Holas! aki mi nuevo fic! el principio puede ser un poco rollo porque es como una introduccion pero prometo que luego todo se ira animando... ok? ejejeje espero q os guste q me dejeis miles de reviews y esas cosas bsss!


James Potter creía que tenía el mundo a sus pies. Creía que todo se basaba en el, sus amigos, el, el quidditch y por último el.

Sirius Black era el rey del egocentrismo. El mundo (que para el solo eran las chicas) se movía en torno suyo.

Remus Lupin se autodenominaba un chico tímido. Siempre se mantenía un poco al margen de sus queridísimos amigos Sirius, James y Peter. Le gustaban las bromas y las chicas pero no las veía como ellos.

Peter Pettigrew sabía que no llegaría jamás a ser como sus amigos. Nunca sería alto, ni tan guapo, ni tendría su cuerpo. Tampoco tan valiente pero era un merodeador y se podía sentir satisfecho pues eso tenía grandes ventajas.

Lily Evans era una chica centrada en sus estudios, no se consideraba guapa, no se creía poseedora de un cuerpazo, pero para ella eso no tenía importancia. Sus intereses eran su familia, sus amigas y sus estudios. No quería más preocupaciones.

Kirsten Kooper era una chica divertida, extrovertida, alegre, cantarina, alocada... los estudios no eran su fuerte. Lo más importantes para ella eran su familia y sus amigos. Era morena, con el pelo ni muy corto ni muy largo y los ojos azul oscuro.

Kimberly Fliregan era rubia, con el pelo bastante corto peinado modernamente. Tenía los ojos grandes y de color amarillo. Era conocida por su sarcasmo, su falta de pelos en la lengua y ser amiga íntima de James Potter aparte de sus tres inseparables locas.

Bridget Rolling era un persona tímida, la gustaba estudiar, dulce, comprensiva y muy buena amiga aunque un poco bocazas. Era rubia, bajita y con los ojos azul claro.

Sirius Black caminaba por la acera de aquella calle del barrio residencial donde vivía James. Era un día soleado y caluroso. Llamó al timbre pero cual fue su sorpresa al ver que no era James quien habría sino Kimberly Fliregan.

-¡Ahhhgg!- gritó al verla en un bikini azul cielo.

-Hola Black.- dijo ella con una amplia sonrisa.

-Deja de torturarle Kim.- dijo James apartándola de la puerta. –Hola Sirius.

-¡Qué pasa tío! He venido a darme un baño... si la fiera esa me lo permite.

-Tranquilo Black, que no como.- dijo Kim desde detrás de James.

-Pongo en duda esa cuestión...

-Yo pongo en duda que tu cerebro funcione pero, en fin... no se puede tener respuestas para todo. – dijo la chica alzando los hombros.

-Lo que tu digas... bueno Prongs¿puedo darme un baño en la piscina?

-Si claro. Pero tu nunca vienes sin avisar... ¿problemas en casa?

-Problemas, problemas y más problemas... estoy harto de mi madre, de mi padre, del estúpido de mi hermano Regulus... de... de toda mi familia.

-Ya... bueno tío. Tranquilo, verás como pasa.

-¿En serio? Soy el Black renegado de la familia...

-No seas tan pesimista... anda pasa, mis abuelos no están. – Los tres chicos caminaron hasta el jardín.

-¿Qué coño quieres?- preguntó molesto Sirius a Kim que no le quitaba la vista de encima.

-Nada...- el chico la miró no muy convencido pero asintió con la cabeza. Al cabo de un rato cuando Sirius iba a meterse en el agua de la piscina Kim le dijo:

-Oye Black... me preguntaba¿no será malo llevar tanta gomina en la cabeza? Podría echar a perder tu neurona...

-Mira niñata, no estoy de humor para contestar a tus gilipolleces, es decir que no me toques las narices.

-Tranquilo Padfoot, Kim ya se calla... por cierto¿no te ibas?

-¿Me estás echando!- dijo ella enfadada.-Que fuerte me parece James...

-No te estoy echando. Terry se iba hoy a Suecia ¿no?

-¡Es cierto!- dijo Kim recogiendo sus cosas y echando a correr hacía la salida de la casa.

-No se como puedes ser amigo de esa cosa...- dijo Sirius mirando hacía donde estaba minutos antes Kim.

-¿De Kim? La conozco desde que éramos fetos... nos cambiaban los pañales juntos, nos hemos criado juntos y es una chica fantástica. Divertida, simpática... puedes hablar con ella... es una chica genial.

-Seguro...

-Que tu no te lleves bien con ella no significa que...

-¿Yo con Fliregan? No me llevo, directamente.

-Claro... se me olvidaba.

-Es que aparte de ella están sus queridísimas amigas.

-Evans...

-Si, Evans, Rollings y Kooper. Esa es la que más miedo me da: Kooper. Esta como una chota...

-Kirsten es maja...

-No digo que no lo sea. Digo que esta loca.

-Ya... bueno, la locura es algo que varía según el punto de vista ¿no?

-Se te están pegando demasiadas cosas de Fliregan...

-Jajaja.

-¡Hola chicas!- dijo Bridget llegando al parque donde había quedado con sus amigas.

-Hola Bi.- dijeron ellas.

-¿Qué planes tenéis para hoy?- preguntó Lily.

-Kim no puede venir... ya sabéis que Terry se va a Suecia esta tarde...- explicó Kirsten.-Podíamos ir a dar una vuelta.

-Me parece bien.- dijo Bridget.

-¿Creéis que debería empezar a trabajar?- preguntó Lily cuando paseaban comiéndose un helado.

-Yo no lo haría...- comentó Bridget.- ¿Para qué? Ya están mis padres para dispensarme el dinero...

-Ya Bi, pero es que no todas tenemos padres millonarios.- explicó Kirsten.- Yo creo que si tendrías que hacerlo. Dispondrías de dinero para todo lo que quisieses, bueno... todo no, pero tendrías tu propio dinero y no dependerías de tus padres. Además podría ser un bonito reto...

