TOMA 12

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Discutir no era algo que le sentaba bien, por el contrario, lo odiaba. Odiaba tener que encontrar palabras suficientes que demuestren su enojo, que representaran su espíritu y autoridad. Sin embargo, no podía conseguirlo cuando se trataba de sus padres. No, por mucho que intentara enfrentarse, nada podía hacer. No era quién para hacerse escuchar.

Estaban a una semana del torneo y con la graduación a dos meses de distancia. Las cosas en la escuela se estaban poniendo caóticas, con las pruebas a las universidades y los apuros de los profesores en que eligiera una carrera donde pudiera crecer profesionalmente. En cambio, había elegido sólo cursar una carrera técnica en danza para que pudiera pulir sus habilidades de bailarina y seguir el camino que su familia le forjó desde que nació. Creía que con eso estarían felices, que podrían dejarle vivir el resto de su vida como quería, enseñando el estilo Sonoda y dirigiendo el Dojo, junto a Honoka.

Pero no fue así. No era suficiente para ellos.

Ese mismo día, horas antes durante el desayuno, sus padres le soltaron una noticia inesperadamente impactante, ¡le había concertado una cita con un completo desconocido!

Al menos para ella lo era. Su padre, quién era también maestro de kendo en la universidad de Waseda, eligió a su más prodigioso alumno para que sea su pretendiente directo. Ni siquiera más opciones, sólo uno. Era un compromiso de inicio a fin, excusándose con el hecho de que buscaban su bienestar y que pudiera contar con la seguridad de una familia.

¿Cómo podría aceptar eso? ¡Era imposible! Pero sus intentos de rebatir eran infructuosos, sus padres no le daban más opción que aceptar.

Frustrada, enojada, decepcionada. Muchas emociones corrían por sus venas, ¿qué podía hacer? Sus padres le tenían resuelta la vida a su modo, eran estrictos y ordenados, mucho más que de lo que recordaba en el pasado. Tal vez se debía a la ida de su hermana mayor años atrás, que endurecieron su educación con ella.

Le gustaría ser como su hermana y poder oponerse a sus designios, pero cuando veía en el rostro de sus padres la alegría y el brillo del orgullo, su fortaleza caía. No podía decepcionarlos, y ella amaba el kendo y la danza.

Y pese a eso, sólo una cosa no podía aceptar. Ese matrimonio.

Necesitaba hablar con Honoka, desahogarse con ella, que la escuchara y reconfortara. Sólo ella podría entender la angustia que sentía y la impotencia que la ataba. Y aunque no había nada más en el mundo que necesitara que los brazos de Honoka, sentir su calidez contra ella y escuchar su melodiosa voz para calmarla… no podía hacerlo.

Apenas terminó la mitad de su desayuno, no pudiendo soportar las alabanzas de su padre sobre aquél tipo del que ni siquiera se molestó en recordar su nombre, llamó a Honoka para pedirle que la recibiera… no esperaba que ella la rechazara.

Le dijo que estaba entregando unos pedidos de última hora, y si sólo fuera por eso, no habría problema. Podría esperarla en su cuarto, en cualquier lugar menos su propio hogar que se sentía asfixiante. Pero no, no era así, Honoka tenía un compromiso hecho desde antes, con la idol.

El sólo escucharla decirlo, hizo que sus venas hirvieran, ¿acaso no podía distinguir la perturbación de su voz? ¿La desesperación con la que le llamaba? ¿Era tan importante esa chica que no podía cancelarle? Comenzaba a detestar la situación.

Una semana atrás habían tenido una pequeña molestia por su falta a la práctica, ¿y ahora no podía acudir a su llamado, pero sí a la de una conocida de apenas unos días? ¡Umi era su mejor amiga!

La idea de que ella y la chica estuvieran de nuevo juntas, además del malestar con sus padres, le hizo abrir la boca de más.

Y ahí estaba ella, en medio de Akihabara, ataviada de ropas casuales esperando a Honoka y a la tal chica. Una parte de ella, la protectora, le decía que era su oportunidad de conocer realmente las intenciones de esa extraña con Honoka, y otra parte, una más oculta y oscura, le incitaba a entrometerse, a no permitir que nadie más se acerque a la amiga de su infancia. Se sentía mal por pensar en la última. Era una sensación terrible que la consumía desde que supo de su aparición y no dejaba de retorcer sus entrañas.

