CAPÍTULO II

Ian frunció el ceño, las palabras de Spencer no le habían gustado nada. Dedujo que lo que Spencer quería decirle a Bryan estaba relacionado con su entrevista con Boris, y lamentablemente no podía hacer nada para ayudar a su camarada. A partir de las 10:30 de la noche todos debían estar en sus respectivos cuartos, salvo permiso expreso de Boris, quien le había ordenado a Ian permanecer en el cuarto de Tala y Bryan hasta que éste último regresara de hablar con Spencer. Así que ahí estaba, tumbado en la cama de Bryan, mirando al techo como si en él se hallasen las respuestas a todas sus preguntas.

Tala percibió la inquietud de Ian, a decir verdad él también estaba preocupado por Bryan, se encontraba en una situación peor que la del capitán, a fin de cuentas, Tala era el mejor blader, e imprescindible para Biovolt (por eso su derrota frente a Tyson fue pasada por alto, a pesar de ser la decisoria del campeonato) pero no ocurría lo mismo con Bryan. Era bueno, pero Boris podría poner a otro en su lugar fácilmente. Esos pensamientos preocupaban mucho al pelirrojo.

Mientras tanto, Bryan caminaba por los oscuros corredores de la abadía, sin pensar en nada en especial, molesto por esas repentinas ganas de molestarlo por parte de Spencer. Llamó a la puerta, un golpe suave, casi inaudible, pero la puerta se abrió inmediatamente. Una vez hubo entrado, Spencer cerró la puerta, y miró a Bryan a los ojos. En ellos se reflejaba una infinita pena. Entonces lo atrajo hacia él y lo besó. Fue un beso dulce, inocente, presente de un afecto que nunca había mostrado. Bryan no salía de su asombro. ¿A qué venía eso? cada vez estaba más confundido.

Perdóname- susurró Spencer, y lo golpeó en la mandíbula, aturdiéndolo.

El golpe había sido fuerte, y Bryan perdió un momento la noción del tiempo y el lugar. Justo el tiempo suficiente para que Spencer lo pusiera sobre la cama. Llegados a este punto Bryan ya sabía las instrucciones que Boris le había dado a Spencer (y nosotros también). En vez de asustarse, la idea de ser violado por Spencer le excitó (todo el mundo sabe que Bryan es un sadomasoquista). No se resistió, y dejo que le quitara la camiseta a la fuerza. A continuación sus pantalones cayeron al suelo y Bryan estaba francamente excitado, con un prominente bulto entre sus piernas. Spencer no pudo dejar de notar la evidente erección de su "víctima" dentro de sus calzoncillos, y comprendió demasiado tarde que las cosas no marchaban como Boris quería que fueran (huelga decir que los deseos de Spencer eran muy distintos a los de Boris, aunque iban por la misma línea). En ese momento Bryan se incorporó y se lanzó hacia Spencer, aprisionando los labios del rubio entre sus dientes. Este beso fue muy distinto del anterior, era rudo y apasionado. Pasaron mucho rato humedeciéndose los labios con el mero contacto de los labios del otro, hasta que Spencer dejó que la lengua de Bryan penetrara en su boca, succionando y explorándola. Un agradable cosquilleo nació en la entrepierna del rubio, haciendo que pequeños gemidos de placer escaparan de su garganta. Lentamente y sin romper el beso las manos de Bryan se deslizaron por debajo de la camiseta de Spencer, haciendo que se estremeciera por las suaves caricias que Bryan le prodigaba. No sabía que pudiera ser tan dulce y considerado, a la vez de apasionado…

Bryan fue explorando el torso de Spencer, acariciándolo, pellizcándole los pezones, haciéndolo gemir de manera ronca. Pronto Spencer quedó tan desnudo como Bryan, con su miembro en el mismo estado que el del pelimalva. Ambos respiraban agitadamente. Rompieron el beso, y Spencer se separó un poco para observar al chico que tenía delante. Sabía que si continuaba estaría traicionando a la Biovolt, que debía marcharse y explicar a Boris lo ocurrido. Su mente era un torbellino. Las zonas de su piel que Bryan había tocado, besado o lamido le ardían, provocaban un cosquilleo que hacía que deseara más. En ese momento sintió un dulce beso, tan suave y placentero que creyó estar en el cielo.

