Capítulo 6
Acercamiento II
―¿Cómo sigue Shikinami?
―Sigue dormida y la verdad espero que siga así por un rato más.
―...
Asuka no podía estar más animada con esta conversación que estaban teniendo los tres durante la cena. Hace rato que habían llegado a la casa con una dormida Shikinami quien ahora descansaba en la cama del joven Ikari quien parecía no estar molesto por la idea. Cada uno tomó su respectivo lugar siendo acompañados por Pen-Pen quien los acompañaba con una cena de bonito y cerveza preparada por el tercer niño.
Hasta hace unos momentos Shinji se hallaba en su habitación. Sabía perfectamente que su doppelgänger estaría en estado depresivo tras enfrentar un interrogatorio a manos del padre del tercero. Existían ciertos rumores acerca de dichos interrogatorios, aunque no pasaban de exageraciones de parte de los empleados de NERV quienes temían a los superiores del comandante quienes eran personas cuyo poder adquisitivo podía lograr sumir a una nación en el caos si lo deseaban.
―Asuka... ¿Acaso estás preocupada por tu hermana?
Tal comentario casi provoca que la germana se ahogara con su cena. ―¿Acaso te parece que me preocupo por la señorita perfecta? Lo más seguro es que todo ese alcohol ya ha quemado tus neuronas, por eso no piensas bien―su respuesta había provocada una risa en su tutora que la hizo molestar aún más.
―Sabes, así inicia el cariño entre amantes, pero en tu caso, entre hermanas porque tu amante está sentado a lado mío―comentó la peli morada señalando con su cerveza a su querido Shinji-kun el cual también se atragantó con su cena―. Parece que seré yo quien los mate antes que esos ángeles.
―¿Te parece?
―Ya, no enojes, te hará daño―contestó Misato antes de dar otro sorbo a su bebida―. Sólo no seas celosa.
―¿C-Celosa?
―Asuka, las dos sabemos que te pones celosa cuando una chica se acerca a Shinji―de alguna forma el ambiente se había tornado más animado―. Mira, Kensuke me ha pasado vídeos en dónde observo como te pierdes mirando a Shinji clase tras clase; no hablemos de aquella ocasión en que hablaste mal de él porque esa chica Mana se le insinuó en frente tuyo. ¿Acaso era tan difícil decirle a esa chica que Shinji-kun es el hombre de tus sueños?
La conversación ya se había tornado en una serie de confesiones y verdades. Asuka se encontraba demasiado apenada por esto al punto de que se tomó dos cervezas de golpe pese a las protestas que Misato y Shinji le lanzaron.
Normalmente uno creería que los alemanes tenían cierto grado de tolerancia al alcohol, pero para alguien como Asuka que apenas iniciaba su adolescencia y que tenía una nula experiencia tomando bebidas embriagantes, esto se convirtió en su primera borrachera.
―¡Bueno, sí, le hable mal a Mana sobre el idiota que está a lado mío! ―contestó Asuka teniendo sus mejillas ya coloreadas por la sangre que pasaba a través de ellas―. Baka Shinji siempre repite una y otra vez que nadie en el mundo lo desea, pero siempre debo ser yo quien se entere de las cosas al último.
―¡¿Yo que hice?!―y antes de poder recibir una respuesta fue tomado de su camisa por parte de Asuka quien le veía con un rostro lleno de ira―. A-Asuka...
―¿Por qué nunca mencionaste que tenías un club de fans, tercero?
―¿T-Tengo un club de fans?
―¿Acaso eres idiota o te haces?
Shinji intentó recordar su supuesto club de fanáticos, pero por más que quería no podía encontrar nada en sus memorias.
―Te refrescaré tu memoria―comentó Asuka para después aclarar su garganta―. San Valentín, un día donde los chicos reciben regalos por parte nuestra; un día lleno de amor para las parejas que intentan acercarse o para hacerse notar al chico que amas con todo tu corazón. ¿Acaso no sabías que esas chicas que te dieron regalos no lo hacían por mero compromiso?
