Holaaaaa q tl? yo mal xq solo e tenio un review (ire tq!) y no se si gusta la historia... en fin yo la escribo con mazo de ilusion y tal pero weno... mañana o pasado actualizaré alguien como tu q lo e avanzado muxo y kiza mañana por la mañana (si recibo reviews) actualice te odio, te quiero... no se... en fin, pos eso. Espero que os guste y tal. Besoss
Kirsten se despidió con un beso de Jake y caminó unas cuantas calles hasta su casa. Entró y subió a su cuarta. Se estaba soltando el moño cuando vio por la ventana a Lupin. Le dirigió una gélida mirada y volvió a lo suyo.
-¡Chist!- dijo Remus. Ella no le hizo caso. El seguía chistándola a través de la ventana abierta.
-¡Cállate!- dijo ella cerrando la ventana con un golpe seco. Corrió las cortinas y tras quitarse el vestido se metió en la cama.
Al día siguiente.
Bridget abrió los ojos y los volvió a cerrar. La claridad del día le hacía daño a los ojos. Al cabo de un rato decidió levantarse y vio en la ventana una lechuza gris que no conocía. Extrañada se acercó y cogió el pergamino.
Hola Rollings¿te gustaría tomar un helado? Si es que si... ya sabes donde encontrarme.-leyó Bridget. Era de Pettigrew, no quedaba duda. En su cabeza se revivió la imagen de James aquel día y como el tras el baile la había dejado plantada... y más que por despecho que por otra cosa, aceptó la cita. Lamentando tiempo después haber ido. Se vistió y bajo al salón. Sus padres y su tía estaban desayunando. Entonces le vio, un hombre moreno, con piel canela, ojos negros y aspecto un poco tétrico. Estaba sentado entre su padre y su tía. Su madre miraba simplemente al plato. Su padre sonreía y su tía miraba al hombre con asco.
-¡Bridget!- dijo su padre.- Te presento a Alan Rockwood. Hijo de una de las más prestigiosas familias inglesas... es... tu prometido.- Bridget se quedó quieta. Creyendo que era una broma.
-¿Qué?
-El y tu estáis comprometidos desde que tenías seis años... en cuanto abandones Hogwarts te casarás con el.- Bridget sintió su corazón parar. Los matrimonios concertados estaban aún de moda entre las altas familias inglesas. Pero no la podía pasar a ella... no podía ser...
Llegó al Caldero Chorreante y vio a James fregando el suelo. Se extraño de verlo blanco, siempre había sido de un color oscuro... y las paredes ahora eran de color vainilla cuando siempre habían estado ocres. Sin darle mayor importancia fue hacia el patio.
-¡Ey Rollings!- dijo James levantando la cabeza y saludándola. Bridget se quitó las gafas de sol y paso de largo. Si el no la hacía ni caso, ella no sería menos. Llegó al callejón Diagón y caminó hasta la heladería de Floren Fortescue. Allí vio a Peter sirviendo mesas.
-Hola.- dijo al aproximarse.
-¡Has venido!
-Si.
-Siéntate... ¿Qué quieres tomar? Mi turno acaba dentro de nada...- Bridget se sentó y esperó hasta que el vino. Traía dos helados. Uno de fresa y chocolate y otro idéntico al que le trajo la primera vez. Ella sonrió y Peter notó su corazón acelerarse.
-¿Y bien¿Por qué querías verme?- preguntó ella comiendo una cucharada de helado.
-Yo... bueno... verás... tu... megustasmuchoRollings- dijo muy deprisa.
-¿Qué?
-Que me gustas mucho.
-¿Estás seguro?
-Si...
-Lo siento... de verdad, pero no me gustas... me pareces muy buena persona y...
-Podemos ser amigos ¿no?
-Si... lo siento, pero es lo único que puedo proporcionarte.- Peter asintió.
-Lo comprendo... ¿Te gusta otra persona?- Bridget asintió.
-Y me acabo de enterar de que estoy comprometida desde los seis años. Un hombre... me ha dado muy mala espina... pero claro, su familia es rica y... en fin¿qué hago yo contándote mis problemas?
-¡No! Puedes contar conmigo... se guardar secretos y nunca te traicionaría. Puedes contar con mi confianza. Soy una tumba.- Bridget sonrió y pasó toda la tarde contándole sus penas al chico que escuchaba pacientemente.
-¡Madre mía¡Son las ocho!- dijo mirando su reloj.- ¡Llevamos cuatro horas hablando!- exclamó levantándose de la silla.- Bueno, llevo cuatro horas hablando...- dijo sonrojándose.
-No te preocupes. A sido muy agradable estar contigo y que hallamos podido conversar...
-Pero si...
-Aunque no me has dejado abrir la boca, hemos conversado, creéme.- dijo riendo. Bridget sonrió.
-Gracias por escucharme, Peter. ¿Te gustaría quedar mañana? Quizá podríamos hacerlo al revés...
-Esta bien. Misma hora, mismo lugar.
-Vale, pero mañana, invito yo.- Peter sonrió y la vio marcharse. Si no la podía tener de novia, se contentaría con ser su amigo. Como decía Sirius: el amigo va al higo...
Lily se levantó aquel día furiosa por todo lo ocurrido con Potter. ¿Quién se creía para besarla? Con el odio que sentía por el... si, vale, había estado colada por sus huesos tres años pero el había dejado bien claras sus intenciones burlándose de ella... luego había cambiado y la había perseguido pidiéndola citas... al pasar de el había vuelto su lado cruel y la había echo tanto daño... y ahora quería ir de Apóstol San Potter y eso no lo iba a conseguir. Ese tenía de santo lo que ella tenía de rubia. Aparte de su asquerosa personalidad estaba su encanto personal... porque eran tan guapo... y tan sexy... pero también tan egocéntrico que lo estropeaba todo. Resignada por tenerle dentro de su círculo de vida se levantó, desayunó y decidió hacer una visita a Kim. Cuando llegó a su casa Potter estaba allí.
