Sublime

Advertencia –Shounen–ai (Amor entre chicos).

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Capítulo 3: Sensual y Llamativo

Agua caliente, se sentía tan deliciosa contra su piel, casi había olvidado como se sentía... después de tantos baños de agua fría, era lo máximo, la gloria, el paraíso... ¿Él podrá tener un departamento como ese trabajando con Kai?... el lugar era increíble, actualmente se estaba bañando en un enorme jacuzzi azul. Estaba parado en el centro, dejando que el agua de la regadera mojara su cuerpo.

Cerró sus ojos, disfrutando al máximo el momento, no había sido tan difícil. Si, se sintió asustado, frustrado, y por un momento arrepentido, pero por tener algo así, valía la pena. Sonrió, después de mucho tiempo de auto–lástima, ahora podía sentirse bien... si, tal vez dolía un poco su cuerpo, sobretodo ese lugar en el cual el cuerpo de Kai lo invadió, pero era soportable, además el peliazul había sido bastante considerado, y había sido increíble...

Sus mejillas tomaron un leve color carmín, recordando cómo el joven lo había hecho gritar por él... ¡Cielos!... se notaba que sabía lo que hacía – "Espero algún día poder hacerlo como él lo hace" – pensaba, bajando la mirada, para observar su propio cuerpo desnudo, cuando se dio cuenta de lo que hacía al pensar en Kai, levantó su vista... – "ahora no puedo olvidarlo" – se recriminaba.

Suspiró… pensando en la noche anterior, cuando el peliazul lo mantuvo entre sus brazos, casi toda la noche. Le prometió llevarlo de compras, dijo que él pagaría, que irían por ropa… – "Que tenía que verme sensual y llamativo" – se sonrojó levemente, eso se lo había susurrado al oído cuando despertaron en la mañana, acompañado de unas caricias en sus glúteos.

Colocó inconsciente sus manos en sus glúteos, cerró sus ojos, y acarició su piel, dejando el agua aun bañando su delgado y delineado cuerpo – "Kon, deja de manosearte" – se gritó mentalmente, soltándose… respirando agitadamente debido al susto. No le gustaba lo que su mente comenzaba a figurar, lo que se decía que no quería repetir… pero… inconscientemente era lo que más deseaba…

– contrólate, demonios – gritó molesto – relájate – se dijo a si mismo, calmando el rápido palpitar de su corazón. – Relájate – repitió más suavemente.

– si, relájate – un par de brazos lo rodearon, un flácido miembro rozaba sus glúteos, una suave boca susurró en su oído, causando un escalofrío.

– ¿K…Kai?... – balbuceó, no lo había escuchado. Pasó saliva con dificultad. No sabía cuanto tiempo el bicolor lo había estado observando… – "¿Y si me vio tocándome?..." – se alarmó, y apenó.

– ¿Esperabas a alguien más?... – preguntó el ojicarmín, tomando entre sus labios el lóbulo del chino, succionando suavemente – porque no creo que llegue – lamió, introduciendo su lengua, haciendo que el pelinegro moviera su cabeza intentando alejarse de él.

– n…no – respondió, los brazos lo rodearon firmemente por la cintura, impidiendo que pudiera moverse de donde estaba parado – me… asus –

– lo sé… – comenzó a recorrer con las yemas de sus dedos el vientre plano de su ahora amante.

– ¿Q…Qué haces?... – preguntó nervioso, el ojicarmín era muy…. – "Curioso con sus manos"

– ¿No te gusta?... – comenzó a besar su cuello, haciendo su enorme y sedoso cabello negro a un lado – ayer no dejabas de gritar – sonrió, mordiendo levemente la sensible piel – ahorita te tocabas recordándome – lamió el área que enrojeció con sus dientes.

