Superior a Mí.

---

Ya. No más preguntas, simplemente, verdad. Gracias a Junlin Tao(Ea, Yuriko, que me haces llorar con tus palabras. Gracias por tu apoyo constante y ánimo. No olvides que tú eres una gran dibujante también. Y me alegra mucho que esta historia sea tu favorita. ¡Se te quiere!), Jul Tao (Sería mentira si te dijese que tus reviews son de los que más me impulsan a mejorar. Es extraño, una suerte de rivalidad, si tengo que ser sincera. Del OC, Denai; yo también odio las intromisiones. Pero relájate, aquí se explica de él. Gracias por los datos sobre la puntuación, voy a estar más atenta), Faye(Gracias por tu review. ¡Espero que este capítulo te solucione incógnitas!), Leo (Aquí está la actualización. Espero que no estés demasiado ansiosa. ¡Que te guste!) , Fumiki (Y¡Oh! Has reaparecido. Espero que estés bien, y no haya sido nada grave. Como ves, tu espera valió un lemon, ja. Ahora, vale una explicación), mim soy (Gracias por tus ánimos y sugerencia. La tendré en cuenta... Hasta que se sepa la verdad), Saikano Li (Gracias por tu ánimo. Es cierto, cuesta matar a un personaje. Ojala encuentres igual de "potente" este capítulo). Sin su apoyo, esta historia no sería nada.

Ya saben. HoroxRen. AU. OOC. OC. Shounen Ai, violencia, y angst. En este capítulo, sucesión de POV's sin explicación a quién corresponde. Aunque creo que está bastante claro en cada caso. Shaman King no es mío, por más que quisiera.

---

Capítulo XVI: La verdad en mi Espalda (Superior a Ellos)

En el piso. Estaba tirado en el suelo, incrédulo. De pie, a su espalda, estaba ese chico. Ren. Todos guardaban silencio, nadie sabía qué hacer ante esa sonrisa cruel. Finalmente, tenían la verdad ante ellos. O eso creían. Las palabras de él aún resonaban en su cabeza.

"Sí, yo lo maté. ¿Y qué harás al respecto, Horo-Horo?"

Por qué? Por qué lo había matado? No lo entendía. Las lágrimas lo inundaban. Si ese era Ren… Él… Oh, estaba destrozado por dentro.

-Ren… Escúchame. No te abandonaré hasta que tú decidas que lo haga. Y ni entonces te dejaré del todo.
-¡Horo-Horo!

Denai miraba por la ventana. Tembló, sus ojos se abrieron aún más, incrédulo. Eso no podía estar pasando… Sin duda, era lo que menos esperaba, y lo peor que podía sucederle. Su objetivo no era quedarse con Horo-Horo. Solo necesitaba que éste dejase de amar al chino. ¡Y todo estaba saliendo al revés!

¿Tanto amaba Horo a Ren, que estaba dispuesto a dar todos sus valores por él?

El aire se volvió pesado. Pilika ahogó un gemido, luego de haber pronunciado, instintivamente, el nombre de su primo. Anna le sujetó los hombros con más fuerza de la usual, sorprendida ante las palabras del peliazul. Y Tamao sentía todo tan irreal… Que no tenía posibilidad de mover un músculo. Estaba allí de espectadora.

-Pero yo no te quiero conmigo. ¡Déjame en paz, Horokeu Usui, quiero que me dejes libre!
-No. Tú sabes que no puedo hacer eso.
-Horo-Horo, por favor, qué tonterías dices…. –Gimió su prima.
-Tú no te metas. Este es un asunto entre él y yo. Ren, cuando vinimos a la ciudad, no solo aceptaste mi promesa, sino que accediste a un juramento. Tú me perteneces, y yo a ti. No hay forma de que puedas dejarme, porque por más que hayas asesinado, aún me amas
-Te haré daño! Te mataré!
-Hacerme daño? Estás seguro? No hay forma que puedas hacerlo, Ren Tao¿O no te das cuenta de eso?

El ainu estaba de pie, mirando fiera y cínicamente a su novio. Las chicas estaban petrificadas ante esa extraña conversación, y el cambio de actitud del norteño. Denai no entendía nada. ¿De qué juramento le hablaban? Un fuerte dolor lo asoló. No aguantaba más. Las voces llamando a Ren se hacían cada vez más fuertes. Cayó al piso, llorando.

-¡Ren! –Gritó Horo-Horo, frío, acercándose a él.
-¿Tao? Dijiste… ¿Tao? – dijo una voz a sus espaldas.

La puerta se había abierto sin que nadie se diese cuenta, producto de la tensión que se respiraba. Y allí, en el umbral, estaba Yoh Asakura, maltrecho y delgado, apoyado en los hombros del mismísimo Ren Tao, quien acababa de hablar. Sus ojos estaban centellantes, y sus labios tambaban. Aún se veían los hematomas en sus brazos y rostro.