Llegó media hora antes, de lo que Honoka había dicho que se encontraría con la chica, ella trataría de aparecer puntual ya que aún le quedaban entregas qué hacer. Hubiera sido genial que pudieran ir juntas, al menos tendría un breve tiempo significativo con ella. En cambio, estaba de pie, bajo la carpa de una tienda de mangas y anime, resguardándose del sol.

¿Cuántas veces Honoka se había visto con esa desconocida? ¿Era tan divertido estar con ella? ¿Más que con Umi?

¿Tú eres Sonoda-san? —Escuchó a una chica preguntar.

Era de estatura baja, no la había notado llegar a su lado, perdida como estaba en sus pensamientos. A pesar de que vestía casual, su estilo era sin duda elegante y distintivo, además del sombrero y los lentes oscuros que ocultaban perfectamente su rostro.

Umi parpadeó tantas veces como fue posible, sin comprender quién era esta persona.

Honoka-san me dio una descripción exacta y resulta que concuerdas con ella, ¿o acaso me confundí? —La joven se quitó las gafas dejando al descubierto unos penetrantes y vibrantes ojos verdes. Esbozó una sonrisa radiante que provocó un par de latidos extra y extendió su mano hacia ella en busca de un saludo— Soy Kira Tsubasa.

Con su nombre vino la comprensión.

L-Lo lamento, no sabía… —dijo, vacilante, aceptando el saludo.

No hay problema —respondió ella en cambio, quitando la importancia a su nulo reconocimiento—, es mejor así. No levantamos sospechas, nadie que me reconozca y arruine la cita.

Había algo en su tono, una importancia implícita que no le agradaba.

Honoka-san me ha hablado mucho de ti —continuó, sin darle tiempo a nadar en su estupor—, esperaba conocerte pronto.

Tampoco le gustaba la familiaridad con que trataba a Honoka, el uso de su nombre de pila, ¿cuándo se habían hecho tan cercanas?

Honoka también ha hablado de ti —dijo, sintiéndose un poco incómoda ahora.

Me alegra saberlo~ ella es muy interesante, divertida. Es agradable estar con ella.

Sintió una extraña amargura llegar a su garganta. Deseaba que Honoka llegara pronto.

Oh, no te sientas incómoda Sonoda-san, Honoka-san dice tanto de ti que, siendo una amiga tan preciada, yo también quiero serlo. Puedes verme así, como una nueva amiga.

No, no podía. No era tan simple.

—Lo intentaré —asintió, sonriendo amablemente pese al malestar.

Ella también habla mucho de Yukiho, de las cosas que hacen juntas.

Si… son muy unidas —Notó el esfuerzo de la chica por tener algún tema de conversación con ella, cómo si realmente importara su opinión—. Aunque Yukiho se queja mucho de su holgazanería.

Y aun parecen divertirse bastante, tú, ¿tienes hermanos Sonoda-san?

Sí, una hermana, pero se ha ido hace mucho tiempo, ¿tú los tienes? —preguntó, intentando apartar el malestar para corresponder su intento de charla.

Tengo uno, aunque es un chico, mayor por un par de años. Es tan diferente a tener una relación divertida, no hay muchas cosas que puedas hablar con él y es muy estricto y serio. Honoka es lo opuesto a él. Tal vez por eso me agrada, ¿quién sabe?

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Algo picaba con fuerza y repetidas veces su cabeza. Fue la primera sensación que tuvo cuando abrió los ojos, justo después de que la luz le quemara las retinas. Gimió y masculló maldiciones, esperando que se apiadaran y cerraran las cortinas. Pero el constante movimiento, los brincos involuntarios y la sensación de querer vomitar, le hicieron notar que no estaba acostada en una cama, sino en un auto, y que este se movía.

El regusto agrio de su boca le asquearon, reconoció la amargura del líquido impreso en su dentadura.

La sensación de agobio, los pensamientos turbios, sus sentidos adormecidos, la nube de su mente que distorsionaba los recuerdos de cómo terminó ahí. Umi no estaba segura de lo que estaba ocurriendo.

—Tantos años de trabajo, dónde eh visto cientos de cosas inverosímiles, nunca creí que algo podría volver a sorprenderme, Sonoda-sensei.

