La revelación que había hecho el capitán fue más de lo que cualquiera de los agentes abría esperado, teniendo ahora dudas sobre lo que habían estado haciendo todo este tiempo.

"Antes que nada, debo decir que Octavio no siempre fue así como lo conocemos ahora. Él, era joven y patriota, viendo siempre más allá de aquella guerra, y aveces incluso sintiendo empatía por quienes en ese momento eran oficialmente sus enemigos, un rasgo muy raro en un general" comenzó a relatar Cuttlefish, generando otra sorpresa en los más jóvenes.

"¿Eh, general?" en ese momento preguntó Levin, obviamente confundido por el hecho de pensar que dicho pulpo siempre fue el emperador de los Octarianos.

"Así es, Agente 4, Octavio en esos tiempos era el general de las fuerzas de Octomburg, no su emperador. Su ciudad estaba regida por una noble familia, pero no es de eso de lo que estamos hablando, así que dejemos ese tema para más tarde" respondió el anciano Inkling mientras se aclaraba la garganta.

"Como decía, la Gran Guerra Territorial no era algo con lo que nosotros pudiéramos mantener, Octavio también lo sabía, pero pese a eso, nunca nos abrumó con un ataque sin cuartel, obligándonos únicamente a retirarnos si ya no podíamos mantener la pelea en algún sector" continuó el veterano de guerra con un suspiro, recordando los sucesos.

"Pero eso no quería decir, que no pudiera de vez en cuando hacer una reunión con mi viejo amigo Octariano" dicho eso, la expresión de Cuttlefish cambió a una más animada. Por otro lado, otra sorpresa se llevaron los miembros del SquidBeak Splatoon, y la teniente Octoling, quienes sabían muy bien sobre la rivalidad entre ambos veteranos de guerra.

"Abuelo... Perdón que te cuestione, pero difícilmente puedo creer que tú y ese pulpo hayan tenido alguna relación que no fuera enemistad" comentó Callie, claramente con una sonrisa nerviosa.

"Ohh, tú creés?" contestó el capitán con una pequeña sonrisa, a lo que acto seguido, este se dio la vuelta sin decir nada más, y se dirigió hacia el interior de su cabaña mientras el resto de agentes y Octoling compartían miradas confusas.

Un par de minutos después, Cuttlefish regresó con la misma calma de siempre, solo para luego de detrás de él sacar un rectángulo de papel, el cual puso en frente de los jóvenes, viéndose ahora que era una foto lo que tenía en su mano.

"Miren esto y diganme si estoy mintiendo" retó Cuttlefish, cosa que los contrarios no discutieron, y al acercarse bien para ver la imagen de dicha foto, sus ojos abrieron hasta casi salirse de sus cuencas. Ahí sentado se encontraba el mismo capitán de joven, pero no fue eso lo que mayormente impactó a todos, sino a quien estaba sentado a su lado, en lo que parecía ser una charla entre el par de antaño.

"R-reconocemos al abuelo, ya hemos visto fotos de él cuando era joven... P-pero el otro, e-esa casco... No nos digas que ese es...?" trató de preguntar Marie, dejándola a medio terminar por su incredulidad.

"Así es. De seguro ni siquiera usted sabía sobre eso, verdad joven Otome?" preguntó Cuttlefish, obteniendo únicamente una nerviosa negada de cabeza por parte de la atónita chica pulpo.

"P-pero si todos sabemos que Octavio es un Octariano común, solo que muy grande!" trató de discutir Nary, tratando incluso de convencerse a sí misma de que fuera así.

"Oh, no, él es un Octoling como los que vieron en sus misiones... Bueno, aunque un poco diferente" contestó el veterano, antes de volver a ponerse con el tema principal.

"A todo esto, tal como ven en esta foto, Octavio y yo solíamos ser buenos amigos, pero nuestras razas al estar en guerra, dichos encuentros no serian bien vistos por nuestros superiores, así que lo dejamos en secreto, o con personas de confianza" prosiguió el líder del comando, girando la foto para poder verla él.

"Todavía recuerdo el momento en que esta foto fue toma, estábamos hablando sobre el progreso para terminar la guerra sin más derramamiento de tinta... Una pena que yo no podía avanzar tanto como él" dijo con nostalgia Cuttlefish, comenzando a recordar los sucesos de aquél entonces.


[100 años antes]

[Gran Guerra Territorial]

[Zona acampada del encuentro]

En una colina algo despejada, y con vista hacia uno de los campos de batalla repletos de trincheras, y diversos impactos de tinta, se podían ver dos individuos sentados sobre un tronco mientras reían airadamente, sin mencionar a los acompañantes que también tenían sus propias charlas.

"Espera, espera, que todavía se pone mejor. Cuando al cabo se le dio de sentarse sobre uno de los misiles, este empezó a jugar con una de sus bombas. Le advertimos que dejara de hacer eso, pero no hizo caso. Luego cuando todos estábamos en el comedor de campaña tomando nuestro almuerzo, una explosión de tinta sacudió todo el lugar, y cuando fuimos todos para repeler a los atacantes, lo único que encontramos fue una enorme mancha de tinta azul, y en medio de ella surgió el mismo cabo, cubierto de pies a cabeza con ella!" terminó su relato/chiste un joven Cuttlefish, el cual al instante comenzó a carcajearse, al mismo tiempo que era acompañado por las risas de un Octavio en su forma humanoide, tan o casi tan joven como el capitán.

"Y yo pensaba que tenía las cosas difíciles en mi ejercito" comentó Octavio mientras se limpiaba una pequeña lágrima de su ojo, aún con los atisbos de su reciente risa.

"Creeme, viejo amigo, eso es solo una parte de lo que debemos aguantar" respondió Cuttlefish, girándose para ver el puesto avanzado detrás de ellos. Por otro lado, la sonrisa del ahora general se fue borrando conforme pasaban los segundos, hasta que su rostro tomó uno mucho más serio.

"No tienen porqué seguir luchando en esta absurda guerra, podemos hacer que acabe este conflicto... E incluso llegar a un acuerdo" propuso el joven líder Octariano, a lo que el capitán solo dejó salir un suspiro, pero sin quitar la sonrisa de su rostro, un gesto que en la actualidad no se le había quitado.

"No podemos hacer eso, viejo amigo. Tú sabes también que la marea esta subiendo en mayor medida, y también la escasez de tierra es cada vez más recurrente" respondió Cuttlefish, regresando su atención hacia el contrario.

"Podría ayudarles, encontrar una solución para que puedan vivir sin el problema del espacio en su territorio. Es mas, estoy trabajando en un proyecto sobre construir una ciudad bajo tierra. Podrías convencer a tus líderes de ello, por lo menos como una solución temporal para ustedes, hasta que podamos llegar a otros acuerdos mas adelante!" continuó Octavio, tratando de convencer al oficial Inkling.

"Lamentablemente no creo que pueda llegar a pasar, digo... Si fuera por mí, aceptaría, eres muy listo, y se que encontrarías una buena solución... Pero mis lideres con lo tercos que son, es poco probable que se permitan claudicar, incluso en las desventajas que estamos" respondió el capitán, a la vez que se llevaba una de sus manos hacia su frente en evidente frustración.

"Bueno, tampoco hay que dar algo por hecho, después de todo, por algo hacemos estas reuniones" alentó Octavio, ganándose una corta risa por parte de Cuttlefish.

"¡Capitán, General Octavio, si no les molesta, podríamos tomar una foto para las festividades que se aproximan?" preguntó un joven Cangrejo Herradura, muy parecido a cierto vendedor de armas en la actualidad.

"No es problema, Cabo, solo tomela sin preocupación" respondió el oficial Inkling, para luego colocar su mano izquierda sobre su disparado de tinta como si de un bastón se tratase.

"Por cierto, Cuttlefish, también quería comentarte sobre-..." lo siguiente que estuvo por comentar Octavio no puso escucharse, puesto que el sonido de la cámara tomando la foto silenció el resto de la oración, enmarcando así la imagen de los dos.


[Actualidad]

"Cuesta bastante creer que ése fuera Octavio antes" comentó Levin, el cual tanto este como el resto de agentes y la teniente, se habían sentado en el suelo frente a un anciano Capitán Cuttlefish, aunque claro que este estaba sentado sobre su silla plegable.

"Por algo les dije; que Octavio no siempre fue así" respondió el líder del comando, dándole una última mirada a la foto que tenía en su mano.

"¿Cuando fue que se tornó un infame tirano?" preguntó Marie, algo que ínsito a que el resto dieran un enérgico asentimiento de cabeza por saber el motivo. Mas no obtuvieron otra cosa que una negada de cabeza por parte del mayor con sus ojos cerrados.

"Todo a su tiempo, todavía no les he contado también lo sucesos previos a la supuesta... Transformación de Octavio" respondió Cuttlefish, guardando la foto detrás de él, y aclarándose la garganta para continuar con la historia.

"Verán, como les había dicho; Octavio y yo teníamos reuniones con relativa frecuencia, pero nuestras razas al estar en guerra, dichas reuniones entre oficiales opuestos solo estaban permitidas en ciertas ocasiones, y frente a otros oficiales o soldados de ambos bandos que oyeran el comunicado, y hacerlo de manera discreta estaba prohibida, puesto que fácilmente podrían tacharse de traidor, o espía a cualquiera de los dos" comenzó de nuevo el capitán, frunciendo el ceño en una expresión seria, a la vez que levantaba un poco la mirada.

"Pero desafortunadamente, mis líderes se enteraron de lo que no sólo yo, sino toda mi unidad estábamos haciendo" continuó el veterano, ahora bajando la mirada con los ojos cerrados, lo cual efectuó un jadeo de sorpresa en algunos de los presentes.

"¿Y que pasó después... Los llevaron a corte marcial?" en esta ocasión preguntó Shara, pero el anciano Inkling se contentó con sacudir su cabeza de manera negativa.

"Debieron haberlo hecho... Pero lejos de eso... Esto fue lo que pasó..." contestó Cuttlefish, levantando su mirada una vez más, mostrando una expresión que solo podría catalogarse como fría.


[100 años antes]

[Norte de OctoValley]

Los que antes eran los viejos, pero experimentados ojos frío del veterano, ahora habían cambiado a los mucho mas jóvenes, y por ende, más feroces ojos del capitán de antaño, el cual estaba corriendo a todo lo que sus piernas podían dar, además de de vez en cuando cambiar a su forma de calamar, y nadar por la tinta de su raza, mientras esquivaba los disparos e impactos de los proyectiles de tinta más grandes.

Hasta que volviendo a su forma humanoide, el oficial se cubrió en el interior de una trinchera, misma que ya estaba ocupada por un miembro de su unidad. No obstante, sin tiempo de saludar, Cuttlefish se apoyó en el borde de la trinchera, antes de disparar su lanzador de tinta hacia dos soldados Octolings enemigos que se estaban acercando hacia ellos, consiguiendo así reventarlos a los dos.

"¡No podría haber llegado en mejor momento, capitán!" exclamó el ocupante del enorme agujero, resultando ser el mismo Cangrejo Herradura que tomó la foto en ese entonces.

"¡Cabo Shelder, donde está el resto de su escuadrón?!" preguntó un alterado oficial Inkling, viendo como el susodicho crustáceos humanoide parecía estar calibrando una especie de mira a un lanzador de tinta bastante alargado.

"¡Dispersos, o de camino. No lo sé, aparte de mí, usted es el primero que llega hasta esta parte del campo!" respondió el contrario, ya consiguiendo acoplar dicha mira en su extraña arma.

Cuttlefish por otro lado, se asomó un poco fuera de la trinchera para ver el combate alrededor. Y en sí el campo de batalla se veía como cualquier otro; disparos de tinta yendo y viniendo, soldados de ambos bandos tratando de comerle terreno al otro, grandes impactos de tinta cayendo en diferentes partes del lugar, etc.

Pero mientras veía a un grupo de Inklings tratando de adelantarse a la posición del capitán, estos fueron repelidos por el impacto de un misil de tinta, cuyo impacto splateó a algunos, y a los que solo salieron volando, tuvieron que retroceder cuando se recuperaron lo suficiente.

