Espero que al que le de una oportunidad a este trabajo les guste, y de antemano muchas gracias OwO
Como siempre los personajes no me pertenecen yo solo los ocupo sin fines de lucro.
Capítulo I. Encuentro.
La escuela primaria de Little Whinging, abrió sus puertas a un nuevo ciclo escolar, la gran mayoría de los pequeños años veían a sus padres fuera del recinto para ser llevados a sus hogares, o a festejar el comienzo de su educación, aunque también estaban aquellos que abordaban los camiones escolares para ser llevados a sus casas.
Una pequeña niña aún para su edad, se quedó atrás de todos esperando que salieran para pasar lo más desapercibida posible, restregaba sus manos una contra la otra tratando de aliviar su creciente ansiedad, sus cabellos negros le llegaban un poco más abajo de los hombros, y sus hermosos ojos de color esmeralda veían hacia todos lados como si de pronto fuera a saltar algo en contra de ella.
La preocupación hizo que sus finas facciones se rompieran, pues su tío había sido muy claro.
"No, nos avergüences niña"
Y aunque ella no había tenido la culpa, no era capaz de verlo, pues cuando habían sido las presentaciones entre todos sus compañeros, y fue su turno para decir su nombre, dijo como se referían a ella.
"Me llaman niña"
Sus compañeros se habían reído de ella, pero su maestra se mostró preocupada por aquella declaración, y solo logró empeorar con su declaración de hablar con sus tutores, llegando a su actual situación, y si acaso había un lado bueno en toda la situación, descubrió que se llamaba Harriet Lily Potter.
Sabía que una vez llegara a la casa de sus tíos, la encerrarían en su armario, que no era tan malo como los gritos que estaba segura de recibir una vez se enteraran de lo que había hecho.
Con eso en mente no quería llegar con ellos en el tiempo venidero, pues con algo de suerte si no la veían podrían olvidarse de su incidente.
Pero dentro suyo sabía que si llamaba la atención quedándose cuando todos se iban, solo empeoraría las cosas, así que acomodándose la antigua mochila de su primo comenzó a caminar, tratando de recordar por donde iba para poder regresar cuando fuera mas tarde.
No supo cuanto tiempo estuvo caminando, y volteo a su alrededor esperando desesperadamente encontrar algo que le dijera donde estaba o como podría regresar a la casa de sus tíos sintiendo como su estomago gruñía con cada paso que daba, para su entera decepción no podía recordar alguna vez estar ahí antes, las pocas casas que veía estaban en mal estado, y hasta donde podía observar grandes estructuras de colores grises se alzaban por los aires, algunas personas pasaban a su alrededor con rostros cansados sin prestarle atención.
Cuando volvió a ver casas, no se parecían a nada que había visto antes, altos edificios repletos de ventanas rodeaban todo a su alrededor, la luz del sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, y las calles comenzaron a iluminarse con el alumbrado público y aun con las farolas prendidas las sombras comenzaron a consumir las calles, su nariz fue asaltada por tantos olores tan nauseabundos que se coloco su playera sobre la nariz tratando de pararlos.
Siguiendo caminando apenas con energía para seguir haciéndolo, escucho pasos detrás de ella, sin querer llamar mas la atención, acelero un poco su paso, pero el cansancio en sus piernas que no habían tenido descanso alguno le hizo imposible correr cuando sus instintos le gritaron para hacerlo.
Los pasos se hacían cada vez mas claros, acompañados de risas enfermas de quien sea que se divirtiera con su persecución.
Dobló en la primera esquina que pudo ver, pero cuando estaba por esconderse para perderlos, sintió como era jalada de su mochila, trato de quitársela con la oportunidad de escapar de sus captores, pero era imposible, sintió como alguien la pegaba a su cuerpo, y en su desesperación dio un golpe al aire, sintiendo el impacto en su puño, alzo la mirada para ver a un hombre caer al suelo sosteniéndose su entrepierna, quejándose del dolor, su compañero estaba por terminar lo que sea que estuvieran planeando hacerle, cuando vio como el hombre se detenía y veía algo detrás de ella que parecía asustarlo tanto que sus ojos se abrieron como en las caricaturas que su primo solía ver, se reirá si su situación no fuera aquella.
Con cierto temor volteo la mirada hacia donde veía el hombre, frente a ella se alzaba la mujer más hermosa que nunca había visto, era tan alta que tenia que alzar su cabeza para ver su rostro, con pómulos afilados y una mirada verde tan penetrante que sintió como si se le clavara en el pecho con fuerza, de tez tan blanca como la leche, y un par de labios rojos enmarcaban su sonrisa blanca casi depredadora, su cabello negro enmarcaba su rostro llegando hasta sus caderas. Vestía un traje blanco con una camisa negra, que marcaba su figura como un guante.
- Gracias por escoltar a mi invitada. - dijo la mujer, aunque Harriet apenas y la había escuchado perdida en la mujer frente a ella.