―Shinji-kun... No me digas que...
―Así es, este idiota tiene a muchas chicas buscando algo con él, pero de no ser por mí aquellas zorras se le hubieran trepado hace mucho tiempo―declaró eso último con cierta rabia antes de dejar libre a su estúpido Baka―. Ni siquiera fuiste capaz de decirme si ese chocolate te gustó...
―¿Cuál chocolate? ―preguntó Shinji esta vez sin miedo, sino con culpa por haber herido a Asuka sin saberlo―. Yo lo siento, ese día estábamos tan ocupados que...
―Sólo dime porque no me dijiste nada sobre el chocolate que te hice...
―Asuka, ese día yo no comí ningún chocolate, ni siquiera recuerdo que me hayas dado uno.
―¡Mientes! ¡Yo lo dejé en esta estúpida mesa para ti antes de irme a dormir! ―declaró ella con lágrimas en los ojos mientras veía con dolor a Shinji―. ¡Pase toda la tarde en casa de Hikari preparando el mejor chocolate para el Invencible Shinji quien no tuvo el descaro de decirme si le gustó o no!
―Yo... ―y antes de que Shinji pudiera responder, el sonido de una lata cayendo al piso llamó la atención de ambos―. Misato...
Los ojos de Misato se encontraban al borde las lágrimas. Su cuerpo temblaba de tal manera que ambos niños se preocuparon por ella. Nunca antes la habían visto así, hasta parecía otra persona la que estaba sentada ahí a su lado.
―Misato... ―repitió Shinji el nombre de su tutora―. ¿Te sientes bien?
―Fue mi culpa... ―murmuró ella mientras sostenía su cabeza con ambas manos antes de echarse a llorar―. ¡Fue mi culpa, Asuka! ¡Yo me comí el chocolate que le preparaste a Shinji! ―exclamó con un dolor muy grande y una culpa mayor a la que tenía su protegido por no recordar aquel evento.
Varios pensamientos pasaron por la mente de Asuka en ese momento. Sentía una tremenda culpa por haber sentido una gran rabia en contra de Shinji quien no tenía conocimiento de aquel regalo en el que se esmeró tanto como para no ser consumido por él. Por otro lado sentía una ira naciendo de lo más profundo de su corazón en contra de su tutora. De alguna manera sentía que debía tener una venganza por esto, pero al verla tan triste y llorando con sinceridad, decidió que aquel castigo vendría después.
―Lamento haberte jalado de la camisa―se disculpó ella con Shinji―. Misato, deja de llorar, me das pena.
―¿N-No estás molesta? ―preguntó su tutora casi tartamudeando.
―Oh, por supuesto que lo estoy, pero no te haré nada por ahora―declaró Asuka con un tono serio a la vez que le regalaba una mirada fría y carente de amor a su tutora―. Por cierto. ¿Qué haremos con Shikinami?
―¿Haremos? ―cuestionó Misato ya recuperado de su triste confesión―. Aquí es Shinji quien nos debe decir que hacer con su nueva Asuka.
―Sabes que, olvida lo que dije, duerme en las noches pensando en como vas a morir en mis manos.
―¡Asuka! ¡Shinji, di algo!
―No manches las sábanas con sangre, no quiero tener que trabajar más de la cuenta.
Misato se sintió finamente traicionada por su querido Shinji. El mundo le daba la espalda a una mujer tan linda y carismática por ella dejándola a merced de una furia de color rojo cuyo nombre es Asuka.
―Pero volviendo al tema de Shikinami; creo que lo mejor será cuidarla a partir de ahora―declaró él a la vez que tomaba otro bocado de su comida―. Mi padre es un bastardo, de eso no hay duda y lo más probable es que busque usarla para su beneficio sin importar si ella sale lastimada o no.
