Bien!
Hemos llegado ya al último capítulo de Inside My Heart!
Damos las muchas gracias a todas aquellas personas que nos han estado
siguiendo des del principio. Muchas gracias!
Esperemos que os
guste.
Capítulo 33: De vuelta a casa
Se
acercaban a la puerta. Ya estaban al tocar de la salida... Hitomi
hizo un grito ahogado.
–¿Qué pasa?.- preguntó
Harry.
–No... No... ¿No habéis oído eso?.-
dijo mientras se giraba asustada.
-¿El qué?.- dijo
Anna.
–Nada... solo me pareció oír una risa
diabólica venir del fondo del pasillo.
–Tranquila
Hitomi, no pasa nada... ya se acabó todo.
La puerta se
abrió.
–Ahá! Por fin los he en... ¿chicos?.-
dijo Dumbledore sin terminar de hablar al ver el panorama. La verdad
es que daba bastante pena verles. Su mirada apagada, sus rostros
tristres, arañazos, golpes, muertos...
Dumbledore se acercó
a Dan que llevaba en sus brazos a Mariona.
–Me alegro de que no
la hayan dejado allí. Profesor Snape avise a todos los
profesores. Los hemos encontrado.
–Sí, profesor
Dumbledore.- dijo Snape bajando la cabeza en forma de reverencia y
mirando a los chicos con una sonrisa burleta.
–Vamos a mi
despacho.- dijo mirándolos uno a uno severamente.
Todos se
miraron horrorizados. Ahora tocaba la bronca. Se dirigieron hacia el
despacho, detrás de Dumbledore. Llegaron. Se sentaron en las
sillas que Dumbledore hizo aparecer. Se quedaron en silencio. Los
chicos mirándose las puntas de los pies. Dumbledore
observándoles. Una sonrisa apareció entre su barba.
–La verdad... no me sorprendre vuestra aventura... solo me
sorprendre de uno de vosotros.
Draco levantó la cabeza, al
notar que el anciano le observaba. Draco se ruborizó y volvió
a bajar la cabeza. Laura le miró, sonriéndole. Le
parecía adorable cuando se ponía así. Le cogió
de la mano.
–Y me sorprende por la razón que has sabido
jugar bien tus cartas.- Draco levantó la cabeza sin acabar de
comprender.- Gracias a todos los cambios que has experimentado has
ganado muchas cosas: tienes unos amigos que seguro que van a serte
fieles siempre.- todos sonrieron y Artema asintió con la
cabeza.- Has conquistado a una chica maravillosa.- Laura sonrió
agradecida y ruborizada.- y has conseguido plantarle cara a tu padre,
a tu familia, a tu sangre y a tu educación. ¿Por qué?
Por la simple razón de haber abierto los ojos y observar la
realidad, has visto que la sangre no tiene nada que ver con el valor
de un joven mago o una joven bruja. Aún así me parece
que lo que hicisteis es de inconscientes. Aunque ciertamente era
inevitable, porque es una profecía y de una manera u otra, se
hubiera cumplido, pero me parece muy mal que acudierais sin ayuda
alguna. Ahora me gustaría que alguien me contara lo sucedido.
Se
quedaron en silencio. Se sentían incómodos e inquietos.
Por fin Anna se decidió a hablar.
–Mmm... se lo contamos
des del principio o des de que nos encontró ahí?
–Perdonad...
podemos salir un momento? No nos encontramos demasiado bien...-
dijeron Laia, Agnès y Artema.
–Sí, claro, ya
tenéis suficiente por hoy. Bien, Anna. Des del principio por
favor. Des de cómo supieron que eran los planetas.
Las
chicas salieron. Anna empezó a relatar con la ayuda y los
detalles de sus amigos.
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-Aún no me creo que
Mariona no esté aquí, con nosotras...- dijo Laia.
–A
mamá y papá les va a dar un infarto.- dijo Agnès
con la voz apagada.
–Y a Oliver... no os olvidéis de
él...- dijo Artema.
–Es verdad! Tenemos que decírselo!
Vayamos a la lechucería!.- dijo Agnès.
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-Bien...
lo mejor será que vayáis a descansar. Ya habéis
aguantado bastante, por lo jóvenes que sois...- dijo
Dumbledore.
–Sí. Solo tenemos una pregunta. Si Voldemort
y todos sus mortífagos han desaparecido, donde está
mi... padre?.- preguntó Draco a duras penas porque le costaba
reconocer, después de todo, que esa maldita persona era su
padre.
–Me acaban de comunicar que lo encontraron en la salida
de Hogsmeade. Está arrestado y tal vez lo metan en Azkaban.-
respondió Dumbledore sin dejar de mirar a Draco. Al principio
Draco no dijo nada pero luego, mirando su brazo que tuvo que ceder
hacía un rato atrás a Voldemort dijo completamente
serio:
-Me parece estupendo.
Una vez se quedaron sumergidos en
un silencio incómodo, Marta se fue hacia la puerta y
despidiéndose de Dumbledore con la mano, añadió:
-Bien. Nosotros nos vamos no, ¿chicos?. Adiós
Dumbledore, gracias por todo.- Luego se fueron en silencio a sus
respectivas habitaciones y no tuvieron ni fuerzas para hablar y
durmieron todos de un tirón.
---
Al día
siguiente hacía un sol radiante y parecía como si nada
hubiera ocurrido. Era francamente irónico. Los chicos se
levantaron y se fueron al Gran Comedor, para almorzar. Los chicos
fueron de los primeros en sentarse y empezaron a charlar mientras
esperaban que les sirvieran la comida.
–Esta noche van a
entregar la copa de las casas...- dijo Laura.
