Disclaimer: Todos los personajes, así como el concepto e historia de Resident Evil son propiedad de Capcom. Yo únicamente hago uso de ellos para diversión y entretenimiento de ustedes.
Que lo disfruten…
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"El Amo y su Sierva"
Por: Galdor Ciryatan
CAPITULO 5.- Mi raza, mi instinto, mi lealtad.
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Ilúvënis' POV
No quedaba más remedio, era el día y las condiciones indicadas. Si pasaba más tiempo en esa celda me volvería loca. Peor aun, si de nuevo escuchaba a Wesker diciendo hagan más pruebas, el tipo no la iba a contar. Y más o menos así fue. Wesker entró e hizo su rutina, sin embargo, antes de que saliera, pronuncié las primeras palabras de hacía muchos días.
— Wesker… déjame ir… con Leon— hablé entrecortadamente pues sentía sangrar la garganta en cada palabra.
— Leon… Ja ja ja, vete si crees poder. Anda, vete. ¡Ah! Pero lo olvidé, estás encadenada— se burló.
Y el monstruo salió de dentro de mí. O más bien, me transformé en la criatura que tanto odio, ésa que Lord Saddler me ayudaba a controlar. Aún así, es parte de mí y de mi estirpe, y cuando la necesito es realmente útil.
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.-.-.-. Lejos de ahí, en la planta 2 .-.-.-.
Para esos momentos, y ajeno a lo que estaba a punto de ocurrir en Planta 11, Leon se encontraba muy feliz, más esperanzado. Gran parte de la gente importante de la compañía se reunió ese día para discutir la situación de Ilúvënis. La mayoría tenía en claro que, aunque Wesker había conseguido datos muy interesantes sobre la albina, Planta 11 y los métodos usados por Albert no eran lo mejor para ella.
La reunión se realizó en el piso 2 de los sótanos. Asistieron todas las personas que habían tenido trato con Ilúvënis, inclusive Mark.
Leon hablaba a favor de la chica argumentando que ella no quería hacer daño a nadie, mostraba una conducta agresiva debido a su inseguridad y temor…
Vaya ironía que en ese preciso segundo las alarmas de El Fondo sonaran, y una bestial criatura corriera por los pasillos. Así, Planta 11 fue aislada de los demás pisos… pero muy tarde, porque la bestia era inteligente y encontró la forma de subir al piso 10.
¿Y eso por qué? Ilúvënis, al transformarse en esa bestia y asestar el primer zarpazo a Wesker, vio que las cosas no eran tan difíciles y el deseo de herir a Albert hasta matarlo desapareció. En lugar de eso, pensó en su amo, en su cálida sonrisa y en que no quería dañarlo. Tenía sentimientos encontrados, así que se engañó a sí misma pensando en buscar a Leon para que la ayudara, pero realmente no era para eso…
.-.-.-. En El Fondo .-.-.-.
La joven en cuestión sintió un horrible dolor en el pecho, se transformó en una bravía bestia, de pelaje níveo y rayas negras en el lomo, afilados colmillos blancos y zarpas enormes, todo por herencia de su raza.
Wesker no dio crédito a lo que veían sus ojos: la criatura arrancó las cadenas de la pared y se le abalanzó. Lo dejó tendido en el piso, inconciente, ante la atónita mirada de un laboratorista que se hallaba en el umbral.
La chica, al percatarse de que el hombre se le interponía, gruñó horriblemente… pero, por supuesto, ya no era la joven de cabellos blancos por la que Leon abogaba; ahora era (como la habían llamado alguna vez) La Embajadora Blanca de los Ríos Escarlata.
Y ese laboratorista parado en la puerta no iba a vivir para contarlo. De un zarpazo ella le causó una herida mortal. Brotaba sangre de su cuello y de su pecho, la bata blanca se tiñó de rojo en un santiamén. El hombre cayó al piso con un ruido sordo. Pronto un charco de sangre enmarcó el cadáver.
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.-.-.-. En la planta 2 .-.-.-.
