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"Me alzo y salto
Entre tus dedos sabré caer... que sea cierto que odio el silencio..."
/Lucybell: Cuando respiro en tu
boca/
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Fic basado en la serie Gundam Wing:
SHINIGAMI
En medio el cielo II
Capítulo 6Cuando llegamos a la azotea, me dejé caer sentado en el suelo. Wufei me miró con curiosidad, y antes que me diera cuenta estaba revisando mi estado.
-- Cómo lo imaginaba, tus heridas está abiertas...—Dijo con seriedad, pero en voz baja.
-- No es nada...—Dije en voz baja también, mientras sonreía.
-- Estás loco sabes... -- Dijo poniéndose de pie y mirando hacia otro lado.
-- Les traje un regalo.—Dije lanzando mi mochila hacia Heero que me miraba con cierto dejo extraño en sus ojos.
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Heero miró con seriedad a Duo y después abrió el bolso entre sus manos. Sacó los planos y los abrió con rapidez. Las imágenes de varios Gundam aparecieron frente a sus ojos...
-- Sabía que te gustaría.—Dijo Duo poniéndose de pie con algo de dificultad, cosa que sus compañeros no notaron, ya que estaba pendientes de los diseños detallados entre sus manos.— Ahora como salimos de aquí... —Murmuró mirando sus alrededores. – Por la cuerda, por donde más... – Se respondió a sí mismo con algo de mofa, mientras parte de su cerebro pasaba revista a las heridas en su espalda, que serían las más dolorosas al cruzar la soga de vuelta.
Aguantó las ganas de preguntar si habían encontrado algo, pero prefirió seguir concentrado en parecer él mismo... herido... pero sin que se notara demasiado... además había muchas cosas aún que descubrir... y que si notaban que estaba mal, lo dejarían fuera de la acción. El sonido de la voz de la chica aún le molestaba dentro de la cabeza.
-- ¿No sería mejor que nos fuéramos?—Pregunté.
Heero afirmó, Wufei guardó todo dentro de una de las mochilas.
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Cuando llegamos a nuestro humilde hospedaje, me dejé caer sobre el sofá con fuerza. Aguanté un pequeño quejido al resentirse mi espalda. Cerré los ojos y me quedé quieto.
Heero y Wufei se comunicaron con los chicos y hablaron sobre los que habíamos encontrado. Me sorprendí al escuchar decir a Heero que ya teníamos los planos de la nueva base. Por un momento quise reír, pero me habría ganado una mirada fría de Wufei. Por lo que entendía, era el único que no había tenido suerte en nuestra aventura.
-- ¿Maxwell??
Abrí los ojos y vi a Wufei frente a mí con las manos en la cintura y mirándome fijamente. Levanté una ceja en forma de pregunta.
-- ¿Revisaste tu estado?—Preguntó. Miré instintivamente alrededor, Heero no estaba. Suspiré.
-- Estoy bien.—Respondí volviendo a mirarlo con tranquilidad.
-- Volvemos a la base en una hora.—Dijo mientras se iba a la cocina.
-- Bien...—Murmuré.-- El tiempo justo para darme un baño y cambiarme de ropa.-- Me puse de pie de un salto, cosa que no debí hacer, ya que un agudo dolor me recorrió la espalda. Esto ya era demasiado. ¿Por qué estás malditas cosas no estaban sanando tan rápidamente como en otras ocasiones? ¿qué estaba haciendo mal?
Caminé hasta mi cuarto y tomé algo de ropa. Me dirigí al baño y entré en él. Desaté mi trenza con suavidad. Mover demasiado mis brazos provocaban leves dolores soportables, pero nada agradables. Cuando pasé a la etapa de quitarme la ropa, noté que parte de mi camiseta estaba pegada a mi espalda.
-- Diablos!!—No pude evitar decir. Sin pensarlo mucho le di un tirón. – Por Shinigami...—Murmuré mientras apretaba mis labios con fuerza.
Entré a la ducha y dejé caer agua tibia sobre mí. No sé cuanto tiempo estuve allí, 5, 10, 15 minutos... quien sabe, pero en todo el tiempo no pensé en nada. Fue como quedar en blanco y me agradó demasiado la sensación. Estaba allí, pero no totalmente.
