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Disclaimer: Todos los personajes, así como el concepto de Resident Evil son propiedad de Capcom. Sólo la trama de este fic es mía y yo únicamente hago uso de los personajes para diversión y entretenimiento de ustedes.
Que lo disfruten…
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"El Amo y su Sierva"
Por: Galdor Ciryatan
CAPITULO 7.- Visitas de fuera, y primera reunión.
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Hoy es un miércoles casi como cualquiera. Lo único herido de Ilúvënis es tan solo su brazo (allende de un dolor en la espalda, obviamente). Ella sigue en el piso 5, no ha vuelto a ver al niño de ojos azules, le gustaría hablar con él (el deseo es recíproco).
Leon ha regresado a su ánimo habitual casi por completo. Sin embargo hoy no es únicamente el día entre el martes y el jueves, es día 21, una fecha que al rubio hace sentir nostalgia. "Aniversario de un rompimiento"…
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A las afueras de Delphi se estacionaron varios jeeps plateados, todos con el logotipo de una compañía hermana: Acteck. De cada auto bajaron 2 agentes con el uniforme de la susodicha empresa.
Eran las 7 PM. En los pisos superiores no había mucha gente. Pero en los sótanos… Una reunión se planeaba. Decisiones. El futuro de una joven.
Los agentes recién llegados cruzaron las puertas de cristal del edificio. Eran alrededor de 12 personas. Vestidos de negro como para un funeral, mas no era así; con armas como para la guerra, pero tampoco; y con decenas de papeles y carpetas como si fueran empresarios, sin embargo no lo eran. Ellos representaban Acteck, eran Acteck. Agentes entrenados en los campos de espionaje, armamento pesado, asalto, lucha cuerpo a cuerpo, antiterrorismo y comunicaciones. Pero estos hombres y mujeres no estaban ahí por alguna disputa, iban a un juicio: el de Ilúvënis.
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De entre ellos destacaba una mujer por su enorme belleza. Cabello lacio y corto, ojos rasgados, cuerpo exquisito. Su nombre: Ada Wong. Una mujer que probablemente no debería estar ahí, ella misma se lo reprochaba. No quería sentirse mal ni herir a Leon. Ese no era un buen día para verlo. Pero si su trabajo se lo ordenaba, ella estaría ahí y guardaría las apariencias. Muy pocos sabían lo de Leon con ella, y mejor que así se quedaran las cosas.
Llegando a un audiovisual del piso 5 Ada vio a Leon, junto a él, sentada en el piso, estaba Ilúvënis.
— Leon, te ves bien— en las palabras de Ada había un toque de fervor. La albina le miró con desprecio.
— Ada… No esperaba verte aquí…hoy— dijo Leon sorprendido.
— Descuida, estoy aquí por ella.
Ilúvënis se sintió indignada. Aquella mujer la obligo a alzar el rostro levantándole el mentón con el dedo índice. La albina echó hacia atrás las orejas y retiro de un revés la mano de la Ada. No le gustaba que gente así la mirara con tanto escrutinio, menos aún que la tocaran con tanta confianza. Ada sonrió a pesar del manotazo de la joven. No le apartaba la vista.
— Ada— le llamó Leon para que dejara de incomodar a su sierva.
Ambas se estaban comiendo con la mirada. Más Ilúvënis pues sentía su sangre hervir. A Ada sólo le parecía divertido.
— Lo siento. De cualquier forma, tengo que irme, hay papeleo que llenar— se disculpó Wong un tanto falsa.
Ella se marchó, no sin antes dirigir una mirada más a Ilúvënis, y otra a Leon (para él, una un tanto lasciva).
— ¿Quién era esa mujer? — preguntó Ilúvënis recelosa.
Leon no estaba seguro de si debía contestar o no, cómo responder o cómo evadir la pregunta. Pero debía ser sincero con la albina, como ella lo era con él. Dentro del audiovisual no habían más personas, sólo ellos 2 entre la opacidad. El agente resolvió que no le haría daño desahogarse, descargar su pecho con alguien que no se lo diría nadie. Se sentó en el piso junto a su sierva, apoyando la espalda en la pared.