-¡Hola Ki...!- se calló al verle de pie, y con expresión cabreada, justo enfrente de la cama de Kim. La rubia la miró con aire aburrido y somnoliento.
-¡Lils!
-Creo que me voy...- dijo la chica volviendo sobre sus propios pasos.
-¡Espera, Evans!- dijo Potter saliendo tras ella.- Oye... siento lo de ayer. Yo se que... no debía haberlo echo pero no se...
-Mira Potter, déjalo.
-Supongo que pensé que era la única forma de callarte. No se me ocurría otra cosa... Yo nunca he sido bueno improvisando.
-¿A no? Pero si eres bueno siendo un auténtico capullo, un auténtico estropea vidas, un auténtico imán de zorritas, un auténtico...
-Vale, vale... ya lo he pillado.
-¿A si? Que rápido actúa tu neurona... en fin... ¿te vas?
-No.
-En ese caso, me voy yo.
-No hace falta que nos vallamos ninguno.
-¡Oh si! Si hace falta... créeme.
-¿No puedes estar ni cinco segundos sin odiarme?
-No.
-Inténtalo al menos...
-¿Podríais discutir más bajo!- gritó Kim desde la cama.- ¡Intento dormir!
-Pues ya es hora de que te despiertes... son las doce de la mañana.- dijo Lily entrando en la habitación y echando para atrás la sábana con la que se cubría la rubia.
-¡Lily...!- dijo en tono lastimero.
-¡Arriba perezosa!
-Solo he dormido dos horas...
-Habértelo pensado antes. Por cierto¿qué has estado haciendo pequeña perrilla?
-Luego... ahora déjame dormir...
-¡Sirius¿Qué haces aquí?- gritó James. Kim saltó de la cama, se cubrió con la sábana y se intentó adecentar el pelo. Al ver que el moreno no estaba, y que su amigo se partía de risa, se volvió cabreada a la cama.
-Eres un imbécil...
-¿Y esa reacción, Kimberly?- preguntó James alzando sugerentemente las cejas.
-¿Qué dices?- dijo Kim saliendo finalmente de la cama.
-¿Por qué te has puesto tan nerviosa cuando el imbécil a nombrado a Black?- preguntó Lily mirándola inquisitivamente.
-No he reaccionado de ninguna manera...
-Ya, claro... ¡ah por cierto! Lo sé todo, Kim...- dijo James saliendo por la puerta. La rubia abrió exageradamente la boca.
-¿Qué es lo que sabe?- dijo Lily cuando estaban solas.
-Ayer me... bueno, después del baile... dimos un paseo y... vimos amanecer y entonces el... me besó.- dijo Kim bajando la mirada.
-Y tu... te apartaste ¿verdad¡Dime que lo hiciste!
-No... no me aparté. Le besé también. ¡Tendrías que haberlo visto¡Me fugué de casa con el! Me lo pase tan bien... fue una de las mejores noches de mi vida... fue... inexplicable.
-¡Oh! Reunión con las chicas... ahora mismo vengo.- dijo echando a correr. Salió del valle de Godric y buscó una cabina telefónica en la pequeña aldea muggle. Marcó el número de Kirsten.
-¡Kirs! Vente corriendo a casa de Kim...
-¿Qué pasa?
-Ven corriendo Koop. Es urgente.- Volvió dando el gran paseo hasta el valle de Godric y entró en la casa de los Fliregan.
-¿Qué has hecho?
-Llamar a Kirsten. Ahora escribiré a Bridget.
-Estás loca...- Lily mandó un pergamino a Bridget. Una hora más tarde llegaba a través de la chimenea del salón de la casa de Kim. Kirsten llegó media hora después.
-Y bien¿qué es tan urgente?- preguntó Bridget sentándose en un cojín en el suelo.
-Debería decirlo Kim.-dijo Lily mirándola. Las otras dos la miraron también.
-¡Oh Lily¿Por qué montas un drama? Tampoco es tan grave... haber: me he besado con Black.- Sus amigas abrieron la boca y los ojos.
-¿No es tan grave?- repitió Kirsten.
-Te ibas a plantar en casa de Lupin con tu pijama más sexy.- la recordó Kim.- Y tienes novio.
-¿Y? No me he enrollado con el.
-¡Es que son los merodeadores¡Haber! Un poquito de por favor... que vale, son guapos, divertidos, están buenos... pero son imbéciles.
-James no.- dijo Kim.
-James el que más.- Bridget sorprendiéndose a ella misma negó esa afirmación. Un momento Bridget¿por qué te pasa el¿Por qué te molestó tanto que James te dejará por irse con Lily?
-Chicas... tengo algo que contaros.- dijo Bridget.
-¿También te has enrollado con un merodeador?- preguntó Lily cabreada.
-No... es que... estoy comprometida. Se llama Alan Rockwood y mis padres saben que me voy a casar con el desde que tenía seis años.
-¿Qué?- gritaron sus tres amigas.
-Pero eso es...- empezó Kirsten.
-Los matrimonios concertados aún se estilan entre las altas familias inglesas. Así son las cosas...- dijo Bridget encogiéndose de hombros.- Me casaré con el cuando acabe Hogwarts y deberé ser una perfecta esposa florero. Darle hijos y educarlos correctamente. Ser bella e inteligente pero callada y dócil... así es la vida de las mujeres ricas...
-¡Pero no puedes destruir tu vida así!- dijo indignada Kim.- Y yo no puedo permitirlo...
-Deberás asumirlo, Kim...- dijo Bridget con aire triste.- Debo irme. Mis padres le han invitado a almorzar y allí debo estar yo... Adiós chicas.- salió de la habitación y las otras tres se miraron entre si.
-No puede ser verdad...
-No puede serlo...
-No es posible...
-Chicos, quiero ir a ver a mi madre.- les dijo Peter a sus amigos.
