Todos los personajes pertenecen a J.K.Rowling, solo sus descripciones y la historia me pertenecen.

Capítulo 8- Miradas y sinceridad

"¿Y? ¿Cómo te van las cosas? La verdad es que hace tiempo que no hablamos."-le dijo Hermione.

"Supongo que bien, pero me preocupa algo"-suspiró la pelirroja sentándose en el mojado pasto.

"¿Y eso?"-preguntó su amiga postrándose junto a ella.

"Últimamente tengo la sensación de que alguien me sigue, y creo que es Ledger; lo he visto rondando por dónde yo estoy varias veces. Y solo tengo clase de vuelo dos veces a la semana."

Hermione no le contestó. Solo rezó porque el susodicho no intentara vengarse por todas las esquinas que pisaba.

"Mejor hablemos de otra cosa, ¿quieres?"-le sonrió un poco falsa la castaña para intentar transmitirle una seguridad que no tenía.

"Está bien"-le sonrió Ginny-"Por cierto, ¿te llevas más o menos bien con Zabini?"

"Tú lo has dicho: más o menos bien. ¿Por qué?"

"Es que, necesito que me hagas un favor"

(Flash back)

Enfundada en su bata verde, Ginny se dirigía hacia las cocinas. Los Weasleys eran famosos por su cabello rojo y por su inoportuno estómago, y esa noche tenía antojo de fresas.

Pensaba que no iba a entretenerse demasiado, por lo que ni siquiera se molestó en pedirle la capa invisible a Harry.

Solo faltaba un pasillo por recorrer, cuando se tropezó con alguien. ¡Era increíble! Había recorrido medio castillo, y ahora que estaba allí, tan cerca, se topaba con Filch.

Pero no era él, era…

"¿Zabini?"-esclamó sorprendida-"¿Qué diablos haces aquí?

"Yo podría preguntarte lo mismo, pero creo que es más urgente decirte que ¡Bajes el tono!"

-le murmuró-"Por cierto, ¿a dónde vas?"

"A las cocinas, ¿acaso tú no?"

"¡A las cocinas! ¿Sabes dónde están?"-esclamó entusiasmado.

"Sí claro, sígueme"-le dijo ella y echó a andar hacia el cuadro de frutas que se encontraba al final del camino.-"Solo tienes que hacerle cosquillas a la pera, ¿lo ves?"

A continuación el cuadro se abrió y la chica pasó por el agujero que se había formado, él pasó tras ella y el retrato se cerró.

"¿No sabías dónde se cocinaba la comida que comes o qué?"

"Pues no"

Ginny iba a seguir hablando pero se vio interrumpida por la aparición de un elfo.

"Dígame Señorita, ¿qué desea?"

"Doby soy yo, Ginny, ¿me recuerdas?"-le sonrió la chica.

"OH, sí perdone, Doby está un poco despistado, la señorita amiga del señor Harry Potter, ¿no es así?"

Ella asintió.

"A mí me apetecían unas fresas, ¿sería posible?"

"Si, por supuesto, Doby se las trae en seguida"

"¿Tú quieres algo?"-le preguntó la chica a Blaise que seguía un poco…anonadado.

"Eh, sí, me apetecería algo con coco, si puede ser"

"¿Le vale helado de coco, señor?

"¿Existe el helado de coco?"-exclamó abandonando su "excursión" por las nubes-"Sí claro"

Doby desapareció de pronto tras la confirmación del moreno, y reapareció al instante con una bonita y pequeña cesta donde se encontraban unas fresas rojas y apetecibles; y con un bote de tamaño mediano dónde seguramente residiría el helado, junto con una cucharilla.

"Eh, Doby, ¿habría un lugar fuera de dónde hacéis la comida para que nos podamos comer esto?"-le preguntó Ginny-"Es que es de noche y no podemos comer en medio de los pasillos"

"Sí, claro, síganme los señoritos"

El elfo dio unos cuantos pasos. Giró en una esquina y se paró. Ellos lo siguieron.

"En este lugar no hacemos nada porque hay mucha luz por las mañanas y la luz nos hace cerrar los ojos a los elfos, y entonces no podemos cocinar, y si no podemos cocinar, los señoritos y señoritas no desayunan, ni almuerzan, ni cenan, ni comen nada cuando les apetece y…"

"Doby, gracias, lo hemos entendido"-le dijo la chica sonriéndole.

"Entonces Doby se va ya, Doby espera que disfruten de su comida"

Rápidamente desapareció.

Ginny se sentó en un electrodoméstico, si se le podía llamar así, y empezó a degustar su fruta.

Blaise la imitó, apoyándose en otro aparato.

"Si no sabías lo de las cocinas, ¿hacia dónde ibas?"-le preguntó la pelirroja.

"Hacia ningún lado, me gusta caminar"-le contestó él simplemente, mientras se concentraba en abrir la tapadera del bote de helado. Al fin lo consiguió.

"Creía que vosotros siempre vestíais de verde, gris o negro."-volvió a inquirir ella.

Blaise asumió que era por su indumentaria.

"Bueno, no porque la bandera de nuestra casa sea verde vamos a ir por todos lados vestidos como lechugas, digo yo"-ironizó él-"Yo también podría preguntarte lo mismo, ¿no? El rojo parece que os mola, ¡seréis sádicos, la sangre es roja."

La chica no pudo evitar reírse.

"Ya, pero tampoco porque seamos Gryffindors vamos a ir vestidos de tomates por todas partes, ¿no?"-le contestó con la misma broma.

Él chico hizo una mueca que ella interpretó como una sonrisa escondida.

"Por lo menos el color de mi bata es aceptable: el verde es bonito"-dijo Ginny retándole-"Pero lo tuyo, ¿Naranja?"

