AVISO: LA SIGUIENTE HISTORIA SE BASA EN EL ESCRITO DE DOS ASUKAS. ESTE ERA UN BOCETO EN LA RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO SORYU-SHIKINAMI.
Monólogo Interno
(Asuka Langley Soryu y Asuka Langley Shikinami)
El cielo de Tokio-3 estaba siendo teñido con tonalidades anaranjadas a la vez que el Sol se ocultaba tras las montañas que rodeaban a la ciudad fortaleza. En uno de los edificios cercanos se encontraban dos chicas idénticas discutiendo de manera amarga. Una de ellas era Asuka Langley Soryu, la segunda niña elegida del programa EVANGELION y quién por azares del destino, vivió una odisea emocional por culpa de la otra joven que se encontraba junto a ella.
Asuka Langley Shikinami era idéntica a ella. Todo el mundo creía que se trataba de una hermana gemela que se quedó atrás en Alemania. Sin embargo no se trataba de eso, era mucho más complejo e incluso para ella parecería algo ridículo. La Asuka que estaba parada frente a ella no era más que un clon de otro universo, ni siquiera se trataba de la original; esto había causado un gran revuelo y para la pobre de Shikinami, el mundo se le vino abajo desde ese día.
La joven Soryu mantenía sus brazos cruzados mientras miraba atentamente los movimientos de su contraparte la cual parecía caer cada vez más rápido en un abismo del cual no buscaba salir. Esto debía disfrutarlo, pero era todo lo contrario. El llanto de la joven de cabellos claros la mantenía despierta y en varias ocasiones tuvo que ir a calmarla ante la ausencia de sus otros compañeros de habitación. Intentó acercarse un poco, pero fue detenida antes de dar un segundo paso.
―¿Por qué me torturas de esta manera? ―murmuró Shikinami. Su cuerpo temblaba a la vez que buscaba reconfortarse al abrazarse a sí misma―. ¿Acaso esto no era lo que tanto deseaba la Increíble Asuka Langley Soryu?
―No es lo que quiero―respondió a la vez que daba más pasos hasta estar cara a cara con su clon.
―Ohh... ¿Así que ahora la señorita perfecta quiere abrir su corazón después resguardarlo por años tras un muro ficticio? ―se burló Shikinami mientras intentaba contener las lágrimas que buscaban formarse en sus ojos―. Hazme un favor, mátame para que así todo el mundo olvide que llegué aquí. Mátame para que tú y Shinji estén...
No pudo terminar de hablar. Había recibido una bofetada de parte de Asuka que la tumbó al suelo. Un hilo de sangre escurría a través de la comisura de sus labios revelando la intensidad del golpe.
―Vas a guardar silencio y escucharás―ordenó Soryu con una mirada seria y decidida.
La habitación de Shinji no era la más grande, mucho menos la más cómoda, pero para ambas chicas este sitio tenía un significado más grande del que alguna vez comentaron con alguien. Era su pequeño escape de la realidad del mundo.
―¿Acaso vas a seguir llorando? ¿Te vas a seguir lamentando por no haberle dicho a tu Shinji lo que sentías?
Shikinami quería contestarle, pedirle que la dejara sola, pero eso es algo que no iba a suceder. Había confesado su amor por Shinji y también contó sobre lo que sucedió en la otra línea temporal. De haberse quedado callada las cosas pudieron tomar un rumbo distinto. Nuevamente se estaba repitiendo lo que sucedió en su universo.
―¿Y bien? ―preguntó Soryu esperando una respuesta por parte de la otra―. Vamos, confiesa tus errores. ¿Acaso no me humillabas por no ser igual a ti? ¿Acaso no decías que harías bien las cosas está vez?
Pese a todas las humillaciones que sufrió a manos de Shikinami, no se dio por vencida. Enmendó sus errores y sin darse cuenta su amistad con Shinji se había fortalecido. Los dos lograron una sincronización perfecta derrotando al ángel. Ese día juró frente a su doppelgänger que no se daría por vencida.