-¿Por qué? Ella te abandonó.- le recordó Sirius.
-Pero quiero saber quién es mi padre, necesito saberlo. Y solo lo sabe ella así que debo ir a verla.
-¿Dónde vive?- preguntó James.
-En Newcastle upon Tyne.
-¡Pero eso esta muy lejos! Me parece que son más de 400 km.- dijo Sirius.
-Lo sé... son 456. pero me da igual. ¿Me acompañaréis?
-Claro que si.- dijeron los otros a la vez.
-No sabéis lo que todo esto significa para mi...- dijo el chico con la voz quebrada...- sus amigos sonrieron y se dieron un abrazo.
Bridget llegó a su casa y su madre la abordó.
-¡Que pintas¿No pensarás presentarte así ante tu prometido?
-No, claro... ahora subía a cambiarme.
-¡Corre! Esta a punto de venir...!- entró en su cuarto y vio a su tía tumbada en su cama.
-¿La arpía de tu madre te ha obligado a subir a cambiarte?
-Si.- dijo Bridget.
-Mira Bi, no desperdicies tu vida. No te dejes morir como tu madre, no seas la réplica del matrimonio de tus padres... ¿crees que ellos se quieren? Si, quizás han aprendido a quererse un poco con el tiempo, pero de jóvenes se odiaban... tu madre sentía repulsión por tu padre y cuando venía a nuestra casa con tus abuelos lo pasaba muy mal y lloraba pidiendo anular el compromiso, pero la obligaron a casarse y ella fue muy infeliz. Luego llegaste tu y fue como un puntito de luz pero ahora... quiere apagarte y yo no voy a permitirlo...- dijo su tía mirándola a los ojos. Bridget se acercó y la abrazó llorando.
-No puedo casarme con ese hombre... ni con el ni con nadie... solo tengo dieciséis años...
-Claro que si cariño, eso es lo que quería oír.- dijo su tía besándola en el pelo.- Ahora ponte la ropa más fea y peor conjuntada que tengas. Vamos a hacer algo con ese pelo...- Bridget caminó hasta su vestidor y abrió. Encontró unos pantalones pitillos de franela a cuadros granates y amarillos. Parecía más un pijama que un pantalón y no recordó habérselo puesto jamás ni siquiera haberlo comprado. Rebuscó entre sus camisetas y camisas y encontró una blusa verde fosforito que se compró en un ataque estrafalario, pero que nunca había visto la luz. Era sin mangas y llevaba unos grandes volantes al cuello y unas gorgeras en el pecho. No podían ser más fea... entre sus zapatos encontró unas antiguas chanclas de piscina fuxias con una flor de plástico encima. Salió y su tía soltó un grito de terror.
-No puedes estar peor...- dijo riendo.- Ven aquí...- cogió un cepillo mojado en agua y comenzó a cepillar el pelo muchas veces. El resultado: el pelo se le quedó pegado a la cara, pegajoso y bastante electrizado.- Un poco de maquillaje mal dado nunca viene mal...- contestó su tía cogiendo una sombra azul oscuro y un pintalabios rojo pasión. Le dio excesiva cantidad de sombra y se salió un poco, apropósito claro, manchándole los dientes con carmín.
-No hay nada más feo que un diente manchado de carmín...- el timbre sonó.- ¿Lista?
-Lista.
-Recuerda: muéstrate vasta y maleducada.
-¡Será un placer!- Bridget bajó corriendo las escaleras. Una de las jóvenes doncellas se la quedó mirando.
-¿Qué?- dijo Bridget mirándola.
-N,nada... nada señorita Rollings...- dijo la chica apresurándose hacía la cocina. Bridget sonrió y entró en el comedor. Su padre soltó la copa de vino sobre el suelo. Su madre la miró con los ojos desorbitados y su "prometido", que estaba de espaldas a ella, se giró mirándola con expresión hermética.
-¡Mary Bridget Ann!- gritó su madre caminando furiosa hasta ella. La agarró por el brazo y la sacó casi a rastras del comedor.- ¿Qué diablos estás haciendo?
-¿Qué estas haciendo tu, mamá?
-Darte un futuro, proporcionarte una estabilidad económica, un éstatut social, asegurarte seguir siendo de la jet...
-¡Me importa una mierda la jet¿Y mi felicidad? Por favor mamá... la tía me a contado que jamás quisiste a papá. Que lloraste y suplicaste a los abuelos que no te casasen con el... que jamás fuiste feliz y que dejaste, un poco, de ser una desgraciada cuando yo nací. Que fui un punto de luz en tu oscuridad... no me apagues mamá. Déjame seguir brillando. ¿Crees que sería feliz junto a ese hombre?
-Lo siento...- dijo su madre echándose a llorar.- No quiero convertir a mi hija en una desgraciada como me convirtieron a mi... no lo haré. Gracias por darme cuenta a tiempo, cariño.- Bridget la abrazó.
-Todo fue gracias a la tía Helen.- Su madre frunció los labios.
-Siempre estaré en deuda con esa mujer... ahora ven.- Entraron en el comedor y su madre se dirigió al señor Rollings. –William, mi hija no se casará con ningún hombre al que no quiera. Se casará cuando y con quién elija ella.- el señor Rollings se puso blanco.
-¿Qué estas diciendo, Amanda?
-Lo que oyes, anulo el compromiso. Señor Roockwood... lo siento, pero creo que ya no hace nada aquí.
-¿Cómo?
-El compromiso se ha anulado.
-Eso no se puede hacer. Mis padres tenían apalabrado con ustedes que...
-No casaré a mi hija con usted. No sin que ella le ame.- la cara de Alan Rockwood se crispó de furia.
-Esta bien... pero esto no quedará así.- dijo el hombre levantándose bruscamente.- Yo mismo me encargaré de que esa hija suya no consiga marido de la alta sociedad... se quedará a vestir santos.- la señora Rollings sonrió con suficiencia.