"Me gusta el naranja, ¿vale? ¿Hay algún problema?"-contestó Blaise ofendido.

"No, o sea, no pasa nada, el naranja es bonito, bueno un poco extravagante…pero es bonito"-dijo ella suavemente-"Yo no me puedo poner ese color"

"¿Por qué?"-preguntó interesado llevándose la cucharilla llena del suculento manjar a la boca.

"¿Por qué? ¡Mira mi pelo! Si fuera un rubio o un castaño combinarían con todo, y no destacaría. ¡Pero no! Tuvo que ser pelirrojo. Lo peor es que es un pelirrojo muy oscuro, casi rojo. Porque por ejemplo, Ron tiene el pelirrojo más claro, y como este verano se lo ha cortado tan corto, casi que se podría ver como un rubio o un castaño claro…hasta que le crezca claro. ¡Pero el mío no!"

"Pero, no sé…"-intentó animarla el moreno al ver como agachaba la cabeza-"Tú lo has dicho, es un pelirrojo oscuro, yo lo veo bonito"

Ginny levantó la cabeza y lo miró. Blaise tenía puesto unos pantalones naranjas y una camiseta blanca, el pelo desordenado y la boca manchada de helado.

"Bueno, según tú, ¿Qué debería hacer?"

"¿Cuál es tu color preferido?"-le preguntó él tras pensar un rato.

Ella pareció no entenderlo pero le contestó:

"Azul oscuro"

"¿azul oscuro?

"Sí, me gusta, es que no me gusta nada el celeste o azules claros."

"¿Y te gustan los vestidos?

Tampoco entendió su pregunta, pero le volvió a contestar:

"Sí, supongo, a todas nos gustan, creo."

"Algún día te regalaré un vestido azul oscuro"

"¡Qué!"-exclamó ella escupiendo la fresa que tenía en la boca.

"Tranquila, no hace falta que te ahogues, es algo sin importancia. No sé cuando, si mañana o dentro de 10 años. Aunque sería más sencillo que lo recibieras mañana, porque si lo recibes dentro de 10 años, tu esposo y tus hijos te preguntarán que de donde lo sacaste, tú responderás que te lo regaló un chico, en ese momento un hombre, y tu marido y tus hijitos enviaran asesinos, o puede que quieran matarme ellos mismos"

"Ya"-solo pudo decir eso, ya que una estúpida y una contagiosa risa se le formaron en el rostro a ella.-"Bueno, solo te puedo decir que el día que yo lo reciba te regalaré algo también."

"¡Hecho! Me gustan las camisas."

"Veo que te van las indirectas. Bueno, veo que mis fresas quedaron en el olvido y tu estómago todavía no está lleno del todo de ese asqueroso helado. Ahgg, odio el coco."

"¿Lo has probado?"

"NO, pero…"

"Venga pruébalo-le dijo él pasándole el bote con la cucharilla.

Ginny titubeó pero Blaise no dejó de mirarla. Así que no tuvo más remedio que llevarse la cuchara a la boca llena del helado blanco.

"¿Y?"

"Sobreviví"

"Ja, Ja"-rió sarcástico él.-"Está bueno"

"Bueno Zabini, me encantó esta charla y sobretodo verte con esos pantalones"-rió-"Pero mañana hay clase, así que me voy"

Ginny se levantó y comenzó a andar hacia la salida, pero se giró una única vez.

"Pues sí, está bueno el helado de coco"-le sonrió ella, y se fue.

Blaise intuitivamente sonrió también.

(Flash end)

"Y esa fue la primera noche, la semana pasada"-le dijo Ginny a Hermione, aunque ignorando varios momentos que no pensó que fuera necesario contar, ya que creía que deberían quedar allí-"Desde aquella vez me lo he vuelto a encontrar dos veces más. El primer día fue poco tiempo, pero el sábado pasado nos quedamos hasta el amanecer."

"¿Qué tiene de malo?"

"Creo que me gusta Zabini"

"Eso es bueno, supongo"

"No sé acercarme a él, me refiero en público, parece que hablamos a escondidas"-suspiró Ginny.

"Es que habláis a escondidas"

"Lo sé"-murmuró abatida.

"Mañana, cuando vayamos a Hogsmeade, tenía previsto quedar con Blaise para ir a tomar un helado."

"¡No me hables de helados! ¡Me recuerda a él!"

"NO me dejaste terminar. Decía que tenía previsto ir a tomar un helado o cualquier otra cosa con él, pero supongo que no le importará que no vaya yo sino tú."

"Ah, no"-exclamó la pelirroja-"Se lo dices porque a lo mejor no quiere, lo que no voy a hacer es presentarme de repente diciéndole que tú no pudiste ir, no es tonto."

"Se lo pensaba decir, solo que tus nervios de verle de nuevo no me dejaron terminar."

"Voy a ignorar ese último comentario"

"Por cierto, ¿sabes algo de Ron y Luna?"

"Siguen sin hablarse, ¿sabes qué? Creo que a Luna le gusta mi hermano"

"Podemos averiguarlo"-le susurró cómplice la castaña. –"¡Oye! –Exclamó al caer en una cosa-"¿Qué significa eso de : "¡No me hables de helados! ¡Me recuerda a él!" ¡Ginny, ¿qué no me has contado?"

"¿Yooooooo?"-inquirió levantándose del prado-"Nada que debas saber"

Y salió corriendo dejando Hermione allí.

"¡Lo averiguaré!"-gritó la castaña, pero nadie le oyó.

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-Hola tía-dijo Luna mientras besaba en la mejilla a una mujer alta y esbelta, de una belleza realmente atrayente.