Sin embargo, eso no solo fue en esa ocasión, sino que el impacto de dichos misiles se efectuaba en diferentes parte de la posición Inkling, entorpeciendo su avance, y beneficiando a los Octarianos.

"¡Maldición, esos Octostrikers nos están aplastando!" protestó el joven capitán, volviendo a su posición en el agujero, y tratando de idear un plan de contingencia.

"¡No se preocupe, capitán, aquí ya tengo listo lo que puede darnos la victoria!" respondió Shelder, mostrando así el alargado disparador de tinta.

"¿Y que se supone que es esa arma?" preguntó Cuttlefish, levantando una ceja ante el artilugio 'bélico'.

"¡Lo llamo: 'Charger', y es mi último invento para tal vez darle la vuelta a esta guerra. Verá; consiste en reunir una cantidad de tinta mucho mayor al de cualquier otra arma, y luego dispararla en un poderoso chorro de tinta que podría acabar con un Octostriker de un solo disparo, además también cuenta con una-...!"trató de explicar orgullosamente el crustáceo de grandes gafas, pero este fue abruptamente interrumpido por el contrario.

"¡ABAJO!" advirtió rápidamente el capitán, el cual divisó a un Octotrooper a punto de invadir su trinchera, pero siendo repelido por unos disparos de tinta justo a tiempo.

"¡Shelder, no hay tiempo para explicar. Esa cosa puede hacer el trabajo, o no?!" apuró el oficial Inkling, viendo como el cabo dejaba de cubrirse la cabeza con sus manos.

"¡Sí, sí puede. Además tiene una mira telescópica, lo cual amplía su alcance!" contestó el Cangrejo Herradura con sus ojos fuertemente cerrados ante la reciente alteración.

"¡En ese caso preparate, porque cuando te avise, correremos hasta la posición del primer Octostriker, luego me muestras lo que esa arma puede hacer!" ordenó el capitán, aunque dicha idea no entusiasmó mucho su subordinado.

"E-eh, yo...? P-pero capitán, no crees que sería mejor si usted-...?" trató de convencer Shelder al contrario, pero este pareció no prestarle atención.

"¡De pie, cabo, cuando esos pulpos voladores no nos presten atención, salimos!" avisó Cuttlefish, ya tomando posición de salida.

"¡C-capitán, de verdad no creo que yo-...!" una vez más intentó discutir el joven pseudo oficial, no obstante, sus palabras quedaron en el aire por el repentino aviso de su superior, el cual no pensó que llegaría tan pronto.

"¡Ahora, ahora, ahora!" y con ese aviso, tanto el capitán como el pobre cabo salieron de la trinchera para realizar una carrera hacia una de las posiciones enemigas, teniendo así que evitar los disparos de tinta Octariana, y enfrentarse a los que tenían en frente. Aunque esto último fue hecho por el oficial Inkling, ya que Shelder intentaba más permanecer con vida que luchar.

Pero justo en ese momento, el primer Octostriker fijó su atención en los dos soldados enemigos que se acercaban a él, por lo que no dudó en iniciar un ataque contra estos. Por fortuna, sus proyectiles se tomaban su tiempo en llegar a sus objetivos, causando como mucho hacer que se tambalearan por el impacto.

(N/A: Esto es solo para ponerlos en contexto. El tiempo es de hace 100 años antes, por lo que estos Octostrikers no tienen el sofisticado equipamiento, ni los avanzados misiles que generan un torrente/tornado de tinta, siendo estos proyectiles que solo estallan al impactar)

Una vez llegando a una de las trincheras enemigas, el recibimiento de los Octarianos no se hizo esperar, pero afortunadamente eran Octarianos comunes, un reto no muy difícil para un oficial como Cuttlefish.

"¡Okay, Shelder, todo tuyo!" exclamó el Inkling, ya devolviendo el fuego a los Octarianos mas cercanos.

"¡Todavía es muy lejos, capitán. Tendremos que acercarnos un poco más!" respondió el cabo, sujetando su arma, y acomodándose sus gafas con nerviosismo.

"¡Menos mal dijiste que tenía un buen alcance!" reprochó Cuttlefish, para acto seguido iniciar un avance contra dichos enemigos.

Y a medida que avanzaban por la alargada trinchera, menos Octarianos iban quedando para detener al par. No obstante, su movimiento fue detenido por un inesperado Octoling que les cortó el paso, y como si eso fuera poco, el mismo Octostriker también comenzó un bombardeo contra los dos soldados enemigos.

"¡Shelder, yo me encargo del Octoling, tu acaba con ese Octostriker!" ordenó Cuttlefish, solo para luego salir de su cobertura, y devolver el fuego contra su contraparte pulpo.

"¡¿Que, yo?!" discutió el cabo, mas no obtuvo respuesta de su superior, puesto que este ya estaba ocupado con el Octoling. Así que dando un suspiro, el crustáceo humanoide también salió de su cobertura, subiéndose por arriba del puesto avanzado, e iniciar su propio avance contra el gran Octariano volador.

Por otro lado, Cuttlefish estaba haciendo lo posible por acabar con el chico pulpo enemigo, a lo que agradeció de que solamente fuera uno. Lamentablemente no podía decir lo mismo del Octostriker, siendo que al tener que evitar el constante bombardeo del susodicho Octariano, constantemente tenía que cambiar de posición, y sumado a los disparos del Octoling, ya se pueden hacer una idea de en los aprietos que se encontraba nuestro joven capitán.

Pero en una oportunidad, el oficial Inkling vio como un gran chorro de tinta era disparado desde una posición e impactaba en el Octostriker, no reventándole, pero sí dejándolo desorientado por un momento, a lo cual Cuttlefish aprovechó también la fugaz distracción del Octoling para disparar algunas bolas de tinta al suelo y nadar velozmente por el camino que hizo, solo para que antes de que el Octariano humanoide lo viera venir, el capitán salió de un salto desde el camino de tinta, aún convertido en calamar, y embestirlo con fuerza.

No obstante, el soldado Octoling usó la misma jugada que el capitán, cambiando a su forma de pulpo cuando el susodicho oficial volvió a su forma humanoide, escapándose entre las manos de este. Pero lo que fue otra sorpresa viniendo de parte del mismo Inkling, fue que este le lanzara su arma a los brazos, algo que el chico pulpo atrapó por instinto.

Culminando así el enfrentamiento, cuando Cuttlefish le conectó un fuerte puñetazo en el rostro al contrario, causando que el mismo se desplorara en el suelo inconsciente.

"Listo..." jadeo el Inkling ya habiendo terminado, o eso es lo que este abría querido. Pronto un gruñido entre gorgoreos se escuchó detrás del capitán, obligándolo a darse la vuelta y encarar al Octostriker que ahora estaba con su atención centrada en él.

Sin su arma, y completamente expuesto, Cuttlefish dejó salir un suspiro antes de abrirse de brazos ante el enorme Octariano volador.

"Da tu mejor golpe..." comentó el oficial Inkling, viendo solamente como el contrario preparaba su arma para acabar con su vida. Mas no pasó, cuando otro disparo más emergió desde fuera de las trincheras, conectando con el Octostriker, y esta vez sí logrando splatearlo.

Cuttlefish por reacción se cubrió con sus brazos de toda la tinta que estaba cayendo, antes de volver a mirar, y sonreír ante el logro que habían hecho.

"¡Capitán, capitán!" en eso el oficial escuchó llamar a su cabo mientras se acercaba, a lo que el Inkling solo se acercó al Octoling fuera de combate, y volvió a tomar su fue arma.

"¡¿Capitán está bien?!" preguntó el joven crustáceo mientras llegaba a la posición de su superior.

"Sí, Shelder. Justo a tiempo" respondió Cuttlefish con una sonrisa de lado, a la vez que se giraba para encarar a su subordinado.

"¡Lo vio capitán, le di, y no solo una, sino dos veces!" exclamó con emisión el Cangrejo Herradura, el cual por alguna razón tenía algunas manchas de tinta Octariana en una que otra parte del cuerpo. Tal vez debiéndose al ataque del Octostriker.

"¡Buen tiro, cabo, ahora solo nos falta reventar a otros cuatro más!" elogió el oficial Inkling, pasando de largo al pobre soldado de menor rango.

"¿O-otros cuatro, señor?" preguntó Shelder, ahora viéndose como su reciente emisión se le desplomaba por los suelos.

"¡Así es, mi amigo, o de verdad creías que deshacernos de uno solo sería suficiente?" preguntó Cuttlefish, moviéndose en dirección hacia el siguiente puesto, con el cabo exclamando una balada de pura frustración mientras lo seguía.

-

El resto del día fue bastante ajetreado para los dos individuos, teniendo que despejar el siguiente puesto, siendo este tan, o incluso más difícil que el primero, contando con un numero mayor de Octarianos, y los que todavía llegaban para unirse a la batalla.

No obstante, la cosa mejoró cuando algunos soldados Inklings lograron llegar a uno de los puestos donde estaban Cuttlefish y Shelder, ya que al no haber tantos Octostrikers entorpeciendo el avance Inkling, poco a poco el terreno iba siendo tomado.

Al final del día, los Octarianos y pocos Octolings que combatían terminaron rindiéndose, y/o retirándose, lo cual daba como una victoria para los Inklings, una costosa, y tardía, pero una victoria a fin de cuentas.

Y el regreso de los dos asaltantes de los puestos enemigos fueron recibidos por vítores y aplausos del resto de sus compañeros, fueran de su unidad o no. Por otro lado, Cuttlefish atribuyó todo el merito al cabo Shelder y a su curiosa arma, incitando al resto de Inklings a poner su atención en el pobre crustáceo humanoide, mismo que tuvo que responder como pudo las diversas preguntas de sus compañeros.

El capitán por su parte, aprovechó la momentánea tranquilidad para sentarse sobre unas cajas, y dejar salir un suspiro de cansancio, llevándose una mano detrás del cuello en aparente tensión. Pero su corto descanso fue interrumpido por una serie de pisadas que se detuvieron delante suyo, captando así la atención del dichoso Inkling.

"¡Mayor Tiberion!" exclamó Cuttlefish al mismo tiempo que se levantaba casi de un salto, y hacía un firme saludo militar al oficial de claro mayor rango, mismo que por algún motivo estaba siendo escoltado por unos cuatro soldados Inklings, sin mencionar la seria expresión del recién llegado.

"Descanse, capitán, porque por lo que veo, se lo han ganado..." respondió el Inkling de al parecer también mayor edad, mientras que se giraba hacia los restos del campo de batalla.

"Gracias, señor. Fue una batalla dura, pero conseguimos superar a los Octarianos" comentó el Inkling de tentáculos grises, y puntas verdes, volviendo a hacer que el contrario lo mirara.

"Desafortunadamente, no vengo para felicitarlo por su victoria, hoy..." contestó el mayor, llevando sus manos detrás de su espalda.

"Entonces... A que se debe su inesperada llegada, señor?" preguntó Cuttlefish, viendo a cada uno de los/las soldados que lo acompañaban, viéndose que estos tampoco mostraban mucha simpatía.

"Verá, capitán... Los generales me encomendaron venir a buscarlo, los altos mandos exigen una audiencia con usted..." respondió Tiberion, girando su cabeza hacia una dirección, cosa que el oficial de menor rango siguió hasta ver que no muy lejos se encontraba un jeep aún encendido.

"En ese caso... Permitame que vaya por mis cosas, y le avise a mi unidad sobre mi ausencia..." sugirió Cuttlefish, disponiéndose a darse la vuelta hacia el otro lado donde estaba el vehículo. Pero su retirada fue frustrada por una firme mano del mayor que cayó sobre su hombro, deteniéndolo en seco.

"Ohh, no será necesario, capitán. Ellos se establecieron en un campamento no muy lejos de aquí para hablar exclusivamente con usted... Le aseguro que no tomará nada" dijo el oficial de mayor rango con una sonrisa algo sombría, aplicando un poco más de fuerza en el agarre sobre el hombro del joven capitán, no tanto como para hacerle doler, pero si lo suficiente como para que el capitán se lo tomara como una advertencia.

