Tras los acontecimientos que llevaron al SquidBeak, y al ex-comando a encontrarse con esta aparente 'resistencia', Drake ya no estaba muy seguro si había sido buena idea revelarles a estos Octarianos la identidad de su raza, motivo?, pues que ahora mismo los seis estaban dando vueltas alrededor del pobre humano, preguntando de todo, y de vez en cuando tocando la ropa, o alguna parte en el cuerpo de este para la gracia de los agentes.
Pero después de detenerlos gracias a una mirada severa por el mismo pelicastaño, ambos grupos se dedicaron a quedarse esperando la aparición del Capitán Cuttlefish y su informante, aunque los susurros en los Octolings con respecto a la aparición de un Antiguo vivo seguía vigente.
No obstante, tras el transcurso de unos pocos minutos, el ruido de la maleza siendo apartada fue lo que atrajo la atención de todos, solo para luego ver como cierto anciano, y escurridizo Inkling aparecía para saludar a todos.
"¡Abuelo!" fueron las Squid Sisters las primeras en reaccionar, con Callie quien lo recibió con un abrazo mientras que Marie se contentó con poner ambas manos sobre el hombro de su mayor familiar.
"¡¿Abuelo estas bien, no te hicieron nada?!" preguntó con preocupación Callie, revisando que el susodicho veterano no tuviera alguna herida.
"Tranquilas, aunque sea viejo, sigo siendo un hueso difícil de roer!" bromeó el capitán separándose del abrazo de la idol de tentáculos negros, seguido de palmearse el bíceps del brazo con el que sostenía su bastón.
"Abuelo... Tenemos que hablar..." pero en eso anunció la Inkling de tentáculos blancos, cruzándose de brazos y enviando una seria mirada hacia el capitán. Por otro lado, la expresión de Marie también recordó a Callie el porqué estaban en esa situación, por lo que esta se puso al lado de su prima, e imitó la sería mirada de esta con sus brazos cruzados.
"Claro... A menos que me den esa mirada..." reajustó su broma Cuttlefish, a la vez que se frotaba detrás de la cabeza con nerviosismo.
"Ponganse a la fila, chicas. Recuerden que yo ya acordé tener una palabras con él primero" de la nada dijo Drake, dando un par de pasos hacia el veterano.
"Ah, joven Drake, realmente si habías sido tú. Hmm, te ves bastante más... Tenso, desde la última vez que nos vimos" comentó Cuttlefish con una sonrisa, mientras apuntaba con su bastón hacia el humano.
"Tengo mis razones. Por cierto, se supone que vendrías con tu informante" respondió el pelicastaño con una ceja levantada, y cruzándose de brazos.
"Supongo que ese debo ser yo" en eso comentó otra voz desde atrás del mismo líder del comando, apareciendo en esta ocasión el Príncipe Tryton, junto a una escolta de otros tres Octolings más.
La atención del grupo en ese momento cambio hacia el recién llegado, sobre todo Nary, que por algún tuvo la necesidad de ocultarse levemente detrás del ex-comando, aferrándose de una forma algo linda en la ropa del mismo.
"Así que los rumores eran ciertos... Un Humano de carne y hueso vive. Je, y más altos de lo que imaginaba" comentó con aparente asombro el príncipe, al momento en que centró su atención sobre el pelicastaño. Pero luego sus ojos se desviaron a la chica calamar que se ocultaba detrás de él, misma que tan pronto se percató de que la estaba viendo, la Agente 3 le frunció el ceño antes de sacarle la lengua de una forma poco amistosa.
Tryton por otro lado, dio una sonrisa de lado en una expresión levemente picarona, solo hasta que Drake volvió a captar su atención.
"Entonces, eres tú quien le proporciona información a Cuttlefish?" preguntó seriamente el humano, generando una pequeña risa en el contrario.
"Dicho de forma rápido, sí, lo soy. Y por lo que puedo ver, algo te molesta de eso, verdad?" respondió el aparente gobernante, y devolviendo la pregunta con la misma sonrisa.
"Dicho de forma rápida, sí, pero tengo mis motivos para ello" contestó Drake, sin sentirse muy contagiado por el carisma del príncipe.
"Bueno, hemos de suponer que ahora nos dirás el porqué, no es así, joven Drake?" preguntó Cuttlefish con humor, sin cambiar su expresión de buena vibra.
Con un suspiro, Drake estuvo a punto de abrir la boca para empezar a contar lo que sabía, pero justo antes de pronunciar la primera sílaba, el mismo veterano lo detuvo casi con brusquedad.
"Un momento!, mejor nos sentamos todos. Algo me dice que no será una historia corta" comentó el anciano Inkling, antes de tomar asiento en el suelo con un gruñido. El pelicastaño por su parte, dejó salir un suspiro de exasperación mientras miraba hacia arriba.
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El tiempo pasó, y con ello Drake comenzó a relatar la misma historia que les contó a los agentes cuando llegó a su bóveda, llevándose diversas reacciones por parte de los reciente oyentes. En especial Tryton, el cual cambió su semblante de pícaro encantador por uno de impacto, y leve enojo.
"¡Espera un momento, fuiste tú quien construyó esas armas para Octavio?!" preguntó un alterado príncipe, a la vez que apuntaba con el dedo de forma acusadora al humano.
"No eran armas, sino Paneles Solares, osea dispositivos con el fin de recolectar la energía solar, y con ella sustentar a la ciudad de Octomburg con la cantidad que le faltaba!" respondió Drake con los dedos de sus manos entrelazados, devolviéndole la misma mirada al Octoling.
"Y como saber que lo que dices es cierto?. Por lo que sé, pasaste un tiempo ayudando a Octavio" discutió Tryton, todavía sin confiar mucho en la palabra del Antiguo.
"No lo ayudé a él, sino a la gente de esa ciudad. Tú sabes lo que es pasar tanto tiempo en la oscuridad por la falta de electricidad?, y problema que ya habría solucionado, sino fuera porque ciertos Inklings y Octolings congeniaron para sabotearlos" contestó el pelicastaño volteando a ver a los agentes, y luego al joven gobernante, mismos que no pudieron evitar apartar la vista con algo de culpa, a excepción de este último, claro.
"Drake, tampoco lo digas de esa forma... Sí, lo hicimos, pero no sabiendo eso" comentó Callie, jugando con sus dedos al pensar si lo que habían hecho fue más malo que bueno.
"Mmm... Si lo que el joven Drake dice es cierto, creo que de verdad nos debe una explicación, Príncipe Tryton" en eso dijo Cuttlefish, lo que hizo a todos voltear su atención hacia el ya mencionado chico pulpo.
"Que...?!, p-pero si se supone que esas cosas eran armas... O eso es lo que mis espías me informaron..." respondió el Octoling de tentáculos morado oscuro, bajando la mirada mientras ponía una mano en su mentón al recordar lo que dichos subordinados le dijeron.
"¿Espías?" preguntó Drake, levantando una ceja ante lo dicho.
"Sí, tengo algunos espías infiltrados en la ciudad de Octomburg, mismos que se encargan de recopilar toda información sobre los movimientos de Octavio. Luego se las transmito a Cuttlefish, y así él y su comando pueden frustrar sus planes" explicó Tryton cruzándose de brazos.
"Pero si Drake asegura que esas cosas no eran armas, entonces por que tus espías dirían que sí, a menos que... Te traicionaran" afirmó Marie, cosa que molestó un poco al líder de la resistencia por la último afirmación.
"¡Eso es imposible, mis seguidores nunca me defraudarían, ya que más que fieles a mí, son fieles a la causa. Y su abuelo también lo sabe!" exclamó el Octoling líder, al mismo tiempo que el capitán daba un calmado asentimiento con la cabeza cuando las dos idols voltearon a verlo.
Pero lo que no sabían, era que cierto Octoling algo apartado solo hizo un gesto de inseguridad por las palabras de dicho príncipe, antes de apartar la mirada del grupo.
"Entonces dínos; por qué, por que te dirían algo que no es cierto?" puso en duda Drake al contrario, ahora sabiendo que este príncipe no era del todo el principal problema de este embrollo.
"¡Yo... No lo sé, esta bien?... Tal vez sí sea cierto que la información que recibí no era la verdadera, pero también estoy seguro de que mis espías nunca nos traicionarían!" se defendió el príncipe, viendo a Drake con una mirada segura.
Ante eso, el humano no pudo hacer otra cosa más que suspirar mientras apoyaba su mentón sobre una mano, pensando en las nuevas pistas que ahora tenía.
"Señor, puede que sea algo tarde para decirle esto, pero el nuevo diseño que le habían hecho a los paneles, no era completamente necesario" anunció Bruce, captando la atención del ser humano por un momento.
"A que te refieres?, Tane dijo que eso aumentaría su rendimiento en-" trató de decir Drake, pero este fue interrumpido por el mismo robot esférico.
"Sí, y es cierto. Pero en aquél momento cuando el Jefe Ingeniero Hiaku nos mostró los nuevos paneles, analicé su funcionamiento, y aunque hubiera sido más tardado, el resultado abría sido el mismo. Sólo que ahora los Paneles Solares dependían de la implementación de Zapfish para funcionar" terminó de explicar Bruce, ahora ganándose la atención de los demás cefalópodos.
"¿Y por que tardaste hasta ahora en decírmelo?" preguntó Drake de forma severa, frunciendo un poco mas el ceño.
"Me pareció que no sería necesario, o si pasaba algo como esto, ahí sería el momento de contárselo" confesó el ser cibernético, dejando a un humano todavía mas pensativo por lo que escuchó, y más cuando recordó que el comando no destruyó los paneles en sí, sino que se llevaron los Zapfish. De todas formas, eso todavía no contestaba a la incógnita de la información falsa.
Robo de Zapfish, ataque a los paneles, inculpación, información falsa, recuperación de dichos peces, infiltración, intento de robo en su bóveda, y ahora rediseño de paneles. Todas las piezas estaban puestas en la mesa, y por la forma en que encajaban, todo parecía indicar que los espías de Tryton sí lo habían traicionado, pero... Y las piezas sobrantes?, por eso mismo fue que Drake no dio un veredicto todavía, puesto que incluso con el resultado ya dado, tenía que dejar espacio para otra posible posibilidad, pero cual?.
Eso y más cosas pasaron por la cabeza del humano en un intento por encontrar esa segunda posibilidad, pero nada le venía, incluso cuando desarmaba el rompecabezas e intentaba ensamblarlo con las piezas que parecían no encajar, como si faltara otra pequeña, pero crucial pieza.
Con un par de gotas de sudor cayendo por su frente, Drake forzó su capacidad cerebral a resolver este misterio, pero sin importar cuantas veces lo intentara, volvía a terminar llegando a otro callejón sin salida, sin mencionar que el hecho de que ahora todos estaban discutiendo, no le ayudaba mucho.
O eso creyó, hasta que sorprendentemente Nayls decidió dar su propio argumento ante este revuelto de opiniones, y suposiciones.
"¡Oigan, se me ocurrió algo!" anunció el chico calamar mientras levantaba su mano para llamar la atención.
"Vaya, no me lo creo. Pensaste en algo" bromeó Shara, siendo la primera en darse cuenta de su hermano.
"¡Quieres callarte?, de verdad se me ocurrió algo que podría responderlo todo!" exclamó el Inklings de tez oscura, consiguiendo captar la mirada de todos, incluso del mismo pelicastaño.
"Ehhh, Nayls, hermano... No es por ofenderte, pero estamos tratando de resolver esto con coherencia, y tú aveces tiendes a ser demasiado imaginativo" comentó Levin entrecerrando sus ojos con sarcasmo.