-Hola cariño-le devolvió el saludo ellas-Vosotras seréis sus queridas amigas.

-Sí, señora, yo soy Ginny.

-¡Señora! Ni señora ni señorita, llámame simplemente Lesley, ¿de acuerdo?

-Está bien Lesley, yo soy Hermione Granger.

-Ya sé quien eres querida. Me he enterado más por el Profeta que por mi misma sobrina.

-¡Por el profeta! Tía sabes que mi padre odia a ese periódico.

-Lo sé, lo sé, pero me gusta odiar a Rita Skeeter y a sus compañeros.

-No tienes remedio.

-Bueno, entonces, ¿vamos a hablar de cómo vamos a trabajar, no?

-Pero, ¿Y Pansy?-preguntó Hermione.

-¿Se lo dijiste tú Ginny?-preguntó Luna.

-¿Yo? ¡Creía que lo harías tú!

-¿Entonces esa tal Pansy no va a venir?-preguntó Lesley.

-Al parecer no-suspiró Hermione-Aunque le hubiera venido muy bien.

-Bueno, pero tengo varios puestos libres, y si es amiga vuestra prefiero darle el trabajo a ella antes que a una cualquiera. Mirad, dejaré el puesto libre y ya veremos lo que hacemos. Ahora vamos a hablar de cómo vamos a trabajar.

-Muy bien-dijeron las tres.

-Comencemos por los días que vendréis a trabajar. Tengo entendido que las salidas a Hogsmeade serán dos veces al mes solo los sábados. Bien, vosotras vais a trabajar las cuatro los viernes, ya he hablado con Dumbledore de eso, desde las cinco hasta las ocho y media. Los sábados os turnaréis de dos en dos, excepto los días cercanos a las fiestas, y sobretodos aquellos sábados en los que vuestras compañeras de colegio andes sueltas, entonces, válgame que mi tienda sobreviva.

-¿Y si tenemos alguna cita la podemos cambiar?-preguntó Luna.

-¿Qué me escondes Luna?-bromeó su tía- Pero en fin, técnicamente yo os pagaré por los días fijos que son los viernes. Los sábados, tal y como está previsto, como son cuatro al mes y trabajáis de dos en dos durante todo el día, cada una trabajará dos sábados. Si hay cambios me da igual, siempre y cuando no me falte ninguna trabajadora, excepto si está enferma. Igualmente los sábados os pagaré por horas.

-¿Y qué vendemos?-preguntó Ginny.

-Buena pregunta. Pues principalmente ropa informal y formal muggle, no te ofendas Hermione, sé que eres medio muggle, y no tengo ningún problema con eso-la mujer le sonrió a lo que la castaña le devolvió el gesto.-Cuando haya fiestas tipo bailes, abriremos una nueva categoría, que cerraremos cuando acaben las fiestas. Pero dejaremos un pequeño espacio de ese tipo.

-¿Dé que trabajaremos?

-Necesito una cajera, a la que se sumará otra los días de altas ventas. También necesito dos asesoras, que son las que le buscarán a las compradoras las prendas y zapatos que necesiten, del número o talla que precisen. Y necesito a alguien que me maneje la publicidad, que he pensado que podrías ser tú Hermione. He comprado un equipo informático avanzado para guardar ahí las ventas y lo demás. También he encargado un programa de diseño, y como la única que ha manejado un ordenador has sido tú, pensé que quizás me podrías ayudar con eso. Claro cuando necesitemos tu ayuda, pues si estás haciendo nada en ese momento, nos ayudarías con la tienda.

-Claro, por supuesto, no hay ningún problema.-contestó ella.

-Las dos asistentes seríais vosotras dos-señaló a Ginny y Luna-por lo que la cajera sería Pansy. Todo eso sería oficialmente, porque si el negocio prospera, en algún momento contrataré a más personas. Pero las jefas de los departamentos del cajero, y de asesoramiento sois vosotras. Os pongo de jefas porque puede haber momentos en los que no esté presente. ¿Alguna pregunta?

-¿Cómo va eso del dinero tía?-le sonrió angelicalmente la rubia.

-YA os lo dije, 60 galeones al mes, incluidas las 3 horas y media del viernes y las 8 horas del sábado que os corresponderías a cada una. El horario del sábado es de 10 a 13, y de 16 a 21.

-¿Comenzamos ahora?

-Bueno si, podéis sí.

-Yo he quedado pero dentro de media hora-dijo Luna.

-Yo se supone que he quedado-dijo indirectamente Ginny a Hermione.

-Yo necesito hacer unas cosas también.

-Vamos a hacer unas cosas, son las 17.30, iros y sobre las 19 os pasáis por aquí, ¿de acuerdo?

-Sí-dijeron las chicas sonriendo mientras salían por la puerta.

-Menudas que he contratado-susurró para ella misma Lesley.

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Luna abandonó la tienda y se precipitó calle abajo. Llevaba un pantalón vaquero de color negro con destellos azules, y una chaqueta de color celeste acompañado de una boina negra que adornaba su pelo ligeramente ondulado.

Al fin llego a su destino, que no era nada más y nada menos que una esquina cerca de la entrada al Londres ciudad.

-Guau, ¿ese es tu nuevo uniforme de súper empleada?-se burló una voz por detrás de ella- Creo que me va a gustar que trabajes en esa tienda-añadió esta vez con un tono pícaro.

-Ah, eres tú, Ron-se dirigió hacia él y lo besó suavemente en los labios-Llegas tarde; como siempre.

-¿No podemos quedarnos como estábamos hace un instante?-puso cara de cachorrillo.

-Más tarde-le sonrió ella-Ahora, ¿a dónde vamos?