-Lárguese de aquí.- el hombre obedeció y el señor Rollings se acercó a su esposa.
-¿Cómo has podido hacerlo!
-¿Cómo he podido hacer el qué?
-¡Estropear el compromiso!
-¡Salvar la felicidad de mi hija!
-Jamás la conseguirás casar con alguien rico...
-¡Me alegro! La quitaré angustias de matrimonios con patanes como tu. Jamás te había guardado tanto odio como el que te tengo ahora mismo, William. Debí hacer esto hace muchos años...- respondió la señora Rollings dándole la espalda a su marido.
-¿Qué tienes en mente, Amanda!
-Volver a ser feliz.- dijo ella saliendo del comedor. Bridget la siguió sorprendida. La mujer estaba a la mitad de las escaleras cuando Bridget la llamó.
-¡Mamá!
-¿Si?
-¿Y ahora?
-Ahora, yo empezaré una nueva vida.
-Yo me voy contigo.- la mujer sonrió.
-No esperaba oír otra cosa. Esto lo hago por ti, solo por ti.- Bridget subió corriendo los escalones que las separaban y la abrazó con fuerza.
-Recogeré mis cosas.
-Mamá.
-¿Qué?
-¿Me comprometerías con alguien en matrimonio?
-Si, para librarme de ti...- dijo la mujer, abandonando la lectura de su revista favorita y mirándola.
-Hablo en serio.
-Yo también.- después esbozó una sonrisa.- Jamás.
-Es un alivio saberlo...- la chica se sentó en el brazo del sillón donde estaba su madre. La progenitora acarició su rodilla.
-¿Por qué?
-Bridget esta prometida desde los seis años.- la mujer negó disgustada con la cabeza.
-Los Rollings siempre han sido demasiado elitistas... tienen más dinero que nosotros pero... se comportan como si fuesen de la realeza. He tenido muchas oportunidades de comprometerte. Pero tu padre y yo, jamás lo hemos aceptado. Ahora podríamos ser multimillonarios y usar galleones para hacernos collares... pero aunque somos ricos no somos millonarios.
-Comprendo...
-Y nunca lo hemos hecho, por tu felicidad. Al igual que yo me case por amor. Al igual que los abuelos dejaron casarse a tu padre con una pobretona. Te enamores de quien te enamores yo estaré apoyándote.
-Gracias.
-¿Por qué?
-Por recordarme cuando se me olvida la fantástica madre que eres.- dijo Kim abrazándola. La señora Fliregan le devolvió el abrazo emocionada.
Amanda Cackpier (había vuelto a adoptar su apellido de soltera) Helen Rollings y la menor: Bridget Rollings estaban ahora en la calle con todas sus maletas.
-Aún no comprendo porque has abandonado la casa.- le dijo Amanda a Helen.
-No podría aguantar vivir ahora mismo con mi hermano. De por si es insoportable, pero abandonado por su mujer y su hija, más.- Amanda rió. Bridget notó una risa juvenil, no la moderada risa falsa que la mujer mostraba en las reuniones sociales.
-Habrá que buscar una casa... deberé ponerme a trabajar de nuevo...
-¿Qué eras de joven?
-Nada, siempre he sido una mantenida. Primero por mis padres y después por mi marido... pero ha habido una cosa que siempre se me dio muy bien...
-¿El qué?- preguntó Helen.
-Siempre quise... diseñar túnicas.
-Estoy segura de que lo lograrás...- dijo Bridget apretándola la mano. Su madre sonrió.
-¿Qué os parece esa?- una casa de tres pisos, granate, echa en madera estaba frente a ellos.
-Estamos muy cerca de Londres, y un poco alejadas de Kent...- dijo Helen.- Me gusta.
-Es preciosa.- dijo Bridget ante la cara interrogativa de su madre.
-¿Qué es eso?- preguntó Helen señalando en la acera de enfrente. Bridget abrió mucho los ojos.
-Un felétono... ¡esto es un barrio de muggles!
-¡Genial!- dijo su tía.- Siempre he querido vivir un poco como ellos...
-Pero... en fin, la casa... no creo que...- su hija y su cuñada la fulminaron con la mirada.- esta bien, nos quedaremos.
Kim estaba indecisa frente a la puerta de los Potter. Sin atreverse a llamarse, sin atreverse a irse. Entonces la puerta se abrió y Sirius apareció vestido para salir.
-¡Kim! Digo, Fliregan. ¿Qué, qué haces aquí?
-Yo... venía a...
-¿Ver a James?
-S, si. Claro... James.
-No esta.
-¡Ah! Bueno... volveré otro día...
-Si.
-Pues...
-Me tengo que ir. He quedado.
-¡Vale! Adiós.
-Adiós.- El chico subió en su moto y arrancó. Cuando había recorrido dos metros giró la cabeza y la vio allí parada en la acera, con su minifalda amarilla y su naranja claro. ¡Idiota!- pensó.- Tienes que reconocer que te gusta porque si no será peor... ¿qué mierda estas diciendo?- le dijo a su mente.- Antes me lanzo a las vías del expreso, antes eso que gustarme Fliregan.
-¡Por Dios, Kimberly!- gritó Kim al entrar en su cuarto. Se tiró en uno de los cojines que usaba para sentarse en el suelo.- Respira... cuenta tres... tienes el karma negativo y los chacras cerrados. ¡Por favor! Parezco Kirsten...- una lechuza picoteo en la ventana. Era la pequeña lechuza de Bridget así que se levantó corriendo a abrir.
¡sorpresa! Ya no estoy comprometida ni nada por el estilo y se lo debo a mi tía Helen. ¡La adoro! Ahora ya no vivo con mi padre sino con mi madre (también la adoro y la admiro en este momento) y con mi querida tía. Mi casa es más bien pequeña pero creo que os gustará... espero veros pronto por aquí... a mi no me veréis en un par de días, hasta que acabe la mudanza y eso... pero lo más sorprendente es que sin saberlo nos hemos mudado a un barrio muggle con felétonos y todo y una cosa que llaman trevisor o algo así... en fin, ya te contaré. Besos, Bi.