Así que aún con un mal presentimiento, Cuttlefish no pudo hacer mas que acatar la orden del mayor y comenzar a dirigirse hacia el jeep, con la mano de dicho oficial superior todavía sobre su hombro, sin mencionar los cuatro soldados posicionándose a su alrededor cual escolta de prisionero.

Una vez estando arriba, solo dos de los cuatro soldados se subieron al vehículo militar además de los dos oficiales, mientras que los otros dos dieron un último saludo militar antes de que los primeros cuatro emprendieran viaje.

"¿Me dirá la razón por la cual fui convocado?" preguntó el capitán, una vez moviéndose por el camino por el que los vehículos militares de este tipo transitaban.

"Lo siento, capitán, pero me dieron la orden de no decir nada hasta llevarlo con los superiores" respondió de forma seca el mayor, sin siquiera voltear a verlo, algo que en sí no tranquilizó la preocupación del Inkling de tentáculos grises.

Después de eso, el viaje no tomó más de media hora, en el cual Cuttlefish divisó un numero considerable de familias siendo escoltadas por soldados Inklings, posiblemente evacuados de pueblos en el que se afectaron batallas por el control.

No obstante, su atención fue llamada por la voz de Tiberion, avisándole que ya estaban llegando. El capitán por su parte, solo vio un conjunto de varias carpas y puestos de vigilancia situados en un pueblo posiblemente deshabitado para cuando el vehículo por fin se detuvo.

"Por aquí, capitán..." señaló el oficial superior, dirigiéndose hacia el interior de dicha base mientras era seguido por el contrario.

Pero algo que Cuttlefish pudo notar, fue las miradas que de vez en cuando eran dirigidas hacia él por algunos de sus compañeros, variando entre enojo y decepción por alguna razón, motivo suficiente para que el Inkling de tentáculos grises bajara la mirada con el ceño fruncido, pero aumentando su mal presentimiento.

"Es aquí..." anunció el mayor, haciendo que Cuttlefish volviera a levantar su cabeza, viendo lo que estaba frente a él, una tienda de campaña bastante mas grande que las demás, cuya entrada fue abierta por Tiberion para que el capitán pudiera entrar primero, seguido del susodicho superior.

Dentro, se podía ver una seria de diferentes Inklings de distintas edades, yendo y viniendo ante la divulgación de información sobre el frente. Y en el centro de todos ellos, se encontraba una enorme mesa, sobre la cual estaba un gran mapa de los alrededores donde se libraba la guerra, con diferentes tipos de piezas y documentos apilados alrededor del plano.

Pero eso no era lo único que ocupaba la mesa, sino a tres Inklings de evidente avanzada edad, pero no lo suficiente como para catalogarlos como verdaderos ancianos. Escuchándose así la discusión que tenían entre ellos, y las opciones que tenían para seguir en la guerra.

"¡Mayor Tiberion reportándose, señor!" en eso el mismo oficial exclamó, seguido de ponerse firme detrás de los tres generales con un saludo militar, llamando así la atención de estos.

"Mayor, es bueno ver que regresó según lo acordado" comentó uno de los generales, dando unos pasos al frente junto a sus dos iguales.

"He regresado según la orden que me dieron, aquí traje conmigo al reconocido Capitán Cuttlefish" respondió Tiberion, a lo que de forma instantánea, el mismo capitán se puso al frente, y realizó un saludo militar, estando tan firme como el superior a su lado.

"Buen trabajo, mayor, puede retirarse" ordenó otro de los tres cabecillas, cosa que no fue discutido por el susodicho, realizando un último saludo militar junto a una reverencia, antes de salir de la enorme carpa. Cuttlefish siguiéndolo con los ojos hasta que salió, regresó su atención a los tres superiores frente a él, llevando sus manos detrás suyo en espera de sus ordenes.

"Capitán Cuttlefish, supongo que se preguntará por qué lo citamos a usted de forma tan repentina, no es así?" preguntó el primero de ellos, a lo que el Inkling de tentáculos grises estuvo por responder afirmativamente, pero siendo interrumpido por el tercer general.

"Pero antes que nada, lo felicitamos por su reciente victoria en las llanuras de OctoValley, es bueno saber que todavía hay posibilidad de victoria en esta guerra" aduló el susodicho general, la cual era una Inkling de tentáculos color amarillo claro.

"Gracias, madam, hacemos todo lo posible por superar a los Octarianos" respondió Cuttlefish con un asentimiento de cabeza.

"Desafortunadamente las cosas no están mejorando significativamente. Hemos obtenido reportes sobre nuestra derrota en la Cañada Merluza, y la toma del puesto 11 a manos del enemigo" en eso añadió el segundo, quien era un Inkling de tentáculos rojos, y su expresión era la menos amigable de los tres.

"Y no solo eso, capitán, en varios frentes las guerra nos está empujando cada vez más hacia los limites de Inkopolis, solo será cuestión de tiempo para que los Octarianos finalmente invadan la ciudad" continuó ahora el primero de ellos, siendo este un Inkling de tentáculos azules, y al parecer el más calmado de los tres.

"Es... Muy desalentador oír eso, por lo que veo, los Octarianos atacan cada vez más en numero si pudieron con las defensas de los dos primeros puntos" comentó Cuttlefish, frunciendo un poco el ceño ante la noticia.

"No, capitán... No fue así..." negó el mismo general de tentáculos azules, dejando en una momentánea confusión al capitán.

"El numero de Octarianos no supuso ningún peligro para nuestras fuerzas apostadas" respondió la general de tentáculos amarillos, tornando su expresión aún mas sombría.

"Entonces... Como fue que pudieron vencer?" preguntó el capitán, aunque de cierta forma, una idea le venía en mente.

"¡Esas condenadas Octomaquinas, eso fue lo que los aplastó!" casi exclamó con recelo el general de tentáculos rojos, apretando los dientes ante el enojo y la impotencia.

Cuttlefish por otro lado, no pudo evitar abrir los suyos antes la sorpresa, y pese a saber la participación de dichas armas de los Octarianos en la guerra, seguía siendo una sorpresa cuando se las mencionaba en alguna batalla.

"Y es en su mayoría por esas monstruosas armas que estamos perdiendo esta guerra, ya que casi siempre cuando aparecen, es una derrota casi segura para los nuestros" añadió la general de tentáculos amarillos, cerrando los ojos con amargura. Y es que Cuttlefish sabía por experiencia propia de lo que eran capaces, logrando escapar junto a un puñado de sus compañeros en una batalla, pero entregando otro cacho de territorio al enemigo.

"Pero dejando eso de lado por ahora, centremos nuestra atención en el motivo por el que fue citado, capitán" cambió de tema el general de tentáculos azules, quien llevó una de sus manos al bolsillo interior de su gabardina marrón, antes de sacar un pequeño rectángulo de papel, que luego giró hacia el capitán, mostrando la imagen del otro lado.

"¿Reconoce esta foto, capitán?" preguntó el mismo general de forma calmada, pero añadiendo un tono firme junto a un ceño fruncido.

Por su parte, los ojos del joven Inkling de tentáculos grises de abrieron ante la impresión, y la creciente culpa. Lo que estaba viendo ahora, no era nada más ni menos que la foto que les habían tomado tanto a él como a Octavio en esa ocasión, llenando de dudas e incoherencias la cabeza del pobre capitán.

La boca de Cuttlefish se abrió levemente en un intento por decir algo, pero las palabras se negaron a salir de ella, sin mencionar que sus ojos vagaban de un lado a otro en busca de alguna razón para salir de este poso, o por lo menos algo que les hiciera creer que se trataba de una confusión.

"Si lo que se pregunta usted, capitán, es si alguien de su unidad lo delató, puede estar seguro de que todos sus integrantes le son leales. Fueron sus constantes salidas las que levantaron sospechas, y como estamos en una guerra, es común que de vez en cuando se envíe a alguien para vigilar" continuó el general de tentáculos azules, ya estando seguros por la reacción de su subordinado que habían dado en el clavo.

"Les... Aseguro que no tenía malas intenciones, mis reuniones diarias con el... General Octavio, eran mayormente para convencerlo de terminar ya con esta guerra... O él de terminarla nosotros" afirmó finalmente Cuttlefish, a la vez que tragaba saliva por los nervios, y bajaba la cabeza por no atreverse a ver fijamente a los generales.

"Y ahora nos dirá, que tampoco reveló información al general enemigo, no es así?... Pero lo que de verdad nos decepciona, es que haya arrastrado también a su unidad en eso" desaprobó la general de tentáculos amarillos, colocando una piedra de mayor peso sobre la espalda del capitán de tentáculos grises.

"¡Es una vergüenza para toda nuestra raza, Cuttlefish, deberíamos enviarlos a usted, y a todos los miembros de su escuadrón a una corte marcial por esto!" regañó el general de tentáculos rojos, amenazando mientras que entraba al espacio personal del contrario, y apuntaba con un dedo de forma acusadora al rostro del susodicho capitán.

Ante eso, el oficial de menor rango no tuvo de otra que dar un paso atrás, seguido de ponerse de rodillas, y terminar haciendo una reverencia ante los tres generales, que no mostraron un cambio de humor por la humillación del capitán.

"¡Les imploro que me sentencien a mí a cualquier castigo que sea necesario por mis acciones, pero perdonen a mi unidad. Ellos no tienen nada que ver con lo que hice, como ustedes dijeron: yo solo los arrastré a esto!" rogó Cuttlefish sin despegar el rostro del suelo, cosa que hizo a los tres líderes compartir una rápida mirada entre ellos.

"Sin embargo, ya hemos hecho saber de esto al Consejo de Guerra, y el gobernador a propuesto una idea que podría cambiar las tornas de esta guerra" ahora dijo el general de tentáculos azules, haciendo que el capitán volviera a levantar la cabeza lentamente.

"Como podemos ver, usted tiene una relación bastante buena con el General Octavio, y por eso, se llegó a la siguiente orden que se le dará..." continuó el mismo general, al mismo tiempo que Cuttlefish levantaba la parte superior de su cuerpo, pero sin dejar de estar arrodillado.

"Haga como que esto nunca pasó, continúe con sus 'reuniones' con el líder Octariano, pero... Haga que le revele el punto débil de las Octomaquinas, y luego cuéntenos cada cosa que le diga" añadió ahora la general femenina.

"O nieguese, y afronte las consecuencias de sus actos..." finalizó el general menos carismático, dejando así con un sepulcral silencio y sus ojos bien abiertos al joven capitán, puesto que ahora debía de tomar una difícil decisión.


[Actualidad]

El ahora anciano líder del comando dejó salir un suspiro desganado, con sus dos manos puestas en su bastón mientras mantenía su mirada baja con melancolía.

"¿Y que pasó después. Se negó, se negó, verdad?" preguntó Nayls, claramente no pudiendo adaptarse a la situación de aquel entonces.

"Claro, tonto, luego lo liberaron por buena conducta, y Octavio se volvió malo por aburrimiento" reprochó Shara con sus ojos entrecerrados, burlándose de la inocencia de su hermano menor, motivo por el que este le respondió sacándole la lengua con molestia.

"Pues habría preferido que hubiera sido así... Pero como les he dicho, trágicamente tenía dos opciones, de la cual sólo podía elegir una... O traicionaba a un viejo amigo, o hacia pagar a mis compañeros por las consecuencias de mis actos" respondió el veterano sin despegar su mirada del suelo.

"Abuelo... Entonces tú...?" trató de preguntar Callie, pero esta no pudo completar su frase por obvias razones.

"Así es... Con un gran pesar, me vi forzado a tomar la opción menos perjudicial en ese momento, o por lo menos eso es lo que creía en ese entonces" respondió el anciano Inkling, cerrando su ojos con amargura.

"¿Y el resto de su unidad?" preguntó Levin, ganándose otro suspiro proveniente del capitán como primera respuesta.

