Disclaimer: Todos los personajes, así como el concepto de Resident Evil son propiedad de Capcom. Sólo la trama de este fic es mía y yo únicamente hago uso de los personajes para diversión y entretenimiento de ustedes.

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"El Amo y su Sierva"

Por: Galdor Ciryatan

CAPITULO 6.- Recuerdos.

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2 días han pasado.

Wesker encerrado en Planta 11 (como debe de ser), pero lleno de ira contra Ilúvënis. Es de las pocas cosas que puede sentir, odio, enojo, rencor. Pobre, se le compadece a alguien así.

Chris es su departamento.

Leon junto a una cama de hospital donde yace una joven.

Las personas del piso 10, desaparecidas; las que no salieron a tiempo no las volvieron a ver, ni cadáveres, nada.

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La noticia del incidente ya ha corrido entre todos los agentes de la compañía. Y ahora en Delphi había un gran alboroto por Ilúvënis. Algunos empresarios querían deshacerse de ella, otro suceso así y la compañía podría perder su buena imagen. Los investigadores y científicos tenían curiosidad por estudiarla y ver aplicaciones, pero no querían convertirse en una segunda Umbrella Corp. Los políticos… bueno, de ningún político se puede esperar mucho.

Todos opinaban qué debía hacerse con la joven, pero, ¿qué pensaba ella?

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— Amo… — murmuró despertando.

Vendas blancas le cubrían la mayor parte del cuerpo. Tenía también un brazo lastimado, a saber por qué. Tal vez al quitarse las cadenas se lesionó.

— Aquí estoy, Ilúvënis.

— Amo, perdona… yo no…— dijo ella haciendo un gran esfuerzo al hablar.

— Está bien, no eras tú misma, lo sé— respondió Leon de forma dulce—. Sólo descansa, pronto te recuperarás y yo estaré aquí contigo.

Luego se volvió a quedar dormida mientras escuchaba la cálida voz de su amo. Leon era exageradamente comprensivo con ella, no había razón aparente para que así fuera, pero él le tenía un cariño que no sabría definir de dónde salió. Sólo pasó así.

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Se hallaban en el piso 5, Leon había tenido que ser muy persuasivo para que llevaran ahí a Ilúvënis. Como los cadetes únicamente pueden ir hasta el piso 4, Leon trabajaba entre la planta 1 y la 4, así que para ir a ver a Ilúvënis sólo tomaba un par de ascensores. Llegaba temprano para cuidarla; en cada oportunidad, aunque fueran unos minutos, iba a verla; y cuando por fin terminaban sus clases con los cadetes (a la 1 ó a las 2) se dirigía al piso 5 y se quedaba ahí hasta pasadas las 10 de la noche.

En una ocasión Chris fue a la habitación de Ilúvënis, iba de salida pero primero pasó a ver a Leon. Al abrir la puerta en encontró a un agente Kennedy pálido, ojeroso y casi vencido por el Dios Hipnos.

— Leon, ve a tu casa a descansar— sugirió Chris.

— Me quedaré otro rato— dijo y luego bostezó.

— Ella no va a irse, aquí estará mañana. Vamos, Leon, ve a descansar.

Scott suspiró tristemente, pero se levantó del sillón donde había estado desde hacía horas luego de contemplar a la chica.

— Tienes razón.

— ¿Quieres que te lleve?

— No, gracias. Tomaré un taxi.

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.-.-.-. Más tarde en el departamento de Leon .-.-.-.

El joven agente (joven porque ni siquiera pasaba de los 28) subía las escaleras a oscuras, llegando a su habitación encendió una lámpara. Su habitación era amplia, pulcra y ordenada, decorada sobriamente. Se sentó en el borde de la cama, aburrido y cansado, su mente era una maraña. Pero él sabía exactamente por qué.

Era la fecha. Se acercaba un día que a Leon no le gustaba recordar. Aniversario de un rompimiento. Hacía varios años que él creyó haber encontrado la felicidad (N. de A: Qué cursi!) pero la vida no fue justa con él. Leon trataba de gastar sus pensamientos en otros asuntos, por ejemplo en Ilúvënis (eso no significa que no la quiera).

Aún así sentía un hueco, porque cierta mujer se había llevado una parte de su corazón. Era una mujer inteligente, culta y bellísima. Tenían poco tiempo de no verse, unas semanas nada más.