-¡Bien!- chilló Kim dando botes.
Lily llegó a su casa y almorzó a solas con su madre.
-¿Sabes que Bridget esta comprometida desde los seis años?- su madre la miró alzando las cejas.
-No puedo creer que halla padres que todavía consientan eso... creía que había dejado de estar de moda en la Edad Media.
-Si... yo también. Pero los padres de Bridget son muy... bueno, ya me entiendes.
-Si... te explicas como un libro cerrado.- dijo su madre sonriendo.
-¡Ay mamá!
-Hola Peter.- dijo Bridget dándole dos besos al chico.
-¡Vaya! No te esperaba...
-Si has quedado o algo... puedo volver luego u otro día.
-¡No! No claro que no... espera un momento ¿vale?
-Claro.- Bridget sonrió y se sentó a esperarle. El vino con los dos helados.
-¿Y bien?
-Tenía ganas de hablar contigo... bueno, hoy te toca a ti hablar.
-Pues no se... no se que contarte.
-Algo de ti, de tu familia...- la cara del chico se ensombreció.- ¿He dicho algo malo¡Uff! Siempre tan bocazas... no consigo hablar sin cagarla...- dijo la chica avergonzada. El puso su mano sobre la de ella y la sonrió.
-Tu no tienes la culpa, no has dicho nada malo...- Bridget sonrió aliviada.- Quizás deba empezar por el principio...
-Si, sería un buen modo...- dijo la rubia riendo. El chico sonrió.
-Mi madre se quedó embarazada y... no quería tenerme. Luego... conoció a un hombre, que no era mi padre, y no sé... vivieron juntos un tiempo. Mi madre me tuvo y yo me crié con ella y su novio. Le quería como a un padre... pero mi madre se fue de casa cuando yo tenía diez años y... no la he vuelto a ver. Vive en Newcaslte upon Tyne y yo me quede solo. Bueno, con mi padrastro.
-¿Te abandonó?
-¿El?- la rubia asintió.- No. Me siguió criando. Pero cuando cumplí los catorce empezó a beber... es buen tío pero... bebe, bebe mucho y... bueno, a veces se le va la mano.
-¿Te pega?
-Solo fue una vez, no volvió a repetirse... pero el... bueno, vive ajeno a mi. No se quien es mi padre verdadero. Mi abuela no lo sabe pero dice que mi madre si. Voy a ir a Newcastle dentro de tres semanas... voy a ir a preguntarle. Necesito saberlo y es la única que puede decírmelo.
-Es una decisión tan valiente...
-Es una necesidad...
-¿Te acompañan tus amigos?
-Si.
-Podría... ¿podría acompañarte?- Peter la miró sorprendido.
-Newcastle esta lejos, y vamos a ir andando.- la expresión de Bridget se desanimó un poco pero siguió casi intacta.
-Me da igual. ¿Me dejas?
-Claro.- dijo el sonriendo.- Gracias Rollings.
-Bridget.
-Gracias Bridget.- ella le abrazó el se quedó sorprendido sintiéndola tan cercana. Sabría que siempre serían amigos y lo más seguro es que nunca algo más pero tenerla así le bastaba.
James paseaba nervioso por su cuarto. Si se iba con Peter a NewCastle. Eso equivalía a tener que dejar la mierda de trabajo al que le tenían sometido y no poder cumplir el reto personal que se le había planteado sin quererlo: demostrar a Lily que no era un mal tío.
-¡Hola!- dijo Bridget entrando en el Caldero Chorreante, donde estaban sus amigas tomando un café.
-¿No decías que no te íbamos a ver en mucho tiempo?- preguntó Kim.
-No podía estar sin contaros esto... Me voy a Newcastle upon Tyne. Dentro de tres semanas. Andando.
-¿NewCastle upon Tyne¿Qué se te a perdido en Newcastle?
-Newcastle upon Tyne, no lo confundas con el de Australia. Se me a perdido todo y nada.
-Explícate mejor.
-Voy a... acompañar a Peter. Va a ver a su madre, que lleva sin verle desde los diez años y a conocer a su padre. Del que nunca ha sabido nada.
-¡Estás loca Bridget!
-También van los merodeadores.
-¡Aún más loca!
-No tengo nada más que decir.
-Pues yo si¿y la apuesta? Con todo lo sucedido últimamente la hemos dejado de lado...- recordó Kirsten.
-Me da la impresión de que los merodeadores también...- dijo Lily.
-Pues habrá que recordárselo.- comentó Kim.
-Aún no están puestas las condiciones.
-Nosotras las pondremos. Quedaré con James y le diré que traiga su compañía. Vamos a mi casa.- pagaron y fueron a casa de Kim. Estaban en el salón cuando sonó el timbre. Su padre abrió y James, Sirius, Remus y Peter abrieron la puerta.
-¿Qué quieres?- dijo –James a Kim.
-Condiciones de la apuesta.- dijo enseñándole un pergamino con normas redactadas por el mismo. Sirius lo cogió.
-¿Qué mierda es esto?- dijo leyéndolo.
-Léelo, si sabes, claro.- dijo Kim. Sirius gruñó y comenzó a decir en voz alta:
-Condiciones, uno: cuatro chicas, cuatro chicos. Dos bandos, dos equipos. ¿Pero que es esto?
-¡Qué leas!- le gritó Lily. Todos la miraron sorprendidos.
-Me desquicia.- se disculpó ella alzando los hombros.
-Continuo... cada equipo deberá ver a al otro desnudo. Si no lo consiguen antes del último día del verano habrán perdido la apuesta. Gana quien consiga ver a más desnudos. Dos: no se podrá obligar por la fuerza a quitar la ropa.
