Bueno, hace mucho tiempo que no escribía algo que me gustara lo suficiente para subirlo. Es el primer fanfic de Hellsing que público y, si todo sale como espero, lo continuare. Espero que les guste.

Gracias a Robert por ayudarme con la ortografía y darme ánimos.

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Vayamos, pues, tú y yo,

Cuando la tarde se haya tendido contra el cielo

Como un paciente eterizado sobre una mesa;

Vayamos, entonces, por calles casi desiertas,

Murmurantes retrocesos

De noches inquietas en hoteles baratos y de una noche

Y empolvadas fondas con conchas de ostras;

Calles que se prolongan como un argumento aburrido

De intención tediosa

Que te llevan a una pregunta abrumadora...

OH, no preguntes "¿Qué es?"

Vayamos a hacer nuestra visita.

The Love Song by J Alfred Prufrock, T. S. Eliot

La tarde se desliza sobre el día, tenue avatar de noche que vendrá. No es una de esas tardes donde el sol incendia el cielo, murmurando sobre la sangre, encarnación de vida y muerte; no, es un tarde gris que se arrastra lentamente, anunciando otra noche eterna de luchas sin sentido, de batallas que no ganaran ninguna guerra. Otra noche de correr para llegar al mismo lugar. Estoy sola, sola como solo puedo estarlo en estos instantes, los vampiros, mis vampiros, duermen en sus tumbas, Walter acostumbra desaparecer a estas horas. Por unos instantes, tengo tiempo para estar conmigo, solas mi alma y yo. Debería regresar a mi oficina y trabajar, hay papeleo que firmar, reportes que analizar, cientos de detalles necesarios para que Hellsing pueda seguir, pero necesito estar sola, aunque sea solo unos instantes.

Estoy cansada, tan cansada que no puedo moverme, ya no puedo seguir. Estoy cansada de ser alta y orgullosa, e pelear siempre, de no dudar, de mandar y obedecer. Estoy cansada de ser fuerte e indomable. Me paro junto a la ventana, alta, delgada, una ventana barroca. Que correcta es esta ventana, deja el cuarto sumido en la oscuridad, propia para aquellos que vivimos en el reino de lo sobrenatural cazando a las mas viles criaturas. Pero al mismo tiempo deja un delgado hilo de luz, seguramente el arquitecto esperaba que nos recordara para que lucháramos. Pero para mi, solo resalta la oscuridad eterna que es mi destino. Lo que mas deseo en este instante es caer, caer en mis rodillas llorando y que alguien me sostenga. Cualquiera, quien sea, no me importa, solo quiero que dos brazos me rodeen, que me hagan saber que no estoy sola, que hay alguien para protegerme. Deseo, aunque sea por un instante, dejar de luchar, dejar esta fortaleza y ser por un instante débil. Pero no será así, no será así.

Nadie vendrá, yo lo se, es por eso que me permito en este instante desear ser débil, por que se que nadie estará aquí para verlo. Además, ninguno de ellos se atrevería a consolarme, a protegerme, no podrían soportarlo. Están acostumbrados a depender en mí, no sabrían que hacer sin mi fortaleza, se aterrarían. Tal vez, solo tal vez, existe alguien que tendría el valor de sostenerme, alguien que no solo sabe que puedo ser débil, si no que desea que lo sea, aunque sea para verme a sus pies, tal vez él me sostendría. Pero no importa que el este dispuesto a estar a mi lado en mi debilidad, yo nunca me permitiré se débil, ni ante el ni ante nadie.

Así que heme aquí, alta y orgullosa, un rayo de luz en la oscuridad, un pilar de fortaleza, pero lo único que deseo es ser débil. Aquí estoy, deseando llorar, caer, deseando no estar sola. Pero nunca me lo permitiré. Claro que no, yo nunca seré débil, jamás. Es mi destino ser fuerte, lo eligieron para mí mis padres cuando nací, y lo elegí para mi cuando empuñe esa arma en el oscuro calabozo. La noche ha caído, mi faz es fría, sin emoción. Me doy la vuelta y camino hacia mi oficina, nadie que me viera adivinaría que frágil es esta indomable guerrera.

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