―Me venciste―anunció Shikinami. No esperaba que aceptara la derrota tan rápido, pero entendía la razón del estado tan deplorable en la que su otro yo quedó―. No pude ayudar a Shinji, todo el mundo sabe que no soy más que un mero clon de la Asuka original.
Escuchar tales palabras ponían colérica a Soryu. La tenue luz que entraba por la pequeña ventana le daban una imagen perfecta de lo que tenía en frente.
―¡No creas que esto me hace sentir mejor! ―reclamó―. He estado tratando de superarte cómo para que te rindas. ¿Acaso eso hubiera querido Shinji?
Shikinami pensó un poco. No sabía si se refería a su Shinji el cual se sacrificó por ella, o al que acaban de perder tras la batalla con Zeruel.
El silenció reinó por un tiempo hasta que alzó la mirada. Soryu era tan imponente en su vestido amarillo. No podía competir contra ella porque simplemente no había nada que cambiara los sentimientos del tercero. Ella solo era una anomalía producto de errores tras errores que culminaron con ella llegando a un nuevo mundo, uno que no la necesitaba.
―No. Él no quería eso.
―¿Entonces? ¿Acaso no piensas en lo mucho que él sufrió al tomar esa decisión?
―Soy una inútil, no valgo nada.
―Es cierto, no vales nada―respondió Asuka con indiferencia―. Pero para Baka Shinji tú eres tan importante como yo; él arriesgo su vida para darnos una oportunidad y no pienso dejar que se desperdicie.
Por momentos Shikinami se vio reflejada en la actitud de la niña. La diferencia de edades y de experiencia parecían haberse invertido. Ahora era ella la niña que se escondía en las faldas de otros esperando que el mundo la perdonara por cosas que no podía controlar.
―Mañana voy a llevar las cosas de Shinji para ver si reacciona su borde de ego―comentó la germana oriunda de este universo mientras abrazaba a Shikinami con una sábana―. Puedes venir, acompañarnos y ver si el responde a nuestro llamado. Nosotros no vamos a cometer el error de enviarlo al espacio como lo hicieron en tu mundo.
Tenía que darle la razón. En su mundo, Shikinami fue testigo de como se envió la [UNIDAD 01] al espacio en posición geosíncrona con la Tierra. Todo el mundo estalló de alegría tras haberse librado del un monstruo que solo pedía cariño a gritos. Incluso ella llegó a creer esas mentiras que la propaganda de [WILLE] construyó para su encrucijada.
De no creer en las mentiras que Misato y el resto anunciaron por años, lo más seguro es que su mundo hubiera tenido un desenlace distinto. Tal vez, solo tal vez, ella pudo escapar con Shinji a un lugar desconocido, lejos de la guerra política entre [SEELE] y [WILLE]. El mundo le dio pocas opciones, pero estaba agradecida con el poco tiempo que estuvo a su lado.
―¿Crees que pueda salir? ―cuestionó con miedo.
Asuka frunció el ceño. No era posible que a estas alturas siguiera dudando de la reputación del Invencible Shinji.
―Te recuerdo que saltó de un volcán para salvarme; aniquiló a un ángel desde adentro y no olvides que acabó con ese bicho que trató de comerse a la niña modelo―la emoción en sus palabras logró que Shikinami mostrara una sonrisa―. Vamos, creo que por ahí el Baka me contó cómo el tuyo escuchó tu grito de ayuda... en el espacio.
―Eso fue una coincidencia.
―Si lo quieres ver de esa forma, puedes seguir engañándote. No te voy a detener.―Shikinami trató de decir algo, pero la interrumpió antes de escuchar alguna sandez proveniente de ella―. Sin embargo me niego a creer que él dio su vida para que negaras tu amor en frente de mí.
Amabas eran iguales, pero era obvio que Soryu había madurado en todo este tiempo. Ya no era la niña arrogante que buscaba vencerla una y otra vez. Estaba decidida a mostrar su orgullo por su trabajo, pero también se encontraba dispuesta a pedir ayuda cuando era necesario. Y no sólo era eso, aceptó sus sentimientos en el momento que todo parecía venirse abajo.