Leon se levantó de la cama y rebuscó en su ropero. Sacó una caja y la abrió. Ésta contenía documentos, fotos y 2 anillos de oro. Uno era más pequeño que el otro, como para los dedos de una mujer.

Las manos de Leon sacaron las fotografías, su mirada se posó en ellas. En todas estaban las mismas dos personas: él y Ada.

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.-.-.-.Flash back .-.-.-.

(N. de A: Los incidentes de Racoon[ya saben, zombies y esas cosas, ocurrieron en un periodo de tiempo posterior a este flash back. Aquí, Leon ya entró a trabajar en el R.P.D, pero esas cosas no han sucedido aún.)

Hacía algunas horas se habían dicho el sí, acepto, ahora celebraban. Se encontraban en un salón de eventos sociales rodeados de sus amigos y familiares (eran más los amigos). Incluso estaba ahí parte del cuerpo de policía de Racoon, camaradas de Leon.

Era una noche animada, la gente reía. Los hombres vestían de traje y corbata, las mujeres lucían elegantes y entallados vestidos de noche. Ada sólo había usado el vestido de novia para la ceremonia civil, en esos momentos llevaba un vestido negro. Leon iba con un traje también negro. Ambos hacían una hermosa pareja.

La fiesta transcurrió rápidamente, las personas se marchaban entre risas, pláticas y felicitaciones.

Casi al final un fotógrafo se acercó a los recién casados.

— Sonrían— dijo el hombre.

Ada y Leon irradiaban felicidad. Él la abrazó por la cintura y luego de un fugaz beso en la mejilla, miró hacía la cámara sonriente.

— Que sean muy felices— les deseó el fotógrafo.

— Por siempre— dijo Leon.

"Siempre… Eso es mucho tempo…" pensó Ada.

.-.-.-. Fin del flash back .-.-.-.

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.-.-.-. Al día siguiente en Delphi .-.-.-.

— ¡Largo de aquí! — gritó Ilúvënis y la enfermera salió de la habitación.

— ¡Dios! Era más agradable dormida— se quejó la obesa mujer que pasaba de los 40.

— ¿Qué sucede? — preguntó Leon, iba llegando.

— No sé cómo lo que tiene de bonita lo tiene de terca ¡Dios, dame paciencia! … Uf, no le recomiendo entrar, ha estado muy enojada…

— ¿Cómo dice? ¿Entonces ya despertó? — preguntó el rubio.

Pero sin esperar la respuesta, Leon se encaminó para entrar en la habitación haciendo que la enfermera volviera a refunfuñar, esta vez por ser ignorada.

Al lado de la puerta había un agente armado, siempre había alguien ahí sólo para cuidar a Ilúvënis. Más bien para cuidar a la demás gente de ella.

Apenas Leon abrió la puerta…

— ¡Lárgate! ¡Y llévate esto! — gritó ella y arrojó contra la puerta una charola de comida.

El puré de papa se quedó pegado en la pared, el jugo de naranja salpicó la cara de Leon y la gelatina le alcanzó el pantalón.

— Hey, ¿qué te pasa? — habló él.

— Mi Señor, lo siento, yo… no sabía— se disculpó Ilúvënis al saber que era Leon.

Él se sacudió el pantalón y se limpió la cara con la manga de la camisa, luego entró. La joven estaba sentada en un rincón cubierta hasta la cabeza con una manta, ella desvió la mirada.

— Amo… por favor, no me veas…— rogó ella avergonzada y se abrazó las piernas con su brazo sano.

— ¿Por qué? ¿Qué te pasa? — preguntó Leon al no entender.

Ella comenzó a sollozar quedo, parecía el murmullo del viento. Leon se sentó a su lado y le pasó un brazo por los hombros, Ilúvënis se abrazó a su amo llorando en su pecho. Estaba desconsolada recordando las tragedias de su vida.

— Mi padre— pronunció con dificultad—, siempre me uso… Él me veía como a un arma que usaba en sus guerras… Yo no era nada más que eso para él.

El agente no entendía lo que le decían, pero continuó atento reconfortando a la joven entre sus brazos, luego pudo comprender.

— Jamás conocí a mi madre, ella era de otra raza y al nacer yo, mi padre la asesinó. Él me crió, pero cuando crecí me mandó a las batallas. Y todo porque en algo me tenía que parecer a él.

