Capitulo 9: Una bienvenida
Por fin llegamos, como nadie sabia que día llegábamos, no nos fueron a buscar pues no quería que Erik se agobiara, ya tendría tiempo a eso, cuando llegáramos a casa. Cogimos un coche de caballos y fuimos a casa de mi abuela. Llegamos, Erik estaba súper nervioso, creo que si lo llego a dejar solo, da media vuelta y sale corriendo, sabía que esto era algo nuevo para el así que le dije:
-Tranquilo, ya veras como todo va bien.
Subimos por las escaleras y grite
-HOLAA!
Y enseguida apareció toda la tropa… Eran 5 niños y los 5 perros de mis abuelos, vinieron corriendo y se agarraron a mi, sin percatarse de la presencia de Erik, el cual estaba muy tensó, se los presente, pero antes de nada, los organice.
- NIÑOS! – Grite – Formen filas – y se organizaron desde el mayor hasta el mas pequeño, y así fue como se los presente. La mayor con 9 años Rebeca, el siguiente Daniel con 7 años, luego Sara y Helena tenían 6, y Luís que tenia 4 – El es Erik, un amigo, ¿Si?
- Si – contestaron al unísono.
- Así que por favor me lo tratan bien, ¿De acuerdo?
- Vale – Y fueron todos a saludarle, los separe a todos, diciéndoles, que íbamos a dentro a saludar a los demás y que luego les daba una cosa que les había traído. Erik estaba muy angustiado y eso que solo le había presentado a los pequeños. Entramos, a la derecha estaba la cocina, donde estaba mi abuela cocinando.
-Hola abuela, el es Erik – dije señalando a mi izquierda, pero cual fue mi sorpresa que al mirar no vi a nadie, estaba detrás de mi, me separe y se lo presente – Erik mi abuela Maruxa.
Luego seguimos hasta el salón donde estaban el resto de la familia. Y se los presente, mi abuelo Andrés, mi madre Mari, mis tías Mar, Montse y Marta, mis tíos Andre y Ricardo y la hermana de mi abuela Lali, con sus hijos Richi y Noelia y su marido Miguel. Cada vez que miraba a Erik le veía mas aterrado, quizá era porque llegaba el momento de quitarse, el gorro y la bufanda, volví a la cocina, el pobre venia detrás de mi, a donde quisiera que fuese, le pregunte a mi abuela donde íbamos a dormir a lo que me contesto.
-Solo queda libre tu habitación…
-Vale.
Atravesamos el salón y subimos al piso de arriba, sonde estaba las habitaciones, la mía era la 1º puerta a la derecha. Una vez dentro se sintió seguro y me hablo por 1º vez, desde que habíamos llegado a casa.
-Althea… No me habías dicho que tu familia fuese tan grande.
No le conteste me limite a sonreírle, me acerque a el y le quite la bufanda y el gorro, yo creo que si llega a tener otro florero a mano me lo estampa en la cabeza.
-ERIK! – Le grite - ¿Quieres dejar de comportarte como mi sobrino de 4 años, Ya te dije en Paris, que nadie preguntaría nada ¿verdad, acaso yo te pregunte, no verdad, pues créeme que nadie va a hacer preguntas…
- Althea, no seas ilusa, todos preguntaran…
- Erik, por favor, conozco a mi familia, además, di ciertas instrucciones en la carta… Confía en mí, ¿De acuerdo?
- De acuerdo – dijo como de mala gana.
Bajamos al salón otra vez y…
