Aquí estoy de nuevo con una más de mis locuras, pero antes de pasar al capítulo, primero responderé sus lindos reviews.
Azera.- Si, y será aún más triste, te lo aseguro. Me alegra que te haya gustado, a mi en lo personal me gusta esa pareja, y como ves aquí esta el siguiente capítulo. Nos vemos.
Min-SakAngel25.- Vaya, gracias, en realidad me sonrojas, realmente espero que esta historia también sea de tu agrado, a mi también me fascinan los H/D, pero dale una oportunidad a esta pareja, ya verás que haré todo lo posible porque te agrade. Nos vemos.
Sakura Sanpe.- Claro ¿necesitas mi ayuda? Creeme que a Dumbledore le espera un buen regaño de parte de Molly y otros magos, así que estate al pendiente. Nos vemos.
Amaly Malfoy.- También mi pareja favorita es el H/D, pero esta pareja también me gusta, claro que tardará en desarrollarse una relación amorosa, pero valdrá la pena la espera. Cuídate y nos vemos pronto.
Aiosami.- Me alegra que te haya gustado, yo también a veces odio a ese viejo manipulador --, oh, claro Remus es tierno y protector y se volverá aún más protector con Harry, te lo aseguro. Bueno, nos vemos luego.
PotterGrangerHermione.- Muchas gracias. Pues creo que con esta actualización aún te quedarás con algo de intriga, pero no te preocupes a más tardar en dos semanas estará el siguiente capítulo.
KagomeBlack.- Que bueno que te ha encantado, me esforcé mucho en plasmar los sentimientos de ambos. Bueno, creo que ahora Remus se siente con la obligación de velar por la seguridad de Harry en vista de que el padrino ya no puede hacerlo, snif. Claro que habrá mucho Harry/Remus, esa es la intención. Nos vemos.
Sakuratsukamori.- Muchas gracias, jaja, es que Harry da mucho material para hacerlo sufrir… no te preocupes, lo irán descubriendo poco a poco, ya que, aunque no se han dado cuenta, se necesitan. Nos vemos.
MARIA-JONAN.- Si, hay muy pocas historias sobre ellos, siendo que pudiera ser una buena pareja flash. Jajaja, si esa frase la dice Sirius en el quinto libro ¿lo recuerdas? Es lo que intenté plasmar en el capítulo anterior, el que son complementos y como tales se necesitan, y aunque suene cruel, el dolor que sienten por la muerte de Sirius los ayudará a unirse. No te preocupes, también rescataron a Hedwig. Nos vemos luego.
elmerodeador.- Gracias, y te aseguro que las continuaré pronto. Nos vemos.
Pekenyita.- Que bueno que te ha gustado, yo también tenía ganas de una historia así, con esa pareja, no te preocupes aquí esta el siguiente capítulo. Nos vemos.
Cristal Melody.- Si, es triste, y será aún más triste, te lo aseguro. Y nop, no volverá a la vida, en uno de los siguientes capítulos explicaré el porque. Sobre que tan larga va a ser la secuela de "Por un Juego" aún no lo se, te puedo decir que serían entre 8 o 10 capítulos, pero lo mismo pensaba de Devuelveme la Vida y aún voy en el trece y todavía no se ve el final, así que no te lo puedo decir. Nos vemos.
Saya Kudo.- Que bueno que te gustó el capítulo, gracias, me esfuerzo en hacerlo de esa forma. A mi también me gustó y creo que las analogías les quedan muy bien ¿no lo crees? Claro, nos vemos.
Ali.- Tal vez tengas razón y se dé más seguido esa relación, aunque más bien estamos acostumbradas a verlos de esa forma, aún así yo creo que esta pareja puede darse, gracias por los animos. Besos.
Yaz.- Que bien que te gustó, intenté hacerlo de esa forma para que quienes lo leyeran se sintieran de la misma forma, y veo que dio resultado. Cuídate y nos vemos pronto.
Sandra.- Por supuesto!!! Nos vemos.
Luzi Snape.- Gracias por lo que dices y sip, parece que va a estar interesante. Nos vemos.