Otra alarma sonó interrumpiendo a Leon en mitad de la reunión. Luego, a través de un altavoz, se escuchó: Todos los agentes rango A, favor de presentarse armados al piso 9. Código azul, no es un simulacro. Todos los agentes rango A, favor de presentarse…
Leon S. Kennedy bajó hasta la planta antes mencionada por un elevador principal. Al llegar se encontró con técnicos, un par de oficiales y algunos agentes. Se organizaron rápidamente y se les explicó la situación.
— Planta 11 sufrió un incidente hace algunos minutos. Una criatura escapó, subió al piso 10 y ha matado a varias personas. Las cámaras de vigilancia la grabaron por última vez en el área 1, pero ya destruyó la mitad de ellas, Planta 11 está incomunicada, y cuando ustedes bajen a la planta 10, también los aislaremos. Su objetivo es inmovilizar a la criatura para aplicarle un sedante, cuando lo logren avisen por radio. ¿Hay preguntas?
— ¿Cuál es el aspecto de la criatura? — preguntó Chris.
— Mide más de un metro aproximadamente, es cuadrúpeda, pelaje blanco… eh, parecida un tigre.
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A cada agente le fue entregado un sedante y un radio. Bajaron a la planta 10, llegando a un ya clásico salón que se encontraba a la salida de cada elevador principal. Era una habitación de 30x30 con computadoras, escritorios, pantallas de las cámaras de ese piso, sillones…
Pero extrañamente (y digo extrañamente porque la criatura no había pasado por ahí), no había nadie.
Leon pensó en Ilúvënis: "¿Estará bien? ¡Dios, por favor, que no se haya encontrado con esa bestia!". Su mentalidad era ingenua pues ignoraba que la joven se había convertido en el mismo monstruo.
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Los dos grupos ya organizados se dirigieron: uno al área 1, y otro al área 2 de esa planta. El equipo blanco (con Chris al frente) avanzó hacia el área 2, y el equipo negro (con Leon al mando) fue al área 1. Los grupos de 5 personas cada uno, atravesaron las puertas de cristal del salón. Al cabo de 3 minutos Leon se comunicó al piso 9.
— Base, aquí Leon. ¿Pueden darnos más información sobre esta criatura?
— Negativo, agente. No sabemos las condiciones en las que escapó o cómo subió al piso 10, ha destruido muchas cámaras— contestó la voz de una mujer—. Estamos activando los detectores de calor para ver su ubicación pero tardaremos unos minutos.
— Enterado, Leon fuera.
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No muy lejos, Chris y su equipo avanzaban lentamente revisando las habitaciones. Pero era como si no hubiera habido nadie ahí, todo el lugar estaba sin un alma.
— Éste es Redfield, responda Base.
— Habla Base, adelante— habló una voz joven.
— ¿El piso 10 fue evacuado con anterioridad?
— Negativo. Había alrededor de 26 personas laborando cuando se destruyó la primera cámara. La alarma sonó y se bloquearon los elevadores secundarios, recibimos 10 personas por el elevador principal y lo cerramos. Luego fue abierto sólo para que ustedes bajaran…
— Base, hemos revisado más de 7 habitaciones y no hay nadie— interrumpió Chris.
— Planta 11 fue aislada y los elevadores de la 10 tampoco están funcionando, esa gente debe estar ahí.
— ¿Cuál es la orden si los encontramos? — preguntó el agente.
— No hay orden, déjenlos, su prioridad es detener a la criatura.
— Afirmativo, Redfield fuera… ¡Ya escucharon, señores, muévanse!
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En cosa de unos minutos, cada equipo fue notificado de que los detectores de calor operaban al 90. Era un sistema viejo que regularmente no se usaba, por eso tardaba en comenzar a funcionar, además, consumía mucha energía, pero les iba a ser de utilidad.
Ulteriormente de 7 minutos de no haber dado con nada, Base se comunicó con el equipo negro.
— Agente, responda.
— Aquí Leon.
— Se detectó un movimiento cerca de ustedes, en el pasillo 7-A. Definitivamente es la criatura, lo sabemos por el tamaño. Pueden acorralarla pero necesitan moverse rápido y dividirse. La criatura está ubicada en una "T" pero se mueve. En la dirección en la que va y si salé de ella terminará en pasillos secundarios, ahí ya destruyó las cámaras y no hay detectores de calor.
