Todos los personaje pertenecen a J.K.Rowling, solo sus descripciones y la historia me pertenece.
Capítulo 2- Chantaje
-Sígame Srta. Granger- le indicó la Prof. McGonagall.
Hermione Granger seguía a su profesora hacia la parte superior del castillo.
-¿Dónde está la Sala?- preguntó Hermione esquivando una escalera.
-¿Nunca se ha preguntado que había al lado del aula de Astronomía y Adivinación?- le preguntó McGonagall, y siguió al ver la negación en el rostro de su alumna-. Pues, a parte de viejas aulas y armarios y puertas que vienen y van, se encuentra la antiquísima Sala de los Premios Anuales.
-Muy cerca para una de mis clases, pero también muy lejos para otras, sobretodo para el Comedor, que es mi primera parada del día.-exclamó Hermione-tendré que levantarme más temprano.
-Bueno tiene dos ventajas:-inquirió su profesora-La primera, es que no tendrá que esperara a nadie; porque supongo que esperaba a sus amigos, ya que siempre llegaba acompañada de ellos al Comedor. Y la segunda, es que, según el Prof. Snape, Draco Malfoy tiene fama de madrugador. Usted podría pedirle que la despierte-terminó McGonagall con una sonrisa burlona que pocas personas podían ver en ella.
-Sí. Ya me imagino a Malfoy tocando a la puerta de mi cuarto y diciéndome:"Despierta sangre-sucia, es hora de que bajes a desayunar, sino te quedarás esquelética"-terminó diciendo Hermione, imitando la voz de su enemigo.-No creo que lleguemos a ese punto de confianza.
-No este tan segura-murmuró McGonagall.
-¿Ha dicho algo?-preguntó Hermione.
-Sí. He dicho: Última Planta. Eso significa que ya estamos llegando.
McGonagall terminó de subir los últimos escalones y empezó a caminar hacia la izquierda. Hermione dirigió su mirada hacia la derecha, donde al final, se encontraba el aula de Astronomía y un poco más hacia donde ella se encontraba, pero sin llegar hasta el centro, su antigua clase de Adivinación. Volvió su mirada hacia la subdirectora y la siguió.
Llegaron a una puerta, que al parecer era bastante gruesa. Hermione vio que estaba como partida en cuatro partes, en las cuales aparecían los cuatro colores y sus respectivos animales de las cuatro casas de Hogwarts.
-Mañana solo verás dos.-le dijo McGonagall, al ver la cara sorprendida de su alumna- adquiere la forma correspondiente de los inquilinos. En este caso Gryffindor y Slytherin.
-¿Se abre con una contraseña?-le preguntó Hermione.
-Con un sistema de voz
-Tenía entendido que en Hogwarts no se podían usar aparatos muggles.
-No es muggle es mágico. La próxima vez que usted y el Sr. Malfoy la utilicen, se grabará su voz. Solo tiene que decir algo de su compañero de Sala, en este caso, del Slytherin.
-¿Vale:"Odio a Draco Malfoy"?-espetó divertida Hermione.
-Supongo. Aunque, espero que con el tiempo, no sea eso lo que diga de él.
¡Ah! Se me olvidaba. Si algún día, llega un amigo suyo a visitarla, indíquele que toque en su parte de la puerta, que sería el león, ya que si por un error, toca en la serpiente de Slytherin, y el Sr. Malfoy le tiene antipatía a este amigo suyo, la serpiente podría morderle.
-¿Qué? ¿Enserio?-exclamó temerosa.
-Lo mismo ocurriría con algún conocido de Draco Malfoy que tocara en el león y que a usted no le simpatizase. Que quede bien claro donde deben tocar, ¿de acuerdo?
-De acuerdo-terminó Hermione-¿Hay algo más que deba saber profesora?
-Sí. Aunque, bueno, esto no hace falta que se lo diga. Usted debe de tenerlo muy claro.
-¿El qué?
-Que si usted no se encuentra en la Sala, aunque algún amigo suyo toque en su lado correspondiente, no creo que pueda entrar tan fácilmente.
-¿A qué se refiere?-preguntó Hermione ignorante.
-Me refiero Srta. Granger, a que Draco Malfoy no va a dejar entrar a ninguno de sus amigos si usted no se encuentra presente. Ya que si en la Sala entra algún Gryffindor, es por su parte, y si usted no está, me temo que sus amigos la esperarán en el pasillo.
-¡Malfoy no puede hacer eso!-gritó indignada-¡También es mi Sala!
-Me temo que sí puede hacerlo. Ya que a partir de ahora la Sala de los Premios Anuales pertenece a Draco Malfoy y a usted. Y el puede echar a la gente sin ningún problema. Por supuesto si usted está presente, no puede echar a nadie, pero ya le ha quedado claro lo que hará en el caso contrario.
