RESPUESTAS A REVIEWS:

J0nas Nagera: Haha sí, admito que quizá hubiera estado bien no moverle nada a los nombres, pero quise darle un poco de "realismo", aunque sí he leído que a algunos les picó un poquito haha. Muchas gracias por leer! Espero te esté gustando la historia.


Nota del autor: Heeey, vengo con un pequeño dato de este pequeño AU. No encontré por ningún lado los nombres de los señores Boonchuy, así que me he dado a la tarea de ponerles nombre. Igualmente si tienen uno canon, agradecería la información. Pero por ahora, les puse unos inspirados en el sol y la luna. No sé si todos estén en contacto con los nombres tailandeses, pero varios son endemoniadamente largos o quizá hasta complicados, así que varios tailandeses se ponen apodos, sea un diminutivo de su nombre o alguna cosa que se relaciones. En este caso, he decidido llamar al señor Boonchuy, Phassakorn. Sun para los amigos, pues literalmente significa "sol" o "una palabra para el sol" depende de en dónde lo investiguen. Por otro lado, la señora Boonchuy se llamará Sangduan, que significa "luz de luna", Moon para los amigos. No sé, se me hizo bonito haha. En fin, gracias por la espera y gracias a quienes me desearon la pronta mejoría del covid. Un abrazo a todos!


"Rock you like a hurricanne"

Capítulo 9:

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.


—Y entonces… me dijo que se iba a ir a Tailandia… Tailandia… ¿Qué tiene de bueno Tailandia de cualquier manera? Solo está ahí su estúpida abuela que no puede morirse sin dejar de estorbar a los demás.

—No entiendo, ¿entonces estaban saliendo? —Kyle ladeó la cabeza en señal de confusión. No pensó que la idea de su líder acerca de tener "su primera fiesta adulta" resultaría en la rubia soltando reclamos al azar. Elizabeth nunca les platicaba de su vida, quizá porque todo era un lío.

—No, cielos, no…

—Nunca te confesaste, ¿verdad? La pequeña Sashy estaba enamorada y no pudo hacer un carajo—se burló Lauren.

—¡No quería que saliéramos! Si hubiera querido la hubiera tenido —Sasha levantó la cerveza con violencia y tomó lo que sobraba —. Pero el amor es una maldita pérdida de tiempo, te sientes como la mierda para que al final todos te abandonen, tus amigos, tus padres, la persona que quieres…

Bruno miró la lata ser arrojada contra la pared, a pocos centímetros de la cabeza de Lauren, con una furia silenciosa. Quien fuera esa chica, Anne Boonchuy, parecía ser la kryptonita de su capitana, una debilidad que no quiso reconocer del todo. Durante los últimos veinte minutos habló de ella como si fuera una Diosa, un ser inmaculado que no tenía derecho de mirar, pero justo en ese momento, aquella imagen de la hermosa y siempre bella Anne se convirtió en una bestia sin corazón que no le interesaba nada más que su propio bienestar. Ángel y demonio, salvador y verdugo…

—Y aun después de tanto tiempo me sigue escribiendo… —miró su teléfono con una expresión que mezclaba tristeza y enojo —. ¿Ves esta mierda, Ben? Ahora dice que le afecta no estar a mi lado… Pero que se joda, eso le enseñará lo que se siente… Maldita sea—los ojos de la capitana se perdieron en la pantalla del smartphone —¿Por qué no me dejas? ¿Por qué quiero herirte de esta manera? Soy una mierda de persona, ni siquiera debería poder perdonarme, debería olvidarme, ¿no crees, Benjamin…?

—Es Bruno… —susurró, temeroso de lo que la rubia pudiera hacerle al corregirla.

—¿Qué balbuceas? ¡Ya te dije que hables bien, cabrón! Literalmente me ganas por una cabeza, ¿cuándo planeas madurar?

—Me llamo…—musitó —. Me llamo Bruno…

—¡Te llamo como se me dé la gana! Si no puedes defender ni tu nombre, ¿cómo esperas que yo lo haga?