— ¿Cuál es la ubicación de la "T"?
— En el siguiente pasillo a la izquierda y 200 metros al frente. Una cosa más, no se recomienda encarar a la criatura, mide un poco más de lo que habíamos creído.
— Sabemos cómo hacer nuestro trabajo, pero de todas formas, gracias. Cortaremos comunicación para no alertar a la bestia— dijo Scott.
— Suerte, agentes.
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.-.-.-. Ilúvënis' POV .-.-.-.
En la retorcida mente de la criatura que yo era, las cosas se tornaban confusas en la mayoría de las veces, es decir, cuando me transformaba involuntariamente. Aquel monstruo que yo odiaba tanto y que vivía conmigo, cavilaba tergiversando las cosas a su antojo, siempre había sido así. En muchas ocasiones me hacía caso, pero parecía haber un motivo oculto para obedecerme. En esa ocasión así fue. La criatura era como el legado de mi padre, representante de mi raza, o más parecía un castigo dejado por él.
Transformada en la bestia quise dar con Leon, pero también quería vengar a Osmund. Buscaría a Kennedy por los pasillos y las habitaciones hasta encontrarlo y darle muerte.
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Mientras el equipo blanco se apresuraba a llegar donde el negro para apoyarle, Leon estaba a punto de ver una faceta de Ilúvënis que no creyó que podría existir.
— Si deben disparan, háganlo a las patas para confundirla, esa cosa no va a salir de aquí.
Se dividieron en dos parejas y Leon quedó solo, vulnerable. ¿Contra quien se abalanzaría un animal acorralado para escapar, contra dos personas o contra una? Era obvio.
Pero Ilúvënis no era del todo un animal, aunque tampoco era humana. En esos momentos lo que imperaba en la mente de Ilúvënis era el deseo de ver sangre correr, y al olfatear el olor de humanos aproximándosele, no dudó en hacer caso a su avidez.
Imprevisiblemente comenzó a correr como si fuera a hacerse vieja de tanta espera. Y al doblar en un pasillo por poco y resbala, pero viendo frente a ella a los 2 humanos que había olfateado tuvo fuerza para saltar sobre uno de ellos. Ilúvënis, fuese como algo grato o de odio a sí misma, siempre tendría el recuerdo de la expresión de ese hombre al morir.
Sin mayor problema y con gran agilidad se despegó del suelo. Fue a clavar las zarpas en los deltoides del humano, éste se desplomó golpeando el piso con la nuca, también se dislocó un hombro, aquel en el que ella se había apoyado con más fuerza.
Él murió casi instantáneamente, un segundo después de que su cabeza tocara el piso.
La vida es injusta, su compañero no tuvo tanta suerte. A él prácticamente lo descuartizaron, pero fue su propia culpa, le disparó a Ilúvënis. Haciendo acopio de valor (y olvidando lo que les había dicho Leon), apuntó su arma contra el lomo de la criatura mientras ésta zarandeaba el cuerpo inerte de su compañero.
Un disparo que se pudo oír en casi toda la planta, una sola vez tuvo la oportunidad de jalar el gatillo de su rifle, y la bestia lo miró. La cabeza gacha, el hocico casi en contacto con la frente del cadáver, pero la vista hacia arriba, desafiante.
Si el frío quema, entonces la mirada de Ilúvënis pudo convertir en ceniza el espíritu del agente.
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.-.-.-. Cerca de ahí .-.-.-.
Un disparo se escuchó, segundos más tarde, otro. Pero el último sólo fue un vano intento de ahuyentar a un monstruo que no estaba dispuesto a irse.
El equipo negro, y lo que quedó del blanco, apresuraron el paso al oír el estruendo. Leon llegó antes que Chris pero después que sus dos compañeros, es decir, en muy mal momento. Encontró una carnicería en el pasillo: miembros arrancados, sangre en los pisos; inclusive, un cráneo aplastado contra la pared, el sello distintivo de La Embajadora Blanca. Y en medio de aquella pintoresca escena: Ilúvënis. Una bestia de erizado pelaje albo, patas anchas de cinco dedos, orejas redondeadas, bigotes largos, complexión robusta y mente turbada.