– N…No es verdad – se intentó defender inútilmente, intentando soltarse de esas expertas manos que lo comenzaban a alborotar... pero ya no tenía que hacer más con ese sujeto, ya había cumplido…

– bien, si así lo quieres – bramó, soltándolo, no tenía paciencia esa mañana y no tenía tiempo de estarlo seduciendo. Se alejó de él, caminando hacía una de las orillas del jacuzzi. Movió unas llaves, y agua caliente comenzó a salir de varios agujeros que había por todo el jacuzzi, llenándolo rápidamente con agua. – Te voy a enseñar a disfrutar un baño – dijo el ojicarmín, removiendo una tapa de la orilla de jacuzzi para verter una sustancia rojiza.

En unos segundos burbujas comenzaron a salir junto con el agua. Kai cerró el correr del agua y se sentó recargándose en una orilla, cerró sus ojos, disfrutando de lo relajante que se había vuelto el lugar.

El vapor se levantaba, cubriendo todo el baño. El peliazul descansaba con sus codos recargados en el respaldo de porcelana azul. Con los ojos cerrados y el cuerpo relajado, como si el chino simplemente no estuviese en el lugar. Nervioso, tomó asiento a un lado del peliazul, y se quedó observándolo...

Era guapo, las marcas de su rostro no se borraban, así que probablemente eran tatuadas... – "Le quedan muy bien" – analizaba. Sin parpadear, viendo ese cabello azul mojado caer a los lados de su cabeza, gotas bajaban por sus hombros, otras por su frente, pero al parecer eso no le molestaba. Su pose era cómoda, sin embargo se veía intocable. Su pecho llamativo, como deseaba poder volver a pasar sus manos por ahí... sentir esos músculos bajo sus dedos... sentir esas fuertes manos en sus glúteos – "¡En que estoy pensando!" – se inquietó.

Cerró sus ojos, intentando relajar su cuerpo, ahora podía entender el porque el joven peliazul podía llegar a ser tan caro... ¿Pero cómo podía tener tanto ego y venderse?... no tenía lógica, o le gustaba sentirse... ¿Deseado?... si probablemente eso.

– ¿Dónde vives?.. – cuestionó el ojicarmín sin abrir los ojos, sacándolo de sus pensamientos.

– ¿Ehh?... ¿Por qué?... – musitó nervioso, pues él no tenía un hogar como ese... no podía decirle a Kai el tipo de lugar donde pasaba las noches y los días, dando lástima.

– No te conviene vivir lejos si no tienes auto – respondió sin darle importancia al asunto.

– no vivo lejos – cantó dudoso.

– bien, habrá que ir a ver que tipo de prendas tienes, para saber que necesitas –

– NO – gritó rápidamente, levantando sus manos y moviéndolas acentuando su negación.

– hn – Kai abrió sus ojos y lo miró pensativo.

– bueno… es que… yo… – guardó silencio cuando sintió a Kai acercarse a él, y tomar su mejilla entre esas poderosas manos.

– en primera, nadie me grita, y en segunda, se hace lo que yo digo – siseó, advirtiendo que con él, se juega con sus reglas. No pudiendo responder, o poder emitir cualquier sonido, asintió.

Ese muchacho podía dar miedo cuando quería, sentía como el aire le faltaba... esa mirada lo dejó helado... Se relajó cuando el peliazul regresó a recargarse donde antes y volvió a cerrar los ojos, disfrutando su baño. Soltó el aire que había estado reteniendo sin darse cuenta.

La puerta se abrió sin avisar, dejando ver a un joven de cabello lavanda demasiado claro, largo, atado con un delicado moño en su espalda. Ojos color azul cielo y piel tan blanca como la de Kai. Mezclilla cubriendo sus piernas y una playera floja blanca puesta descuidadamente.

– KAAAAAI – llegó gritado, entrando como si no le importara que esa no fuera su casa, como si el baño estuviera desocupado. Corrió al jacuzzi, donde se quedó observando a Rei de manera extraña – ¡Tú no eres Bryan!... – dijo, señalándolo.

