Bueno, aquí va un fic con lemon con dos de mis personajes de Beyblade favoritos. La verdad, estoy un poco harta de que en la gran mayoría de los fics aparezcan las mismas parejas Rei-Kai, Tala-Bryan. Así que ahí va esto. Por favor, dejen reviews diciéndome aquello que les gusta y lo que no, la opinión de mis lectores me interesa. En fin, soy una esclava de este oficio mío que no es porvenir. Espero que os guste, y felicitaciones especiales a Nakokun, por su fic Inusual, disfruté mucho con tus parejas.
CAPÍTULO I
Era una gélida mañana de Junio, y el viento helado se colaba entre las rendijas de las puertas de la abadía. Un chico de pelo color lavanda refunfuñó, el viento le era muy útil para herir a sus contrincantes, pero en días como aquél era un auténtico fastidio. Era un viento persistente, que se colaba hasta el alma y hacía maldecir el clima de Rusia a voz en cuello.
El chico suspiró. Ya había sido su vida bastante jodida antes, pero tras la derrota ante Ray elucubraba que a partir de entonces las cosas iban a ir de mal en peor. El hecho de haber mandado al chino al hospital era un atenuante, pero conocía demasiado bien a Boris como para saber que no se iba a largar de rositas. No obstante, el pobre infeliz desconocía la espada de Damocles que en ese momento se cernía sobre su cabeza.
En ese mismo lugar, pero en el ala norte, unas imponentes puertas de hierro herméticamente cerradas mostraban que la habitación que se escondía tras ellas era un lugar vedado para los chicos de la abadía. Boris estaba sentado en su despacho, y ante él un chico alto, de pelo rubio y fríos ojos azules, miraba al frente en actitud tensa, sin osar mirar a los ojos al cabrón que tenía delante. Para un observador corriente, el gesto de este chico habría resultado impenetrable, carente de emociones. Pero aquellos dotados de una mayor agudeza habrían notado que una pequeña luz moría en aquellos hermosos ojos al escuchar la orden de Boris. ¿Por qué él? ¿Por qué no Ian u otro chico podían encargarse de esa tarea? La suerte ya estaba echada, desde el mismo momento en que Boris le dijo lo que deseaba que hiciera. Le habían entrenado para cumplir órdenes, y habían suprimido de tal manera su voluntad, que a pesar de sus sentimientos (n de a: sí, por raro que parezca, aún tenía sentimientos) cumpliría con lo que se le pedía. La Biovolt había hecho bien su trabajo.
Al salir del despacho de Boris se dirigió al patio donde los más pequeños entrenaban. A Boris le gustaba observarlos, porque el sentimiento del supremo dolor que esos niños sentían todavía afloraba a sus rostros y contraía sus facciones. A Spencer también le gustaba escrutar sus rostros, no por el dolor, sino por la fuerza que renacía de las cenizas de tanto sufrimiento innecesario (n de a: este chico cada vez me sorprende más o). Odiaba la debilidad, y por eso mismo iba a cumplir la tarea que Boris le había encomendado. Un foco de oscuridad renació en el lugar donde había estado la última luz que iluminaba sus ojos.
Mientras tanto, en el cuarto de Bryan, el chico pelilavanda estaba tumbado en posición fetal, con sus brazos rodeando sus rodillas. Estaba en un estado de absoluta concentración, de modo que no oyó como su puerta se abría y luego se volvía a cerrar. No vio a una figura acercarse sigilosamente a su cama (n de a: después del tremendo portazo que había pegado al entrar, el intento de ir sigiloso resultaba bastante ridículo). No sintió cómo se sentaba, y se acercaba gateando hacia él. No se dio cuenta de nada hasta que el muy (censurado) le tiró de la cama. Una risa siguió al estruendo del cuerpo de Bryan al darse contra el suelo. Desde encima de la cama unos ojos marrón oscuro le observaban divertidos, al tiempo que una mano apartaba el pelo añil que los cubría.
Je, je, ¿en que estabas pensando? ¿Tal vez en cierto rubio que ambos conocemos? – inquirió Ian con ojos brillantes de malicia.
¿Por qué no me (término omitido por la autora dada su crudeza) y me dejas en paz? Además si pienso en él o dejo de pensar no es de tu incumbencia.