"También me habían dado la orden de no desvelar nada acerca de la misión encomendada, ni siquiera a los soldados que estaban bajo mi mando, por temor a que alguno de ellos se le soltara la lengua" contestó Cuttlefish, cerrando sus ojos con el ceño fruncido, haciendo una vez más memoria, trayendo consigo los recuerdos de aquél momento.


[100 años antes]

[Zona de reuniones]

Reunidos en el mismo lugar donde tanto Cuttlefish como Octavio frecuentaban encontrarse, se daba a cabo una vez más, hablando sobre las mismas cosas de casi siempre, sin mencionar de las noticias sobre si algunas de las dos facciones tenía intenciones de claudicar. Desafortunadamente para los dos, el resultado seguía siendo el mismo, sobre todo cuando los líderes Inklings se negaban a hacerlo ante su inminente derrota, ya fuera por orgullo, o estupidez.

No obstante, en una ocasión fue cuando Cuttlefish decidió acatar la orden de sus generales, obligado a tragarse su amistad con el Octoling.

"Octavio... Solo por preguntar, y únicamente saberlo yo... Tus Octomaquinas, tienen alguna debilidad?" finalmente hizo su pregunta el oficial Inkling, forzando también una sonrisa de lado para enmascarar sus intenciones.

"¿Mmmm... Acaso buscas sacar provecho de esto?" devolvió la pregunta el coronado Octariano, levantando una ceja con una sonrisa pícara.

"No, no, claro que no, es solo que... Me intrigan, y a la vez me asustan esas armas. Su inmunidad a la tinta, su impacto en la guerra, lo que pueden hacer... A cuantos pueden acabar..." respondió Cuttlefish, susurrando de manera algo melancólica la última frase, pero no lo suficiente bajo como para no ser desapercibido por el general Octoling.

Al percatarse de eso, Octavio dio una momentánea mirada hacía arriba antes de bajar la cabeza con un suspiro de derrota.

"Esta bien, pero que solo quede entre nosotros, de acuerdo?" propuso el general con una sonrisa, pero una mirada firme mientras apuntaba con el dedo al contrario.

"Por mí no hay problema, por lo menos sabre como derrotar a una si nos llegan a atacar, o hacer el intento" respondió Cuttlefish dando una pequeña carcajada con el joven Octavio. Pero tan pronto la terminaron, el mismo Octoling giró su atención hacia los demás miembros de la unidad Inkling, seguido de su propia escolta, solo para acercarse levemente al oficial Inkling y tapar un lado de su boca con una mano.

"Verás... Cuando las Octomaquinas realizan cierto tipo de ataque, o cuando son derribadas con algo, estas dejan al descubierto un tentáculo al que le puedes disparar con tinta, y no sólo un poco, tienes que hacerlo hasta que reviente" susurró de manera disimulada Octavio, mientras que Cuttlefish acercaba una de sus puntiagudas orejas.

"Ya veo, ya veo... Entonces reviento ese tentáculo, y ya está?" volvió a preguntar el Inkling de tentáculos grises, a lo que el Octariano negó con la cabeza.

"No, tienes que hacerlo unas tres o cuatro veces más para poder neutralizarlas definitivamente" contestó seriamente el general, mientras que el capitán asentía varias veces la cabeza en son de comprender.

"Entiendo... Bueno, supongo que con esto, soy el único Inkling que puede acabar con las Octomaquinas, y derrotarlos en esta guerra!" comentó el joven oficial, cruzando sus brazos y poniendo la frente en alto en falso orgullo a sí mismo.

"Solo no termines como un charco de tinta en el suelo, esta bien?" bromeó Octavio, compartiendo así otra risa entre los dos oficiales de distintos rangos.


[Actualidad]

"Y así fue, con lo que Octavio me reveló, no tardé en hacérselos saber mis superiores, queriendo ya usar esta información para poder lidiar con las Octomaquinas cuando estas aparecieran. Yo por otro lado, les repliqué que sería demasiado pronto, y que sería imprudente hacer eso con las demás cosas que Octavio podría contarme, tal vez una debilidad aún mayor en sus colosales armas, eso y que sólo perdería la confianza de él, sino que conociéndolo bien, no tardaría en formular contramedidas para hacer que las Octomaquinas fueran todavía más difíciles de lo que ya son" relató el ahora anciano Cuttlefish con el ceño fruncido.

Al mismo tiempo que de todos los precentes, Otome parecía ser la que mayor atención prestaba, aunque claro que los demás tampoco se distraían de la historia, sobre todo Nayls, el cual por alguna razón tenía unas gafas de realidad 3D, mientras que se atiborraba con un cubo de palomitas de maíz que había sacado de quien sabe donde.

"Luego de eso, y logrando convencerlos, la guerra prosiguió tal y como iba, con nosotros teniendo más derrotas que victorias, y poco a poco siendo empujados cada vez más al borde de nuestra ciudad. Aunque también debo recalcar que con la información de Octavio, en una ocasión casi consigo derrotar a una de las Octomaquinas, creo que era algo parecida a un cubo si mal no recuerdo" continuó el veterano de guerra, desviando la mirada a la vez que se frotaba la barba ante el pensamiento.

"Bueno, eso ahora no importa, la cosa es que necesitaba profundizar aún mas en la recopilación de información para detener las Octomaquinas de un solo golpe, así que con el permiso de los líderes, propuse un plan que tal vez haría que Octavio me debiera un favor" comenzó con la siguiente parte de la historia Cuttlefish, y probablemente anterior al desastre.


[100 años antes]

[Zona de reuniones]

"¡¿Que hiciste que?!" exclamó un incrédulo Octavio, llegando hasta a levantarse del tronco donde se sentaban, mientras veía al joven Cuttlefish con una mirada de impacto.

"Tal como lo oíste, viejo amigo. Acabo de arreglármelas para que puedas hacer un viaje rápido hasta Inkopolis, y mostrarte las maravillas que tenemos allí" al parecer repitió su noticia el oficial Inkling como si fuera lo mas normal.

"¡Cuttlefish, tú de verdad que estás loco, en serio como piensas que me lo voy a tomar?, por si no se te ha olvidado, nuestras razas están en guerra!" dijo el general Octoling abriéndose de brazos con evidente desaprobación.

"Ya lo sé, pero que tampoco a ti se te olvide que se acordó un alto al fuego por el tema de unas festividades, así que... Pues quise aprovechar" respondió el joven Cuttlefish, levantando sus brazos en señal de despreocupación.

"Claro, porque nadie dirá ni hará nada al ver a un general Octariano caminando por sus calles, no es así?" casi se mofó el oficial Octoling de máximo rango, entrecerrando sus ojos mientras se cruzaba de brazos.

"No tienes por qué mostrarte tal y como eres, fácilmente podrias cubrir tus tentáculos, tus ojos, cambiarte de atuendo, y ahí ya nadie notaría la diferencia. Vamos, Octavio, me costó mucho esto, además que me estoy jugando el cuello!" insistió el capitan, generando un suspiro de inseguridad en el contrario, al mismo tiempo que este apartaba la mirada, pero esta vez cerrando sus ojos.

"... De verdad pienso que nada bueno saldrá de esto, sabes?" comentó el Octoling, haciendo que el Inkling contrario levantara ambas cejas.

"¿Eh, entonces vas a-...?" trató de preguntar Cuttlefish, pero rápidamente fue interrumpido por el mismo general.

"¡Sólo porque estaría mal que me negara cuando te tomaste tanto en armar todo este embrollo!" exclamó Octavio, mostrando un leve rubor de vergüenza, sin mencionar la forma cómica en la que apretaba los puños.

"¡Grandioso, en ese caso nos vemos aquí mismo en la mañana, también traeré algo con lo que puedas confundirte con los habitantes!" mencionó el Inkling de tentáculos grises, levantándose del tronco, e impactando al general Octariano.

"Espera, mañana, osea mañana mismo?!" preguntó Octavio, sin esperarse que su partida a Inkopolis fuera a ser tan pronto.

"Así es, después de todo, hay que aprovechar lo antes posible, no?" respondió el oficial Inkling, notando luego en ese momento la frustración en el rostro de su amigo.

"¡Cuttlefish, de verdad que eres un grandisimo...!" exclamó con enojo el Octariano humanoide, sin poder terminar la frase por eso, al mismo tiempo que se podía ver como sorprendentemente desde una de las mangas de su yukata, el general iba sacando un enorme pincel, listo para castigar con él al inoportuno capitán.

Ante eso, Cuttlefish no pudo hacer más que tomar su disparador de tinta, sujetarse su boina, y emprender una veloz huida con el Octoling persiguiéndolo mientras blandía el pincel de un lado a otro en un intento por darle con él al pobre capitán.

"¡Te veo aquí a la mañana!" se despidió Cuttlefish, bajando ya por la colina con dirección a su base.

"¡VUELVE AQUÍ, COBARDEEEE!" en respuesta gritó un furioso Octavio, en cambio quedándose él al borde de dicha colina por obvias razones, a la vez que sacudía su puño en el aire, y sin importarle mucho por si alguien más lo veía desde ahí.


[Actualidad]

Habiendo escuchado esa parte de la historia, los agentes en sí no pudieron evitar formar una sonrisa ante la cómica amistad que en ese momento tenían los dos veteranos de guerra. Incluso Otome mostraba la misma expresión, pero de una forma más sutil.

Por otro lado, el Cuttlefish de ahora emitió una pequeña risa ante el recuerdo, animándose un poco, y levantando su mirada hacia el cielo despejado, llegando a una parte más llevadera por así decirlo. Incluso si solo se trataba de algunas desventuras entre el par de amigos de antaño, ninguno de los jóvenes Inklings, u Octoling pidió que adelantara a los hechos que dieron lugar a la drástica transformación de Octavio.

En vez de eso, permanecieron callados y a la espera de que el capitán continuara con la historia.


[100 años antes]

[Zona de la reuniones]

Llegada la tan esperada mañana, en la misma colina estaba un malhumorado Octavio, pero no por lo de ayer, sino porque al parecer la llegada de cierto capitán estaba tomando más de lo que uno esperaría, y fue por eso mismo que el general se mantuvo con los brazos cruzados, y un marcado ceño fruncido mientras tenía la cabeza gacha con sus ojos cerrados, sin mencionar que una de sus sandalias de madera no dejaba de tantear el suelo con impaciencia.

No obstante, los ojos del Octoling rápidamente se desviaron a su izquierda, puesto que unos apresurados pasos fueron escuchados provenir desde la bajada por la que se iba y venía de la base Inkling. Hasta que para cuando los pasos llegaron a una distancia lo suficientemente cerca, se pudo ver emerger a un familiar capitán de tentáculos grises, mismo que también parecía traer consigo una caja bajo el brazo, un especie de enorme colgante en su cuello, y el objeto cayendo por detrás de su espalda.

"¡Octavio, que bueno que viniste... Verás aquí tengo-...!" trató de anunciar Cuttlefish, pero sus palabras se vieron abruptamente interrumpidas, la razón?, pues que por muy poco pudo agacharse para esquivar un golpe de pincel lateral, dejando al Inkling cubriéndose la cabeza.

"¡Llegas tarde, tienes idea del tiempo que estuve aquí esperando?!" exclamó con molestias el general, a lo que escuchó una corta carcajada como primera respuesta del contrario.

"Esta bien, lo siento, es que no me percaté bien de la hora, y terminé durmiendo de más" se disculpó el capitán, volviendo a erguirse por completo, pero de forma lenta y con una de sus manos al frente por si debía evitar otro ataque de su amigo Octariano.

"En serio, con ustedes los Inklings es la misma historia. Con razón varias veces los sorprendemos en una batalla por no levantarse temprano!" regañó el coronado Octoling, llevándose una mano al rostro con exasperación.

"Ya, ya, esta bien, no estamos aquí para hablar de la guerra, además, no fue solamente por eso que me tardé un poco. De hecho, tuve que pasar a buscar las cosas que harían que pases desapercibido en Inkopolis" contestó Cuttlefish, ofreciéndole la caja al contrario, la cual este tomó con una de sus manos para ver el interior de la misma.