– pues claro que no, estúpido – respondió Kai, enojado por la insensatez del muchacho. – ¿Por qué te diste cuenta?... ¿El cabello?... ¿Los ojos?... ¿La piel?... ¿La raza?... – preguntó sarcástico.

– rayos... bueno, si no está contigo... ¿Dónde demonios está?... de nuevo no llegó a dormir, pensé que estaría contigo...otra vez… esto me comienza a desesperar – siseaba el joven, se notaba que era mucho menor que Kai, Bryan o Yuriy.

– hn... ¿Por qué no le preguntas a Yuriy?... si está trabajando, él debe saber – respondió Kai sin inmutarse, o abrir los ojos.

– Pero me da miedo ir allá arriba solo – respondió el ojiazul, girando su mirada, enfocando algunos tubos sobre una repisa en el baño.

– Cobarde – replicó el peliazul.

– si, y a ti te encanta ir arriba... ¿No?... sobretodo en las mañanas cuando sabes que aún sigue dormido y que te lo vas a encontrar en cama, con muuuuuuuy poca ropa – respondió sin mover su mirada del estante. Kai abrió sus ojos, molesto por la acusación... aunque fuera verdad.

– Ni se te ocurra, Ryan – amenazó Kai, cuando notó hacía donde se dirigía esa mirada azul. El joven pelilavanda no hizo caso, y rápidamente estaba frente a los estantes, tomando los tubos entre sus manos, para llevárselos con él.

– DEJA ESO – gritó el ojicarmín levantándose.

– bueno, mira te dejo la mitad. Así todos quedamos felices – replicó el ojiazul, regresando algunos tubos.

– de–ja–los to–dos – habló haciendo énfasis en cada sílaba, causando un escalofrío recorrer el cuerpo del chino por todo el veneno que se escuchaba en su voz.

– pero Kai, es demasiado lubricante... Se va a desperdiciar – se defendió el pelilavanda, girándose con la mitad de los tubos de lubricante entre sus manos. Kai ya no se molestó en responder. Salió enojado del jacuzzi, caminando desnudo y de forma amenazante hacía Ryan, quien ni le importó, ni se preocupó. – ¿Sabes?... te recomiendo que te apresures, aun es temprano, y es probable que te encuentres a Yuriy durmiendo – sonrió malévolo – mmmm en cama… solo, despeinado y con fachas –sabía que eso llamaría más la atención del peliazul, que los lubricantes que se quería robar.

– Imbécil – balbuceó el ojicarmín, tomando una toalla, cubriendo la parte inferior de su cuerpo, para salir del baño a vestirse.

– Jeje, nunca falla – se burló el ojiazul, metiendo los tubos en todas las bolsas de su pantalón, para dejar libres las manos – hola precioso, disculpa que este pobre diablo no conozca el nombre de tan hermoso ángel – dirigió su atención al ojidorado que continuaba dentro del jacuzzi.

Rei se sintió asustado por esa mirada depravada que el ojiazul le lanzaba, sentía como si pudiera ver a través de las burbujas. Su mirada quemaba, intentó esconder un poco más su cuerpo dentro del agua, encorvando su espalda, deseando alejar esos ojos azules que lo miraban con deseo.

– No seas tímido – le guiñó el ojo, acercándose a la azul porcelana, para hincarse a un lado, y meter una mano al agua caliente. Sonrió cuando su mano se encontró con uno de los pies del asustado chino – yo podría enseñarte mejores movimientos de cadera – dijo con descaro.

– imbécil, ven acá, vamos a preguntarle a Yuriy por Bryan, para que te puedas desaparecer – gritó una voz dentro de la habitación, Kai. Rei no pudo evitar sonreír, agradecía mentalmente el que Kai llamara por ese joven para alejarlo de él.

– ash, ahí voy – se levantó el pelilavanda, molesto por la distracción, y salió del baño.

– Apresúrate, hay ropa limpia en la cama – asomó Kai la cabeza, antes de salir también de la habitación, llevándose a Ryan con él.

