Hola! Finalmente después de muchos meses he vuelto con el capítulo final de esta historia corta... Como les había comentado, estaba bastante delicada de salud para la época del último capítulo publicado (Octubre de 2021), finalmente tras un camino largo tuve una cirugía en diciembre y mejoró un poco mi calidad de vida, pasé enero en recuperación y en febrero de contagié de Covid, así que fue otro mes largo de recuperación /

Ya para marzo retomé mis actividades y bueno, casi finalizando abril puedo por fin decir que he terminado esta historia. Me divertí y emocioné mucho escribiéndola y más aún leyendo sus comentarios y apoyo. Les agradezco de corazón su apoyo, su compañía, su espera, su paciencia, han valido oro en los momentos duros que tuve que pasar y que ya he superado, esta historia y sus lectores me facilitaron mucho superar este episodio de mi vida.

Espero que les guste y que lo disfruten como yo disfruté escribiéndolo.

También aprovecho para contarles que he comenzado una nueva historia TodoMomo (Todoroki Shôto X Yaoyorozu Momo) de Boku no Hero Academia que espero comenzar a subir pronto para quienes les pueda interesar.

Nuevamente GRACIAS y hasta la próxima.

• • •

Entre Odios y Amores

Por Marce-chan

Capítulo 15

Las edificaciones comenzaban a hacerse visibles en el horizonte mientras el tren se acercaba velozmente a Edo, en el techo se hallaban cinco personas de pie que hasta hace poco habían ocupado un compartimiento, cuatro de ellos eran Yato y el último un humano relativamente común que portaba el uniforme negro del Shinsengumi.

-Recuerden-les advirtió Mutsu por tercera vez desde que habían abordado el tren-Sean prudentes, no deben llamar la atención.

-Nos separaremos aquí y nos encontraremos en la estación espacial-dijo Umibouzu.

-¿Dónde irán?-preguntó Kagura mirando a su padre y hermano.

-Debo reunirme con mi escuadrón-respondió Kamui-Después directo a la estación.

-Yo me adelantaré-respondió Umibouzu.

-Yo llevaré las tropas desde los muelles-dijo Mutsu.

-¡Oye!-dijeron Umibouzu y Kamui al unísono mirando a Sougo-Cuida de ella.

Sougo y Kagura los miraron sorprendidos.

-No necesitan decirlo-respondió él.

-Es hora-dijo Mutsu y los miró fijamente-No mueran, nos vemos pronto.

-¡Si!-respondieron todos a la vez y saltaron del tren.

Kagura avanzó corriendo a toda su velocidad en dirección a la Yorozuya, no miró hacia atrás ni una sola vez, había acordado con Sougo que en cuanto llegaran a Edo se separarían y se enfocarían en sus prioridades individuales y aunque no le agradara separarse de él tenía claro que la situación lo ameritaba. En la ciudad reinaba el caos y el centro de todo era la estación espacial en la que se vislumbraban explosiones y sacudidas lo que indicaba que la batalla ya había iniciado, Kagura entró a la zona de Kabukichô tomando todos los callejones y pasos ocultos que recordaba para pasar lo más desapercibida posible, finalmente llegó a la parte trasera del bar de Otose, atravesó un último callejón y subió las escaleras. La oficina de la Yorozuya estaba muy parecida a como la recordaba, se notaba el esfuerzo de Shinpachi por mantener todo igual. Kagura fue hacia el clóset que siempre había sido su cama y lo observó, pero se giró sobresaltada cuando sintió abrirse la puerta del dormitorio de Gintoki.

-¡Kagura-chan!

Shinpachi la miraba de hito en hito.

-Estoy en casa-sonrió Kagura.

-¿Qué ocurrió? ¿Estás bien?-exclamó Shinpachi acercándose-Elizabeth-san nos informó que te habían secuestrado.

-Eso intentaron-respondió Kagura-Pretendían llevarse a Sadaharu.

-¿A Sadaharu?-exclamó Shinpachi sorprendido-¿Quiénes eran?

-Naraku.

-¿Y qué pasó?-preguntó Shinpachi.

-Yo la salvé-respondió otra voz.

Kagura y Shinpachi dieron un respingo y miraron hacia la sala. Sougo se hallaba sentado en el sofá con los brazos extendidos sobre el espaldar y los pies sobre la mesa.

-¿Okita-san?-exclamó Shinpachi desconcertado.

-¿Qué haces?-chilló Kagura a su vez-¡Tenías que ir a buscar al Shinsengumi!

-Lo haré-respondió Sougo sin inmutarse-Pero quería ver que llegaras bien.

-¡Ya te dije que puedo cuidarme sola!-gritó Kagura.

-Que malagradecida eres, Gura-respondió Sougo.

Shinpachi miraba a uno y a otro boquiabierto.

-¡Ya está! ¡Llegué bien! ¡Vete!-gritó Kagura.

-¿Qué haces aquí, Okita-san?-preguntó Shinpachi.