-¡Qué lindo, ya estamos todos reunidos!

Era Hao Asakura, apareciendo desde la espalda de Yoh, quien miraba a ese otro "Ren", tirado en el piso, sorprendido. Horo-Horo miró a su verdadero novio, horrorizado. Pilika palideció. Anna desvió la mirada, ante la insistencia de los ojos de su ex prometido. Denai no oía nada.

Hao rió, divertido.

"Ahora sí, se precipita la verdad ante nuestros ojos."


Había aparecido en La Ciudad por algo muy puntual. Ren había intentado deshacerse de él cuando había llegado con Horo, ya hace cinco años. Y lo reconocía, por un buen tiempo estuvo casi muerto. Pero luego, con la reaparición de Hao Asakura, y con el resurgimiento del pasado del Tao, había tomado nuevas fuerzas. Así fue como pudo ir a buscar a su amo.

Denai. No quería a Horo-Horo. Simplemente, esa fue su excusa para conseguir un buen aliado, que estaba interesado en separar a la pareja, para quedarse con el norteño. Así, si decía que su intención era esa, podía lograr un gran compañero.

Hao. Con el tiempo, se fue dando cuenta que el verdadero objetivo del moreno no era Usui, sino que, al igual que él mismo, tenía un verdadero móvil, mucho más potente, que tenía como parte de sí el arrancarle a Ren su preciado Horo-Horo.

Lo que realmente buscaba el extranjero era recuperar al Tao. Llevarlo de regreso a casa, con él, con su hermana, con sus padres. Lástima que los llamados de ellos lo estaban matando lentamente. Tenía que apresurarse en cumplir su cometido.

Fue por eso que se vio obligado a matar y dañar a Ren. Porque no había tiempo. Si tardaba un poco más, todo se iría al demonio. Incluida su vida. La vida del chino.


"Tengo que aguantar. Ren ya está cerca, lo presiento. Pero todo lo que dice Horo-Horo es tan fuerte, que no puedo soportarlo. Las voces, los ruidos de nuestra patria regresan a mi mente. Necesito volver. Pero si Tao se niega, no hay forma que lo haga. Tiene que llegar pronto. Hay que huir de La Ciudad. Nos matará a los dos.

Oh, Horokeu sabe que yo no soy Ren, lo he notado en su mirada. Solo está fingiendo, intentando retrasar el verdadero encuentro con el Tao. Nos intentamos envenenar mutuamente; yo diciéndole palabras para que deje de amar a su novio, y él matándome con sus frases posesivas.

Pero sé que es imposible hacerle daño a Horo-Horo. Está más allá de mi alcance, del de Hao, e incluso, de Ren. No hay posibilidad frente a Horokeu Usui, el dueño absoluto de mi amo. Tengo que hallar la forma de rescatarlo.

"Ren"

Ah, las voces se hacen más fuertes, no puedo controlarlo. Mis rodillas golpean el piso, haciéndome daño. Nadie oye mi gemido lastimero de bestia frente al cazador. Y éste, cínicamente, se agacha a mi lado, simulando estar preocupado, gritando el nombre de mi amo, haciendo burla de mi condición de subalterno.

Se nubla mi mirada. Todo me gira alrededor. Estoy perdiendo esta batalla. Estoy perdiendo a Tao, para dar paso a, simplemente, Ren. No logro controlarme. Las voces se vuelven más potentes. Sé que el chino ya está aquí, junto a Yoh, y a…

¿Hao?

Ese bastardo traidor! Me prometió que no se inmiscuiría! El plan era que solo viniese el chino con su hermano, para que viesen la escena cuando yo ya no estuviese, y así, Horo le dijese a la cara que lo odio, y que no lo vuelva a ver. ¡Tenía que esperar mi señal! Traidor, bastardo¡Traidor! Ha hecho lo que él ha querido. Ha precipitado las cosas, ha roto mi costal.

Ahora no sé qué le seguirá a este momento. Veo el terror en la mirada de Horokeu, al notar que Ren me mira fijamente, buscando una explicación. Teme que yo lo pueda convencer. Yo temo que él pueda retenerlo a su lado.

Ren… Tienes que regresar.

"¡Ren!"

Vamos, regresemos a donde está la verdad"


"No entiendo nada. Aquí están todos. Horo me mira con horror, pero no por mí; sino miedo a sí mismo. Está Tamao, pálida, expectante, Pilika, incrédula, Anna, dolida. A mi lado, Yoh nos ve consecutivamente a mí y a ella, sorprendido. Hao sonríe, como si todo fuese encantador… Y allí, en el suelo, está Denai, moribundo pareciera, con la mirada perdida en el piso.

