en ir al estudio, porque ya había hecho la cita con las productoras después de su ausencia y necesitaba confirmar algunas reuniones con el resto del elenco, había una película en marcha, y no podía detener nada ahora que las inversiones se estaban haciendo, le gustara o no, tenía que seguir adelante. De sus problemas se encargaría después.

Entraron juntas al edificio, la compositora se negó a dejarla sola ni un segundo y Umi agradeció que lo hiciera. Sólo una persona antes se preocupó tanto por ella y ahora, esa persona estaba lejos y asustada.

Llegaron a la oficina de la productora principal, Eli Ayase, siendo recibidas por su asistente, una joven castaña de lentes y voz tímida que respondía al nombre de Hanayo. Pronto recibieron el aviso de que podrían entrar, aunque la chica castaña dudó un poco al ver a Maki.

—Ella viene conmigo, está ayudándome con el guión —aclaró Umi, deshaciendo las dudas.

—Oh… yo… no estaba informada de eso, pero si es así, adelante —musitó la chica con su tono bajo de voz, dándoles el paso.

Las dos atravesaron las puertas de madera con aroma a caoba y se encontraron en la pequeña pero elegante oficina. El lugar estaba decorado con reconocimientos de festivales de cine en las paredes, fotografías de actores famosos y portadas de las películas filmadas, en el fondo se encontraba la mujer rubia en su escritorio, con un par de carpetas extendidas llenas de papeles y revisando la absurdamente grande computadora que parecía sacarle incluso dos cabezas. Cuando escuchó la puerta cerrarse, alzó la vista y sonrió al reconocer a Umi.

También mostró una expresión de desconcierto al ver a la otra joven.

—Sonoda-sensei, es un gusto tenerte por aquí, junto a…

—Nishikino Maki, soy compositora —explicó la misma Maki, haciendo una leve reverencia.

—Nishikino… ¡Oh! Te reconozco —Eli sonrió—, he oído hablar mucho de ti, a Nozomi le agradan las obras musicales y si no me equivoco, tus composiciones estuvieron en algunas obras que vimos hace unos meses de algunas adaptaciones de animé, ¿Revue? ¿Yagate? —Maki asintió ante las nombradas recientes puestas en escena en las que trabajó y fueron un éxito— Tienes un excelente talento musical.

—Por supuesto —respondió orgullosa, nada le hacía mejor a su ego que ser halagada—, también tienen un buen gusto para apreciar.

—Te pediré un autógrafo más tarde —comentó la productora, sonriendo ante la altivez de la chica. Después miró a Umi, alzando la mano para indicarle que tomara asiento en las sillas frente a ella—, entonces, ¿quieres que esté a cargo de alguna parte del soundtrack? ¿O a qué se debe la visita?

Maki casi tropieza con la insinuación, cosa que a Umi le hizo gracia.

—Ella es mi amiga y se ofreció a acompañarme —dijo, mientras ambas tomaban lugar—, ¿Es posible eso? ¿Qué ella participe? Me serviría de mucho tenerla cerca.

—¡Umi! —Maki exclamó hacia ella, sorprendida.

—Sólo si ella está dispuesta —Eli respondió amablemente—, no estaría de más tener a alguien con cierta fama en esta producción, después de todo, este es el lanzamiento de muchos novatos… es decir, sin ofender. Ya sabes, producciones locales a algo de impacto internacional.

—Entiendo —La escritora aceptó sin dejarse intimidar por la mirada de su amiga, se volvió hacia ella—, ¿lo harías?

La chica de ojos violeta suspiró, llevándose la mano al cabello para jugar con uno de sus mechones.

—Sería interesante, pero tengo un compromiso que atender con cierta idol que no puedo revelar. Agradezco la oferta, sin embargo, y me gustaría participar al menos en una canción, ya saben, mi nombre al final de una película ayudaría mucho.

—Me parece perfecto —Eli aplaudió, luego buscó un conjunto de archivos que no se alcanzaban a ver en donde anotó algo—, te llamaré después para concertar esto. Por ahora —De nuevo su mirada azul, menos vívida y enérgica que la de cierta chica, se posó en Umi—, estoy enterada de que tuviste una reunión con Kousaka-san esta mañana, quisiera saber cómo fue y si no hay ningún problema en su elección.

El comentario la hizo tragar duro, recordando los episodios de pánico que había tenido. Sintió la mirada preocupada de Maki, pero no se detuvo siquiera a regresársela.

—Sigue siendo perfecta —respondió imperturbable—, no vi ningún problema para su interpretación de mi personaje, ella se ve lista y seria sobre el papel.

—Me alegra escuchar eso —dijo Eli, sonando aliviada. Ladeó ligeramente la cabeza, a modo de disculpa—, su mánager está con Nozomi ahora, revisando los detalles del contrato y los planes para ponerla en forma física. Lo siento, la mantuve en espera el mayor tiempo posible esperando que llegaras.

Umi asintió, comprendiendo que ellas estaban haciendo todo lo posible para incluirla en cualquier aspecto, algo que agradecía enormemente.

—No hay ningún problema.

