---------------------------------------------------
Fic basado en la serie Gundam Wing:
SHINIGAMI
En medio el cielo II
Capítulo 4
Dedicado a todos los fanáticos de Duo Maxwell.
Por DarkCryonic.
---------
Siempre han dicho que no merezco ser feliz, que las marcar que llevo nunca me dejarán libre; que soy el dios de la muerte y que me fue negada la posibilidad de ser feliz. Que nada debo esperar de lo que los demás llaman futuro, que nací para estar muerto en vida y que aunque pareciera, nadie me querría en verdad.
Lo han dicho tantos que ya creo que es cierto. Y como siempre, lo acepté como parte de la culpa que debo pagar. Shinigami debe pagar, con su dolor, el sufrimiento que causó y sigue causando a los demás mientras busca lograr eso que llaman Justicia.
Maldición... ¿Por qué pensar esto ahora? Las cosas están en calma, nada podría salir mal... más ahora que nuestra última misión nos acerca cada vez más a la victoria definitiva y a eso que anhelamos: la Paz.
No pude evitar clavar mi mirada en el nuevo compañero que teníamos. El Gundam que había robado en la última misión, estaba erguido en medio del Wing y Deathscythes. Aún no le habíamos puesto nombre, pero en mis pensamientos solía llamarlo Shadow... ya que se cernía sobre nosotros como una gran sombra. No podía dejar de contemplarlo, cada vez que pasaba por el hangar. Quizás estaba traicionando a mi Gundam, pero había algo extraño que no me dejaba en paz.
Ese Gundam estaba hecho para alguien como yo, y quizás era eso lo que me molestaba... que hubiera alguien más, tan parecido a mí, en algún lugar, esperando recobrar a su compañero.
Miré a Deathscythes y no pude evitar soltar un suspiro. Si mi Gundam no estuviera cerca, también haría lo que fuera para recobrarlo.
--Así que tu dueño, vendrá pronto por ti.—Murmuré, mientras volvía mi vista a Shadow que parecía verme y asentir.
--¿Qué dices, Maxwell? – Preguntó una voz a mis espaldas. Volteé con rapidez.
--Fei, amigo...—Dije al reconocer al chino. No lo había sentido llegar. ¿tan distraído estaba?—¿ya tenemos otra misión?—Pregunté tratando de desviar su atención, mientras terminaba mi pregunta con una de mis típicas sonrisas.
--Aún no ha pasado ni una semana de la última y ya quieres acción.—Dijo dando unos pasos a donde yo estaba parado y se quedó mirando a mi nuevo amigo "Shadow".-- ¿de qué dueño hablabas, Maxwell?—Preguntó sin mirarme.
--Sólo es una tontería.—Dije mientras metía mis manos en los bolsillos de mi pantalón y cerraba los ojos, mientras recordaba el milagro de seguir vivo, gracias a que había podido salir antes de la explosión, sólo segundos, pero bastaron para salir vivo, aunque no ileso. Aún sentía dolor en mi cuerpo, gracias a algunos moretones y cortes que sufrí como consecuencias de los ataques que recibí dentro de la base y las esquirlas que cruzaron la armadura de "Shadow", cuando tratábamos de alejarnos de la onda expansiva de la explosión, sin mucho éxito.
--Deberías estar descansando.—Dijo Wufei mirándome con detención.
--Estar sentado no va conmigo, Fei amigo. Además quería ver a mi Gundam.—Dije mirando al chino, quien seguía analizándome.
--¿A cuál de los dos?—Preguntó él sin dejar de mirarme con detenimiento, como cuestionando mis ojos.
--¿Qué quieres decir?—Pregunté a mi vez, volviendo mi vista a Deathscythes, recorriendo su contorno que ya me sabía de memoria con detenimiento, para no tener que ver al chino.
--Te observé, y sólo parecías ver al nuevo Gundam...—Dijo.—Y que yo sepa, ese no es tu Gundam.—Dijo con seriedad.
--Crees que no lo sé, Chang.—Dije, mirándolo, sin poder evitar el tono frío de mi voz. Había sonado más como el soldado perfecto en el peor de sus días.
Me miró con sorpresa. Era primera vez que lo trataba por su apellido, y no sabía porque lo había hecho. Sería que estaba enojado con el chino por adivinar parte de los pensamientos que me inquietaban. Por un par de minutos no dijimos nada. Volví mi atención a mi Gundam, y cuando digo mi Gundam, hablo de Deathscythes... el que siempre me ha mantenido vivo...
--¿Tanto te gusta ese Gundam?—Preguntó de pronto, reanudando la conversación.
--No es eso... no lo entenderías...—Dije dándole la espalda y saliendo del lugar.