Asuka tenía que darle la razón en eso. Ese bastardo sería capaz de sacrificar las vidas de sus subordinados con el fin de salvar la suya. Ya lo había demostrado en aquella ocasión en que prefirió detonar las bombas N2 en el Mar de Dirac antes de buscar una solución para traer a Shinji de vuelta.
―¿Sabes que aun así seremos vigilados por la sección dos? ―dijo ella haciendo notar uno de los puntos en contra que tenían si querían cuidar de aquella idiota engreída―. Igual, puede que sea una buena idea llevarla a la escuela, aunque tendría que ser con otro nombre.
―A estas alturas nadie creerá eso, no después de saber que tú y Shinji son pilotos de EVA―el comentario de Misato los tomó desprevenidos a ambos. No era sencillo explicar la presencia de Shikinami en el mundo, mucho menos tomando en cuenta lo que sus amigos han presenciado a lo largo de este conflicto―. Puede que para los ojos de la sociedad Asuka tiene una gemela, pero para la gente que sabe sobre ustedes eso no es más que una mera cortina de humo para esconder la verdadera naturaleza de ella.
Shinji no pudo evitar lanzar un suspiro. Era agotador pensar en esta clase de ideas.
―Aunque por otro lado, esto nos ayudaría mucho con la sección dos―los dos niños miraron a su tutora quien había dejado su cerveza de lado para mirarlos con misma seriedad con la que los guiaba en batalla―. Es obvio que sus amigos sabrán la verdad, de eso no hay duda, pero podemos usar esto a nuestro favor para jugar al gato y al ratón con los hombres que envíe el comandante. Shikinami estará más seguro si el mundo conoce su existencia, así siempre tendrá apoyo.
Ambos chicos se quedaron en silencio por esto. Era una idea brillante digna de una mujer como ella.
―Al fin una idea brillante de parte de esa cabeza hueca que sólo ama a Shinji como a Kaji―comentó Asuka buscando molestar a su tutora, pero no se esperó que esta se pusiera roja por la pena a la vez que juagaba con sus dedos―. ¡Aléjate de Shinji!
―¡Pero también lo amo! ―exclamó Misato antes de tomar a su protegido entre sus brazos para así darle un abrazo que terminó con su rostro entre sus pechos―. Si fuera más joven lo más seguro es que yo sería la novia de Shinji-kun!
―Ya está, prepárate a morir...
―¡Asuka, deja ese cuchillo! ¡Era una broma!
―¡Regresa aquí, cobarde!
―¡Shinji!
―Shinji...
Finalmente Shikinami había despertado. Hace tiempo que no tenía un sueño tan pesado. Después de los quince años su vida se había tornado en un infierno del cual creía que compartía culpa aun cuando esto no era verdad. Ese tiempo que pasó acompañada por su compañera de habitación le hizo hundirse más en una rabia sin sentido dirigida la único que chico por el cual llegó a sentir algo.
―¿Qué hora es? ―en ese momento sus ojos miraron directo al pequeño reloj digital que se hallaba en el piso de la pequeña habitación dándose cuenta de que ya casi serían las cuatro de la mañana―. No he cenado nada y ni siquiera me ha dado un baño.
Sin perder más tiempo, tomó una camisa que el Shinji de este mundo le dejó la cual olfateó una vez se cercioró de que nadie estuviera en las esquinas observándola. El aroma del chico siempre fue curioso para ella, pero no fue hasta que "cuatro ojos", su compañera, sacó a flote ese tema tras confesarle su primer encuentro con el idiota de Shinji.
Se arrepentía con toda su alma el no haberle ayudado cuando tuvo la oportunidad. Él jamás había sido culpable de nada y aún así, llegó a inculparlo de todas las desgracias por las que el mundo pasaba. Nadie se atrevió a cambiar ese pensamiento, la única que no dudó de él fue aquella chica llamada Mari quien parecía buscar acercarlas tras casi quince años separados. De haberle hecho caso, era probable que él hubiera tomado el viaje con ella llegando a este mundo nuevo en donde conocería a su otro yo.