Se quedó mirando el espacio vacío donde Kai apareció por última vez... ¿Ropa limpia?... ¿Acaso le iba a prestar ropa limpia?... Otra sonrisa apareció en sus labios, después de todo Kai no era un desalmado bastardo, que solamente piensa en sexo – "Un momento, claro que solamente piensa en sexo, pero ahora con su jefe" – reaccionó.

Bajó la mirada, ese pensamiento le dolió, no sabía porqué, pero le dolió, levantó de nuevo su dorada mirada y salió lentamente del jacuzzi, sintiendo el dolor en su cuerpo, pero ahora mucho menor, pues el agua caliente había ayudado. Tomó una toalla que estaba colgada a un lado y se comenzó a secar.

La toalla era suave. La pasó por su pierna, disfrutando de la deliciosa tela, por su otra pierna, percibiendo el delicioso olor a limpio. Inició con el secado de su torso, esa toalla no raspaba, ni tenía manchas, ni estaba percudida, la pasó por detrás de su espalda, y se cubrió.

Levantó un poco la toalla, dejando que su nariz la tocara, oliéndola… Olía a limpiador caro, lo que daría por tener una toalla como esa en casa, sería lo máximo. La alejó de su cuerpo, para agachar la cabeza, y dejar su largo cabello caer frente a él, donde comenzó a masajearlo con la toalla para secarlo, lo cubrió con la tela y lo enrollo, acomodando la toalla sobre su cabeza.

Antes de salir del baño, asomó la cabeza, deseando que el joven pelilavanda no estuviera por ahí. Se sintió aliviado cuando no lo vio. Tampoco vio a Kai, sin embargo eso no le hizo sentir alivio, al contrario – "¿ACASO QUIERO QUE KAI ME VEA VESTIRME?" – Pensó alarmado – "no, claro que no" – se decía a si mismo, sus instintos le pedían lo contrario.

Lentamente salió del lugar, entrando nervioso a la habitación. Caminó sigiloso a la cama, donde un muy lindo pantalón negro yacía extendido, una camisa blanca delicadamente doblada, y... – "¿Ropa interior?" – pensó extrañado. Tomó los bóxers que también estaban ahí, y se quedó analizándolos.

Era extraño... ¿Cómo se le ocurrió a Kai prestar ropa interior?... eso era… extraño. Se golpeó mentalmente cuando notó que el pedazo de prenda tenía etiqueta de nuevo. – "Claro, es nueva, pero... ¿Enserio me dejará usarla?" – prefirió pensar que si, y se sintió bien, muy feliz... con Kai.

Se vistió, disfrutando de cómo se sentía la prenda extraña sobre su cuerpo, le agradaba la sensación, pensó que lo más adecuado sería dejar su cabello suelto, pues el color negro de los pantalones combinaba perfectamente con ello.

Salió de la habitación, listo, con unos bellos zapatos negros que iban perfectamente con su atuendo, vaya que Kai sabía vestirse bien. Se encontró al peliazul en que tanto pensaba parado frente al refrigerador, vestido de azul, con un chaleco y bufanda blanca. Se veía tan... sexy. Sacudió rápidamente el pensamiento de su mente y permaneció parado en el mismo lugar.

– te tardaste – dijo de manera monótona Kai, sin voltear a verlo, cerró la puerta del refrigerador, revelando al pelilavanda atrás de esta, quien casi se le caía la mandíbula al quedarse con la boca abierta admirándolo.

El ojicarmín aprovechó la oportunidad, y con cuidado, sacó la llave de su departamento del bolsillo del ojiazul, lanzándosela a Rei.

– Atrápala, prefiero que la tengas tú – murmuró.

– OYE ES MIA – se quejó Ryan.

– Ya no – lo miró Kai con reproche.

– Bueno no importa, aun tengo la llave de Yuriy – se burló el ojiazul, abriendo la lata de cerveza que tenía entre sus manos, y le dio el trago.