Lo sabía. ¡Aún piensas en él! Olvídalo, tío, después de tu derrota frente a Ray no tienes ninguna posibilidad.
Es cierto…. Yo quería ganar, ganar por él, porque se cuánto odia a los débiles. Y ahora pensará que soy un miserable indigno de su atención…. ¡Dios, quiero morirme!- aulló Bryan, escondiendo su atribulada cara entre sus manos.
Al ver esa muestra de dolor, Ian se quedó atónito. Incluso después de su derrota, había seguido respetando a Bryan. Le había dado la segunda oportunidad que Boris no le iba a dar. El canajo se bajó de la cama y apoyó su mano en el hombro de su camarada, sin atreverse a más, pero expresando su compasión en ese imperceptible gesto (¿Ian, compasivo? una cosa es tener imaginación, pero creo que me he pasado….). Entonces dijo algo que sabía que iba a aliviar a su compañero:
Yo creo que Spencer no te odia…. le has decepcionado, pero, si os he dado otra oportunidad a Tala y a ti, ¿por qué no lo va a hacer él? Aunque no lo hiciera, yo no me refería a eso. Después de tu derrota, descubrí a Spencer mirando a Ray como si lo estudiara detenidamente, a la vuelta estuvo pensativo (como todos, pues la habíamos cagado) y esa noche cuando se encerró en el baño (Ian y Spencer comparten cuarto, así como Tala y Bryan) tardó mucho, y oí ruidos algo 'raros. Creo que no hace falta que te dé más detalles.
Entonces, ¿crees que se pueda sentir atraído por Ray?- Bryan vislumbraba un atisbo de luz esperanzadora entre las tinieblas (si a Spencer le gustaba Ray, podría conquistarlo, tarea ardua en caso de que odiara a Bryan).
Esa es mi hipótesis. Además, al ir a acostarse estaba sonrojado y no me miro a los ojos cuando le deseé buenas noches.
Espero que tengas razón- suspiró el pobre enamorado de este romance.
Venga, que llegamos tarde al entrenamiento.- Ian sonrió, y le ayudó a levantarse.
Llegaron a tiempo, y se colocaron en sus puestos antes de que Boris entrara. Procedió a darles una pequeña charla lava cerebros, mientras los Demolition Boys hacían como que le escuchaban, pero en realidad sus mentes estaban a años luz de ese lugar.
Ian: "Es extraño, Spencer mira a Bryan de un forma muy rara…. Tendré que vigilarle, hoy ha estado en el despacho de Boris y es muy posible que le haya encargado escarmentar a Bryan y a Tala… Lo mejor será no quitarle el ojo de encima".
Spencer: "Está decidido, esta tarde, después del entrenamiento hablaré con Bryan…"
Bryan: "Veamos, si Ian está en lo cierto, aún puedo conquistar a Spencer… Primero debo restituir mi estatus como blader, y cuando vuelva a respetarme, le tenderé una sutil trampa de seducción. Al fin y al cabo, yo le veo todos los días, eso es una ventaja frente a Ray…"
Tala: "Oops I did it again; I play with your heart, and then lost in the game…" (Quienes hallan escuchado alguna vez a Britney Spears, sabrán de que habla Tala) ¬¬U.
Sobra decir, que, cada uno a su bola, nadie estaba haciendo ni puto caso a Boris, pero qué quieren, llevaban toda su maldita vida escuchando lo mismo antes del entrenamiento. Después de acabar el discurso, con la molesta convicción de que era completamente ignorado, Boris sacó a Ian para que luchara contra Bryan. Wyborg y Falborg lucharon con gran intensidad, en un intento por vencer al contrario. Falborg creó un potente huracán que hizo salir volando el blade de Ian, quien reconoció su derrota. Bryan estaba satisfecho, y se sentía orgulloso de Falborg. Después de todo, era su bestia bit. Le habían enseñado que no debía tener sentimientos, pero sentía afecto por Falborg, y se sentía atraído por Spencer. Cuántas noches, en el silencio envolvente de la oscuridad, mientras Tala dormía (por si ustedes no se han dado cuenta, Tala vive en la luna, y nunca se entera de lo que les pasa a sus compañeros ¬¬U) había introducido sus manos bajo el amparo del edredón y se había acariciado, recorriendo su miembro, frotándolo, acariciándolo, mojando sus testículos con sus dedos previamente humedecidos por la saliva, aumentando el ritmo, pensando en ÉL, mientras mordía la almohada para ahogar los gemidos producidos por ese placer prohibido. Cuando alcanzaba el clímax, el orgasmo era devastador, y su esencia mojaba sus sábanas y sus manos. Se recostaba en su almohada, que conservaba las marcas de los mordiscos, y por fin lograba dormir.