-Kirs, no toda la gente adora los bonitos retos.- dijo Bridget con sarcasmo.

-Es verdad... pero creo que deberías hacerlo Lils.

-¡Mirar! En esa tienda se necesita dependienta... voy a entrar...-Lily volvió diez minutos más tarde.-¡Lo he conseguido! Aunque me ha costado lo mío... como no tengo experiencia ni anteriores trabajos... espero hacerlo bien. ¿Hace otro helado?

-¡Me pondré como una foca!- dijo Bridget.

-Bi¿tu gorda¡Si eres una palillo!-gritó Kirsten.

-Kirs¿quieres dejar de chillar?

-Vale, vale...- murmuró la morena.- Bi¿entonces no querrás helado?

-¿Por qué susurras?

-Me has dicho que no grite.- explicó la aludida encogiéndose de hombros.

-No tienes remedio Kirs...- dijo Lily negando con la cabeza.

-Te echaremos mucho de menos cariño.- dijo la madre de Kim abrazando a su hijo pequeño.

-Mamá, solo es un verano.

-Lo sé pero... cuídate mucho, y come que seguro que vuelves muy delgado.- Kim puso los ojos en blanco.

-No pensarás que te despediré así¿no?- dijo acercándose al chico.

-Con un simple: cuídate y pásatelo bien, Terry. Me bastará.- respondió su hermano. La rubia sonrió.

-Te echaré de menos enano.- dijo abrazándole.- Ve muchos monumentos por mi ¿vale?

-Eso esta echo.

-Y ten cuidado que las suecas son muy peligrosas...

-Jajaja. Kim pareces la abuela.- su hermana frunció el ceño.

-¡Ey!- le revolvió el pelo rubio y se puso de puntillas para darle un beso en la mejilla. –Si no coges rápido el traslador, mamá te pillará en plan pulpo y entonces jamás llegarás a Suecia...- recomendó la chica en un susurro.

-Tienes razón... Adiós Kim.- el chico cogió su maleta y avanzó hacía el arrugado papel de lotería muggle que era aquel traslador. Su hermana le despidió con la mano y su madre se secó las lágrimas con el pañuelo.

-Mary... tampoco es para tanto.

-¿A no? Tu hijo se va a Suecia y a ti no te importa...- dijo la mujer melodramáticamente.

-Mary no exageres... claro que me importa pero Terry tiene casi diecisiete años. Sabe cuidarse solo.

-Quizás tengas razón...

-Claro que la tengo.- dijo su marido.

-Pero es que... ¡mi pequeño se ha ido para todo el verano!- dijo la mujer rompiendo a llorar.

-Venga mamá...-dijo Kim acariciando la espalda de su madre.- Vamos a casa y cuando lleguemos haremos un bizcocho ¿quieres?

-Mejor galletas. Gracias Kimberly...

-Kim, mamá, sabes que odio Kimberly...

-Mi niña... ya se ha hecho una mujer...- Kim puso los ojos en blanco. Sabía lo que venía ahora...

-Entonces¿te quieres ir de casa?

-Si... ¡es que no aguanto más!

-Pero Sirius... ¿has pensado que quizás no sea esa la solución?

-Claro que lo he pensado James pero es que... no veo otra salida.

-¿Y donde piensas irte a vivir? No es que tengas mucho dinero propio...

-Bueno... yo creía que...- se le veía apurado.- podría venirme a vivir aquí. Un tiempo, muy poco, hasta que encuentre algo...- dijo con voz suplicante.

-Sirius, por mi si, claro que puedes... pero no se si mis abuelos... bueno, tu les caes muy bien... se lo preguntaré.

-Gracias tío. Pero... ¿puedo dormir esta noche aquí?

-¿Qué coño quieres ahora Fliregan?- preguntó Sirius abriendo la puerta.

-¿Qué coño haces tu aquí?- respondió ella a modo de pregunta.

-¿Por qué coño estáis discutiendo?- dijo apareciendo James.

-¿Qué hace tu amigo el Neandertal aquí?- dijo ella mirando con asco a Sirius. El aludido gruñó.

-Kim ya vale... os tendréis que acostumbrar porque si tu vas a pasar mucho tiempo aquí y el también...

-¿Cómo que el también?

-A partir de ahora... Sirius vive aquí.- Kim se puso blanca. Empujo a James hacía el interior de la casa. Cerró la puerta tras de si (dejando a Sirius fuera, en pijama y aporreando la puerta) dejó su bolso en el mueble del recibidor y tomo a su amigo por los hombros.

-James, no puede ser. No me puedes hacer eso. Vengo buscando apoyo moral... mi hermano se ha ido a Suecia y mi madre esta súper plasta con todas las fotos de cuando éramos pequeños y... quiere hacerme escuchar todas sus batallitas y... si seguía cinco segundos más en mi casa me volvía loca. Intenté pasar por el jardín pero... la puerta estaba cerrada.- Kim y James vivían casa con casa. Sus enormes jardines comunicaban con una puerta metálica que antes solía estar abierta siempre.

-Si... mi abuela tiene ahora la neura de cerrarla a partir de las nueve...

-¡Ah! Bueno... me quedo a cenar ¿vale? Voy a saludar a Clarence... ¡vente conmigo!

-Kim... ¿no te olvidas de algo?

-¡Mi bolso!- dijo la chica cogiendo su pequeño bolso azul.

-No... me refería a alguien que has dejado encerrado fuera y que amenaza con romper la puerta.

-¡Ah! Ese... ábrele tu. No quiero ni verle...

-Kim te lo decía totalmente en serio... tendréis que acostumbraros el uno al otro... Por mi salud mental.- Kim bufó y James abrió la puerta. Sirius con un gran cabreo entró en el recibidor.

-¡Esto no quedará así Fliregan!- gritó.

-¿Intentas dar miedo¿Te enseño como se hace¿O te apunto a un curso?