– hn, como si la usaras –

– Tienes el ego muy alto, un día de estos lo vas a desesperar y te va a correr, aunque no lo creas – regañó Ryan.

– si, el mismo día que tu 'pienses' – respondió retador.

– pensaré el día que te haga caso…. Espera, eso se escuchó mal – analizó el ojiazul.

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Abrieron la puerta del lugar, Rei temblaba nervioso y avergonzado por lo que iba a mostrar, pasó saliva y entró primero, haciendo a un lado algunas cosas en el piso para que sus visitas pudieran analizar el lugar.

– ¿Aquí vives?... – preguntó el pelilavanda.

Lo miró triste, para ellos probablemente su hogar actual esa una burla. – "Al menos Kai prefirió venir conmigo que ir con su jefe, espero que todo lo que Ryan dice sobre ellos sea mentira"

– oye Kai ¿No te trae recuerdos?... – el pelilavanda levantó una hoja que se encontraba en una pequeña mesita, el objeto haciéndose pedazos al momento de tocarlo.

– cállate, imbécil – Hiwatari cruzó sus brazos y continuó pasando su mirada por la habitación.

– ¿Ahí duermes?.. – se acercó sigiloso a la cama, temiendo que si la tocaba también se desharía.

– si – un color carmín cubrió las mejillas del chino.

– no te preocupes, cuando comiences a trabajar, difícilmente llegaras a pasar las noches aquí – animó el menor.

– ¿Ryan?... no ayudas con tus comentarios – susurró aterrado.

– pero tiene razón – Kai intervino – no volverás a pasar una noche aquí – cerró sus ojos carmín, moviendo ligeramente la cadera hacía un lado.

– ¿La tengo?... – parpadeó estúpidamente – ¡AHH!.. ¡Si!... ¡La tengo!... – levantó su mano derecha en señal de victoria – ¿Por qué la tengo, Kai?.. – preguntó.

– imbécil – curveó una de las comisuras de sus labios – porque el niño ya no va a vivir aquí –

– Ja, si, ves, te dije, Rei, ya no vas a vivir aquí – señaló al neko con felicidad – ¿Kai?.. – miró al peliazul – ¿Por qué ya no va a vivir aquí?.. – rascó sus lavandas cabellos.

– baka – suspiró – porque va a vivir conmigo... – dijo como si se tratase de lo más simple del mundo.

– ¿Disculpa?... – ojos dorados se abrieron como nunca, su corazón saltó de la emoción, de tan sólo imaginarse viviendo en ese lugar – momento... ¿Por qué?.. ¿A cambio de que?... –

– es que seguro le hiciste a Kai recordar cuando vivía como t…. – una mesa le cayó encima, callándolo al momento.

– Kon, recoge tus cosas, nos vamos – anunció sin sentimiento alguno, antes de salir del pequeño y deshecho departamento – ten – lanzó las llaves del auto desde afuera – sube todo, no rayes nada, iré a pagar el adeudo de la renta –

– ¿Cómo sabes que…. – comenzó a preguntar, el pelilavanda levantándose a su lado.

– ya te dije, él recuerda cuando vivía co…. – la puerta del departamento le cayó encima, volviéndolo a callar.

– tienes 5 minutos antes de que me arrepienta – informó el ojicarmín, perdiéndose en el pasillo.

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Alguien tocaba la puerta... gruñó molesto y cansado – LARGO – gritó, se dio la vuelta y se volvió a quedar dormido, disfrutando de la comodidad de su enorme cama. La puerta rechinó al ser abierta sin permiso, revelando a un peliazul entrar al lugar como si no le importara el no haber sido invitado.

– Yuriy – dijo firmemente, despertando por segunda vez al dormido joven. Quien se giró, encarando a Kai.

– Cierra la puerta – se quejó cuando sintió la horrible luz lastimar sus ojos.