-¿Creeis que somos violadores?- preguntó Peter sorprendido.
-¡Calla!- dijo Kirsten.- Sigue, Black.
-Quién pierde: deberá conceder un deseo del equipo ganador. Un chico por una chico o al revés.
-¿Queda claro?- dijo Lily.
-Clarísimo.- contestó James.
-¿Aceptáis?- preguntó Kirsten.
-No lo dudes, guapa.- respondió Remus.
-Gracias por el cumplido.
-Trato echo.- dijo Sirius estrechando la mano de Kim.
-Hasta el final.- dijo ella apretándosela aún más.
-Sin rajarse.- dijo Bridget sonriendo a Peter.
-Sin trampas sucias.- respondió el chico.
Esa semana Bridget sabía que debía decírselo a su madre pero no se veía con fuerzas. La veía tan ilusionada con la mudanza... la mujer estaba colocando unas fotografías, de las dos, cuando Bridget era pequeña, sobre la repisa de la chimenea.
-E... mamá.
-¿Si, cariño?
-Me voy a NewCastle upon Tyne dentro de tres semanas. Todo el verano.- dijo Bridget muy rápido.
-¿Qué?- dijo su madre volviéndose lentamente.
-Voy a... voy a acompañar a un amigo. Quiere conocer a su padre...- la señora Cackpier la miró a los ojos.
-Quieres ir¿verdad?
-Si.
-Pues... ve.
-¡Gracias mamá!- dijo la rubia abrazándola.
Kim esperaba asomada en la ventana a que Sirius llegase.
-¡Black!- gritó. Sirius se asomó. Kim dejo un mínimo espacio entre su dedo índice y pulgar. Sirius gruñó y enfadado bajó la persiana. Kim volvió a su habitación riéndose.
Kirsten estaba sola en su casa cuando llamaron al timbre. Con su ropa de andar por casa (un pantalón muy corto en color verde y una camiseta de tirantes rosa) abrió la puerta.
-¿Qué quieres Lupin?
-Me voy a NewCastle dentro de tres semanas.
-¿Y?- preguntó ella. El chico se lanzó hacía ella y agarrándola por los dos lados de la cara la besó. Kirsten se quedó quieta dejando que la besará. Después sin saber por qué, tiró de el hacía el interior sin dejar de besarle y cerró la puerta con el pie. Le guió entre besos hasta su cuarto y le tumbó en la cama. Se estuvieron besando un rato y entonces el metió sus manos por debajo de la camiseta y tanteó sobre el cierre del sujetador. Kirsten recorrió con sus labios su cuello y llegó a su boca. El lo interpretó como un vamos y lo desabrochó. Ella le quitó su camiseta y le rodeó con las piernas.
-¡Díos¡¿Cómo he podido hacer esto!- gritaba Kirsten buscando su ropa por la habitación. Remus estaba tumbado en la cama con una sonrisa burlona pintada en la cara.
-Bueno... creo que sabes como y si quieres te lo recuerdo...- ella le fulminó con la mirada.
-¡Vístete! Mis padres de estar a punto de...- Kirsten escuchó el motor del coche y como su padre aparcaba. Después los gritos de sus hermanos al bajar del vehículo.- llegar... ¡Rápido vístete!
-¿Por qué tantas prisas?
-¡Mi padre me mata como te encuentre aquí!
-No puedo salir por la puerta, están ellos.
-¿Quién?
-Tu madre y tus hermanos.
-¡Kiki, cariño! Ya hemos llegado... ¿estás en tu cuarto?- preguntaba su padre subiendo las escaleras.- ¡Mira lo que te he traído!
-¡Corre! Por la ventana...- susurró Kirsten empujando a Remus hacía la ventana.
-¿Estás loca?
-¡Va a entrar¡Vamos!- le empujo y el chico saltó cayendo en los arbustos del jardín. Después Kirsten le tiró su ropa por la ventana y se giró hacía la puerta en el mismo instante en que esta se abría.
-¿Por qué no contestabas?
-Porque...- Kirsten recorrió con la mirada su habitación.- Estaba leyendo.- dijo cogiendo un periódico atrasado.
-¿Desde cuando lees tu, el periódico? Ese the sun es de hace tres meses...
-¿A si¡No me había dado cuenta! Es... entretenido.
-¿Por qué esta tu cama tan desecha?
-¡Se me olvido cambiar las sábanas esta mañana! Llevo dos semanas con las mismas. Si lo se, una guarrería. Así que... quitaré esto y lo llevaré a la lavadora...
-¿Qué es esto?- dijo su padre cogiendo los calzoncillos de Lupin. Kirsten se tapó la cara con una mano y se imaginó lo que llegaría después.
Remus aterrizó en los arbustos del jardín de los Kooper. Julie, Maggie, Reené y Albert Kooper estaban allí. El chico no los vio hasta que ya estaba de pie. Se quedó allí quieto mientras los Kooper le miraban sorprendidos. Rápidamente cogió su montón de ropa y se intentó tapar, demasiado tarde, sus partes púdicas.
El señor Kooper se asomó a la ventana de su cuarto y vio a su mujer y a sus hijos mirar con la boca abierta al hijo de los vecinos que estaba de espaldas a el y con el culo al aire. Se giró furioso hacía su hija y la cogió por el brazo. La arrastró hasta el jardín y se puso junto a su mujer.
-Ya se el origen de que este chico este aquí desnudo y en la habitación de Kirsten, en el suelo, al lado de la cama, halla unos calzoncillos.
-¿Kirsten?- preguntó su madre. La morena miró al cielo.
-¿Lo siento?
-¡Cómo que lo sientes!- gritó su padre.- ¡Te traes a casa a los chicos para... prefiero no decirlo¡Cómo lo has podido hacer Kirsten¡Tienes dieciséis años!
-Lo siento...