-Kim. Ya.- ordenó. Una mujer mayor, con el pelo blanco recogido en un elegante moño, con una falda negra y una blusa azul celeste bajó las majestuosas escaleras de la casa.

-¡Kimberly querida!- dijo.

-Kim, señora Potter.

-¡Dayan! Te lo tengo dicho mil veces yo también...- rió la mujer. Kim sonrió.- ¿Te quedarás a cenar cariño?

-Si me acepta... y a dormir si puedo también... mi madre esta muy pesada...- dijo la chica en voz baja.

-¿Ya se fue Terry a Suecia?- preguntó la mujer.

-Si. Ese el motivo de mi madre...- dijo Kim negando con la cabeza.

-Por mi te puedes quedar, cielo. Total, donde comen cuatro, comen cinco.- rió ella.- Le diré a Clarence que prepare tu cuarto...

-¿Su cuarto?- le dijo incrédulo Sirius a James.

-Kim se queda muchos días... si es como mi hermana.- Sirius negó con la cabeza.

-Déjelo Dayan, ya lo hago yo. ¿Tengo el pijama?

-Si claro. Debajo de la almohada con una ramita de lavanda. Como a ti te gusta.

-Me conoce mejor que mi propia madre...- rió la rubia.- Ahora vengo.- subió corriendo las escaleras. James y Sirius fueron al comedor con Dayan Potter y se sentaron a la mesa donde estaba ya el abuelo de James.

-Hola chicos.- dijo doblando el periódico y dejándolo en una esquina de la mesa.

-Harold te tengo dicho mil veces que no leas en la mesa...

-Dayan, soy muy viejo para modificar mis costumbres...- Sirius rió. Cuando acaban de sentarse en la mesa bajó Kim con un pijama de pantalón muy corto y camiseta de tirantes malva. Llevaba a juego unas zapatillas de peluches malvas.

-Llegó el primer caballo del Apocalipsis.- murmuró Sirius.

-Te he oído Black.- dijo Kim sentándose. Sirius bufó.

-¿Quieres un premio?

-No. Solo que desaparezcas.- el abuelo de James rió.

-Kim cielo, con ese genio no vas a conseguir a ningún chico...- le dijo semejando regañina. La rubia rió.

-Si... quizás debería replanteármelo... pero la verdad es que cuando encuentre al hombre de mi vida el sabrá soportar mi genio y... podremos formar por fin una familia.- los señores Potter sonrieron.

-Dudo que alguien te aguante...

-Yo también dudo mucho que no se puedan tener menos de dos neuronas pero... es verte a ti y todas mis dudas se disipan.

-Ja ja. Que graciosa...- murmuró Sirius hundiendo la cuchara en la sopa.

-Es decir, que mañana empiezas a trabajar ¿no?- preguntó Kirsten a Lily a través del teléfono. Los padres de la morena, al igual que los de la pelirroja, eran muggles.

-Si. A las diez de la mañana...

-¿De dependienta?

-Si.

-Comprendo... ¿sabías que el lince es una especie en extinción?

-Si Kirs pero no comprendo a santo de que viene eso...

-Estoy leyendo. Simplemente.

-Odio que estés haciendo otras cosas mientras hablas conmigo. Lo sabes Kirsten.

-No estoy haciendo otras cosas. Solo hablo contigo.

-Me acabas de decir de que estas leyendo.

-¿Leyendo? Estoy viendo la televisión.

-¡Eso es hacer algo!

-¿No estás haciendo acaso tu algo?

-Hablar contigo.

-Ya... ¿nada más?

-Bueno... me estoy pintando las uñas de los pies.

-¡Ajá¡Te pille! Ves... nadie es perfecto. Bueno, mi padre me está gritando desde el piso de abajo así que creo que tengo que colgar...

-Kirs.

-¿Qué?

-¿Qué haces?

-¡Oh por favor! Lily eres tan repetitiva...- se quejó Kirsten.- Ya te lo he dicho, leo.

-¡Has dicho que no leías¡Que veías la tele!

-Leo los letreros de los anuncios de la tele.

-Díos mío... ¿tienes un grave problema lo sabías?

-¿Quieres que pase a buscarte mañana al trabajo?

-Como quieras...

-¿Cuál es tu hora del almuerzo?

-Las doce y media.

-Allí estaré con unas buenas patatas fritas y dos perritos calientes.

-¡Viva la comida basura!

-Mm... patatas...

-¿No te ibas?

-¿Yo? No...

-Me has dicho que tu padre estaba gritando.

-Le gritaba a Renée.

-Ya...

-¡Ni entres pequeño monstruo!- gritó Kirsten asustándola.- Un segundo...- susurró.-¡Albert¡Trae mi diario¡Albert¡Pequeño bastardo verás cuando te pille!- Volvió a coger el teléfono.- Ese idiota endemoniado me ha quitado el diario...

-¿No te preocupa que lo lea?

-¿Bromeas? Esta cerrado con magia...

-¿Qué haces?

-¿Por qué?

-Oigo un ruido... raro.

-Me estoy depilando las piernas. Es la máquina eléctrica.

-¡Ah!

-¿Qué haces tu?

-Nada... simplemente estoy tumbada en mi cama, bocarriba, sujetando el teléfono con el pie porque el cable esta muy tirante y se va a caer de la mesilla.

-¿El cable?

-No, el teléfono.

-¡Ah! Tengo que colgar... creo que Renée y Albert están planeando contra mi... ¿Qué quieres mamá!- gritó.

-¡Cuelga ya!- gritó la señora Kooper.

-Ya has oído... me tengo que ir. Hasta mañana Lils.- dijo Kirsten.

-Hast...- pero la chica ya había colgado. Lily soltó un gruñido y colgó el teléfono. Se levantó de la cama y abrió la puerta del armario para decidir que ponerse en su primer día de trabajo.