Serendipity-789. Nop, no es muy habitual. Bueno, recreo esos pensamientos porque por lo general, como seres humanos, nos enfocamos más en lo negativo que en lo positivo, tendemos a exagerar eso en vez de ver lo bueno de la vida, y si, es como tu dices, tengo que meterlos en la situación. Aún no lo se, según como se desarrollen las cosas. Nos vemos.
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CAPITULO DOS.- No te dejaré caer.
Caminaba por un largo pasillo, que dolorosamente le resultaba familiar, ya había estado en ese lugar solo una vez, al final del último curso, o al menos, solo una vez en su realidad, aunque la verdad era que ya había estado en ese pasillo decenas de veces en sus sueños, en sueños que le acarrearon la peor de las pérdidas.
Continuó caminando, conciente del camino que llevaba, hasta llegar a una sala circular, la puerta tras de él se cerró, sumiéndolo en una completa oscuridad. No había ningún sonido que le indicara que había alguien a su lado, lo que consecuentemente significaba que estaba solo. De pronto, una puerta frente a él se abrió de golpe, provocando que saltara ligeramente por la sorpresa. Entrecerró los ojos tratando de ver mejor en medio de una gama de colores que salían disparados de un lado a otro. Pudo observar, que detrás de esa puerta, dos figuras se movían de manera ágil, esquivando los rayos multicolores que se dirigían hacia ellos. Una de las figuras era más alta que la otra, pero la otra iba vestida de negro, en un atuendo aterradoramente familiar. Pudo reconocer que la fuente de esos rayos multicolores eran las varitas que cada uno sostenía, por lo tanto, dedujo que era un duelo de magos.
Ese pensamiento lo hizo estremecerse, sabía que estaba en el Departamento de Misterios del Ministerio de Magia, y sabía perfectamente que tal vez la escena que veía no sería de su agrado. Detrás de los magos que peleaban pudo distinguir algo: parecía un pedazo de tela vieja y sucia que ondeaba ligeramente con si un suave viento lo meciera, el pedazo de tela pendía de un arco de piedra que cualquiera diría llevaba ahí varias centenas de años y que con un solo toque podría venirse abajo. Pudo sentir como su corazón se detenía y sus pulmones dejaban de respirar cuando pudo reconocerlo: Era el velo por donde había caído Sirius.
-¡Eso es lo mejor que puedes hacer! – escuchó que uno de los magos le gritaba al otro, reconociendo inmediatamente la voz de ese mago. Su desesperación creció, sabía lo que ocurriría después, tenía que evitarlo, no podía permitir el perder a un ser tan querido, a su única familia. Pero entonces, antes de que el pudiera hacer algo para evitar lo inevitable, un rayo le dio directamente en el pecho a ese mago. Su largo cabello negro comenzó a cubrir su rostro a medida que caía. Era él... no había duda… el largo cabello, los ojos azules abiertos por el terror y el dolor… era… su padrino... ¡¡Era Sirius!!
-¡¡¡Nnnnnnoooooo!!! – gritó dispuesto a correr y evitar que cayera, no se permitiría el perderlo una vez más, no lo dejaría caer. Corrió, corrió todo lo que sus piernas podían, corrió con todas sus fuerzas, dispuesto, incluso a arrojarse a ese velo y buscar a su padrino, pero cuando estuvo a punto de llegar a la puerta que la conduciría hacia su padrino, la habitación circular comenzó a dar vueltas a una velocidad vertiginosa, haciéndolo detenerse en seco.
La imagen de su padrino cayendo desaparecía momentáneamente a través de las puertas cerradas de la habitación, volviendo a aparecer en la puerta abierta, para volver a desaparecer cuando el resto de las puertas pasaban frente a él.
-¡Alto! – gritaba desesperado – ¡Basta! ¡Detente! – la imagen pasaba como en cámara lenta, veía a Sirius cada vez más cerca del velo, su mirada llena de miedo, y su sonrisa de triunfo, caía cada vez más, acercándose a su fatídico destino... hasta que finalmente... cayó dentro del velo... para no salir...