Él nunca entendería que el Gundam era lo de menos, lo importante era saber para quien había sido fabricado. Alguien debió imaginarlo, diseñarlo... añorarlo... y no estaría tranquilo hasta encontrar a aquella persona y enfrentarla... sólo después de eso, estaría seguro de comprender las cosas y por sobre todo, lo que debía esperar de mi propia vida.
-------------------------------
Caminé por las instalaciones cruzando los pasillos vacíos, con las palabras de Wufei en la cabeza. Cuando llegué al lugar en que estaban nuestros dormitorios dentro de la gran base subterránea, dispuesta para nosotros en la tierra, no pude evitar entrar a mi cuarto y encerrarme en él, antes que alguien más intentara ver dentro de mí, buscando respuestas, que aún no estaba preparado para dar ni a mí mismo. "¿Qué es lo que tanto quieres Shinigami?"
Las cosas habían cambiado en esta semana. Quatre parecía algo más serio a veces, y se me quedaba viendo con algo de tristeza. Aún no entendía que era eso que pasaba por su cabeza, que me hacía creer que estaba preocupado. Sólo esperaba, no ser causa de esa inquietud.
Aunque a veces creía saber que era lo que le molestaba. Quizás no le había gustado ver a Shinigami tan presente en mí, como en aquella oportunidad. De alguna manera, los tres gruñones estaban acostumbrados a mis cambios de personalidad, pero Quatre, parecía ser más conciente de ellos, y por lo tanto, notaba los cambios profundos que se producían en mí. Quizás su sensibilidad le jugaba en contra, cuando se trataba de tratar de descifrar a Duo Maxwell.
Además, había notado que parecían estar más pendientes de mí. Bueno, no era que de un día a otro fuéramos amigos... no, pero donde quiera que fuera, siempre aparecía alguno... hasta Heero, ya no me hacía callar tan seguido... y eso era extraño y me incomodada; aunque fuera lo que siempre había querido, que nos lleváramos mejor... pero al tenerlo más cercano, parecía hacerme sentir, de alguna manera, fuera de la realidad... y eso ya me estaba incomodando.
A la hora de la cena, tocaron a mi puerta. No contesté, tuve la intención de que creyeran que dormía, pero no resulto. Quatre entró abriendo la puerta con suavidad y con la típica sonrisa en los labios.
--Es hora de comer, Duo.—Dijo mientras entraba y cerraba la puerta. Yo estaba recostado, con los brazos hacia arriba flexionados, dejando mi cabeza entre mis manos entrelazadas. Mi vista había estado observando descuidadamente el interesante cielo raso del lugar por más de dos horas antes que Quatre llegara; así que decidí mirar a mi rubio amigo, para variar.
--Ya voy, Quatre.—Dije volviendo mi vista al techo. El rubio no se movió ni un milímetro. Parecía tener la determinación de llevarme con él, aunque tuviera que arrastrarme.
--Te espero.—Dijo afirmándose en la pared, junto a la puerta, cruzándose de brazos y con un semblante tranquilo que no dejaba de impresionarme nunca.
--Eres más terco que Wufei, lo sabías?—Dije incorporándome de un solo movimiento rápido. Estiré mis brazos que ya estaban medio entumecidos por la pose que había tenido por largo rato. Miré una pequeña mesa en la que estaban mis cosas, y cogí, más bien por costumbre, mi automática y una de mis dagas, disponiéndolas entre mi ropa como siempre. Quatre me observaba con detenimiento.
--¿Piensas salir a alguna parte?—Preguntó mientras me ponía la chaqueta, ya que las instalaciones no se caracterizaban por ser muy cálidas, más de noche.
--No, Q-man. Es más bien la costumbre. – Dije sonriendo como siempre.
--Entiendo.—Dijo volteando hacia la puerta y abriéndola.
"Yo creo que no".—Pensé mientras lo seguía por el pasillo rumbo a la "cafetería" del primer nivel.
--Los técnicos han estado revisando el nuevo Gundam...—Dijo antes de entrar en el lugar que debían estar los demás esperándonos.
--¿Y?—Pregunté mirándolo con curiosidad.
--Es interesante... dicen que los mecanismos son similares a Deathscythes. – Dijo buscando mi reacción a sus palabras en mi rostro.
--Eso, de alguna manera, ya lo sabía.—Dije adelantándome y abriendo la puerta; donde en varias mesas la gran parte de la gente del lugar estaban comiendo.
Miré rápidamente el panorama. En verdad, no tenía ánimo de hacer vida social, pero se vería bastante extraño, que Duo Maxwell, el más expresivo de los pilotos de Gundam, se sentase solo en alguna mesa, alejado del ruido.