Kim estaba en su habitación de la casa Potter cuando una lechuza negra, que no conocía, picoteó en la ventana. La abrió y el animal entró posándose en la mesilla de noche y tras pavonearse un poco estirar la pata. Kim desenrolló el pergamino y lo leyó con extrañeza. Tres segundos después rompía en carcajadas. Salió de la habitación, aún con el pergamino en la mano, y atravesó el pasillo. Llegó a la escalera de caracol que daba a la habitación de James. Era la guardilla de la casa. Sin siquiera llamar entró en la habitación. Solo estaba Sirius, tumbado en una cama que habían colocado allí, leyendo una revista.

-Black, la próxima vez que quieras acobardarme aprende que va a ser el peor verano de tu vida es todo con v. Solo eso.

-¿Me estás llamando tonto?

-¡Vaya! Pillas las indirectas más deprisa de lo que creía...

-Mira Fliregan... solo era una advertencia...

-Pues no te puedes imaginar el miedo que me ha producido...- dijo la chica fingiendo cara de terror.

-¿Te puedes ir? Estaba leyendo...

-¡Oh¡Llamaré a los científicos¡A la prensa¡Un orangután que sabe leer!

-Fliregan, vete.- dijo Sirius tranquilamente.

-Seguro que es una revista guarra, de esas que os gustan tanto a los tíos, chicas con tetas impresionantemente grandes y asiliconadas.

-Puede.

-Eres asqueroso.- dijo Kim mirándole con asco.

-Gracias.- dijo el con una gran sonrisa. Kim hizo una mueca.

-Te odio.

-¡Yo también te quiero Fliregan!- gritó Sirius. Kim cerró con un portazo y fue cabreada a "su habitación" cuando llegó había un sobre en el escritorio. Sonrió al reconocer la letra de Bridget.

Kim¿te gustaría quedar mañana? Lily a conseguido un trabajo y Kirsten... bueno, Kirsten tan loca como siempre. Vamos a dar una vuelta cuando Lils salga del trabajo...¿vendrás no? Contesta pronto.

Besos, Bridget.

Kim escribió por la otra cara del pergamino.

¿Hora¿Lugar¡Cuenta conmigo!

Kirsten abrió los ojos y vio a su hermano con su sujetador en la cabeza.

-¡Albert!- gritó levantándose de un salto de la cama. Kirsten corrió tras el por las escaleras, el salón e incluso parte del jardín delantero pero entonces se quedó parada. Un chico en la acera de enfrente, con una caja sacada del maletero de un coche azul la miraba. Era medio rubio, con los ojos dorados, alto, de complexión atlética. Llevaba unos vaqueros azules marino y una camiseta de manga corta blanca, arremangada. El chico la miró durante unos instantes, dejó la caja en el suelo y cruzó la acera.

-¿Kooper?- dijo.

-¿Lupin?- respondió ella poniéndose roja. Su hermano danzaba por el jardín con el sujetador aún en la cabeza y ahora habían salido también sus hermanas Maggie y Renée usando un tanga de tirachinas. El más cercano era Albert así que le arrancó el sujetador de la cabeza y le dio una colleja. Ocultó el sujetador tras su espalda y entonces miró a Lupin con una sonrisa.- Son... mis hermanos pequeños.

-Comprendo.- dijo el con una sonrisa.

-¿Tu... eres el nuevo vecino¿El de la casa de enfrente?

-Si. Mis padres y yo nos hemos mudado. Así que a partir de ahora seremos vecinos.- Kirsten sonrió y entonces volvió a ser ella:

-¡Que bien! Oye tenemos piscina en el jardín de atrás y quizás... te gustaría venir un día a bañarte o algo, no sé...

-Si. Claro, pero aún no. Estamos muy liados con la mudanza.

-Normal. Bueno, pues ya sabes... yo...- miró a sus hermanas tirando piedras con su ropa interior.- Perdóname un segundo.- caminó hasta ellas, las arrancó el tanga y las cogió por las orejas. Llamó a la puerta, aún sujetándolas, y cuando su madre abrió casi se las tira encima.

-Son tus hijas ¿no?- dijo bastante cabreada. Después volvió con Lupin que miraba todo con expresión un poco rara.

-Que envidia me das... soy hijo único ¿sabes? Me encantaría tener esas riñas con mis hermanos...

-Créeme... no es muy divertido que tus hermanos bailen con tu sujetador en la cabeza y tiren piedras con tu tanga delante de uno de los cuatro tíos más populares del colegio.- dijo Kirsten. Remus rió.

-Lo pintas como una película de terror...

-¿Te gusta el cine?

-Si... se que es raro. Son cosas de muggles pero... no sé. Siempre me ha gustado.

-Yo... soy hija de muggles y me he criado con todas esas cosas y me encantan.

-Espero que me enseñes muchas cosas...

-Todo lo que quieras...- dijo Kirsten con una sonrisa. Entonces vio caer su joyero por la ventana.- Me tengo que ir... ¡Maggie!-gritó antes de entrar corriendo en la casa. Remus se acercó a la hierba y vio la caja de madera abierta por la caída. Un collar se había salido y estaba entre las verdes briznas. Lo cogió entre sus dedos. Era una chapita de plata. J y K JPS. De repente se sintió enormemente interesado por el origen del collar pero su sentido común la decía que lo volviese a dejar donde estaba. Tras echar un vistazo a su alrededor, cruzó la calle y volvió a su tarea de transportar las cajas al interior de la casa.

-¿Quién era esa chica Remus?- preguntó su madre.

-La vecina... va conmigo a Hogwarts.

-¿También es bruja?- preguntó su padre.

-Si.

-¿Pero sus padres son muggles?

-Si. ¿No seréis unos de esos con prejuicios?

-¡Por supuesto que no!- dijeron sus padres.

-Se la ve buena chica.- afirmó su madre.

-Es muy guapa, te tienes que echar una novia así Remsie, y no esas pelandruscas con las que te juntas...

-¡Abuela!