La voz atravesó sus sensibles oídos. En eco, rebotó de un lado hacia otro con el tono armonioso difícil de olvidar. No costó tanto esfuerzo lograr asociarla con la dueña, tan mística y tranquila cómo sólo ella podía ser.

—Nozomi-san.

—No parece que se te dificulte lidiar con las resacas —Una ligera risa acompañó su respuesta—. Eso se debe a que tienes un buen aguante o porque estás acostumbrada a ellas. Me pregunto si debería preocuparme.

Resaca. Eso era lo que martilleaba su mente. Cómo para comprobarlo, sintió que algo le golpeó con fuerza cuando un auto pasó zumbando a su lado, pitando las bocinas.

—El tráfico al atardecer es bastante pesado en Tokio. Todos tienen ganas de llegar a casa para olvidarse del estrés, y a veces, hasta de la misma familia.

—¿T-Tokio? —musitó con la garganta reseca y el ligero pánico que la confusión le provocaba— ¿D-Dónde está Honoka?

A Nozomi pareció causarle gracia su lamentable estado debido a la pequeña risa que soltó.

—Bueno~ su mánager se la llevó en la mañana, no sé cómo, pero estaba antes que cualquiera en el hotel y dijo que tenían algunos asuntos con los fans en la ciudad, se quedarían un par de días.

—¿Eso es… cierto?

—Honestamente, dudo que lo sea, pero debo creerlo.

Umi permaneció recostada, más confundida que antes, sopesando lo que acababa de escuchar, ¿se había llevado a Honoka? ¿Cómo no se dio cuenta? Apretó los puños, enojada contra sí misma, ni siquiera recordaba el momento en que se durmió.

—¿Cómo llegué a este auto? ¿Qué pasó? —Quiso saber.

—Antes de eso, aquí hay agua y unas aspirinas que deberías tomar. Y comer algo también. Lo siento, cuando me detuve seguías dormida, no estaba segura de qué podrías querer una vez despertaras así que conseguí lo que Eli suele tener.

Sus extremidades crujieron al levantarse de los sillones traseros para sentarse. Reconoció el mismo Mini Countryman que la llevó a Kioto, sólo que esta vez, Riko no estaba ahí para hablar del libro o de la película. Sólo era la productora, que le señalaba en el portavaso, una bolsa de compras antes de volver a mirar la carretera.

No sabía si tomarlo, o abrir la puerta del auto y lanzarse en medio de la carretera. Por suerte, algún conductor se apiadaría de ella y la destrozaría en segundos, sin darle tiempo a quejarse por el dolor.

Pero desear eso era demasiado bueno incluso.

Estaba en conflicto. Los recuerdos de la noche anterior, aunque difusos, estaban ahí, cerniéndose sobre ella, vigilando sus movimientos a la espera de que se rompiera. Lo último que recordaba con claridad, era ver a Honoka charlando felizmente con la asistente de las productoras, Hanayo.

Ver cómo se divertían y cómo parecían disfrutar de lo que sea que hablaran, le revolvía las entrañas. Sumado a que no había podido hablar con ella en los dos días del evento, ¡sólo quería que hablaran más! Que le diera el mismo trato que a los demás, tan amigable y simpática, esa luz que tanto necesitaba para poder continuar con esto. En cambio, sólo se la había pasado ignorándola, no sabía si adrede o no.

Pero en su conflicto interior, incluso si Honoka lo hacía inconsciente, simplemente no podía soportarlo. Los celos nacían y se hacían fuertes con cada sonrisa que era para alguien más. Lo intentó duro, entender sus acciones. No logró hacerlo, y en vez de ser más perseverante y esperar, dejó que la tentación del alcohol le ganara. Aún con la prescripción médica de no tomar nada y con las advertencias de Maki.

Quería recordar lo que pasó para alejarse, ¡pero también quería olvidar el dolor de sus sentimientos!

Y… lo arruinó.

Cualquier pequeña oportunidad que tenía lo echó por la borda, se rindió a sus sentimientos, a sus anhelos y esperanzas y en vez de darle alivio, la ahogaron.

—No les des tantas vueltas y bebe, no quiero tener que lidiar con un cadáver en mi auto. Eso queda bien sólo en las películas —Nozomi dijo en un tono que intentaba sonar bromista, pero era más seriedad y preocupación.

Suspiró pesadamente. El dolor en su cabeza no le permitía siquiera culparse. Le costó mucho orgullo extender sus manos para tomar la bolsa con las pastillas, el agua y una ensalada de espárragos.