El hombre que aun la sostenía la soltó como si el tocarla le quemara, dando un par de balbuceos como explicación. Guardando silencio, vio como el hombre alzaba a su compañero del suelo llevándolo consigo.
De pronto sintió una mano en su hombro, y de pronto todo el miedo que sentía, desapareció como si nunca lo hubiera sentido.
- Ahora, qué tal si me dices qué haces aquí, nunca te había visto antes.
Harriet vio como los ojos de la mujer se clavaban en los de ella, y si hubiera podido prestar más atención hubiera visto como la mujer se sorprendía al verla, y capaz de escucharla susurrar apenas con un suspiro "Lily".
Buscando su voz, la niña abrió sus labios para responder, pero antes de poder hacerlo, su estomago gruño exigiendo alimento, haciéndole sonrojar tan furiosamente que pareciera que toda su sangre corrió hacia su rostro.
- Supongo que bien podríamos comer algo mientras me explicas. - dijo la mujer mientras tomaba su mano para comenzar a caminar.
La pequeña al sentir la mano sostener la suya, no podía recordar un tacto tan gentil hacia ella.
Caminaron juntas por la calle, en un agradable silencio, hasta que llegaron a una tienda de conveniencia.
- Toma lo que quieras. - Dijo la mujer soltando su mano para que pudiera hacerlo, sin embargo la pequeña azabache no se movió y apenas pudo hacerlo volvió a tomarla de la mano.
Con un suspiro, la mayor camino entre los estantes tomando un cartón de leche de chocolate, un par de paquetes de galletas, y dos emparedados envueltos en plástico.
Cuando se acercaron a pagar, estaba por preguntarle si quería otra cosa, cuando vio que Harriet tenía clavada su mirada en un vaso promocional de una película de Disney, el vaso rosa mostraba una sirena de cabellos rojos con un par de dulces en su interior, y sin esperar mas lo tomo para pagar por el.
El hombre que les cobro, guardó sus compras en una bolsa de plástico y se las entregó.
Ambas caminaron por la calle hasta que llegaron a un carro negro, la mujer mayor le abrió la puerta para que pudiera entrar, la niña extrañamente entro sin preguntar sentándose en el asiento del copiloto, cerrando la puerta, la mayor se pregunto cuales eran las posibilidades de haber encontrado a la niña caminado por las calles, era casi estúpido, pero con un suspiro camino al otro lado del auto subiendo al automóvil junto a su inusual acompañante.
En silencio, la mujer le dio a la niña su emparedado, y sirvió en su vaso la leche de chocolate, viendo como comía casi con desesperación.
Le dolía ver como comía, como si nunca lo hubiera hecho, y por la forma de su cuerpo ciertamente parecía ser el caso.
Viéndola, nuevamente se preguntó si era ella a quién había estado buscando, ciertamente esos ojos eran los que veía en el espejo cada mañana, sin embargo parecía demasiado bueno para ser verdad.
Solo había una manera de saberlo.
- Ahora que ya comiste. - dijo mientras veía como rompía el empaque de las galletas y comía una, su angelical rostro se ilumino saboreando el dulce, haciéndola sonreír. - ¿Me podrías decir como te llamas?
La niña pareció ponerse nerviosa nuevamente, haciendo que todas sus alarmas comenzarán a sonar, y solo pudo sostener su mano para tratar de tranquilizarla. La niña volteo su mirada hacia ella, y pudo ver una cicatriz en su frente, para algunos podría no ser mas que tejido cicatrizado, pero para ella no, esa marca ella misma la había visto antes, podía sentir como el aire comenzaba a fallare y como sus ojos ardían, sonriendo estúpidamente acerco sus labios a la frente y beso con suavidad su piel.
- Hola Harriet.
Cepillando sus cabellos podía ver como la niña parecía desconcertada por su tacto, pero no por ello incomoda.
- ¿Me podrías decir donde vives? - dijo moviendo un mechón de su cabello detrás de su oreja, pero de pronto aquellos orbes de esmeralda se llenaron de lagrimas, y parecía destrozada por sus palabras, con el corazón martillando en su pecho, la hizo mirarla. - Escúchame, no quiero ir a dejarte con quien sea que vivas, no te voy a dejar sola, pero necesitamos hacer las cosas bien si no queremos que haya problemas, ¿Me entiendes?
Pese a su corta edad, Harriet fue capaz de comprender sus palabras, y asintió.
- Numero 4 Privet Drive, Little Whinging. - susurro, queriendo creer en sus palabras.
La mujer sonrío, y le coloco el cinturón de seguridad, para comenzar su viaje.
- Mi nombre es Lyra Lily le Fay. - dijo mientras se paraba en una luz roja, para ver a la niña, y como pensó que seria, la pequeña abrió los ojos y volteo su mirada hacia ella, reconociendo el nombre que compartían.
- Te llamas como yo. - declaro casi con orgullo, causando que una sonrisa aun mas grande en la mujer.
- En realidad compartimos mas que el nombre, pero antes que cualquier cosa, necesitamos hacer un par de cosas.