-¿Quién era ese chico Kirsten?

-El nuevo vecino.

-¿Le conocías?

-Si. Va a la escuela conmigo.

-¿Es mago?

-Si.

-¿Y sus padres también?

-Pues... no lo sé. Creo que si. No estoy segura.

-¡Buenos días señora!- dijo Lily a una mujer que había entrado en la tienda.

-Buenos días...- respondió ella distraídamente mientras pasaba su mirada por los percheros.

-¿Podría ayudarla en algo?- dijo Lily muy servicial.

-Venía buscando algo mono...- a saber que entiende ella por mono, pensó Lily.

-Pero... ¿qué exactamente?

-Una blusa beige...

-¿Qué talla?- la mujer se ruborizó.

-La M...- dijo poco convincente.

-Haber que tenemos...- Lily rebuscó y sacó varias.- Tenemos esta en color cáscara de huevo, esta color merengue y esta beige... ¿Se las quiere probar?

-Si...- la mujer se metió al probador y salió quince minutos más tarde...

-¿Se llevará alguna?- preguntó Lily.

-No. Todas son demasiado ceñidas y escotadas...- dijo la mujer devolviéndola las perchas.

-Suele pasar cuando coges una M y necesitas una XL...- pensó la pelirroja.

-De acuerdo...- dijo Lily volviendo a colgar las prendas. La mujer salió de la tienda y Lily resopló -Ridículas...- entonces las campanillas de la tienda sonaron y Lily giró la cabeza para mirar a la puerta por donde entraban Kirsten.

-¡Koop! Aún no es la hora.

-Lo sé. Pero te tengo que contar una cosa... ¿A qué no sabes quién es mi nuevo vecino?

-¿Harrison Ford?

-No. Remus Lupin.

-¿Qué! Osea… no puede ser. Lupin tu vecino, Potter el de Kim¿qué será lo siguiente¿Black viviendo a mi lado¿Pettigrew donde Bi?

-Tranquila... creo que no habrá más invasión merodeadora... pero es que...

-¿Qué pasa Kirs?

-Lupin. Estaba taaaan mono. Tendrías que haberlo visto... pufff tiene unos brazos... y un culo...

-Kirsten. Eres una enferma.

-¡No! Pero tampoco soy ciega y... díos... casi me muero de vergüenza...- dijo tapándose la cara con una mano.- Albert estaba bailando a nuestro alrededor con mi sujetador en la cabeza y Maggie y Renée tiraban, como si de un tirachinas se tratase, piedras con mi tanga.

-¡Oh!

-Me puse roja como un tomate... y el se río. Que corte...

-¿Tu avergonzada¿Tu roja¿Quién eres y que has hecho con Kirsten?

-¡Vamos Lily! Yo también puedo sentir vergüenza...

-Nunca la has sentido.

-Bueno... siempre hay un principio para todo ¿no? Y dejando ese tema...

-¡Oh no!

-¿Qué pasa?

-¡Te gusta Lupin!

-¡No!

-Te gusta. Kirsten, es un merodeador.

-No me gusta...- dijo Kirsten bajando la mirada.

-No me lo puedo creer...

Sirius entró sigilosamente en el cuarto de Kim y sopló con todas sus fuerzas en la bocina que llevaba en su mano. Dicho objeto estaba casi pegado a la cara de la rubia.

-¡Aaaaah!- gritó ella levantándose de un salto de la cama.

-Jajajaja.

-¡Black¡Serás...- Sirius echó a correr con Kim detrás. Atravesaron todo el pasillo distribuidor y llegaron a las escaleras. Sirius las bajó y Kim le siguió soltando insultos. El moreno miró por encima de su hombro para ver la ventaja que llevaba y chocó contra Harold Potter.

-¡Sirius! Chico debes tener más cuidado...- dijo el hombre recobrando el equilibrio. Sirius se puso un poco detrás de el y Kim con cara de furia, aún en el penúltimo escalón de las escaleras le miró.

-Creo que ya comprendo... ¿Kimberly te perseguía?- preguntó el hombre. Sirius asintió con la cabeza.- Kim cariño... deberías tener un poco más de cuidado con los chicos. ¿Qué te ha hecho Sirius?

-¿Qué que me ha hecho? Harold, es un idiota. Ha pegado un bocina en mi cara y la a echo sonar mientras dormía. Puedes imaginarte el susto que me he dado...

-Sirius¿es eso cierto?

-Puede.

-¿Cómo que puede grandísimo imbécil?- preguntó a gritos Kim. La señora Potter apareció en escena.

-¿Qué es todo este escándalo?- preguntó.

-Kimberly y Sirius han discutido...- dijo Harold.

-Comprendo... Sirius¿qué has hecho esta vez?

-¡Nada!

-¡Mentiroso!- gritó Kim.- Déjelo señora Potter. Me voy a mi casa... supongo que ya se le habrá pasado todo a mi madre...- la chica subió las escaleras furiosa y Sirius sonrió por su victoria. Pero al girar la cabeza se encontró con la severa mirada de Dayan Potter.

-Sirius no me parece nada bien tu comportamiento. Mientras estés aquí deberás seguir unas reglas...

-Si, señora Potter.

-Anda, ve a despertar a James y bajar a desayunar...- el chico obedeció y subió corriendo las escaleras.

Bridget se despertó y se levantó de la cama. Fue a su vestidor y escogió la ropa para aquel día y se metió al baño. Una hora más tarde salía vestida, peinada y maquillada. Bajó las escaleras y llegó al comedor. Sus padres ya estaban allí.

-Buenos días cariño.- saludaron.

-¡Buenos días!

-¿Qué haces vestida a estas horas¿Dónde esta nuestra hija?- preguntó su padre.

-Jejeje. He quedado con las chicas esta tarde pero creo que antes iré a dar una vuelta por el callejón Diagón y quizás visite a Kim en su casa...