-¡¡¡¡¡SIRIUUUUUUSSSSS!!!!!
-Oh, Dios mío, intenten mantenerlo quieto mientras intento suministrarle el medicamento – pidió una desesperada Señora Pomfrey
Harry se retorcía y gemía con fuerza intentando, inconscientemente, de librarse del asimiento que lo mantenía preso. Tenía mucha fiebre y deliraba constantemente. En ese momento se encontraba en una vieja habitación, estaba recostado en una cama, mientras la Señora Weasley estaba a su lado con los ojos llenos de lágrimas y la señora Pomfrey al otro, con una poción en una inyección, lista para aplicársela a Harry. Remus estaba sentado al lado de Harry, sujetándolo por los hombros, tratando de mantenerlo inmóvil el suficiente tiempo como para que Poppy pudiera inyectarle la poción, pero el chico seguía retorciéndose como si sufriera por la maldición Cruciatus, no quería ejercer demasiada fuerza por temor a lastimarlo, pero se temía que tendría que hacerlo para poder suministrarle la poción. Así que le sujetó los hombros con la mayor fuerza que, siendo el hombre lobo que era, poseía, logrando inmovilizar a Harry el tiempo suficiente para que Ponfrey inyectara la poción, en cuanto terminó, rápidamente soltó al chico.
Harry continuó retorciéndose, pero a medida que la poción circulaba por su sangre, los espasmos fueron menguando hasta casi desaparecer, sin embargo, aún continuaba con fiebre y deliraba.
-He hecho todo lo posible – comenzó la medibruja en tono cansado – la poción de lágrimas de fénix debe de reestablecer las heridas internas, como las costillas rotas, curé el golpe en la cabeza y mejilla, y por medio de un conjuro le he suministrado los nutrientes necesarios para evitar anemia. Lo que me preocupa es la fiebre y los constantes delirios. Espero que con la poción que acabo de inyectarle, la fiebre también desaparezca.
-¿Y qué... si no baja? – preguntó con voz temblorosa la señora Weasley. La señora Pomfrey le regresó una mirada sombría
-Desaparecerá – vino la voz segura de Remus – tiene que desaparecer. – La señora Weasley y Pomfrey intercambiaron miradas preocupadas.
-Tengo que irme – anunció la medibruja – cualquier cosa envíenme una lechuza
-La acompaño Poppy y de pasó les digo a los chicos el estado de Harry – Molly salió tras la medibruja, dejando a Remus con Harry.
El hombre lobo acercó su mano al rostro de Harry, acariciando con sutileza su contorno, deteniéndose unos momentos en su mejilla, donde minutos antes había estado un cardenal. Reprimió las intensas ganas de despedazar a los muggles que habían dañado al hijo de sus mejores amigos, se recordó que tenía que permanecer a su lado para cualquier cosa que pudiese necesitar, sin embargo, en cuanto Harry mejorara, tendría que hablar seriamente con Dumbledore.
Su mano descendió suavemente por el cuello del chico, sintiendo la suavidad y el ardor de la piel, llegó hasta donde iniciaba el hombro derecho y con sumo cuidado hizo a un lado la tela del pijama que le cubría, viendo con expresión sombría las marcas que sus propias manos habían dejado en el joven cuerpo al intentar inmovilizarlo para inyectarle la poción. Le acarició con delicadeza, cuidando de no lastimarlo más.
-Lo lamento – musitó – lamento no haber estado antes para ti, lamento haber dejado que Dumbledore me convenciera que era necesario regresarte a ese sitio, lamento el daño que te causó el estar solo, sin alguien en quien confiar durante todo ese tiempo, pero te prometo, que de ahora en adelante, ya no vas a estar solo, no permitiré que lo estés y haré todo lo posible por que la soledad no vuelva a rodearte.
Acomodó la camisa del pijama cubriendo las marcas. Harry continuaba con fiebre, movía de un lado a otro su cabeza, tal vez en un intento inútil de despejarla de tantos demonios que le atormentaban.
