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Fic basado en la serie Gundam Wing:

SHINIGAMI

En medio el cielo II

Capítulo 3

Dedicado a todos los fanáticos de Duo Maxwell.

Por DarkCryonic.

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11:30 PM

Duo pasó fácilmente los censores, como lo había hecho con anterioridad. La sonrisa típica, estaba sobre su rostro. Sus movimientos eran certeros y sigilosos. Todo un experto. Cuando se encontró frente a la caseta de seguridad que tenía que pasar, miró hacia atrás. Detrás de él, a más de un kilómetro tenía que estar Heero Yuy, esperando que se cumpliera el tiempo para empezar con los juegos.

Miró su reloj y sin decir más, se echó a caminar agachado por entre los árboles, usando sus anteojos de infrarrojos, pasó la primera parte, llegando hasta la muralla principal de la pequeña instalación, quedando hincado bajo la ventana de vigilancia. Los guardias parecían bastante distraídos, ya que ni notaron que se había pasado corriendo desde el bosque frente a ellos hasta allí.

Creo que la suerte está de nuestra parte.-Murmuró, mientras rodeaba la muralla y llegaba hasta un costado de la caseta, donde se encontraba la puerta de entrada y la caja de fusibles. Demasiado a la vista, para su gusto. Sus instintos le decían que mejor no la abría, podía tener algún dispositivo. Así que la dejó como estaba. Siguió rodeando, hasta estar frente al pequeño sendero que lo llevaría hasta la base misma. Corrió y se escabulló rápidamente por los arbustos, quedándose quieto, contemplando lo que lo rodeaba.

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"Bien Duo Maxwell, ahora sólo te queda avanzar. No hay vuelta atrás ni siquiera para quejarse, además el de la idea fuiste tú mismo, nadie te obligó a venir.

Veamos, tienes sólo 20 minutos para llegar al objetivo, 5 para los explosivos y un milagro para salir, antes del gran Boom. Sí, ya sé, estoy loco pero así me quiero... En menos de 8 minutos empezarían las distracciones por parte de los demás. Tenía que ser rápido, o quedaría en medio de los fuegos artificiales, y eso sería bastante peligroso, ya que no estaba protegido por mi gundam.

Respiro profundamente y me pongo a correr lo más rápido que se me permite entre los árboles, atento con mis infrarrojos a cualquier artefacto, y concentrado en no tropezar con alguna raíz o con algún alambre atado a una granada.

Por otro lado, mis manos no pueden dejar de estar empuñadas, como tratando de evitar que tome mi pistola. Sé que es mala idea, alguna tontería podría exaltarme y hacerme disparar... y eso sería como ponerme un letrero de : AQUÍ ESTOY, en plena frente y con luces de neón fluorescentes. Dramatizo, pero así de impactante podrían llegar a ser las consecuencias de una tontería como esa, ya podía ver la cara de Wufei diciéndome lo tonto que era.

Unos mil metros, sí, eso debía ser lo que había avanzado...pero aún no era bastante. Los ladridos de unos perros me hacen detener la marcha. ¡¡Diablos!! Odiaba los perros, más en estas ocasiones. La noche estaba helada y había brisa, lo que podría perjudicarme, ya que los perros podrían olerme si están a favor del viento, y dar la voz de alerta.

Me quedé quieto, observé levemente mi brújula y empecé a caminar de nuevo, para detenerme otra vez y agacharme lo más rápido, provocando que le clavará con unos espinos en una de las manos, por lo menos, no eran hierba mala... hubiera sido gracioso, terminar la misión con marcas en la piel y sin dejar de rascarme.

Una luz venía desde dirección contraria a bastante velocidad, podía quizás ser algún vehículo... una motocicleta quizás, pero no estaba seguro, no podía escuchar el ruido del motor. El viento, no dejaba que el ruido llegara a mí, así que me quedé quieto. Esperando que el tiempo pasara lento. Esta pequeña espera podría quitarme minutos valiosos, más cuando se trataba de mi vida y Shinigami todavía tenía cosas que hacer con su vida, además tenía un trato indefinido de fastidio contra un chino... y no lo dejaría sin terminar... era parte del honor de ser Duo Maxwell, el dios de la muerte.

"Diablos, que no nos hayan descubierto..." Murmuraba entre dientes, mientras veía pasar la motocicleta a menos de un metro de donde me encontraba tan rauda que sólo pude ver al piloto por escasos 2 segundos. No podía arriesgarme a perder más tiempo, así que me dispuse a caminar con rapidez entre los árboles. Mis ojos vieron las copas de estos, notando los hilos intrincados cruzar en diferentes direcciones. Estaban hechos para detectar movimiento por sobre ellos, así que no debía preocuparme, o por lo menos no tanto.