-¡Ah! ¡Es una sorpresa!

Luna se acercó al chico y con un movimiento rápido agarró su camisa y tiró de ella, haciendo que él se aproximara hacia el rostro de la rubia. A continuación, ella se acercó a su boca y empezó a morderle el labio inferior haciendo que el gimiera despreocupadamente, la alejara y dijera malhumoradamente.

-Vamos al cine.

-¡Bien! ¡Bien!-empezó a dar saltitos-Por cierto, ¿sabes que pregunta me ha hecho tu hermana cuando salíamos del colegio?

-¿Cuál?-preguntó Ron sin prestarle atención.

-¡Qué si tu me gustabas!-dijo divertida y comenzó a reírse-y le contesté: ¡Claro que me gusta! Por eso llevo saliendo con él ¿Cuánto? ¡Ah, sí! Casi 4 meses.

Ron no pudo evitar reírse también, ya que la voz y la cara que estaba poniendo su novia eran realmente graciosas. También estaba el hecho de que llevaban su relación en secreto y que su hermana se diera cuenta en ese momento de las miradas que se mandaban era realmente patético. ¡Tendría que decirle a su hermana que estaba perdiendo facultades!

-No hombre, solo le he dicho que puede que me gustes un poco-dijo ella dulcemente y se encaminaron juntos hacia Londres, esta vez, de la mano.

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-Sí mamá, voy para allá, no seas pesada. Cuando he encendido el móvil tenía 10 llamadas tuyas, creía que ya habías asumido que no era yo la que se casaba.

Hermione caminaba por las calles de Hogsmeade con una mano pegada a su oído pues sujetaba un móvil. Ciertas personas la miraban como si estuviera loca. ¡Normal! Técnicamente estaba hablando sola.

Se dirigía hacia una tienda llamada "Modas y no sé que más". Su hermano mayor se casaba y bueno, ella era la dama de honor. Mejor dicho, una de ellas. La novia, ahora prometida, de su hermano tenía una hermana pequeña, al parecer de su edad, y también sería dama de honor. Tenía entendido que la conocería esa tarde, pues iba al modisto que les confeccionaría los trajes.

La verdad, es que su madre estaba un poco atacada. Como siempre la imitaba Hermione, "Su pequeño se casaba y se dedicará a su nueva familia"

La Griffyndor se reía. ¿A qué cojones se refería su madre con lo dedicarse a una nueva familia cuando se casara? ¡Por favor! Su hermano tenía 25 años, 6 de los cuales había estado con Pam, una chica encantadora, y tres de los cuales tenía en su casa a un nuevo individuo llamado Tom, de tres años de edad que la volvía loca.

En resumidas cuentas, que su hermano, Scott, hacía ya tiempo que había formado una nueva familia.

Scott no había asistido a Hogwarts, principalmente porque no era mago. Su trabajo, situado en Londres, giraba en torno a los videojuegos, por lo que había echo buenas migas con Ron y con Harry cuando Hermione se los presentó.

Pam era rubia, alta y con una sonrisa que a la castaña le encantaba. Su familia solo la había conocido a ella. Los parientes de Pam y los Granger nunca habían coincidido, mayormente porque nunca había existido ninguna celebración. Como Tom no estaba bautizado, la boda que se avecinaba era el centro de reunión de dos familias, ya que, evidentemente, asistirían las dos.

Hermione entró en un edificio alto e imponente. Era realmente luminoso, y en los ventanales había posters y maniquíes con vestidos de novias, y de celebraciones.

Siguiendo las instrucciones anotadas en una hoja de papel, llegó hasta una puerta de madera blanca en la planta número 7.

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-Vamos Pam, tengo un nuevo trabajo y me gustaría ir a ver a mi nueva jefa hoy.-decía una chica rubia.

-Cariño, mi cuñada estará a punto de llegar, estará nerviosa, igual que tú.

-Yo no estoy nerviosa, estoy desesperada y aburrida.

-Bueno señoritas, aquí les traigo los diferentes catálogos: el de colores, el de modelos y el de accesorios.-dijo una voz proveniente de un hombre bajito y medio calvo con unas modernas e inusuales gafas.

-Gracias Charles, pero tenemos que esperara a mi otra dama de honor.-le sonrió la chica.

-Lo sé Pam, pero hazle saber a la chica, que existen los relojes-le sonrió Charles.

-Vamos, ¿Estáis un poco tensos o es mi imaginación? Creía que la que se casaba era yo.-rió divertida.

-Pam-comenzó su hermana-por favor, el humor no es lo tuyo.

-Histérica.-murmuró Pam.

-Pelmazo.

-Egocéntrica.

-Perfeccionista.

-Arisca.

-Intransigente.

-¡hola!-dijo el hombre mientras levantaba los brazos levemente-Creo que la otra chica está aquí.

A continuación Charles fue a abrir la puerta, segundos antes aporreada.

-Adelante-le sonrió él.

La chica entró nerviosa con un intento de sonreír. Pero rápidamente su sonrisa desapareció de su cara para dar paso a una mueca de sorpresa y excentricidad.

-¡Tú!-gritaron primero sorprendidas las dos futuras damas de honor-¡Qué coño haces aquí!

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Ginny miraba una y otra vez su reloj de muñeca mientras murmuraba para sí cosas como "No me esperaba otra cosa" o "Ya sabía yo que flipaba demasiado". Se levantó despacio de la silla dispuesta a irse cuando una voz a sus espaldas la sorprendió:

-Floriets Flors, buena elección, ¿Habrá helado de coco aquí?

La chica se giró y le sonrió.