—Gracias… —susurró apenas. Destapó la botella y se tomó un par de tabletas de una vez. La frescura en su garganta fue inmediata.

—Respondiendo a tu pregunta, Yazawa-san me llamó esta mañana, me dijo que necesitaba que Kousaka-san estuviera en unos eventos y por eso la fue a recoger, también dijo que Kousaka-san te encontró indispuesta en la reunión y te acompañó al Hotel pero como Riko tenía su llave y tu bolso estaba dentro, optó por llevarte a su cuarto.

—¿E-Eso fue todo?

—Eso fue todo lo que me dijo. Aunque, cuando te encontré, estabas durmiendo al lado del baño y por los ojos hinchados y tu ropa húmeda, creo que estabas llorando —Nozomi suspiró mientras negaba levemente—. Tengo mis dudas de que haya sido un simple acompañamiento.

—Yo… l-lo siento.

—Era bastante tarde y el tiempo de estancia se acababa así que pedí que me ayudaran a traerte a mi auto. Eli está en el suyo con Hanayo y Riko, tenían que dejarla en Kanatsugawa y dado tu estado, preferí traerte a ti solamente.

Respiraba con dificultad, el interior del vehículo se sentía demasiado acalorado, discordaba con el frío de las afueras que empañaba los cristales. La ira la envolvió. Ira contra sí misma, contra su debilidad. Y también miseria, al sentir que la poca esperanza y valentía que logró recaudar, se iba de sus manos como la arena.

—Yo… lo arruiné. Lo siento, lo arruiné todo —Soltó las palabras con pesar. Dolía decirlos en voz alta.

—¿Qué fue lo que arruinaste exactamente? —Nozomi preguntó tras unos segundos— Umi-san… realmente ni yo ni Eli sabemos qué está pasando contigo y Kousaka-san. Sabía que ella de alguna forma hizo impacto en ti y, ¿sabes? No estamos en contra. No somos quién para ir contra los deseos del Dios Aizen~ y no es la primera vez que pasa algo entre nuestro equipo de trabajo… aunque sí es la primera vez que nos encontramos con esto. Así que, teniendo en cuenta lo mucho que todos dependen de este proyecto, creo que merecemos saber lo que está pasando con nuestra protagonista y nuestra escritora, ¿no crees?

No dijo nada de inmediato, intentando que su mente ahora menos nublada gracias a las aspirinas, pudiera evaluar lo conveniente que sería revelar su historia. Hasta ahora sólo confiaba en Maki como su confidente, quién se había propuesto a ayudarla en todo, y no sabía si ver a la psiquiatra que le recomendó como una amiga, pese a su primera sesión antes del viaje.

Por otro lado, Nozomi parecía alguien de confiar, llena de sabiduría y con gran experiencia en la vida. Miles de historias reales y ficticias pasaban frente a ella cada día, ¿no la hacía alguien valiosa para aconsejar y calmar su intranquilo corazón? El problema era que también fungía como su jefa. Si ella conocía la tensión existente entre ambas, el pasado, el anhelo, la culpa y el presente actual, ¿la sacaría del proyecto? ¿La apoyaría?

Su película no podría ser cancelada ahora que las fichas se habían lanzado, ¿o sí?

¿Debía tomar el riesgo y sincerarse con Nozomi-san?

—Tu silencio es más preocupante Sonoda-sensei.

—No sé si sea correcto decirlo —respondió—, no sé si termine de arruinarlo más.

—Tú ya conocías a Kousaka-san antes, ¿verdad?

La pregunta la tomó por sorpresa. Alzó la mirada cabizbaja y por el espejo retrovisor, notó que Nozomi la miraba con la sonrisa de alguien que había pillado el secreto.

—Lo supe desde la audición —continuó diciendo—, la viste como alguien a quien no vez en tanto tiempo, y lo confirmé durante el viaje, lo mucho que ambas se veían cuando la otra estaba descuidada y sobretodo, en el desayuno antes de la conferencia; cuando contaste tu historia.

—Por eso le pediste que opinara —dijo, asustada de lo observadora y peligrosa que la mujer era.