El ruido de los perros se hacia más notorio. Me estaba acercando, pero todo parecía ser bosque. ¿Dónde diablos estaba la dichosa entrada y los malditos perros? Si los cálculos de los tres fantásticos estaban en lo correcto, debería estar a menos de 30 metros frente a mí. Pero dónde, y aún siquiera, podía ver a los dichosos perros que había escuchado... hasta que el milagro sucedió, frente a mis ojos...

Me siento como Aladino, expiando a los 40 ladrones... sí, ya que parte de un montículo, que yo creía que eran solo ramas y más ramas; se abría dejando ver una puerta. No pude evitar sonreír. Las cosas estaban saliendo mejor de lo que tenía pensado.

Parecía ser el cambio de guardia. Estaba de suerte. Un par de soldados estaba saliendo con sus fusiles al hombro. Saludaron a otros dos que se acercaban corriendo por el bosque a mi izquierda. No pude evitar encogerme. Había estado caminando demasiado cerca de ellos y no los había notado. Si que estaba distraído. "Baka"... Dijo la voz de Heero dentro de mi cabeza. Asentí, por primera vez, estaba de acuerdo con el Heero de mi cerebro que siempre me recordaba lo estúpido y descuidado que podía ser a veces.

Los soldados, después de una breve charla, se alejaron. Los primeros hacia el bosque y los segundos hacia el interior de la base. Tenía que aprovechar ese momento para entran. Esperé que los primero ya no se vieran. Agradecí el hecho de los que entraban se demoraran más de la cuenta en hacerlo, así que corrí hacia ellos, sin que lo notaran, hasta cuando les salté encima haciéndolos caer, y golpeando fuertemente sus cabezas contra el suelo de la entrada, usando el peso de mi cuerpo y la fuerza de mis brazos para ello. Uno quedó desmayado al instante, el otro se resistió, pero mis manos en su cuello, lo dejaron inconsciente, en menos de 1 minuto. Sabía que ver al soldado perfecto hacer eso, me ayudaría un día.

Observé el lugar y noté que era un ascensor. Apreté los botones y cerré la puerta. No parecía haber alguna cámara de vigilancia dentro del lugar. Le quité las armas a los guardias, y me las guardé. Nunca se sabía si podría usarlas para protegerme. Amarré sus manos y pies con sus propias agujetas. Y los dejé sentados uno al lado del otro. Se veían chistosos, no pude evitar reír brevemente para luego abofetearme mentalmente por ser tan descuidado en un momento tan crucial de la misión; si seguía sí, nunca podría obtener la confianza suficiente de los tres gruñones.

Cuando el ascensor dejó de moverse, apreté mi cuerpo contra unas de las paredes. Las puertas se abrieron y no noté ningún sonido. Asomé uno de mis ojos y vi un extenso pasillo en silencio. Parecían dormir. Miré nuevamente a los guardias desmayados e hice lo que nunca nadie cuerdo tenía que hacer. Con un fuerte golpe de mi pie, destruí los controles del ascensor, dejándolo inservible. Nadie podría subir por él, o entrar. Y entre ello, yo. Si no encontraba otra forma de escape, estaría en aprietos.

Salí e hice que la puerta se cerrara a mis espaldas.

--Lo siento chicos, pero tengo un trabajo que hacer.—Dije echándome a correr por el gris pasillo. Sólo había una dirección, hacia adelante. Saqué mi pistola y la empuñé. De todas formas, las distracciones ya debían haber empezado, o debían estar...-- Diablos, la alarma... La fiesta empezó...– Dije entrando a una habitación, que tenía un letrero afuera con unos números. Era lo más cercano que tenía para esconderme, ya que el sonido parecía venir de todos lados, junto con voces de personas gritando y ruido de gente corriendo. – Hola chicos.—Dije notando que no estaba solo. Estaba nada menos que en una sala llena de monitores, con dos guardias observándolas. Antes que se dieran cuenta, ya les había dado en alguna parte del cuerpo con mi arma, inutilizándolos.—Lo siento.—Dije acercándome a los monitores, y sin sentir una gota de lastima. Nunca dejaba de sorprenderme de mi sangre fría. Sería que este era el verdadero Duo Maxwell, y no el que siempre está sonriendo y jugando con Q-man o Fei. "Ya deja de pensar tonterías, y concéntrate. Ya no eres Duo, ahora, eres Shinigami... y tienes una misión que cumplir..."