―¿Si me vieras Mari, que tanto te burlarías de esto? ―comentó ella en voz baja sin poder aguantar las lágrimas tras recordar esa amistad que murió junto con el otro mundo―. Baka, cuida mucho a cuatro ojos.
De haber tenido más tiempo en su mundo se hubiera despedido de una mejor manera con la chica que se autoproclamó su mejor amiga. Ahora sólo quedaban los recuerdos que anhelaría hasta el último día de su vida mientras trataba de adaptarse a este único mundo.
No tardó mucho tiempo en alistar sus cosas para ir al baño. La ducha era más importante que la comida y no dejaría pasar esta oportunidad de estar casi a solas para replantearse todo lo que había logrado hasta ahora.
Ya dentro del baño, se quitó las prendas que usó el día anterior revelando así su cuerpo el cual ya no poseía aquellas horrorosas cicatrices producto del desastre con la activación de la UNIDAD 03. Pasó sus manos por cada una de las zonas en las que recordaba haber visto una marca notando entonces que no existían más dejando únicamente una piel revitalizada y totalmente suave a la que le hubiera encantado mostrar en un traje de baño.
Su vista pasó ahora a sus senos. Usó el espejo del baño para verse mucho mejor notando que seguían siendo pequeños. La maldición del EVANGELION la siguió por muchos años impidiéndole crecer, pero si lo pensaba bien, parecía ser más una especie de milagro ya que en el final de su mundo pudo compartir ese amor y cariño que resguardó dentro de ella por aquel chico de ojos color cobalto que al final prefirió perecer para poder darle a la humanidad una segunda oportunidad.
―Shinji... ―susurró ella el nombre del chico que cuidaba de ella ahora y quien se parecía mucho a su yo del otro mundo de donde vino ella―. ¿Me sigues amando?
En sus pensamientos, él seguía vivo pese a que las MAGI le indicaron lo contrario. No era posible que el mundo los condenara de esa forma.
―...
Con cuidado acarició sus senos llevando la punta de sus yemas cerca de las aureolas de sus pezones sacando así un pequeño gemido que logró ahogar antes de que saliera de entre sus labios. Apenas y recordaba la última ocasión en que pudo masturbarse, y aunque en su momento lo odió, aquellos pensamientos giraban en torno a su desaparecido Shinji que con el tiempo regresaría a ella.
―Shinji, por favor perdóname―dijo en aquella ocasión casi llorando, suplicando porque él la mirase con aquellos ojos llenos de cariño con los que la recibía cada noche antes del incidente con la unidad de pruebas.
Lo había incriminado injustamente por haberla atacado, aún cuando se enteró de la existencia del Dummy System. Todas las noches posterior a su despertar del coma inducido estuvieron plagadas de amargos recuerdos los cuales pronto tomaron control de su juicio. No sólo lo incriminó por su cruel destino, sino que lo juzgó por aquellos celos que nacían de su interior y que cargaban en contra de cada una de las REI que enviaba Gendo con el fin de aniquilar lo poco que quedaba de una maldita WILLE que estaba condenada al fracaso.
―Por favor Shinji, mírame, voltea a verme... ―le había suplicado con todo su dolor acumulado por años de soledad, pero Mari le había explicado que las heridas tardarían en sanar, especialmente aquellas que eran del corazón.
―Baka... ―murmuró ella tras sentir como su intimidad se humedecía tras acariciar sus senos al punto en que estos le provocaron una corriente de pacer que trajo aquellas viejas memorias al presente.
Era la primera vez en mucho tiempo que se contemplaba después de masturbarse. Su vagina había expulsado aquellos fluidos con los cuales se lubricaba en espera de que algún miembro masculino ingresara por su cavidad. Ya tenía casi treinta años de vida y aún así seguía siendo esa chica virgen que llegó a Japón en busca de completar una tarea que se le había sido asignada desde su creación.
No había disfrutado su niñez, tampoco su adolescencia y su adultez era un castigo del cual no logró salir. Era patética tal y como describía a todos los que se intentaron acercar a ella.