—Se notaba afectada por lo que contabas, sólo le di la oportunidad de responderte directamente. Además, Nico insistió mucho en darle la oportunidad de audicionar, fue tan lejos como para chantajearnos por unos favores en cosas pasadas, ¿por qué alguien se tomaría tantas molestias? Y cuando hablamos con Honoka antes, en una entrevista previa, parecía tan segura de que lo lograría. Porque la conocías.

—Yo… ¿Quién más lo sabe?

—Probablemente soy la única —sonrió orgullosa de sus habilidades, para después fruncir el ceño ligeramente—. No le he dicho a Eli aún, pero lo sabrá sin duda. Así que, ¿qué tal si empiezas a contarnos cuál es tu relación real con ella?

En su interior retumbaban temores difusos y pensamientos pesimistas que la acusaban de nuevo.

—Ella es… o fue… mi mejor amiga. Y en ese entonces, no entendí lo mucho que significaba para mí hasta que… hasta que… —Sus palabras se cortaron, imposible de continuar entre el llanto que amenazaba con aparecer de nuevo.

—¿Sólo quieres recuperar su amistad…? ¿O es algo más profundo que eso?

—La verdad es que… —¿Negarlo más? ¿Seguir escondiendo sus sentimientos? Sentía que hacerlo era un retroceso, necesitaba en vez de eso, comenzar a creer que podría lograrlo—La amo. La quiero de vuelta en mi vida, la necesito.

—Umi-san, eso es… ah~ parece que esta charla seguirá otro día, me temo que hemos llegado a tu departamento.

Dirigió su mirada hacia el exterior, el auto alentaba cada vez más su marcha y pudo ver a pocos metros, la entrada a su complejo habitacional. Se veía tan extraño después del tiempo transcurrido, el guardia que vigilaba la entrada lucia igual de imperturbable e indiferente como siempre.

—No quería que las cosas fueran tan mal, nunca fue mi intención dañarla de nuevo —aseguró con voz angustiada, preparándose para bajar del auto. Esperaba que el entumecimiento de su cuerpo no fuera demasiado y lograra caminar sin levantar sospechas.

—Sólo quiero saber una cosa más antes de posponer la charla —El auto se detuvo justo en la entrada al tiempo que la voz de Nozomi se escuchaba más fuerte—. Esta noche, ¿intentaste hacerle algo a Kousaka-san? En nombre del amor se comenten muchos errores, pero los crímenes son los irreparables

La productora dijo lo último con una voz fría, casi monótona. Había una amenaza indirecta en ella.

Apretó la bolsa en sus manos, queriendo romperla para aligerar la furia que sentía.

—No recuerdo mucho —respondió, sincera. Las imágenes con ayuda de la calma de las pastillas, hicieron fila en su mente para mostrarle un escaso panorama de lo sucedido—. C-Creo que sólo dije cosas. No hice nada… n-no estoy segura.

La mujer suspiró pesadamente, parecía que estaba pensando demasiado el asunto y odió tener que involucrarla en sus errores. No era lo que tenía planeado.

—Trataré de hablar con ella, si es que Nico-san me deja. No quiero que deje la película, no después de haberla proyectado tan alto. Pero si es necesario, tendremos que hacerlo. Espero que comprendas que tendrás que lidiar con las consecuencias, si eso llegara a pasar, diremos que fuiste tú quién lo decidió.

La sola idea la aterró más de lo que hubiera pensado, ¿cuál sería la reacción de sus fans? ¿De su editora? Esto podría significar la destrucción de su carrera… pensarlo sólo hizo que el desprecio aumentara.

—Estoy viendo a un psiquiatra —Soltó de pronto, sorprendiendo a la propia Nozomi que volteó a verla—. Tengo un síndrome, un tipo de amnesia que me impide recordar con claridad mi pasado con Honoka. Si logro descubrir lo que realmente pasó, podré hablar con Honoka y hacer que todo este sufrimiento termine. Si es que ella me deja. Sólo… esta película me puede dar esa oportunidad. No puede acabarse.

Un golpe en la ventana llamó su atención. El guardia que había estado vigilante, les estaba apurando para que se movieran, otros autos esperaban acercarse a la entrada. La productora hizo un gesto y un guiño coqueto al que el tipo reaccionó de inmediato con un carraspeo y una sonrisa tonta.

—Hombres~ —canturreó divertida—. Me alegra que estés haciendo algo al menos, y no dejándote llevar solamente. Ya veremos cómo va todo~ las cartas me dijeron que esta película sería un éxito y las estrellas han apuntado su esencia a todos nosotros y hasta ahora, no me han fallado. La benten y la bimbogami que están destinadas a estar cerca~ algo me dice que todo irá bien.