"¡Vamos, chicos, de verdad que se me ocurrió algo que puede ser el motivo de todo!" insistió Nayls, seguro de sus palabras.
"¿Como aquella vez en la que se te perdió un calcetín por tercera vez, y tu afirmabas que eran los Ninjas Zombies del Espacio?" preguntó ahora Nary, lo que provocó a que varios Octolings comenzaran a reírse un poco. En especial a Callie, la cual dejó escapar una soplada por la repentina ola de risa que sintió en ese momento, al mismo tiempo que se tapaba la boca y las mejillas se le inflaban al contener las carcajadas.
"¡No sean así, todos tienen sus argumentos, es justo que yo también diga algo!" se quejó el pobre chico calamar, a la vez que sus mejillas se le ruborizaban ante la aparente vergüenza.
"Ahh... Esta bien, dínos que es lo que tienes en mente, Agente 6" dijo Cuttlefish con un suspiro, cediéndole la palabra al susodicho Inkling.
"Bueno, lo que estoy pensando es;... Y que tal si Octavio lo sabía?" argumentó Nayls, provocando algo de confusión en el grupo.
"¿Saberlo, saber que cosa?" preguntó Tryton mientras se cruzaba de brazos, y ladeaba la cabeza.
"Ya saben... Lo de los espías, que tal si Octavio ya sabía sobre ellos?, pero en vez de capturalos, decidió divulgar información falsa para confundirnos" las palabras del artillero de los SquidFire fue como un baldazo de agua fría para Drake, el cual fue abriendo los ojos cada vez más mientras este terminaba su argumento.
Hasta que tal como si fueran escenas vividas, todas las pistas fueron pasando una tras otra por la cabeza del humano en un respectivo orden, tal como si todas estuvieran encajando en su lugar correspondiente, y todo gracias al Inkling que el pelicastaño menos esperó que dijera algo coherente.
Todo estaba claro ahora, Drake por fin había resuelto el rompecabezas, y no sólo eso, también sumó una pieza más que él no esperó que faltara, su forzosa estadía en Octomburg más tiempo del necesario. Todas las escenas terminaron de pasar sucesivamente, hasta que un solo nombre quedó plantado en su consciencia, el artesano de todo este complot... 'Octavio'.
"¡Hijo de puta...!" casi exclamó Drake con evidente enojo, tras darse cuenta del plan de dicho pulpo, eso aún así, su comentario fue escuchado por los demás a su alrededor.
"¡Esa boca, jovencito!" regañó Cuttlefish, apuntando con su bastón al ex-comando.
"Bueno... Tampoco te enojes así si no cuadra..." respondió Nayls frotándose detrás de la cabeza con desilusión, pensando que Drake se refería a él.
"Eh?, oh, no, no lo dije con esa intención, de hecho creo que Nayls tiene razón!" corrigió el humano mientras ponía sus manos frente a él, dándose cuenta de lo que dijo en voz alta.
"¡¿La tiene?!" preguntaron tanto Cuttlefish como las Squid Sisters, incrédulos de lo que el pelicastaño había dicho.
"¡¿La tiene?!" exclamaron Nary, Levin, y Shara compartieron la reacción de los primeros.
"¡¿La tengo?!" incluso el mismo Nayls preguntó, incrédulo de sí mismo.
"Así es... Estuve pensando en todas las pistas que fui juntando hasta ahora. Y por un momento todo decía que esos espías sí habían cometido traición, pero gracias a esa última suposición que aportó Nayls, pude juntar todas las piezas hasta dar con el culpable!" explicó Drake, pensando nuevamente en todo para ver si algo no se le escapaba.
"¿Y ese culpable sería...?" preguntó Tryton, tan intrigado por todos a su alrededor.
"Todo esto fue obra de Octavio, todo... Y cada uno de nosotros fuimos piezas en su tablero sin saberlo..." respondió Drake, algo impresionado por el elaborado plan que el enorme Octariano había elaborado, pero eso no quitaba el hecho de sentir una gran necesidad de meterle una bala en esa enorme cabeza suya.
"Espera, partícipes sin saberlo?, creo que tienes que explicarnos de una mejor manera, amigo" pidió el príncipe, algo confundido por el veredicto tan repentino del ex-comando.
"¡Solo piensenlo, robo de Zapfish, inculpación, intento de robo en mi bóveda, el rediseño innecesario de los paneles, información falsa, todo encaja ahora!" respondió con seguridad Drake, ya empezando a hacerse entender.
"Esto es solo una suposición mía, pero creo que Octavio hizo el rediseño de los Paneles Solares a propósito, luego envió a sus subordinados a mi bóveda como distracción, así mientras ustedes la defendían, el resto se encargaba de robar al Gran Zapfish y a un numero de los pequeños" comenzó con su deducción el pelicastaño, teniendo la atención de algunos, mientras que otros se dedicaban a pensar en lo que este decía.
"No habrían podido haber hecho nada en ese entonces, era un perder perder para ustedes. Luego de ese robo, Octavio usó a los espías de Tryton para divulgar información falsa, luego ellos se la aportarían a él, y con ella informaría a Cuttlefish para poner en marcha al comando" continuó así Drake, formando en su mente los sucesos que llevarían a los otros.
"Y gracias al nuevo diseño que le hicieron a los Paneles, pudieron implementar a los Zapfish en ellos, todo con el fin de atraer al SquidBeak Splatoon, y entre comillas 'robar' a esos peces. Lo que conlleva luego a mi estadía forzada en Octomburg, para hacer tiempo y retenerme hasta que la energía fallara. Carajo, ya hasta me arrepiento de haber hecho ese concierto de DJ..." continuó el ex-comando, sorprendiendo a los Inklings por lo último.
"¡Un momento, hiciste un concierto de DJ en Octomburg?!" preguntó Callie con sobresalto, aunque también Marie, y los SquidFire sintieron interés al respecto.
"Y uno bastante bien visto" en eso respondió Bruce, proyectando frente a ellos una grabación del susodicho humano en la piel del DJ Spectrum, junto a uno de los remix que había tocado.
"¡Bruce, quieres dejar eso?... Sí, hice un concierto de DJ para los Octarianos, después les explico, ahora regresemos al tema que de verdad importa!" exclamó Drake moviendo sus manos dentro del holograma para difuminarlo un poco, al mismo tiempo que un momentáneo rubor de pena aparecía en sus mejillas.
"Como decía... Ese fue el motivo también por el cual Octavio me mostró grabaciones de ustedes atacando los paneles, y llevándose a los Zapfish, para inculparlos y hacer que quedaran como los malos de la historia" terminó su deducción el pelicastaño, regresando al estado serio del asunto.
"Mmm... Tiene sentido, pero para qué Octavio formaría un plan como ese, que es lo que busca ahora, cuando ya tiene al Gran Zapfish en sus tentáculos?" preguntó Cuttlefish, duda que el humano ya tenía respuesta.
"A mí... Al parecer el plan de Octavio era más ambicioso de lo que ya se ve, puedo asegurar de lo que ese pulpo también quería era hacerlos ver como unos seres egoístas, y causantes de problemas... Aunque tampoco soy quién para hablar de eso" respondió el ex-comando, susurrando la último frase para sí mismo, recordando la especie a la que pertenecía.
"Eso ya es sabido de Octavio, por algo la mayoría de Octarianos lo siguen en contra de los Inklings. Pero no entiendo a qué te refieres con que ese demente te quiere a ti, cuando ya lo estabas ayudando, por así decirlo..." comentó Tryton, todavía ajeno a lo que Drake trataba de decirles.
"Creo que lo que Octavio de verdad busca con este plan, es ganarse mi apoyo, y si llego a encontrarlos, también al de mi raza en la posible guerra que se avecinaría" esa última deducción hizo que a todos los presentes se les helara un poco la tinta, y más aún cuando al imaginarse un enfrentamiento con los Antiguos además de los Octarianos.
"P-pero tú no seguirías a Octavio, verdad Drake?" preguntó Nary mientras trataba algo de saliva.
"Pues la verdad es que... Yo ya le había dicho que le daría mi apoyo..." respondió el pelicastaño con una nerviosa sonrisa, sin mencionar que este no pudo evitar rascarse una mejilla con un dedo.
Y tal cual se esperaba, dicha respuesta dejó un silencio sepulcral en todo el grupo, tal que hasta se pudo jurar que aparecieron una serie de cuatro puntos suspensivos sobre estos, uno seguido del otro. Pero al momento de llegar al cuarto punto, fue ahí donde se desató el tan esperado pánico entre los oceánicos.
"¡¿QUE HICISTE QUE?!" fue Callie la primera en reaccionar.
"¡¿COMO PUDISTE SER TAN TONTO?!" Marie la siguió, a la vez que se ponía de pie.
"¡¡ERES UN MALDITO TRAIDOR!!" ahora exclamó Tryton, sacando su propia arma al igual que sus guardias.
"¡¡ES QUE ESTÁS DEMENTE, HIJO?, OCTAVIO ES EL MALO!!" esta vez fue el mismo capitán, llegando hasta alterarse él, mientras que de un solo salto llegaba hasta Drake, y lo agarraba desde el cuello de su camisa, comenzando a zarandearlo.
"¡¡VAMOS A MORIR, VAMOS A MORIR!!" gritó con desesperación Nayls, al mismo tiempo que corría alrededor del grupo con sus brazos levantados.
Por otro lado, Nary estaba con la cabeza baja, y el rostro pálido de una manera cómica, sin mencionar la sonrisa sin emoción junto a los ojos muertos plantados en su rostro.
Pero la ola de gritos, acusaciones, zarandeos dadas contra su persona llegaron a su fin, cuando otro fuerte cornetazo fue emitida desde Bruce, tanto que hasta los pájaros reunidos en los árboles cercanos salieron volando por el fuerte sonido. No obstabte, cuando la 'destrucción auditiva' terminó su función, todos destaparon sus puntiagudas orejas, justo a tiempo para oír a un pelicastaño suspirar.
"Por esto mismo es que no estaba seguro de si decirles eso. Sí, le dije a ese pulpo que tendría mi apoyo... PERO, solo si lo que decían sobre los Inklings era cierto; que se creían dueños de todo, que no querían que los Octarianos se recuperaran, y que por eso los mantenían en la miseria" explicó Drake, quitándose con cuidado las manos del veterano de su ropa.
"Pero ahora veo que el que siempre mintió fue Octavio. Ustedes no son lo que él dice que son, y a pesar de que no tuvimos una buena primera impresión aquella vez, creo que ustedes los Inklings son una raza bastante amigable, generosa y demás... Solo espero que la mía sepa como apreciar eso" continuó Drake con una pequeña sonrisa de lado, lo que calmó tanto a los agentes como a los Octolings.
"Aunque sí son un poco egoístas... No culpen a los Octarianos por las acciones de Octavio, de hecho, se parecen mas a ustedes de lo que creen. Ellos no son malos, solo su líder, y aquí esta la prueba" mencionó el humano, señalando con su mano al príncipe Octoling y su séquito.
"¿O ya se olvidaron también de Otome, y su equipo?" finalizó este mismo, dejando algo en que pensar a los agentes y al capitán.
"Mmm... Bien, supongo que ya está todo arreglado... Que planeas hacer ahora, joven Drake?" preguntó Cuttlefish, apoyándose con sus dos manos sobre su bastón.
"Pues ustedes mientras pueden seguir con su misión de recuperar al Gran Zapfish, y demás. Yo por mi parte... Tengo algunas palabras que quiero decirle a cierto pulpo" contestó el pelicastaño mientras se volvía a poner de pie. Acto seguido, este se dio la vuelta y comenzó su regreso hacia donde supuestamente estaba la tetera por la que habían llegado.
"¡Drake, espera. Ya te vas?" preguntó Callie, sorprendida por la tan repentina partida del humano.