-Acompañarla-respondió Sougo señalando a Kagura.

-¡Vete!-chilló Kagura más histérica que antes.

Sougo soltó un bostezo descarado y la ignoró. Kagura suspiró con impaciencia y le dio la espalda girándose hacia Shinpachi.

-¡Shinpachi! ¡Debemos ir a la estación! Sólo me cambiaré, no tardaré nada.

-Si, lo sé-respondió él-Estaba esperándote, los rumores dicen que Gin-san y los demás se encuentran ahí.

Kagura asintió con la cabeza sonriendo, pero al girarse a Sougo su expresión cambió abruptamente.

-¡Y tú!-le gritó apuntándolo con el dedo de manera acusadora-¡Ve a hacer lo que dijiste qué harías!

-Está bien, está bien-accedió Sougo divertido-Ya me voy.

Kagura se apresuró a buscar su ropa, se fijó en que Shinpachi había retomado su estilo de siempre, así que buscó su vestido de siempre y fue al baño a ponérselo, cuando salió ya sólo estaba Shinpachi en la sala, suspiró retomando la calma y salió junto a él de la Yorozuya, pero al salir al balcón Sougo estaba en la calle, frente al bar de Otose.

-¿Por qué no te has ido?-gritó Kagura.

Sougo la miró fijamente un momento, detallando su vestido, era el mismo estilo de antes, pero ya no era una niña, era una mujer. Kagura se dio cuenta de su mirada y se sonrojó.

-Que nostálgico-sonrió Sougo.

-¡Ve a buscar a Gori!-le exigió Kagura.

Sougo señaló al cielo, en dirección contraria a la ubicación de la estación.

-No tengo que buscarlo, ahí viene-respondió.

Shinpachi y Kagura observaron donde apuntaba, una nave muy extraña con forma de banana caía del cielo.

-¿Kondo-san se encuentra ahí?-preguntó Shinpachi desconcertado.

-Si-respondió Sougo y miró a Kagura-Nos vemos en la estación.

Kagura tenía muchos deseos de decirle que se cuidara, que no fuera imprudente, pero no fue capaz delante de Shinpachi, se limitó a asentir con la cabeza y cada uno tomó una dirección contraria, Kagura directo a la estación y Sougo hacia donde había caído la nave-banana.

La gran batalla final de Edo había concluido y después de muchos esfuerzos y sacrificios, entre los que contaban el de Takasugi Shinsuke, los samuráis habían vencido; la estación había quedado muy inestable tras el combate y se desmoronaba poco a poco, Gintoki, Shinpachi, Kagura y Sadaharu intentaban salir a la vez que rescataban y ayudaban a los civiles que habían quedado atrapados en el fuego cruzado, un grupo de personas había quedado atrapado por escombros.

-¡Yo me encargaré!-les gritó Kagura a los otros-¡Ustedes salgan de aquí!

-Pero, Kagura-chan-replicó Shinpachi.

-¿Estás segura?-preguntó Gintoki.

-Si-respondió ella.

Sadaharu se le acercó.

-Ve con ellos-le dijo Kagura-Yo puedo encargarme de esto sola.

-Te esperaremos afuera-dijo Gintoki.

Ella asintió a la vez que usaba su fuerza de Yato para levantar los escombros y abrir un camino para que la gente saliera, Gintoki, Shinpachi y Sadaharu se perdieron de vista mientras los civiles agradecían a Kagura y huían del lugar, ni bien Kagura soltó los escombros y la vista se le nubló, se sintió muy mareada de golpe y cayó de rodillas, se sentía muy débil, era la primera vez desde que había sido envenenada que usaba toda su fuerza y al parecer su cuerpo no lo estaba asimilando bien, intentó respirar profundo para recuperar la calma, pero le faltaba el aliento, sus músculos ardían y le dolía muchísimo la cabeza, antes de darse cuenta ya había perdido la consciencia.

Mientras tanto, el resto de la Yorozuya logró salir de la estación; en la parte de afuera caían muchos escombros y el Shinsengumi en pleno se hallaba evacuando a los civiles y heridos de la batalla, Sougo se percató de la salida de la Yorozuya y se acercó a ellos a toda prisa.

-¡Danna!-exclamó-¿Se encuentran bien?

-Si-respondió Gintoki-¿Ustedes?

-Vivos-respondió Sougo mirando alrededor-¿Dónde está Gura?

-¿Gura?-repitieron Gintoki y Shinpachi al unísono.

-La China-explicó Sougo con impaciencia.

-Se rezagó un poco ayudando a algunos civiles atrapados-respondió Shinpachi-Debe estar por salir.

Sougo resopló exasperado, sintió una mirada sobre él y se giró, Kamui lo miraba a la distancia mientras ayudaba a algunos de los miembros heridos de su escuadrón de Harusame, sacudió la cabeza en un gesto interrogativo, Sougo negó con la cabeza y señaló hacia el interior de la estación, Kamui entornó la mirada, claramente irritado, Sougo entendió perfectamente y se giró hacia Gintoki.