Te quiero- susurró Bryan al oído del rubio, abrazándole. Fue un abrazo puro, inocente en comparación con las lascivas caricias que antes habían recorrido el cuerpo de Spencer.

Yo también te quiero- contestó, y con esas palabras rompió su lealtad para con Boris y la abadía.

¿Acaso no había sido Boris quien le había pedido que humillara a Bryan, que lo golpeara y lo forzara como castigo a su derrota en el campeonato? Aunque le habían enseñado a no sentir, Bryan era su compañero, su amigo, y desde el campeonato algo más. Spencer fue consciente de eso último el día que perdió frente a Ray, cuando en vez de sentir rechazo o enfado, sólo sintió dolor por Bryan, y compasión. Esa revelación lo aturdió, estuvo todo el día pensando en lo mismo, en Bryan, no pudo dormir, y en el baño, con la imagen de Bryan desnudo en su mente, comenzó a acariciarse hasta que sintió un placer liberatorio.

Sin ninguna duda ya, atrajo a Bryan y lo besó apasionadamente, acariciándolo como Bryan lo había hecho antes. La vista de Bryan se nubló y un dulce rubor subió a sus mejillas, volviéndolo tan hermoso que Spencer tuvo que contenerse para no tomarlo antes de tiempo(n de a: tomar hacerle el amor – por si acaso alguien no sabía a lo que Spencer se refería). Por su parte, Bryan había perdido el control sobre sí mismo, perdido en un océano de sensaciones que habían bloqueado su razón y abotargado sus sentidos. Gusto, tacto, vista, oído, olfato: quería deleitarse eternamente con el sabor ligeramente salado de Spencer, sentir la suavidad inaudita de su piel, verlo desnudo frente a él cada noche, escuchar sus gemidos cuando le hiciera el amor, oler la fragancia de su sexo hasta caer exhausto. Nunca había sentido nada igual, por primera vez en su vida era consciente de que estaba vivo, experimentaba la luz de vivir, de amar. Deseaba ser suyo, pertenecerle en cuerpo, ya que su alma se la había entregado hacía tiempo. Pero Spencer no le dio tiempo. Lentamente le bajó los calzoncillos, para después tirarlos donde cayeran, sin importarle lo más mínimo. Observó durante largo rato el más que expectante miembro de Bryan, que pedía a gritos ser besado. Separó con suavidad las piernas del pelilavanda y comenzó a acariciarlo, primero lentamente, después aumentando el ritmo a la par de los gritos de Bryan, quien agarraba las sábanas hasta que los nudillos se le pusieron blancos. Entonces Spencer dejó de acariciarlo, para introducirlo en su boca y comenzar a succionar. Bryan se mordió los labios con fuerza para retener el gemido que estaba atravesado en su garganta. ¿Quién iba a imaginar que Spencer fuera capaz de hacer algo tan maravilloso? Dios, estaba a punto de correrse en su boca. Mientras tanto Spencer se deleitaba recorriendo con su lengua el miembro de Bryan, chupándolo y besándolo. Cuando sintió que su koi estaba a punto de llegar al orgasmo, paró y apretó suavemente pero con firmeza la zona de unión de la cabeza con el cuerpo del pene de Bryan, el cual sintió que su excitación disminuía un poco.

Esto aún no ha terminado - sonrió el rubio. Acto seguido agarró a Bryan por las caderas y le hizo quedar apoyado en manos y rodillas. Acarició sus glúteos, sintiendo que ya no podía esperar más, que tenía que ser suyo ahí y en ese momento. Bryan sintió como su koi lo penetraba, introduciéndose lentamente y con cuidado en él, temiendo dañarlo. Sólo hubo un pequeño dolor inicial que pronto pasó, seguido de un increíble placer que inundó el cuerpo de Bryan. Spencer comenzó a moverse hacia dentro y hacia fuera, aumentando el ritmo, sin sacar nunca su miembro del interior del pelilavanda. Con una mano agarraba Bryan por la cintura, mientras que con la otra lo masturbaba.