El adolescente de cabello castaño apretó la mandíbula con rabia y, aunque no quisiera admitirlo, con secreta admiración. Sasha era una guerrera, era un modelo a seguir para alguien sin personalidad como él… Esperaba que, un día, algo de la seguridad de la chica de ojos azules sintiera pena por su lamentable persona y se quedara con él. Así conseguiría ser más fuerte. Con eso en mente podía soportar cada golpiza, cada mal trato, cada insulto… Al menos al final de toda esa tormenta, Sasha lo obligaba a levantarse, lo hacía salir de la sombra, así que no estaba tan mal.

Sonrió mientras escondía su rostro entre sus rodillas. Qué bueno que Boonchuy se había largado, gracias a eso había podido conocer a su capitana, su aspiración.

—A ver, de nuevo, ¿cómo te llamas? Si no lo dices fuerte, te vaciaré esta mierda en la cabeza.


—Que carajo… —susurró Sasha una vez abrió los ojos. Se levantó de la cama y puso ambas manos contra su rostro, deseando ahuyentar todos esos recuerdos que la atormentaban de vez en cuando.

Sí, lo admitía, había sido una persona horrible, ¡lo sabía! ¿Qué estaría pagando?

Ah, sí…

Claro.

La cinta del pasado que le había arrebatado el sueño esa mañana eran los ojos llorosos de Bruno aquella vez que le hizo comer el sándwich que le tiraron a la basura un par de chicos que se habían metido con él, muy a su manera, Sasha le había querido enseñar una lección acerca de evitar problemas: "A la primera señal de debilidad, aquella molestia que pudo haber sido pequeña se convertirá en tu peor pesadilla". En su momento se dijo que podían cuestionar sus métodos, pero no sus resultados, pues la siguiente ocasión que esos imbéciles se metieron con el tímido y débil Bruno, este los obligó a tragar tierra. Sasha suspiró con impotencia. Recordaba cuando había metido al chico a su grupo… asustadizo, encorvado, tartamudo, con una voz que apenas se alcanzaba a escuchar, el perfecto tonto de los recados. Le tomó aprecio con el tiempo, no el suficiente como para dejar de tratarlo como la basura que pensaba que era, pero al menos le había enseñado a no dejarse maltratar por nadie…

Aunque se tratara de ella… al final de cuentas.

Su mente viajó a aquella noche en el local en obra negra que después sería El Grial. La persona que la pateó, jaló y golpeó esa vez no era el pequeño encorvado de cabello castaño que la miraba con los ojos llorosos de vez en cuando; ahora era un desquiciado que poco más y le saca un ojo. Y ella lo había hecho así, no le sorprendía que en el hospital les gritara a sus padres que todo era su culpa; estaban en alas diferentes, pero en todas ellas había chismosos, los cotilleos acerca de discusiones familiares se servían con la gelatina y la sopa de cada mañana.

Incluso con ese escarmiento, no sentía que había pagado todos los abusos a los que sometió a su pequeña pandilla. Si algún día los volvía a ver… se disculparía, incluso se arrodillaría ante ellos de ser necesario.

[Hey~, ¿cómo amaneciste?]

Marcy fue el primer mensaje que apareció en su bandeja de entrada, llevándose los pensamientos autodestructivos que comenzaban a embargarla. Le respondió que estaba bien y, casi de inmediato, la invitó a su casa a desayunar. Ese día su padre estaba fuera junto a Grime en El Grial, la primera noche oficial de bandas había sido un éxito y ahora estaban recibiendo varias peticiones para tocar en el escenario. Había muchas cosas que ajustar, y eso significaba que tenía todo el día libre hasta la tarde…

Oh, sí… la salida con Anne y Leah…

—Eres asombrosa, Waybright —dijo con ironía.

Aceptó la invitación de Marcy, necesitaba "marblelizarse" antes de ir a la guerra.


—Entonces quizá de momento no necesitemos el mesero o la mesera, pero en cuanto vuelvan a llamarme del taller entonces estaremos en problemas —dijo el padre de Anne mientras metía la pasta en su boca.

—Podemos dejar el anuncio, igualmente si alguien se presenta, hay que explicarle la situación simplemente. Un estudiante nos vendría bien, casi nunca buscan trabajar más de seis horas… De cualquier manera, hija, en verdad aprecio lo mucho que nos estás ayudando en esto, no sé qué haríamos sin ti —la señora B acarició el cabello de su hija, pero Savisa apenas reaccionó. Miraba su comida fijamente.