-¿En qué piso?

-El tercero-alcanzó a responder Gintoki.

Pero Sadaharu acababa de agarrar a Sougo por la chaqueta y se lo echó al lomo.

-Sadaharu puede guiarte, Okita-san-dijo Shinpachi al comprender las intenciones del Inugami.

-Por favor-murmuró Sougo posando su mano en la cabeza de Sadaharu.

El perro le respondió con un ladrido y entró a toda prisa a la estación; mientras entraba, Sougo le hizo un gesto con la mano a Kamui que lo siguió con la mirada.

-Si algo le pasa lo partiré en dos, señor policía-le gritó.

Sougo se sonrió mientras Sadaharu avanzaba a toda prisa entre el humo, la gente y los escombros,

-Ubicación Gura-murmuró Sougo a la pulsera que portaba en su muñeca izquierda.

El mapa gpsapareció proyectado sobre su mano, pero no fue necesario, Sadaharu sabía hacia dónde dirigirse, subió los tres pisos con gran agilidad y fue directo al lugar donde habían dejado a Kagura, los escombros y los civiles ya no estaban, Sougo vislumbró una figura en el suelo y se bajó del Inugami antes de que se detuviera.

-¡Gura!

El dolor comenzaba a amainar y el cansancio cedía, Kagura abrió lentamente los ojos, aún respiraba agitadamente, pero ya no le dolía tanto la cabeza ni le ardían los músculos, la estación estaba en condiciones similares a lo que recordaba, pero ya casi no se veía gente ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Dónde estaban los demás? ¿Sougo estaría bien? Se incorporó muy rápido y su cabeza dio con algo duro, pero no le importó, se enderezó lo que pudo para poner la pulsera que portaba en su muñeca derecha a la altura de su boca.

-Ubicación Sou-exclamó.

El mapa gps apareció proyectado encima de la pulsera y el punto amarillo que indicaba la ubicación de Sougo aparecía en el mismo lugar donde ella se encontraba.

-¿Qué?-murmuró ella sacudiendo la pulsera-¿Se averió?

Suspiró desalentada y volvió a dejarse caer recostada en el suelo, levantarse tan rápido la había mareado.

-Oye-dijo una voz.

Kagura levantó la mirada, la cara de Sougo estaba encima de ella, extrañamente sangraba por la nariz, entonces se dio cuenta que se hallaba con la cabeza sobre sus rodillas.

-¡Sou-kun!-chilló al verlo-¿Qué te pasó?

-Acabas de darme un cabezazo, tonta-se quejó Sougo sosteniéndose la ensangrentada nariz.

Kagura comprendió lo que acababa de pasar y no pudo evitar reírse.

-Perdón-se rio-No fue mi intención.

-Idiota-se quejó Sougo irritado, pero a la vez aliviado de ver que estaba a salvo.

-¿Qué sucedió?-preguntó Kagura-¿Cómo llegaste hasta aquí?

Sadaharu se asomó desde detrás de Sougo y ladró amigablemente.

-¡Sadaharu!

-Ni siquiera tuve que usar la pulsera-dijo Sougo-Él me trajo. Te encontramos inconsciente.

-Es verdad-murmuró Kagura-Moví unos escombros para rescatar a unas personas y al rato me sentí muy mal, creo que aún no eliminó del todo el veneno de mi cuerpo.

-¿Te sientes mejor?-preguntó Sougo-¿Puedes moverte?

-Claro que si-respondió Kagura levantándose-Estoy bien.

Pero no pudo evitar marearse y tambalearse, Sougo la sostuvo justo a tiempo.

-Si, se nota-le dijo con sarcasmo.

-Lo siento-se disculpó Kagura temblando-No puedo mantenerme de pie…

-No te disculpes-respondió Sougo tomándola en sus brazos y subiéndola al lomo de Sadaharu-Tenemos que salir de aquí, esto se cae a pedazos.

-Tengo escalofríos-murmuró Kagura temblando descontroladamente.

Sougo se quitó la chaqueta, la envolvió con ella y la rodeó con los brazos a la vez que subía al lomo de Sadaharu detrás de ella.

-Vamos.

Sadaharu tenía una gran intuición y tomó el camino más corto y libre de obstáculos para salir de la estación, todo estaban esperándolos afuera.

-¡Kagura!

-¡Kagura-chan!

-¡Sougo!

-¿Se encuentran bien?

Se vieron rodeados de gente en cuanto estuvieron fuera, Sougo bajó del lomo de Sadaharu y ayudó a Kagura a bajar.

-¿Qué le pasó?-preguntó Kamui apareciendo detrás de Sougo-¿Por qué tiembla de esa manera?

-El veneno aún le afecta-respondió Sougo.

-¡Oye calvo!-gritó Kamui-¿No se suponía que la habías inmunizado?

