Como lidear con los problemas"

VG: Ella...- las palabras no salían tan fácilmente de su boca- Ella es... Bulma, ella es mi hija...

Por un momento, Bulma no creyó lo que Vegeta le dijo. Necesito unos segundos para asimilarlo. Aun así, no podía creerlo.

BL: Tu hija?...Pero... ¿es en serio?

VG: Sí, Bulma... Pero no pien...

BL: En ese caso, es nuestra obligación ayudarte.- Interrumpió a Vegeta- Por favor, les pido que entren a MI casa para hablar de esta situación...

¿Por qué lo había hecho¿Por qué había tomado esa decisión tan a la ligera? No sabía nada de ellas, ni como es que Frine podía ser hija de Vegeta.
Tenía este extraño sentimiento hacia Vegeta. No era odio, porque nunca podría odiarlo; era más bien decepción. Siempre se había sentido especial pues era a ella a la que el príncipe le había concedido el "honor" de ser la madre de sus hijos, por la que había dejado atrás su vida de mercenario sin moral... A la que le había dado todo su amor y pasión las tantas noches que habían pasado juntos. Pero no. No era la única a la que se lo había concedido. Hubo una antes y quien sabe cuantas otras también.

Las invitó a pasar, a lo que joven reina respondió con una sonrisa de agradecimiento, con sabor a victoria y le ordenó a Cora que entrase con ella. Vegeta y Bulma se quedaron solos con la pequeña bebé y se miraron a los ojos. Se conocían a la perfección.
Diez años no pasan en vano; y pudieron ver lo que sentían cada uno. Vegeta sabía que la noticia le había caído como bomba pues le había mentido todo ese tiempo. Desde el principio le dijo que Trunks era su único descendiente, y después Bra. No era cierto y él lo sabía. Siempre supo de la existencia de Frine y en ningún momento dudó de que fuera suya.

Pero ahora, ya nada podía cambiar. La llegada de esta chica hizo una revolución en su vida... y en su corazón.

VG: Bulma, yo...

BL: Tendremos tiempo para hablar después... Lo más importante es que la escuches y trates de ayudarla.- Después, un momento de incomodo silencio que se rompió cuando Bulma tomó el porta bebé y se dirigió hasta su auto, acomodó a su pequeña y se dispuso a partir.- Tendré que hacer cita para otro día con el pediatra. Ahora tengo que ir por Trunks. Traeré algo de comer para nuestros huéspedes.- y se fue.

Vegeta se quedó solo, en el marco de la puerta. ¿Ahora que haría? Podía entrar y correrlas por la fuerza, después de todo era lo que menos le faltaba. Pero no. Sabía que era una prueba que Bulma le había puesto. Que él mismo se planteaba. Además le daba cierta curiosidad que era lo que Frine se traía entre manos. Debía ser algo muy pero muy importante como para que haya roto la promesa que la reina antecesora hiciera, la promesa que Afra le hizo a Vegeta hacía ¿Cuanto? mas o menos 20 años atrás...

Flashback

En los jardines de aquel magnifico palacio, se veía a una hermosa niña de unos tres años, de ojos negros y cabello de igual color, en el que resaltaban unos mechones rosados. Por una ventana la observan dos personas: Una mujer hermosísima de cabello rosa muy largo, una inmaculada tez de porcelana en donde resaltaban unos hermosos ojos rosas y unos sensuales labios rojos, todo convinado con una porte altiva y delicada de soberana, la Reina Afra. Y un hombre joven, de cabello negro encrespado. Muy atractivo con esos profundos ojos azabaches, que porta una armadura que representa al imperio que domina a casi todo el universo. Su nombre, Vegeta, principe de los Saiyayin.

VG: Jamás regresaré. Y tú no debes buscarme nunca.

AF: Lo sé y lo prometo. La identidad de su padre jamás será revelada.

VG: Sabes que es necesario. Así debe de ser... Desde este momento, ya no tendremos ninguna conexión, Afra.

AF: Estoy conciente de eso... Es mejor que te vayas, Alteza.

VG: Majestad!.- dijo haciendo una reverencia militar para luego salir de la habitación. Se había quitado ya un peso de encima, pero dejaba a sus espaldas a una mujer que lo habría dado todo por él.

Fin del Flashback...

De repente se vio dentro de esa agradable casa y pudo divisar a una esperanza a lo lejos. Había venido por una razón y no descansaría hasta lograrla, aun cuando tuviera que romper la promesa que su madre había hecho tanto tiempo atrás.

A pesar de ser un lugar totalmente desconocido, no se sentía incómoda. Esa mujer no sabía de su existencia y aun así le había ofrecido su ayuda. Nunca se imaginó hallarse en esa situación. Pensó que en lugar de encontrar a un padre de familia viviendo en paz en un planeta donde nadie era un rival digno, encontraría a un sádico homicida sometiendo a una raza a su voluntad; y eso había hecho que todos sus planes cambiaran.