"Lamento si no puedo quedarme más tiempo, pero si no me doy prisa es posible que oscurezca antes de que llegue a Octomburg" respondió el ya mencionado, dándose la vuelta por un momento.
"Señor, creo que no será necesario que regrese por el camino antes tomado" en eso mencionó Bruce, captando la atención del ex-comando.
"Dejame adivinar; rastreaste la señal de la bóveda, y recreaste un camino directo desde aquí a ella, cierto?" dedujo el humano con una sonrisa.
"Así es, y si se da prisa, llegara a la bóveda, y de ahí a Octomburg antes del anochecer" concluyó el robot flotante, repasando el camino recreado una vez más.
"Entonces te sigo. De acuerdo, gracias de antemano, y no se preocupen, no le diré a Octavio sobre esta conversación!" se despidió Drake del grupo mientras se alejaba, recibiendo un saludo con la mano por parte de los demás. Aunque cierta Inkling todavía tenía un par de dudas que necesitaban ser respondidas.
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No habían pasado más de cinco minutos cuando Drake terminó pasando de largo la tetera por la que llegaron en primer lugar, guiándose solamente por el camino que Bruce estaba trazando.
Pero a medida que los apresurados pasos del ex-comando resonaban por el bosque, una fugaz voz llamándolo fue lo que hizo detener su recorrido poco a poco, hasta que el pelicastaño se quedó en su lugar mirando hacia todos lados, en busca de la dirección por la que provenía.
Lamentablemente, dicha voz acercándose dejo de escucharse, a lo que el humano decidió negar con la cabeza antes de proseguir con su recorrido.
"¿Sucede algo, señor?" de la nada preguntó Bruce, dándose cuenta de que el ex-comando había dejado de seguirlo.
"No, nada. Me pareció haber escuchado algo, pero solo fue mi imagina-..." trató de responder Drake, pero este fue interrumpido de forma repentina.
"¡Drake...!" en eso exclamó alguien detrás suyo, solo para verse a una agotada Nary aparecer por entre los arbustos, la cual se recargó sobre sus rosillas mientras jadeaba audiblemente.
"¡Creí que... No te alcanzaría...!" continuó la Inkling naranja, levantando la cabeza con una sonrisa aliviada.
"¡Nary, que es lo que haces siguiéndome?, pensé que te habías quedado con los demás!" dijo el pelicastaño, sorprendido por el hecho de que la chica calamar lo había tras de él.
"Yo... Yo solo quería preguntarte algo...!" respondió Nary, ya habiendo recuperado un poco el aire.
"Lo siento Nary, pero como puedes ver, estoy apurado, y adónde voy tampoco puedes venir conmigo. Pero prometo responder cualquier pregunta que tengas cuando vuelva, así que, te veo luego!" se despidió Drake dandole una rápida pero suave frotada de cabeza a la Inkling, antes de regresar a su destino.
"¡Tú... Ya no confiavas en nosotros?!" de la nada exclamó la chica calamar, apretando los ojos al igual que sus puños.
El humano por otro lado, se detuvo en seco tan pronto escuchó dicha pregunta, cosa que lo tentó a darse la vuelta para ver a su cefalópoda amiga.
"Tú... De verdad pensabas que nosotros eramos los malos... Que yo... Era mala...?" volvió a preguntar Nary, bajando la mirada mientras se tomaba uno de sus brazos.
El pelicastaño obviamente abrió la boca para responderle que 'no', pero por el triste semblante que la Inkling de tentáculos naranja había tomado ahora, causó que este recordara la forma en que les habló, sin mencionar la desconfiada mirada con la que los vio, tal y como casi había sido en la guerra.
El corazón se le estrujó cuando se dio cuenta de su comportamiento con los que serían los pocos amigos que tenía en este nuevo mundo, y mucho más si se trataba de Nary, siendo una de las dos primeras amigas que formó.
Así que sabiendo que las palabras no serían suficiente, el ex-comando se giró por completo hacia la contraria, y a paso calmado este fue acercando hacia ella, procurando no llamar de forma repentina su atención.
Para cuando Drake acortó la suficiente distancia, Nary pudo darse cuenta de su aproximación, por lo que volvió a levantar la mirada, justo a tiempo para percatarse de la cercanía demaciado cerrada con el humano.
"D-Drake, que estas-?... Uh!" trató de preguntar la Inkling, pero al sentir como el pelicastaño colocaba las manos en sus hombros, no pudo evitar ponerse rigida. Y como si eso no fuera suficiente, el humano la juntó con él en un inesperado abrazo, lo que provocó que emitiera ese último gritito, y se pusiera en punta de pie.
Tras la sorpresiva acción, las mejillas, nariz, y puntiagudas orejas de la Inkling tomaron un ardiente color rojizo, sin mencionar los comicos espirales que tomaron lugar por sus ojos.
"D-D-D-D-Drake, p-pero que-...?!" una vez más trató de preguntar Nary mientras tartamudeaba, pero una sola respuesta fue lo que no solo hizo que su rostro volviera al de siempre, sino que también levantara la vista para ver al contrario.
"Lo lamento..." contestó Drake con sus ojos cerrados, sintiendo como la chica calamar seguía rigida en sus brazos, pero no parecía luchar para soltarse.
"Lamento aber dudado de ustedes... De ti... Ustedes me ayudaron tanto, y tú compartiste mucho conmigo. Jamás podré agradecerte lo suficiente... Solo espero que algún día me perdones..." expresó el humano, seguido de disponerse a romper el abrazo. Pero tan pronto se separó unos centímetros, sintió como ahora era Nary la que lo atrapaba en un abrazo, envolviendo sus propios brazos alrededor sel torso de Drake.
Por un momento el humano se quedó de la misma forma que la Inkling, sin mencionar que esta no dijo palabra alguna. No obstante, al ver y sentir como la chica calamar se aferraba con fuerza a él, y escondía su rostro en su pecho, fue suficiente para que el pelicastaño formara una pequeña sonrisa, y cerrara los ojos, mientras le devolvía el abrazo.
No tomó mucho para que el cuerpo de Nary fuera suavizándose poco a poco, pero eso no quiso decir que fuera hora de soltar al humano, sino que apoyó levemente de perfil su rostro en el pecho del contrario, comenzando a escuchar el único, pero relajante latido del pelicastaño.
Eso y que la cálida sensación de este la hizo cerrar sus ojos, disfrutando más el momento de estar abrazada a él. Incluso decidió abrazarlo hasta con sus tentáculos, rodeando su cintura con ellos, y pegándose más al cuerpo del contrario en un suspiro de comodidad.
No se supo cuanto tiempo los dos permanecieron unidos en ese abrazo, pero lo seguro era que a la Inkling no le importaba, aferrándose con sus dedos a la prenda del pelicastaño por detrás, como si algo se lo fuera a arrebatar si lo soltaba.
Pero desafortunadamente todo lo bueno tenía que llegar a su fin. Mismo por lo que Drake tuvo que romper el abrazo muy a su pesar también, volviendo a dejar sus manos puestas en los hombros de la Agente 3. Esta por otro lado, levantó la mirada para ver al contrario, dejando ver un lindo brillo cariñoso en sus ojos.
Sin embargo, su cuerpo volvió a tensarse tan pronto notó como Drake acercaba su rostro al de ella, solo para que con una mano, el humano levantara el flequillo de su cabello/tentáculos, y plantar un beso en su frente. Esto provocó que Nary se quedara como una estatua, a la vez que abría sus ojos casi como platos.
Después de eso, el pelicastaño le dedicó una última sonrisa a la Inkling de tentáculos naranja, antes de retirarse junto a su ayudante robot, el cual se había quedado esperando pacientemente. No obstante, Drake finalmente había desaparecido de la vista de Nary, dejando a esta en la misma posición, solo para que lentamente un torrente colorado comenzara a subir desde su cuello hasta sus tentáculos, mientras que se podía escuchar como el silbido de una tetera hirviendo subía cada vez más de tono.
Y tal como un horno, la pobre chica calamar dio un pequeño salto, seguido de dejar salir una gran cantidad de vapor desde su cabeza, y terminar desplomándose hacia atrás con sus ojos como espirales.
"Ahhh..." fue la única palabra que pudo formular la Inkling en ese momento, formando una boba sonrisa en su sonrojado rostro.
Mientras tanto, el pelicastaño a medida que se alejaba, no pudo evitar formar otra sonrisa en su rostro, pero esta con un poco de vergüenza por la forma en que se había expresado con su amiga cefalópoda, más aún al recordar ese beso que le dio en la frente.
Y girando su atención hacia el robot esférico, se percató de que este lo había estado mirando fijamente mientras guiaba el camino, incomodando todavía más al ya apenado humano.
"¡¿Quieres ya dejar de verme así?!" casi exclamó Drake frunciendo el ceño, pero dicha sonrisa no se la podía quitar de la cara. Por suerte, Bruce pareció entender la indirecta, y volvió a poner su sensor ocular al frente. Pero el humano no sabía por que tenía la sensación de que si el contrario tuviera boca, ahora mismo estaría sonriendo también.
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Pasando alrededor de una hora, el ex-comando por fin había llegado a la caverna por donde se bajaba hacia su bóveda, cosa que lo ínsito a mirar arriba en el cielo, levemente anaranjado por el sol de las seis o siete, tal y como Bruce le había dicho.
Ahora lo único que quedaba era dirigirse hacia Octomburg, desbaratarle sus planes al revelar que lo descubrió, y de paso contener las ganas de desbaratarle la cara también, aunque de momento, no podía darse ese lujo, sin mencionar que el hecho de reencontrarse con Octavio, no le hacía especial ilusión volver a dicha ciudad. Pero como no tenía de otra, al mal paso darle prisa, no?.
Así que con un suspiro, Drake cambió de rumbo hacia donde se suponía que era el camino al territorio Octariano, viéndose como la sonrisa que antes el pelicastaño tenía, era remplazada por una expresión seria, sabiendo que ahora venía lo difícil, solo esperaba que Otome lo apoyara esta vez, puesto que desvelaría las artimañas del Emperador.
[Octomburg]
[Mansión de Octavio]
[Treinta minutos después]
El inconfundible sonido del la música resonaba por los pasillos de la mansión, siendo esta proveniente desde el único cuarto ocupado por el gobernante. Las luces bailaban de un lado a otro, las diferentes combinaciones de efectos de sonido no paraban de efectuarse, y el enorme pulpo DJ mantenía una expresión frustrada mientras intentaba componer un remix que superara a lo que el Antiguo había hecho en aquél evento.
Pero todo lo que había conseguido hasta ahora no eran más que combinaciones no coherentes, o terminar en una imitación de alguno de dichos remix producidos por el humano.
Jadeaba por el sobreesfuerzo, y el sudor caía por su frente, mientras se apoyaba en su mesa personal de DJ. El líder Octariano cerró sus ojos con un gruñido, siendo así evidente el dolor de cabeza que tenía. Mas su frustración no duró mucho, cuando su atención fue llamada por un par de toques que se escucharon en la enorme puerta de sus aposentos.
"Adelante..." fue la seca respuesta del coronado pulpo, demasiado fatigado como para acomodar todo en su lugar, y colocarse junto a su trono en el sitio de siempre.
En eso las puertas se abrieron con cuidado, dejando entrar a una madura Octoling de bata, y lentes, misma que se mostró seria ante la imagen algo descuidada del emperador.
"Dr.Helena... Espero que sean buenas noticias... No estoy de humor para otra cosa" comento Octavio, moviendo fuera de su camino su mesa DJ.
"Usted nunca está de humor para nada..." pensó para sí misma la científica, antes de acomodarse los lentes, y aclararse la garganta.