Concentré mis ojos en los monitores, en ellos podía ver a los gundam luchando con algunos mobile suits, y algunas salas que parecían ser de la base... mobile suits... cientos de ellos... y muchos soldados... por lo menos, ya sabía que tenía que hacer. Destruí las conexiones de los monitores y todo lo que pudiera ayudar a mis amigos fuera y a mí, dentro del hormiguero.

--"Alerta Roja, nivel A... 4 intrusos en el área..."—Escuché que decía una voz de mujer por los parlantes.—"Posibles intrusos en la base, nivel 01, ascensor oeste, destruido"—Continuó diciendo.

--Diablos.—Fue lo único que salió de mi boca. Ya sabían de mí o por lo menos lo sospechaban. Siquiera ya tenía confirmado que había otros ascensores, además del que había destruido; y eso me daba cierta extraña tranquilidad.

Salí del lugar deshaciéndome de cualquiera que se me pusiera por delante. Ni siquiera tuve tiempo de pensar en cuantos llevaba muertos como en otras misión. Primero tenía que salvar mi trasero, ya después tendría tiempo para sentirme mal.

Después de cruzar innumerables pasillos, y revisar más de diez habitaciones, llegué hasta un gran hangar, al cual tenía que bajar por un ascenso. Me recordó las instalaciones desde donde había robado a mi gundam...

El ruido de las personas corriendo hacia todos lados, me distrajo por unos segundos. Tenía que bajar y poner los explosivos lo más pronto posible, el tiempo se acababa. Ya vería después como salía de este embrollo.

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A las afueras de las instalaciones...

--Heero, ¿hay señal de Duo?—Preguntó Quatre, mientras se acercaban más al centro de la base. Habían destruido las casetas, y estaban luchando con algunos mobile suits que habían aparecido de entre los árboles.

--Negativo.—Contestó fríamente el de ojos azules, mientras lanzaba proyectiles contra los enemigos.

--Debe estar por salir.—Dijo el chino mientras se sacaba de encima a dos de los inútiles que trataban de destruirlo.

--Él saldrá.—Dijo Trowa mientras seguían disparando.

Quatre no pudo evitar recordar los ojos del Shinigami cuando le entregó su cruz. ¿Qué era lo que había querido decirle?... ¿sería aquello una despedida?... No... Le había dicho que no lo dejaría solo. Y Duo Maxwell nunca mentía, de eso estaba más que seguro...

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Después de atontar a media docena de guardias, Duo llegó hasta el que parecía ser el centro de la base y del hangar mismo. Sacó rápidamente los explosivos y con una agilidad que asombraría al mejor los dispuso dentro de una de las cabinas de los mobile suits que se estaban armando aún. La gente corría por todas parte, las luces rojas de las alarmas aún eran visibles por todos lados y la voz femenina por los altavoces dando indicaciones no dejaba de sonar. Era toda una fiesta, y aún faltaba lo mejor... el brindis final, en manos del dios de la muerte...

--Listo.—Dijo para sí, mientras terminaba de poner el tiempo a los detonadora. 10 minutos como máximo. Bastante arriesgado para alguien que apenas sabía donde estaba parado, siendo la única forma de salir que conocía, un ascensor que había destruido con sus propias manos.

Antes de bajarse de donde estaba, notó algo que le llamó la atención. Había un mobile suits tapado. Sería lo que estaba buscando. Su instinto de ladrón no podía estar fallándole. Sonrió mientras saltaba para bajar y corría, extrañamente, entre todos los demás. Nadie parecía darse cuenta de que no era uno de ellos, había tanta gente, que nadie se detenía a mirarlo, hasta que llegó a los pies de su destino. Rápidamente se escurrió bajo la lona y como pudo empezó a escalar hacía arriba. Cuando llego a la cabeza, entró dentro.

--Es igual a la cabina de Deathscythes.—Dijo mientras se sentaba y rápidamente empezaba a apretar los controles delante de él. El cronómetro de su mano, marcaba 8 minutos 30 segundo y descontando... no pudo evitar sonreír; más aún cuando las luces de la cabina empezaron a encenderse, junto con la pantalla.—Hora de salir de aquí.—Dijo mientras hacia que la máquina diera un paso, haciendo que la lona que lo cubría resbalara hasta el suelo, dejando ver a un mobile suits negro, con alas rojas. Las personas parecieron darse cuenta de que algo andaba mal, cuando el piloto de dicho mobile suits no obedecía las órdenes, de detenerse.