-Siento llegar tarde, intentaba convencer a Draco que podía tomar un par de cervezas de mantequilla sin matarse con Potter. ¿Pensabas que no vendría?-le sonrió Blaise.

-Si te soy sincera sí-le devolvió el gesto la pelirroja sentándose enfrente.

-¿Y bien?

La chica lo miró nerviosa y comenzó a titubear.

-Mira Zabini quiero dejarlo claro-comenzó ella más serena-No voy a negarlo, me gustas, y quizás haya pasado toda demasiado rápido y quizás seas el chico que más me ha fascinado, incluso más que Harry…

-Vaya, eso me ha llegado-dijo el-sigue.

-Pero no puedo permitirme enamorarme de ti.

-Puede que no sea esta la respuesta que esperabas, pero, ¿Por qué?-preguntó interesado mientras su sonrisa seguía allí.

-Es bastante simple, por Malfoy.

-¡Qué cojones tiene que ver Malfoy en esto!-gritó furioso-Ya lo sabía yo, todas acabáis a sus pies. Creía que te interesaba de verdad, creía…

-¡Zabini!-gritó ella haciendo que el moreno se callara-¡No me gusta Malfoy, ni te atrevas a insinuarlo! ¡Pero no te das cuenta de que él nunca aprobaría nada!

-¡No necesito su aprobación! ¡Tengo vida propia!

Ginny no le contestó.

-Siento haber gritado-murmuró él abatido.

-Zabini-comenzó ella-Blaise. Puede que no me enamore de ti. Solo quiero seguir habando contigo. Ya te he dicho que me gustas y no quiero dejar de conocerte. Pero si siento algo más fuerte por ti en un futuro que me lleve a iniciar una relación contigo…Una relación pública, no quiero que Malfoy me mire mal.

-Malfoy mira mal a todo el mundo-susurró mientras sonreía de lado-No podrías luchar contra eso.

-Lo sé-murmuró abatida ella.

-Pero…pero si me enamoro de ti, te defendería delante de él y de cualquiera-dijo él dulcemente.

Ella solo le sonrió y posó su mano unos segundos encima de la suya.

-¡Ahora, dónde mierda esta esa camarera!¡Quiero un helado de coco!

Ginny solo reía por el comentario.

En ese momento no estaba ni mucho menos enamorada del Slytherin, y sabía que él tampoco sentía nada hacia ella. Ginny solo sabía que se sentía a gusto con él, por lo que no dejaría de conocerlo, y si, por casualidad llegase a sentir algo más fuerte por él, lo dejaría bastante claro.

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-Me encanta la paciencia que tienes Malfoy-ironizó Harry, que estaba sentado a su lado-¿Podrías dejar a de gritar a la camarera?

-No porque compartamos una estúpida tarde en un asqueroso bar voy a hacerte caso-le dijo el rubio entre dientes.

-¡De que mierda vas! Nunca ha entrado en mis planes quedar contigo ni compartir nada, pero Ron está con yo que se quien y Hermione ha ido a no se dónde y, sinceramente, prefiero discutir contigo que sonreír falsamente con Dean y Seamos cuando hablan de los atributos de Hermione. ¡Joder! ¡Es mi amiga!

-No me jodas que hablan de las piernas de tu amiguita-sonrió burlón Draco.

-Dije atributos idiota, no hablé de piernas-le miró con odio el moreno-O sea, que le miras las piernas a tu compañera de sala. Verás cuando se entere.

Draco enrojeció de ira.

-¡Quien coño te has creído que eres!

-Tranquilo, seguro que te pasará lo mismo cuando los dos gorilas que tenías como amigos hablasen de las piernas de tu amiguita. Por no hablar del cabrón de Ledger.

-¡Vuelve a nombrar a Pansy y te mataré Potter!-le murmuró con un odio que Harry nunca había visto en sus ojos.

-Lo siento, era una broma-le dijo Harry inconscientemente.

-¡Deja las putas bromas para una cualquiera de acuerdo! ¡Como la estúpida de Cho Chang!

-Pues no te quejas tanto cuando te ronda cerca- se picó el buscador.

-Tú tampoco te quejabas en 5º ni medio colegio se ha quejado de ella tampoco y nadie nunca la ha enfrentado.

-Menos Hermione-añadió Harry.

-Cierto, esa fue buena-sonrió divertido Malfoy.

-Malfoy, puede que esta sea la única pregunta seria que te haga en tu vida pero, ¿Por qué nos has hecho la vida imposible estos siete años?

Draco lo miró confundido. Era evidente que no se esperaba esa pregunta y, era la primera vez que no supo que contestar.

-Puede que sea la única respuesta seria que te de en tu vida, pero nací así. Mi familia es poderosa, para que voy a negarlo, aunque en el fondo no sé si es para bien o para mal.