"Yo no soy humana, Mi Señor, tú ya lo sabes. De cuando en cuando me transformó en esa bestia que te atacó. Se me nubla el pensamiento y únicamente quiero herir a la gente. Así es la raza de mi padre, la mayoría: asesinos. Somos Los Aulladores. Somos monstruos, yo lo sé y me avergüenza.

"Tengo un hermano, de grandes no nos llevábamos bien, nuestro padre lo mandaba al bosque y luego volvía con algunas hierbas, me las daban a tomar en un té… Yo despertaba días después y no recordaba bien las cosas, pero sabía que me había transformado.

"Alguien me contó una vez, que me mandaban a los pueblos enemigos… sola. Mi padre pensaba que no había pierde. Si yo lograba acabar con el poblado: él ganaba. Y si me mataban: él ganaba, se desasía de mí.

"Por eso huí, y por alguna razón encontré a Lord Saddler, él me ayudó mucho. Y ahora que él no está, sé que puedo confiar el ti Leon.

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Para Ilúvënis, las últimas semanas habían estado llenas de exaltaciones. Se encontraba mal tanto física como emocionalmente. Así que se quedó dormida luego de revelar su pasado a Leon, se adormiló al estar en los brazos de Leon, porque su cuerpo era cálido y protector para con ella.

Leon deslizó la manta de la cabeza de Ilúvënis, descubriendo así, un par de orejas que salían de entre el cabello albino; eran blancas con finas franjas color azabache, muy parecidas a las de la bestia. Leon las acarició disimuladamente y alisó el desaliñado cabello de la joven.

"Por eso no quería que la viera" descubrió él y volvió a mirar las orejas que eran parecidas a las de un Rex. Permaneció absorto en ella, observándola, luego la depositó suavemente en la cama y le hizo compañía varias horas.

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.-.-.-. En el piso 3 .-.-.-.

— Es raro que el agente Kennedy no haya venido— comentó Steve— ¿Seguirá deprimido? No supe qué habló con tu hermano… ¿Claire? ¿Me estás escuchando?

— ¿Eh?... Ajá— asintió la chica.

Estaba distraída pensando. Ella era de los pocos cadetes que sabían de Ilúvënis. En una ocasión Chris se lo comentó, normalmente él no ventilaría ese tipo de información con un novato, pero era su hermana, y ella le tenía un cariño especial a Leon, como un amor de hermanos.

La noche anterior, Chris había ido al departamento de Claire a dejarle unos folletos. Por un cometario ella comenzó a indagar, no le gustaba que su hermano le ocultara las cosas. Chris terminó diciendo datos que incluso eran irrelevantes, Steve no se enteró pues se encontraba en la ducha, y Claire se quedó muy preocupada por Leon. Para la forma en la que le habían dicho las cosas, Scott debería estar realmente afectado.

.-.-.-. De vuelta en el piso 5 .-.-.-.

.-. Ilúvënis' POV.-.

Me quité un gran peso de los hombros, pero al mismo tiempo tuve que recordar cosas de mi pasado que no me gustan. En fin, Mi Señor ahora sabía más de mí y yo esperaba que nos llegáramos a conocer mejor.

Permanecí dormida un rato. En mi estado de inconciencia, soñando, recordé imágenes de mi travesía hasta el día en que encontré a Osmund (mejor dicho, él me encontró). Estuve tan sola, caminando jornadas enteras en los fríos bosques de mi país natal. Las cosas no fueron sencillas, porque antes de llegar a España y conocer a Osmund, vagué por gran parte de Europa. Pero alguien me encontró primero: gente de una gran compañía llamada Umbrella.

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.-.-.-. Y en un pasillo de la planta 3 .-.-.-.

Claire y Steve caminaban apresuradamente.

— Claire, ¿cómo es posible?

— No te miento, es la verdad. Mi hermano me lo dijo.

La voluntad de Claire de guardar el secreto del por qué Leon estaba triste,terminó por romperse. No quería defraudar la confianza de Chris, pero ella sabía que también Steve se preocupaba por Leon. Le contó las cosas sin mucho detalle. El pelirrojo no captó algunas ideas, no creía que la tal Ilúvënis fuese tan especial, es decir, había atacado a Leon pero él se preocupaba por ella. "¿Cómo es posible?" volvió a formularse mentalmente.

— Bueno, ¿ahora que? — preguntó Steve.