-No hay perdones posibles, jovencita pervertida...- dijo su padre metiéndola para la casa.- ¡No verás la luz del día en años¡Te compraré un cinturón de castidad¡No saldrás con chicos hasta que te jubiles!- Kirsten se giró y miró por última vez a Remus. Cuando ya se había ido, Julie Kooper mandó entrar a sus hijos pequeños a la casa y le dijo:
-Hablaré con tus padres. Ahora vete a tu casa.- Remus asintió y se fue corriendo a su casa.
-Hola Rollings. Últimamente te veo mucho por aquí...- dijo James apoyándose en la fregona con la que fregaba el suelo del Caldero Chorreante.
-Voy a ver a Peter.
-¿Sabes que dentro de tres semanas nos vamos a NewCastle?
-Si. Voy con vosotros.
Lily cobró la falda a la primera clienta del día y se extrañó de su inaugurada suerte. La mujer se fue y al cabo de un rato las campanillas de la puerta indicaron la entrada de un nuevo cliente. Abandonó su tarea de colocar un poco el escaparate y se acercó a atenderla.
-Hola, muy buenos días. ¿Podría ayudarla en algo?
-E... si, vengo buscando algo para mi sobrina... tendrá tu edad. Pero es un poco más bajita y con más pecho... aunque de constitución parecida.
-¿Podría gustarle este vestido?
-No. El blanco no la queda bien, es rubia y muy pálida de piel. Mejor tonos pastel... casi siempre viste en esos tonos.- Como Bridget. Pensó Lily.
-Pues tengo unas camisetas muy bonitas por aquí en esos tonos...- dijo Lily agachándose detrás del mostrador y buscando en una pila de ropa.
-¡Por Merlín que preciosidad!- exclamó la mujer mirando un pantalón a juego con una blusa y un bolso. Lily se levantó, como si la hubiesen pinchado en el culo, al oír la exclamación de la mujer. Se la quedó observando. Era alta y esbelta. Tendría unos treinta años. Llevaba el pelo largo y caoba y tenía los ojos grandes, redondos y azules. Muy parecidos a los de Bridget...
-Creo que me llevo esto.- dijo cogiendo unos pantalones piratas vaqueros.
-Cincuenta libras...- la mujer rebuscó en su monedero. Entonces Lily lo vio, un resplandor dorado.- Perdone.- La mujer la miró.- Es usted... ¿bruja?- preguntó. La mujer se puso blanca.
-¿Bruja¡Qué estupidez! Yo no...
-Tranquila, yo también lo soy. Voy a Hogwarts.
-¿En serio? Entonces podrás ayudarme... este dinero muggle es complicado...
-Claro.
-Pues mi sobrina también va a Hogwarts. Empezará séptimo este año.
-¡Yo también¿Cómo se llama?
-Bridget Rollings.
-¡Bi!- dijo Lily.- Es una de mis mejores amigas.
-¿En serio? Entonces tu debes ser... Lily, la pelirroja Lily.
-Si.- dijo la chica con una sonrisa.
-Bridget me ha hablado mucho de ti.
-¡Tío Eduard!- dijo Kim al abrir la puerta de su casa.
-¡Kim!- dijo el hombre abrazándola. Era un hombre de unos treinta años. Alto y fuerte. Practicaba multitud de deportes que le mantenían en alta forma.
Kim, tacha a Lupin de la lista apostada. No me preguntes por qué pero le he visto desnudo. Inconveniente: el también a mi.
Besos de la privada de libertad, Kirsten
Bridget se reía en su nueva habitación de la cara que había puesto James al decirle que ella también iba a NewCastle. Pero ahora estaba pensando en lo bonito que sería hacer un viaje así con sus amigas... y podrían aprovechar para llevar a cabo la apuesta. El teléfono sonó y ella se cayó de la cama del susto. Se acercó temeroso y lo descolgó alejándoselo del cuerpo.
-¿Si?- dijo pegándoselo solo un poco.
-Bi, soy Kirsten.
-Hola, Kirsten. Tengo que decirte una cosa...
-Vale, di.
-Ya he visto desnudo a Lupin.
-¡Bien!
-Pero el también me ha visto a mi por lo que les da un punto más...
-¿Qué?
-No preguntes.
-¿Pero por qué te ha visto desnuda?
-Te he dicho que no preguntes...
-¿Puedo hacer una pregunta?
-Si es respecto a Lupin, no.
-¿Puedo hacer una pregunta no referida a Lupin?
-Di.
-¿Y tu novio?
-¡Ah!- dijo Kirsten. Bridget no la podía ver pero sabía que se había tapado la boca.
-¿No habías pensado en el cuando te tiraste a Lupin?
-¿Quién te ha dicho que me he tirado a Lupin?
-¿Acaso no lo has hecho?
-Si, lo he hecho.
-Ves... bueno¿vas a dejar a Jake?
-No. Bueno, no sé. Pero se lo voy a decir y entonces será el quién me deje...
-Te esta bien empleado. Pero quería decirte otra cosa.
-Si no es algo que me haga sentir una mierda...
-¿Te vienes a NewCastle?
-¿Qué se me ha perdido en NewCastle? Esta a tomar por culo.
-Lo sé.
-¿Y entonces?
-Quiero que te vengas conmigo a NewCastle.
-¡Estas loca!
-Sería precioso... quiero convencer también a las chicas... ¿te imaginas?
-Si, vale... pero hay un pequeño problema. Yo estoy castigada... ¡de por vida!
-Que dramática... déjame coger una poción de mi tía y hablar con tus padres. Entonces vendrás...
-¿En serio¡Gracias! Tengo que hablar con Jake.
-Tu tranquila.