Nunca he obtenido el cariño que debería haber obtenido cualquier niño de aquella edad. Y no es porque no quisieran, sino porque no fueron conscientes de la necesidad que pudiera tener de un abrazo o de la típica charla de padre a hijo-dijo con una mueca-Toda mi vida ha sido basada en el protocolo de un libro. No me han enseñado a levantarme después de caerme, pues no me dejaban caer. Mi vida prácticamente ha sido la obra central de un teatro, siempre frente a los demás. Era una marioneta. Que si el futuro ministro, que si un futuro auror, que si el segundo Voldemort. Nunca supe nada hasta que conocí con 5 años a Blaise y a Pansy. Y ni siquiera en aquel entonces éramos amigos realmente. Solo los maniquíes de nuestros respectivos padres. Solo en Hogwarts nos conocimos verdaderamente y supe lo que era un verdadero amigo, aunque no lo demuestre mucho. Quiera o no y me guste o no, mi padre ha sido el principal pilar de mi vida y he aprendido todo de él, aunque no esté orgulloso de ello. Ni siquiera creo en la pureza de la sangre. Cuando tú llegaste hiciste dos verdaderos amigos, a parte de los admiradores que pudieras tener. Nunca te envidié por tu fama sino por la suerte que tuviste de tener dos grandes amigos dentro de aquel mundo de escaparate. Solo hasta que comencé a juntarme con Zabini de nuevo, no me di cuenta de lo que sentía hacia vosotros y me dediqué a ignoraros y centrarme en mi y mis amigos. Pero había momentos en los que me sulfurara el simple hecho de que Granger dijera las cosas solo para picarme o que Weasley dijera las cosas altas para que me mosqueara. Era como si vosotros mimos quisierais joderme, para que yo os jodiera y contraatacarme diciendo que nunca cambiaría. En fin, cosas de la vida. Ahora paso de vosotros y en mi sala común me peleo con tu amiguita por ese carácter controlador que tiene.-Draco se dio cuenta, muy tarde, de que había hablado demasiado.-¡Una palabra de esto y solo quedará de Harry Potter el recuerdo en una lejana lápida, de acuerdo!

Harry estaba demasiado sorprendido por la reciente declaración de sentimientos del rubio. Solo asintió lejanamente, pensando en que los dos se parecían bastante en el hecho de no llevar una infancia demasiado acogedora.

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Charles intentaba tranquilizar a Hermione abanicándola con la mano.

-No es para tanto-dijo Pam.

-¡Qué!-exclamaron Hermione y Pansy a la vez.

-Histéricas-murmuró Pam.

-Pam, nos lo habéis ocultado. ¡O sea! ¡Somos concuñadas y no lo sabíamos! ¡Yo conozco a su hermano! ¡Scott es mi cuñado!

Pam intentaba evadir sus miradas.

-Lleváis 6 años juntos y nuestras familias nunca se han conocido-murmuró la castaña.-Tom también es su sobrino.

-¡Tampoco es tan grave!-comenzó a exclamar Pam cabreada-¡Incluso conocemos a vuestros amigos, así que no me vengáis con tonterías! ¡Que no hayamos coincidido todos juntos nunca no significa que os hayamos ocultado nada!

Las dos jóvenes se miraron aterrorizadas al decir éste la primera parte.

-¿Conoces a Ron y a Harry?-preguntó acongojada su hermana.

-Sí-exclamó Pam-Al igual que conozco a Blaise y a Harry, ¿Por qué?

-¡Se odian!-gritaron las chicas a la vez.

-¿Y?

-¡Cómo que "y"!-volvieron a gritar-¡Se odian!

-Mirad, sois mi hermana y mi cuñada. Cariño-se dirigió Pansy-A Draco y a Blaise los conozco desde que eran unos bebes en pañales. Y Hermy-se dirigió esta vez a la castaña- Tú me presentaste a Ron y a Harry, que son como tu propia familia.-suspiró-Si esos chicos no vienen a mi boda, es porque son unos inmaduros.

-No me digas, no lo sabíamos-ironizaron las dos chicas.

-Sé que os habéis sorprendido, pero tampoco es tan grave. ¡Sois familia! Lo de vuestros amigos es a parte. Scott y yo somos los que nos casamos, principalmente queremos que vengáis vosotras, ya que sois las damas de honor-les sonrió dulcemente-Vuestros amigos son aparte, aunque sean casi parte de la familia. Hablemos esto como personas adultas y no como niñitas por miedo a que nuestros amigos se peleen o se odien. ¡Es mi boda! ¡El sueño de mi vida! ¡Me caso con Scott que es mi amor, el padre de mi hijo, mi compañero! Nada impedirá que me case con él, y si tengo que romper cuatro entradas lo haré.

Pam terminó con las lágrimas saltadas y con el rostro sonrosado.

-Hey-comenzó Pansy yendo hasta su lado-No te preocupes de esa manera, ni te pongas así. Por supuesto que iremos a la boda, nunca hemos querido decir lo contrario, solo estado un poco, bastante, demasiado sorprendida.

Hermione se unió al dúo.

-Pam, Pansy tiene razón, nunca dijimos que no íbamos a ir, no te preocupes, además, en el fondo, podríamos no decir nada, ¿no?-le sonrió la Griffyndor a la Slytherin, gesto que le fue correspondido.

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-Ya debemos volver Luna-le sugirió Ron.

Los dos iban tomados de la mano, mientras paseaban por los alrededores de un parque público. Caminaban juntos y abrazados mientras de vez en cuando se besaban tiernamente bajo la tenue luna que amenazaba con coronarse. El paisaje era típicamente londinense.

Parejas que caminaban, jóvenes con maletas colgadas al hombro, grupos de amigas visitando tiendas, chicos mirando por las esquinas a las anteriores, niños pequeños jugando.

Una brisa otoñal los acariciaba mientras disfrutaban.

-Lo sé-suspiró Luna.-Ron, ¿cuándo les podremos decir que somos pareja? Porque, somos pareja, ¿no?

-Por supuesto que si-le sonrió el chico-y la verdad no sé cuando decirlo. Aunque podrían descubrirlo en el baile de Navidad.

-¡Pero si tu bailas con Pansy y yo con Malfoy!-exclamó la chica.

-Lo sé, cosa que me desagrada mucho, y encima no lo puedo demostrar. Pero igualmente luego te sacaré a bailar. Y si nuestros queridos amigos no lo pillan y piensan que es un simple baile, lo gritaré a los cuatro vientos.

-¿El que gritarás?-le susurró ella.

El chico se paró y se colocó en frente de ella.