–Ya... pero no
estamos por copas... Ayer enviamos unas lechuzas a Oliver y a los
padres de Mariona. Llegarán hoy para ver a su hija... y
Dumbledore va a convocar una pequeña ceremonia... Oliver
también está destrozado. Tendremos que animarlo...-
dijo Artema.
–Pobre Mariona... no merecía una muerte tan
rastrera.- dijo Agnès mientras se le humedecían los
ojos.
–Señoritas, señores... podrían venir
a mi despacho?.- dijo Dumbledore.
–Ya le contamos lo
ocurrido... ya estamos cansados de hablar de lo mismo.- dijo Anna
mirando hacia el suelo.
–No es eso... hay personas que desean
verles.- y señaló con la cabeza hacia la entrada del
colegio. Allí estaban los padres de las trillizas y Oliver.
Todos tenían la cara muy triste, los ojos hinchados y rojos y
la madre de las trillizas no paraba de llorar. Oliver estaba sentado
en uno de los escalones, observando el suelo como si fuera lo más
interesante del mundo.
No querían ir. Tenían miedo.
Se sentían culpables y estúpidos. Incluso Anna o
Hermione que tenían respuesta para todo no sabían que
debían hacer. Laia y Agnès empezaron a correr llorando
y abrazaron a sus padres y todos empezaron a llorar. Laura y Marta se
acercaron a Oliver.
–Lo siento... Lo siento mucho.- Oliver
empezó a llorar y Marta y Laura le abrazaron.
Entonces
vieron algo que les dejó heladas. Agnès fue corriendo
hacia Anna y le pegó una bofetada.
–Todo esto es por
vuestra culpa.- gritó Agnès.- si no os metiérais
donde no se debe, Mariona estaría aquí! Riendo y
hablando de ropa pija! Pero no! No está aquí! Y nunca
lo estará! Nunca! Nunca! Nunca!.- Agnès cayó al
suelo llorando. Dumbledore se acercó.
–Srta. Agnès...
entiendo que esté disgustada pero nadie tiene la culpa. Solo
Lord Voldemort y sus aliados.
–Pero... yo no quiero que esté
muerta! No!
Todos estaban paralizados.
–Nunca estará
del todo muerta si hay alguien que piense en ella.- dijo Draco
agachándose y acercándole un pañuelo.
---
Por
la noche...
–Bien, alumnos. Este es vuestra última noche
en Hogwarts, sobretodo para los de séptimo.- dijo Dumbledore
observándoles.- Los demás nos volveremos a encontrar el
año que viene, espero.- sonrió.
Harry miró a
su alrededor. Se acabó. Sus mejores recuerdos se acumulaban en
cada una de las columnas, paredes y esquinas de Hogwarts. Entró
como niño y ahora salía como un hombre. Un hombre con
experiencia y atractivo que podía tener a cualquier chica a
sus pies pero ya era feliz con la que tenía. Miró hacia
donde estaba. Estaba riendo por el comentario que había hecho
un compañero suyo. Dumbledore continuaba hablando, pero lo
único que oyó fue:
-Este año no vamos a
celebrar la Copa de las Casas, porque sería injusto hacer una
celebración sin una compañera vuestra que falleció
hace dos días y que también participó para ganar
los puntos de su casa. Así que hagamos un minuto de silencio
por vuestra compañera.
Todo quedó en silencio.
Silencio. Silencio. Silencio sepulcral. Cuando acabó, apareció
la comida y empezaron a comer. Aunque se notaba que no había
el mismo alboroto de siempre.
Laura y Draco se iban mirando desde
sus respectivas mesas y sonreían. Draco estaba super gracioso
porque llevaba una tirita en la mejilla por una de las heridas que se
había hecho en batalla.
Laia y Agnès estaban muy
tristes. Casi no habían tocado ni la comida. Agnès
nunca se había portado demasiado bien con Mariona ya que sus
caracteres eran totalmente contrarios, pero no podía evitar
echarla de menos. Habían pasado tantas cosas juntas... Recordó
una vez, cuando eran pequeñas, Agnès jugaba con una
pelota que había encontrado por la calle. Se había
enterado que con eso se jugaba a un deporte o juego que se llama
futbol y de repente se le coló en un árbol y empezó
a llorar. Llegó Mariona, le abrazó y se subió
por el árbol, cogió la pelota y volvió a bajar,
devolviéndosela.
No pudo evitar que le cayeran un par de
lágrimas sobre el plato. Cuando acabaron fueron a terminar de
hacerse la maleta o bien, bajarla.
EL ataúd de Mariona ya
estaba preparado. Laia y Agnès ya se habían ido con sus
padres para ir a su entierro.
Los demás volvieron a
Hogsmeade para coger el Hogwarts Express y volver a sus respectivas
casas. Cuando ya estaban en el tren, Marta, Laura, Anna, Hermione,
Harry, Hitomi, Draco y Ron estaban en silencio hasta que Laura sacó
el tema más hablado en esos momentos en todo el mundo mágico.
-¿Qué creéis que pasará con... con
los mortífagos que no estuvieron esa noche?
–Pues...
supongo que los buscarán y los encerrarán en Azkaban.
Pero eso ahora da igual. Ya está, todo terminó.- dijo
Harry.
Se quedaron en silencio. Hitomi, que miraba por la ventana
dijo:
-La verdad... no creo que todo haya acabado.- Apartó
la vista de la ventana para mirarlos.- Ha sido demasiado fácil.
No... no creo... no ha acabado todo aún.
FIN
¿Qué les ha parecido? Espero que muy bien! Estamos preparando una segunda parte con los chicos ya mayores y nos gustaría saber si les parecería bien que lo publicáramos! Enviad reviews dando la opinión de este último capítulo, del fanfic... cualquier opinión será bien recibida. Hasta la próxima!
Myrfe&AuraDrko