-Si... rius – murmuró Harry en medio de su delirio. Remus reaccionó ante la mención de ese nombre, y enseguida sus ojos dorados se cubrieron de sombras. Acarició de forma ausente el cabello de Harry, apartando unos mechones que se adherían a su frente debido al sudor.
-Si, hay veces en que yo también desearía que estuviera a mi lado – murmuró sin dejar de acariciar el cabello del chico – él era más fuerte que yo, y mucho más decidido, y sobre todo tenía un mejor sentido del humor que el mío... – sonrió con tristeza – Nos hace falta ¿cierto Harry? – los ojos de Lupin comenzaron a llenarse de lágrimas y un nudo en su garganta hacía que su voz comenzara a temblar – pero ya no esta con nosotros, y debemos superarlo, tu más que nadie debe seguir adelante, duele, es cierto, pero es un dolor que debemos aprender a sobrellevar. A Padfod no le hubiera gustado vernos en este estado. ¿No lo crees?
Como respuesta solo recibió el insistente movimiento de Harry en medio de pesadillas que lo torturaban, lo cual solo terminó por herirlo más, por hacerlo sentir culpable de no estar al lado del chico, cuando éste más lo necesitaba. Cerró los ojos en un afán de alejar el dolor, pero sabía perfectamente que eso era imposible, el dolor seguía ahí, en su alma resquebrajada, en su corazón roto, bombeándose a cada latido, circulando a través de su cuerpo como un veneno que lo mataba poco a poco, consumiéndolo sin misericordia.
Abrió los ojos para encontrarse con que Harry empeoraba, el chico comenzó a mover su cuerpo de un lado a otro, su respiración era entrecortada, como si se le dificultara el respirar. Su cuerpo volvía a transpirar, y la ropa comenzaba a adherírsele debido al sudor que lo empapaba.
-Si... rius... no... no caigas – murmuraba con voz entrecortada – no... no me... dejes
Una lágrima rodó por la mejilla de Harry, trazando su camino hasta perderse entre las mantas. Remus tomó las manos de Harry, en un intento de transmitirle que estaba a su lado, Harry instantáneamente se aferró a ellas. Pudo sentir la piel fría del chico, algo que le asustó, pues se suponía que tenía fiebre y por lo tanto sus manos al igual que el resto de su cuerpo debían de estar ardiendo y no heladas. Sintió el impulso repentino de llamar a la señora Pomfrey de vuelta, pero se contuvo, la mujer ya había hecho todo lo que podía por Harry, así que ya no habría más que esperar a que fuera el propio Harry quien despertará.
¿Pero y qué si ya no quería despertar? Tal vez la fiebre se debía al deseo de no despertar y sumergirse en un mundo creado por el mismo. Él había sufrido mucho a lo largo de su vida, y tal vez ya no quisiera seguir sufriendo, tal vez se había encerrado en sus recuerdos en un deseo de alejarse de su cruel realidad Lo observó detenidamente, movía su cabeza de un lado a otro, su ceño estaban fruncido, y sus labios murmuraban palabras dolorosas. No... tampoco la irrealidad en la que se había sumergido debía de causarle felicidad, al contrario, parecía herirlo más... no... definitivamente no lo dejaría quedarse encerrado en su mente, ni mucho menos lo dejaría consumirse por el dolor, el mismo dolor que atormentaba el alma del licántropo ¿Pero que podía hacer?
Una idea comenzó a surgir en su mente, viendo como las manos de Harry se aferraban a las suyas como si temiera que lo abandonara... tal vez...
Comenzó a quitarse los zapatos, hizo a un lado la manta que cubría el delgado cuerpo y se deslizó entre ellas, cuidando de no perturbarlo, con movimientos lentos se acomodó en la cama para luego atraer a Harry hacia él. Al principio no resultó muy bien, Harry continuaba agitándose y delirando. Lo abrazó con mayor fuerza, sin llegar a lastimarlo. Acomodó el rostro de Harry contra el hueco de su cuello, movió una de sus manos hasta tenerla a la altura de su cabello y comenzó a acariciarlo suavemente, mientras ejercía una ligera presión sobre su pequeña cintura... demasiado pequeña para un chico de su edad...
