Capitulo 11: Un regalo

Durante el día siguiente, le estuvimos ayudando a mi abuela, con la cena, a las 10 de la noche ya estaba todo listo, solamente faltaba, que yo me cambiase la ropa, por una limpia. Subí a mi cuarto, escogí un pantalón, una camiseta y un jersey, me disponía a ponérmelo cuando Erik entro, fue a su maleta y saco de ella. Un vestido dorado, con su corsé y sus zapatos a juego y me dijo:

-Me gustaría que esta noche te lo pusieses…

No me dio tiempo a contestarle, lo dejo encima de la cama y se marcho. Comencé a ponerme el corsé pero como de costumbre, no me lo podía atar, menos mal que mi abuelita estaba en el cuarto de alado y me ayudo, me puse el vestido. Tenía escote de barco, era ajustado hasta la cintura donde se acababa el corsé y largo asta los pies, los zapatos eran dorados también y con algo de tacón, luego baje al salón, nadie se percato, nadie, salvo Erik, que me miro y subió a buscarme a la escalera. La cena trascurrió tranquilamente, entre risas y cotilleos, como era costumbre, cuando los más pequeños acabaron, yo me ofrecí a ocuparme de ellos, subimos, les puse el pijama a todos, pero en un descuido Rebeca se me escapó, fui corriendo detrás de ella, me pare a mitad de la escalera donde podía ver todos sus movimientos. Se acerco a Erik y le dijo:

-Tío Erik, ¿Nos lees un cuento?

El se quedo asombrado, no se si por la petición o por que le había llamado Tío Erik, el caso es que el se levanto y subió las escaleras detrás de la niña, fui detrás de ellos, Rebeca lo llevaba agarrado de la mano, lo guió hasta la habitación que compartía con sus primos; antes de seguir y entrar en el cuarto de los niños, pase por el nuestro y cogí debajo de mi cama el violín, que había sido de mi Bisabuela, el cual me había dado ella entes de morir, y fui al cuarto de los niños, Erik les estaba haciendo trucos de cartas, ellos miraban muy atentamente…

Llegue y puse orden…

-Hay que dormir, si no Papa Noel no os va a traer nada.

Entonces cada uno se metió en su cama, Rebeca, le volvió a pedir a Erik que les leyese un cuento, pero yo intervine.

-Mejor que os toque una nana… para dormir – Todos, gritaron que si.

Entonces fue cuando le di el violín a Erik, lo saco de su estuche con muchísimo cuidado, se puso a acariciar sus cerdas, aquello sonaba maravillosamente bien, me hizo un gesto para que yo lo acompañase con mi voz y así lo hice, en cuanto los niños se hubieron dormido, nos marchamos, volví a dejar el violín en su sitio y fuimos al salón. A media noche, fui arriba, baje los regalos de los niños y los coloque debajo del árbol, luego me despedí y me fui a dormir, estaba muy cansada del viaje. Me quite el vestido, me puse el pijama y me acosté, Erik no tardo mucho en subir.

Como era habitual, el día de navidad vino la caballería a despertarme, a las 7 de la mañana, solo que esta vez, le había tocado a Erik también. Bajamos con ellos, para que abrieran los regalos, cada uno tenia una etiqueta con el nombre del destinatario. Pero había uno que no era para ninguno de ellos, Sara lo cogio y se lo dio a su destinatario, el cual parecía estar bastante sorprendido.

-Vamos ábrelo.

Lo miro con curiosidad, era una cajita pequeña, la etiqueta la cubría casi por completo, la abrió con cuidado, como si temiese que se fuera a romper. Era una alianza de plata, con un grabado por dentro. "Althea y Erik. Friends Forever". Me miro sorprendido. Le di un beso en la mejilla y le dije:

-Feliz Navidad

Yo creo que era la 1º vez que le regalaban algo por navidad, se lo puse, le quedaba perfecto. Ya bajaba mi abuela, así que yo tenía libertad para irme a dormir otra vez, fue lo que hice, subí a mi cuarto, me metí en mi cama, pero mi intento de dormir fue en vano, puesto que al rato vino Erik.

-Althea, gracias por el anillo, no te tenias que haber molestado.

- No fue molestia, es un regalo a un amigo.

Le mire a los ojos le brillaban, era como un niño pequeño al que nunca nadie había querido y que ahora se sentía en familia y querido, era una sensación extraña la que yo tenia, algo difícil de explicar.