Cuando decidí que ya era hora de vestirme noté que era buena idea vendarme la espalda y el pecho. Eso evitaría que en caso de abrirse los cortes, la sangre se pegara a mi ropa... no quería pasar de nuevo por ese dolor Jajajaa... que cobarde.. pero Shinigami tiene que evitarse los dolores que estén en sus manos de evitarse, ya que de los otros... ya no podía hacer nada.
-- Maxwell... no te demores... en un rato nos vamos.—Dijo Wufei desde detrás de la puerta.
-- Ya voy.—Respondí. Me miré al espejo y me quedé quieto. Había algo distinto en mis ojos... pero qué... respiré con fuerza y traté de sonreír, pero ese no era yo. ¿Qué diablos estaba pasando? Moví mi cabeza tratando de quitar mis tontos pensamientos y me dediqué a vendarme. Cuando estuve vestido pulcramente de negro, salí del baño con paso firme. Arreglé mis cosas en menos de 5 minutos y me fui al sofá para esperar la hora exacta en que nos iríamos.
Me quedé sentado allí con la vista fija en la ventana. Afuera el viento agitaba los escasos árboles que había en el lugar. Las hojas volaban en medio de la calle envueltas en un pequeño torbellino. No supe por qué, pero suspiré. Sería que la vida normal me llamaba a su encuentro.
Sabía que ser Shinigami no sería para siempre, pero sabía que terminaría junto con él. Nunca había llegado el pensamiento del después de la guerra, porque estaba más que seguro que no había después.
Quizás para Quatre, Trowa, Wufei y hasta para Heero, había imaginado una vida en paz... pero yo... no... no estaba hecho para eso, aunque los demás creyeran que sí. Mi sociabilidad y parloteo los confundía y tenían una imagen distinta a la que en verdad podía ver yo cada vez que me miraba en un espejo.
Cada vez estaba más lejos del Duo de mi infancia. La frialdad estaba calando fuerte en mi interior y el dolor se estaba haciendo algo normal, junto con la sangre que manchaba mis manos y mis ojos. A veces pensaba que más que negro, mi color era el rojo... pero estaba demasiado asustado como para aceptarlo.
Respiré con fuerza y quité mi vista de la ventana. Me sorprendí al notar a Heero y Wufei mirándome. Levanté una ceja.
-- ¿Dónde estabas?—Preguntó Wufei. No pude evitar sonreír como era la costumbre.
-- En una playa...—Dije poniéndome de pie.—En una muy bonita playa...—Murmuré, mientras ponía mi mochila al hombro y salía tras de mi par de compañeros, sin evitar darle una mirada antes al salón... Otro lugar para mis recuerdos. "Un día de estos quizás sea bueno tener una casa..."
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De vuelta en la base...
( narración 3º persona)
/ Danzando en la oscuridad
dejando que los sonidos controlen tu cuerpo
olvidando quien eres...
olvidando... que mañana morirás.../
Los chicos caminaban tranquilamente hasta la sala de juntas. Tenían que planear el siguiente movimiento. Sería una de las misiones más importantes desde que estaban juntos y no podían darse tiempo a fallas. Delante caminaban Chang y Yuy, seguidos de Trowa y Quatre, cerrando la comitiva un muy extraño Duo Maxwell callado. Y no es que Heero lo hubiera mandado a callar o algo por el estilo. Era por decisión propia.
Sus compañeros habían notado el cambio, pero lo atribuían a una mala época del Shinigami. No sospechaban las mil preguntas e inquietudes que arremetían contra la cabeza del trenzado.
Cuando se sentaron en la gran mesa y Heero puso los planos sobre la mesa, Wufei se encargó junto a Trowa a dar conjeturas sobre todo. Por su parte Quatre estaba dividido entre ver a Duo dibujar sobre una hoja figuras extrañas o escuchar a sus compañeros sobre la futura misión. La pasividad del dios de la muerte lo impacientaba. Era como esperar explotar un volcán, pero éste no hacia erupción como de costumbre.
-- Maxwell...—Dijo Wufei tratando de volver al mundo de los vivos al perdido trenzado.
-- ¿Si? —Contestó el otro sin mirarlo, pero indicando de que sí estaba conciente de lo que estaba pasando a su alrededor.
-- Ya sabemos el nombre de tu nuevo amigo...—Dijo el chino.
-- Lo sé...—Respondió Duo mirando a sus compañeros.—Inferno es un bonito nombre.—Dijo con un tono sarcástico.
--¿Qué es lo que te molesta?—Preguntó Heero, mientras se cruzaba de brazos y clavaba su mirada azul de hielo en el Shinigami.