Gintoki y Shinpachi se miraron desconcertados mientras Umibouzu se acercaba.

-Le di el antídoto-explicó-Pero cada organismo lo asimila de diferente manera.

-¿Nos pueden explicar que está pasando?-preguntó Shinpachi impaciente.

-Kagura-dijo Gintoki-¿Por qué llevas el uniforme del Shinsengumi?

Kagura se sobresaltó.

-¿Es tu chaqueta, Sougo?-preguntó Hijikata extrañado.

Kagura se la quitó por instinto, de modo que la chaqueta cayó al suelo, Sougo no pudo evitar pasar por alto el detalle.

-¡Él me obligó a ponérmela!-gritó Kagura.

-¡Ella me la robó!-exclamó Sougo a la vez.

Yorozuya y Shinsengumi intercambiaron miradas desconcertadas, Umibouzu y Kamui se miraron con cierta complicidad, Sougo se apresuró a recoger su chaqueta y separarse del grupo.

-Hay mucho que hacer, vamos Kondo-san, Hijikata-san.

Kondo, Hijikata y el resto del Shinsengumi lo siguieron.

-¿Qué fue eso, Kagura-chan?-preguntó Tae.

-No sé de qué hablas Anego-respondió Kagura-¿Quieren sacarme de aquí? Me muero de frío.

-Vamos-dijo Gintoki encabezando la marcha.

Pasaron algunas semanas mientras Edo se reconstruía y los heridos de la batalla se recuperaban, Kagura y Sougo se veían esporádicamente en medio de las reconstrucciones, pero estando rodeados de gente nunca hablaban; ambos se echaban de menos, pero la situación era compleja, tanto uno como otro se sentían avergonzados y no se atrevían a enfrentar el asunto. Una vez todos los heridos estuvieron recuperados se celebró una gran fiesta por la victoria y el regreso de la Yorozuya, quienes fueron los últimos en llegar.

Kagura observó a Sougo sentado con el Shinsengumi, se sentía apenada, pues la última vez que se vieron ella le había hecho un desaire delante de todos, pero lo cierto era que le daba miedo ver la reacción de la gente de Edo cuando se enteraran que estaban juntos; la relación de la Yorozuya y el Shinsengumi era buena en batalla pero en la cotidianidad siempre había sido tensa, también le daba miedo que Sougo estuviera molesto con ella, cuando se habían encontrado él no la determinaba y tenía razón para comportarse así. Como era la primera vez que compartían un espacio social, tenía que esforzarse, mientras Gintoki bebía sake y Shinpachi hablaba con su hermana, Kagura esperó hasta que se liberó el asiento junto al de Sougo y fue a sentarse a su lado.

-Hola…

Sougo se sobresaltó al escucharla, había estado ensimismado y no se había dado cuenta en el momento que ella se había sentado.

-Hola-se limitó a responder.

-¿Estás molesto?-preguntó Kagura.

-No ¿Debería?-respondió Sougo.

Kagura lo miró impaciente, era evidente que estaba molesto, ni siquiera la miraba.

-Supongo que no.

-¿Entonces que haces aquí?-preguntó Sougo-La verdad no deberías hablarme ¿Qué dirán tus amistades?

-¿Acaso a ti no te da miedo lo que piense el Shinsengumi cuando se entere?-replicó ella.

-En realidad me preocupa más el Danna-respondió Sougo sinceramente-Pero no me paré a pensar en eso cuando entré a sacarte de la estación ni cuando te puse mi chaqueta.

Kagura iba a replicar, pero justo en ese momento Yamazaki se acercó.

-Capitán Okita, venga a beber un trago con nosotros.

Sin decir nada más Sougo se incorporó y fue con ellos, Kagura suspiró desalentada, él tenía un punto muy válido. Decidida a enmendarse estuvo toda la fiesta detrás de él, incluso tuvo el atrevimiento de apoyarse en su hombro con el brazo, pero Sougo se separó, después de eso Kagura decidió no intentarlo más.

La fiesta había terminado y la Yorozuya se retiró, a pesar de que Sougo seguía en el bar Kagura no miró atrás al salir, él la siguió con la mirada cuando se fue, sentía el impulso de seguirla, pero no podría decirle nada delante de Shinpachi y Gintoki; suspiró desalentado, miró a su alrededor, todos estaban ebrios, incluido Kondo que estaba excesivamente festivo, le hubiera gustado contárselo, pero en cuestiones amorosas no era el mejor consejero, más cuando estaba borracho y en la presencia de Shimura Tae.

Se agachó en su asiento colocando la cabeza entre las rodillas y agarrándose el cabello con fuerza, lo superaba la frustración.

-¿Qué se supone que haga?-se quejó para sí-Ella se acobardó primero ¿Qué espera? ¿Acaso pretende que yo asuma esto por ambos?

-Eres hombre y eres mayor, es lo mínimo-respondió una voz.