"En efecto, milord. Vine sólo para contarle sobre los hallazgos que pudimos hacer gracias a las muestras, he información que tuvimos sobre el Antiguo" respondió la Octoling, recibiendo solo una mirada algo desinteresada por parte del contrario.
"Y no solo eso, recuerda el hallazgo que le notifiqué, sobre la sustancia que puede dejar fuera de combate a un Antiguo?" preguntó Helen, ahora volviendo a ganarse una mejor atención por parte del Octariano.
"Pues le aviso que ya terminamos el suplemento de tinta que nos encargó, pero como es un prototipo, no sabemos si tendrá el mismo efecto hasta ser implementada en algún sujeto de pruebas adecuado" continuó la Jefa Científica, metiendo sus manos en los bolsillos de su bata.
"No te preocupes por eso... Si todo sale bien, no hará falta probar dicha tinta de momento. Pero si el caso resulta ser lo contrario... Habrá un sujeto de pruebas antes de lo esperado" respondió Octavio con seguridad.
"También hay otros descubrimientos bastante inquietantes, y a la vez que interesantes... Aunque de una forma más personal hablando" continuó la Dr.Helen, apartando un momento la mirada mientras pensaba.
"Lo dices como si esperaras mi permiso para comenzar algo..." comentó el enorme Octariano, haciendo un gesto como si levantara una ceja.
"Es sobre el código genético humano, al parecer no es tan diferente al de los Octolings, o Inklings... De hecho son lo suficientemente compatibles, tal vez por eso esta nueva tinta pueda afectarlos hasta cierto punto" comenzó con otro análogo la chica pulpo.
"¿Compatibles... Compatibles en que sentido?" preguntó Octavio, ya no estando tan seguro de si quería saber la respuesta.
"Pues... Haciendo algunos experimentos con la... Semilla reproductiva del sujeto Drake, descubrimos que el óvulo de una Octoling puede quedar... Fecundado de esta" respondió Helena, sintiendo algo de vergüenza, incluso siendo una científica.
Tal declaración obviamente dejó por unos segundos sin palabras al gobernante, quien sudando frío, preguntó lo primero que se le vino a la cabeza.
"Espera... Acaso tú...?" trató de preguntar el coronado pulpo, al mismo tiempo que le apuntaba con uno de sus tentáculos.
"Eh?... Oh, no, no mal piense, yo nunca hago experimentos en mí misma!!" exclamó la Jefa Científica, sacudiendo sus manos por delante de ella para enfatizar su respuesta.
"Entonces alguna de tus compañeras...?" nuevamente preguntó Octavio de la misma forma.
"¡N-no. Obviamente fue en un tubo de ensayo!" contestó la madura Octoling, sin poder ella creer que se estuviera comportando como una primeriza en ese momento.
"Mejor terminemos con tu reporte hasta aquí, por mientras, mantenteme al tanto por si tú y tu equipo realizan algo más" finalizó el emperador claramente perdiendo el interés en saber las demás cosas.
"Entendido, por lo tanto me retiro, milord" se despidió la Octariana con una reverencia, antes de darse la vuelta para retirarse de la habitación.
En ese momento cuando la científica en jefe salió por las puertas, el enorme Octariano dejó salir un audible suspiro, solo para que segundos después unos pitidos se escucharan en su trono, provenientes del comunicador integrado en este. Casi a regañadientes, el gobernante presionó el botón de activación, escuchándose la familiar voz de una oficial suya.
"Emperador, aquí la Coronel Orianna con un reporte que decirle!" exclamó la chica pulpo desde el otro lado de la línea.
"¿Cual es la situación allá, coronel?" preguntó Octavio, moviendo su trono hacia la pared llena de monitores.
"El Antiguo acaba de pasar por en frente de mi puesto avanzado" contestó Orianna, haciendo que el enorme pulpo abriera un poco más los ojos.
"¿Algo fuera de lo común que tengas que reportar sobre él?" volvió a exigir el enorme Octariano.
"Hasta ahora nada, regresó de la misma forma en la que se fue, y no divisamos a ningún 'acompañante' sorpresa en la cercanía, aunque no se le veía muy contento que se diga, quizá por eso mismo no quisimos interactuar con él" respondió la Octoling del otro lado, motivo que no le dio mucha alegría al emperador, puesto que cabía la posibilidad de que lo halla descubierto. Aunque también la expresión ya mencionada pudiera deberse a que Cuttlefish, y sus Agentes hicieron lo que esperaba, en el mejor de los casos.
Por mientras, sabía que el plan que había elaborado era a prueba de tontos, por lo que ahora lo único que faltaba era esperar a que el dichoso ex-comando llegara, y le jurara lealtad como este había dicho.
"Hasta aquí, yo lidiaré con el humano, tu mantente atenta a cualquier cosa" ordenó Octavio, recibiendo solamente un: 'Como ordene', y terminando así la comunicación.
Por otro lado, unos minutos después, el estruendo de las enormes puertas volvían a resonar por todo el peñasco a medida que volvían a abrirse, y un serio humano yacía esperando del otro lado, solo para adentrarse una vez más en Octomburg cuando dicho enorme umbral se abrió lo suficiente.
Lo que encontró del otro lado no fue la gran cosa, solo al mismo Octoling, y al mismo Octariano que le abrieron la puerta la vez anterior. Tal ver era demasiado pronto para pensar que Otome lo recibiría, pero no podría negar que ver una cara conocida le daría más ánimos. Y en estos momentos se conformaría hasta con una de las compañeras de teniente. Un simple saludo con la mano les dedicó al par encargado del portal, algo que estos se lo devolvieron a su manera, antes de regresar a su tarea, volviendo a cerrar las grandes puertas de acero. Drake no sabía por que, pero se sentía como si hubiera estado un largo tiempo fuera de la ciudad Octariana, tal vez porque ya le había tomado algo de cariño, o tal vez simplemente ya se había acostumbrado.
Pero a medida que sus pasos resonaban por la metálica plataforma, no se dio cuenta de que el ascensor que daba a la ciudad estaba subiendo, distraído por la vista algo melancólica de la ciudad, producto de la escasez energética, llegando incluso a detenerse y apoyarse en la barandilla con un suspiro cansado.
No obstante, unos pasos acercándose a él desde la dirección del ascensor fue lo que hizo que apretara su agarre en los tubos, sin mencionar que una pequeña sonrisa se formó en su rostro mientras baja la cabeza. No se atrevía a ver al recién llegado, solo pudo escuchar como también se apoyaba en las barras metálicas al lado suyo, aunque fuera a un par de metros apartado.
"Me sorprende que vinieras a recibirme después de todo..." comentó Drake, volviendo a levantar la cabeza para ver al frente.
"Simplemente quería ver la ciudad... No tenía nada más que hacer..." respondió Otome con frialdad, a lo que el pelicastaño solo ensanchó un tanto más su sonrisa, antes de borrarla en un instante.
La chica pulpo por otro lado, giró disimuladamente sus ojos hacia la dirección del humano, notando lo inexpresivo de su rostro, y la sombra que ocultaba sus ojos. Esta no pudo evitar tragar saliva, castigándose a sí misma por su forma de actuar ahora, cuando debería estar disculpándose como ella habría querido.
Incluso mintió sobre la casualidad de haber venido, cuando en realidad ella había estado esperando a las afueras de la ciudad, para luego tomar el ascensor hacia las puertas tan pronto estas se abrieron.
Bajando la mirada por un momento, Otome tomó todo el valor que pudo para poder decirle lo que de verdad quería, pero justo cuando giró su atención hacia el joven humano, las palabras se le quedaron en la boca cuando vio que ya no estaba ahí, en cambio, escuchó al susodicho pelicastaño pasar por detrás de ella hacia el ascensor.
"¿Vienes...?" en eso preguntó Drake ya dentro de la metálica cabina, a la vez que formaba una pequeña sonrisa de lado.
Ante eso, Otome solo apartó la vista por un momento, generando un suspiro en respuesta por el ex-comando.
"Como quieras..." comentó el mismo, seguido de bajar la palanca para que el ascensor descendiera a la ciudad. Pero justo antes de hacerlo, de forma repentina Otome se adentro en este, parándose justo al lado del pelicastaño sin dirigirle la mirada.
"No te creas, solo me aburrí..." al instanten dijo la Octoling con un lindo rubor en sus mejillas, cosa que Drake solo se la quedó viendo unos segundos, antes de formar una sonrisa un poco más honesta.
"Por supuesto..." respondió Drake manteniendo dicha expresión, para luego estremecerse un poco por la acción de la cabina en descenso.
Ninguno dijo nada, ninguno se dirigió la mirada, solo el metálico sonido del ascensor era la única cosa que se escuchaba entre ellos dos, sin mencionar la leve mecida de este. Otome por otro lado, este silencio la estaba matando, llegando incluso apretar uno de sus puños mientras ya estaban a casi la mitad del camino a la ciudad.
Y aunque pudiera decirlo en cualquier momento mientras Drake se quedara, algo le decía que no tendría otra oportunidad como esta. Así que volviendo a armarse de valor con el que antes no pudo usar, la teniente giró un poco su cabeza hacia la dirección del pelicastaño, abriendo su boca con algo de duda.
"D-Drake... Yo-..." trató de disculparse Otome, pero esta se vio interrumpida nuevamente por el contrario.
"No es tu culpa..." dijo el humano, haciendo que ahora sí la chica pulpo levantara la mirada hacia él.
"Yo actué de forma indebida... Tu solo hiciste lo que tenías que hacer" continuó Drake colmadamente, algo que no le pareció bien a la Octoling.
"Aún así!... Aún así no debí apartarte de esa forma, incluso si se trataba de Octavio" discutió Otome, no contenta por la tranquilidad del contrario.
"Ya te lo dije, solo hacías tu deber" respondió nuevamente el ex-comando. Acto seguido escuchó como la teniente se le paraba en frente, viéndolo entre molesta e insatisfecha.
"¡Pero... No es justo, tienes todo el derecho a estar enojado!" protestó la Octoling, alzando también la voz.
"Pero no lo estoy" reafirmó el humano, ahora poniendo esa sonrisa de lado que ya hace rato que la chica pulpo no veía, pero lejos de calmarla, solo la hizo sentir peor consigo misma.
"¡Solo hazlo... Enojate, por lo menos gritame..." pidió Otome mientras bajaba la mirada, y cerraba los ojos con fuerza. Pero en vez de recibir lo que ella suponía que merecía, sintió una cálida mano posarse sobre su cabeza, comenzando a acariciar sus tentáculos.
"Te dije... Que dejaras de hacer eso..." dijo la teniente, ya calmándose un poco a medida que sentía la mano del humano.
"Lo sé" respondió sin más el pelicastaño, viendo como poco a poco la Octariana mecía su cabeza hacia la dirección por la que su mano se movía.
"Tonto..." fue la única cosa que pudo decir Otome en ese momento, ganándose una corta risa por parte del ex-comando.
Tras una corta disculpa más tarde por parte de Otome, el ascensor por fin había tocado tierra, motivo por el que Drake al instante dio unos pasos fuera de este antes de mirar detrás suyo.
"Bueno... Supongo que vas a volver a escoltarme a la mansión de tu emperador, verdad?" preguntó el humano viendo a la Octoling bajar después de él.
"La verdad pensaba en no molestarte, pero si a ti te parece bien..." comentó la chica pulpo frotándose detrás de la cabeza.
"Que no estoy enojado contigo, Otome. Además, ya estaba empezando a echar de menos el que me siguieras a todas partes" bromeó el pelicastaño mientras colocaba sus manos en su cintura.