A los pocos minutos, llegaron al vecindario donde la mayoría de las casas se parecían tanto que era escalofriante.
- ¿Quieres bajar, o te quedas aquí?
La niña vio hacia sus manos, y Lyra pudo ver que se rehusaba a hacerlo.
- No te preocupes, solo necesito aclarar un par de cosas, dudo mucho que tarde.
Bajando del carro, camino a la casa, podía sentir un par de barrios alrededor del hogar, pero no parecían mas que un encanto que hacia a la casa imperceptible si no sabias que buscabas que una verdadera protección.
Caminando sin perder el paso, cruzo los barrios, apenas sintiendo un cosquilleo por la magia.
Toque el timbre al mismo tiempo que escuchaba un par de palabras altisonantes venir del otro lado de la puerta, justo cuando se abrió la puerta vio a un hombre bastante grande, con un bigote que parecía que en cualquier momento explotaría por lo rojo de su rostro.
- ¿¡Que?! - Vio la saliva pasar a centímetros de su rostro, y Lyra juro que de haberlo hecho, el hombre no viviría para contarlo.
- Buenas noches. - Forzó la sonrisa más educada posible, no necesitaba que eso fuera más difícil de lo que de debía ser. - Tengo entendido que aquí es el hogar de la señorita Potter.
Increíblemente el rostro de Vernon tomo aún más color, haciéndolo ver de un tono morado, que estaba segura no era para nada saludable.
- ¡Esa Freack! - gruñó el hombre, y antes de que pudiera decir algo de lo que se pudiera arrepentir, Lyra alzó su mano para detenerlo.
- Señor, me gustaría mucho poder hacer esto lo más rápido posible, y si me permitiera explicarle estoy segura llegaremos a un acuerdo.
Vernon no era un hombre al que se le pudiera decir que hacer, pero al ver aquellos ojos que lo veían fijamente sin parpadear fue suficiente para que se hiciera a un lado.
El interior de la vivienda no era nada que no se esperaba, fotos familiares y adornos era lo primero que lograba salir a relucir, Lyra trato de buscar algo que dijera que Harriet viviera ahí, sin embargo parecía simplemente la vivienda de una familia de tres personas.
Antes de que pudieran caminar más allá del pasillo principal, el sonido de algo rompiéndose llamó la atención de ambos, en la entrada de la cocina una mujer rubia tenía a sus pies los pedazos de lo que había sido un vaso, su rostro era de desconcierto, y contrario a su esposo su rostro había perdido todo color, viéndose completamente blanca.
- ¡Petunia! - el gran hombre se movió increíblemente rápido, llegando a socorrer a su esposa. - ¿¡Que le haz hecho?!
Lyra alzo una ceja ante la acusación, pero solo clavo su mirada en la otra mujer, para que viera que no era una broma.
El primer impulso de Vernon, después de ver como su esposa actuaba había sido atacar a la mujer misteriosa, pero Petunia al conocerlo, sostuvo su brazo para impedirlo.
- Pensé que estabas muerta. - haciendo a su voz salir Petiunia dijo en apenas un susurro.
- No es el caso, pero puedo saber por que lo pensaste. - Lyra vio a su alrededor una vez mas, y decepcionada dio un suspiro. - Esperaba mas de ti.
La mujer bajo la mirada avergonzada. - ¿Que querías que hiciera? La dejaron en la puerta de mi casa con apenas una nota.
- Es la hija de Lily, deberías de haberla querido, cuidado, ella lo hubiera hecho.
- La señorita perfección. - su método de autodefensa salió a flote, después de no poder encarar sus problemas, solo quedaba odiarlos.
- No vine a juzgarte, se que no es mi lugar para hacerlo. - dijo alzando sus manos. - Solo quiero llevármela, la criare, pero necesito tu palabra de que no intentaras nada.
- Que si vienen a buscarla, los de tu clase mataron a su madre.
Lyra ya había pensado en ello, y de su saco tomo lo que parecía una cajetilla de cerillos, cuando dio un toque con su dedo se expandió al tamaño de un portafolio, y se los entrego. - Son poco mas de un millón de libras, tomen sus cosas y diríjanse a otro país, será suficiente para que comiencen y puedan salir a flote durante unos años.
Al abrir el portafolio vieron los paquetes de billetes etiquetados.
- Solo necesito que firmen esto. - dijo poniendo sobre el portafolio un documento de perdida de guardia.
- ¿Siempre lo cargas? - preguntó Petunia tomando la pluma roja que se le ofrecía.
- Con algo de suerte la encontraría, y aquí estamos.
Los Dursley sintieron un pinchazo en la palma al firmar, pero no dijeron nada al respecto.
- Gracias, espero no volver a verlos, - dijo tomando el documento y la pluma de sangre.
- El sentimiento es mutuo.
Lyra salió de la casa, y subió al carro, viendo como la pequeña había caído dormida en el asiento, sonriendo se perdió en la obscuridad de la noche.