--¿Cómo decirlo?...mmm... creo que es obvio... – Dijo poniéndose de pie y acercando los planos a él. Y levantando uno.—Veamos... Inferno... sí.. la copia de Deathscythes... este otro... sí... tiene un parecido interesante con el Wing... y que decimos de este que parece estar cargado de armas... se me hace conocido... – Dijo mirando de soslayo a Trowa.
--Ya entendemos...—Dijo Wufei mirándolo con frialdad, al notar sarcasmo puro viniendo del trenzado.
--Entonces... – Dijo Duo volviendo a sentarse en la silla.—Ya sabéis lo que me molesta de todo esto.
Quatre lo miró con extrañeza. Duo le regaló una de sus sencillas sonrisas.
-- Por ahí en este mundo, hay 5 personas entrenadas como nosotros, con 4 de los 5 Gundam de estos planos. Eso es lo que me molesta...—Dijo Duo cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás.—No hay espacio para dos dioses de la muerte en este universo...—Murmuró.
Heero miró los planos con detenimiento.
-- La posibilidad de encontrarnos con soldados entrenados como nosotros es muy probable.—Dijo el chico de ojos cobaltos.—Pero nuestra prioridad es destruir la nueva base, y no los dueños de los Gundam.—Terminó por decir.
-- Tengo el presentimiento de que la base y nuestros nuevos amigos, son la misma misión.—Dijo Duo volviendo a abrir los ojos y concentrándose en las figuras que había dibujado.—Además siendo sinceros... enfrentarnos a Oz hasta el momento ha sido fácil, nuestros Gundam nos dan ventaja... pero si ellos tienen Gundam también, nuestra ventaja se pierde.—Dijo arrugando el papel entre sus manos con fuerza.
-- ¿En otras palabras?...—Se atrevió a preguntar Quatre.
-- Estamos fritos.—Concluyó el trenzado mientras sonreía.—Aunque no puedo negar que le da emoción a mi vida... enfrentar a mi sombra no pasa todos los días.—Dijo poniéndose de pie para salir del lugar.
-- No terminamos de planear la estrategia.—Dijo Heero mirando la espalda del Shinigami.
-- Es lo mismo de siempre 01... Entramos, destrozamos todo y volvemos a casa a la hora de la cena.—Dijo Duo saliendo del lugar.
Heero se paró con firmeza y salió tras el trenzado. Los demás se quedaron sentados esperando a que el piloto del Zero volviera, con un Shinigami vivo o muerto... cualquier cosa se podía esperar de ese par.
Mientras tanto Duo caminaba por el pasillo rumbo al hangar donde estaba Deathscythes con intenciones de prepararse mentalmente para pelear contra el mismo... o por lo menos con su reflejo, pero antes de llegar al lugar una mano en su brazo lo detuvo.
--¿Heero?—Preguntó al notar los ojos fríos del piloto del 01.
--La reunión no ha terminado.—Dijo el soldado perfecto.
--No estoy de ánimo.—Dijo Duo tratando de soltarse, lográndolo de un tirón.
--Aún sigues pensando...
--Sí.—Lo interrumpió Duo mirándolo con frialdad.—Aún me sigue molestando la maldita idea de que no soy más que un maldito soldado que se puede cambiar como si de un repuesto de Gundam se tratara... a ti no te importa porque no eres humano...—Comentario que provocó una mirada de furia de parte de Heero.-- ... pero yo, soy Shinigami, y no me gusta pensar que soy reemplazable...
-- No lo eres...—Dijo Heero fastidiado volteándose para volver a la reunión.
Duo quedó mirando al soldado con sorpresa...
-- ¿Heero?... – Llamó echándose a caminar tras el 01.—¡¡Heero!! ¿Es verdad lo que dijiste?...
-- Cállate, y vamos a la reunión.—Dijo el interpelado con la frialdad de siempre.
-- No voy hasta que me confirmes lo que creo que escuché.—Dijo Duo cruzándose de brazos y parando la marcha. Heero avanzó dos pasos más y se detuvo. Respiró con fuerza y miró al Duo.
--02 deja de comportarte de forma tan infantil.—Dijo.—Si sigues, así te dejaré fuera de la misión.—Dijovolviendo a caminar.
--Debí suponerlo... escuché mal...—Dijo Duo sin cambiar de posición.