-¿Eso quiere decir que si algún"amigo" de Draco Malfoy viene a visitarlo y él no se encuentra, pero en cambio, yo sí; si no me cae bien puedo echarlo perfectamente?
-Veo que lo ha entendido bien, aunque espero que se "intenten" llevar bien y que acuerden algo. Y ya sin rodeos que hay que entrar- y dejando con la palabra en la boca a Hermione pronunció-Sala de los Premios Anuales: Hermione Granger acaba de llegar.
A continuación la puerta se entreabrió y Minerva McGonagall, seguida por Hermione Granger se internaban en la Sala.
Abewll
-¡Joder! ¿Van a tardar mucho?-exclamó un rubio, paseando de un lado a otro.
-Cálmate Malfoy, alterándote no conseguirás nada, además, sabes que hemos sido nosotros los que hemos llegado antes. Ellas serán puntuales.
-¿Cómo está tan seguro profesor?-preguntó acusador Draco.
-¡Vamos Draco! ¿Has visto alguna vez a McGonagall llegando tarde?-ironizó Snape.
-¿Y que me dices de Granger?
-Las pocas veces que ha llegado tarde ha sido por culpa de sus amigos y, a parte de que en este momento no está con ellos, está acompañada de la profesora más rígida y puntual de todo Hogwarts.
-Me encantará ver el espectáculo cuando McGonagall se entere de que la has llamado rígida-dijo Draco divertido pero a la vez rencoroso porque siempre, en sus pequeñas peleas "ganaba" su profesor.
-Pues a mí no me encantará ver el espectáculo cuando McGonagall vea que delante de sus narices insultas a su alumna predilecta- dijo Snape con un poco de tilín- ya que eso significaría que yo mismo le tendría que quitar puntos a mí propia casa, para que ella no le quite más, solo porque mi mejor alumno no sabe comportarse. O sea, eso significa que te cortes un poquito delante de McGonagall.
Draco Malfoy no contestó. Solo le dio la espalda a su profesor y volvió a caminar como antes. Esta vez, se fue directamente a los ventanales, pasando por debajo de la escalera que daba a una pequeña plataforma en la que se separaban tres caminos. Uno corto hacia el centro donde se encontraba el baño, ya que Draco había estado allí antes. Y otros dos más largos, uno hacia la izquierda y el otro hacia la derecha, en el que se encontrarían los dormitorios.
Desde los ventanales se podía ver a la derecha, un trozo del este del lago y un pequeño terreno de césped, al que seguramente nadie visitaría, ya que las hierbas estaban bastante altas. Además, las pocas personas que visitaban el lago, siempre iban a la parte más cercana del castillo, que era donde se encontraba el embarcadero del lago y donde, en raras ocasiones, los alumnos podían bañarse.
Y a la izquierda, podía verse la oscuridad del bosque. Su mirada se perdió en la oscuridad de aquel lugar prohibido cuando unas voces femeninas y otra masculina le atornillaron los oídos.
-¡Siempre puntuales! ¡Cómo siempre!-exclamó Snape con sarcasmo en la voz.
-Y tú siempre tan adelantado, Severus- le contestó su antigua profesora con el mismo tono.
-Bueno-cambió de tema Snape-a lo que vamos. ¿Sr. Malfoy?-lo llamó Snape.
-Aquí estoy- surgió la voz de las ventanas.
Todos dirigieron sus miradas hacia donde provenía la voz. Allí estaba, caminando hacia ellos Draco Malfoy tan elegante, frío y misterioso como siempre.
Al verlo salir de la oscuridad, Hermione sintió un escalofrío.
-Que pasa Granger, ¿Tienes miedo de mí figura?-exclamó el rubio divertido.
-¡Ja! No me hagas reír Malfoy. Yo, tenerle miedo a una figura que se cree superior solo por que su capa negra se mueva y haya salido de la oscuridad. Por favor, hay escenas en este colegio que dan más miedo que tú.
-¿Por ejemplo?-preguntó interesado.
-Por ejemplo, una escena que nunca ocurrirá, pero todos quieren que ocurra.
-¿Y de qué se trata esa escena?
-En esa escena, aparecemos tú y yo tenemos una confianza mutua y mucha simpatía el uno por el otro. Pero como dije antes. Nunca ocurrirá.
-Creo que es primera vez que estoy en algo de acuerdo contigo.-exclamó sonriendo.
-Veo que se empiezan a llevar bien- los cortó McGonagall antes de que la contrariaran-¿Alguna pregunta?
-Sí- afirmó Hermione-¿Cuál es mi habitación?
-Pues- empezó su profesora- como el Sr. Malfoy llegó antes, puede que ya haya elegido.