Quatre pasó por mi lado, tomando mi brazo izquierdo y arrastrándome hacia el fondo de lugar. Más de alguno de los del lugar, me saludaban y sonreían. Yo trataba de corresponder sus gestos, con algunas leves inclinaciones de cabeza o alguna sonrisa, pero se me hacia un infierno interminable. En verdad, NO ESTABA DE ÁNIMO. Y eso era fácil de percibir en una persona como yo, así que gran parte del trayecto la hice con la vista perdida en algún lugar del suelo que pisaban mis pies. Hasta que Quatre se detuvo y levanté la vista encontrándome con los ojos de Heero que me miraba con cierto detenimiento. El rubio me sentó entre Wufei y el soldado perfecto, mientras él se sentaba en frente, junto a Trowa. Nos quedamos en silencio, hasta que Quatre sonrió, aunque sus ojos mostraban intranquilidad que no me gustaba ver en ellos, así que no pude evitar empezar con la comedia de siempre... Duo Maxwell a la acción, aunque no estuviera de lo mejor.
--Ves, Quatre amigo... sin mí se morirían de aburrimiento.—Dije mirándolo de forma divertida.
--Baka...--- Murmuró Heero a mi lado.
--Heero...Confiesa que me echaste de menos, aunque fuese un par de milésimas de segundo.—Dije mirándolo, mientras me cruzaba de brazos, y él me miraba con un dejo de sorpresa en sus fríos ojos.
--Ya empezó...—Murmuró Wufei desde mi derecha, lo que hizo que volteará hacia él.
--Fei, amigo... tú si hubieras llorado... verdad?—Dije mirándolo, esperando una respuesta, mientras no podía evitar reírme internamente por incomodar a parte del grupo de gruñones.
El chino me miró de forma fija y luego desvió su vista a la chica que nos servía la comida en ese mismo instante, interrumpiendo el momento de incomodidad que estaba provocando entre ellos. No sabía por que lo estaba haciendo... ¡¡diablos!! Sí lo sabía... quería que alguno de ellos dijera, que era necesario... de que si yo muriera me echarían de menos...o algo por el estilo.
"Temes ser reemplazado, Duo." – Dijo una voz dentro de mi cabeza. "Es eso lo que temo... que aparezca alguien como yo, que me pueda reemplazar en este grupo..."
--¿¿Duo?? ¿¿Estás bien??—Me preguntó Quatre sacándome de mis pensamientos. "¿Cuánto tiempo habría pasado desde que me había perdido en mis pensamientos?"
--Estoy bien.—Dije sonriendo y concentrándome en la comida frente a mí; mientras una única pregunta se repetía una y otra vez dentro de mí cabeza. "¿Soy reemplazable?"
Comimos en silencio, como no lo habíamos hecho desde hace mucho. No tenía ganas de hablar. La imagen del Gundam y de su posible piloto no dejaban de pasearse de allá para acá, sin fin. Apenas me di cuenta de lo que habíamos cenado o de lo que habían conversado mis compañeros, si es que lo habían hecho...
No sé como pasó, pero de pronto me encontré sentado solo en la mesa, con el plato vacío frente a mí. El ruido del lugar había desaparecido. Levanté mi vista y comprobé que sólo había un par de personas aseando el lugar. No quise mirar la hora, pero ya deberían ser más de las 9 de la noche.
Me levanté en silencio y salí del lugar. Caminé por el pasillo dejándome llevar por mis piernas. No fue sorpresa encontrarme en el hangar frente a Deathscythes que parecía contemplarme con seriedad, en medio de la poca luz.
Shadow no estaba junto al Wing, lo que me sorprendió un poco, pero quizás era mejor no encontrármelo cada vez que anduviera por allí.
Sin saber que hacer, decidí sentarme en el suelo apoyando mi espalda en una caja de refacciones y flexionando mis rodillas hasta mi pecho. Entrelacé mis brazos abrazando mis piernas mientras echaba mi cabeza hacia atrás y contemplaba mi máquina.
¿Por que no podía dejar de pensar en aquella tontería? Desde siempre he sabido que no somos más que soldados, y que cualquiera puede reemplazarnos. Ya muchas veces me lo ha dicho Heero. Pero sólo ahora sentía esa extraña sensación. Diablos! Tanto puede molestarme sentirme uno más del resto.
--Soy Shinigami... me niego a ser reemplazado...—Murmuré en voz alta, sin querer.
--Así que es eso lo que te molesta.—Dijo una voz. No me moví. ¿Para qué? Heero Yuy no era de conversaciones que pasaran la media docena de palabras... y con las que ya había dicho, había cumplido la cuota del día.-- ¿Duo?—Preguntó.