"No me la harás fácil"... Pensó Heero mientras se detenía de nuevo. Estaba acostumbrado a las actitudes del trenzado, pero ya se estaba disgustando. Sabía que el Deathscythes era necesario en la misión, así que optó por la fase dos de todo piloto Gundam... persuasión...
-- Duo, si no vuelves a la reunión te patearé el trasero.—Dijo sonriendo. Gesto que heló la sangre del Shinigami. Nunca pensó que una sonrisa de Heero fuera así. Si daba más susto que cuando estaba con su cara de palo.
-- Pero...—Intentó decir Duo, pero al notar que una de las cejas de Heero se elevó interrogativamente se quedó callado. – Esta bien...—Murmuró echándose a caminar tras del de ojos azules.—Pero le diré a todos que dijiste que soy indispensable...—Dijo sonriendo, mientras Heero trataba de contenerse y no noquearlo en ese momento.
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La tarde de ese día concluyó con una misión perfeccionada en las mentes de los 5 pilotos Gundam.
En la hora de la cena, se sentaron en la misma mesa de siempre a comer como si nada. Cada uno se mantenía en su papel. Shinigami había vuelto a ser el hablador, mientras Wufei el gruñón, Trowa el indiferente, Quatre el conciliador y Heero... bueno... ya saben, el soldado perfecto... bueno.. volviendo al relato... cof... cof... cof... la misión estaba organizada para comenzar en 48 horas, ya que primero debían revisar los Gundam en caso de que tuvieran que enfrentarse a sus sombras, como solía llamar a los nuevos Gundam, Duo.
Así que el tiempo pasó rápido mientras daban los toques finales a sus maquinas y a los pensamientos. Lo interesante de todo, era que esta vez la base estaba en el espacio exterior. Así que estarían expuestos, por así decirlo, a mayor peligro.
Una base flotante con capacidad de moverse por donde quisiera. Quizás cargada de mobile suit de toda especie y quizás de los 4 Gundam y sus pilotos. Todo un reto. Un muy interesante reto.
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Con una taza de café entre mis manos me dispuse a pasar una tranquila tarde sin interrupciones con el televisor de la sala de descanso solo para mí. Quedaban más de 30 horas antes de la misión, y mi Gundam estaba perfecto.
Así que apreté el botón de encendido del control remoto y lo primero que veo es a Relena dando un discurso. Rápidamente cambie de canal a uno deportes. Digamos que no estaba para ver a la chica rosa por televisión. Bastante ya tenía, con aguantarla cuando nos tocaba misiones junto a ella.
Deportes... sí, no hay mejor que ver como disfrutan de una actividad sin sentido. Cambie de nuevo. Un concierto de música pop... me quedé allí menos de un minuto y le cambie de nuevo.
¿Qué teníamos ahora? Como decorar su casa en pocas horas ... que aburrido, ni siquiera tengo casa jajaa... sigamos... canal de comida, esto ya se pone más interesante... aunque hace mucho que no como algo decente, la comida de este lugar era sin gracia, estilo soldado aburrido...
Motocicletas... sí, eso estaba mejor... la mía, donde quiera que estuviera en este gran lugar debía estar necesitando algunas refacciones.
-- ¿Disfrutando de la vida?—Preguntó alguien a mis espaldas. No volteé, pero la sensación de haber sido observado por largo tiempo sin darme cuenta no me agradó, más cuando se trataba del chino y su posible mirada inquisidora.
-- Así es, Wu amigo... – Respondí lanzándole el control remoto.—Pero ya me aburrí.—Dije antes de tomarme de una mi taza de café ya tibio. Me puse de pie de un saltó y pasé por su lado.
--¿Maxwell?
--¿Mnnn?—Pregunté deteniéndome y mirándolo con curiosidad. No era común que el chino se me acercará para hablar, así que debía ser algo muy importante como para que se rebaja a hablar con el loco del grupo, por así decirlo.
Se quedó pensando un segundo. Pude notar que quería decirme algo, pero terminó recordándome la reunión de la tarde para afinar algunas cosas con relación a la misión.
Cuando llegué a mi cuarto, me senté frente al pequeño escritorio frente al portátil que habían dispuesto en la base para nosotros. Me sorprendió ver un puntito verde en una esquina, indicando que tenía un mensaje.
Era extraño, ya que nadie que me conociera sabía que estaba allí. Abrí el mensaje y noté que era una especie de carta.