"¡Oye, yo no-...! Bueno, si tanto miedo te da ir por la calle solo, supongo que tendré que llevarte de la mano" contrarrestó la teniente, generando una pequeña risa en el contrario.
Algo que tan pronto terminó, este volvió a poner su vista al frente, y con solo un movimiento de cabeza, Drake le indicó a Otome que partieran de una buena vez. La chica pulpo por su parte, no se opuso a eso, y apresurando el paso, terminó llegando al lado de su amigo humano, justo como siempre había estado antes.
"Oh, antes de que se me olvide. Ya se divulgó la noticia de que supuestamente 'atacaste' a Octavio, por lo que no te sorprendas si algún que otro ciudadano, o guardia te mira de mala manera" informó Otome, viendo como ya estaban entrando en la ciudad.
"De cierta forma ya me lo veía venir. Por otro lado, es bueno que me acompañes, ya que también quiero que oigas todo lo que voy a contarle a ese pulpo... Y también para detenerme si llego a alterarme de nuevo" contestó Drake, borrando su sonrisa al imaginarse todo el revuelo que podría generarse cuando el pelicastaño revelara la verdad del líder Octariano.
Al escuchar eso, Otome no supo si sentir curiosidad o inseguridad por lo que podría pasar, pero ya era tarde para replantearse el acompañar a Drake, y aunque lo quiera o no, era algo que ella también debía saber.
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Tal y como Otome le había advertido, el transcurso hacia la mansión de Octavio no fue el más placentero que Drake había tenido, con uno que otro transeúnte por alrededor que le dirigió una mirada de pocos amigos. Y aunque también hubieron unos pocos que se le acercaron con buenas intenciones, ya fuera para darle la bienvenida de nuevo, la mano, o para tomarse una foto con este, el pelicastaño comenzaba a sentirse incómodo con todo el silencio que se formaba cuando algunos grupos de civiles, o guardias lo veían llegar.
Afortunadamente la llegada al gran edificio de lujo fue un sorprendente alivio para el pelicastaño, seguro de que ya no reciviría puñaladas en la espalda provenientes de varios ciudadanos. No obstante, ahora tocaba la parte más difícil, dar con Octavio, y revelar sus planes en su cara, sabiendo que el resultado de eso podría variar en diferentes finales. Pero no llegó hasta aquí para darse la vuelta después. Así que adentrándose en el interior de la enorme mansión, el humano y la Octoling emprendieron el camino a los aposentos del enorme pulpo, llegando a escuchar los remix de este a medida que se movían por los pasillos.
Por su parte, al ex-comando no le importó en lo mas mínimo la música en ese momento, quería terminar con esto de una buena vez. Y que mejor forma de hacerlo, que abriendo de una patada las puertas tan pronto llegaran a la habitación del gobernante?, dejando así a una Otome con la boca abierta por la inesperada acción.
Obviamente el estruendo de las puertas siendo abiertas de par en par, silenció el remix que estaba tocando el emperador en ese momento, clavando después su mirada en los dos individuos que llegaron tan bruscamente.
"Ah, Señor Drake, ya me habían notificado que por fin regresó a la ciudad" comentó el líder Octariano, apartándose de su mesa electrónica.
"Disfruté mi tiempo en la superficie... Ya estaba extrañando este lugar" bromeó susodicho Joven, dando unos pasos dentro del cuarto con sus manos en los bolsillos.
"Me alegra saber eso, pero... Que manera es ésa de abrir puertas en casa ajena?" preguntó Octavio, frunciendo un poco el ceño por el atrevimiento del contrario.
"Le pido disculpas por mi mala educación, es solo que... No estaba de humor para tocar la puerta, y esperar a que termine su practica..." contestó el ex-comando, devolviéndole la fría mirada al gobernante.
Mientras tanto, Otome quien todavía seguía sorprendida por el comportamiento de su amigo humano, se dedicó a cerrar las puertas una a una, antes de ponerse al lado del ya mencionado.
"Mmm... De cierta forma ya sabía que no estaría muy contento en su regreso..." dijo Octavio, consiente de lo que tocaba ahora.
"... Tenías razón... Los Inklings son unos egoístas..." declaró Drake mientras bajaba la cabeza, ocultando sus ojos bajo la sombra de su cabello.
Tales palabras, se ganaron la atención de la teniente, a la vez que el coronado pulpo formaba lo que abría sido una sonrisa si tuviera boca.
"Son superficiales, y realmente evitarían que los Octarianos se recuperaran si así lo quisieran..." continuó el pelicastaño con un bajo tono de voz, pero lo suficiente como para ser oído por la Octoling y el emperador, cosa que comenzó a general algo de indignación por parte de Otome, mientras que Octavio ya estaba creyendo que su plan SÍ había funcionado.
"Traté de advertirle, Señor Drake. No se puede confiar en estos calamares, puede que ahora lo vean como un amigo, pero tarde o temprano ellos-..." trató de sermonear el enorme Octariano, solo para ser interrumpido por el contrario.
"Pero... Al menos ellos son sinceros, y no confabulan a espaldas de alguien... O manipulan a otros... No es así, Emperador Octavio?" preguntó Drake, volviendo a levantar la cabeza lo suficiente como para que solo uno de sus ojos fuera visible, sin mencionar la levemente siniestra sonrisa del humano.
Ante eso, la aparente 'sonrisa' del susodicho gobernante pareció esfumarse como el humo, al mismo tiempo que sus ojos se abrieron un poco más. Otome por otro lado, no tenía idea de lo que estaba pasando, comenzando a juzgar a los Inklings por un momento, y de pronto acusar a Octavio por algún motivo.
"Otome, presta mucha atención a lo que voy a decir ahora, y haste una idea de todo lo que sucedió desde mi llegada, hasta ahora..." comenzó Drake, recordando todo el plan que el coronado pulpo había hecho.
"Todo esto, todas las cosas que pasaron, todo fue obra tuya... El robo de los Zapfish, el intento de robo a mi bóveda, luego el ataque de los Agentes a los paneles, mi estadía forzada aquí, la información falsa divulgada intencionalmente, el rediseño de los paneles, la inculpación... Todo lo planeaste tú" acusó Drake, provocando que Octavio mantuviera su mirada centrada en el humano mientras empezaba a sudar frío.
Por otra parte, tales declaraciones dejaron muda a la pobre chica pulpo, quien solamente pudo voltear su sorprendida mirada hacia Octavio, y luego a Drake simultáneamente, sobre todo cuando mencionó los robos, y la divulgación de información.
"¿Siquiera tienes una idea de lo que estás hablando?" preguntó el enorme Octariano, en un intento por aparentar inocencia.
"Oh, me vas a hacer armar el rompecabezas en frente tuyo?, okay..." respondió el ex-comando, sacándose las manos de los bolsillos.
"Usaste el intento de robar mis armas como distracción, así los agentes de Cuttlefish se centraban en defender mí bóveda. Con eso tendrías vía libre para robar al gran Zapfish, y algunos de los pequeños, no?. Luego usaste a los espías infiltrados para divulgar información falsa, y así atraer al comando creyendo que los Paneles Solares eran armas" comenzó el pelicastaño, acercándose lentamente al gobernante a medida que relataba.
"Y hablando de los paneles, por eso mismo los rediseñaron sin decirme nada, así podrían implementar los Zapfish robados en ellos, y provocar que los agentes los atacaran, llevándose así a sus peces. Yo por mi parte, te aseguraste de mantenerme aquí todo el tiempo necesario, así para cuando finalmente estuviera por irme, la energía fallara justo a tiempo" continuó el ex-comando, algo por lo que Octavio fue abriendo mas y más los ojos ante los argumentos del contrario.
Otome también recordó la orden que el mismo líder Octariano le había hecho, sobre mantenerlo en la ciudad el mayor tiempo posible, usando cualquier pretexto, o motivo para que lo hiciera.
"Y como cereza del pastel, me mostraste esos vídeos donde aparecían los agentes, junto a una 'sobreviviente' para relatar los hechos... Que pena para ti que yo siempre veo una posibilidad más aunque no lo parezca" finalizó el pelicastaño, estando a solo tres metros de distancia del coronado pulpo, quien se mantuvo con la cabeza baja mientras cerraba los ojos.
"¿Y ahora que piensas hacer...?" preguntó el emperador, volviendo a levantar la cabeza con una mirada fulminante, al mismo tiempo que tensaba el cuerpo por si el humano decidiera hacer alguna acción hostil.
La teniente por otro lado, estaba muda ante los acontecimientos, y sobre todo a la pregunta que devolvió Octavio, la cual más que preguntar, parecía que estaba dándole la razón a todo lo que su amigo humano dijo. Y aunque no era una confección en sí, la pregunta podría tomarse como una.
"Sabes Octavio?, lo que más asco me da de ti ahora, no es todo el complot, las maquinaciones, o el hecho de que quieras una guerra con los Inklings, sino el hecho de haber sacrificado a varios de tu gente para lograr tu mezquindad... Y todo para qué, para conseguir mi apoyo, y el de mi raza?" Drake frunció el ceño con más notoriedad.
"Pero sabes qué?, a pesar de todo eso... No voy a hacer nada, no te detendré, pero tampoco interferiré con los Inklings. Si quieres una guerra con ellos, buscala tú solo, a mi no me metas en el mismo saco contigo..." contestó el humano, dándose la vuelta, y dirigirse hacia la puerta de la habitación.
"¿D-Drake...?" en eso preguntó Otome, al momento en que pasaba por su lado, solo para que un segundo después el ex-comando se detuviera, pero sin voltear a ver.
"Oh, y el Comando SquidBeak ahora sabe que los Paneles Solares no son armas, por lo que solo coloquenles otros Zapfish y volverán a estar operativos... Yo ya terminé aquí..." finalizó con la charla el humano, llegando hasta las puertas y abriéndolas otra vez de par en par.
Mientras tanto, Octavio permaneció en silencio sobre su trono, con una visible vena en su frente que no paraba de bombear tinta mientras un gruñido se le escapaba. No obstante, sus ojos se centraron rápidamente al frente cuando escuchó otro nuevo par de pasos acercarse a él, siendo en esta ocasión Otome, la cual tampoco se veía muy contenta con el gobernante.
"¿Entonces es cierto... Que todo solo fue un plan para vencer a los Inklings?" preguntó la chica pulpo apretando los puños y los dientes, mientras bajaba la cabeza lo suficiente para ocultar sus ojos.
"¡Oh, no trates de hacerte la indignada ahora, teniente. En parte sabía sobre todo esto... Pero acaso se negó a seguir ordenes?!" le recordó Octavio a la Octoling, algo que esta respondió con un chasqueo de lengua.
"Eso fue porque no tenía de otra... Siendo sabido ya lo que hace usted con los que no obedecen" discutió la Octariana, levantando la vista para dedicarle sin temor una fulminante mirada al Octariano mayor.
"¡Eso es para mantener a todos alineados, para evitar que nuestra raza se divida... O acaso ya no le interesa la seguridad de Octomburg, teniente?!" preguntó el coronado pulpo.
"¡Claro que sí, es solo que-...!" trató de contestar Otome, pero esta se vio interrumpida por el mismo gobernante.
"Pero esta bien... Si tanto quiere saber el porqué de mi insistencia en vengarme de los Inklings, entonces permitame que le cuente la historia de nuestra caída...!" ofreció Octavio, seguido de oprimir un botón en su trono, cerrando las puertas automáticamente.
-
Estaba hecho, ahora Octavio no podía hacer nada para persuadirlo, o convencerlo de que se quedara, sin mencionar que los paneles al estar intactos los Octarianos podrían seguir usándolos, y volver a distribuir energía a toda la ciudad. Pero a medida que caminaba por las calles de Octomburg hacia las puertas, una cibernética voz le llamó la atención de Drake, seguido de que un esférico robot se materializara a un lado suyo.