Lily salió del trabajo un poco antes. Eran las seis de la tarde y le apetecía terriblemente una cerveza de mantequilla. Decidió también hacer una visita a Kirsten, pero antes, la cerveza. Fue hasta el Caldero Chorreante. Lo vio cambiado totalmente: las paredes eran color vainilla y el suelo blanco. La barra parecía haber sido barnizada recientemente y estaba limpia y brillante. No había las habituales servilletas por el suelo y las mesas lucían sin su capa de grasa. Se sentó en una de ellas y esperó a que la atendieran, preguntándose si no habría cambiado de dueño el bar...
-¿Qué quieres tomar?- miró hacía donde procedía la voz. La había reconocido: ese tono grave y suave que pertenecía a Potter.
-¿Eres camarero?
-¿Qué quieres tomar?- repitió el.
-Una cerveza de mantequilla.
-Ahora mismo...- se fue y volvió cinco minutos después con un vaso y una botellín. Le quitó la chapa mirándola a la cara.
-¿Qué haces tu por aquí?
-He salido antes del trabajo...
-¿Trabajas?
-Si. En una tienda de ropa. ¿Has hecho tu todo esto?- dijo abarcando con la mano todo el bar.
-Si te refieres a trabajar como un esclavo y convertir esto en un lugar decente, si lo he hecho yo.- Lily sonrió. Luego se dio cuenta de que estaba sonriendo con una frase de James Potter y borró su sonrisa de inmediato.
-¿Vas a ir a Newcastle?
-Claro, los amigos son lo primero.
-Potter, deja de intentar, inútilmente, convencerme de que eres un buen tío. No cuela.
-¿Por qué eres así?- preguntó el sentándose enfrente de ella.
-¿Así¿A qué te refieres?
-Me tienes en el prototipo de cabrón. Y yo no soy así.
-¿A no? Pues tienes una bonita forma de demostrarlo...
-No te lo he demostrado.
-Potter, has buscado cualquier modo de ponerme en ridículo durante seis años, has aprovechado cualquier momento para hacerme daño y me lo has hecho. Me has jodido la vida y tu lo sabes. Por suerte, solo me queda un año y entonces te dejaré de ver y podré respirar tranquila.
-Se que no me he portado bien contigo, pero...
-No te has portado bien conmigo, te has portado fatal.- le cortó ella.
-Lo sé y lo...
-¡Chico!- gritó el tabernero.-¿Qué diablos estás haciendo¡Vete a atender a la clientela¡Gandul!- James la miró y se levantó caminando pesadamente hasta la mesa donde se había sentado un matrimonio. Lily acabó su cerveza y le llamó para pagar.
-Vente a Newcastle.- le dijo el.
-¿Qué? Creo que he escuchado mal. He entendido algo como que me vaya contigo y tus amigos a Newcastle...
-Has escuchado bien. Conmigo, mis amigos y tu amiga Bridget.
-Bi...- dijo Lily.
-Claro, la acompañarías y no la dejarías sola con cuatro merodeadores.
-Vete a la mierda Potter. No conseguirás confundirme.
-¿Quién lo intenta?- dijo el mientras la pelirroja se levantaba y se marchaba. James la vio salir del local y sonrió. Al cabo de diez segundos ella volvió a entrar furiosa y se metió en la chimenea cuando las llamas se volvieron esmeraldas.
Bridget colocaba los cojines de su cama y estiraba la alfombra. Su nuevo cuarto era bastante más pequeño que el anterior pero estaba muy bien. La cama era enorme, igual que la anterior, con los barrotes blancos. Su madre había comprado la colcha a juego con las cortinas y los cojines con la alfombra. Tenía un tocador y un gran espejo. Al fondo de la habitación un armario de tamaño mediano contenía a duras penas toda la ropa de la rubia. Su tía entró.
-¡Buenos días cariño¿Sabes¡Ya se manejar el telífono!
-Felétono. Se dice felétono.
-Felétono... vale.- dijo la mujer asintiendo.- ¿Qué tal tu nuevo cuarto?
-Genial.- dijo la chica con una sonrisa.
-Me he comprado un telecrisor para el mío.
-Trevisor.
-Trevisor... si. Vale, trevisor.- dijo la mujer sonriendo.- Me voy a ver si se utilizarlo...- dijo dirigiéndose a la puerta.-Trevisor... felétono...- murmuraba.
Kim se despertó aquel día y bajó a desayunar. Su madre y su tío charlaban sentados ante la mesa de la cocina.
-¡Buenos días!- dijo sonriendo.
-¡Buenos días, sobri!- dijo el hombre.
-Buenos días, cariño.- dijo la mujer dándola un beso.- ¿Qué quieres de desayunar?
-Mm... tostadas. ¿Qué hora es?
-Las ocho y media.- dijo su tío.
-No me hagas nada, mamá.- dijo saliendo de la cocina.
-¡Alto ahí, jovencita¿A dónde vas a estas horas?
-A... casa de los Potter.
-James esta trabajando. Le ví salir hace un rato.
-Ya. Pero Sirius aún no y es la hora perfecta para empezar a molestarle. ¡Hasta luego!
-¿Quién es Sirius?- preguntó su tío.
-El amigo del nieto de los Potter.- respondió su cuñada.
-¿Sale con Kim?
-¡No por díos! Es un Black...
-¡Ya sé¿El tercer Black renegado?
-En efecto...
-Entonces no hay peligro.
-Si lo hay, Eduard. Más del que tu te crees. Y Kim se trae algo raro con ese chico. No he dicho nada, ni siquiera a tu hermano, pero Kimberly se fugó de casa el día de la puesta de largo.
-¿Cómo?
-Llegó aquí a las dos y media, tres menos cuarto y salió por la ventana del pasillo del primer piso. No volvió hasta las diez de la mañana.
-¿Se lo has dicho a mi hermano?- respondió a modo de pregunta el hombre.
-No. La idea de perder a su niña le aterra...
Y se acabo... ya sabeis... dejarme un review q no cuesta nada, no son ni cinco segundillos los q se tarda enga please q os cuesta? q subís la moral de la escritora, cn ese pekeño gesto, cantidad!