—Bien, dejando eso, aquí tengo los nombres actualizados que Nozomi te envió ayer, por si no lo has revisado. También hemos hablado con la co-protagonista, a quien nos dejaste elegir, es la primera en la lista —La mujer le dio una carpeta que incluía los detalles de las personas. Al abrirla para echarle un ligero vistazo, se encontró mirándose a sí misma; la chica en la foto podría ser casi su doble, si se tiñera el cabello y la forma de sus ojos fuese menos afilada: Sakurauchi Riko— ¿Qué tan dispuesta estás a una reunión con todos, la siguiente semana? Después de eso, nos encargaremos de coordinar los entrenamientos, y en dos meses comenzaremos la filmación una vez la escenografía esté lista. También hay una convención dentro de dos semanas, y me gustaría que tú, Kousaka-san y Sakurauchi-san estén presentes en la presentación oficial del elenco.

Bien, sabía que encontrarse con Honoka pasaría muy a menudo, era algo con lo que tendría que lidiar constantemente, sobre todo si quería recuperar su relación.

—Estaré lista, no tienen de qué preocuparse —confirmó, sintiendo la presión en su corazón al pensar que estaría cerca de ella de nuevo.

Aunque esta vez no cometería el mismo error, averiguaría qué pasó con ellas y se encargaría de ser quien pidiera las disculpas.

—Te enviaré las fechas una vez reserve los vuelos y el hospedaje, tengo unos cuantos patrocinadores que revisar.

—Entendido.

—Bueno, entonces no te entretengo más —Eli se levantó para caminar hacia las dos, quienes también se levantaron de sus asientos. Saludó a Maki con un apretón de manos—, llamaré a Dia Kurosawa, la directora de audiografía, para que tome en cuenta tu participación y puedan hablar más al respecto. En serio, estaremos felices de que colabores con nosotros.

—Yo también lo estoy.

Después, se dirigió a Umi con otro apretón.

—Siempre es bueno contar contigo, una vez que empiece el rodaje estarás en el set para que las escenas cuadren como es debido, y me gustaría que supervisaras personalmente la animación y escenas. Ya lo sabes, cualquier cosa que no te agrade, puedes decirlo, Hanamaru-san está dispuesta a escucharte —Las tres se dirigieron a la salida de la oficina—, voy a echarle un vistazo a Nozomi y a la mánager de Kousaka-san, ya que es su primera participación en una película, estamos vigilando los mínimos detalles.

Umi estuvo a punto de decir algo sobre su idea de grabar en los parques aledaños, cuando al salir, otra puerta al lado de la oficina de la rubia se abrió y dos personas salieron de ella. Una era Nozomi y la otra, una pequeña chica de baja estatura con apariencia infantil y cabellera negra. Fue cuando esta última las miró, que su rostro antes alegre se transformó en una leve mueca de desagrado.

En realidad, Umi jamás la había visto así que no explicaba su expresión, hasta que Maki hizo el reconocimiento.

—No puede ser, ¡eres la niña que conducía el auto!

—¡No soy una niña! —rebatió la mencionada, empuñando sus manos de ira—, y sí, soy la del auto que ustedes casi chocan, ¡aprendan a manejar!

—Hey, sé conducir perfectamente, ¡sólo fue una leve distracción!

—¡Que casi me mata!

Fue cuando Umi comprendió, que la chica frente a ellas era la del coche rojo que casi se estampa contra ellas cuando tuvo su primer ataque de pánico.

—Lo siento —dijo, haciendo una reverencia y frenando la pequeña discusión—, fue mi culpa. Mi amiga estaba conduciendo bien. Me asusté por algo en el coche y la desconcentré. Ruego que nos perdones.

La joven se quedó en silencio, como si pensara si estaba mintiendo o no. Al final, suspiró, negando levemente.

—Tengan más cuidado la próxima vez.

—¡Vaya! Esta es una… manera extraña de conocerse —Nozomi habló, entre divertida y extrañada por las circunstancias—, Umi-sensei —llamó a la escritora dando un paso adelante entre ella y la desconocida, a quién señaló con la mano para hacer las presentaciones—, ella es Yazawa Nico, la mánager de Kousaka-san. Nico-san, ella es Sonoda Umi, la escritora del libro.

Ambas jóvenes se miraron, Nico un poco renuente pero después maravillada al saber de la identidad de la chica ámbar. Ella fue la primera en extender su mano.

—No sabía quién eras, lo siento, me exalté un poco.

—Mucho diría yo —Maki dijo desde atrás recibiendo una mirada afilada de la más baja.

—Espero que podamos trabajar bien en este proyecto —Umi esbozó una sonrisa y aceptó su saludo.

Fue extraño, hubo un escalofrío que la recorrió cuando sellaron sus manos, el presentimiento de algo que se aproximaba.

—¡Por supuesto que lo haremos! ¡Me estoy encargando de que Honoka haga el mejor y más increíble papel de todos los tiempos! Ella va a hacer que esta película sea un éxito, va a romper fronteras, lo aseguro.

Mientras hablaba, el olfato de Umi percibió algo, un ligero aroma familiar que salía de sus recuerdos. Le costó un poco reconocer la fuente y cuando lo hizo, el presentimiento se acrecentó: pan, la chica olía a pan.

Como Honoka.

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