-Vaya vida tan ajetreada que llevas... pero recuerda que tu tutor llegará mañana por la mañana y a partir de entonces, se acabaron las salidas matutinas.- Bridget frunció el ceño.

-¿Por qué no puedes admitir que los estudios no son lo mío? Es muy agobiante...

-Porque si lo son, al igual que el vaguear.

-Aggg...- dijo Bridget cogiendo un crussant y saliendo del comedor.

-¡Bridget¡Vuelve aquí!- dijo su padre.

-Déjala Anthony...

-Esta niña me saca de mis casillas... esta echando a perder su vida.

-Solo tiene dieciséis años.

-¡Yo a su edad ya tenía una plaza apalabrada en el Ministerio!- la mujer suspiró y negó con la cabeza.

Bridget salió enfadada de su casa y levantó su varita. Un autobús de tres planta en color morado apareció frente a ella.

-Al Caldero Chorreante.- dijo. Se sentó en un asiento vacío y esperó a que llegase su parada. Cuando entraron en el centro de Londres Bridget se levantó y tubo que agarrarse cuando el autobús frenó secamente delante del bar. Bajó y malhumorada entró en el local. Fue hasta el patio exterior y dio con su varita en los ladrillos adecuados. Pasó al callejón y caminó entre los puestos y tiendas. Decidió entrar en Floren Fortescue a comprarse un helado. Estaba sentada en la terraza esperando a que le atendieran cuando se acercó un chico no muy alto, aunque si más que ella. Moreno, no era muy guapo pero tampoco feo. Normalito.

-Hola¿qué deseas?

-Un helado de vainilla con chocolate por encima.- dijo Bridget.

-¿Rollings?- dijo el quitando la vista de su libreta de notas.

-¿Pettigrew?

-Que casualidad... ¿qué haces tu por aquí?

-Tomar un helado.

-Claro, jejeje...

-¿Y tu?

-Trabajo aquí... un trabajo de verano para sacarme un dinero extra... no es que el señor Fortescue pague muy bien pero...

-Comprendo...- dijo la chica.- ¿Me traes mi helado?

-¡Claro! En seguida...- el chico entró en el local y volvía cinco minutos después con un helado enorme de tres bolas de vainilla, una de nata, chocolate por encima, virutas de colores y dos barquillos.

-Esto... Pettigrew...

-Dime.

-No creo haberme excedido tanto en mi pedido...- dijo mirando el helado que tenía el chico en su bandeja.

-Invita la casa.- le dijo con un guiño de ojo. Bridget sonrió y aceptó el helado. Peter se marchó y ella pensó que ese chico era muy raro... Al rato el volvió.

-¿Cuánto te debo?- preguntó Bridget.

-Nada, ya te he dicho que invita la casa.

-Vaya... pues muchas gracias... yo... me tengo que ir...- dijo Bridget incómoda.

-Hasta luego guapa.

-Adiós Pettigrew...- casi se fue corriendo de allí. Volvió al caldero chorreante y buscó en su bolso un puñado de polvos flú. No le gustaba ese medio de transporte pero... tiró los polvos a la chimenea y cuando el fuego se volvió verde esmeralda pronunció:

-¡Casa Fliregan!- se metió dentro y vio millones de chimeneas girando ante ella. Cuando distinguió el salón de casa de Kim saltó. Calló, en la alfombra persa de la señora Fliregan, de rodillas. Se levantó y sacudió la ceniza de su ropa y pelo.

-¡Bridget!- dijo la señora Fliregan

-Hola señora Fliregan...

-Mary. Solo Mary. Kim esta enfurruñada en su cuarto... sube y haber si averiguas que la pasa.

-De acuerdo...- subió corriendo las grandes escaleras, las escaleras de caracol y llegó al cuarto de Kim. La guardilla. Llamó a la puerta y se oyó la voz de Kim desde dentro.

-No mamá, no quiero nada ni me pasa nada.

-Kimberly cariño¿no dejarás entrar a tu mami?- preguntó con voz de pito Bridget. Kim abrió sonriente la puerta.

-Tu no eres mi madre...

-Por suerte.- la expresión de Kim cambió.-No te ofendas, es solo que no me gustaría tenerte como hija...

-A mi tampoco tenerte a ti señorita suspensos.- Bridget torció el gesto.

-Ese es uno de mis motivos de venir a verte. Mi vida es deprimente...- comentó sentándose en la cama.

-¿Qué te ha pasado esta vez con tus padres?

-Cada vez les aguanto menos... sobre todo mi padre. Es taaan pesado... quiere que sea su réplica pero yo... los estudios no son lo mío. Vale, tampoco lo intento mucho pero es que... odio estudiar.

-Yo también pero ese no es motivo para...

-No más charlas, por favor.- dijo Bridget cortando con la mano a su amiga.

-Esta bien... ¿sabes quien vive ahora con James?

-Black.

-¿Cómo lo sabes?

-Se lo contaste a Kirsten y ella nos lo contó a nosotras...

-¿En serio? No lo recordaba...

-Eso se llama alzeimer.

-Ja ja. Bueno, el caso. Es insoportable... ayer me quede allí a dormir.

-¿Te quedaste en la casa Potter con dos merodeadores?

-Recuerda que uno es como mi propio hermano.

-Pero Black no lo es. Regla básica. Nunca estés con más de un merodeador a la vez y sin tus amigas.- Kim abrió la boca para protestar pero Bridget la cortó.-Hablando de merodeadores... esta mañana, antes de venir, he ido a Floren Fortescue a comer un helado¿y a que no sabes quién trabaja allí?

-Pues no.

-Pettigrew.

-¡No!

-Si. Y estaba muy muy raro... ha intentado ligar conmigo o algo así...

-¿En serio? Y super dulce Bridget le habrá seguido el juego...

-¡No! Simplemente no he sido como tu. Hago las cosas con sutileza.

-¿Sutileza? Yo soy muy sutil.- Bridget alzó una ceja escéptica.- ¡En serio...!- Kim dirigió rápidamente su mirada a la ventana y vio a Sirius mirándolas. Se asomó a la suya y le gritó.