— Su nombre es Ada. Estuvimos casados pero creímos que era mejor separarnos… Nos divorciamos.
— No te entiendo, Mi Señor. Los humanos se unen para toda la vida, ¿o no?
— Pues… Las cosas no fueron fáciles entre nosotros— la voz de Leon se apagaba cada vez más, su mirada se tornó triste—. Íbamos a tener una hija. Hubo complicaciones y…se le enredó el cordón umbilical en el cuello… Nació muerta.
"Estuvimos casados un año, tal vez menos. Pero pensamos que no todo estaba perdido si nos separábamos. Cada quien podría rehacer su vida. Así fue. He pasado por muchas cosas, seguro que Ada también. Y no es la primera vez que la veo desde el divorcio pero… jamás la olvidaré, es parte de mí.
Leon se sentía dolido, triste más que nada. A Ilúvënis no le agradaba ver así a su señor.
— Amo, no hagas remembranza de cosas que no te traen bien. Yo entiendo que, a veces, recordar duele; y no es que no te quiera escuchar, pero si te hiere hablar de esto ya no lo hagas, por favor. No deseo que estés triste.
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.-.-.-. Ilúvënis' POV .-.-.-.
Y cada palabra que salía de mi boca era pura verdad. Recordar sucesos así duele, y mucho. Lo sé por experiencia. Me recargué sobre su hombro (más bien en su brazo) en un conato de evadir la realidad. No tenía intención de verlo a la cara más tiempo. Sus ojos me parecieron más grisáceos, apesadumbrados y afligidos. Pero me llamó por mi nombre y tenía que mirarlo.
Su rostro se acerco al mío atravesando la oscuridad. Solos como nos encontrábamos no había inconveniente, así que no mostré renuencia a la idea de un contacto. Cerré los ojos en espera de que sus labios tocaran mi piel. Un suave murmullo de gracias me dejó ver que Mi Amo apreciaba mi apoyo moral. Sentí el cálido aliento de sus palabras y luego la distancia entre ambos fue eliminada. Sus suaves labios tocaron mi piel…
Me dio un besó en la frente. ¿Qué más esperaban? Depravados, sólo tengo 17 años. Me volvió a dar las gracias y sonrió.
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Esa noche a las 8:30 (según el reloj del audiovisual), pronuncié la soflama más larga de mi vida en lo que fue un juicio en mi contra. Homicidio era el cargo. Maté a 9 personas (entre los 4 agentes del piso 10 y otros 5 que me había encontrado en la planta 11).
Pero no sólo había un cargo; también estaba el haber atacado a ese tipo, Wesker; destrucción de las instalaciones; y ya de una vez se pasaron con lo del terrorismo (por haber sido seguidora de Lord Saddler).
Mi Amo Leon habló en mi favor; también unos tipos que me habían visto en la planta 11, ellos mostraban diapositivas y videos, especulaban sobre mi estado mental y mi transformación; unas personas que, se suponía, venían de otra compañía a algo así, igualmente hablaron en mi favor. Entre ellos estaba esa mujer: Ada.
Pero a mí también se me dio la oportunidad de hablar y no la desperdicié. Mi padre tenía en poder de la palabra, también Osmund. Así que por herencia o por haberlo aprendido, yo tenía que ser buena oradora. De cualquier forma yo únicamente quería defenderme y salvaguardar el recuerdo de Lord Saddler.
— Estoy aquí porque se me acusa de muchas cosas, crímenes que en un estado lúcido no hubiera cometido. Sin embargo, ustedes aseveran firmemente que yo aceciné a 9 personas, pero mi verdad es esta: no fue algo deliberado, me defendí porque me sentí atacada por ustedes, humanos, cuando me separaron de Mi Amo, Leon Kennedy.