"Señor, creo que debería reducir la velocidad de sus pasos. Se está alejando bastante rápido de la mansión de Octavio" sugirió Bruce, girando su lente a dicha dirección.
"Esa es la idea, Bruce... Ahora mismo lo único que quiero es salir de aquí" respondió el humano con su vista al frente, incluso logrando ignorar las miradas de los transeúntes.
"Entiendo que no se sienta cómodo, dado a lo que acaba de pasar. Pero la señorita Otome no ha venido con usted" avisó la esfera flotante, a lo que al instante el pelicastaño detuvo sus pasos, antes de mirar a su alrededor.
"Mierda, con tantas cosas en mi cabeza no me di cuenta de que ella no venía conmigo" comentó el ex-comando, dándose la vuelta para ver hacia la mansión en la lejanía.
"Conociéndola, ella lo abría seguido. Tal vez halla preferido quedarse" sugirió Bruce, pero Drake solo negó con la cabeza.
"No, ya arreglamos el inconveniente que tuvimos, y cuando me fui ella parecía estar un poco impactada. No me sorprendería si se quedara para decirle un par de palabras suyas a ese pulpo" dijo el pelicastaño. Acto seguido, este dejó salir un suspiro antes de volver a dirigirse a la mansión.
"¿Va a volver?" preguntó el ayudante metálico.
"No quiero volver a verle la cara a Octavio... Pero menos quiero irme sin despedirme de Otome" respondió el joven humano, caminando a regañadientes hacia el dichoso edificio.
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La expresión de Otome era algo que solamente se podía catalogar como shock, puesto que tras haber escuchado la historia del líder Octariano, muchas cosas encajaron con respecto al misterio de su derrota, de la falla en las Octomaquinas, y ahora la insistencia de Octavio por vengarse de los Inklings.
"¡N-no... Eso es mentira... El fallo fue porque sobrecargamos-...!" antes de que la teniente pudiera discutir, fue interrumpida por el mismo pulpo.
"Sí, y así fue, pero... Quién lo provocó, y cómo?. En la historia ya te conté el porqué de todo esto, la razón del porqué vivimos los último cien años en esta miseria llamada Octomburg... Sobreviviendo como podemos, e intentando encontrar algo de la raza Antigua para conseguirlo" dijo Octavio, pasando por alrededor de una Octoling que ahora luchaba contra sus propias creencias.
"Yo solamente intento pagarle a los Inklings con su misma moneda, y justo cuando por fin damos con algo que puede conseguirlo... Se nos escapa entre las manos por su culpa!" exclamó Octavio, volviendo a ponerse en frente de la chica pulpo.
"Pero... Aún así Drake dijo que se mantendría neutral!" Otome levantó la cabeza, pero delatando inseguridad en sus palabras.
"Sí, PERO... Como ya sabes ahora, no se puede confiar en esos calamares, y siempre acaparan todo, tú más que nadie sabe sobre la amistad que tiene con algunos de ellos. Cuanto tiempo crees que les tome para que se aprovechen de eso, y pongan al humano de su parte?" preguntó el enorme Octariano, dejando a la contraria titubeando en busca de una respuesta.
"Yo... No quiero que Drake me vea como enemiga..." al final respondió Otome, bajando la cabeza, y apretando los puños.
"Y puedes evitarlo, interviniendo para que los Inklings no influyan en él... Claro que para ello, tal vez tengas que ayudarme a 'persuadirlo', mantenerlo alejado" propuso el coronado pulpo, acercando un poco su rostro a la Octariana menor.
"¿Es eso una orden...?" preguntó la teniente de tentáculos rojos, a la vez que levantaba la cabeza para encarar al gobernante.
"No esta vez, teniente. Esto es solo una opción a elegir, de la cual usted tendrá todo el derecho a escoger si tomarla o no" respondió Octavio, seguido de darse la vuelta, y poner su mirada en los monitores.
Ante eso, la Octoling ni siquiera se dignó a responder, optando por dar media vuelta, y dirigirse hacia la puerta con intenciones de abandonar la habitación. Más por sentirse asfixiada que por otra cosa.
"¡Todo recae en sus manos ahora, teniente... Elija con cuidado!" le dedicó Octavio unas últimas palabras a la chica pulpo mientras se escuchaban las puertas abrirse y cerrarse igual de rápido. Sin mencionar que en uno de sus monitores ya podía ver a cierto humano regresando a la mansión.
Sin despegar su vista de dicho proyector, el coronado pulpo presionó uno de los botones en su trono, antes de que instantáneamente se escuchara una voz por el comunicador de este.
"Departamento de investigación, en que puedo ayudarle?" preguntó la que seria la recepcionista.
"Aquí el Emperador Octavio" respondió sin más el susodicho Octariano.
"¡E-emperador Octavio, a que tenemos el placer?!" preguntó ka mismo Octoling desde el otro lado.
"Díganle a la Dr.Helena que ya tengo a su sujeto de pruebas, ella entenderá..." ordenó el gobernante frunciendo un poco más el ceño.
"¡C-claro, enseguida!" fue la rápida respuesta en el comunicador, a lo que Octavio al instante corto la llamada.
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Un suspiro escapó entre los labios de Drake. Una vez más estaba frente a la mansión que ya le estaba resultando tediosa, pero lo bueno es que esta posiblemente sería la última. Así que cruzando el portón hacia el patio, el pelicastaño comenzó a subir las escaleras sin muchas ganas. Afortunadamente para él, al momento en que levantó la cabeza para ver a la puerta de entrada, pudo notar como Otome salía justo a tiempo por esta, aunque viéndose afligida por algo.
El humano sin detener sus piernas levantó una de sus manos, al mismo tiempo que emitía un corto, pero audible chiflido. Eso tal como Drake esperaba, captó la atención de la chica pulpo, quien tan pronto lo vio, apresuró sus pasos para bajar las escaleras.
"Me pareció raro que no hubieras venido conmigo, que pasó que quisiste quedarte?" preguntó el ex-comando, ya llegando a una distancia lo suficiente como para poder hablar.
"Perdón si no te avisé, es solo que... Yo también quise decirle algunas cosas a ese tirano..." respondió la Octariana mientras se frotaba detrás de la cabeza con pena.
"No te preocupes, de hecho, por el momento yo también me estaba yendo sin darme cuenta que no venías" se excusó el joven humano, replicando el mismo gesto de la contraria en frotarse detrás de la cabeza. Eso solo ocasionó una risa entorno a los dos, misma que poco a poco fue menguando hasta detenerse.
"Bueno, me acompañas a las puertas...?" en eso preguntó el pelicastaño, formando una sonrisa de lado.
"¿Las puertas, te vas?" devolvió la pregunto Otome, levemente sorprendida.
"Sí, es que... No te hagas una mala idea, pero como que ahora no me siento muy a gusto en la ciudad, sin ofender, claro" respondió Drake, colocando sus manos en frente de el en la ultima frase.
"No, esta bien lo entiendo, con todo lo que pasó, quién no?, jeje. Bueno, vamos" contestó la Octoling de tentáculos rojos, seguido de seguir bajando la escaleras pasando de largo al pelicastaño, casi pareciendo como si ella tampoco quisiera estar por la zona.
Drake por su parte no le pareció raro el comportamiento de esta, puesto que antes de verlo a él, se le veía bastante afligida, y no sería una sorpresa que ahora mismo lo estuviera ocultando. Así que sin decir nada, este se centró en seguir a la teniente, poniéndose al lado de ella mientras emprendían el recorrido a la salida.
No obstante, lo que no sabían era que desde una de las ventanas en la mansión de Octavio, un conocido capitán Octoling yacía vigilándolos, el cual tan pronto vio a la teniente, y al ex-comando salir por el portón, llevó una de sus manos a su comunicador, pareciendo reportar algo. Luego de eso, procedió a darse la vuelta hacia en dirección al interior del edificio.
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Unos cuantos minutos más tarde, el transcurso desde la mansión a las puertas se habían llevado con relativa calma, aunque con demasiada se podría decir, con una Otome, y un Drake que no sabían de que dialogar. Por suerte para ellos, sin darse cuenta ya habían llegado a las puertas de Octomburg, o mejor dicho; al ascensor a estas.
Y mientras los dos subían, el humano recordó no haberse encontrado a Irian junto a la teniente, lo cual le pareció raro en torno a lo que le gustaba a dicha Octoling molestarlos a los dos.
"Je, tu hermana se va a desilusionar cuando sepa que me recibiste, y no le avisaste" dijo el pelicastaño, comentando algo por lo menos.
"Creeme, el que ella no haya venido, nos quita un gran peso de encima" bromeó la chica pulpo, accionando la palanca, y comenzando a subir.
Después de eso, Drake esperó que ahora sí tuvieran algo con lo que conversar, por lo menos hasta llegar arriba, pero una vez más se hizo el silencio. Otome por su parte, tampoco tenía algo con lo que platicar, siendo gracias a eso que el tema de ayudar a Octavio invadía su cabeza.
Ante eso esta la sacudió un poco para despejarla, pero siendo percibida por el ex-comando.
"¿Sucede algo?" preguntó el pelicastaño, ganándose un pequeño salto de sorpresa por parte de la teniente.
"¡A-ah, no, nada. Simplemente estoy pensando, jeje... Uhh..." respondió Otome con una sonrisa nerviosa, pero apartando la vista con un murmuro desganado.
Razón suficiente para que Drake se sintiera un poco preocupado, a lo que unos segundos después, terminó colocando una de sus manos sobre la cabeza de la Octoling, comenzando así a acariciar sus tentáculos.
Y lejos de negarse, Otome simplemente se dejó acariciar por la cálida mano del contrario, moviendo su cabeza de un lado a otro en la dirección donde dicho apéndice se movía, llegando incluso a cerrar sus ojos mientras emitía un lindo gorgoreo.
Con una sonrisa, Drake solamente se quedó viendo a la chica pulpo dejarse llevar, solo hasta que el pequeño estruendo del ascensor llegando a la parte superior fue lo que devolvió a ambos a la realidad.
"Bueno... Ya estamos aquí" comentó el humano, quitando la mano de la cabeza de Otome, y saliendo del ascensor.
"Sí... Supongo" respondió la teniente, un poco triste por la inminente partida del ex-comando, siguiéndolo mientras ella también salía de la cabina.
En ese momento como cuantas veces Drake había caminado por la misma plataforma, cuantas veces había escuchado sus pasos resonando contra la metálica superficie de esta, pero con la diferencia de que esta vez sus pasos venían acompañados de alguien más.
El humano se giró un poco hacia la Octoling que venía con él, borrándose su sonrisa cuando la vio así de desanimada. Así que llegando finalmente a las puertas, este se giro por completo a esta, y le dedicó esa sonrisa que el sabía hacer.
"¿Si sabes que no me voy para siempre, verdad?" preguntó el ex-comando, captando la atención de la contraria, la cual al instante devolvió la sonrisa, aunque un poco sin ganas.
"Lo siento, es que pasaron muchas cosas, y... No me siento con muchas ganas de sonreír" dicho eso, la chica pulpo se llevó una de sus manos detrás de la cabeza mientras bajaba la mirada.
"Esta bien, la verdad es que preferiría verte sonriendo con ganas, y no forzadamente" respondió Drake, al mismo tiempo que colocaba sus manos en su cintura, viendo como las puertas ya comenzaban a abrirse.
Otome en ese momento, volvió a levantar la mirada una vez mas, viendo a su amigo humano manteniendo esa sonrisa de lado, aún cuando en realidad tendría que estar incluso mas serio que ella. Pero a medida que lo veía fijamente, una fugaz imagen de él viéndola de forma hostil cruzó por su cabeza, seguido de que esta abriera sus ojos con temor ante la visión.