—¿Anne? —El hombre de cabello negro puso su mano sobre la de la menor y esta al fin reaccionó.

—Sí, perdón, el mesero, sí, urge…

La pareja se miró entre sí y devolvieron la vista a la notablemente decaída niña que tenían a lado.

—Cariño, ¿estás bien? —cuestionó el padre.

—Sí, claro, ¿por qué preguntan?

—Bueno, es que pareces algo ausente esta mañana… Sabes que, si algo te molesta, puedes hablarlo con nosotros.

—Sí, ma… Lo sé… A decir verdad, yo tampoco entiendo por qué me siento así—Savisa suspiró con pesadez y movió el cereal con lentitud —. Simplemente… es algo que oprime mi pecho, como un dolor de estómago o algo así… Duele.

—Oh, mi niña —Moon se acercó a la pequeña y la envolvió en brazos —. Déjalo salir, aunque no sepas por qué te sientes así, expulsarlo de tu sistema puede ayudarte…

—Pero si no sé qué es, ¿cómo me deshago de esto?

—Externarlo, como ahora, sirve, también escuchar música, ir a caminar un rato. Vas a salir con tus amigas más tarde, ¿no? Quizá eso te anime —agregó el señor Boonchuy con una sonrisa, mientras despeinaba con cariño el abundante cabello de su princesa.

El recordatorio de la salida hizo que el estómago de Anne se hiciera un agujero, cosa que ayudó a la chica a determinar una posible causa. Quizá no quería salir… ¿y por qué? Leah parecía una chica asombrosa, y vamos, ¡una salida con Sasha! Hasta el día anterior estaba celebrando que tenía un poco más de tiempo en lo que su padre regresaba a apoyar en el taller de motonetas, había planeado toda clase de cosas y ahora…

Simplemente no quería hacer nada.

—Tengo el estómago revuelto… quizá no pueda salir.

—Entonces no lo hagas hija, ¿quieres que nos quedemos contigo hoy? Un día sin que el Thai Go no abra no es nada —propuso la señora B, claramente preocupada por el cambio tan drástico de emociones que había tenido la menor.

—No, no, esto es… son cosas de adolescentes, ya saben… Quizá ni siquiera es un gran problema y simplemente comí algo malo. Aparte, creo que igualmente va a ir una amiga de Sasha, le recomendé la comida —Anne esbozó una sonrisa con esfuerzo —. Mejor hablemos de algo más…

—Bien, pero recuerda que nos tienes aquí—el señor B besó la coronilla de la pequeña.

Una vez terminó de desayunar, subió a su habitación. La idea de posponer la salida con Sasha y Leah comenzó a materializarse una vez se recostó en su cama y tomó su celular… En verdad no quería ir, pero sería una grosería a Sasha el que no lo hiciera. Su mamá tenía razón, sin embargo; si no se sentía con ánimos, entonces no debía obligarse a hacer cosas que no deseaba.

Suspiró, parecía que en esa pequeña exhalación se habían ido sus ganas de querer existir por el resto del día. Decidió tomar un baño, generalmente el agua recorriendo su cuerpo la ayudaba a relajarse, justo lo que necesitaba, pondría una lista de reproducción y se dejaría llevar por el ritmo.

Ahí, mientras las gotas caían en su rostro, una canción salió a presentarse junto con una sensación revitalizadora. "Starry Night" la misma canción que Sasha y ella habían entonado aquella vez… El recuerdo la hizo sonreír y bailar lo mejor que pudo, sintió que, de alguna manera, el hueco en su pecho se había ido. Lo sabía, tomar una ducha era buena idea.

Repitió la canción al menos dos veces más, cuando salió de la regadera, tomó su smartphone y ni bien abrió la aplicación de mensajería, tal como si la estuviera esperando, un mensaje de Leah llegó a su bandeja.

[Heeey, ¿qué tal? ¿Te parece que hoy nos veamos a las 5?]

La chica de cabello alborotado dejó salir un bufido. Era ahora o nunca, la decisión debía ser tomada.