Y al momento en que lo hizo, pudo ver un Yukata masculino, pero de otro tipo, sin mencionar el color de este era de una tonalidad verde oscura con detalles de hojas. Lo siguiente en el interior de la caja fuero otro par de sandalias de madera, pero un poco mas redondeadas en los bordes, y los troncos de las plantas estaban levemente mas separados.

"El yukata y esas sandalias son prendas que se ven con frecuencia en algunos Inklings, así que me tomé la libertad de conseguir unas que sean de tu talla" mencionó el capitán colocando sus manos en sus caderas.

"Entiende lo de las sandalias y el yukata, pero creo que se te olvidó un factor aún más importante..." comentó Octavio, volviendo a poner su atención sobre el oficial Inkling.

"¿Mmm, y cual sería ese?" preguntó Cuttlefish, levantando una de sus cejas ante la duda.

No fue necesario que el general lo dijera, puesto que solamente fue necesario que este apuntara con obviedad hacia sus tentáculos sobresaliendo de su corona, y luego a los visibles contornos purpuras de sus ojos para que el capitán entendiera.

"Oh, no te preocupes por eso, aquí tengo algo que servirá perfectamente para ocultar sus rasgos Octarianos!" respondió el joven de tentáculos grises, para luego tomar el gran círculo de su espalda, lo cual terminó tratándose de un sombrero cónico de estilo japonés, con unos dedalos de tela colgando por los bordes del gorro tejido con bambú.

Con una ceja levantada, el Octoling tomó el dichoso gorro, para luego dar un suspiro y nuevamente poner su vista en el contrario.

"¿Estas bromeando, cierto?" preguntó Octavio mientras levantaba el distintivo objeto.

"¡Claro que no, además, no solo puede cubrir tus tentáculos, sino que es lo suficientemente grande como para ocultar tus ojos, las telas también ayudarán en esa función!" contestó Cuttlefish, seguro de que su amigo pasaría desapercibido.

"¿Y esperas que mantenga un perfil bajo con algo tan distintivo?" continuó discutiendo el general, sacudiendo el sombrero de cono.

"Todo saldrá bien, ya deja de preocuparte por pequeñeces!" dijo un despreocupado oficial Inkling, ganándose un suspiro de molestia por parte del general Octariano.

"Ahh... Como sea, solo dame un par de minutos mientras me pongo esto..." respondió de mala gana Octavio, dándose la vuelta y perdiéndose de vista poco después.

-

Ya habiendo pasado el corto lapso de tiempo, pronto se escucharían los mismo pasos del coronado Octariano provenir desde el mismo lugar por el que se fue, aunque su aspecto cambió rotundamente tras el cambio de ropa, y sobre todo, el sombrero de cono que ahora tomaba el lugar de su distintiva corona/casco samurái, ocultando así sus tentáculos obviamente Octarianos, y sus ojos bajo el mismo borde del gorro.

Por otro lado, Cuttlefish al verlo, por un momento se mantuvo de pie con sus ojos bien abiertos y sin decir una palabra, marcando un incómodo silencio entre los dos oceánicos. No obstante, la expresión del mismo capitán poco a poco fue contorsionándose en una mueca de estar conteniendo algo, que pronto eso se vio revelado cuando pequeño resoplido de risa se le escapó, cosa que lo obligó a taparse la boca con una mano mientras temblaba ante la necesidad de carcajear como un loco.

"Cuttlefish, como empieces a reír, te juro que-..." trató de amenazar Octavio, seguido de llevar una de sus manos al interior de su manga, dejando ver el mango de su pincel Octariano, pero rápidamente fue detenido por un par de manos que se alzaron frente a él.

"¡Lo siento, lo siento. Es que me sorprendió el drástico cambio de aspecto que tienes, por un momento pensé que se trataba alguna clase de monje, o viajero!" explicó a duras penas el Inkling de tentáculos grises, pero la verdad es que todavía se encontraba temblando por la enorme sensación de gracia que le causaba el nuevo aspecto del general Octoling.

"Como sea... Bueno, y para cuando partimos hacia Inkopolis...?" dijo con molestia Octavio, a la vez que se cruzaba de brazos y apartaba la mirada con el mismo semblante.

"Ahora mismo. De hecho, uno de los integrantes de mi unidad esta custodiando un jeep que usaremos para irnos de camino a la ciudad, así que si no queremos que alguien nos lo quite, mejor nos apresuramos!" respondió Cuttlefish, a lo que acto seguido se dio la vuelta para comenzar a bajar la colina. Octavio por su parte, sin esperarse la tan repentina salida del contrario, no pudo hacer otra cosa que seguirle el paso como podía, sujetándose de paso el sombrero para que no se le terminara volando.


[Actualidad]

Ahora mismo la base del comando era un show de risas, la razón?, pues que la sola imagen imaginaria del Emperador Octavio en esas vestimentas, fue suficiente para hacer que todos incluyendo a Otome emitieran unas buenas risas, aunque esta última tenía sus ojos cerrados con un ceño fruncido, mientras que mantenía un puño en su boca para por lo menos aparentar ser la mas seria del grupo.

"¡Capitán, por que no le tomó una foto?!" en eso preguntó Nary, misma que no paraba de carcajear mientras que se sujetaba la barriga por el notable dolor de dicha risa.

"¡Creeme, Agente 3, de haber tenido una de las cámaras de esos tiempos lo habría hecho, aunque es probable que me asesinara un segundo después... De todas formas hubiera valido la pena tomar ese riesgo!" contestó el anciano capitán, ya calmando su estrepitosa risa, y secando una lágrima de su ojo.

Los demás miembros del comando también fueron poco a poco recuperando los estribos, antes de volver a acomodarse para que el veterano continuara con la historia, sólo que esta vez mostrándose más animados por oír lo que pasaría a continuación. Eso y que estos ya habían olvidado el verdadero motivo de la aventura del supuesto par.


[100 años antes]

[Carreteras a las afueras de Inkopolis]

El sonido del motor era lo segundo que se podía escuchar mientras los dos amigos de antaño se dirigían hasta la prospera ciudad Inkling, siendo únicamente opacado por la charla que tenían estos dos.

No obstante, las palabras de ambos fueron silenciadas, al ver en la proximidad los kilómetros de ciudad estilo japonés en plena era entre el progreso, y las máquinas avanzadas, pero sin abandonar mucho el estilo japonés antiguo de las casas o algunos edificios grandes.

Eso hizo que el par volteara a ver al otro antes de sonreír, y con eso, Cuttlefish pisó con un poco de más fuerza el acelerador, apresurando la llegada a su destino. Mientras tanto, Octavio se ajustaba de mejor forma su sombrero, para cuando pudieron llegar a la entrada de la ciudad.

No tomó mucho para que el vehículo finalmente se perdiera en el interior de esta, haciendo que el general Octariano no tardara en mirar hacia cada rincón y habitante que deambulaban por las calles, eso y además de un tranvía que hizo que el susodicho Octoling lo siguiera con la mirada.

"Tranquilizate, Octavio, pareces un niño" comentó el capitán en un ligero tono burlón, captando así la atención del contrario.

"Pues que no me habías traído aquí para las 'maravillas' de tu ciudad?, además... He visto muchas cosas que no son muy diferentes a las que hay en Octomburg" respondió el disfrazado Octariano, cruzándose de brazos y apartando un poco la vista.

"Claro, y entonces por qué te quedaste mirando ese tranvía como si nunca hubieras visto uno antes?" preguntó el Inkling de tentáculos grises.

"Simplemente me sorprendió que estuvieran lo suficientemente avanzados como para tener uno, cuando nosotros ya hemos modernizado los nuestros en una versión mucho más eficiente" contestó Octavio, ahora alzando la frente con una sonrisa de orgullo.

"Ohhhh, pues perdoneme, 'Señor del Futuro'" respondió Cuttlefish con sarcasmo, antes de que los dos empezaran a reírse un poco.

No obstante, un par de minutos después, el jeep se detuvo al borde de una ancha calle, entre otros dos vehículos no militares. Ante eso, el Octoling se confundió por un momento por la repentina estacionada del contrario, seguido de comenzar a bajarse.

"Bueno, como primera parada, me gustaría que vieras el bar que suelo frecuentar" anunció el capitán, esperando a que su amigo Octariano se bajara también.

"¿Un bar, no te parece un poco temprano para beber?" preguntó con una ceja levantada el general Octoling, recibiendo una pequeña risa del capitán.

"Tampoco es que beba demasiado, y lo de frecuentar me refiero a que las pocas veces que me apetece, siempre vengo a este lugar, y solo serán un par de tragos" respondió con seguridad Cuttlefish, antes de darse la vuelta, y disponerse hacia el interior de la estructura. Octavio por su parte, solamente se dedicó a girar los ojos, y seguir al contrario.

Así una vez dentro, el general tragó algo de saliva cuando vio que no eran los únicos dentro del resinto, puesto que habían varías mesas de la cual tanto Inklings varones como femeninas disfrutaban de un desayuno, dando a entender que este supuesto 'bar', también hacía de cafetería.

Pero su tensión fue en aumento cuando algunos de los clientes pusieron su atención sobre él, algo que Octavio reaccionó tomando el sombrero y ocultando un poco más sus ojos con este. Afortunadamente, un llamado de Cuttlefish fue lo que hizo reaccionar al general, mismo que al instante apresuró sus pasos hasta la barra donde estaba sentado el oficial Inkling.

"Que pasó?, te quedaste congelado por un momento" preguntó el mismo capitán, ladeando la cabeza y levantando una ceja.

"Nada, solo me distraje..." respondió con nerviosismo el general.

"Mmm...?" en eso murmuró Cuttlefish, volteando detrás de sí para ver a los clientes en las mesas, antes de regresar con su amigo.

"¿Ehhh, que acaso viste a alguna Inkling que te interesó?" preguntó con picardía el oficial de grises tentáculos, pero recibiendo un empujón algo brusco por parte del Octoling disfrazado.

"¡No empieces!" exclamó en un susurro Octavio, teniendo un leve rubor de vergüenza bajo su sombrero.

Pero la aparente risa de Cuttlefish pronto fue silenciada, tan pronto pudo ver como un Inkling adulto de tentáculos color morado, levemente obeso, y con un traje de mangas recogidas se aproximada a ellos, presumiblemente el bartender.

"¡Cuttle, que alegría verte. Hasta que esos estirados con medallas decidieron soltarte!" saludó dicho encargado, apoyándose con un brazo sobre la barra.

"También me alegra verte, Nugo!" contestó el capitán, estrechando su mano con la de dicho dueño.

"¡Mmm?, y por lo que veo, no viniste solo!" comentó el extrovertido Inkling, tan pronto posó sus ojos sobre el general disfrazado, aunque causando un leve sobresalto en el mismo.

"Ahhh... Sí, es un... Viejo amigo que vino de visita hoy, y pues... Quise traerlo a ver un poco Inkopolis" respondió el capitán, no pudiendo evitar tragar un poco de saliva por obvias razones.

"Ohhh?, en ese caso, mucho gusto, soy Nugo!" se presentó el bartender, ofreciendo su mano hacia el Octoling.

"El... Gusto es mío..." respondió Octavio con un tono algo bajo, pero aceptando el estrechamiento de manos con el contrario, al mismo tiempo que con la otra tomaba el borde delantero del sombrero, asegurándose así de que sus ojos no fueran vistos.

"Sabes?, no es por replicarte nada, pero es cortés decir tu nombre cuando otro te a dicho el suyo" comentó el mismo Inkling obeso, colocando sus manos en su angosta cintura.

"Oh, lo siento... Mi nombre es Oct-..." estuvo a punto de presentarse el Octariano, pero al instante cortó sus palabras cuando se dio cuenta de lo que estaba por decir, y más cuando de reojo vio como los ojos de Cuttlefish se habían abierto bien por la misma razón.

"Zu...!" en eso completó el 'nombre' Octavio, quedándose con sus labios estirados por unos segundos, implorando por dentro que el dueño de la barra no sospechara nada.

"Octzu?, je, curioso nombre. Bueno, no los entretengo más, diganme: qué es lo que van a tomar?" pidió Nugo, haciendo que tanto el capitán como el general dieran un suspiro de alivio por dentro.