Sonrió genuinamente, imaginándose a sí misma como la diosa de la música al lado de Honoka con su sombrero de paja. Nunca había creído en supersticiones, pero la forma en cómo la productora las decía, le hacían creerlas por primera vez.

—Espero así sea —dijo, tomando su pequeña maleta que estaba en el suelo y antes no notó. Bajó del auto con rapidez, saludando al guardia que estaba de vuelta en su lugar—. Las llamaré para reunirnos las tres y hablar.

—Estaré esperando tu llamada Sonoda-sensei~

El auto arrancó deprisa, dando paso a los otros coches con los conductores enojados. Aunque había recibido algo de optimismo, lo cierto es que el peso de su error era demasiado para cargar.

Por suerte, sus piernas funcionaban de maravilla, permitiéndole caminar con premura hasta el ascensor y subir a su apartamento, dónde seguramente Maki la esperaba. En el transcurso, revisó su celular, verificando las llamadas perdidas y los mensajes de voz de su amiga que no pudo localizarla desde la noche anterior, también había un mensaje que seguramente Nozomi envió, avisándole de la hora de su llegada y lo que más o menos había pasado, según las mentiras de la mánager de Honoka.

Tal como esperó, apenas abrió la puerta, fue recibida por los brazos preocupados de la compositora, que la apretaron con fuerza.

—¡No sabes lo preocupada que estaba por ti, Umi!

No pudo más. Todos los sentimientos reventaron de nuevo, en una explosión de lágrimas y llanto. La abrazó con fuerza de vuelta, dejando que todo su dolor saliera, lo mucho que había soportado con la indiferencia de Honoka, por los celos y por lo que de nuevo no recordaba hacer.

—¡L-Lo siento, ¡l-lo s-siento! —gimió entre sollozos que le partían el alma—. ¡No quiero que Honoka se vaya, no quiero que me deje de nuevo!

Maki la mantuvo por un buen rato entre sus brazos, calmándola. No era la primera vez que la sostenía así, y odiaba que la anterior no haya sido la última.

¿Cuántas veces tendría que llorar hasta que pudiera arreglarse todo? No quería admitirlo, pero la pregunta de Maki de sí valía la pena pasar por todo, la agobiaba.

Quería hacer que lo valiera, que al final del camino encontrara la felicidad.

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Tuvieron que pasar dos semanas para que la calma encontrara a Umi de nuevo. Días en los que tuvo tiempo suficiente para replantearse sus acciones, hablar con Maki de todo lo que pasó y el que no haya podido evitar el alcohol como se supone debía hacer.

También fue en ese tiempo donde pudo hablar con Eli y Nozomi para contarles la historia. Nozomi se mostraba comprensiva, Eli estaba enojada por todos los riesgos que significaba el que tuviera lazos con Honoka. No reparó en sus regaños, en lo poco profesional que fue al involucrar sus sentimientos en asuntos laborales, y más aún, por haberles mentido. Merecían saberlo, ya sea para evitar la contratación de la chica, o al menos para mantener el control de la situación.

Para su desconcierto, aunque las tres esperaban que Honoka se retirara, no fue así. Eli habló con ella cuando aún no sabía nada, y le dijo que no abandonaría la película de ninguna forma. Sus fans esperaban mucho de ella y con la reacción del público, no quería defraudarlos ni a ellos ni a sí misma. Igualmente se disculpó por su abrupta ida sin avisarles antes, afirmando que era un evento de última hora y que había dejado a Umi durmiendo en la cama cuando se fue.

No hubo mención de nada más, ni sonaba tan diferente a su usual animosidad. Quedaba claro que negaría cualquier otra versión y que su mánager la encubriría, no sabían si enfrentarla y obligarla a decir la verdad sería lo mejor.

Quedando sólo en la versión de Umi, las productoras decidieron que la película continuaría tal como estaba planeado, salvo que la escritora no participaría activamente cómo lo pensaron al principio, su principal trabajo seguiría siendo el guión y sólo podría estar presente para la revisión de las escenas una vez grabadas, evitando de esta forma, cualquier encuentro que generara problemas, al menos para Umi quién parecía ser la más afectada.