-Que estoy enamorado de ti-murmuró suavemente.

A continuación, como una tierna escena de una película, se acercaron lentamente y se fundieron en un beso que describían todo lo que sentía.

Su amor todavía no había llegado a un punto pasional y no corría prisa, pues dicho momento siempre llega, más tarde o más temprano, pero hasta ahora, se limitaban a disfrutar del amor que se tenían. Si se tuvieran que definir, su pareja sería mayormente empalagosa y dulce, pero tenían que aprovechar el tiempo. Además, ¿qué más daba que tipo de relación que tenían? Se querían y punto.

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-¿Qué hacéis pareja?-inquirió Harry sentándose en la mesa de Ginny y Blaise.

Éstos últimos ignoraron el comentario y le sonrieron. Momentos después se sentó también Draco.

-¿Sabéis algo de Ron?-preguntó Harry.

-Estoy aquí-contestó éste que llegó y se sentó junto a ellos.

-¿Dónde estabas?-inquirió el moreno.

-Mirando lo que te compraré para Navidad-le contestó sonriéndole inocentemente.

-Ah-se sonrojó Harry.

-Hey Luna-gritó Ginny llamando la atención de la susodicha que acababa de aparecer.-¿Dónde te habías metido?

-Mirando unas cosas.

-¿Y dónde están?

-Las encargué-contestó simplemente.

-Me aburro-murmuró Draco.

-Nadie te preguntó nada-le dijo Ron.

-Yo hablo cuando quiero-le gritó el rubio.

-¡Vaya pelea, yo quiero!-dijo Hermione que acababa de llegar y se sentó en una silla al lado de Harry.

-¿Y Pansy?-preguntó Blaise.

-Se ha ido para el colegio-contestó Hermione.

-¿Se ha ido sola?-gritó Draco.

Todos se quedaron callados atentos a la contestación de la castaña. Era evidente que todos cabían lo que le había pasado a Pansy. La chica nunca se lo llegó a contar a Draco y Blaise. Pero al rubio le bastó la mirada de Harry en el entrenamiento, sin explicaciones, para saber que Ledger había hecho algo. Luego, todos supieron que Ledger había intentado abusar de Pansy, pero nadie supo como ni nadie se lo explicó. Solo lo había visto Harry y lo había vivido Pansy.

-La dejé en un carruaje-le dijo Hermione, mientras veía como la respiración alterada del Slytherin volvía a calmarse.

-Bueno, nos vemos ya, ¿no?-comenzó Blaise levantándose.

-Nosotras nos vamos a la tienda para aclarar las últimas cosas con Lesley.

-¿Y luego os vais solas?-preguntó Ron.

-Vamos las tres, no nos va a pasar nada-dijo Hermione.

-Cierto, llevan a Granger que es como un guardaespaldas-dijo Draco divertido.

-Verdad, te podría defender a ti fácilmente, ¡Cómo eres como una nenita!

Malfoy iba a contestarle si no fuera porque Blaise se lo llevó a rastras. Los cuatro se alejaron.

Draco se volvió para mirar odiosamente a Hermione, pero ésta le sacó la lengua burlándose, lo que causó que los otros tres chicos comenzaran a reírse mientras que el rubio adquiría un color escarlata y farfullara durante todo el camino cosas sin sentido.

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Pansy caminaba lentamente hacía Hogwarts. Le había mentido a Hermione al decirle que cogería un carruaje, y la convenció para que les dijera a los demás que ella misma la había visto subir al automóvil, porque era evidente que preguntarían.

El cielo de un color gris apagado, lucía triste y solo, como ella.

Era cierto que se había animado con la idea de poder trabajar; no es que necesitara dinero, pero le vendría bien distraerse, y así, igualmente se ganaba algo por sí misma.

También era cierto que se había sorprendido, (a decir verdad si no hubiese habido nadie hubiera gritado como una condenada), cuando se había enterado que justamente, el guapo y apuesto cuñado que tenía, el padre del pequeño Tom, el divertido novio de su hermana Pam, ¡Era el hermano de Hermione Granger! Jamás se lo habría imaginado.

Pero ni siquiera esas dos razones podían levantarle ánimo, por muy divertidas y sorprendentes que estas fueran.

Recordaba claramente cada minuto insufrible que había pasado bajo la compañía de Ledger. Cuando salía de clases lo veía y su cuerpo comenzaba a temblar. Sentía que podía desnudarla con la mirada, que por muchos apoyos que recibiera de sus amigas, o por muchas vigilancias de Blaise y Draco, sentía que Heath Ledger siempre la encontraría. O sea, no sabía con que propósito, pero el simpático muchacho se había colado en Hogwarts nada más y nada menos que como entrenador de Quidditch, y ahora podía hacer con ella lo que quisiera.

Y eso la aterraba.

Tal vez era porque no había pasado el tiempo suficiente, pero, aunque nunca se consideró cobarde, sabía que si le pusieran un boggart delante, tomaría la forma de Heath Ledger.

Inconscientemente se abrazó a si misma cuando notó el frío que el viento otoñal traía consigo.

Pronto llegó al colegio, y sabía que nadie había regresado todavía. Serían las 19.00, demasiado temprano como para que regresaran los alumnos, pero demasiado tarde, porque el apagado sol ya comenzaba a esconderse.

No tenía la más mínima gana de entrar en el colegio. Sabía que si entraba se dirigiría al comedor o algún punto caliente del castillo, ya que las mazmorras estaban demasiado frías. Pero durante su posible excursión, era consciente de que podría encontrarse a Ledger, y sería demasiado tonta como para caer en esa posible opción.