Poco a poco el cuerpo tembloroso fue tranquilizándose, y los delirios fueron menguando hasta convertirse en murmullos apenas audibles. Las manos de Harry se aferraron a su túnica en busca de algún apoyo, aferrándose con fuerza, como si temiera que en algún momento se alejase y lo dejara solo nuevamente.
-Tranquilo Harry – le dijo con delicadeza – tranquilo, no pienso dejarte en ningún momento... te lo prometo.
El licántropo relajó su cuerpo, no queriendo transmitirle ninguna tensión al chico, continuó con sus caricias en un afán de tranquilizarlo, sintiendo el ahora suave respirar de Harry contra su cuello. Y entonces, pudo percibir claramente el olor de Harry, un olor mezcla de bosque y dulce, pero también con tintes amargos, ya antes lo había percibido, pero ésta vez había algo diferente, el olor a bosque era más intenso, pero Harry nunca había estado en uno, salvo por el Bosque Prohibido en Hogwarts, pero de eso hacía mucho ¿entonces porque el olor era más penetrante ahora? Esta vez, la deliciosa esencia era más fuerte que nunca. Una extraña sensación comenzó a invadirlo, como si fuera algún tipo de sentimiento cálido que le provocaba estremecerse ligeramente. Alejó cualquier tipo de pensamiento referente a eso, seguramente eran los efectos del acercamiento de la Luna llena, su cuerpo se volvía sensible a cualquier contacto. Al menos ahora, Harry estaba seguro de que a su lado no le permitiría caer en ese abismo que intentaba consumirlo. Sin darse cuenta, el sueño lo fue venciendo lentamente, hasta quedarse dormido al lado de Harry.
Estaba de rodillas en medio de la habitación circular. Su rostro estaba cubierto por lágrimas que lo surcaban salvajemente. Sus ojos estaban fijos en esa puerta donde veía la cruel realidad que lo torturaba día tras día, minuto a minuto... segundo a segundo. Mostrándole una y otra vez la forma en que su padrino caía a través del velo. En cuanto caía, la escena volvía a iniciarse desde el duelo con Bellatrix, para caer luego por ese maldito velo que le arrebataba lo que más quería en el mundo, a la mezcla de padre y hermano que para él era Sirius.
Ya no hacía ningún intento por correr y detener la caída de Sirius, sabía que estaba soñando y que el objetivo del sueño era torturarlo sin misericordia. Era el recordarle que estaba solo, el que por su culpa la única persona que había llegado a amarlo ya no estaría más a su lado.
Cerró los ojos en un intento fallido de alejarse de ese sueño, de despertar y no ver la cruel verdad que lo atormentaba. La habitación comenzó a llenarse de un frío denso, sentía como su cuerpo comenzaba a temblar presa del frío que lo invadía. Se abrazó así mismo en un intento fallido de darle calor a su tembloroso cuerpo.
-Si... rius... no... no caigas – murmuraba con voz entrecortada a la vez que se mecía de adelante hacia atrás – no... no me... dejes
Pero en su interior sabía que Sirius lo había dejado, que nunca más lo tendría a su lado, porque su padrino ya no tenía vida... estaba muerto...
Muerto...
Era la palabra que se repetía una y otra vez en su mente...
Muerto...
Sin vida, sin posibilidad de que estuviera nuevamente a su lado, sin tener la oportunidad de tener un hogar donde realmente lo amaran...
Muerto...
Al igual que sus esperanzas de sentirse amado nuevamente...
Muerto...
Repetía una y otra vez, atormentándose cruelmente con el sentimiento de dolor que lo carcomía por dentro, dolor que quemaba cada una de sus neuronas; dolor que lo quemaba como fuego sobre su piel; dolor que lo ahogaba presionándole la garganta sin permitirle respirar, asfixiándolo con lentitud, disfrutando de su agonía, sin permitirle gritar, sin permitirle murmurar un adiós; dolor que lo destrozaba lentamente en medio de un tormento; dolor que lo lastimaba y que no dejaba de hacerlo...