-No- siguió Snape- en absoluto. Él no ha elegido todavía. ¿Verdad Sr. Malfoy?
-No-dijo forzado por la mirada de Snape- Supongo que dejaremos que la Srta.-siguió dirigiéndose a Hermione-elija.
-La izquierda es para mí-soltó de pronto Hermione.
-Mejor, porque yo hubiese elegido la de la derecha- soltó también Draco.
Entre los dos se miraban con profundo odio. Los dos sabían que cuando sus respectivos jefes de casa se fueran, surgiría una pelea de insultos. Sus profesores también lo sabían, y por eso intentaban quedarse allí el máximo tiempo posible. Pero lo inevitable surgirá tarde o temprano. Fue Snape el que lo dijo:
-Creo que ya va siendo hora de que nos vayamos.
La habitación se quedó en silencio.
-Supongo que si no necesitan nada más,-siguió McGonagall resignada-deberíamos irnos.
Snape y McGonagall se dirigían hacia la salida cuando la subdirectora declaró:
-¡Ah! La primera responsabilidad como Premios Anuales, es que deberán realizar alguna actividad para Halloween…juntos.
Un balde de agua fría les cayó a Draco y a Hermione, y cuando ésta iba a contestar:
-Hay dos Premios Anuales Srta. Granger-continuó Snape-por lo tanto el trabajo requerido es mutuo.
Y con estas palabras, Minerva McGonagall y Severus Snape desaparecieron, dejando a los dos estudiantes más inteligentes de Hogwarts pensando palabras para que su enemigo no le ganase ni vocalmente… ni visualmente
Abewll
-Ya me imagino a Malfoy y a Granger siendo amigos-río con ganas Pansy Parkinson paseando por la sala común de Slytherin.
-Podría suceder-le dijo un chico moreno sentado en un sillón verde
-Vamos Blaise. ¿Te imaginas a Malfoy contándole su vida familiar a Granger? ¿O a ella contándole a Draco que su amiguita la pobretona, está loca por Potter?-dijo con odio la rubia.
-¡Ja!-exclamó Blaise burlón-a ti lo que te pasa es que estás celosa.
-¿De Granger?-preguntó contrariada.
-No-negó Zabini- de Weasley.
-¡Cómo se te ocurre semejante estupidez!-gritó la chica-¡Además! ¿Por qué debería estar yo celosa de ésa?-terminó diciendo con asco.
-Porque por lo menos tiene más contacto con Potter que tú. Aunque tranquila. Solo estás pillada por Potter; se te pasará.
-De dónde has sacado que a mí me gusta Potter.
-¿Por qué coño niega todo el mundo en este colegio que le atrae alguien si es evidente?
-Creía que habíamos empezado con el tema de Granger y Malfoy-dijo Parkinson.
-Primero niegan el tema y luego lo evitan. ¿Qué será lo siguiente? ¿Una escena de celos?
Podría ser. Así que Pansy, sabiendo lo que vendrá a continuación. Contrólate cuando veas por los pasillos a Potter y a su amiga la pelirroja.- dijo Blaise levantándose del sillón y dirigiéndose a las escaleras-Y con el tema de Malfoy, mañana voy a hacerle una visita. Me gustaría ver el pedazo de sala que tiene y a parte, compadecerme de la sangre-sucia.
-Últimamente estás muy raro Blaise.
-Solo llevamos un día aquí Pansy.
-Pues eso. Que ese tiempo has estado muy raro.
-Lo que tú digas Pansy-terminó Blaise, y desapareció por las escaleras.
-Tanto tiempo sin estar con alguien lo ha vuelto muy raro-y Pansy también desapareció por las escaleras.
Abewll
-Por fin solos Granger-soltó con odio Draco Malfoy.
-Y sin nadie que nos interrumpa-le siguió la castaña.
-Voy a ir al grano…
-Espera un poco rubito-lo soltó Hermione- no vayas tan rápido. Deja a las damas hablar primero ¿No?
-Está bien. Que salgan ya las palabras de tu sucia boca.-escupió el Slytherin con asco.
Hermione soltó una carcajada y volvió a mirar a su enemigo.
-¿Crees que diciendo palabras estúpidas me vas a intimidar?-le dijo mirándolo con odio-Pues que te quede clara una cosa. Estar en esta Sala es una Gran oportunidad para mí y mis estudios y tú no te vas a molestar con tus viejos insultos que hacían efectos en mí hace siete años. Ya tengo claro que aquí convivimos los dos. Pero eso no significa que seamos amigos.
-Por favor Granger-le soltó Draco irónico- ¿Acaso te lo habías creído? ¿No me digas que te habías imaginado el momento?