"D-Drake..." de la nada llamó la Octariana, con un tono de voz bajo, pero lo suficientemente alto como para que el nombrado la escuchara, respondiendo con un 'Mmm?', antes de voltear a verla.
"P-... Puedo ir contigo...?" preguntó de forma sorpresiva la teniente, haciendo que el humano alzara las cejas ante la exigencia.
"¿Venir conmigo?" devolvió la pregunta el ex-comando, ladeando levemente la cabeza por la confusión.
"Solo por hoy, es que... Yo tampoco me siento muy cómoda aquí ahora" respondió Otome, apartando la vista, y abrazándose a sí misma.
Drake se quedó por un momento pensando en lo que la chica pulpo le había pedido, desviando su mirada momentáneamente hacia el exterior de las puertas, y al cielo nocturno que ya ocupaba su lugar, salvo por los atisbos del día que desaparecían a lo lejos. No obstante, solo para luego asentir con una sonrisa, sabiendo a que podría deberse eso, ya que después de lo sucedido con Octavio, y recordando el porqué ella se quedó en vez de escoltarlo, tal vez lo que ella sentía, no era muy diferente a lo suyo.
"Por mí no hay problema, pero sacude el polvo de la litera que dejaron" respondió el pelicastaño, a lo que la Octoling de tentáculos rojos levantó la mirada con una genuina sonrisa.
Y sin decir nada más, tanto el humano como la chica pulpo se giraron para salir por la puerta, claro que no sin antes despedirse con la mano del Octoling, y el Octariano que la custodiaban.
Al parecer moverse por el bosque en la noche resultó ser algo inevitable, puesto que unos minutos mas tarde, la completa noche se cernía sobre OctoValley, pero a medida que el par era guiados por el robot flotante, no tomó mucho para que llegaran a pasar por el ya conocido puesto avanzado de cierta Octoling rival de la teniente. Y tan pronto llegaron a una distancia de visión suficiente, dos de las grandes luces apuntaron hacia ellos dos, algo que Drake y Otome solo ignoraron mientras avanzaban. Pero no pudieron evitar la sensación de que la susodicha coronel tenía sus ojos opuestos en los dos.
Y fiel a su mal presentimiento, Orianna se mantuvo a los muros de su puesto avanzado, siguiendo con la mirada al humano y a la Octoling mientras se alejaban. Solo hasta que cuando las luces dejaron de alumbrarlos, la oficial Octoling presionó un botón, y dedicó unas palabras por él que no pudieron escucharse, pero a juzgar por la perversa sonrisa en su rostro, no era algo muy bueno.
-
El tiempo pasó, y el camino hacia la bóveda se acortaba cada vez más, del mismo modo que Otome parecía distanciarse levemente del ex-comando mientras bajaba la cabeza, hasta que sin darse cuenta, caminaba por detrás de este.
"Sabes?, a pesar de que dijeron que podría ser peligroso moverse por el bosque de noche, no apareció ninguna criatura" comentó Drake, mirando a su alrededor por delante de él.
"Supongo que... Tuvimos suerte" respondió la teniente con un tono desganado, algo que llamó la atención del pelicastaño.
"Sigues pensando en eso, verdad...?" preguntó el humano, girándose un poco, y percatándose de que la Octoling de tentáculos rojos se estaba quedando atrás.
"¿Eh, p-pensando?" devolvió la pregunta Otome, asustándose un poco de que este supiera lo que de verdad estaba en su cabeza.
"Ya sabes, tu discusión con ese pulpo..." respondió Drake, cruzándose de brazos, y ladeando un poco su cabeza.
"Ehh... Bueno, sí, un poco... Sobre todo de algo que me contó, que tal vez habría preferido no saber..." admitió la chica pulpo, mintiendo sobre lo que en realidad pensaba, pero sazonándolo con algo de verdad en lo último.
"Trata de no centrarte mucho en eso, sí?. Tal vez podamos pensar en que hacer en la bóveda cuando lleguemos" propuso el humano, a lo que la contraria respondió con un asentimiento de cabeza, seguido de volver a ponerse al lado del pelicastaño con más entusiasmo.
No obstante, una tenue transmisión llegó desde el comunicador de su visor, del cual pudo escuchar la voz de quien menos deseaba oír.
"Es hora de elegir, teniente..." la voz de Octavio resonó en los oídos de la chica pulpo, haciendo que esta abriera los ojos como platos, y se detuviera en seco.
"Mire a su derecha..." volvió a resonar el comunicador, en un volumen tan bajo que solo ella pudo escuchas. Acto seguido, la susodicha oficial giró su cabeza hacia la dirección ordenada.
Y desde detrás de uno de los árboles, otra Octoling se asomó por detrás de este, sacudiendo la mano para que su contraparte pudiera verla.
"Y no solo eso, ahora mismo hay un considerable numero de mis fuerzas rodeándolos, incluyéndome" volvió a informar Octavio, mismo por lo que Otome giró su atención hacia todos lados, sin darse cuenta que Drake otra vez la estaba dejando atrás.
"El humano ya tomó su decisión, ahora es su turno, teniente... Pero claro, si corta esta transmisión, lo tomaremos como un 'No', y solamente los dejaremos ir. Pero luego no me hago cargo de lo que pase en el futuro..." finalizó el coronado pulpo, dejando a una teniente con la mirada baja, ocultando sus ojos por una sombra.
"¿Otome?" en eso escuchó la chica pulpo por delante de ella, a lo que esta levantó un poco la cabeza para ver que se trataba del mismo humano.
La teniente por un momento levantó su mano con la intención de cortar la comunicación como Octavio le había dicho, dispuesta a no hacerle caso, pero mientras mas veía al pelicastaño frente a ella, más le parecía como si se estuviera distanciando. Así que tomando finalmente 'su' decisión, esta apretó los dientes, y volvió a bajar su mano, corriendo hasta el ex-comando para alcanzarlo.
"¿Pensado en eso otra vez?" preguntó Drake cuando la chica pulpo llegó con él.
"N-no esta vez... Solo estaba pensando en que... Tu me apoyaste tanto desde que nos conocimos, y la verdad es que..." intentó decir Otome estando frente a frente con el contrario, a la vez que bajaba la mirada con sus manos detrás de ella.
"¿Mmm?" murmuró el humano, ladeando la cabeza con curiosidad, y arqueando una ceja.
"M-me gustaría darte algo..." terminó la frase Otome, sin poder levantar la vista para verlo a la cara. Mas no permaneció así de forma indefinida, ya que el crujir de una rama llamó la atención del ex-comando, girando su cabeza rápidamente hacia la dirección del sonido.
"¿Que fue eso?" preguntó el humano poniéndose levemente alerta, solo para sentir las manos de Otome tomándolo desde las mejillas, y casi forzarlo a verla fijamente.
"¡DRAKE!" exclamó casi con desesperación la chica pulpo, quedándose luego sin palabras por la cercanía de su rostro con la del pelicastaño.
Ambos ante la situación no pudieron evitar sonrojarse al mismo tiempo, sin mencionar que la teniente tuvo que esforzarse por no dejarse llevar ante la pena, dando como mínimo un trago de saliva.
"¿P-podrías cerrar tus ojos...?" de forma inesperada preguntó la Octoling, dejando así a un Drake pensando en lo que se avecinaba.
"¿M-mis ojos?" aún así quiso preguntar el humano, todavía teniendo las manos de la teniente sujetándolo de sus mejillas. No obstante, este vio como la chica pulpo llevaba una de estas hacia su visor, antes de levantarlo para que pudiera contemplar esos bonitos y levemente luminosos ojos verdes, junto a esos lindos contornos morados alrededor de ellos.
"¿Por favor?" pidió Otome con un tono sorprendentemente suave, al mismo tiempo que un brillo cariñoso resaltaba en sus iris, incluso ante la oscuridad de la noche.
Eso era todo, Drake no pudo declinar ante la exigencia de la contraria, y menos aún si se lo pedía de esa forma, así que haciendo su propio trago de saliva, el ex-comando terminó cerrando sus propios ojos, al mismo tiempo que sentía como Otome quitaba su otra mano.
"No los abras..." volvió a pedir la chica pulpo.
"No lo haré..." respondió el humano, acordándose de esta forma a lo que una vez casi estuvo por pasar con Nary, aquélla vez que visitó Inkopolis.
Los segundos pasaron, y Drake se mantuvo en la misma posición, pero sin importar cuanto pasara, este no escuchó, ni sintió nada más después de eso. Hasta que ya un poco ansioso de esperar, el pelicastaño terminó abriendo apenas uno de sus ojos con la intención de que si Otome seguía ahí, no se diera cuenta.
Pero grande fue su sorpresa, al igual que su desilusión cuando se vio completamente solo en medio del bosque, es decir; la Octoling prácticamente había desaparecido.
"¿Otome?" preguntó el ex-comando mirando hacia todos lados con confusión.
"Jejeje... Esta bien, muy gracioso, pero ése también fue un truco bajo!" comentó el humano con una sonrisa y llevándose sus manos a su cintura, creyendo que se trataba de una broma. No obstante, en vez de ver a Otome salir de algún lado riéndose de él, nuevamente reinó el silencio, motivo por el que su sonrisa poco a poco fue desvaneciéndose.
"¿Otome?" volvió a llamar el pelicastaño, obteniendo la misma respuesta.
Y es que de tanto silencio, al no recibir ninguna clase de respuesta por parte de la chica pulpo, algo de preocupación comenzó a tomar lugar en su semblante.
"¡Otome!" ya directamente exclamó el ex-comando, sintiendo un mal presentimiento de lo que sucedía, y más aún cuando volvió a escuchar algo rompiéndose no muy lejos de él, captando así su atención, pero no logrando ver nada fuera de lo común.
"¡Otome, si esto es una broma, esta empezando a dejar de ser graciosa!" con el ceño fruncido, Drake fue dando unos pasos hacia atrás mientras tensaba su cuerpo, estando alerta por cualquier cosa que pudiera pasar, sin mencionar que concentró su vista en cualquier movimiento que pudiera resaltar.
"Bruce..." en eso mencionó el ex-comando, antes de que el robot esférico sabiendo ya la orden que podría darle, realizó un escaneo a su alrededor, alertándose luego por lo que encontró.
"¡Peligro, estamos rodeados!" declaró el cibernético ser, solo para que al momento de anunciar eso, el humano escuchara unos apresurados pasos dirigirse hacia su dirección, cosa que al instante este se dio la vuelta justo a tiempo para atrapar a alguien que había intentado saltar a su espalda.
Pero la cosa no terminó ahí, ya que en pleno giro, Drake llevó contra el suelo al asaltante, colocándole luego uno de sus brazos en el cuello para retenerlo. No obstante, lo que vio hizo que diera un pequeño jadeo de sorpresa.
Una inesperada Octoling yacía en el suelo intentando zafarse del humano, que por un momento el pelicastaño pensó que se trataba de Otome, pero cuando pudo verla con más detenimiento, se dio cuenta de que era una desconocida.
"¡¿Donde esta Ot-...?!" el ex-comando intentó interrogar a la chica pulpo, misma pregunta que ni siquiera pudo terminar, puesto que sintió como otro par de individuos lo embestían desde un costado, intentando aferrarse a él de paso.
Como respuesta, el joven humano rodó por el suelo, quitándose de esa forma a sus atacantes hasta ponerse sobre una rodilla. El par de recién llegados resultaban ser Octoling al igual que la primera, motivo por el que él pelicastaño fue levantándose lentamente, con una expresión que no denotaba estar nada feliz.