La imagen de Sirius desapareció, pero la puerta continuó abierta, dejando ver al viejo velo ondeando apaciblemente. Harry no se percató de ello, continuaba con los ojos cerrados tratando de alejar su mente de todo ese dolor. No se dio cuenta de que el velo ondeaba con mayor fuerza, como si algo lo hubiera atravesado de repente. Murmullos apenas audibles invadían el silencio que lo rodeaba, murmullos inentendibles que llegaban a sus oídos como susurrados por el viento, murmullos de palabras que no alcanzaba a escuchar, pero que de alguna manera le eran familiares. Se sentía hipnotizado por ellos, quería saber de donde provenían esos murmullos, quien era el que le llamaba. Levantó su mirada y vio como el velo ondeaba apaciblemente, pero de un momento a otro, comenzó a mecerse con fuerza, y, por un segundo le pareció ver algo: la figura de una mujer...
Antes de que pudiera siquiera pensar en esa imagen la puerta por donde veía el velo se cerró de golpe, sumiéndolo nuevamente en la oscuridad, él no hizo ningún intento por salir de ahí, ni siquiera se movió, ni siquiera dejó de llorar, ni siquiera dejó de sentir dolor, volvió a cerrar los ojos, solo quería morirse y estar al lado de Sirius, solo quería dejar de vivir una vida de sufrimiento... solo quería dejar de existir...
De pronto, la habitación dejó de estar fría, y un poco de calor comenzó a confortarlo, observó a sus costados tratando de localizar la fuente de calor y pudo distinguir, a lo lejos y en medio de esa oscuridad que lo envolvía, un pequeño destello. Se quitó las lágrimas con la manga de su túnica y parpadeó un par de veces, pensando tal vez que su mente le jugaba otra mala broma, pero el destello seguía ahí, incitándolo a ir hacia él, llamándolo.
Con inseguridad se puso de pie, y vacilante comenzó a acercarse. Por una extraña razón, no sentía ningún temor al acercarse, era como si estuviera seguro que ese destello no permitiría que le hicieran más daño del que ya le habían hecho. Conforme se acercaba, pudo distinguir que se trataba de la silueta de una persona, sin embargo, no tenía rostro, todo su ser estaba compuesto por una halo de luz plateada, que vagamente le recordó a un patronus. El corazón comenzó a latirle con fuerza ¿Acaso sería Sirius? ¿Podría ser posible que su padrino estuviera ahí? ¿Qué quisiera llevarlo con él, lejos de todo ese dolor y sufrimiento? Pero no, la pequeña esperanza fue aplastada cuando se acercó a la silueta y notó con tristeza que no llevaba el cabello largo y no tenía su misma altura, pero aún así… continuó caminando.
Cuando solo un paso lo separaba de ese ser, la silueta cerró la distancia y lo abrazó con cariño. Al principio, Harry se tensó, no se había esperado ese acto, y mucho menos estaba acostumbrado a esas muestras de cariño, sin embargo, no opuso resistencia, en ese momento lo que más necesitaba y deseaba era alguien que comprendiera su dolor, su soledad... y su culpa...
Se aferró con fuerza a lo que fuera que lo estaba abrazando, no quería volver a quedarse solo en medio de esa oscuridad, no quería volver a ver a Sirius cayendo hacia el velo. Quería quedarse así, abrazado a esa persona, sintiendo la extraña sensación de que ahí era a donde pertenecía, de que al fin había encontrado el lugar donde podría ser feliz. Relajó su cuerpo en medio de ese abrazo, permitiendo que la calidez del cuerpo que lo envolvía lo confortara.
-Tranquilo Harry – escuchó que le decía con delicadeza – tranquilo, no pienso dejarte en ningún momento... te lo prometo.
Y por alguna razón... le creyó...