-No. Lo que me he imaginado ha sido el momento de dolor que vas a sufrir si vuelves a interrumpirme-le gritó la chica-¿De acuerdo?
-Tranquila leona, no saques las uñas- le contestó el sentándose en uno de los sillones y colocando, muy elegantemente, los pies sobre la mesa.
En ese momento de relajación fue cuando Hermione se dio cuenta de cómo era la Sala. Al fondo estaban los ventanales en los que Draco Malfoy había estado pocos momentos antes, y un poco más hacia ella ascendía una escalera hacia el piso superior.
Dónde ella se encontraba, no había más puertas, exceptuando la de la salida.
Justo a la izquierda de la puerta, si entrabas por ella, había una mesa alargada con espacio para diez personas con sus respectivas sillas. Y un florero con flores secas en el centro. En cambio, si entrabas y te dirigías hacia la derecha podías ver una gran chimenea en la pared.
Rodeando la chimenea, había, enfrente dos sofás de tres plazas y en los laterales, dos pequeños sillones en cada uno. En medio había una mesa alargada baja.
En el medio de la Sala había una gran alfombra roja, que se alargaba hasta unirse con la de la escalera.
También había dos escritorios en las esquinas contrarias a dónde se encontraban los ventanales. Éstos, estaban situados en esquina y eran bastante amplios. También, había unas estanterías por encima de los escritorios, que estaban repletas de libros.
Y volviendo su mirada hacia un Draco Malfoy tirado en sofá, dijo:
-¿Qué hacemos con los sofás?
-Pues un sofá para ti y otro para mí-contestó razonando el chico.
-Y dos sillones para ti y otros dos para mí. Eso ya lo sé. Pero no me refería a eso.
-¡Pues explícate mejor!-le gritó Malfoy.
-¡A mí no me grites estúpido!
-¡A mí no me insultes!
-Habló el que nunca insulta-dio Hermione cínica.
-¡Cállate ya y dime de una vez lo que querías decirme!
-¡Que no pienso compartir contigo el mismo espacio! ¡Eso era!
-¡Yo también sabía eso!-le contestó tranquilo. Por eso tú coges tus cosas correspondientes y te vas a aquel lado.
-¡Y tú te quedas con la chimenea! ¿No? Además, está la mesa.
-Pues la reduces y la guardas, y cuando la necesites la agrandas estúpida.
-Y porque no te vas tú allí.
-¡Porque no hay chimenea!
-¡Pues coges una manta estúpido!
-¡Por qué debería cogerla yo! ¡Cógela tú!
En ese momento, Hermione recordó las palabras de su profesora:"Es pero que se "intenten" llevar bien y que acuerden algo"
-Hay una solución Malfoy-le sugirió ella.
-¿Cuál?-preguntó sin hacerle mucho caso, volviendo su mirada hacia el fuego.
-Pues, lo que tú has dicho de la mesa está bien. Podemos reducirla.
-¿No te sientes humillada al hacerme caso?-le preguntó riendo burlón.
-Cállate y escucha, estúpida serpiente.-le gritó la chica, y siguió a los pocos segundos.-También el dividir los sillones y sofás y podemos hacer un hechizo y dividir la mesa. La solución sería que la chimenea sería una semana para cada uno. ¿De acuerdo?
Draco Malfoy seguía con la mirada fija en el fuego y tenía postura de estar pensando.
-Vamos Malfoy. Una semana chimenea, otra manta, una chimenea, otra manta.
-Yo no tengo mantas
-Yo te dejo una.
-¡No pienso utilizar nada tuyo!
-¡Pues en la primera salida a Hogsmeade te compras una!-gritó desesperada.
-Falta mucho para la primera salida.
-Pues te pones una chaqueta.
El chico seguía sin mirarla, y eso desconcertaba a Hermione. ¿Cómo podía discutir con alguien sin mirarle a la cara?
-Está bien, pero me debes una, y ten por seguro que te la cobraré cara.-le contestó sonriendo y mirándole.
-¿Y si no te debo nada, pero, en cambio la primera semana de chimenea la utilizas tú?-le dijo ella.
-Las tres primeras-continuó él.
-Las dos primeras.
-Hecho-concluyó el rubio.
-Draco Malfoy. ES un placer hacer tratos contigo.
-¿Estas fraternizando con el enemigo?-inquirió él pícaramente.
-Se llama chantaje chaval-le contestó ella. Y acto seguido se dirigió escaleras arriba, hacia el dormitorio de la izquierda y desde la puerta le soltó-Buenas noches rubito-y cerró la puerta.
-Buenas noches, naine-murmuró él. Y a continuación también se fue a su dormitorio.
Pensando en que, quizás no fuera tan malo el convivir con la naine.
Bye.
Abewll.