Tras el entrenamiento los chicos se dirigieron al vestuario a ducharse para no oler a gorrinos. Las duchas eran comunes, y podían verse desnudos a su regalado antojo (Boris estaba muy seguro de su lavado de cerebro, o era muy inocente ¬¬). Pero como los Demolition Boys estaban en esa edad en la que las hormonas provocan pequeños "accidentes", la verdad es que esos momentos de higiene se convertían en orgías fingidas en las que Tala casi siempre acababa en el suelo, debajo de Bryan o Ian (hay que reconocer que Tala, con esos ojazos azules y esas pestañas, parece una chica, es más, yo me pasé la primera temporada de Beyblade creyendo que era una tía). Eran pequeños momentos de desahogo en los que los cuerpos se frotaban, provocando una deliciosa fricción que hacía que quisieran más, llegar más lejos, esas caricias en broma que escondían un auténtico deseo de aliviar sus necesidades como hombres, esos roces casuales, que hacían que Tala protestara, fingiendo una molestia que no sentía, guardando sus ganas de que sus compañeros siguieran, de que profundizaran en su cuerpo, para calmar ese calor que el agua helada de las duchas no conseguía mitigar. Era un acuerdo tácito entre ellos, esconder su deseo entre juegos masculinos, porque el desear a un hombre era considerado en la abadía una aberración (y desear a una mujer también, todo era imposible, no podían tener sentimientos, y, por tanto, no podían vivir).
Ese día no fue una excepción, y nada más salir el guardia por la puerta Bryan e Ian se abalanzaron sobre Tala, quien soltó una exclamación de asombro, pues le habían pillado desprevenido. En esas interesantes actividades estaban, cuando Bryan sintió una mirada que le recorría la espalda. Miró detrás suyo, pero sólo estaba Spencer, que nunca participaba en esos juegos (Ian nos ha informado de sus formas de "desahogo") y simplemente se duchaba sin decir nada y mirando a la pared. En ese momento estaba igual, dándole la espalda a Bryan, que no pudo evitar dejar de hacer cosquillas a Tala y dedicarse a la deliciosa contemplación del escultural cuerpo de Spencer visto por detrás. Comenzó por los pies, curiosamente bien cuidados, con una piel que parecía suave a la vista. Siguió subiendo, contemplando sus muslos, para pasar a la tan deseada zona erógena. Al observar el trasero de Spencer no pudo evitar que se le nublara la mirada y un rubor delator le subiera a las mejillas, pensando en cómo sería acariciar la suave piel de Spencer, tocar sus glúteos mientras con su lengua exploraba la boca de Spencer, gimiendo, sintiendo ese cuerpo perfecto en contacto con el suyo, para chuparlo, lamerlo y hacer todas las perversiones que en ese momento pasaban por su mente. Mientras tanto Ian y Tala habían dejado de jugar y lanzaban risitas infantiles, pues el miembro de Bryan lo había delatado y tenían una idea bastante exacta de en qué estaba pensando el chico de cabello lavanda. Bryan les lanzó una mirada de reproche y corrió a cubrirse sus partes con una toalla, en un intento por ocultar a Spencer lo que había pasado.
Mientras tanto Spencer había estado reuniendo valor para cumplir la misión de Boris, buscando las palabras adecuadas para que Bryan no se diera cuenta de sus intenciones. Cuando se cubrió con una toalla, fue donde él y escuetamente le dijo:
Cuando te hallas vestido ven a buscarme a mi cuarto.- acto seguido se dio la vuelta y se fue a su habitación para cambiarse.
Tala e Ian estaban en silencio, observando la reacción de Bryan, que se quedó con cara de no-sé-de-qué-va-este-tío, se encogió de hombros y se dispuso a vestirse.