Sentía el cuerpo muy entumido, como si le acabara de pasar una aplanadora por encima, además de que sentía un pequeño dolor en sus hombros. Su cabeza le dolía y sentía nauseas, y pese a tener los ojos cerrados sentía que todo le daba vueltas. ¿Dónde estaba? No parecía que la cama sobre la que estaba fuera la de su alacena, no era tan cómoda, lo cual solo quería decir que estaba en otro lugar. Intentó moverse, pero su intentó no dio resultado, sentía una ligera presión sobre su cintura que lo mantenía inmóvil y una suave respiración contra su cabello que le producía cosquillas. Con mucho esfuerzo hizo su cabeza hacia atrás y abrió los ojos con dificultad, su visión era borrosa, alguien le había quitado sus lentes, pero eso no le impidió ver que era un hombre quien lo abrazaba.
Sin poder evitarlo, sus mejillas se tiñeron de un color rojo intenso, al percatarse de que estaba siendo abrazado por el Profesor Lupin. Por su mente paso la idea de librarse del abrazo, sin embargo su cuerpo no le respondía, no solo por lo débil que se sentía sino porque... se sentía tan bien estando ahí, podía sentir el suave palpitar del corazón de su ex profesor, y la tranquila respiración contra su cabello. Eran pocas las veces en que alguien lo abrazaba, y casi todos los abrazos provenían de la señora Weasley, pero este abrazo, por alguna razón era diferente. Observó con detenimiento el rostro de su ex profesor, seguía siendo joven, aunque algunas arrugas ensombrecían esa juventud, y su cabello castaño seguía veteado de gris. Lupin dormía placidamente, ajeno totalmente a su entorno. De pronto, algo en Lupin le hizo recordar la figura de su sueño ¿Sería Lupin quien lo había sacado de sus pesadillas? ¿Sería él?
Sus ojos comenzaron a cerrarse contra su voluntad, tenía sueño, pero no quería volver a dormir y soñar con la muerte de Sirius. Observó nuevamente el rostro de Lupin, parecía dormir con tranquilidad, sin incomodarle el estarlo abrazando. Una pequeña esperanza fragmentó las barreras de soledad que había construido a su alrededor. Tal vez... por una sola vez, podría dormir sin tener pesadillas...
Se abrazó con mayor fuerza el cuerpo del hombre frente a él, volviendo a acomodar su rostro contra el hueco de su cuello, aspirando un suave aroma que lo inundó de una seguridad que nunca había sentido. Cerró los ojos, permitiéndole al sueño adueñarse de él, seguro de que ya no habría más pesadillas mientras estuviera entre esos brazos.
Molly entreabrió la puerta de la habitación donde descansaba Harry, esperando encontrarlo mejor a como lo había dejado. Llevaba un poco de comida para Remus, el pobre hombre no había probado bocado desde que llegó con Harry en brazos, pidiendo ayuda para sanar las heridas del chico... en verdad se notaba cuan importante era para él Harry, tan importante era que no había salido de la habitación del chico desde que Poppy se fue, y de eso ya hacía más de dos horas.
Se asomó con cautela, cuidándose de no hacer mucho ruido y perturbar la calma que rondaba en la habitación. Había costado mucho trabajo callar los gritos de los gemelos y Ginny cuando les dijo que Harry estaría bien, tuvo que amenazarlos con hacerles crecer forúnculos en la cara para que se callaran. Observó dentro de la habitación, esperando encontrarse con el cansado rostro de Remus, pero nunca se imaginó lo que vio.
Remus estaba acostado junto a Harry, y el chico lo abrazaba con tanta fuerza, que por un momento le hizo pensar que Remus era una especie de salvación a la que él se aferraba.
Colocó la comida sobre una mesita al lado de la cama y se acercó en silencio para poder observarlos mejor. En cuanto tuvo una mejor vista, su corazón se estremeció al ver tan bella escena. Tanto Remus como Harry gozaban de un sueño tranquilo. Harry ya no se agitaba ni deliraba y al fin parecía haber encontrado la paz que necesitaba. Acercó su mano al rostro de Harry, esbozando una sonrisa de alivio al comprobar que ya no tenía fiebre y que estaba profundamente dormido. Tomó la manta que estaba sobre ellos, y la acomodó de tal forma que los cubriera a ambos y no sufrieran de frío.