— Según lo que dijo Chris, tal vez Leon esté en la planta 5.

— Sabes que no podemos ir a ese piso.

— Por eso vamos a buscar a mi hermano.

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Al legar a la oficina de Chris, éste se encontraba haciendo papeleos. Claire entró y Steve aguardó afuera. La chica (haciendo uso de su ingenio) le quitó a Chris su tarjeta de seguridad. Él la notó algo sospechosa, iba con el pretexto de buscar un libro y, aunque a él no le gustaba que revisaran sus cosas, la dejó buscar.

Claire tiró a propósito unos libros, su hermano se giró para recogerlos ya que el librero estaba a sus espaldas. Mientras, ella estiró un brazo para abrir el cajón donde estaba la tarjeta.

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—No puedo creer que le hagas esto a tu hermano— habló Steve mientras Claire salía y le mostraba la tarjeta.

— Descuida, se la devolveré. Es sólo que no quería distraerlo con explicaciones.

.-.-.-. Unos pisos más abajo .-.-.-.

.-. Ilúvënis' POV .-.-.-.

Los tipos de esa compañía me llevaron a unas instalaciones parecidas a donde me encontraba ahora. Pero ahí los pasillos eran oscuros, todas las puertas de metal y dentro la gente gritaba.

Ahí fue donde por vez primera me intentaron inyectar el T-virus…

Luego recordé en mis sueños haber estado en otras instalaciones de esa misma compañía, incluso en prisiones. Y me vino a la mente ese tipo: Wesker. Entonces desperté súbitamente. Mi Señor se encontraba a mi lado y yo tenía infinidad de cosas más que contarle.

— Amo— murmuré, él volteó y sonrió.

No sabía por dónde empezar a hablar, mas por algo debía iniciar. Le conté a Mi Señor acerca de Wesker, tal vez él no me recordaba pero yo lo había visto con anterioridad. También le hablé de que habían querido experimentar con el T-virus en mi cuerpo. Pero por mi raza yo lo rechazaba. Me transfirieron a muchas instalaciones de Umbrella. Y tengo que reconocerles una cosa: sus métodos eran muy creativos. Me inyectaron el virus decenas de veces (en el cuello, en los brazos, en las muñecas, en el pecho…), me rodearon de gente infectada que me atacaba, me hacían beber sangre con el virus…

Pero nada funcionaba. Lo único que me pasaba era que, 20 ó 25 minutos después, me dolía el estomago y vomitaba sangre. Como fuese, se cansaron de esas cosas y comenzaron a ver por qué mi cuerpo rechazaba el virus con tanta eficacia. Jamás mencioné nada de mi raza, de hecho, en esos años no me transformé. Fue una suerte. Y finalmente no pudieron averiguar nada.

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A unos pasillos de allí un elevador secundario se abría, saliendo de él tres jóvenes: Claire Redfield y Steve Burnside en busca de Leon, y Jennifer Shea en busca de problemas. Ella era una chica que disfrutaba desafiando a la autoridad y le encantaba meterse en líos. Por simple casualidad se topó con Steve y Claire. La hermana de Chris sólo tuvo que decir: "No le digas a nadie que nos has visto o nos meterás en problemas", y fue suficiente para que Jennifer se les uniera en su empresa sin importarle razones.

En parte, Claire no la desairó porque tenía entendido que Jennifer era una chica astuta y que no delataba sin razones.

— Ahora, si mal no recuerdo, la enfermería está por acá— dijo Jennifer.

— ¿Cómo lo sabes? —preguntó Steve.

— No es la primera vez que vengo— ella le guiñó un ojo y luego comenzaron a caminar.

Jennifer tenía una actitud cool y despreocupada. Además, era bonita: cabello rubio y largo, era muy alta y delgada, usaba lentes de contacto color índigo, brakets azules…

— Debe ser ahí— señaló Claire asomando la cabeza por un pasillo—. Se supone que alguien debe estar cuidando la puerta.

— Tengo una idea, de todas formas ese tío me regañó el otro día. Ustedes ocúltense— habló Jennifer— ¡Hey! ¡Guapo! — le gritó al agente con descarada sonrisa.

— ¿Tú otra vez aquí? — dijo incrédulo el hombre.

Jennifer salió corriendo perseguida por el agente, pero era una chica muy ágil. Ella misma se encerró intencionalmente en una habitación forcejeando para que el hombre no pudiera abrir la puerta.