Kai, antes de cerrar la puerta y evitar que la luz entrara, oscureciendo nuevamente la habitación se quedó observándolo, grabando en su mente rápidamente lo lindo que se veía el joven yaciendo tranquilamente en su cama, cubierto por esas suaves sábanas de satín color rojo vino. Su cabello despeinado, esparcido por la almohada también vino.

– ¿Qué quieres?... – balbuceó el pelirrojo, aun con su rostro en su deliciosa almohada.

– Te ves cansado – observó Kai, caminando y sentándose a un lado del otro joven, siempre mirándolo.

– ¿ENSERIO?... – replicó con sarcasmo, deseando más que nada poder seguir durmiendo.

– ¿Estuviste con alguien?.. – preguntó de cierta manera, celoso.

– No soy tu – contestó cansado Yuriy, cubriendo más su cuerpo con las sábanas, queriendo blockear la molesta voz del ojicarmín,

– ¿Qué hiciste toda la noche?... – cuestionaba inquieto.

– cuentas, no concuerdan los libros con lo que hay en banco – informó, comenzando a molestarse por el interrogatorio.

– ¿Hay fuga de dinero?.. – se sorprendió Kai, eso era muy poco común.

– Eso parece, por más que revisé, no encontré la razón – abrió finalmente sus azules ojos, sabiendo que no podría volver a dormir.

– hn... y Bryan volvió a desaparecer – informó el peliazul. – ¿No sabes si trabajó anoche?... –

– ... – se talló los ojos con sus manos, pensando – tu viste que no... – respondió finalmente enojado.

– Bueno, alguna maldita explicación debe de existir... ya se le está haciendo costumbre – siseó.

– tampoco puedo amarrarlo y esperar a que no se desaparezca –

– Creo saber donde se mete – subió la rodilla a la cama, sentándose de una manera más cómoda, mirando aun el cansado rostro de Yuriy, ahora más despabilado, observándolo.

– ¿Dónde?... –

– debe estar con alguna persona – comentó. Yuriy giró su vista al techo, y se quedó pensando.

– ¿Crees que tenga un amante?... – preguntó.

– Casualmente desaparece en las noches... – respondió, llamando de nuevo la atención del ojiazul, quien se llevó una mano al rostro, pensando de nuevo.

– Genial – dijo sarcástico – fuga de dinero, y Bryan con pareja... ¿Algo más?... – dijo casi gritando.

– No creo que Bryan comience a fallar en el trabajo – intentó animarlo.

– Ya veremos – murmuró.

– Cuando regrese le preguntas, vamos de compras – invitó Kai, viendo como el pelirrojo alejaba su mano de su lindo rostro.

– ¿Compras?... – preguntó, algo desorientado.

– si, el chino de ayer… deberías ver que increíble se ve con el cabello suelto, simplemente le falta ropa adecuada. –

– ya veo, habrá que ve… – no pudo terminar la oración, pues la puerta fue agresivamente abierta.

– Ya apareció – anunció Ryan. Segundos después de su anuncio, la voz del fugitivo adulando al chino se escuchó retumbar por todo el departamento.

– No te vayas a parar junto a las flores – decía Bryan.

– ehh... ¿Por qué? – se escuchaba la nerviosa réplica de Rei.

– Porque opacarías su belleza con la tuya – sonrió, tomando esas apiñonadas mejillas entre sus pálidas manos.

– Es el colmo – Kai enojado, se levantó, para ir a discutir con el ojilavanda. Yuriy lo siguió, saliendo de su cama, en bóxers y camiseta blanca holgada, se puso un pantalón de tela azul. Listo para correr a todos esos invasores de su departamento.

– ¿Qué hacen todos aquí?... me tienen buscándolos por todos lados, hasta pensé que se había largado a algún lado – reclamó Bryan.