Pero eso cambió cuando un cuarto Octoling cayó sobre su espalda, consiguiéndole hacer una llave al cuello, y aferrarse con sus piernas para que no pudiera librarse. Aún así Drake respondió comenzando a girar, y llevar sus manos hacia el brazo que le estaba cortando el aire.
Desafortunadamente, el agarre de este Octariano resultó ser mas fuerte de lo que creía, sin mencionar que uno de los primeros ya mostraba intenciones de apoyar al que tenía sobre su espalda. Así que apretando los dientes, el ex-comando solamente se dejó caer hacia atrás, aplastando así al pobre chico pulpo con su peso.
Un alarido ahogado fue suficiente para hacer saber a Drake que su acción resultó, por lo que abriendo bruscamente los abrazos del Octoling, el soldado humano levantó una de sus piernas, deteniendo al Octariano que se había lanzado hacia él, antes de empujarlo fuera con la misma extremidad.
No olvidándose del Octoling sobre el que estaba acostado, el pelicastaño conectó un cabezazo hacia atrás contra el rostro de este, seguido de levantarse rápidamente. Y mientras veía a los otros dos adversarios correr hacia él, Drake tomó desde el uniforme al mismo Octoling tirado, antes de lanzarlo con fuerza contra los dos ya mencionados.
"¡OTOME!" llamó el humano mientras se alejaba de los aturdidos Octarianos, en un intento por que la teniente hiciera algún grito de auxilio.
La frustración del ex-comando no pudo ir más en aumento, siendo que en vez de recibir una respuesta de la chica pulpo, mas y más Octolings junto a algunos Octarianos empezaron a salir por entre los árboles, cerrándole el paso, y rodeándolo lentamente. Drake por otro lado, supuso que esto otra vez era obra de Octavio, llevando así su nombre escrito por todas partes, y aunque el humano sabía que esto podría pasar tarde o temprano, no se esperó que sería TAN pronto.
Pese a eso, lejos de sentirse arrinconado, el pelicastaño apretó los puños, para luego llevar una de sus manos detrás de su cintura, y sacar su máscara de calavera.
"Su emperador escogió un MUY mal momento para joderme..." sentenció Drake, a la vez que se colocaba su máscara que tan pronto esta se acopló a la forma de su cabeza, el Espectro volvió a abrir los ojos, inundados por una frialdad que amenazaba con congelar al primer incauto que decidiera darse la vuelta para abandonar el enfrentamiento.
Y para sorpresa de los mismos Octarianos, el ex-comando no esperó a que estos lo atacaran, ya que él mismo se lanzó directamente hacia el primer grupo de cefalópodos.
No muy lejos de donde se efectuaba el combate, yacía una teniente escondida detrás de un árbol, la cual apretando los dientes, se llevó una mano hacia su placa pectoral, misma que luego cerro en torno a sentir como si el pecho le doliera.
Acto seguido, Otome se asomó por el borde de su escondite, presenciando la salvaje forma de combatir por parte del ex-comando, llegando desde agarrar de la cara a un Octoling, y azotarlo contra el suelo, hasta conectar un cabezazo directo al rostro de otro, rompiendo el visor que tenía. Pero no todo replicaba en su capacidad combativa, sino que por el número de oponentes, este también recibía su dotación de golpes, aunque resistiéndolos de mejor forma.
"Drake, por favor... Ya deja de luchar..." casi rogó Otome, cerrando sus ojos con fuerza mientras sentía los primeros atisbos del arrepentimiento por lo que había hecho.
"Mmm... El humano se defiende mejor de lo que esperaba... Pero si no podemos someterlo a base de fuerza... Tendremos que usar otro método" en eso escuchó la chica pulpo detrás de ella, cosa que esta al instante se volteó para ver a Octavio detrás suyo.
La teniente por un momento se quedo con sus ojos bien abiertos ante la sorpresa, pero rápidamente recordando que en la transmisión ya avisó que él estaba entre sus fuerzas. Su visión sobre el coronado pulpo tampoco duró mucho, pues otra serie de movimientos captaron su atención, aproximándose desde detrás del gobernante.
Un grupo más de Octolings fueron llegando, portando consigo sus Octoshots junto a sus respectivos tanques de tinta.
"La tinta no hará ningún daño en él" comentó Otome, viendo fijamente a Octavio contemplar la batalla, solo para que cuando este la escuchara informar eso, posar su vista de reojo sobre la teniente.
"Eso ya lo sé... Por eso vengo preparado" respondió el enorme Octariano. Dichas palabras también generaron confusión en la teniente, a lo que regresando su atención al grupo armado, sus ojos se abrieron un poco más cuando notó que la tinta dentro de dichos contenedores era de un inusual color oscuro.
"¿Q-que es eso...?" preguntó Otome, frunciendo el ceño ante la duda de lo que pudiera ser la extraña sustancia.
"Un prototipo de tinta que podría ser efectiva contra un Antiguo... Aunque todavía no fue probada" contestó el emperador, causando más dudas por parte de la teniente.
No obstante, cuando vio que el contrario se disponía a avanzar en su trono, la misma oficial colocó sus manos sobre el reposabrazos derecho del gobernante, ganándose una mirada penetrante del dueño.
"N-no pensará en matarlo... Verdad?" aún así preguntó Otome, a lo que Octavio suavizó su semblante apenas, incluso haciendo un gesto de estar levantando una ceja.
"No, no es mi intención asesinar al humano... De haberlo querido así, habría venido yo sólo..." contestó el coronado pulpo, acercando su rostro al de Otome, y usando un tono sombrío en la última frase.
Dicho eso, de forma algo brusca hizo que la chica pulpo soltara su trono, antes de proseguir con su avance. Otome por otro lado, solamente pudo quedarse viendo como el grupo de Octolings con su tinta oscura avanzaban hacia el pelicastaño, y frunciendo el ceño cuando pudo ver a Reinek entre ellos, quien al cruzar miradas con ella, no dudó en darle una altanera sonrisa.
Regresando al combate, este se había alargado demasiado para los Octarianos, no pudiendo someter al Antiguo incluso con su numero. Y mientras mas intentaban tal hazaña, más de los suyos quedaban inconscientes, y/o malheridos, puesto que incluso consiguiendo conectarle algunos golpes, llaves, o hasta logrando tirarlo al suelo, el bastardo siempre resistía y contraatacaba, se libraba de las susodichas llaves, o se volvía a levantar un segundo después de caer.
Y llegados a este punto, la gota que colmó el vaso fue cuando segado por la adrenalina del combate, la furia, y la frustración de no encontrar a Otome por ningún lado, Drake emitió un fuerte rugido hacia los ya tambaleantes Octarianos, razonando por todo el bosque, y viéndose hasta su aliento salir por la zona de la boca en su mascara.
Los ojos bien abiertos del ex-comando viajaron hacia cada uno de los Octolings que quedaban, esperando a que uno de ellos intentara atacarlo de nuevo. Desafortunadamente no fue así, los pobres Octarianos por lo visto ya estaban dudando en seguir con esto, otros llegando a empezar a retroceder por el miedo.
Pero otra voz sonó por detrás de Drake, una que reconoció al instante, y por ende haciéndolo girarse mas rápido de lo que hubiera pensado. Allí, sentado sobre su trono estaba el Octariano al que ahora deseaba reventarlo a base de golpes, dando un gruñido de disgusto tan solo con verlo.
"Debió tomar mi propuesta cuando pudo, Señor Drake!" comentó Octavio, cosa que el ex-comando no pudo evitar apretar todavía más los dientes. Acto seguido, este se puso sobre una rodilla, solo para sacar un cuchillo de combate desde su bota, con el cual pretendía terminar esto de una vez.
Por otro lado, los ojos del coronado pulpo se abrieron por un momento cuando vio el arma blanca del humano, solo para volver a fruncir el ceño cuando regresó su atención a su rostro.
Y tal como lo hizo con los primero Octarianos, Drake no esperó a que fuera atacado, lanzándose directo por el gobernante en una rápida carrera hacia él. Pero cuando avanzó los primeros seis metros, el ex-comando logró divisar un proyectil siendo disparado hacían su cabeza.
Tan rápido como pudo, el pelicastaño reaccionó poniendo su brazo en medio mientras se detenía, bloqueando así la bola de tinta. Acto seguido, con una feroz mirada en represalia, el humano encontró al Octoling que le disparó. Mas no pudo hacerle siquiera un gesto, cuando sus ojos se abrieron por la confusión, y girando su atención hacia su brazo izquierdo, el cual levantaba lentamente mientras sentía como si lo tuviera algo dormido, sin mencionar que le pesaba más de lo normal.
Con un gruñido de molestia, Drake volvió a levantarse y correr hacia el líder Octariano, pero a medida que seguía acercándose, otros dos disparos más fueron efectuados hacia su dirección. Uno de los dos falló, pero el segundo le dio en el torso, sintiendo ya el picor de la tinta.
De todas formas, por su testarudez el humano otra vez lo ignoró, teniendo su ojos únicamente centrados sobre Octavio. La ola de disparos que siguieron fue inaudita, aumentando conforme las distancias entre el emperador y el ex-comando se reducía.
No obstante, la velocidad del pelicastaño también fue menguando hasta el punto en que cayó sobre una rodilla. Pero viendo lo poco que le quedaba para alcanzar al infame pulpo, volvió a ponerse de pie, aún cuando sentía todo el cuerpo adormecido, y los brazos colgándole por el peso que sentía en ellos.
Impacto tras impacto, fue por pura fuerza de voluntad que el humano mantenía su avance, incluso sin sentir sus piernas. Solo hasta que dejando salir un grito de esfuerzo, y frustración, el pobre pelicastaño término cediendo ante los efectos de la tinta oscura, aunque logrando apoyarse sobre sus brazos.
De reojo, el ex-comando vio como Bruce en un arrebato de su programación, se disponía socorrerlo con las pinzas de su tazer desplegadas. Pero una disimulada negada con su cabeza hizo que el esférico robot permaneciera en la altura que estaba, sin embargo activando su cámara para por lo menos grabar lo sucedido.
Entre jadeos, el humano levantó la cabeza para ver a Octavio, quien le dedicaba una mirada de superioridad que solo hizo enojar más al pelicastaño.
"Quien lo hubiera dicho. Solo hizo falta varios disparos de esta tinta para que finalmente muestres algo de respeto" comentó el enorme Octariano, divertido por la posición en la que estaba Drake, solo para que luego unos cuatro Octolings se le tiraran en la espalda para terminar de someterlo.
"¡¿Que-... Hicieron con Otome?!" aún así preguntó el humano, tratando de zafarse, aunque siéndole inútil.
"La teniente?... Nosotros no le hicimos nada, de hecho, ella está aquí mismo" anunció Octavio, haciendo un ademán con uno de sus tentáculos, y con eso viendo a la susodicha oficial salir desde detrás del trono de Octavio, sin poder atreverse a verlo a la cara.
"¿Otome...?" preguntó un impactado Drake, notando como la chica pulpo no parecía estar retenida, o siendo obligada. Es más, por su mirada baja, esto era algo que había apoyado por decisión propia.
"Tienes que entenderlo, Drake... Yo solo-..." trató de explicar la Octoling, pero fue interrumpida por el gobernante.
"Ya, es suficiente, podrán hablar cuando regresemos a Octomburg... Pero antes de eso..." finalizó Octavio dejando la frase a medio terminar, a lo que como si supiera a que se refería, Reinek se puso entre el coronado pulpo y el humano, despojándolo bruscamente de su máscara.
Y con una sonrisa de satisfacción, apuntó su Octoshot al rostro del retenido, antes jalar del gatillo. Lo siguiente que pudo ver Drake después de eso, fue solo oscuridad.
