Capitulo 2: Una mansión, sin ocupante

Por fin llegue a la otra orilla del lago, me quede asombrada al descubrir, una casa. Con curiosidad me puse a cotillear.

En el primer nivel (en la orilla del lago) había un escritorio con dibujos, la mascara de un disfraz de carnaval y una miniatura del teatro de la Opera, un poco mas a la derecha un órgano de tubos, pase la mano tocando las teclas, casi pegado al lado derecho del órgano había un cortinón rojo parecido al del escenario, lo que mas me impacto fue que detrás de ese cortinón había un maniquí con un traje de novia.

Subí por unas escaleritas al segundo nivel y había una cama en forma de cisne con sabanas de raso rojas, alado de la cama había una mesita de noche, con un joyero encima, que era algo parecido a un mono vestido con túnica persa, a la derecha había un armario, lo abrí y vi una infinidad de vestidos, cada vestido tenia su corsé a juego. Justo enfrente, en la pared contraria al armario había unas escaleritas y al final una ventanita, subí por ellas y mire por la ventanita, pero no se veía nada estaba muy oscuro. Toda la mansión estaba iluminada por velas, cada una puesta en su candelabro.

Decidí irme pues allí no iba encontrar a nadie. Así que me volví a tirar al lago y nade asta la orilla contraria.

Ya había acabado mi turno así que me fui a 1 planta al cuarto de la limpieza a cambiarme, con tan mala suerte que me choque con el Señor Moncharmin.

Señorita Althea, ¿Qué le ha pasado?

"Rápido piensa en alguna mentira"

Nada solo es que estaba intentando coger unos papeles que había en el lago y me caí

Por el amor de dios esta encharcada, vaya a junto Madame Giry y que le preste un vestido de su hija.

Y así lo hice, fui a junto Madame Giry y ella muy amablemente me presto un vestido de Meg… Ahora recuerdo por que nunca (a no ser que la ocasión lo requiriese) me ponía vestidos. Odio ponerme un corsé.

Madame Giry, no me apreté tanto el corsé por favor…

Disculpa querida, es la costumbre…

Salí de la Opera y me dirigí a mi casa, una vez allí, me quite aquel vestido y me puse el pijama. Por mas que lo intentaba no conseguía dormir, estuve toda la noche dándole vueltas a mi descubrimiento, al final me quede dormida. Pensando en si lo que Leroux había escrito era producto de su imaginación o era cierto.

Por la mañana como cada día fui a trabajar, sabía lo que tenia que hacer, acabar de limpiar los sótanos, me quedaban 2. Esa gallina afónica, había conseguido que me dieran el peor trabajo de toda la Opera, pero no se lo iba a demostrar, ella había conseguido que me asignaran este trabajo, yo conseguiría joderle la autoestima, demostrándole que no me importaba.

Hice lo mismo que el día anterior, fui al cuarto de la limpieza, me recogí el pelo, me arme con bolsas de la basura y el plumero y baje asta el 6 sótano. Estés estaban mas limpios pues casi nadie bajaba asta allí, así que termine pronto.

Cuando subí de vuelta, sentí el impulso de cruzar el lago otra vez, no me lo pensé dos veces antes de tirarme al agua e ir a visitar la mansión del otro lado.

Salí del agua y eche un vistazo por toda la casa, todo estaba igual que el día anterior, bueno casi todo. La tapa del órgano estaba bajada y encima había una carta, me acerque a mirar, como buena cotilla que soy, el sobre era en papel satinado, tenia el lacre en rojo, y por la parte de delante escritas en tinta roja unas letras.

PARA MADMOISELLE ALTHEA

Esto me sorprendió muchísimo, pero mi curiosidad pudo más que el miedo y la abrí…