"Él me ha tratado verdaderamente como a una persona igual a ustedes, siendo que lo soy. Y me sorprende no recibir el mismo trato de todos— cada par de ojos en la sala se encontraba fijo en mí. ¿Y qué si decía algunas mentiras? Yo no soy igual, eso es claro. Todos me miraban como a un bicho raro, seguro era por mis orejas—. Es por eso que buscaba a Leon con desesperación, sólo pensaba en él…
"También se me acusa de crímenes en contra de su nación. Haber ayudado a Osmund Saddler en todo lo que mi capacidad me permitía no fue para mí un crimen. Ustedes y él tenían diferencias de opinión extremadamente grandes. Pero Osmund era un hombre decidido y con una voluntad de acero, quería ser escuchado así como ustedes me escuchan ahora. No lo juzguen mal. Era una buena persona con enormes virtudes, pero Las Plagas acrecentaron todos sus defectos.
Continué departiendo por alrededor de 8 minutos (tomen en cuenta que yo no hablo mucho). Se me declaró inocente. Todo gracias a Leon. Me confesó que había hablado con mucha gente para que así ocurrieran las cosas. Lo reitero, Leon es un hombre inteligente, siempre lo diré.
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Dormí en una habitación del piso 5, esta vez sin cadenas, ni ventanas con barrotes, nada. Aun así el sueño era algo que no estaba en la primera página de mi lista de cosas para realizar. Deseaba de sobremanera salir de ahí, sentir el viento, poder ver el cielo, el Sol y la Luna… Ah, la Luna, el único buen recuerdo de mi niñez. Era ese astro plateado el que me guiaba siempre.
Yo nací en una noche de Luna nueva, el cielo estaba oscuro cuando mi padre dio muerte a mi madre.
Y el último día en que vi a Osmund era un rojo atardecer que precedería a una noche horriblemente negra…
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Yo caminaba por los pasillos de la isla al encontrarlo, iba acompañado de una chica rubia y delgada.
— ¿Has recibido mis instrucciones? — preguntó él.
Asentí mostrándole la carta que me habían hecho llegar. Ésta decía así:
"Muchos de nuestros sistemas de seguridad han sido violados. Deberás encargarte de reponerlos lo antes posible ya que hay intrusos en la isla.
Kennedy, un agente americano, es el peor de nuestros problemas…"
Iba dirigida a mí con la firma y caligrafía de Lord Saddler, allende decía otras cosas.
— Amo, ¿qué debo hacer si encuentro a Kennedy? — le pregunté.
Osmund rió y me alisó el cabello, siempre hacía eso cuando yo formulaba una pregunta tonta o cuando él conocía perfectamente la respuesta.
— Eso no va a pasar, Ilúvënis. Kennedy busca algo que yo tengo.
La mirada de Lord Saddler se posó en el rostro de esa chica. Se notaba que ella tenía Las Plagas y que Osmund la controlaba. Ella estaba ida completamente, con la vista perdida en un punto fijo.
Osmund le levantó el rostro del mentón y sonrió enormemente. Varias veces hizo eso conmigo: levantarme la mirada y luego sonreírme. Pero con esa rubia era diferente, había una expresión de alegría más notoria. Sentí una punzada en la sien. Eran celos. Pero no me gustaba sentirme así por una humana. Opté por irme.
— Yo me marcho, Lord Saddler. Lo veré por la mañana.
— Puedes quedarte, ¿no te gustaría ver la iniciación de nuestra amiga?
Pero él no dejaba de mirarla, cosa que me hizo enojar y cegarme.
— No, gracias. Iré a revisar los sistemas de seguridad como me lo ordenó.
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Si no fuera por mis estúpidos celos, hubiera ido con Lord Saddler y tal vez seguiría vivo, pero lo dejé solo. Después de todo, era tonto que yo lo celara, siempre lo vi como a un padre, el que nunca tuve. Pero fui muy tonta. Al oír las primeras explosiones me encontraba al otro lado de la isla.
Aún así me quedan muchos consuelos. El primero, que probablemente esa chica murió en la isla. El segundo, que conocí a Leon. Y el último, que estoy viva para poder honrar la memoria de Osmund.
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CONTINUARÁ…
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Galdor C.