[Lo siento, no iré, pero diviértanse ambas. ¡Nos vemos luego!]

La respuesta no se hizo esperar, bajo el nombre de contacto se mantuvo por algunos segundos la leyenda "escribiendo" la cual auguraba que el mensaje sería ciertamente extenso, esto hizo que Anne sintiera una pequeña presión a arrepentirse de su decisión, pero decidió dar play a su música y esperar lo que fuera que la amiga de Sasha quisiera decirle.

[Nooo, Anna… Qué pena. Si es que te ocurrió algo, espero estés bien, cuenta conmigo en lo que sea que pueda ayudarte. Nos vemos después, ¡besos~!]

Bueno, no era el extenso texto que había esperado, acusándola de no querer salir con ella, al contrario, había sido muy comprensiva… y eso la hizo sentir mal de nuevo. Bajó con sus padres para buscar un nuevo permiso.

—Papá, mamá, sí saldré después de todo.


—Bueno, ¿a dónde quieres ir hoy? Podríamos ir a investigar esa academia de baile que te recomendó aquel chico, si quieres —Marcy caminaba con la energía que la caracterizaba, se notaba que estaba feliz por tener a Anne para ella sola por esa tarde.

—La verdad es que no tengo ánimos de hacer algo, solo quería venir a verte.

—Wow, tengo un deja vu.

—¿Otra Anne vino a verte mientras no estaba? ¿Me estás engañando? —bromeó la chica de cabello castaño mientras abrazaba con fuerza a su amiga.

—Ja, no, pero un poco sí—dijo Regina entre risas —. Sash fue a desayunar a mi casa por la mañana, se veía un poco perturbada, pero ya sabes, Elizabeth no es la primera persona en quien pensarías a la hora de descifrar a alguien con facilidad.

—¿No te dijo nada entonces?

—Nada—mintió.

Le había dicho todo, pero eso era confidencial para cualquier otra persona.

Sasha le contó acerca de aquella sensación de incomodidad que se apoderaba de ella cuando pensaba en que Anne y Leah convivieran, esa necesidad desconocida de esconder que podía haber alguien más en su vida aparte de su eterno crush. Regina sabía que no podía decirle qué hacer, Yunan y Olivia intentaban que la rubia se responsabilizara de sus acciones, e intentar alterar directamente el proceder de Elizabeth no permitiría eso. Se limitó a darle su opinión y dejar la última decisión a su criterio.

Le dijo que la situación era confusa, si le gustaba Leah, entonces no debería tener problemas en que Anne y ella interactuaran, al contrario, debería darle gusto que se llevaran tan bien, pues ambas eran importantes en su vida. Y si no le gustaba Leah, entonces le aconsejó que pensara bien acerca de toda la situación, pues si a ella le gustara una persona y esa persona no hiciera más que esconderla como si se avergonzara de sus sentimientos, entonces la herida en su corazón sería realmente profunda y dolorosa.

Elizabeth no le dijo mucho después de eso, se limitó a quejarse de que era difícil, cosa que casi provoca que Marcy le gritara que no era para nada complicado. Quería a Anne, que luchara por ella, ¡se notaba que a la castaña también le movía el piso, el estado, el país, el planeta, el universo, todo! Pero solo respiró con profundidad y la invitó a meditarlo con detenimiento.

Tener todo el conocimiento de la situación y no poder compartirlo era una carga pesada que Marcy odiaba, pero estaba dispuesta a llevar. Había leído los suficientes webtoons, mangas, manwhas y manhuas como para saber que meterte en el proceso natural de una relación podía resultar catastrófico, y no deseaba herir a sus amigas.

Ya ellas se bastaban solitas.

—Siento que dependemos mucho de ti, eres como nuestra estabilidad emocional.

—Aw, ya saben que siempre pueden contar conmigo, me basta con ser esa gota de miel que les hace felices, saben que las amo —La pelinegra tomó la mano de Anne, buscando transmitirle todo el cariño que le tenía.

—No te merecemos.

—Ya hablaremos de pagos, pero por ahora, ¿qué hacemos, entonces? Si no saldrás con Sasha y Leah y no les dijiste por qué, entonces no es bueno que te vean merodeando por la ciudad. Podría ser una grosería.