Bryan deseaba más, que su amor fuera más rápido. El ritmo aumentó vertiginosamente, los gemidos de Spencer se mezclaron con los de Bryan, sin poder distinguirse. Ambos llegaron a la cima del clímax en el mismo instante, y se corrieron a la vez, Spencer llenando a Bryan con su líquido seminal y Bryan manchando la mano de Spencer y las sábanas que había debajo. Ambos suspiraron al unísono, y quedaron completamente relajados, Spencer aún encima de Bryan.

Disculpa, debo resultarte muy pesado.- hizo ademán de levantarse pero Bryan lo retuvo.

Me gusta tenerte así- contestó con ojos somnolientos.

¿Qué les diremos a los demás?

Ian creo que ya lo sabe y Tala… vive en su mundo. No creo que hagan falta explicaciones.

Y ambos enamorados sellaron su pacto con un tierno beso, que era símbolo de la pasión que los unía.

El despertador sonó insistentemente, de manera casi grosera. De repente se calló. La causa de su repentino silencio había sido el manotazo que le dio el pelirrojo, aun medio dormido y no totalmente consciente de sus actos. Abrió un poco los ojos e inspeccionó a su alrededor.

"Debe ser una broma, no pueden ser las seis ya. ¡Es demasiado pronto para levantarse!" pensó, aunque bien sabía que el despertador no se había equivocado. El espartano horario al que eran sometidos en la abadía era muy poco llevadero. Cuando se levantó vio la cama de Bryan ya hecha. No sabía si había vuelto del cuarto de Spencer o si Ian se había quedado a dormir. En ese momento sonó la cisterna y el canajo apareció. No tenía su habitual actitud maliciosa, sino que estaba preocupado, muy preocupado. No sabía lo que le había pasado a Bryan y temía lo peor. Para Boris era ridículamente fácil hacer desaparecer a un huérfano de la abadía. Se sentó en el borde de la cama, con el ceño fruncido. Entonces Tala se sentó a su lado y le apretó la mano suavemente, cosa que no había hecho en todos los años que se conocían.

No te preocupes, Bryan no es un huérfano cualquiera. No le sería tan fácil a Boris para ocultar su desaparición.- dijo el pelirrojo como si hubiera leído los pensamientos de su compañero.

¿Tú crees? Se de sobra que es capaz de cualquier cosa.- replicó Ian tristemente.

Pues claro, tonto, los Demolition Boys somos los representantes de Rusia. Los medios de comunicación armarían una buena si desapareciera uno de nuestros miembros. Además,- añadió una mirada de indescriptible dolor- él sabe que hay cosas un millón de veces peores que la muerte. Sabes, hasta que perdimos el campeonato mundial no me di cuenta de que realmente somos un equipo, de que mi deber como capitán incluye interesarme y preocuparme por vosotros. Creo que esa fue la razón por la que perdimos.

Sí, también yo comienzo a sentir que somos un conjunto, y que dependemos unos de otros. Pero creo que Spencer aún no se ha dado cuenta.-suspiró.- es el único que permanece igual de frío y distante.

Ya se dará cuenta. Anda, vamos, que si no me visto llegaremos tarde y nos dejarán sin desayunar.

Oye, Tala, has cambiado. Tu mirada ya no es tan fría, salvo cuando estamos con Boris.

No podemos permitir que note que sentimos amistad, o algo que nos alegre la existencia. Es muy peligroso. Por eso lo mejor es fingir.

Es verdad, había olvidado que eres el rey de las mentiras.

Pues claro, ¿no te acuerdas de cómo engañé al tonto de Tyson cuando vino a buscar a Kai a la abadía?

Y riéndose a costa de Kinomiya salieron de la habitación. Cuando llegaron a la sala de entrenamientos, Spencer ya estaba en su puesto, impasible. Se colocaron en sus posiciones, repentinamente silenciosos. Cinco minutos antes de la llegada de Boris, entró Bryan.