-¡Tu! Engendro mal creado ¿qué miras?- volvió a entrar cerrando la ventana sin esperar la respuesta del chico. Se encontró cara a cara con Bridget que tenía una sonrisa sarcastica.- Puedo ser muy sutil cuando quiera...

-¿Vamos a dar una vuelta?

-Me daré una ducha antes...

-Te espero aquí.- dijo Bridget tumbándose en la cama azul con colcha amarilla.- Kim¿sabes que tu habitación es lo más estridente para la vista que he visto jamás?- le gritó a su amiga que ya estaba encerrada en el baño de la habitación.

-Lo sé. Y por eso me encanta. Es como yo.- Bridget suspiró y paseó su mirada por el cuarto.

Sirius se metió para dentro tras el insulto de Kim y le dijo a James:

-Rollings esta en casa de Fliregan.

-Es normal que Kim reciba visitas de sus amigas.

-Mientras no sea Kooper...

-¿Qué te pasa con Kirsten?

-La temo. Me aterroriza. Esta pirada...- comentó el chico con cara de horror. James negó con la cabeza.

-Por cierto¿qué te ha pasado con Kim esta mañana?- Sirius sonrió traviésamente.

-Nada...

-Ya claro, y yo soy la bruja Morgana. Cuéntamelo.

-Simplemente se ha cabreado porque la he despertado pero... lo hice por su bien. Dormir engorda.

-Claro. Y eso a ti te tenía loca la cabeza... supongo que no la despertaste con un suave zarandeo ¿no?

-Bueno... quizás... cogiera tu bocina de las pruebas de quidditch y... quizás soplara un poco por ella haciéndola sonar... quizás esa bocina estuviera pegada a su cara y... ¡pero todo era por su línea!

-Ya... mira Sirius, Kim es mi amiga, aunque te cueste entenderlo. Y no quiero que os llevéis como el perro y el gato... no creo que pueda soportarlo sin volverme loco.

-Esta bien...

-¿Intentarás enterrar el hacha de guerra?

-Vale... pero suele ser ella quién lo empieza todo.

-Claro...- James se metió en el baño.

-¡Ey¡Estaba yo primero!- gritó Sirius aporreando la puerta.

-¿Kim te queda mucho!

-Si ya estoy...- dijo la chica entrando en la habitación.

-¿Piensas ponerte esa camiseta?

-Si¿qué tiene de malo?- dijo Kim mirando su ancha camiseta negra escrita debil en letras negras.

-No creo que una camiseta cinco tallas más grandes con la palabra demonio sea lo más apropiado.

-A mi me gusta...- Bridget se levantó y rebuscó en la pila de ropa que había en la silla del escritorio.

-Vale. Ponte esta.- dijo tendiéndole una de tirantes blanca.

-Es muy sosa.

-Kim, pontela y vámonos.- Kim se quitó la camiseta negra y se puso la blanca. Entonces su mirada captó una cabeza morena riéndose en la ventana de enfrente.

-¡Black! Cabrón...

-Estas muy sexy en sujetador Kimberly.- Kim apretó los puños.

-Tan sexy como tu propia madre.- Sirius sonrió y la lanzó un beso.- Agggg.- gritó ella metiéndose para dentro.- ¡Ese imbécil me ha visto en sujetador! Y todo por tu culpa...

-Kim ¿qué más da? Venga vamos... necesito aire fresco...- la rubia siguió a la rubia y ambas salieron de la casa.

-¡Kimberly¿A dónde vas?- preguntó la señora Fliregan desde el salón.

-A dar una vuelta, comeré fuera con las chicas. No me esperes hasta esta tarde.

-Vale...

-¿Sabes? Te tengo tanta envidia...- dijo Bridget cuando ya estaban fuera.

-¿Por qué?

-Tu madre... tu casa... todo en ti. Yo... odio a mis padres, quiero salir de la burbuja que es mi casa. Kent no es mi lugar...

-¿Te crees que el valle de Godric es el mío?

-Estás muy equivocada... si yo tuviese todo lo que tu tienes... cuando acabe Hogwarts y... espero que no antes, me iré a vivir a Londres...

-Yo me iré a vivir a Oxford, Lily a Liverpool y Kirsten a Cambridge, pero ese no es motivo para que...

-¿Sabes que me han contratado un tutor? Creo que moriré...

-Quizás este año te convendría estudiar un poco más, Bi.

-No valgo para bruja...

-Yo creo que si. ¿A qué te quieres dedicar de mayor?

-Pufff... no lo sé, Kim. Dejemos el tema ¿quieres?

-Claro... ¿a dónde vamos?

-A la tienda de Lily. Kirsten esta allí. Comeremos todas juntas y nos reiremos de su patético primer día.

-Que cruel...

-¡Moony!- dijo James al abrir la puerta.

-¡Hola James!- dijo Remus dándole una palmada en la espalda.

-¿Cuál es el motivo de tu visita?- preguntó Sirius bajando las escaleras.- Creía que estabas muy liado con lo de la mudanza.

-Y lo estoy... pero es que... la mudanza es mi motivo de visita.

-Si quieres que te ayudemos ¡olvídalo!- gritó Sirius.

-Siempre tan servicial Padfoot...- gruñó Remus.- Pero no es por eso por lo que he venido...

-Bueno, no te quedes ahí, entra...- dijo James haciéndose a un lado. Los tres chicos fueron al saloncito donde normalmente los señores Potter tomaban el té.

-Haber, cuenta.

-Pues resulta que... tengo vecinos en mi nueva casa.

-Natural, todo el mundo tiene. Y si no mira James... tiene a Fliregan y eso no se lo deseo a nadie...-explicó Sirius.

-Pues mi nueva vecina es... Kooper.

-¿Qué!- gritó Sirius.- ¡No¡Kooper! Esa loca acabará contigo... hay que trazar un plan... hacer guardias... ponerte seguro... construirte un bunker... no sé... algo por el estilo...