―Me doy asco...
―No debí tomar mucho té verde... ―dijo Shinji con un gran bostezo.
Era de madrugada, pero el llamado de la naturaleza le exigía adentrarse en el baño para poder hacer así de sus necesidades fisiológicas. La cena había terminado muy bien, aunque el tener a dos chicas dormidas debido al alcohol en su sangre no fue la mejor manera de cerrar el día, se sentía feliz de que cada una se sincerara con respecto a algo.
―Asuka me hizo un regalo... creo que debo darle un también―aún con sueño fue capaz de llegar hasta la puerta del baño. Su mente no dejaba de pensar en su compañera de piso con quien compartía un lazo tan único.
Una vez llegó al baño se percató de que la puerta se encontraba ligeramente abierta notando así la luz encendida de la habitación. Por un instante pensó que Misato la había olvidado apagar, ya era costumbre para él algo como esto así que se limitó a entrar así nada más.
―¡B-Baka!
―A-Asuka...
Shinji jamás esperó encontrarse con Asuka en el baño, pero lo que más le sorprendió fue verla masturbarse en un lugar así. Aclaró su vista un poco para distinguir de quién se trataba, pues de ser su Asuka de este mundo estaría condenado a una muerte lenta y dolorosa.
―¿Shikinami? ―la nombrada asintió, se trataba de ella―. Gracias al cielo eres tú... ¡Shikinami!
―¡No grites! ―exclamó Shikinami en voz baja mientras corría hasta Shinji con el fin de cubrirle la boca con su húmeda mano―. P-Perdón, no quería que me vieras en este estado―una vez le destapó la boca al chico este le miró extrañado.
―Perdón, pensé que Misato nuevamente había dejado las luces encendidas―se disculpó él dando una vaga explicación por haber entrado sin avisar―. P-Por cierto, lo que acabo de saborear es...
―N-No lo digas―le interrumpió Shikinami con pena mientras se pegaba más al chico con el fin de que este no viera su cuerpo desnudo―. Perdón por hacer esto, no era correcto, pero yo estaba pensando en...
―¿Tú Shinji?
Esas palabras calaron en lo más profundo del corazón de Asuka. Ella se había sincerado antes del interrogatorio confesando así sus emocione por el Shinji de su mundo recibiendo consuelo del Shinji que le pertenecía a Soryu. No sólo se quebró delante de él, sino que además exigió respuestas a una pregunta que siempre se hizo, pero que nunca nadie le respondió.
Ella quería saber si él llegó a sentir lo mismo. Él se había disculpado antes de irse con su propio mundo en el último cataclismo que el hombre presenciaría. Siguió las palabras de Mari hasta el último momento, pero jamás recibió aquella respuesta que siempre la molestó.
―Lo extraño... ―murmuró ella antes de dejar salir algunas lágrimas de sus bellos ojos―. Siempre pensé en él, quería estar a su lado y ser esa chica a la que viera todos los días después de llegar a casa.
―Asuka...
―Quiero volver a verlo, quiero volver a ver a mi Shinji y poder disfrutar de aquella adolescencia que se me fue arrebatada.
Por más madura que fuera ella, seguía siendo una niña en su interior. Esto se lo hicieron ver tanto Mari como Kensuke quienes nunca dejaron de ver por ella en el otro mundo.
Shinji ya no pudo soportar más esto. Sin ningún aviso la tomó entre sus brazos dándole así un abrazo lleno de cariño, uno que ella necesitaba en estos momentos―. Yo sé que tú Shinji está feliz por que estás aquí, él quería que tu vivieras y estoy seguro de que al final él también deseo tener más tiempo contigo―.
Él no era bueno con las palabras, esa era Misato; pero si podía hacer algo por Shikinami era darle su apoyo uno que ella aceptó.
―No me dejes sola... por favor.
―No lo haré, Asuka... No lo haré.
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―Asuka, tú también me gustas