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— Hay que admitir que tiene agallas— reconoció Steve saliendo de un pasillo seguido por Claire.

— Por supuesto… vamos— dijo la chica encaminándose.

— ¿Y si no es la habitación?

— Pues primero hecha un vistazo.

El pelirrojo abrió cuidadosamente la puerta, dentro se hallaban Leon y una chica albina. Ella estaba herida, tenía vendas en un brazo (las demás ya se las había quitado).

— Aquí está— susurró Steve.

Claire no hubiera querido oír conversaciones ajenas, pero como dicen comúnmente: pasaba por aquí y alcancé a escuchar… Ambos jóvenes continuaban sin delatar su presencia. Ni el fino olfato de Ilúvënis los descubrió pues estaba distraída hablando con su amo.

— Se cansaron de mí, entonces me volvieron a transferir, me llevaron a una prisión llamada Rockfort. Ahí hacían cosas terribles. Había un hombre al que tenían encerrado por traicionar a Umbrella, estaba en la celda frente a la mía y llegué a hablar con él. Dijo que tenía un hijo, pero no sabía qué había sido de él. Poco después el hombre murió, experimentaron con él, creo, pero no resistió mucho. Me hubiera gustado poderle ayudar, parecía una persona agradable. Creo que su apellido era Burnside…

Cada letra de ese apellido resonó en la cabeza de Steve. Escuchando todo aquello se sintió terrible, le dolía de sobremanera recordar a Rockfort. Más aún hacer memoria de su padre, cómo los habían llevado ahí, el día en que los separaron y jamás lo volvió a ver. Su padre era todo para él, era una gran persona de noble corazón. Steve lo quería mucho, y le tuvo más afecto desde el día en que su madre murió.

El pelirrojo era un niño cuando eso pasó. Ella murió ahogada y el pobre infante lo presenció todo, fue un golpe muy duro. Y ahora, estar escuchando a Ilúvënis le trajo a la mente recuerdos tristes.

— ¡Basta, ya no hables más!... por favor, ya no…— vociferó el muchacho en un arrebato de furia abriendo la puerta de un golpe.

Leon e Ilúvënis se sorprendieron al ver a al pelirrojo y a una castaña tras él.

"¿Y este niño?" pensó Ilúvënis.

El muchacho agachó la cabeza, se encontraba dolido pero también enojado por la forma tan natural en la que alguien hablaba de su padre.

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— ¡Abre esa puerta! No tienes autorización para estar en este piso— gritaba el agente a la rubia.

— Alcánzame si puedes, guapo— contestó Jennifer y soltó la perilla de la puerta.

La chica rió a carcajadas viendo cómo el agente casi cae de bruces, seguro le parecía endemoniadamente divertido. El agente la persiguió por la habitación encolerizado. Cuando al fin (por pura gracia divina) la logró agarrar del brazo.

— Ahora sí vas a ver… — la amenazó él.

— Quítame las manos de encima— habló la chica.

Pero una voz frustró al agente en su venganza: — Ya puede retirarse, agente— Era Chris el que hablaba.

El hombre tuvo que marcharse no sin antes refunfuñar.

— ¿Jennifer Shea? ¿Cierto? — Preguntó Chris para corroborar, recibiendo una respuesta afirmativa— ¿Dónde está mi hermana?

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.-. Ilúvënis' POV .-.-.-.

A mitad de mis recuerdos un niño de ojos azules azotó la puerta para abrirla. No fue hasta después que me pasó por la cabeza el hecho de que, probablemente, hubiera estado escuchando y no le gustaran las cosas que yo decía. Mas yo no mentía, decía la verdad. Aunque a veces la verdad duele. Pero no entendí en qué le afectaba a él que yo le contara mis memorias a Leon. Era absurdo. Seguro era un humano como cualquiera, un niño humano, porque a mi parecer era un crío.

Volviendo al punto, lo noté enojado y con la vista agachada. Me dijo que no hablara más. Su voz se quebraba. Luego salió corriendo.

Sí, definitivamente era (o al menos tenía los síntomas) de un homo sapiens. Pobrecillo, y tal vez era yo quien lo había hecho sentir mal. Volteé a mirar a Mi Amo, se veía confundido, igual que una chica que estaba detrás del de ojos azules.

— Steve— dijo ella y echó a andar tras el niño.