--Así que sabes mi nombre.—Dije mientras cerraba mis ojos y apoyaba mi rostro en mis rodillas; tratando de desviar el tema de su atención. No me hacia gracia que alguno de los que llamara compañeros se enterara de mis pensamientos, menos, el soldado perfecto. Pero siempre parecía el destino ponerlo por delante.
--Baka...—Dijo, mientras escuchaba sus pasos calmos dirigiéndose hasta mí. ¿Sería que era una de esas noches en que se rompía el mito de que Heero Yuy no era humano? Baaa... no creo en milagros.
--¿Somos reemplazables, verdad... Heero...?—Pregunté en voz baja. No perdía nada con hacerlo. Si no contestaba, sería como siempre.
--La respuesta ya la sabes.—Dijo con su seriedad acostumbrada.
--Sí.—Respondí, levantando la vista y mirando a mi Gundam; por sobre la cabeza de Heero. De un impulso me puse de pie. Parte de mis heridas se resintieron, pero no dije nada. Sonreí como de costumbre y me alejé del lugar sin hablar más; dejando al soldado perfecto mirándome con curiosidad.
De todas formas, Heero no era de muchas palabras y yo no estaba de humor para tratar de conversar con él. Además, ya me había confirmado lo que ya sabía. No éramos amigos, menos una familia. Seguía siendo el huérfano de siempre. Sólo me tenía a mí mismo y a mi Gundam.
Cuando llegué a mi cuarto me recosté sin desvestirme. Había demasiadas cosas que aún no me dejaban en paz, y una de las que más me molestaba era sentir que nunca tendría el derecho de aferrarme a nadie. Nunca tendría amigos de verdad o una familia. Shinigami estaba destinado a estar solo para siempre o hasta que la misma muerte se lo llevara a reunirse con los que alguna vez llamo padres y amigos en su niñez.
--Debí morir aquella vez en el incendio.—Murmuré para mí.—O en la última misión... de todas formas mi vida seguirá siendo la misma... Duo Maxwell, ya ríndete... no puedes escapar de la oscuridad que te cobija...
----------------------------------------------------------------
Pasaron dos días antes de que nos confirmaran sobre la posibilidad de que hubiera una segunda base en la tierra con grandes dotaciones de armamentos destinados a la lucha contra las colonias. Por lo menos la acción me daría algo más en que pensar.
El grupo fue dividido en dos: Trowa y Quatre viajarían primero a una ciudad en donde creíamos que había información que nos llevaría a la ubicación correcta de la 2ª base de Oz. Ellos se encargarían de localizar a los informantes.
Los restantes, llegaríamos dos días después y nos alojaríamos en un lugar diferente, para pasar desapercibidos; y tendríamos la misión de hacernos con los datos de la forma que fuera, después de tener las pistas correctas.
-------------------------------------------
Pasaron 48 horas antes que tuviéramos noticias del rubio y el cirquero. Por mi parte, ya estaba más que desquiciado del silencio que me rodeaba. Había hecho todo lo posible por no tirarme por la ventana y acabar con mi sufrimiento; pero la voz de Quatre en la laptop de Heero, me volvió a la calma.
En pocas palabras, la misión era entrar a un edificio que de día parecía una simple oficina, a buscar la información que supuestamente se encontraba en una de las tantas oficinas. No sabíamos que buscar...si planos o discos de información.
-- En otras palabras...—Dije mientras Heero cerraba la laptop.—...estaremos ciegos dentro de ese lugar... buscando algo que ni siquiera sabemos que exista.— Me dejé caer en uno de los sillones con cansancio, ya nada podría darme más intranquilidad.
Wufei se paseó un momento por la habitación. Heero se mantuvo en silencio. Era evidente que los tres pensábamos en las posibilidades de éxito y de sobrevivencia del asunto. Mientras más rápido fuéramos a ese lugar, sería mejor. De todas formas, Quatre y Trowa no podrían conseguir más información... y no teníamos tiempo para seguir esperándolos. Oz cada vez actuaba con mayor urgencia y no podíamos perder nuestro apreciado tiempo. Además debían estar actuando con mayor resguardo y prontitud desde la última vez en que volamos su base.
De hecho la seguridad en la tierra era mayor. Cada vez nos costaba más movernos con libertad entre las ciudades y confiarnos en los informantes. Por nuestras cabezas ofrecían grandes sumas de dinero, y no podíamos ser descuidados.
¿Cuándo?—Pregunté rompiendo el silencio en que estábamos sumidos.
----------------------------------
----------------------------
--------------------
Continuará...
Saludos cordiales,
DarkCryonic
Chile, 2006-03-08