Me es tan extraño. Ese chico que es igual a mí. Siento como si estuviese apreciando mi propia agonía al verlo sufrir tan fuertemente. Aún no entiendo cómo es posible que sea alguien igual a mí.

Caigo de rodillas al suelo. Sin darme cuenta, asumo la misma posición que el extraño amigo de Hao. Tao? Por qué ese apellido que me asignó Horo-Horo me duele tanto? Por qué? Acaso porque Horo me ha mentido todo este tiempo, diciéndome que no sabe mi pasado, que lo único que importa es el presente?

No logro comprenderlo. Tao. Suena tan poderoso y absoluto. Como si fuese capaz de arrastrarme por abismos sin fin, hasta mi último día.

-Ren…

Oigo a Horo articular, angustiado. Mi vista se nubla. Siento una sombra a la altura de mi cabeza.

-Apártate, Usui, has perdido este juego…
-¡Ren!
-¿Qué dices, Denai, de qué hablas?
-Me has traicionado, Hao, casi haciendo naufragar mis planes. Ahora tengo que agradecerte. Has logrado acelerarlos. Tal vez, no pude hacer que Horo odie a Ren, pero sí lograré que él regrese…
-Maldito bastardo! Pretendes arrebatarme a Ren? No dejaré que nadie lo saque de mi lado!
-Nunca a estado a tu lado, Usui! Qué no lo ves? Nunca te perteneció, ni lo hará. En su mundo, tú no existes.
-¡Cállate!

Oh, todo es tan confuso…

"Ren"

Ese dolor de cabeza punzante. La punzada en mi pecho. Esa voz, siempre llamándome, aunque yo no la oiga. Horo-Horo golpeando en el rostro a ese joven igual a mí, Denai. El instinto, la comprensión.

-¡Déjalo!

No sé de donde he sacado las fuerzas para levantarme. Mi mirada está clara. Veo, en una rápida oteada, a Hao apretando los puños, mientras sujeta a su hermano, que está apurando a las chicas para que salgan del cuarto. Todos miran asustados. Hay humo. Siento un mareo. Fuego. El departamento se quema.

-¡Horo-Horo! –Grita Pilika, antes de ser empujada por Tamao para salir
-Vamos, tontas, bajen pronto.

Es Anna la segunda en hablar. Las hace correr escaleras abajo, hasta el primer piso. Ella aún está en la puerta, mirando a los ojos de Yoh. Él le devuelve la mirada, y Hao se da cuenta.

-Vamos, Anna, llévate a Yoh contigo. Ayúdalo a bajar. Yo aún tengo algo pendiente aquí.

Anna asiente, y sujeta el brazo de Yoh en torno a sus hombros, mientras se ve todo su cuerpo tensarse. Con suavidad, bajan las escaleras.

Horo deja de golpear a Denai, que está tirado en el piso, sonriente. Me mira. Hay un ruego que no entiendo en su mirada. Se para, impulsado por una fuerza misteriosa, y me sujeta por los hombros. Veo un fuego oscuro que me atemoriza en sus ojos. Sé que siempre ha estado allí, pero nunca me había atrevido a mirar esa oscuridad que posee Horokeu Usui.

-Ren, Ren! Dime que me amas! Que no me abandonarás, que yo tampoco lo haré! No te vayas, no te vayas, por favor, Ren. Reacciona, soy Horo-Horo, siempre he estado a tu lado.
-No cuando era niño¿Verdad?
-¿Qué?
-Por qué no me habías dicho que sabías sobre mi familia? Qué conocías mi apellido?
-Porque si lo sabías, lo abandonarías. Y Horo-Horo no quiere quedar solo en La Ciudad –Esa es la voz de Denai, irónica, hablándome.

Veo al joven igual a mí levantarse del suelo, y limpiarse un hilo de sangre de los labios. Las llamas lamen las cortinas. Pronto todo arderá. Me siento perdido en las orbes doradas de Denai, mirando su rostro, idéntico al mío, por sobre el hombro de mi novio. Él me zamarrea, buscando mi atención. Estoy hipnotizado.

"Regresa conmigo, Ren. Tú sabes que nosotros dos somos uno, en el fondo", creo oír decir al extraño, sin embargo, me doy cuenta que eso solo ha resonado en mi cabeza.

-Lamento interrumpirlos, guapos, pero el tiempo ha terminado. Y no quisiera que dejasen de mirarse, así que me temo que ustedes se quedan aquí. Yo, por mi parte, ya me voy.

A lo lejos, me llega la voz de Hao Asakura. Sé que no lo volveré a ver en mi vida. Oigo la puerta cerrarse con llave, luego de que él sale. Estamos encerrados en este lugar que está a punto de arder. Y Horo-Horo está desesperado.