-Sirius ya. Kirsten es... maja.- dijo Remus con una sonrisilla.

-Claro y yo soy la reina de Inglaterra...- comentó Sirius.- Esa loca te ha hecho un filtro amoroso o algo así ¿no? Veo un brillo raro en tus ojos... temo que sea que te gusta un poco Kooper...

-Pues quizá si... es guapa... pero lo más gracioso es que cuando nos encontramos sus hermanas tiraban piedras con su tanga y su hermano llevaba su sujetador en la cabeza.

-Jajaja...- rió James.

-Hablando de sujetadores...- dijo Sirius sonriendo.- He visto a mi querida Kimberly en sujetador color carne hace un rato...

-¿La has estado espiando?

-No. Es ella la que se ha quedado en sujetador delante de la ventana. A dado la casualidad de que yo estaba asomado... y la verdad... será una borde y tal pero tiene un buen par de...

-Sirius ni lo digas. Quiero mucho a Kim como para oírte referirte a ella así.

-Vale, vale...

-¡Livansie!- dijo Kim al entrar en la tienda donde trabajaba la pelirroja.

-Kimberly, sabes que odio ese estúpido nombre que tu dices haber sacado de mi verdadero nombre.- Kim rió.

-¿Qué tal el primer día?- preguntó Bridget.

-Fatal. No he vendido nada... no tendré comisiones jamás... y el sueldo es mísero... el salario mínimo... ¿y vosotras?

-He vuelto a discutir con mis padres.

-Black me ha visto en sujetador.

-Lupin es su vecino.- dijo Lily señalando a Kirsten.- Y le gusta.

-¿Qué?- chillaron Bridget y Kim.

-No me gusta.- explicó Kirsten.

-¡Oh vamos! Koop has dicho que te has puesto roja.

-¿Y? Se llama vergüenza... a muchas personas les pasa sobre todo si se encuentran en una situación embarazosa...

-A muchas personas, pero no a Kirsten Kooper.- la morena bufó.

-Deja el tema ¿quieres?

-Esta bien, esta bien... no te enfades...- Kirsten la miró.

-¿Enfadarme¿Por qué¡Tengo patatas fritas¡Y perritos calientes!

-¡MMM!- dijeron sus amigas.

-Esperarme fuera. En cinco minutos estoy con vosotras.

-Hola chicos.- dijo Dayan Potter entrando en el salón.- ¿Qué tal Remus?

-Muy bien, gracias Dayan.- la mujer sonrió.

-Chicos, Harold ha decidido... que Sirius, deberás trabajar. Y para que James no sea menos, trabajará también.

-¿Qué!

-Si. Tu abuelo esta moviendo hilos y quizás encuentre algo pronto... os lo comunicaré.- la señora salió del salón y los chicos comenzaron con sus protestas.

-¿Qué he hecho yo para merecer esto?- dijo James.

-Bueno, Peter esta trabajando y no le va tan mal...- razonó Remus.

-Si... quizás sea una buena idea. Podría ahorrar para mi piso.- dijo Sirius.

-Es una buena opción.- dijo Remus.

-¿Tenéis ganas de volver a Hogwarts?- dijo Lily mientras se comían un perrito caliente sentadas en el paseo de enfrente de la tienda.

-Yo sí. Nuestro último año... lo echaré de menos. Siete años, son siete años...- comentó Kim.

-Pero a mi me da miedo... lo que haremos después. Si no nos volvemos a ver si no...- dijo de nuevo la pelirroja.

-No pienses tan negativamente Lils... tienes mal el karma.- respondió Kirsten.

-¡Oh no! Por favor... más sesiones espiritistas no.- dijo Bridget comiéndose una patata.

-Sois tan ignorantes...- comentó la morena echando más ketchup.

-Chicas, debo volver al trabajo. ¡Hasta luego! Koop, te llamo esta noche ¿vale?

-Como quieras...- dijo la morena distraídamente.

Al día siguiente...

-¡Chicos!- dijo Dayan Potter entrando en la habitación de James y Sirius.- Harold os ha encontrado un trabajo...

-¿Qué dices abuela?-dijo James saliendo de un revuelto de sábanas.

-Que tu abuelo os ha encontrado un trabajo. A los dos.

-¿Y en que consiste?-dijo Sirius desperezándose.

-Pues tu Sirius trabajarás en Madam Malkim.

-¿Qué?

-En efecto. Y tu James en el Caldero Chorreante, de camarero.

-No me lo puedo creer...- murmuró James.

-¡No te quejes¡Eres camarero¡Yo soy...¡Trabajo en Madam Malkim!- Dayan Potter sonrió y salió de la habitación sin decir palabra.

-¡Bridget¡Mary Bridget Ann Rollings¡Despierta!- dijo la señora Rollings sacudiendo a su hija que dormía.

-Mmm... déjame mamá...- se quejó la rubia.

-Tu tutor llegará en cuarenta y cinco minutos. Deberías asearte, vestirte, desayunar y estar presentable para cuando el llegue.

-Me quedaré así y si le asusta, mejor, se irá y no tendré clases.

-Olvidas que podríamos contratar otro...

-Podría asustarlos a todos.

-No te lo aconsejo, querida...- la mujer se fue y Bridget se levantó entre gruñidos. Se dio una ducha rápida y salió aún con la toalla de nuevo a su cuarto. Escogió unos vaqueros y una camiseta roja y recogiéndose el pelo en una coleta se sentó a esperar su adorado tutor. El timbre de la puerta principal sonó y oyó a su madre hablar, después oyó pasos subiendo la escalera y dos toquecitos en su puerta.

-Adelante.- dijo sin muchas ganas. La persona que estaba tras la puerta abrió y entró.- ¿Tu?


Qn sera el tutor de Bi? en el proximo capitulo! y ya vereis como se anima la cosa... bss y reviews!