—Lo sé, mira… Por única y exclusiva ocasión y ya que te estoy usando como escape—Savisa suspiró profundamente —. ¿Hay algún anime sin nada de personas yendo a otros mundos y obteniendo un harem que estés viendo últimamente?

—¡No me lo creo! ¡¿Me estás pidiendo lo que pienso?!

—Sí… veamos un anime hoy…

—¡No digas más! ¡Hay que llegar ya a mi casa! Tengo botanas, pero cuando se nos acaben, podemos ir por más al mini mart… ¡Ah! Y podemos ir a comprar ese helado de temporada de la heladería que está cerca de la casa de Sash. Ya de paso, si ya volvió de lo de Leah, la podemos secuestrar y ¡listo! Pijamada planeada.

—Quisiera tener tu vitalidad.

—Puedes tomar la que quieras, tengo de sobra—Regina infló el pecho con orgullo.

Anne sonrió, conmovida por la calidez de la sonrisa de Marcy. Rodeó el cuello de la pelinegra con su brazo, moría de ganas porque llegara la noche y poder ver a Sasha. Sintió una chispa recorrer su cuerpo, la emoción la llenó y entonces, ese hueco en su pecho desapareció por completo.


—Y ya te imaginarás lo que es crecer en una granja, a las cuatro de la mañana, sin falta, los cerdos se despertaban a tomar agua y todos lo sabíamos gracias a sus gritos, era todo un alboroto. Cuando el enano se quedaba a dormir conmigo, se quejaba de que, de todos los cuartos de la casa, ese era al que más le llegaban los ruidos del establo, pero no se quería dormir con nadie más.

—Tu primito debe quererte mucho.

—No te imaginas, yo también lo quiero mucho. Desde pequeños hemos sido casi inseparables.

—Qué lindo.

La respuesta había salido excesivamente genérica. No quería ser grosera con Leah, pero no le llamaba la atención en lo más mínimo qué era lo que había hecho durante el verano del 2010 con el famoso primito. En su momento hubiera buscado interesarse genuinamente por el tema, pero con todo lo que traía en la cabeza, las viejas historias familiares eran lo último que se quedaba en su mente. Le costaba retener la información sobre todo por el lugar donde estaban… Anne había cancelado de último momento, pero igualmente habían ido al Thai Go a comer. Los señores B las atendieron con alegría y familiaridad, desde que los había vuelto a ver, esa pequeña hostilidad que siempre había sentido de su parte, cosa que adjudicaba al aparente mal ejemplo que le daba a su hija, no se había presentado, al contrario, ahora se mostraban incluso encantados de que retomara su amistad con la pequeña Boonchuy.

Sus pensamientos le apuntaban a que, quizá miraron tan mal a Anne por su lejanía, que ahora lo último que querían era que su relación volviera a quebrarse. No era su intención darse tanta importancia dentro de la vida de Savisa, pero era una de sus suposiciones más fuertes.

Leah fue al sanitario, cosa que Elizabeth aprovechó para liberar sus dudas a Moon.

—Disculpe, ¿Anne se encuentra bien?

—No podría decirte nada exacto, hija, pero te aseguro que no es nada grave, simplemente se levantó del lado equivocado de la cama.

—Pero no se enfermó ni nada parecido.

Los ojos de Sangduan le transmitieron calidez y ternura, lo que llamarían "abrazar con la mirada". Acarició su cabeza, provocando que Sasha se estremeciera ante la idea de su propia madre haciendo ese gesto.

No volvería a tener otra "figura materna", pues la pareja de su padre era hombre, y claramente eso no le molestaba, pero tener la consciencia de que en un principio había tenido una madre, una a la que ya hacía un rato no veía ni llamaba, le hizo pensar en cómo sería su relación si la ex señora Waybright fuera la mitad de cariñosa y bueno… estable que Moon Boonchuy.

El "y si…" no era algo en lo que le gustara pensar, de cualquier manera. Su madre era como era, y no había nada que específicamente Elizabeth pudiera hacer.

—Gracias por preocuparte por mi niña, te aseguro que está bien, quizá después puedan hablar.

—N-No es nada —tartamudeó la rubia, mostrando una sonrisa torcida.