Fue en ese instante, en que dos máquinas aparecieron rodeando a Shinigami, para evitar su fuga.

--No me falles... No eres mi gundam, pero te le pareces..—Dijo sacando la espada que tenía en uno de los brazos su mobile, destrozando a uno de los enemigos, con una facilidad que impresionó hasta al propio Duo.—Diablos... es un Gundam... como el nuestro...!! – Alcanzó a decir antes que un grupo de mobile suits, lo encerraran, sin poder moverse.—¡¡Empieza el baile!!—Gritó mientras se abalanzaba contra los que tenía en frente, entretanto a sus espaldas, los otros le lanzaban proyectiles que al chocar con él, mermaban sus movimientos un poco, pero no suficiente como para seguir con su tarea de destruir a todos los que tenía a mano.

En menos de 1 minuto, todo el lugar se había vuelto un caos de humo y proyectiles, olvidándose de los que aún estaban dando vueltas por el lugar, esta vez, tratando de salvas sus propias vidas.

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--¡¡Es tiempo de alejarnos o la ola expansiva nos atrapará!!.—Grito Wufei.

Heero no contestó de inmediato, pero al ver pasar raudo a Trowa a su lado, no pudo evitar nada más que seguirlo. Quatre se alejó también, sin dejar de mirar el centro del lugar. Por lo menos, Duo había evitado que más soldados salieran de la base para atacarlos, pero no había señal de él.

--¡¡Duo!!—No pudo evitar gritar, cuando una luz brotó del lugar partiendo el cielo en dos, y dejándolos ciegos.

--Baka...—Murmuró Heero mientras se cubría los ojos con su brazo, y mordía su labio inferior.

Trowa y Wufei se mantuvieron en silencio, sin saber que decir o que hacer. La luz no dejaba que vieran lo que pasaba y no había señal por radio del trenzado.

--Heero!!—Exclamó Quatre. Antes que Quatre dijera más, Heero ya trataba de comunicarse con el transmisor de Duo, pero sólo escuchaba estática. La explosión debía haberlo dañado o...

Los 4 chicos se quedaron en silencio, volando a unos 50 metros sobre el desastre: Un gran agujero del cual salía humo negro y llamas, de forma impresionante; y a primera vista, no había rastros de sobreviviente alguno. Era realmente imposible, que alguien hubiese sobrevivido a tal explosión.

--Debemos bajar y rastrear el área.—Dijo Quatre con un hilo de voz.

--Ok... – Contestaron al unísono los chicos.

--¡¡Por Shinigami, eso si que estuvo cerca!!—Dijo una voz. Los cuatro chicos se quedaron viendo hacia todos los lados, sin respirar.

Heero fue el primero en darse cuenta y mirar hacia arriba.

--Pero... no puede ser... – Dijo Wufei, que había notado los movimientos del Wing.-- Deathscythes?

--No, ese no es el Gundam de Duo.-- Dijo Trowa, notando que los colores y la forma era algo diferentes.

--Hola amigos, me extrañaron.—Se dejó escuchar por segunda vez, mientras la imagen de Duo se veía en los monitores de los Gundam de sus compañeros. Quatre no podía dejar de sonreír. El corazón le latía muy fuerte, se había sacado una gran angustia de encima.--¿What?... ¿Por qué me miran así? – Preguntó al notar que nadie decía nada, y que lo miraban de forma extraña.

Frente a ellos, en un mobile suits que asimilaba un demonio, estaba nada menos aquel que habían creído muerto sólo segundos antes, y aún no podían asimilar, que el muy "maldito" estaba vivo.

--Duo!!!!!!!

--Baka!!!!!!

--Maxwell!!!!!!!

Gritaron sus compañeros al mismo tiempo, provocando que Duo abriera los ojos sorprendido, mientras pasaba su mano por sus cabellos, tratando de entender que diablos estaba pasando.

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Y así terminó la misión. Volvimos a la cabaña en medio de la nada, donde tuve que relatar con todos los detalles lo que había pasado,

mientras Quatre no dejaba de sonreír, después de haber puesto nuevamente la cruz en mi cuello.

Nunca entenderé bien que sucedió con ellos, y porque siento que me miran de una manera distinta.

Sé que soy el tipo con más suerte de esta galaxia, pero ya saben,

soy Shinigami

y nunca moriré...

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Continuará

DC