Las paredes y repisas estaban repletas de fotos. Fotos que mostraban a una familia feliz y, a pesar de que el príncipe sólo salía en unas cuantas y sin sonrisa alguna, se podía apreciar de lo orgulloso que estaba de su vida.

CR: Parece ser que la mujer se ha ido...- señaló cuando escuchó el motor del automóvil.

FR: Hay que seguir adelante, Cora, ya llegamos muy lejos como para retractarnos.

CR: Quiero hacerle constar, majestad, que yo nunca estuve de acuerdo.

FR: No tienes porque repetirlo una y otra vez.

Un momento después ya estaba adentro. En verdad parecía estar molesto. Pero no podía acabar con ella a sangre fría, después de todo, también era su hija ¿O estaba equivocada? La verdad era que no lo conocía. A pesar de que primero su madre le hablaba de él, y luego Cora, no tenía ni idea de lo que ese hombre era capaz. Solo lo había visto una vez en su vida y había sido muy seco con ella. Tenía que estar alerta.

VG: Quiero que me expliques, rápida y concisamente, qué demonios estás haciendo aquí, en la sala de mi casa e interfiriendo con mi vida.- dijo autoritariamente. Inmediatamente, Cora salió a defender a la joven reina...

CR: Debería tener más respeto. En cualquier circunstancia ella es una reina ante todo!

VG: Acaso te estoy hablando a ti? Veo que mientras más años pasan más metiche te vuelves, Cora.

FR: No lo provoques. No necesito que me defiendas, Cora.- dijo fríamente a su acompañante. La verdad era que la mayoría de las veces no la soportaba, pero era para ella como una madre y apreciaba que estuviera con ella en ese momento tan difícil, aunque no se lo dijera.
-Alteza, he venido de tan lejos para solicitar su ayuda. Ruego a los dioses me la conceda...

VG: Al grano...- dijo sentándose en el sillón blanco de la sala.

FR: Lo siento, está bien... Mi madre murió hace doce años asesinada por sus enemigos. Yo logré vengar su muerte y quedé en su lugar a los 8 años. Pensé que la paz reinaría por fin, pero me equivoqué. El hijo del principal líder del movimiento revolucionario logró infiltrarse al consejo ganando la confianza de sus miembros, incluyendo la mía. Cuando tuvo la oportunidad, nos traicionó a todos y gracias a un poder impresionante, que desconozco de donde pudo obtener, derrotó las bases de mi reinado e inclusive atentó contra mi vida. Yo salí gravemente herida, al punto que estuve en coma por casi cuatro meses. Al despertar, me di cuenta que mi poder mental no era suficiente y que necesitaba sacar mi verdadero poder oculto, aquel que estoy segura de poseer gracias al legado saiyayin... Es por eso que lo he buscado. Sólo usted puede ayudarlo a despertar!

VG: En pocas palabras, te destronaron y quieres que te entrene para revindicarte en tu puesto.

FR: ehhh... así es.

VG: ¿Como me encontraste?

FR: En cualquier lugar del universo se habla de los últimos saiyayins que habitan en el Planeta Tierra.

VG: Ahora hasta famoso soy... ¿Qué te hace pensar que tienes un poder oculto? La raza de tu madre es débil por naturaleza.

FR: Físicamente sí. Pero no olvide que nuestro poder mental nos hace un digno rival. Además, mi poder se ha manifestado en estado de estrés, intranquilidad o profunda ira. Pero no puedo controlarlo.

VG¿Y si no te ayudo?

FR: Tendrá que matarme porque de aquí no me voy sin pelear.

VG: No tienes ninguna oportunidad ante mí, chiquilla, y bien lo debes de saber...

FR: No creo que sea capaz de matar a alguien de su propia sangre...

VG¿Como estás tan segura?- Dijo poniéndose de pie de forma intimidante

FR: Porque si no ya lo hubiera hecho...

Vegeta se quedó pensando unos minutos. En verdad que la chica tenía agallas. O él era demasiado suave con ella. A pesar de todo, parecía no haber otra salida. Si quería deshacerse de ella, tendría que ayudarla...

VG: Apenas logres tu objetivo, te irás y no volverás a buscarme...- afirmó seriamente.

FR: Es un hecho...- dijo sonriendo orgullosamente hacia Cora.

VG: Empezamos mañana a primera hora, mientras tanto, pueden quedarse aquí.

CR: No le causamos problemas con su mujer, alteza?- dijo en tono burlón.

VG: Suficiente problema es el que se hayan aparecido... Y no me te conviene hablarme en esa forma, mujer, si es que aprecias tu vida...

FR: Quiero agradecerle su ayuda.- dijo haciendo un gesto con la mano, como era costumbre en su planeta.

VG: No me las des ahora, porque luego te arrepentirás.

FR: No tengo miedo!

VG: Ahh! jajajaja... Lo tendrás.- afirmó al estilo que sólo el príncipe de los Saiyayins posee.