―¿Lo mínimo que esperas de mí es una disculpa? ―cuestionó Shikinami.
―Bueno... a mí no se me dan bien las disculpas y ambas lo sabemos.
―Pero le pediste perdón a Shinji, eso cuenta.
Asuka se sonrojó y aparto la mirada.
―Puede que sí, puede que no―murmuró―, pero a fin de cuentas estábamos destinados a conocernos.
Aquella frase llamó la atención de Shikinami. Ha pasado un buen tiempo desde la última vez que pudo oírla.
―¿Crees que naciste para conocerlo? ―preguntó.
Una gran sonrisa se dibujó en el rostro de la segunda niña.
―No, yo no nací para conocerlo―respondió―. Nosotros nacimos para conocernos, entendernos; nacimos para estar juntos sin importar cómo sucediera.
La realidad golpeó a Shikinami. Había recordado las palabras del Kaji de este mundo acerca de los erizos. El dilema del erizo, así lo llamaban, no eran más que una metáfora al miedo de las personas por acercarse. Él mencionó que tanto Soryu como Shinji parecían un par de erizos, pero que muy en el fondo se preocupaban por el otro.
Tal vez el mundo quería mostrarle esto.
―¿Eres feliz, Asuka?
―¿Qué?...
―Eres yo. ¿No es así? ―señaló Soryu mientras tomaba una caja que había dejado en el armario de Shinji hace mucho―. ¿Eres feliz estando aquí? ¿Estando a su lado?
¿Era feliz?
Sus amigos se habían ido para siempre, todo lo que conocía se volvió nada. Anheló reencontrarse con ellos, y aunque lo hizo, fue en circunstancias muy distintas. Estaba feliz, pero también extrañaba aquella vida en la que creció por catorce largos años.
―A veces sólo deseo que las cosas no hubieran terminado de esa manera―respondió con sinceridad mientras observaba a su yo de este mundo―. Pasé un buen tiempo con ellos, no puedo decir que los amaba del todo, pero al final eran mis amigos.
―Estoy segura de que todos ellos están velando por ti, para que sigas luchando.
―¿Crees que ellos puedan verme?
―A estas alturas no debería sorprenderme―respondió Asuka―, pero eso sólo lo puedes decidir tú, ya que no somos iguales.
Le extendió una mano, quería hacer las paces de una vez por todas. Shikinami le miró extrañada, tal vez ese orgullo tan característico de ellas seguía presente. Pasaron unos segundos hasta que finalmente su otro yo aceptó su gesto de paz.
Era la primera vez que se acercaban desde aquel día en que los universos se conectaron. Pasaron momentos alegres, otros más tristes; pero seguían ahí, luchando para ganar más tiempo. El mundo aún no se había acabado y quizás, todo aquello que Shinji deseó se lograra cumplir en este mundo. Nadie sabía a ciencia cierta el futuro, pero para Shikinami, esta era la oportunidad de remediar todo el daño que las malas decisiones causaron.
―Dos veces Asuka... ―murmuró Shikinami.
―Dos veces una tonta enamorada de un Baka―agregó Soryu.
―¿Qué tiene él que nos gusta tanto?
―Te seré honesta, es su comida.
―Oh, su exquisita comida que puede enamorar a una chica tan reacia como nosotras―comentó Shikinami en un tono mucho más animado―. Aunque creo que contigo fue otra cosa.
Una sonrisa se formó en el rostro de Asuka. No había sido honesta del todo sobre su enamoramiento. Existían ciertos motivos que la intrigaron aquel día que se conocieron.
―Sólo te diré una cosa, él me ayudó a derrotar a mi primer ángel―confesó antes de abrir la caja que tenía entre sus manos―. Tal vez necesites esto más que yo.
Los ojos de Shikinami brillaron tras ver el vestido amarillo que nunca pudo usar en su universo. Por un tiempo creyó que podía impresionar a Shinji con él y por lo visto, ese pudo ser el resultado. Aún debía remediar muchas cosas que aquejaban a su corazón, pero esta ocasión no lo haría sola.
―Ven, debemos prepararnos...