Rápidamente se formó en su mente la imagen de un Harry herido en los brazos de Remus, esos malditos muggles... Tendría que hablar con el profesor Dumbledore acerca de la "seguridad" que representaba enviar a Harry a esa casa, cuando en La Madriguera estaría mucho mejor atendido...
Besó con suavidad la mejilla del chico, cuidando de no despertar a ninguno de los dos, tomó la comida y salió en silencio de su habitación...
Después de todo, la comida podía esperar, lo primordial era que Harry y Remus descansaran.
-¿Cómo se encuentra? – preguntó Ron al verla bajar de las habitaciones. Ron, al igual que los gemelos y Ginny estaban en la sala esperando tener noticias de Harry
-Ahora descansa, ya no tiene fiebre y es mejor dejarlo que duerma
-¿Y el profesor Lupin? – preguntó Ginny ayudando a su madre con la bandeja de comida
-Él también duerme, pobre, se preocupó mucho por Harry, y toda esa tensión aunada al hecho de que se acerca la Luna llena lo ha dejado muy débil
-El profesor Snape envió la poción wolfsbane, hay que dársela a beber para evitar...
-Lo se George, pero dejemos que ambos duerman... lo necesitan. – los cuatro pelirrojos asintieron en silencio, encaminándose hacia la cocina
-Esos muggles – murmuró Fred después de un momento de silencio – ¿cómo pudieron hacerle eso? ¡Harry es su sobrino!
-Pues parece que lo olvidan constantemente – murmuró George con desprecio
-¿Y el profesor Dumbledore no sabía lo que esos... esos muggles le hacían a Harry? – preguntó Ginny con un dejo de desesperación
-Debe de saberlo, después de todo fue él quien envió a Harry con ellos – dijo Ron con amargura a la vez que se cruzaba de brazos
-No digas eso Ron, no sabemos lo que el profesor pensó en aquel tiempo
-Pero aún así insistía en enviar a Harry allá cuando con nosotros estaría mucho mejor
-Ron tiene razón mamá – apoyó Ginny – si lo que le preocupaba a Dumbledore era la seguridad de Harry ¿Porqué lo enviaba a un lugar donde sufría maltrato?
-Cierto – corroboró George con decisión – tal vez no lo ha matado Quien-Ustedes-Saben pero estuvo a punto de morir por otras razones
-Por golpes y falta de comida en lugar de la maldición imperdonable
Molly guardó silencio. Sus hijos estaban molestos y tenían toda la razón en estarlo. Harry era para ellos como un hermano más, sobre todo para Ron, incluso para ella era como un hijo más. Tenía que usar cada fibra de voluntad que tenía para no apoyar a sus hijos en todo lo que decían, tenía que controlarse y esperar a que el profesor Dumbledore llegara y le explicara el porque de su actitud, no iba a permitir que Harry regresara con esos... muggles, o no señor, no permitiría que uno de sus niños sufriera eso. Harry ya había sufrido demasiado como para encima soportar ese tipo de maltrato.
-Hablaré con el profesor Dumbledore – dijo con decisión interrumpiendo la discusión entre sus hijos – y más vale que me de un buen motivo para no lanzarle un par de maldiciones.
Ron y los demás observaron a su madre con una mezcla de admiración, respeto y... temor. Sabían por experiencia propia como era su madre cuando se molestaba por que alguien se había metido con un miembro de la familia. Así que a Dumbledore le esperaba una sesión de regaños al puro estilo Molly Weasley.
Oh si, sería estupendo verlo
-¿Fred, trajiste las orejas extensibles? – le preguntó George en susurros
-Claro hermanito – le respondió en el mismo tono
-Esto será genial – murmuró Ginny a lo que Ron asintió.
¿Y bien? ¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado, así que no olviden enviarme al menos un review, se aceptan sugerencias, opiniones, amenazas (si, si, ya me estoy acostumbrando a ellas ) Nos vemos.