El visto bueno a la cocina de los Boonchuy fue manifestado por Leah, quien, enérgicamente, felicitó a los dueños por tan deliciosos platillos. Ellos, encantados, la invitaron a regresar cuando quisiera. Decidieron pasar a comprar un helado antes de que llegaran las siete de la noche, pues a esa hora la tía de Leah iría a recogerla en la casa de Sasha.

—¿Estás bien? —preguntó Leah, sacando a la rubia de su ensoñación.

—Eh, sí, sí estoy bien, ¿por qué preguntas?

—No sé, te sentí ausente hoy, ¿hay algo que te inquiete? ¿Es porque Anne no pudo venir?

—Quizá… ella no es de las que cancela sin dar motivos, ¿sabes? Me preocupa que algo haya ocurrido.

—¿Algo como qué?

—No sé, que esté mal, se haya enfermado, el cambio de horario…

—¿Que no quiera verte?

—¿Eh…?

—Perdón, suena mucho a una trama de un drama, pero sí, entiendo cómo te sientes, yo misma me pregunté mucho la razón de su cancelación, pero si no nos dijo en primer lugar, quizá no quiere hablar de eso.

—Supongo—Elizabeth comió de su helado con desgano.

—¿Qué te parece si pasamos a dejarle helado? El helado hace sentir mejor a cualquiera, por lo que sea que ocurra.

Los ojos azules de Sasha brillaron ante la idea, se levantó entusiasmada y se acercó al mostrador para pedir un especial de chocolate. Leah sonrió.

Comenzaron el camino hacia casa de Anne mientras platicaban acerca de trivialidades, la pelinegra se cuestionó si habría alguien en casa una vez llegaran, ante la duda, se debatieron si continuar de igual manera y como ya estaban a medio camino, siguieron. Tal como temían, parecía que no había nadie, así que resolvieron que Sasha se llevara el helado a su casa y lo entregara más tarde.

—No te desanimes, seguramente no es nada.

—Sí, eso espero…

—La quieres mucho, ¿verdad? —preguntó la chica de ojos grises.

—¡¿Eh?! ¡No! Bueno, sí, es mi amiga, es mi amiga y por eso le tengo mucho cariño, absolutamente la valoro mucho como amiga, ella siempre…

—¡Woah! Claro, sí, aunque no me queda claro si es tu amiga—Leah rio con fuerza —. Perdón, eres adorable cuando bajas la guardia —halagó, mirando directamente a la rubia a los ojos.

El ambiente se tornó ideal para un momento romántico, cosa que Sasha no supo si arruinar o dejar que continuara. El cielo nublado de Leah atrapó el cielo azul de la rubia, era el momento, una oportunidad perfecta. Elizabeth se gritó el plan, Anne como amiga, Leah como novia… Y si la pelinegra iba a ser su pareja, entonces los besos ocurrirían.

Una punzada se alojó en su pecho, inhaló con fuerza y dejó caer el helado de chocolate.

—Ah…—fingió sorpresa.

—Hablando de manos de mantequilla, confirmo que te derrites conmigo—Leah sonrió —. Deberíamos limpiar esto antes de que alguien se resbale, ¿vamos adentro?

—Sí… vamos…


—Requerías ayuda después de todo, ¿verdad? —Marcy sonrió mientras miraba a Anne regresar a la tienda. Su sonrisa se desvaneció al no obtener una respuesta de su amiga—¿Estás bien?

—La heladería no estaba abierta, mejor llevemos unos conos de aquí —musitó, entrando en el lugar sin esperar a la pelinegra.

—Claro eh… ¡Bueno! Acabo de mandarle un mensaje a Sash ya que estamos cerca, solo espero a que me responda.

—Quizá no lo haga—gruñó la castaña.

—¿Qué quieres decir?

—Yo… —La chica de cabello alborotado frunció el ceño —. No lo sé… ¿Por qué…? ¿Por qué me siento así…?

—Anne…

Marcy abrazó a su amiga, no hablaron de lo ocurrido y, por suerte, Elizabeth rechazó la invitación a la pijamada.

—Esto no debería ser tan complicado—meditó mientras preparaba los vasos de jugo para subirlos a su habitación —. Se acerca una tormenta.