Sougo se enderezó de un salto y miró a su lado.

-¡Hijikata-san!-exclamó al verlo-¿Estabas escuchando?

-Si hablas en voz alta en un lugar lleno de gente es normal que alguien te escuche-replicó Hijikata como si fuera muy obvio.

-Creí que estaban todos ebrios-murmuró Sougo enfurruñado.

-Pues yo no-respondió Hijikata-Y comprendo tu predicamento, pero te aconsejo que tomes las riendas de la situación y actúes como el hombre que se supone que eres.

Sougo lo miró con irritación.

-¿Cuál situación? Ni siquiera sabes de lo que estaba hablando.

-¿Hablabas de la China, no?-preguntó Hijikata sin inmutarse.

Sougo lo miró con la boca abierta.

-¿Qué…? ¿Cómo…?

-¿Están saliendo juntos?-preguntó Hijikata sin miramientos.

Sougo se quedó sin habla, no esperaba que alguien del Shinsengumi se hubiera dado cuenta y mucho menos Hijikata.

-¿Qué fue lo que pasó en Bushuu?-preguntó Hijikata al ver que Sougo no tenía intenciones de responder.

Sougo suspiró largo y profundo, no podía creer que estuviera hablando de algo tan importante y tan personal con Hijikata, pero necesitaba consejo, necesitaba algo que lo ayudara a resolver su confusión. Antes de siquiera pensarlo ya había empezado a hablar, le contó todo lo sucedido desde su encuentro con Kagura en el puente hasta su regreso a Edo, pero fue cuidadoso en omitir los detalle incómodos o demasiado íntimos.

-Entonces-respondió Hijikata sin dar espera-¿Estás enamorado de ella?

Sougo se limitó a asentir mecánicamente con la cabeza sin mirarlo ni moverse.

-Siempre lo estuviste-reiteró Hijikata.

-Bueno… Yo…-titubeó Sougo.

-No es una pregunta-lo interrumpió Hijikata-La estabas esperando en el puente.

-¿Eso es lo que concluyes de todo lo que te conté?-se quejó Sougo.

-Es el punto del asunto-respondió Hijikata sin inmutarse-No es como que la situación los unió y nacieron los sentimientos, esos sentimientos siempre estuvieron ahí.

Sougo sacudió la cabeza.

-Siempre me pregunté porque te comportabas así con ella-sonrió Hijikata con cierta nostalgia-La molestas de un modo particular, pero también te preocupas por ella y la proteges cuando está en peligro… Si soy sincero nunca se me ocurrió pensar que fuera amor.

-¿Por qué se trata de una niña?-replicó Sougo a la defensiva.

-Porque nunca te imaginé capaz de sentir algo tan puro por alguien que no fuera Mitsuba-respondió Hijikata.

Sougo lo miró sorprendido.

-Yo tampoco me creía capaz-confesó-Pero cuando me di cuenta ya no había marcha atrás.

-Piensa en eso y compórtate como un hombre-le dijo Hijikata-Tienes que asumir y enfrentar la situación.

-¿Cómo sé que ella no va a volver a acobardarse y a hacerme otro desplante?-replicó Sougo.

-Por lo que pude ver esta noche, ella estaba intentando compensarte y tú la evitaste-respondió Hijikata-Puedes ser realmente insoportable cuando quieres ¿Sabes?

Sougo volvió a suspirar profundamente.

-Lo sé.

Se incorporó.

-Supongo que me tragaré el orgullo e iré tras ella.

-Deberías esperar un rato o ir en la mañana-le aconsejó Hijikata-El tipo de la Yorozuya estaba muy ebrio y no creo que lo tome muy bien si se entera.

-Buen punto-respondió Sougo.

Y se volvió a sentar.

Kagura caminaba detrás de Shinpachi que llevaba a un muy ebrio Gintoki, sintió la presencia de Kamui tras ella, pero al girarse se encontró con Katsura y Elizabeth en sus muy bizarros disfraces, después de mandarlos a volar retomó su camino detrás de sus amigos, pero se sentía muy intranquila, no le gustaba como habían quedado las cosas con Sougo, pero tampoco se le ocurría que hacer.

-¿Estás bien, Kagura-chan?-preguntó Shinpachi-Te notó algo rara.

-Sólo estoy cansada-respondió ella-No me pasa nada.

Siguieron caminando en silencio, aunque Shinpachi la miraba de reojo por ratos, finalmente llegaron a la Yorozuya donde Sadaharu los esperaba, Shinpachi acostó a Gintoki en su habitación y fue a despedirse de Kagura que ya se había puesto su pijama y acomodaba su cama del clóset.

-¿Segura que estás bien, Kagura-chan?-le preguntó-¿Aún te sientes mal por eso del veneno?

-Me encuentro perfectamente-respondió ella sin mirarlo.

-¿Puedo preguntarte algo?-murmuró Shinpachi.

Kagura no respondió ni se movió.