"Shinigami:
No hay espacio para dos demonios en medio del cielo.
Inferno."
Me quedé quieto. Era un extraño mensaje lleno de incógnitas. Alguien me estaba repitiendo las mismas palabras que había usado yo, para referirme al piloto del Inferno. Ahora alguien, quizás aquel piloto, me decía lo mismo. Sería una coincidencia, una mala jugada, una broma de alguien de la base, o ...
No alcancé a seguir pensando, ya que un segundo mensaje llegó. Lo abrí y la pantalla se abrió a lo grande dejando ver una imagen. La imagen de una chica de cabellera negra y corta y de grandes ojos negros estaba frente a mí.
--"Shinigami, supongo"—Dijo mientras trataba de no caerme de espaldas. Sonreí al sentirme bobo. Levanté la mirada.
-- No tengo el gusto...—Dije mientras afirmaba mi cara en la palma de mi mano derecha que había acodado en el escritorio.
La chica se echó un poco hacia atrás en su silla, mientras sus ojos viajaban a través de mí, analizándome.
--No estoy para rodeos. Fue fácil para mí dar contigo, Shinigami. – Dijo mientras sonreía de forma fría.—Quiero que me devuelvas lo que me robaste.
--¿Te refieres a algo en especial?—Pregunté mostrándome despreocupado.
-- Veo que eres tal cual me dijeron, aunque dudaba que el piloto del Deathscythes fuera como tú. Pero algo bueno debes tener.—Dijo de forma sarcástica. Levanté una ceja, ya me estaba fastidiando, y más aún, el hecho de que le fuera tan fácil estar hablándome como si nada. Ya tenía algo que reclamarle a Heero, por dejar que el sistema de la base fuera intervenible.
--Discúlpame, pero se me hace tarde para mi siesta rejuvenecedora.—Dije con la intención de apagar el monitor.
--Y pensar que teníamos pensado ofrecerte ser parte de nosotros. – Dijo mirándome de forma analítica de nuevo. Sus palabras me causaron una extraña sensación.
-- Suena interesante.—Dije sin saber porqué.—pero como ya sabemos, no hay espacio para dos sombras en este pequeño mundo.
-- Es verdad, pero si fuéramos compañeros, las cosas cambiarían. Hasta podría jurar que lo pasaríamos genial.—Dijo sonriendo, mientras su mano jugaba con un colgante en forma de espada que colgaba de su cuello.
-- No lo dudo.—Dije mirando hacia la puerta de mi habitación. Apoyada en ella estaba Quatre mirándome con los ojos expectantes.¿cuándo habría entrado? Le sonreí sin decir nada. Volví mi vista al monitor.—Pero hay cosas más importantes.—Dije sonriendo galantemente y apagando el monitor antes de que pudiera decir algo más. Ya habría tiempo después para terminar esta conversación.
Me levanté y suspiré.
-- Ese soldado perfecto tiene que explicarme que diablos hace con este sistema de comunicación.—Dije mirando a Quatre que seguía silencioso y con los ojos más abiertos de lo normal. Eché mi cabeza hacia un lado mientras miraba al rubio, esperando que soltara lo que tenía que soltar.
-- ¿Duo?
-- Sí, ese soy yo.—Le respondí.
-- Ella...
-- Sí, la famosa piloto del Inferno. No sé porque no me sorprende encontrarme con una chica. Aunque pensándolo bien era muy bonita. Aunque no sé porque me recordó a Heero. A.. sí, la forma de mirar. Quizás haría buena pareja con el soldado perfecto. Mmm... aunque quizás terminen dándose de balazos... aunque sería interesante ver algo...
-- ¡¡DUO!!—Grito Quatre provocándome que parara en seco.
-- ¿Q-man?
-- No le dijiste que no.—Dijo bajando la mirada.
-- Decirle que no? A quién?... ah!!—Dije reaccionando a su pregunta.—Mnnn, es verdad, pero no tengo intenciones de cambiarme de bando-- "por ahora"--. Así que no te preocupes. – Dije mientras sonreía, aunque no estaba tan seguro de lo que decía. – Pero cambiando de tema, ¿a qué venías?—Pregunté.
Quatre lo miró con tristeza contenida cuando leyó un brillo extraño en los ojos del Shinigami. El destino volvía a ponerse laberíntico frente a ellos.
Continuara...
Saludos cordiales,
DarkCryonic
2006.