Leon no se perdió en su mirada como a la mayoría le hubiera ocurrido. La encaró con gran valor.
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.-.-.-. Ilúvënis' POV .-.-.-.
Y lo vi. De pantalón oscuro, con guantes, sosteniendo un rifle que me apuntaba. Me percaté de algo en su rostro, no era odio, tampoco miedo, ni el temple que siempre tenía… era confusión. Mi Señor no denotaba la seguridad de siempre. Al mirarlo a los ojos me pareció dubitativo.
Yo no quería dañarlo realmente, pero la otra parte de mí lo haría si no le marcaba un alto. Ya había visto sangre, ¿qué más quería ese monstruo?
Mi Amo abrió la boca pronunciando palabras que en mi estado no se quedaban en mi mente. Bajó su arma y vagamente recuerdo que dijo mi nombre. Se aproximó hacia mí con pasos más decididos. Luego dejó su arma en el piso apoyada contra la pared y siguió caminando.
Él cayó en cuenta de que se trataba de mí, ante Leon soy transparente. Pero el monstruo no reconocía a Kennedy como su señor, era fiel a Saddler, mi primer amo. Si tan sólo no hubiera dejado su arma… pero ¿qué cosas digo? Ni con un arsenal podría defenderse de eso que habita dentro de mí. Era deber mío proteger a Mi Amo, aun en contra de mí misma.
La bestia corrió hacia Leon, pero él pudo esquivar con facilidad la masa de músculos que se le echaba encima. De nuevo me habló y mi raza no me permitió escucharlo. Era la ideología de mi padre que salía a flote de entre los escombros de mi mente sólo para llevarse a Leon, a la única persona que me trataba dignamente. Mi moral se hacía pedazos. Me había convertido en un bosquejo de la joven que yo era antes de huir de… bueno…
Como quiera que sea, nunca obedecí ciegamente a mi padre, y si debía manchar su recuerdo (otra vez)… lo haría. Sería con gusto y por salvar a Leon.
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El monstruo retrocedió ante la atónita mirada de Leon y se giró sobre los talones para echar a correr.
— ¡Ilúvënis!— le llamó Scott, pero ella no prestaba atención.
Y girando en una esquina encontró su perdición… Tan joven que era.
— ¡Fuego! — ordenó Chris Redfield.
Y una lluvia de balas cubrió el cuerpo de Ilúvënis. Pero la bestia no se inmutaba ente los disparos, sólo escondió la cabeza y los proyectiles le pegaban de lleno en el lomo. La bestia no sangraba, no gruñía, no parecía enojada, pero se debilitaba.
La criatura tenía mucha fuerza (al principio) pero no contaba con resistencia. Poco a poco su energía se agotó. Y el brío que necesitaba para mantener la transformación sin la ayuda de Ilúvënis se acabó.
— ¡Chris! ¡No le dispares! — gritó Leon impotente al oír los disparos.
Al principio Redfield no le escuchó, ni los demás del equipo blanco.
— ¡Chris! ¡Alto! — vociferó Leon intentando detenerlos.
Si mataban a Ilúvënis se sentiría culpable pues ella le tenía una confianza que no la había mostrado para con nadie más.
— ¡Alto el fuego! — dijo Chris al escuchar a Leon.
Fue entonces que la bestia cedió, regresando a ser la joven ojiazul de mirada gatuna. El equipo blanco quedó anonadado. Leon corrió hacia Ilúvënis. Del cuerpo desnudo de la joven manaba sangre. Su esbelta y estilizada figura se cubrió de un manto rojo que le brotaba de la espalda y de los brazos.
Leon la sostuvo entre sus brazos, pugnando a Dios por que se recuperara. Sin embargo ella no se movía, sus ojos se encontraban cerrados. Él le habló, la llamaba por su nombre esperando que despertara… Nada.
— Aquí Redfield, el problema ha sido erradicado. Pero necesitamos apoyo médico— dijo Chris por radio.
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CONTINUARÁ…
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Galdor Ciryatan