-¡Hay que salir, Ren, salir de aquí! Volvamos a casa, a donde todo era normal.
-No quiero volver a olvidar, Horo. No estoy dispuesto a escapar nuevamente de la verdad. Quiero saber.
-Te lo diré todo, pero al llegar a casa, solo vámonos, Ren.
-Si vas con él, olvidarás todo al instante. No recordarás que yo existo, ni que has estado en un departamento a punto de incendiarse. Si sales de aquí, Ren, le darás la espalda a la verdad por siempre.
-Vamos, mi amor. Ren, por favor, o moriremos quemados…
-Tú me dices, Denai… ¿Qué si me quedo aquí contigo sabré la verdad?
-Y no solo eso. Despertarás. No morirás. Verás cómo es la verdadera vida.
-¡Por favor, Ren, no lo escuches! Solo te está embaucando. ¡Es un charlatán que ha buscado parecerse a ti para convencerte que mueras siguiendo una estupidez!
-Yo… yo…

No entiendo nada. El humo me marea. Todo se ve naranja. Es como esa tarde en que oí la voz de Jun…

¿Jun?

Denai sonríe, esta vez, tranquilamente.

-Depende de ti. Todo. Bueno, excepto lo que está en manos de Horo-Horo. Si no deseas sentir dolor, no lo sentirás. ¿Ves como ha desaparecido la puntada en tu pecho, y como no has vuelto a oír voces? Eso es porque me las has traspasado a mí. En este preciso momento, yo siento todo tu dolor. Yo recibo lo que tú desechas. Lo que tú conservas, no lo tengo. ¿Empiezas a recordar, Ren, tal como yo estoy olvidando?

Las crípticas palabras de Denai empiezan a ahondar en mi alma, con total sentido. Jun. Quiero volver a verla… Mi hermana… La luz verde, los atardeceres con ella. Mi hermana. ¿Cómo pude olvidarla por tantos años?

-¡Ren!

Caigo al suelo nuevamente. Horo está arrodillado a mi lado. Levanto los ojos, viendo a través de él. Denai sonríe con tristeza.

-Bueno, Ren, hasta aquí llego yo. Finalmente, volveremos a ser uno, con todos los recuerdos, llenos de verdad. Acéptalo, Horo-Horo, has perdido el juego. Por cada cosa que recuerdas, amo, yo voy desapareciendo. Cuando finalmente asimiles todo, yo desapareceré de aquí.

Horo me mira horrorizado. Comprendo entonces, que esas palabras salieron de mis labios, y no de los del extranjero. Horo me abraza, llorando. Las llamas nos envuelven.

-No te dejaré. Nunca. Nunca. No permitiré que te ocurra nada. Yo moriré quemado si es necesario. Esas ilusiones tuyas tienen que finalizar…

Llora. Pero por primera vez, me doy cuenta que es él quien miente, que me oculta, me engaña. Y por más que lo ame, es hora de despertar.

Tiempo de despertar… Y enfrentarme a la verdad.

-¡AH!

Denai a desaparecido. Ahora entiendo por qué. Finalmente, he recordado, y ya no es necesario que él exista para ocultar todo lo que no quiero saber. ¿Dónde estoy? No hay cuarto con llamas. Los brazos de Horo-Horo han desaparecido. La luz mortecina se ha vuelto blanca y brillante.

He estado aquí antes. Veo recuerdos verdes, de tardes dolorosas, que no quería recordar, que no quería ver.

Un hospital. He estado aquí antes. Lo estuve, no hace mucho tiempo, cuando aún no estaba listo para ver la verdad… Y ahora que he regresado… Me pregunto, nuevamente, si realmente lo merezco. Si estoy preparado para ver de frente, y no hacia atrás.

-Dó-Dónde estoy? AH!

Los recuerdos me asolan otra vez.

Es tiempo de despertar."

---

(Suena: Take away my pain – Dream Theater)

¿Están listos ustedes para saber la verdad¿Se atreven a asomarse tras su cortina?

Espero les gustara este capítulo. Corto, pero necesario para lo que viene. Está algo confuso, pero les aviso que el próximo es el último, y luego viene el epílogo explicativo total. Se acerca el final de "Superior a Mí". Finalmente, en éste capítulo he llegado a la esencia del fic. Lo que, de un principio, era la idea que tenía.

Reviews, Reviews, Reviews.

Estamos en un estado de crisis máxima de nuestra realidad. Esta historia es un reflejo de ello. Entró también a uno de sus momentos más duros, donde tengo que tomar la decisión de enfrentarme a mis propios lectores, arriesgándome a que me apedreen.

(Soluciones no violentas para humanizar a la gente en este mundo que se retuerce sin control. Conocerse a sí mismo, para estar bien y trabajar por los otros. No poner una careta. Saber quién eres. No aceptemos el modelo que nos impone la sociedad.)

Saludos,

Vickyng.