"Pues para mí, trae lo de siempre" contestó el oficial Inkling, haciendo un leve ademán con la mano.

"Yo tomaré lo mismo que él" señaló el general Octariano, apuntando con un dedo hacia el contrario sentado a su lado.

"¡A la orden!" y con eso dicho, el sirve tragos se dio la vuelta mientras se alejaba por un momento en busca de los pedidos.

Por otro lado, cuando el susodicho licenciado se perdió de vista, los dos amigos esta vez sí dejaron salir un suspiro de alivio, puesto que obviamente estuvieron a casi nada de meterse en problemas.

"Para la próxima piensa bien antes de responder..." comentó el capitán, llevándose una de sus manos al rostro.

"Tú también podrías habérmelo recordado antes..." contestó el Octoling disfrazado, acomodando un poco su sombrero de cono con un par de gotas de sudor cayendo por su sien. No obstante, poco después había regresado Nugo, trayendo consigo un par de pequeños vasos de cerámica junto a una botella gris del mismo material, y sin etiqueta.

"Aquí tienen, que lo disfruten!" dijo el dueño de la barra, dejando la botella entre los dos militares, pero con uno de los vasos cada uno, antes de disponerse a retirarse.

"¡Nugo, espera, todavía no te he pagado!" en eso exclamó Cuttlefish, llevando una de sus manos hacia uno de los bolsillos en su uniforme. Mas no alcanzó a sacar nada de efectivo, ya que un alto por la mano del otro Inkling hizo que se detuviera.

"Tranquilo, la casa invita, es lo menos que puedo hacer mientras tú arriesgas la vida en esta terrible guerra" respondió el obeso Inkling con una sonrisa, para luego perderse de vista. Así que volviendo a acomodarse en su asiento, el capitán tomó la botella antes de servirse un poco.

"Bueno, ya lo oíste, no nos queda de otra que aprovechar del licor gratis" comentó Octavio, ahora él tomando la botella, y sirviéndose su propia porción.

"Bueno, no voy a decirle que no a un regalo... A tu salud" contestó el Inkling de tentáculos grises, levantando su vaso en alto.

"Igualmente" dicho eso, ambos dieron un pequeño choque con los dichosos recipientes, antes de empinarlo al mismo tiempo en un gran trago.


[Actualidad]

"Abuelo, en serio que no es buena idea beber desde tan temprano. Hasta incluso Marie lo sabe, y eso que ella es la bebedora del dúo" comentó Callie mientras señalaba a su prima, cosa que esta respondió dándole un golpe de puño en el hombro con el ceño fruncido, en evidente expresión de molestia.

"Como dije; solamente serían un par de tragos, no tenía pensado embriagarme cuando todavía tenía bastante que mostrarle a Octavio sobre Inkopolis, ahora como les iba contando-..." el veterano capitán estuvo a punto de continuar con la historia, pero justo fue interrumpido por Nayls, quien levantó su mano en alto como si de un niño en la escuela se tratase.

"Capitán, y qué se supone que iba a mostrarle a Octavio?, si en esa época Inkopolis no tenía muchas cosas tan interesantes como las de ahora" comentó el chico calamar de tez morena, a lo que Cuttlefish emitió una corta carcajada.

"Creanme, nosotros en esos tiempos, teníamos nuestras propias formas de entretenernos, incluso algunas todavía siguen vigentes hoy en día" respondió el anciano Inkling, generando una mirada mutua entre los jóvenes.

"Por ejemplo, luego de salir del bar, y despedirnos de Nugo, fuimos para visitar los paisajes que en ese momento eran bastante frecuentes, luego de eso, los suburbios donde los músicos ambulantes solían reunirse y entablar unos pseudo conciertos" continuó el capitán, recordando las muchas visitas que recibía el lugar cuando eso pasaba.

"¡Oh, oh, yo me acuerdo de eso. Tú una vez nos llevaste a Marie y a mí cuando eramos niñas!" en eso exclamó Callie, levantando una de sus manos en alto con entusiasmo, siendo apoyada con un asentimiento de cabeza por parte de Marie.

"Pues ahora que recuerdo, mis padres también me habían llevado una vez cuando era mucho mas pequeño!" ahora comentó Levin, ganándose por un momento la atención del grupo.

"Así es, y también como estábamos en aparentes festividades, aprovechamos para asistir al Festival del Verano, donde de todo se realizaba ahí, hasta incluso hubo un torneo de shōgi en el que Octavio ganó de forma aplastante" dijo Cuttlefish, acariciando su barba y levantando una ceja mientras pensaba.

"¿Que ganó, no habrá hecho trampa?" preguntó Nary, cruzándose de brazos.

"No le hacía falta, después de todo, ese condenado pulpo era un estratega implacable, y por eso mismo también fue que yo rechacé en entrar al torneo" respondió el veterano, dejando salir una risa antes de bajar un poco la cabeza.

"Sí... No por nada él era un general, y yo todavía seguía siendo un capitán hasta ahora... Pero claro, después de todo un día, finalmente la hora de regresar había llegado" continuó Cuttlefish, formando una sonrisa de nostalgia por eso.


[100 años antes]

Ya con la luz del sol habiéndose ido finalmente, y dando lugar a la luna, el vehículo militar una vez más ponía rumbo hacia la base por la que habían venido, mientras que un Octavio se quitaba el sombrero que ocultaba las características mas obvias de su raza, seguido de darse la vuelta para darle una última mirada a la ciudad que ahora estaba cada vez más lejos.

"¿Y bien, que te pareció tu visita a Inkopolis?" preguntó el oficial Inkling, notando como su amigo Octariano se giraba para ver dicha ciudad.

"Bueno... Aunque me esperaba algo más... No estuvo tan mal" comentó Octavio, colocando el sombrero en sus piernas, y apoyando su cabeza hacia atrás sobre sus brazos.

"Claro, claro, ya me gustaría que tu ciudad pudiera superar lo que hay en Inkopolis" contestó el capitán, generando una risa algo burlona proveniente del general.

"Ya lo hicimos, viejo amigo, todavía les queda mucho por recorrer a ustedes" dijo con seguridad el Octoling, a lo que Cuttlefish recordó por un momento la misión que le habían encomendado sus superiores, y tal vez esta era la oportunidad que necesitaba para persuadir al Octariano. Así que tragando saliva, el Inkling de tentáculos grises forzó una sonrisa antes de hablar.

"No lo creeré hasta que lo vea. Mientras tanto, mi opinión seguirá siendo la misma" insistió el capitán de tentáculos grises, consiguiendo que la expresión del contrario se tornara a una más desafiante.

"¡Conque esas tenemos, eh?, pues quién sabe, tal vez sea yo el que ahora te lleve a rastras hacia Octomburg!" ladró el general, frunciendo el ceño con una sonrisa del mismo tipo.

"¡Pues cuando quieras, solo espero no ser YO el que se termine aburriendo!" respondió Cuttlefish, poniendo su propia cara de desafío, al mismo tiempo que por distraerse casi terminaban saliéndose del camino.

"¡Pon atención a la carretera, idiota!" regañó Octavio, agarrándose un poco a su propio asiento.

"¡No me digas como conducir!" ante eso contestó el Inkling, volviendo a poner el vehículo militar una vez mas al centro de la carretera de tierra.

-

Ya habiendo pasado su necesario tiempo, finalmente el par había llegado a la base, cuya guardia no era tan numerosa como siempre, dando a entender que algunos al igual que Cuttlefish, habían aprovechado para regresar a Inkopolis y disfrutar de la festividad por lo menos este día. Mientras tanto, gracias a eso los dos recién llegados no fueron percibidos, y el cruce por las tiendas de campaña tampoco fue problema, llegando así con suma facilidad hasta la colina donde siempre se reunían.

"Bueno, supongo que aquí es el 'hasta luego'" comentó el capitán cruzándose de brazos, sin mencionar que el general ya se encontraba nuevamente con sus características ropas puestas, incluyendo su corona.

"Así es, pero que no se nos olvide el motivo del cual siempre venimos aquí. Y aunque no es momento para decirlo, en boca de varios Inklings escuché que están habiendo más pérdidas de lo que se esperaba en esta guerra, por lo que tenemos que detener esto lo antes posible" dijo el Octariano humanoide, cambiando a un semblante obviamente mas serio, incluso el rostro del contrario se vio reflejada la misma cara.

"No se me ha olvidado, es más, creo que he hecho un avance con mis generales para persuadirlos de aceptar la claudicación, y unos términos" respondió Cuttlefish, cerrando los ojos por un momento.

"Bien... Y creo que mejor me retiro, ya se está haciendo tarde, y no quiero que mis gobernantes empiecen a preguntarse donde estoy" dicho eso, Octavio le regresó la caja con la ropa a su amigo, antes de proceder a devolverle el sombrero. Mas no pudo hacerlo, puesto que el capitán levanto una mano en señal de alto, mientras que negaba con la cabeza.

"Puedes quedarte el sombrero, consideralo como... Un recuerdo" dijo el oficial Inkling, volviendo a bajar la mano, y sonriendo de lado.

"¿Estas seguro?" dudó por un momento el Octoling, todavía sosteniendo dicho distintivo entorno a devolverlo.

"Claro, además... Es gracioso verte con él puesto" respondió Cuttlefish con un tono algo risueño, solo para recibir un empujón en el hombro por parte de su amigo Octariano.

"¡Así que sí te daba risa, enano!" exclamó con molestia y vergüenza el general, recalcando su obvia mayor altura que el Inkling al ser un Octoling.

"Pero... Supongo que gracias" agregó Octavio, ajustando la cuerda del sombrero en su cuello, y dejando el sombrero cónico colgar por su espalda. Acto seguido, el mismo procedió a despedirse con un rápido adiós con la mano, pero cuando dio los primeros cinco pasos, el llamado de capitán fue lo que lo hizo darse la vuelta.

"Octavio... Y para cuando crees que sería mi visita a tu ciudad?" preguntó Cuttlefish desde donde estaba, levantando una ceja con una sonrisa.

"Mmmm... Mañana!" respondió sin más el general, tomando al contrario con la guardia baja.

"¡¿M-mañana?!" exclamó el Inkling de tentáculos grises, quedándose con la boca semiabierta, y sus manos levemente levantadas por la sorpresa.

"Exacto, tómalo como una venganza por la anticipación de un día que me hiciste a mí!" contestó el Octariano, formando una auténtica sonrisa de satisfacción al ver la expresión de su amigo.

"¡Pero si mañana ya no es día festivo, como piensas que voy a ir?!" reclamó Cuttlefish, frunciendo el ceño a la vez que daba un par de pasos al frente.

"Tú sabrás como, o que no era que siempre sabías como arreglartelas?" preguntó en un tono algo burlón, solamente para luego emitir una risa del mismo tipo.

"¡Oye, eso ya es pasarse!" en eso exclamó el capitán con enojo, seguido de sacar su arma de quien sabe donde, y comenzar a perseguir a Octavio mientras le disparaba. La diferencia es que dicho Octoling continuaba riéndose de forma burlona a medida que huía del contrario, hasta que este dejó de perseguirlo, quedando al borde contrario de la colina, y viendo como el general Octariano se perdía de vista con dirección a una de sus bases más cercanas.

Cuttlefish por su parte, no pudo evitar soltar una corta risa ante las tonterías que hacía con el Octoling... Pero pronto esa sonrisa se desvanecería de forma instantánea, antes de luego bajar la cabeza con una expresión en blanco. Y con un gruñido de mala gana, el capitán se dio la vuelta mostrando unos ojos de claro enojo, la razón?, pues es que ahora tenía que notificarle de esto a sus generales, e implementar un plan en el que pudiera sabotear las Octomaquinas de alguna forma.


[Actualidad]

Al igual que con el Cuttlefish de ese momento, la expresión del capitán se había tornado a una más triste y desganada, que a la mucho más alegre que antes tenía cuando relataba la historia, sabiendo bien lo que seguiría a continuación.