– ¿Tú?... ¿Buscándonos?... – gritó Ryan – ¡Tu eras el maldito perdido!... Nosotros te estuvimos buscando por todos lados –

– TODOS – gritó autoritario el pelirrojo, llamando la atención de todos en el lugar – fuera de mi casa – ordenó – tu – señaló a Bryan – te quedas – finalizó, fulminándolo con la mirada.

– Te espero en el centro comercial – dijo Kai a Yuriy, quien asintió con la cabeza.

– Veo que alguien tuvo una buena noche – habló Bryan mirando la sonrisa de burla de Kai – alguien tuvo una mala noche – se giró, y encaró a Yuriy – alguien... logró pasar la noche – miró a Ryan – y alguien tendrá un hermoso día – le sonrió a Rei.

– ¿Qué?... ¿Ya hasta adivino te volviste?... – se burló el peliazul.

– No, pero yo también los voy a acompañar – respondió sin quitarle la mirada al chino – lo que significa que pasaras el día conmigo – le sonrió seductoramente.

– ¡Afuera todos!... – repitió el ojiazul, entrando en otra habitación, una diferente de la cual salió, ante la mirada de todos.

– ¿Qué le pasa?... – preguntó Rei, curioso por lo cruel que se había visto la última mirada del ojiazul. Aprovechando para preguntar ahora que no estaba a la vista

– hoy... no tengo idea, se nota que pasó mala noche – hizo una pausa, viendo fijamente la puerta por la cual el pelirrojo desapareció – y ayer nos vio a Kai y a mí besándonos, no le agrada ese tipo de espectáculos... – se giró de nuevo al chino – en pocas palabras no le gustan los hombres, ni los hombres con otros hombres – explicó.

– Eso es lo que dice – dijo Kai de manera burlona.

– Y al gigoló este – señaló a Kai con burla – le gusta su jefe, pero nunca se le ha cumplido el capricho, por eso es un amargado –

– Ohh – dijo el chino, mirando el mismo lugar que todos.

– Como si tú tampoco quisieras tenerlo en tu cama – retó Kai a Bryan.

– Eso no te importa – se giró, mirando con ojos furiosos lavandas los rojos de Kai.

– Lo ves – replicó Kai, soportando asesina mirada.

– ¿No deberías haberte largado ya?... – se defendí con burla nuevamente.

– hn… – tomó al chino del brazo y lo arrastró, para salir del lugar, seguidos por un pensativo Ryan.

Bryan los miró salir del lugar, se giró y miró la puerta de la oficina de Yuriy, donde él pelirrojo lo esperaba, frunció el ceño... – "Si sigue gritando así, se va a quedar sin voz" – pensó crítico, comenzando a avanzar hacía el lugar.

Abrió la puerta y asomó la cabeza, vio al ojiazul sentado detrás de otro escritorio revisando unos papeles. Los alejó unos momentos, y levantó su mirada azul, para señalarle a Bryan que entrara a la oficina, y se colocara frente el escritorio.

Comenzó a avanzar dentro de la gran oficina, podía ser escalofriante algunas veces. Se paró a unos tres metros del escritorio y desplegó su ya conocida sonrisa burlona.

– ¿Qué te pasa?... ¿No te vinieron a cantar los pajaritos?... – preguntó. Recibiendo como respuesta, una seña, en la cual el pelirrojo se llevaba un dedo a la boca, diciéndole que guardara silencio.

Se levantó de su escritorio, y caminó hacía el pelilavanda de manera decidida. Se posó justamente frente a Bryan, y lo miró a los ojos.

– no, no vinieron a cantar los pajaritos... esta mañana llegó toda la parvada buscándote – respondió sin emoción alguna en su rostro.

– pero esos no son pajaritos, Kai es como guajolote, Ryan probablemente sea un cuervo, y el nuevo es un colibrí –

– ¿El nuevo?... así que ya todos dan por hecho que está contratado – comentó – lo siento, Bryan, pero están equivocados… – negó con la cabeza.

ЭSublime ЭSublime Э Continuará... ЭSublime ЭSublime Э

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