-¿Qué fue todo eso que pasó con Okita-san?-preguntó Shinpachi-¿Qué fue lo que pasó después de Naraku intentó secuestrarte y él te ayudó?

-Es una larga historia y no estoy de ánimo para contártela-murmuró Kagura subiéndose a su cama, mientras Sadaharu se acomodaba en la parte baja como siempre-Es muy tarde y quiero dormir. Buenas noches.

Y sin esperar respuesta cerró la puerta del clóset, Shinpachi suspiró con resignación, sabía que algo había pasado durante ese período de tiempo, sabía que Sougo tenía algo que ver, sabía que había algo diferente entre esos dos y le preocupaba, pero en algo Kagura tenía razón, era muy tarde y era momento de dormir.

-Buenas noches, Kagura-chan-murmuró antes de salir del apartamento para dirigirse a su casa.

Kagura suspiró y se dio vuelta para quedar de cara a la pared del clóset, no podía con la intranquilidad que sentía y aunque se sentía muy cansada, no tenía ni pizca de sueño, dio vueltas en su cama mucho rato hasta que Sadaharu se despertó.

-Perdón Sadaharu-se disculpó ella acariciándole la cabeza-¿Te desperté?

El inugami negó con la cabeza y le señaló la puerta, intentando levantarse.

-¿Quieres salir?-le preguntó Kagura.

Sadaharu le indicó que si con un ladrido, Kagura le abrió la puerta y Sadaharu salió del clóset, yendo directamente hacia la puerta de entrada y se quedó sentado delante de esta.

-¿A dónde quieres ir?-le preguntó Kagura.

Sadaharu la llamó con ladridos bajos, señalándole la puerta con movimientos de la cabeza, Kagura se levantó y fue hacía él.

-¿Qué pasa?-le preguntó-No hay nadie afuera.

Sadaharu siguió señalándole la puerta.

-¿Quieres ir al baño?-le preguntó Kagura.

Sadaharu negó con la cabeza y, ya agotada su paciencia, quitó el cerrojo con la pata y abrió la puerta con el hocico de un solo tirón. Sin que ninguno de los dos lo esperara ahí estaban, Sougo y Kagura frente a frente, Sougo acababa de llegar y había estado a punto de tocar, se quedó con el puño en el aire, paralizado por la repentina aparición de Kagura.

-¿Qué haces aquí?-murmuró Kagura estupefacta.

-Yo…-titubeó Sougo.

Se quedaron en silencio evitando mirarse un largo rato, Sadaharu bostezó abiertamente y regresó a acostarse al clóset.

-¿A qué viniste?-volvió a preguntar Kagura.

-Sé que me porté mal esta noche-murmuró Sougo-Pero la verdad es que… No duermo bien sin ti.

Kagura se sobresaltó, no esperaba que le dijera eso, pero la sorprendió más darse cuenta que ella tampoco dormía bien sin él.

-Si, te portaste mal-respondió recuperando el aplomo-Pero yo me porté mal contigo en la estación.

-Comprendo porque lo hiciste-respondió Sougo-Pero creo que no podemos seguirle dando largas al asunto, en algún momento todos deben enterarse… Y si tú no te sientes bien asumiéndolo yo lo asumiré por los dos.

Kagura dio un respingo, la enterneció sobremanera la sinceridad de Sougo, fue entonces cuando se permitió sentir de lleno lo mucho que lo extrañaba desde que habían regresado a Edo y se habían visto obligados a separarse, se lanzó a sus brazos y lo besó de lleno en la boca, en un beso corto pero muy dulce, Sougo le correspondió de la misma manera y la rodeó con los brazos acunándola en su pecho.

-No imaginas la falta que me has hecho estos días, Gura-susurró.

-Ni tú-respondió ella acurrucada en su pecho-Yo tampoco duermo bien sin ti, Sou-kun.

-Perdóname por ser tan inmaduro-murmuró él.

-Perdóname tú por ser tan cobarde-respondió ella-No es necesario que lo asumas por los dos, lo asumiremos juntos.

Se miraron a los ojos y conectaron sus frentes sonriendo. Kagura se separó y lo tomó de la mano, llevándolo hacia el clóset.

-Vamos a dormir, estoy muy cansada.

-Pero…-titubeó Sougo mirando alrededor-Si el Danna nos encuentra…

-Gin-chan duerme todo el día después de una borrachera como la de hoy-respondió Kagura-Ni siquiera notará que has estado aquí.

-Está bien.

Sougo observó el espacio del clóset, nunca había dormido en un lugar así, pero lo estrecho de cierta forma era una ventaja, pues le permitía estar más cerca de ella y no había algo que deseara más en ese momento. Se acostaron y cobijaron, Sougo de espaldas a la pared y Kagura delante de él, rodeada por sus brazos, cerraron el clóset y cayeron dormidos casi de inmediato, era totalmente cierto, no dormían bien si no estaban juntos.