"Entonces, el día llegó, y no les mentiré cuando les digo que no me sentí muy bien al hacer esta salida, mientras que mis compañeros luchaban en el frente. Pero ya me habían asignado mis ordenes, así que tragándome la vergüenza, esperé a Octavio en la misma colina de siempre, dándole la orden a mi unidad de que se adelantaran, que yo los alcanzaría luego" prosiguió el veterano de guerra, incluso poniendo igual de serios a los que oían lo sucedido.

-

En sí el resto del relato no fue muy diferente a lo que se contó cuando Octavio visitó Inkopolis. Claro que también hubieron cambios notorios en los sucesos de su visita a Octomburg, como el hecho de que Cuttlefish tuviera que ir con el mismo disfraz, cortesía de un vengativo general Octariano, pero con la diferencia de que el yukata era de un color entre purpura y rosado, e imágenes de tentáculos bordadas en los extremos inferiores de la tela, por la parte de las piernas.

Esa misma imagen del capitán tampoco estuvo falta de algunas risas, tanto de los jóvenes como del mismo anciano Inkling, antes de proceder a contar su estadía en la ciudad Octariana.

El primer comentario de Cuttlefish, fue los avances tecnológicos que y de por sí se veía a simple vista. No tanto como los de hoy en día, pero obviamente más de lo que estaban los Inklings, haciendo un uso bastante eficiente de los números de Zapfish que iluminaban toda Octomburg. Luego lo siguió el bar que Octavio solía frecuentar, después los suburbios que daban lugar a las múltiples calles repletas de ciudadanos y tiendas con brillantes letreros.

Luego de eso, Cuttlefish contó que ya contaban con la tecnología suficiente como para ser testigo de un cine, cuyas películas estaban en blanco y negro claro está, pero que con la tecnología de la raza Antigua que iban encontrando, solo sería cuestión de tiempo para que las imágenes tuvieran color, o incluso llegar mas lejos.

Y a medida que el líder del comando relataba, nuevamente una sonrisa de nostalgia se formó bajo su barba, diciendo que se había quedado con la boca abierta en algunos sucesos de su visita. Pero también, de la misma forma que antes, su sonrisa se torsión en una mueca de molestia, llegando así a la parte que tal vez más le costaría contar.

"La verdad es que me lo había pasado tan bien... Que por poco me termino olvidando el motivo por el que arreglamos esto... Y el lugar donde me llevó Octavio a continuación, fue lo que me recordó lo que tenía que hacer... La oportunidad que buscaba..." dijo Cuttlefish, recordando de mala gana lo que pasó en aquel entonces.


[100 años antes]

"¡Admítelo, ahora mismo te estás comiendo tus palabras acompañadas de fideos!" se mofó un joven Octavio, habiéndose percatado más de una vez las caras que puso su amigo Inkling en varias ocasiones.

"No sé de que estas hablando, lo único que vi hasta ahora fueron solo muchas luces, y mucho ruido" mintió el capitán, negándose a darle la razón al contrario.

"Sí, sigue con eso, pero cuando te muestre lo siguiente, prácticamente se te va a caer la boca de la cara!" avisó el oficial Octoling de máximo rango, haciéndole una seña para que lo siguiera.

"¿Oh, en serio, y qué es tan grandioso como para empezar a desarmarme?" preguntó Cuttlefish, viendo la zona algo elevada por la que estaban pasando, siendo así un enorme camino de madera con columnas sosteniéndolo desde abajo, y pudiéndose ver gran parte de la ciudad por do de estaban.

Dando la vuelta por una esquina, Octavio sonrió con más énfasis, viendo lo que estaba en frente suyo. El oficial de tentáculos grises por otro lado, tan pronto llegó hasta donde su amigo Octariano se encontraba, sus ojos se abrieron como platos por lo que ahora estaba presenciando.

Un enorme panel de control en forma de cilindro se situaba entre dos grandes antenas metálica, sin mencionar los numerosos cables, y luces que se conectaban a dicho panel.

Y no hacia falta decirlo, pero es que la visible corriente eléctrica que se filtraba por entre algunos cables, era evidente que el enorme objeto era algo relacionado con el poder que suministraba a la ciudad Octariana.

"He aquí, Cuttlefish, contempla el corazón de toda Octomburg!" presentó con orgullo Octavio, señalando con una mano al cilindro repleto de cables y botones. El Inkling por su parte, dio unos dudosos pasos al frente, sin cambiar su expresión de asombro.

"Octavio... Que se supone que estoy viendo?" aún así preguntó Cuttlefish, sin despegar su vista del frente.

"Así como lo oíste, viejo amigo... Este es el Corazón de Octomburg, lo que sustenta, y suministra de energía a todo la ciudad, y todas aquellas cosas que están conectadas con ella, dentro y fuera" respondió el general, caminando hasta estar por delante del capitán de tentáculos grises.

Mientras tanto, tan pronto el Inkling escuchó eso, el semblante del mismo cambió a uno bastante más serio.

"Y con las cosas de afuera te refieres... A sus dirigibles eléctricos, artilugios inalámbricos... Las Octomaquinas?" volvió a preguntar Cuttlefish, ahora frunciendo el ceño y dando un par de pasos atrás del contrario.

"Eh?, bueno sí, se podría decir, después de todo, por algo esto sustenta a toda la ciudad, y demás" respondió el general, sin darse cuenta de que su 'amigo' estaba llevando su mano detrás de si mismo.

"Y solo por preguntar... Si algo le pasara a esto, las Octomaquinas se destruirían?" continuó preguntando el joven capitán, incluso hasta su tono volviéndose más serio.

"Bueno... Dicho de forma directa, sí, pero tampoco es tan simple, no destruiría a la maquina en sí, sino que enviaría una señal a todas ellas, lo que también provocaría una sobrealimentación de energía, matando así al pobre Zapfish, y apagando a la Octomaquina..." contestó Octavio, levantando un poco la ceja ante las preguntas tan sospechosas.

"Es lo que quería escuchar..." dicho eso, un chasquido se oyó desde atrás del Octariano, cosa que este se giró para ver de que se trataba, y sorprenderse un poco cuando vio al capitán Inkling sosteniendo su lanzador de tinta en las manos, y sus ojos siendo ocultos por una sombra. No obstante, solo pasaron unos segundos antes de que el Octoling dejara salir una risa divertida.

"Esta bien, Cuttlefish, me atrapaste. Admito que me diste un susto" comentó Octavio, cerrando sus ojos y levantando sus manos en señal de rendición, pero en vez de escuchar una risa por parte del contrario, o un comentario burlón, no escuchó más que silencio, motivo por el que el general volvió a abrir los ojos.

En cambio, lentamente el Inkling fue levantando su arma hasta apuntar con esta al confundido general, esfumando la sonrisa que antes tenía en su rostro, hasta el punto en el que también frunció el ceño con algo de incredulidad.

"¿Cuttlefish...?" aún así preguntó con sus ojos bien abiertos el Octoling, solo para que sin aviso alguno, el ya nombrado capitán efectuara una pequeña salva de disparos contra su amigo, lo que provocó un grito de sorpresa, y dolor en el ya mencionado.

Octavio tras el ataque del contrario, no pudo evitar dar unos pasos hacia atrás y terminar tropezándose con su cuerpo cubierto de tinta Inkling, aunque claro, no lo suficiente como para hacerlo reventar, pero la suficiente como para paralizar su cuerpo.

Y mientras el pobre Octariano jadeaba pesadamente, con sus ojos bien abiertos e intentando no splatear, con dificultad movió su cabeza hacia el oficial de tentáculos grises, viendo como este se aproximaba hacia el Corazón de Octomburg, y apuntaba su arma contra él.

"¡CUTTLEFISH, QUE ESTÁS HACIENDO?!" en eso exclamó Octavio, viendo con pánico lo que el capitán estaba por hacer.

Este sin responder, el disfrazado se terminó quitando el sombrero que ocultaba sus tentáculos, antes de apretar los dientes con culpa, y comenzar a disparar contra el aparatoso sistema.

"¡¡NOOOOOOO!!" volvió a gritar con desesperación Octavio, notando como las chispas del mal funcionamiento ya estaban empezando a saltar.

Pero eso no detuvo el ataque a traición del capitán, motivo por el que como pudo, el general se dio la vuelta y a duras penas volvió a ponerse de pie, antes de dar unos toscos pasos hacia el contrario en un intento por detenerlo, todo mientras que las luces en la ciudad detrás de ellos ya mostraban sinónimos de estar fallando.

No obstante, cuando la enorme máquina pareció no estar fallando lo suficiente, Cuttlefish divisó una especie de orbes de luz azúl situados en diversos puntos del cilindro, algo que al dispararles, el cristal no pareció ser afectado por la tinta, así que lanzando su arma a un lado, desenfundó un cuchillo de combate desde el interior de su yukata, y procedió a escalar la máquina, aún con el peligro de las chispas que saltaban.

Pero cuando llegó al primer orbe, solo una puñalada con su cuchillo bastó para romper el cristal de este en una pequeña saltada de chispas, y el sonido de una bombilla reventando. Acto seguido, el Corazón de Octomburg pareció agitarse en mayor medida, dándole al joven capitán donde debía atacar. Así que sosteniendo el cuchillo con sus dientes, procedió al siguiente orbe.

Por otro lado, Octavio quien por fin había llegado a la plataforma del núcleo, se apoyó casi con un tropiezo en la madera, antes de levantar la vista para ver al que era su amigo romper cada orbe, y con ello perjudicando más la máquina. Girándose con miedo a la ciudad detrás de él, vio como el suministro eléctrico de Octomburg se veía afectado cada vez en mayor medida, y si esto continuaba, quién sabe cuan afectada quedaría dicha ciudad Octariana.

"¡ESTO NO ERA LO QUE ACORDAMOS, SE SUPONE QUE ACABARÍAMOS ESTA GUERRA DE FORMA PACÍFICA!" continuó el Octoling, volviendo a darle otra mirada detrás de él. No obstante, las palabras del general no efectuaron al capitán, o por lo menos, no de la forma que quería, puesto que con los ojos todavía cubiertos por una sombra, apuñaló con su cuchillo otro orbe más, emitiendo un gruñido de esfuerzo en el proceso, pero se notaba que dicho esfuerzo era mas psicológico que físico.

"¡QUE NO TE DAS CUENTA, QUE SI HACES ESTO, NO SOLO DETENDRÁS LAS OCTOMAQUINAS?, SINO QUE PERJUDICARÁS A TODA MI GENTE... POR FAVOR DETENTE!" volvió a gritar Octavio, casi suplicando a éstas alturas.

Forzándose a sí mismo, Cuttlefish alzó la mirada hasta la sima del cilindro, divisando un último orbe, pero este era de un color amarillo y notablemente más grande. Así que poniendo su cuchillo entre sus dientes otra vez, se apresuró a llegar al que sería su último golpe. Octavio por su parte, dio un jadeo de miedo al mismo tiempo que sus pupilas se tornaban pequeñas ante el sentimiento. No obstante, apartándose de la plataforma, miró sus manos con desesperación, antes de cerrarlas en puños.

Y apretando sus dientes al igual que sus ojos, el general se concentró e hizo un esfuerzo en su último recurso, generando así una corriente de tinta Octariana, misma que poco a poco fue aumentando en cantidad mientras se arremolinaba a su alrededor, hasta por fin cubrir al desesperado Octoling.

Regresando con el oficial Inkling, este por fin había llegado hasta el último de los orbes, del cual Cuttlefish se le quedó viendo por unos segundos, pensando en si debía continuar, si esto realmente era lo correcto. Pero recordando lo que pasaría si no continuaba, este se vio obligado a cerrar sus corazones. Y tomando el cuchillo con una mano, este lo levantó para asestar el último golpe.

Acción que por muy poco no consiguió, ya que sintió como algo se envolvía en su cintura y lo jalaba fuertemente hacia abajo, casi logrando que se soltara.

"¡Dije...!" en eso escuchó el capitán debajo de él, motivo por el que bajó su mirada para ver de que se trataba, y lo que vio ahora hizo que él fuera quien tuviera una expresión de miedo.