Al legar a los terrenos, se adentró hacía la orilla del lago, pero no se paró en el embarcadero o las principales zonas donde los alumnos solían sentarse a disfrutar del sol en primavera, que eran las más cercanas y visibles desde la entrada del Castillo; siguió andando durante unos minutos. Siempre se preguntaba porque razón los alumnos se conformaban apretujándose unos con otros los fines de semana libras, cuando, el castillo debía tener docenas de puntos a los que nadie visitaba El castillo era inmenso, por lo que tenía muchísimas zonas inexploradas.

En una de sus muchas excursiones en las que andaba como un puro zombi, Pansy había encontrado un trozo de valle, que ella calculaba que estaba situado bajo la torre de Ravenclaw, aunque no sabía donde se encontraba dicha torre. Dicha explanada daba al lago también, aunque no tenía orilla, pues por donde se llegaba a ese lugar se encontraba en un punto más alto que las otras superficies. Lo que más el gustaba a la rubia, era que se encontraba tapado por ramillajes y pequeños árboles, que hacían casi invisible su posible existencia allí. Una vez que llegó se sentó apoyando su espalda contra la fría roca del castillo.

Ahora que lo pensaba, no había vuelto a hablar con Potter desde el accidente. Principalmente, ni siquiera lo había visto. Todo había ocurrido hacía dos días, y solo había ido a la última clase de ese mismo viernes, en el cual no se encontraba Harry, y en el cual había tenido que ver a su querido profesor.

Pueden que lo que Blaise y Draco insinuaban era cierto. A lo mejor le gustaba Potter.

Pero, ¡Era imposible! ¡Ni siquiera lo conocía!. El único roce que habían tenido cara a cara y a solas, no había sido expresamente romántico, sino que el la había salvado de una violación segura, y ni siquiera se lo había agradecido.

La chica miró hacia la superficie del lago. Se notaba que era profundo pero, aún así, se encontraba tranquilo. ¿Por qué su vida no podía ser así? Tenía los dos mejores amigos que uno podía desear (aunque eso depende de la persona), su sentimiento de culpabilidad sobre los insultos hacia varias personas habían desaparecido, incluso con algunas de esas personas mantenían una amistad, extraña, pero esperaba que fuera momentáneamente, y luego, posiblemente estuviera enamorada de un chico guapísimo, que tenía un grandísimo corazón. El problema, ¡Ledger!

¿Por qué mierda tenía que haber aparecido en su vida en aquel instante? ¡No! ¿Por qué mierda tenía que haber aparecido directamente?

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió como el arbusto que le rozaba el brazo se movía. ¿Acaso alguien más sabía de la existencia de aquel lugar?

¿Y si Ledger la había estado espiando desde la entrada y la había seguido? Se decía a sí misma que debía tener demasiado tiempo libre como para ponerse a calcular la hora en la que regresaba, pero teniendo en cuenta que era un obseso malcriado, o sea Ledger, se le quito la incertidumbre de la cabeza.

No pudo seguir pensando pues la persona apareció al instante dejándola muda.

-¡Potter!-exclamó sorprendida- ¿Qué haces aquí?

-¡Oh!-exclamó él igual de sorprendido o más- No sabía que alguien viniera por aquí, lo siento ya me marcho.

¡No!-gritó ella haciendo que el moreno se girara-No hace falta, ya me voy yo. He estado ya mucho tiempo aquí. Puedes quedarte, igualmente, era muy idiota al pensar que un lugar como este lo conocía solo yo.

-Pero tú llegaste antes…-comenzó el chico.

-Tranquilo, ya he estado el suficiente tiempo que quería estar a solas, puedes quedarte.

Pansy se fue dirigiendo hacia el exterior de los arbustos, pero una mano retuvo su brazo. Por su mente aparecieron imágenes de cuando Ledger había cogido su brazo de entre la multitud de los alumnos cuando intentaba desaparecer. La diferencia era que aquella vez, le tomaron el brazo con fuerza y posesión, y Harry simplemente le había acariciado el brazo dulcemente, solo rozándolo, pero aprisionándolo entre su mano delicadamente, como si se fuera a romper.

Pansy se volvió hacia él confusa con el contacto que le quemaba la piel.

-Podemos quedarnos los dos-murmuró Harry casi inaudible mirándola a los ojos.

Pansy sintió que si seguía mirándolo a aquellos ojos verdes esmeraldas, sería su perdición. Ni siquiera fue consciente cuando le preguntó aquella pregunta de la cual se arrepintió más tarde.

-¿sabías que tienes los ojos más bonitos y más tristes que he visto nunca?

Harry se quedó mudo, pero no dejó de mirarla a los ojos. Y solo puedo sonreír cuando el rostro de la chica comenzó a tomar una tonalidad rojiza y empezó a balbucear.

-Yo…yo…yo…no debí…no tenía que…no debí haber dicho eso…lo siento…no soy nadie…no soy nadie para decirte algo así.

Volviendo a levantar la mirada hacia él vio como sonreía divertido y agradecido a la vez. Él era consciente de que esa chica era extraña. No era como Hermione que era su amiga, o Ginny y Luna que también eran amigas, aunque menos que la castaña. Pero Pansy era distinta. No era como Cho Chang con su afán de caerles bien a todos y de ser el centro de atención. Solo era la chica rubia que siempre acompañaba, mejor dicho que siempre aguantaba a Draco Malfoy. Pero era algo más que una chica para el rubio, era su amiga,

Él mismo lo había confesado en su ataque de sinceridad esa misma tarde, del cual momentos después negaría. Incluso tras disculparse a Hermione y comenzar a ser amigas, era extraña para él. No supo cuanto tiempo pasó exactamente. Solo sabía que aquella mirada verde agua no se le olvidaría en la vida.