A pesar del estrecho espacio, Sougo dormía tan plácidamente que no despertó al escuchar el timbre, ni cuando se escuchó movimiento cerca de donde se encontraba y de pronto la puerta del clóset se abrió de par en par.

-¡Kagura!-gritó Gintoki con la resaca a flor de piel-¿Por qué no abres la…?

Sougo se incorporó aún dormitando y vio a Gintoki plantado delante y completamente estupefacto; todo pasó en un instante, la expresión de Gintoki cambió y Sougo percibió el peligro, pero antes de que pudiera reaccionar, alguien lo apartó y su cabeza dio contra la pared del clóset, cuando abrió los ojos vio que tenía sangre en la ropa, Sadaharu salió corriendo y se refugió en la sala, Sougo alzó la mirada, la mano de Kagura había desviado la trayectoria de la bokutô (espada de madera) de Gintoki que se hallaba clavada en la pared del clóset y con su cuerpo había empujado a Sougo fuera del peligro, de ahí surgía la sangre.

-¡No, Gin-chan!-gritó ella manteniéndose firmemente delante de Sougo.

-¡Gura!-gritó Sougo-¿Estás bien?

-¿Gura?-repitió Gintoki con un dejo de locura en la voz-¿Acaso dijiste "Gura", Okita-kun?

-Danna…-intentó explicar Sougo.

Pero Gintoki estaba fuera de sí, intentó sacar la espada de la pared, pero estaba clavada y Kagura seguía sosteniéndola, así que la soltó y dirigió ambas manos hacia el cuello de Sougo, quien claramente no tenía intenciones de defenderse.

-¡Gin-chan!-chilló Kagura.

Se interpuso nuevamente y Gintoki, sin quererlo, agarró el cuello de ella en lugar del de Sougo, Sadaharu gimió al escuchar el chillido de dolor de Kagura y se lanzó sobre Gintoki mordiéndole la cabeza, Sougo le agarró ambos brazos con las manos y los torció en ángulos antinaturales, Gintoki volvió en sí, pero más que por el dolor fue por la expresión de la cara de Sougo.

-Si no la sueltas ahora mismo-dijo el capitán con un brillo escarlata en la mirada-Te arrancaré los brazos.

Gintoki retrocedió varios pasos y cayó sentado en el suelo al mismo tiempo que Sadaharu lo soltaba.

-¿Qué rayos está pasando?-gritó Shinpachi parado en la puerta desde donde había presenciado todo.

Corrió hacia Gintoki que seguía pasmado a pesar de que le sangraba la cabeza donde Sadaharu lo había mordido y tenía los brazos amoratados.

-¿Estás bien, Gin-san?-exclamó Gintoki agachándose a su lado-¿Kagura-chan…?

Al seguir la dirección de la mirada de Gintoki se quedó igual de pasmado que él, en el interior del clóset estaban Kagura y Sougo, enlazados, ella lloraba asustada y él se había quitado el pañuelo que hacía parte del uniforme del Shinsengumi y le vendaba con éste la herida de la mano, era desconcertante verlos en esa tónica, pero lo que más impactó tanto a Shinpachi como a Gintoki fue la expresión de genuina ternura en la cara de Sougo y la delicadeza con la que trataba a Kagura.

-¡¿Okita-san?!-gritó Shinpachi al verlo.

El mencionado salió del clóset y ayudó a Kagura a salir.

-Puedo explicarlo-murmuró con precaución.

-Podemos-murmuró Kagura que ya había recuperado el aplomo.

-¿Qué rayos significa esto?-dijo Gintoki incorporándose y enfrentándolos.

Tanto Sougo como Kagura sentían miedo de la furia de Gintoki, pero ninguno retrocedió, se limitaron a mirarlo.

-Danna-dijo Sougo con suavidad-La China y yo estamos enamorados.

Tanto a Gintoki como a Shinpachi se les vino el mundo encima. Gintoki respiró profundo y miró a Shinpachi.

-Shinpachi-le dijo seriamente-Ve a traer al calvo y al hermano idiota. Ahora.

-Ellos ya lo saben-dijo Kagura.

Gintoki y Shinpachi se giraron hacia ella. Kagura se limpió la cara, estaba del todo serena otra vez.

-Si se sientan y se calman-les dijo-Con gusto les explicaré lo que está pasando.

Gintoki volvió a mirar a Shinpachi.

-Shinpachi-volvió a decirle-Ve a traer al Shinsengumi. Ahora.

-Ellos también lo saben-replicó Sougo.

-¿Ah si?-preguntó Kagura mirándolo.

-Bueno, al menos Hijikata-san-respondió Sougo rascándose la cabeza.

-¿Y Gori?-preguntó Kagura.

-Aún no, estaba muy ebrio-respondió Sougo-Y seguramente sigue ebrio ahora.

-No importa-dijo Gintoki-Este es un asunto muy importante entre la Yorozuya y el Shinsengumi. Tráelos, Shinpachi.