El rodaje comenzaría en dos meses en el set de la empresa, para después trasladarse a Kioto, Shinguku y Shibuya.

Umi aceptó las condiciones, lamentándose por perder sus pocas oportunidades de remediar sus faltas. Aun así, juró que, sin importar el tiempo, se encargaría de poder aclarar las cosas con la chica que amaba.

Aun si ella no la aceptaba, necesitaba escucharlo de sus propias palabras para poder avanzar realmente. Encontrar la paz de su alma, de su corazón y de su propia vida.

—Tu caso es extraordinario Umi-san, pocos he visto con estas características y muy pocos tienen el interés de recuperarse —La tierna e impostada voz se escuchaba a su lado cómo un analgésico que reducía la molestia de la aguja intravenosa en su brazo—. El consumo prologando del alcohol durante todos estos años más el estrés y el shock traumático al que te sometiste, te generaron una especie de amnesia retrógrada psicógena, bloqueando el recuerdo específico de lo que crees que hiciste mal. Al principio creí que lo habrías eliminado por completo, pero cuando dijiste que recuerdas esos gritos, significa que hay una gran posibilidad de acceder a ellos.

—Y por eso estoy aquí —habló, sin atreverse a mirar a la psiquiatra. Sabía que tendría una sonrisa alentadora, que no merecía por lo que había hecho. Una sola sesión bastó para diagnosticarla, y ahora, estaba en la primera sesión dónde era medicada—. Lamento no haber podido cumplir con no beber de nuevo. Y-Yo…. No pude soportarlo.

—Es normal que pasara —dijo restándole importancia—. Es decir, estás enfrentándote a la abstinencia, y es un duro proceso para llegar a la sobriedad completa. Sin embargo, eso retrasó el tratamiento, si quieres recuperar tu memoria, debes hacer todo el esfuerzo para no retrasarnos de nuevo. Necesitamos nivelar la falta de vitamina B1 en tu sistema para que la amnesia no siga llevándose más recuerdos de los que has perdido.

—¿Sólo tengo que esperar? —preguntó, mortificada. La blancura extrema del consultorio, junto a la comodidad del diván en el que estaba recostada, apenas lograban calmarla. Se sentía tan incapaz de lograr algo.

—Esto es sólo una de las cosas que hay que hacer —continuó la mujer de cabellos cenizos. Antes no la veía como una amiga, ahora la veía como el punto de enclave entre su pasado y su presente—. Además de la medicina, tenemos que traer de vuelta esos recuerdos con hechos. Y nada es mejor para recordar el pasado, que volver a el.

El dolor en su brazo se agudizó por un momento, cuando se movió para lograr verla directamente. Estaba confundida.

—¿Qué quiere decir?

La psiquiatra sonrió, llevándose la mano al rostro para proyectar el surgimiento de una gran idea.

—Hablaste antes de tu amiga Maki, ¿verdad? Y de cómo ella habló de la lejanía de tus padres durante tu período en el hospital, y el hecho de que no has hablado con ellos en todos años. Creo que ese podría ser un buen inicio.

Umi lo pensó fríamente. Era cierto que la comunicación con sus padres se cortó después de su ingreso a su universidad, y si era sincera, no le importaba en absoluto. Se centró solamente en la culpa y el no sentir a Honoka a su lado.

No así, lo que dijo Maki era extraño, y si ella no estaba interesada en ellos, ¿por qué ellos tampoco lo estaban en ella? ¿Acaso tenían algo que ver en todo el asunto? ¿Ellos podrían ayudarle a descubrir lo que tanto le atormentaba?

Regresar al lugar donde todo inició. Su hogar. Ese era su siguiente paso.

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N/A:

Hello~ Primero debo decir que prácticamente todas las pistas de aquél pasado están ya dichas, tanto en el relato de Umi como en el de Honoka, nada más oculto, lo prometo (¿?) Así que a sacar esas teorías de nuevo, ¿mantienen las que tienen? ¿alguna nueva? ¡Háganme saber!~ Y segundo, decir que la etapa de pre-producción de la película está terminada, a ver cómo les va a Umi y Honoka durante el rodaje, ¿podrá Umi cumplir con no acercarse? ¿Qué habrá en su casa que pueda darle un poco de luz?

Agradecimientos especiales a OddM, vamos por KotoNico o MakiNico (?) y a Ninja Britten y su refrescante shuriken xD

¡Gracias a todos!