— Claire, ven acá— le habló Mi Amo pero ella no se detuvo.

Mi Señor salió tras ella y me dejó sola.

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— Claire— le llamó Chris a su hermana al cuando la encontró en uno de los pasillos.

Junto a él iba Jennifer con una cara que denotaba el regaño que había recibido de Chris.

— ¿No ha pasado Steve por aquí? — preguntó Claire preocupada.

— No, pero ustedes 3 van a tener problemas.

Sin embargo a Claire no le importó nada. Quería encontrar a Steve pues lo vio muy afectado. Ignorando por completo la autoridad de su hermano, ella empezó a caminar buscando al pelirrojo. Del pasillo de donde la castaña había llegado, apareció Leon. Intercambió unas miradas de confusión con Chris y luego le dieron alcance a Claire.

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.-. Steve's POV .-.-.-.

Corrí tan rápido como pude, quería alejar de mi mente todo lo que tenía que ver con Rockfort y Umbrella… Aunque haber estado en Rockfort me trajo algo bueno al final de cuentas: conocer a Claire. Pero no me puse a pensar en eso, ni siquiera porque ella venía detrás de mío.

Me encerré en una habitación y oí a Claire pasar de largo. Recargado en la pared me deslicé al piso y me comencé a llorar.

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.-. Ilúvënis' POV .-.

Desgraciadamente tengo algo que reconocerle a mi padre: directa o indirectamente me enseñó a rastrear. Así me fue fácil dar con ese niño. En el lugar no había mucha gente y, además, su aroma era muy dulce.

Lo encontré en el piso llorando (me recordó un poco a mí y a Mi Amo hacía rato). Le levanté el rostro y vi sus ojos azul verdosos llenos de lágrimas. Primero me miró con la tristeza propia de alguien que llora, luego con odio, y finalmente me pareció sorprendido. Indudablemente era por mis orejas de Aulladora, pero no me ofendí.

— Seguro tienes tus razones para llorar, todos las tenemos alguna vez; pero tus ojos son muy bonitos, no los uses para eso.

Sí, sí, lo sé, me puse emotiva. Pero realmente, yo no suelo mentir, tenía unos ojos preciosos. Acto seguido: me miró muy extrañado. Sí que era multifacético. Le enjugué las lágrimas con el dorso de mi mano y le aparté de la frente unos mechones de cabello. No pude evitar sentirme dichosa de estar contemplando a tan aniñado Adonis, le sonreí y él terminó por corresponder. Sin embargo aun denotaba desconfianza.

— ¿Qué? ¿Éstas? — Le pregunté tocándome las orejas— .Que no te asusten.

Un profundo silencio se apoderó del lugar…

— Tú… ¿conociste a mi padre? — preguntó,

Padre: palabra que yo utilizo fríamente para referirme a mi progenitor.

— Sí, hablé con tu papá algunas veces. Parecía que te extrañaba, creo que era una buena persona…

— Claro que lo era— me interrumpió tajante. Pero, bueno, a un niño todo se lo puedo perdonar—. ¿Eres tú por quien el agente Kennedy ha estado tan triste? — dijo luego de reflexionar un momento.

No puede contestar esa pregunta pues Mi Amo hizo acto de presencia. Su rostro dejaba ver preocupación.

— Perdona por dejarte sola, pero— miró al niño— te están buscando, Steve. Chris está muy enfadado con ustedes… Francamente yo también.

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Claire pronunció el nombre del pelirrojo y corrió a abrazarlo. El muchacho le correspondió.

— Ya estoy mejor. No me sentía bien, fue todo.

— Burnside, ven aquí para que los pueda regañar juntos— dijo Chris, Jennifer sólo sonreía divertida.

— ¿Qué pasa, Amo? — preguntó Ilúvënis a Leon ellos venían más atrás.

— Ellos no deberían estar en este lugar— contestó Leon en voz baja para no interrumpir la reprimenda de Chris.

— ¡¡Los voy a castigar los sábados que quedan del semestre, vendrán a limpiar los baños, tendrán 3 horas más de prácticas a la semana, estarán suspendidos 4 días y…!!— Chris no bromeaba, eso era claro; pero trató de calmarse y respirar profundo— Está bien, ya hablaré con sus demás instructores a ver qué castigos les ponen ellos. Por ahora es todo, retírense.

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CONTINUARÁ…

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Galdor Ciryatan