Shinpachi obedeció y tras lo que pareció una eternidad, particularmente para Sougo que tuvo que quedarse en la sala con Gintoki mientras Kagura preparaba el té, Shinpachi llegó de regreso, no sólo con el Shinsengumi en pleno, sino con Umibouzu, Kamui, Tae, Otose y casi todo el distrito de Kabukichô, todos y todas opinaron sobre la relación de Kagura y Sougo en lo que se tornó una escandalosa y acalorada discusión. Sougo aguantó lo que más pudo, pero era asfixiante para él que discutieran su vida íntima entre tantas personas, finalmente perdió la paciencia y salió al balcón de la Yorozuya, curiosamente Kagura estaba ahí, sentada en el suelo mirando hacia la calle.

-Te tardaste-le dijo al verlo-Llevo como media hora aquí.

-No podíamos esperar otra cosa-suspiró Sougo sentándose a su lado.

-¿Y qué haremos?-le preguntó ella.

-Estar juntos-respondió Sougo-Para mi no importa lo que digan o piensen ellos, la verdad.

-¿Ni siquiera lo que piense Gin-chan?-preguntó Kagura.

-Es la única opinión que me importa, aparte de las de tu hermano y tu padre-asintió Sougo.

-No reaccionó muy bien a la primera-murmuró Kagura.

-Si iba a oponerse no tenía que llamar a todo Kabukichô-respondió Sougo encogiéndose de hombros-Creo que es su forma de decir que no le agrada pero que lo aprueba, aunque sea a regañadientes.

-Pareciera que me conoces muy bien, Souchirô-kun-dijo Gintoki apareciendo detrás de ellos.

-Danna-murmuró Sougo nervioso.

-Gin-chan-murmuró Kagura.

-Hay mucha gente hablando a tu favor allá adentro-le dijo Gintoki-Y también hay mucha gente en contra, pero el calvo y el hermano idiota curiosamente hablaron a tu favor.

-¿Qué?-reaccionaron Kagura y Sougo a la vez.

-Dijeron que la has cuidado más que a tu propia vida-respondió Gintoki-Y si ellos lo dicen debe ser verdad… Eso es suficiente para mí.

-¿Es en serio, Gin-chan?-preguntó Kagura.

Él los miró, ambos e devolvieron la mirada con los ojos muy abiertos y brillantes, expectantes.

-¿En serio la amas?-le preguntó Gintoki mirando directamente a Sougo.

-Muy en serio-respondió él.

-¿Y tú, Kagura?

-Lo amo-respondió ella decididamente.

-¿A pesar de todo?

-Él me ama a pesar de ser una Yato muy rara y violenta-dijo Kagura-Y yo lo amo a pesar de ser un sádico asesino.

Gintoki suspiró con resignación.

-Visitas supervisadas-comenzó a decir con tono autoritario-Ya sea aquí o en el Shinsengumi, nada de saliditas en las noches y no se les permite estar a solas más de…

-¡Gin-chan!-se quejó Kagura, mientras Sougo contenía la risa-¡Ya no soy una niña!

-¡No cumples la mayoría de edad aún!-exclamó Gintoki.

-¡En mi planeta la mayoría de edad es a los 16!-chilló Kagura.

-¡Pues en este planeta no aplica y en mi casa tampoco!-respondió Gintoki.

Se miraron furiosos, mientras Sougo los miraba intentando no reírse.

-Tómalo o déjalo-sentenció Gintoki.

-Bien-respondió Kagura a regañadientes.

-¡Oh! ¡Mira la hora!-dijo Gintoki-Creo que Souchirô-kun debería irse a su casa, las horas de una visita decente ya acabaron.

-¡Todo Kabukichô está adentro, Gin-chan!-se quejó Kagura-Además no es tan tarde.

-Para alguien que pasó la noche en mi casa sin autorización si lo es-respondió Gintoki-Es muy muy tarde.

-¡Gin-chan!-se quejó Kagura.

-Está bien-dijo Sougo incorporándose-Me llevaré al Shinsengumi, seguro me espera un regaño similar cuando lleguemos al cuartel.

-¿Estás seguro?-preguntó Kagura.

-Si-respondió él-Quiero hacer esto bien y si para eso debo cumplir las reglas del Danna, lo haré.

-Sou-kun-sonrió Kagura conmovida.

-Bien dicho, Okita-kun-dijo Gintoki-Ahora, adiós.

Sougo entró a la Yorozuya y sacó al escandaloso escuadrón del Shinsengumi, se despidió de los demás y al pasar junto a Kagura le tomó la mano suavemente y se la besó.

-Nos vemos mañana, Gura.

-Hasta mañana, Sou-kun.

Ella lo observó mientras se alejaba, el futuro se abría brillante ante ellos y muy al alocado estilo de Kabukichô toda su familia, sus amigos y conocidos los apoyaban, no podían pedir más.

Fin.