"¡¡... QUE TE DETENGAAAAAS!!" demandó Octavio completando así la frase, con un tono de voz mucho mas grave, muy similar al que tiene en la actualidad, bueno, eso y que ahora el general había tomado la forma de un enorme pulpo, siendo esta la forma cefalópoda que el mismo Octoling poseía, y subiéndose de esta forma a la máquina también.

Cuttlefish no tuvo tiempo ni de dar un grito de sorpresa, cuando el gran Octariano dio otro jalón con el tentáculo que lo tenía agarrado, forzando así al contrario para agarrarse con ambas manos de algún borde.

Pero las cosas tampoco estaban fáciles para elgeneral, puesto que al ser tan grande ahora, las chispas y momentáneas corrientes eléctricas, casi provocan que el mencionado se soltara. No obstante, el plan de Octavio consistía en caer, pero sacando al Inkling de la máquina consigo.

Así que la lucha entre voluntades continuó, con Cuttlefish intentando alcanzar el último orbe, y Octavio tratando de evitarlo. Hasta que mientras seguía aferrado, el capitán vio al cuchillo que tenía en la mano derecha, quedándose así por unos segundos, solo para que otro jalón proveniente de su amigo, consiguió que una de sus manos se soltara, específicamente la que tenía el cuchillo.

Tenía que hacer algo rápido, de lo contrario Octavio lograría sacarlo, y posiblemente lo echaría de la ciudad, o lo que era mas probable; encarcelarlo. Así que dándole una último mirada al que antes era su amigo, lentamente alzó el cuchillo, mismo que también fue visto por el contrario.

"Lo siento..." fueron las últimas palabras que pronunció el oficial de tentáculos grises, antes de que con un profundo pésame, apuñalar con dicha arma blanca el tentáculo de Octavio, realizando después un largo corte sobre este.

La reacción en sí fue la esperada, el general cerró los ojos con fuerza mientras exclamaba un alarido de dolor, pero pese a eso, el enorme Octariano se negó a soltar, abriendo un solo ojo por el dolor de su extremidad. Cuttlefish también percatándose que este no se rendiría, nuevamente asestó otra clavada con el cuchillo sobre el mismo tentáculo, y haciendo otro largo corte sobre el primero, formando así una agonizante 'X'.

Con eso, esta vez el joven capitán sí logró que el general lo soltara, y no solo eso, sino que perdiera el poco equilibrio que tenía, terminando soltándose del chispeante Corazón de Octomburg.

Por un momento el Inkling pensó en bajar, y revisar si la caída no había afectado demasiado al contrario, pero viéndose tan cerca de su objetivo, se mordió el labio con uno de sus colmillos, antes de volver a subir hasta el orbe final. Y con un grito final, Cuttlefish levantó su cuchillo manchado con la tinta de su antes mejor amigo, rompiendo de una buena vez la gran esfera de poder.

La reacción que la siguió, fueron una serie de pequeñas explosiones dentro del cilindro, sacudiendo el Corazón de Octomburg de tal forma que tiró al oficial Inkling. Este por suerte, cambió a su forma de calamar, y se zambulló en uno de los pocos charcos de su tinta, con la máquina principal dando una última explosión y apagándose de una vez.

El apagón que luego cayó sobre toda la ciudad fue completamente instantáneo, con diversas explosiones de bombillas en cada extremo de Octomburg, donde estaban los Zapfish que antes suministrando electricidad, eso y la confusión en masa por parte de los habitantes tampoco se hizo esperar, habiendo hasta uno que otro accidente por las carreteras.

De una forma lenta, Cuttlefish volvió a salir del charco en el que se había metido, notando la gran oscuridad que ahora cernía por todos lados. Pese a eso, volvió a tomar su forma humanoide y a ponerse de pie. No obstante, cuando se movió para tomar su arma junto al sombrero que tiro, se dio la vuelta cuando escuchó el quejido de Octavio desde atrás suyo.

El mismo estaba viendo con gran pesar la antes iluminada ciudad Octariana, antes de poner sus ojos sobre el causante de todo lo sucedido. La expresión en los ojos que el general tenía, era algo que hasta en la actualidad seguía pasando por la cabeza del viejo Cuttlefish de vez en cuando. "¿Por que?", esas eran las palabras que los ojos del líder Octariano expresaban.

Y aún con eso, el capitán bajó la cabeza por un momento, antes de colocarse el sombrero para ocultar sus tentáculos, y abandonar la zona de los hechos, tratando de aguantarse la culpa, y pensar solo en como aprovechar la confusión y el caos para escapar de Octomburg.

Octavio no pudo hacer otra cosa que ver al que antes era su amigo irse como si nada, sin siquiera decirle el motivo de todo esto. Mediante el Inkling se perdía de vista, los ojos del general poco a poco se fueron contorsionando en una expresión de enojo, hasta que no pudiendo soportarlo más, el mismo emitió un fuerte grito de absoluta rabia, ira, rencor, frustración, dolor, venganza, un grito que pareció escucharse por toda la basta ciudad.


[Actualidad]

"Después de eso, reportes comenzaron a llegar, sobre Octomaquinas que una tras otra fueron fallando y cayendo por sí mismas en pleno campo de batalla. Y tal como se esperaba, sin el apoyo de sus enormes máquinas, eso sumado a la confusión de oír que su ciudad natal sufrió una catástrofe, la balanza de la guerra ahora estaba a nuestro favor" relató el veterano con su mirada baja, sin sorprenderse por los rostros de impacto que tenían los agentes y la teniente.

"E-entonces... Esa cicatriz que tiene Octavio en el tentáculo...?" intentó preguntar Callie, apuntando con una temblorosa mano a su abuelo.

"Sí... Es de lo que pasó en aquél entonces. También es por eso que él nunca volvió a tomar su forma humanoide, para siempre tener a la vista la herida que yo le hice, y nunca olvidar su rencor a mí, y nuestra raza..." contestó el líder del comando, frunciendo levemente el ceño.

"Ahora, como les estaba diciendo, sin la participación de las Octomaquinas en el bando Octariano, lentamente fuimos recuperando el terreno, y no digo que a partir de ahí fuera fácil, todavía habían Octarianos y Octolings que presentaban una dura batalla. Y con las tornas habiendo cambiado, llegó a un punto en el que los Octarianos finalmente se rindieron, cediéndonos la mayoría del territorio, que era por lo que luchábamos cuando el mar comenzó a subir" continuó el capitán, ya estando al final de todo el relato.

"Yo por mi parte, recibí la medalla del 'Heroísmo', y fui ascendido a Comandante por mis valerosas acciones, pero... Rechacé el ascenso, y poco después tiré la medalla al bote de basura más cercano. No merecía ningún premio, no merecía ninguna alabanza por lo que hice, ni siquiera un elogio. En cuanto a Octavio, el nunca volvió a presentarse en la colina donde nos reuníamos, y no lo culpo, aún así, yo aveces me quedaba horas sentado en ese tronco, con la esperanza de que en algún momento el llegara a aparecer, pero ése momento jamás llegó" continuó el anciano Inkling, quedándose por un momento callado, por si alguien hacía una pregunta, no obstante, nadie dijo nada.

"Un tiempo después, me enteré de que Octavio derrocó a los actuales gobernantes de Octomburg, autoproclamándose Emperador de todos los Octarianos, siendo ahí también por el que formé el comando SquidBeak Splatoon, sabiendo perfectamente los planes de Octavio con él al poder... Pero esa será una historia para otra ocasión" terminó de contar el veterano, poniendo luego su atención en la todavía impactada chica pulpo.

"Ahora, joven Otome, como puedes ver, tú no fuiste la única que tomó malas decisiones, y como había dicho; yo tomé la mía pensando que sería la menos perjudicial... Y terminé causándole un gran mal a tu gente, no muy diferente a lo que Octavio te contó. Y ahora que sabes toda la verdad, sigues pensando que es buena idea ayudarnos...?" preguntó Cuttlefish, apoyándose con melancolía en su bastón.

La teniente ante eso, solamente pudo ponerse de pie mientras se quedaba viendo fijamente al capitán, con una sombra cubriendo sus ojos. Acto seguido, la Octoling se dio la vuelta mientras era vista por todos los agentes, para luego a paso firme caminar entre ellos con dirección a la tetera.

Dicha 'respuesta' por parte de la Octariana, generó que el líder del comando bajara la cabeza con un suspiro, como si ya se esperara este resultado.

"O-Otome..." intentó llamar Callie mientras estiraba su mano hacia la mencionada, pero una mano en su hombro hizo que se girara al propietario. Quien con una triste mirada comprensiva, Marie solo negó con su cabeza, cerrando sus ojos de paso.

Y las Hermanas Calamar tampoco eran las únicas, puesto que los SquidFire tampoco pudieron hacer otra cosa mas que ver como la teniente se marchaba, todos con una expresión de culpa y sin derechos a detenerla, mucho menos a pedirle ayuda.

Incluso Bruce, mismo que también fue oyente de la historia, no se movió ni un centímetro del lugar en el que flotaba.

No obstante, al momento de poner un pie sobre dicha gran tetera, Otome dejó salir un audible suspiro antes de colocar una de sus manos en su cadera.

"¿Que están esperando... Drake no nos va a esperar por siempre, saben?" de repente dijo la misma chica pulpo mientras se giraba con una sonrisa, tomando completamente con la guardia baja al comando.

"¡¿Que... E-enserio vas a-...?!" trató de preguntar la idol de tentáculos negros, poniéndose de pie al igual que todos los demás, tan impresionados como ella, hasta incluso Cuttlefish, mismo que a tal punto que interrumpió a su nieta.

"¡¿Joven Otome, entiendes que lo que le pasó a tu gente no solo fue por su abuso de energía, sino mayormente por mí culpa?!" preguntó el capitán, poniéndose rápidamente de pie, y dando unos pasos hacia la Octoling.

"Lo sé muy bien... Pero el pasado es el pasado, y este es el presente, además... Ahora mismo yo tampoco estoy haciendo algo muy afín a lo que haría otro de mi raza" respondió Otome, frotándose detrás de la cabeza.

"¡Pero yo también tomé decisiones terribles, y quién dice que los pecados no pueden redimirse?" finalizó la teniente de tentáculos rojos, ahora generando una creciente sonrisa en los miembros del comando, sólo para que tomando su arma, Nary se acercara hasta la chica pulpo, llegando al lado de esta.

"¿Por donde es el camino?" al final preguntó la Inkling de tentáculos naranjas con una sonrisa determinada, reflejando luego ese mismo sentimiento en la Octoling. Con el resto no fue la excepción, puesto que tomando sus armas y su equipo, tanto los amigos de Nary, como las Squid Sisters se pudieron al día con la teniente.

Cuttlefish por otro lado tampoco se quedó atrás, resonando las palabras de la joven Octariana, y la forma en que veía más allá de la tragedia que azoló a su raza. Así que formando una sonrisa del mismo estilo, el veterano se dio la vuelta para dirigirse a su cabaña.

"¡Agentes, tengo un nuevo plan, pero como no hay tiempo para explicarles, apeguense al que ya discutimos, luego les explico cuando estén de camino a Octomburg!" exclamó el capitán apresurando un poco el paso.

"¿Abuelo, que es lo que harás mientras?" aún así preguntó Marie, girándose tanto ella como el resto.

"¡Ya lo verán por el camino, ahora apresurese!" contestó sin mas el anciano Inkling, seguido de hacer una seña para que se apresuraran, al mismo tiempo que se adentraba en la estructura de madera.

Sin la oportunidad de preguntar más, el grupo cambió la dirección de las tuberías hacia OctoValley, antes de adentrarse en la tetera uno después del otro.

Mientras tanto, Cuttlefish encontró lo que estaba buscando, siendo este el mismo comunicador con el que se contactaba con cierto príncipe Octoling.

"Por poco olvido el motivo personal por el que los ayudo... Y si la joven Otome tiene razón, esta es una oportunidad que no debo desperdiciar, aunque... Seguramente será otro favor que terminaré debiendo" comentó el capitán para sí mismo con una sonrisa nerviosa, terminando por levantar el altavoz con el que hablaba.